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Hola, bienvenidos a nuestro podcast Mujeres Hablando de Dinero. Mi nombre es Andrea y hoy nos acompañan Anabela y Mónica. Nuestra misión es empoderar a las mujeres para que experimenten una sensación de libertad y seguridad en su relación con el dinero. Hoy es nuestro primer podcast, nuestro primer episodio, y qué mejor que empezar este programa conversando sobre con quién hablamos de dinero. Bienvenidas Mónica y Anabela. Gracias, Andrea. Estoy demasiado emocionada de estar aquí. Finalmente, después de mucho trabajo, estamos las tres conversando en este podcast. Debería tener una botella de champaña en la mano, pero tengo un vasito de agua solamente. Pero bueno, celebraremos. Así que, bueno, mil gracias por estar aquí también ustedes porque me encanta compartir esto con ustedes dos. Gracias. No, gracias, gracias, gracias. Esto tiene muchísimo tiempo que lo estamos planificando, pero la emoción de finalmente estar live con ustedes y poder tener esta conversación. Gracias, Andrea. Bueno, me gustaría empezar lanzándoos una pregunta, pero antes os voy a compartir porque justo a finales del año pasado ING aquí en España sacó un estudio que ha hecho sobre con quién hablamos de dinero. Y en el estudio se compartía un dato que a mí me sorprendió y es que hay uno de cada cuatro españoles que no habla con absolutamente nadie de dinero. Entonces, me parece como un dato que es sorprendente, pero que cuando lo reflexionas un poco te das cuenta de que esto es así. Y reflexionando me doy cuenta de que es un tema también de educación, es un tema un poco tabú a nivel de sociedad. Y os quería preguntar, vuestra primera conversación de dinero, en tu caso, Anabella, ¿con quién fue? Bueno, yo diría que mi primera conversación de dinero empezó alrededor de los 15 años. Yo trabajaba, ayudaba a mi mamá en una tienda que ella tenía, que vendía joyas y sarsillitos y aretes y ese tipo de cosas. Y yo la ayudaba a ella en diciembre y cobraba los cheques, cobraba los clientes, envolvía. Entonces, como que ahí empecé a tener esas primeras conversaciones o ese primer encontronazo con el dinero a los 15 años. Luego, a los 17 años, mi familia decidió irse de Venezuela, que es el país de donde yo soy, y yo me quedé en Venezuela. Entonces, también tuve que encontrarme un poco con conversar sobre el dinero porque yo tenía un presupuesto y tenía que pagar, digamos, la luz, el teléfono, la comida, todo ese tipo de necesidades, yo las tenía que pagar y tenía que organizarme para eso. Entonces, para mí fue bastante fuerte, fue como, tú sabes, fue shocking porque tenía que sentarme a esa corta edad a entender todo este tema de dinero y evaluarlo cuando, bueno, como nadie me enseñó, no es que en el colegio me sentaron y me dijeron cómo es el presupuesto ni nada por el estilo, pero, bueno, mi mamá era bastante consciente y me sentó y nos explicaron que esto es, pues, lo que tenía que pasar cuando ellos se fueron. Entonces, yo te diría que yo, en mi caso, empecé a escuchar y a tener esas conversaciones de dinero a los 15 años. Qué bueno. ¿Y tú, Mónica? Pues yo, en nuestro caso, en el caso de mi familia, el dinero era algo que, desde que yo tengo uso de razón, se conversaba de una forma u otra. La referencia que el dinero no viene de las matas, no crece en un arbolito, el apagar la luz cuando sales de la habitación, tantas referencias a la comida, el cómo cuidarlo, ¿no?, sobre todo. Y formalmente, más formalmente, más con mi papá. Yo era la que, como en el caso de Anabela, yo acompañaba a mi papá. Mi papá tenía empresas de manufactura y yo lo acompañaba los fines de semana. Yo hacía inventarios con él. Entonces, todo ese concepto de cómo llega la comida a la casa fue desarrollado a muy temprana edad. Entonces, esas conversaciones, nosotros las teníamos, aunque no fuese muy específicas, pero yo, de chiquita, era la que se pegaba a mi papá para ir