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CREER Y VIVIR CON EL CÁNCER: AL ABATIDO UNA PALABRA DE ALIENTO
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CREER Y VIVIR CON EL CÁNCER: AL ABATIDO UNA PALABRA DE ALIENTO
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CREER Y VIVIR CON EL CÁNCER: AL ABATIDO UNA PALABRA DE ALIENTO
In times like these, I raise my voice and hands to God. I think about what I have left to live and how I can live it in a meaningful way. I seek a connection with God to turn the process of illness into a different, vital process. Life can be filled with joy and moments of happiness. There is a passage from the book of Job that reminds me to find hope in suffering. God saves the poor and gives refuge to the downtrodden. It is our mission to offer encouragement to those who are suffering, especially cancer patients. We must not lose hope or seek pity, but instead, grow in faith, hope, and love. God is present in our wounds, both physical and emotional, teaching us lessons for a deeper belief and understanding. God heals our wounds to lead us to a hopeful resurrection in Christ. We must grow, believe, love, hope, and serve others. It is our responsibility to care for the sick and offer our lives to God. It En momentos así levanto mi voz, levanto mi alma a Cristo. En momentos así levanto mi voz, levanto mis manos a Dios. Cuanto te amo Dios, cuanto te amo Dios, cuanto te amo Dios. El Cáncer, Pasión de Cristo, Pasión de Enfermo. Piensa en lo que te queda por vivir, que es mucho, y piensa en que lo que puedes vivir no puede ser de cualquier manera. Por mi parte he de buscar una sintonía con Dios que procure una sincronía vital con Él y convertir el proceso de enfermedad en un proceso vital diferente. La vida puede estar llena de alegría, de momentos de felicidad, de momentos de una serena certeza de una esperanza cierta. Hay un pasaje del libro de Job que siempre me ha situado ante el camino del sufrimiento. Él hace prodigios incomprensibles, maravillas sin cuento. Da lluvia a la tierra, riega los campos, levanta a los humildes, da refugio seguro a los abatidos. Así Dios salva al pobre de la lengua afilada, de la mano violenta, da esperanza al desvarido. Dichoso el hombre a quien corrige Dios, no rechaces la lección del Todopoderoso, porque Dios hiere y venda la herida, golpea y cura con su mano. Este pasaje me hace pensar en que todo puede ser un proceso de corrección vital, es decir, frenarte, parar y situarte ante tu pensamiento, en tus opciones vitales, tu vocación y tu compromiso con la fe. Y es desde la fe donde no paro de escuchar eso de que Dios da refugio seguro a los abatidos. La misión más clara del siervo de Yahvé es esa, saber decir al abatido una palabra de aliento. Fue la misión que asumió Jesucristo. Muchos pobres marginados, enfermos, están abatidos. Los enfermos de cáncer en su terapia se sienten muchas veces abatidos. Recobrar el aliento y no caer en la desesperanza es un gran reto para la persona que sufre esta enfermedad. Caer en la autocompasión o la búsqueda de la compasión de los otros sólo acompaña hacia una negación de las posibilidades de crecer, llenarte de esperanza y de amar la voluntad de Dios. Dios hiere y sana la vida. No hay que situarla en la compasión popular que nos deja anquilosado o paralizado ante lo que Dios quiere o no quiere. No creo que Dios juegue con nuestra vida enviándonos enfermedades para que aprendamos a vivir o a amedrentarnos para que creamos más y mejor. Quiero entenderla de otra manera. La entiendo como que Dios está presente en mi herida, en la exterior y en la interior. Todo nos muestra una lección de la que podamos aprender para vivir y para creer de una manera más profunda. Dios sana la herida. Quizás miremos más con inquietud e incertidumbre hacia el cuándo, pero hemos de mirar más hacia el para qué. Dios sana la herida. Dios sana la herida para encontrarte con la esperanza única de vida que Dios brinda para crecer en la esperanza de llegar a una feliz y plena resurrección en Cristo, para abandonar todo egoísmo y crecer en un amor más desinteresado y desprendido donde la voluntad de Dios está presente pero no lo dejamos todo en sus manos. A nosotros nos toca crecer, creer, amar, esperar, entregarnos, ejercer la caridad. Nos toca cuidar al enfermo, ofrecer la vida, atender a Dios. Ya llegará el momento del abandono y ofrecer la vida al Padre. Resulta difícil hablar de lo que cambia cuando te encuentras con la vida truncada. Resulta difícil presentar al Dios de la vida. Sin embargo, la vida con Dios es una opción bien sanadora de todo abatimiento. Al abatido Dios da siempre una palabra de aliento. Lo único que hay que hacer es tener los oídos bien abiertos. Amén.