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Alejandro Lazcano Quiroga Movimiento Social

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Movimientos Sociales en México.

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Transcription

The transcription discusses the social problems in Mexico, specifically focusing on the social movement of Ayotzinapa and the disappearance of 43 students. It explains the concept of a social movement and its importance in promoting social change. The disappearance of the students in 2014 sparked a widespread response from Mexican society, leading to protests and demands for justice. The transcription also touches on the history of forced disappearances and human rights violations in Mexico, highlighting the significance of the Ayotzinapa case. The research aims to understand why this particular event generated such a large-scale mobilization and why it resonated with the Mexican public. The trauma experienced by the society is explored as a key factor in shaping the collective response to the disappearance of the students. Buenas tardes, mi nombre es Alejandro Blascano Quiroga, actualmente curso el segundo cuatrimestre de la carrera de Derecho en la Universidad IEDEP, Campus Bochinango. En esta ocasión vamos a hablar de los problemas sociales de México. Mi tema específico sería el movimiento social de Ayotzinapa de los 43 desaparecidos. Pero al principio debemos saber qué es un movimiento social o para qué es un movimiento social. La posibilidad de ejercer los movimientos sociales dentro del Estado y sus relaciones de causa y efectos como fenómenos sociales de gran complejidad por lo que adquieren la necesidad de encontrar puntos de equilibrio dentro de un mundo globalizado y competitivo. Quedan más expuestas las prioridades y exigencias del ser humano dentro de su entorno, su desarrollo y desenvolvimiento cotidiano. Un movimiento social es un grupo no formal de individuos u organizaciones que tiene como finalidad el cambio social. Durante el siglo XIX el concepto de movimiento social estaba ligado a un tipo de cambio social particular a un fin específico, así como a una identidad en concreto y a un grupo social en particular. Para poder analizar diferentes tipos de movimientos sociales es oportuno tener un concepto general de lo que es un movimiento social, sus causas y cómo se representa. Cuando empezó a utilizarse a principios del siglo XIX, el concepto de movimiento social estaba ligado a un tipo de cambio social particular, revolucionario y aún específico la instauración de un régimen socialista o comunista, así como a una identidad en concreto, identidad de clase y a un grupo social en particular, la clase obrera. Así el mismo término engloba movimientos que se sitúan en muy diferentes contextos, en objetivos que se encuentran en esferas tan distintas como la cultural, la social, la política económica o personal, y cuya composición incluye a clases, sectores como obreros, campesinos, mujeres, estudiantes, vecinos y grupos étnicos. En su conceptualización más general los movimientos sociales son definidos como una forma de acción colectiva no efímera, en la cual un grupo más o menos organizado recurre a acciones extrainstitucionales a fin de promover o impedir ciertos cambios. Algunos ejemplos de movimientos sociales son el movimiento feminista, el movimiento ecologista, el movimiento obrero, el movimiento pacifista, la antimilitarista y actualmente se ha escuchado en la actualidad el movimiento social de Ayotzinapa de los 44 desaparecidos, que es el tema principal de que se va a exponer. La desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa en el 2014 dio vida a una amplia e inusual respuesta por parte de la sociedad civil mexicana. La pregunta que responde la investigación es ¿qué sucedió en esta ocasión? En solidaridad con los padres de los estudiantes desaparecidos, emprendidas en la Ciudad de México y de 70 entrevistas realizadas en la manifestación nacional el 26 de septiembre de 2015, que conmemora un año de la desaparición de los 43 estudiantes normalistas. En América Latina la desaparición forzada ha sido una estrategia ampliada para las distintas dictaduras militares para infundir terror en los ciudadanos y eliminar a los sujetos que se consideraban peligrosos en México, aunque nunca se vivió la experiencia de un golpe de estado militar desde la representación estudiantil en 1968 y la llamada guerra sucia en contra de las guerrillas. Las violaciones graves como la desaparición forzada, tortura y otros tratos crueles e inhumanos o degradantes se han transformado en un modus operandi que no se ha limitado en la actuación aislada de funcionarios, sino en un fenómeno de carácter generalizado y operado por los cuerpos de las instituciones de seguridad, grupos militares, organizaciones y crímenes. El Gobierno de la Secretaría de Gobernación Mexicana y los organismos independientes internacionales registran más de 20.000 casos de desaparición en el país, dando lugar a un movimiento inédito para el país. Este movimiento se caracteriza por una alta participación de ciudadanos que no se vinculan a ningún sector permanentemente organizado de los movimientos sociales u organizaciones formales. Los datos del Laboratorio de Análisis de Organizaciones y Movimientos Sociales del CIHCH-UNAM, que vale de la metodología de análisis de eventos de protesta, destacan que después de los acontecimientos de septiembre de 2014 hubo un incremento en los segmentos de protesta, habiéndose realizado después de esta fecha el 47% de las acciones colectivas de todo 2014, año que tuvo un incremento de protesta del 120% sobre la tendencia media anual. Esto nos conlleva a preguntar qué pasó en esta ocasión para generar una amplia