a todas estas actividades en fin de semana, ¿no? Entonces, muy temprana edad. Qué bueno. Es un poco un lujo, ¿no?, que tu padre te tomara en actividades de este tipo, porque desde pequeña puedes ver cosas que muchos niños no intuimos para nada. Totalmente. Interesante. Yo, en mi caso, sí que en mi casa siempre se ha hablado mucho de dinero en todos los aspectos, ¿no? Desde cuánto ganamos hasta… desde muy pequeña, ¿eh? El dinero que entra, cómo se mueve, si tenemos, si no tenemos, si podemos hacer esto, si no podemos. Siempre ha sido una conversación muy fluida en relación al dinero. Había otros temas, como el sexo, la religión, que en mi casa no se hablaba nunca, pero que dentro de casa sí. Lo que sí que veía, desde pequeña, es que, aunque dentro de mi casa sí que se hablaba de dinero, veía que en otras cosas no se hablaba, o sea, que había cierto tabú. Y después, donde sí que veía que no estaba bien hablar de dinero, era fuera de casa. ¿Vosotras, durante vuestra infancia, qué visteis respecto a cómo se veía el dinero o cómo se hablaba del dinero fuera de casa? Total, yo estoy como tú, o sea, dentro de casa, en ese núcleo, pues uno conversaba, uno tenía esas conversaciones de dinero, o de repente te voy a dar tanto dinero por la semana y tú sabías más o menos cómo administrarlo o lo que fuera. Pero cuando salías de casa, era muy inusual tener esas conversaciones con gente allá afuera. Y creo que todo esto, obviamente, viene por, bueno, muchísimas creencias con las que crecimos, pero es algo normal. O sea, la gente no salía y no sale todavía a hablar de dinero. La gente no salía de su casa o de su entorno, vamos a decirlo, seguro, cómodo, o safe, ¿verdad? No salía de su entorno para hablar con dinero con otras personas. Por ejemplo, esto me recuerda una estadística muy, muy impactante aquí en los Estados Unidos, de un estudio que hizo una institución financiera que se llama Power, que dice que uno de cuatro americanos considera que hablar de dinero es de mala educación. O sea, imagínense esto. Si una persona considera que es de mala educación conversar con el dinero, por supuesto que no van a conversar sobre el dinero porque no quieren ser vistos como una persona mal educada. Yo pienso, bueno, mala educación es que, no sé, me griten encima, me lancen un vaso de agua encima, pero nunca voy a asumir que es mala educación hablar de dinero. Pero fíjense la estadística cómo va, que es muy fuerte. Uno de cuatro personas aquí en los Estados Unidos no habla de dinero porque lo considera mala educación. Entonces, no me extraña para nada que tú, Andrea, en Europa vengas con eso y yo que crecí en Latinoamérica también venga con ese concepto. No sé, Mónica, ¿cómo lo ves? No sé, totalmente. Es impactante esa estadística y a mí me parece que, o por lo menos en el background, ese núcleo familiar lo hablas un poco más abiertamente, pero el núcleo familiar inmediato, mamá, papá, hijos o pareja, hijos, pero fuera de ahí tíos y primos, etcétera, cero conversación. Y de hecho, ya después de adultas, por ejemplo, yo tengo dos hermanas. Ya después de adultas, cuando cada quien anda con su pareja, ya como que esa conversación no sucede porque eso es ya para el próximo episodio, uno de los próximos episodios que vamos a estar grabando sobre estas conversaciones de dinero y la pareja, pero ya creas otro gap de información donde ya estoy con mi pareja, ya esa conversación de finanzas es con mi pareja, ya no es con mi núcleo familiar original, por decir, ¿no? Entonces es muy interesante. De hecho, uno de los libros que más se usa en este tema se llama La psicología del dinero. Vamos a estar dedicándole mucho más tiempo a este tema y vamos a profundizar mucho más este tema de la psicología del dinero porque de verdad que la forma en que tú fuiste criado y todo lo que tú viniste escuchando sobre el dinero, como decías Andrea, yo estamos en condición de irnos a Disney World o la vacación va a ser un staycation, como dicen acá en los Estados Unidos, o puedo comprarme el helado o el juguete o lo que sea. Ese tipo de conversaciones ya te van creando a ti una percepción de tu relación con el dinero, ¿no? Y entonces, si en tu caso tú no pudiste comprarte el helado pero a tu vecino le compraron tres helados, ya a ti te da una percepción totalmente diferente, ¿no? Total. Mira, yo estaba escuchando y me ha venido a la mente cómo yo aprendí que no podía hablar de dinero fuera de casa porque mis padres se cambiaron el coche, yo creo que debía, no sé, sobre los ocho años, se cambiaron el coche y, bueno, pues un coche bonito, estábamos todos muy contentos con el nuevo coche y mis padres en casa en algún momento comentaron que parte del coche lo habían pagado con ahorros que habían hecho para mí, ¿no? Y yo estaba súper contenta, o sea, me sentía muy orgullosa porque sentía que había contribuido a comprar el coche y para mí aquello era un orgullo. ¡Guau! Mira qué lindo. Pero un día cuando subieron dos amigas al coche nuevo que se lo enseñábamos y les fuimos a dar como una vueltecilla, les dije arriba del coche, toda orgullosa, que el coche lo habíamos comprado con mi dinero. Claro, la cara de perplejidad de mis padres fue como ¿pero qué dice esta niña ahora, no? Como esta renacuaja diciendo que ella ha comprado el coche. A ver, ¿por dónde dice estas cosas? Y allí me explicaron, oye, no, no, o sea, lo entendí, ¿no? Con lo que ellos me dijeron después que no podía hablar de dinero fuera de casa y me chocó mucho por eso, ¿no? Porque para mí era, yo le decía con orgullo y satisfacción de que he podido ayudar. Y la realidad de la que fuera se percibía como arrogancia, ¿no? Como algo de ¿qué va ahora esta mequetrefe? Exacto, esta niña. Y explicándonos ahora pensaba eso, ¿no? Cómo aprendemos en función de las reacciones que vemos. Porque una cosa es la teoría, lo que nos pueden decir, y luego cuando la contrastamos con las cosas que vemos en el día a día, ¿no? Porque es verdad que hablar de dinero es algo muy necesario porque si solo nos basamos en lo que vemos, que hacen nuestras familias, puede ser que no sepamos nada del dinero, ¿no? Entonces es muy importante empezar a tener nuevas conversaciones con nuevos entornos, ¿no? Empezar a salir de lo que hablábamos ahora del tabú social y empezar a hablar abiertamente. Porque si no, empezamos con las comparaciones, ¿no? Que nos llevan a esta idea de si aquel lo tienes porque yo no he sabido hacerlo, no me atrevo a preguntar, no puedo hacer preguntas directamente sobre tú cuánto dinero ganas, de hecho, en los entornos laborales, ¿no? Porque estábamos hablando dentro de casa, pero fuera de casa es otro tema, o sea, en los entornos laborales o con nuestros amigos cercanos tampoco hablamos de dinero, ¿no? Totalmente. Por lo menos mi experiencia, no sé, por ejemplo, tú Anabela, en entorno laboral, ¿habláis de dinero? Mira, no, es muy difícil y yo creo que muchas personas que nos escuchan van a sentirse bastante identificados, pero es difícil porque, a ver, uno nunca sabe en la situación que está el otro, ¿no? O tu otro colega o compañero laboral. Segundo, es difícil como preguntarle a alguien que esté en tu posición o un poquito, digamos, más arriba en la escalera laboral, ¿ok? Oye, ¿cuánto ganas tú? Esa persona le va a dar miedo decir cuánto gana porque no sabe si tú ganas más o menos que tú y basado en cualidades y basado en estudios y todo eso, es difícil porque la gente se siente juzgada, o sea, la gente le da miedo decir cuánto gana porque va a sentirse juzgada para bien o para mal, o sea, o no, ella gana demasiado dinero, o sea, no puede ser que gane tanto, o todo lo contrario, o como que no, esa persona no gana tanto dinero como debería ganar, ¿entiendes? Que esto es un tema que, además, Andrea, que te encanta, que lo vamos a hablar en otro episodio, del tema de cómo podemos negociar esos salarios, ¿no? Pero más allá de eso, es muy difícil, es muy difícil. Yo lo que creo que tenemos que hacer es, bueno, primero, educarnos mucho sobre cómo tener esas conversaciones asertivas con personas que creemos que podemos tener, ¿ok? Siempre podemos estar tocando un tema muy sensible. Entonces, es importante que si queremos empezar a tenerlas, bueno, nos entrenemos un poquito de cómo tener esa conversación, y para eso nace este podcast, para que las personas que nos escuchen hablen con nosotros de dinero, porque no lo vamos a juzgar a nadie. Aquí no venimos a juzgar a nadie. No tengan miedo de preguntar lo que sea, porque nosotras no nacimos con estos conocimientos y no naces ya de, tú sabes, de no estás en el hospital residencia y ya tú sabes cómo sumar y restar. No, bueno, lo mismo con esto. Entonces, es importante que sepan que hay que tener un aliado y esas personas somos nosotras, para que vengan y nos pregunten. Y dos, es difícil tener esa conversación y todavía pienso, como dice Andrea, opino que todavía está esa línea delgada entre hablar con un colega de cuánto ganas, uno gana. Yo me imagino que Mónica debe tener una experiencia parecida también o algo parecido. Totalmente, no, no, no, totalmente, totalmente. Es que el hablar de dinero, el traer el dinero a la conversación, puede ser un factor que te acerca a algunas personas y puede ser un factor que te aleja y que crea como que más distancia, ¿no? A mí me pasa, a mí me pasa muchísimo. De hecho, primero porque este es el medio en el que yo opero en mi día a día y tener esa conversación con mis clientes es muy natural, porque para eso me están contratando, pero tenerla con mis hermanas o tenerla con mis amigas o mis amigos o, de hecho, mis socios, es algo muy diferente, que implica otro tema que es esa delicadeza de lo que tú decías, Anabela, que es totalmente necesario manejar todas esas otras variables, ¿no?, para poder tener esa conversación. Yo tengo una, quiero no dejar de compartir una reflexión con todas ustedes que nos están escuchando, es que no estamos solas. Una de las cosas que nosotras hemos, en todo este proceso de venir y crear este podcast y toda esta serie de podcasts, hemos tenido muchas conversaciones con ustedes, nuestras oyentes, que han contribuido con todas sus experiencias y todas sus inquietudes, y una de las conversaciones o uno de los factores que siempre sale es que no estamos solas. Pensamos que somos las únicas que estamos pasando por esta situación, somos las primeras que no tenemos este tipo de conversaciones, no tenemos suficiente, somos las únicas que no tenemos suficiente educación o suficientes herramientas. Y la realidad es que no. O sea, ustedes ni nosotras estamos solas. O sea, tenemos toda una comunidad que, gracias a todas ustedes, es que este tipo de podcast, este tipo de información que le estamos compartiendo es útil, porque vemos que existe ese vacío, esa necesidad, esa, ¿cómo se llama?, esa posibilidad de agregar un valor a todas las vidas de nosotras. Me encanta. Es que la mejor forma de abordar un tema que es desconocido es haciendo preguntas. Aunque intuitivamente parece que no podemos hacer las preguntas porque está mal visto, realmente lo que necesitamos son entornos en los que nos sintamos cómodas para empezar a hacer preguntas y empezar a despejar algunas dudas. Porque a veces esta idea de que nos medimos por comparación y como se habla muy poco de dinero, no tenemos contexto sobre el que medirnos. Necesitamos empezar a crear contextos en los que se hable de dinero para que las personas seamos capaces de evaluar en el punto en el que estamos. Y nos atrevamos a hacer preguntas que de entrada puedan parecer simples, pero que nos sintamos tan cómodos para hacerlas sin ningún problema. Por eso, para nosotras es tan importante esta idea de crear este programa y sobre todo también de crear toda la comunidad que hay detrás, en la que vamos a ofrecer formaciones, eventos y va a haber muchísimas cosas. Nos tenéis que seguir en redes, en Instagram, Bimoneyology. Y hoy vamos a cerrar el tema. Se me han quedado algunas preguntas. Hay una que sabéis que me encanta y que vamos a abordar en un episodio íntegramente que es hablar de dinero con nuestras parejas porque aquí tenemos mucho que sacar. Pero para cerrar un poco lo de hoy, me gustaría saber qué os lleváis. Anabela, ¿tú qué te llevas? Wow, me voy a ver. Tengo demasiadas cosas. Yo pudiera quedarme aquí hablando por horas. Pero bueno, mira, me llevo varias cosas. Uno, es importante que sepamos que el 62% de los americanos o por lo menos de las personas aquí en Estados Unidos no hablan de dinero. ¿Y por qué quiero que se lleven ese número? Porque es una estadística bastante alta. Y eso significa que hay mucho trabajo por hacer y que hay muchas cosas por hablar. Entonces, me llevo esa estadística bastante alta de que hay gente allá afuera que no está hablando de dinero. Me llevo de que no tengamos miedo a ser juzgados y no tengamos miedo a tener estas conversaciones. Y para eso estamos aquí. Para eso, como dijo Andrea, creamos este espacio porque queremos conversar con ustedes y queremos ser esa persona con la que ustedes hablan de dinero. Y también me llevo, bueno, algo muy cómico que leí hace unos días fue que increíble que la gente prefiere hablar de muerte y de política y de otras cosas que de dinero. O sea, es como un miedo feroz a tener esta conversación. Entonces, bueno, si yo pongo todo esto en un pote, ya saben lo que pasa, ¿no? Mezclamos todo eso. Mi mensaje es que nos eduquemos, obviamente, y nos contacten para tener estas conversaciones. Para algunos incómodos, para otros no tanto. No sé qué piensa Mónica. No, sí, sí. Impactante lo que dice Anabella también. A ver, no estamos solas. No sientan que ustedes tienen un problema único. Este es el espacio que se ha creado justamente para compartir toda esa información, todas esas inquietudes, todos esos miedos, todas esas incomodidades con el dinero. El tema de la relación con el dinero, lo que dijiste, Anabella, el dinero es algo muy personal. ¿Por qué se puede hablar de la muerte de otro? ¿Por qué se puede hablar de política? Porque es algo como que neutral. Pero el tema del dinero es algo súper personal. Y tú también estabas hablando de una estadística. El 77% de los americanos quiere tener la conversación sobre el dinero. Entonces, existe no nada más a nivel de nuestras oyentes latinas y demás, sino que existe una gran necesidad también a nivel de Estados Unidos de tener esa conversación. Eso es increíble. Existe el deseo. Lo que falta es el entorno para que nos sentamos cómodos y seguros. Esperamos que sintáis que este va a ser vuestro entorno para hacerlo. Y para cerrar hoy, primero os quiero dar las gracias, Mónica y Anabella. Ha sido un placer, como siempre. Y antes de irnos, me gustaría lanzar a toda nuestra audiencia dos propuestas. La primera es que compartan el podcast con quien crea que le puede ser de utilidad y que tiene ganas de empezar a hablar de dinero. Y la segunda es que nos lancen la pregunta que siempre han deseado hacer sobre dinero, pero nunca se han atrevido a hacerla. Nosotras estaremos encantadas de responderla. Nos la podéis enviar a nuestra red de Instagram, en BeMoneyology, o al correo electrónico que encontraréis en la descripción. Muchísimas gracias. Me encanta, fabuloso. Me encanta esa pregunta. Vayan pensando y, por favor, definitivamente, mándenos estas preguntas que estamos ansiosas por contestarlas. Yo estoy ansiosa por contestarlas. Yo también la voy a pensar, porque imagínate, son tantas cosas que, sí, o sea, a ver, si no tenemos la respuesta, la vamos a buscar. Así que ustedes mándennos todas las preguntas que quieran. Gracias a ti, Andrea. Gracias. Gracias, chicas. Nos vemos prontito en el siguiente episodio. Chao. Chao. Subtítulos por la comunidad de Amara.org