movilización a lo largo de todo el país. La relevancia de la pregunta reside en el hecho de comprender por qué la sociedad civil mexicana no quiso ver la desaparición de los 43 estudiantes como un caso aislado más. Para contestar esta interrogante, considero necesario, en primer lugar, comprender cómo la sociedad mexicana ha enmarcado la desaparición forzada de estos jóvenes. Mi hipótesis inicia en que los hechos de Ayotzinapa originaron un proceso social de trauma colectivo, por lo tanto, me apoyaré en la propuesta de Alexander 2002, 2004 y 2016. Finalmente, utilizaré en el análisis de la acción colectiva. El texto se desarrollará de la siguiente forma, primero analizaré cómo determinadas emociones permiten enmarcar la desaparición forzada de los estudiantes como un trauma cultural colectivo. Segundo, apoyándome la literatura sobre emociones y protestas, examinaré el proceso de politización del trauma colectivo que llama a modificar la relación entre ciudadanos e instituciones públicas. Por último, en manera de conclusión, destacaré por la espiral de significados que destaca un trauma cultural colectivo para los hechos de Ayotzinapa, da lugar a una nueva narrativa social. El análisis, fundamentalmente en un diseño de investigación, fue sustituido por las etapas 1, el trabajo etnográfico, efectuado a lo largo de un año, septiembre 2014-2015, de manifestaciones realizadas en la Ciudad de México, lo cual nos permite comprender el papel de los participantes individuales, organizaciones y grupos como se estructuraban los diversos actores y que patrones de significados se repetían. Las 70 entrevistas realizadas a lo largo de la manifestación nacional del 26 de septiembre de 2015, que conmemoraba el año de la desaparición de los 43 estudiantes normalistas, entrevistaban a 46 mujeres y 24 hombres, de los cuales el 16% tenía 20 años o menos, el 28% entre 21 y 30 años y el 23% entre 31 y 40 años. De los 70 entrevistados, 64 declararon no pertenecer a ninguna organización o contingente presente en la marcha en el análisis de incorporar distintivamente las 70 entrevistas. En México, el 2 de octubre es una fecha de movilización social en la que se realiza una marcha conmemorativa por el masaque de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco. Ocurrida el mismo día de 1968 como todos los años, miles de jóvenes, asociaciones en defensa de los derechos humanos, colectivos sociales y otras organizaciones de sociedad civil se preparan a participar en dicha marcha en la Ciudad de México. El 26 de septiembre de 2014, un grupo de estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, en el estado de Guerrero, tomaron de manera pacífica algunos autobuses del Servicio de Transporte Público del municipio de Iguala, en el estado de Guerrero. En el mismo estado, con la intención de trasladarse a la Ciudad de México y participar en la movilización social del 2 de octubre, en la misma noche, los autobuses fueron interceptados por la Policía Municipal de Iguala y atacados con armas de fuego como resultado, siete personas murieron, uno de ellos fue desollado y le arrancaron los ojos, y 43 jóvenes entre los 18 y 23 años, hijos de campesinos pobres de la región, que estudiaban para ser maestros de primaria en alguna de las escuelas públicas rurales, fueron detenidos por policías y desaparecidos. Como hemos visto anticipado, la inseguridad y la violencia en México no iniciaron con la barbarie de Ayotzinapa. Antes y después de Ayotzinapa han ocurrido en el país graves violaciones a los derechos humanos, empezando por la masacre de Tlatelolco, cometida diez días antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos de la Ciudad de México en 1968. También la desaparición de personas en México es frecuente. Según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas o Extraviadas de la Secretaría de Gobernación, en el periodo de 2006 a 2014 se anunció la desaparición de 22,610 personas. Sin embargo, la desaparición forzada de los 43 estudiantes normalistas en septiembre de 2014 provocó la ola de protestas más importante por su número de extensión que se ha registrado en la historia reciente del país. En varias ciudades del extranjero también se presentaron protestas por el mismo caso. En la búsqueda de derechos normalistas se descubrieron escenas de fuerzas clandestinas en Guerrero y en otros estados de México. Entonces, si la desaparición forzada de personas y las violaciones en los derechos humanos son tan frecuentes y regularmente pasan desapercibidas o son olvidadas rápidamente, ¿por qué la brutalidad policiaca y las desapariciones forzadas de los 43 estudiantes despertaron protestas en una escala nunca antes vista? Estas son las preguntas principales que esperaron en esta investigación, cuyos resultados, como destaca Alexander2002,2004 y 2006, el trauma cultural no es algo que existe naturalmente, sino un proceso sociocultural construido por la sociedad en este trabajo, así como la propuesta del elemento traumático es utilizado como marco interpretativo. Es decir, son los mismos protagonistas quienes se describen como traumatizados. Esto sucede cuando el entorno individual y colectivo caen arrepentidamente de manera inesperada y desagradable. Sin embargo, la construcción del significado del trauma no es el resultado del evento, así como la desaparición de los 43 estudiantes. El resultado de un proceso más complejo entre las experiencias del dolor y el duelo es un hecho personal compartido del trauma que depende de la interpretación cultural que subyace a los procesos colectivos. Como destaca Alexander, en un mismo evento traumático, como es el genocidio de masas, puede ser interpretado de formas distintas con base en el contexto social e histórico, y solamente en algunas ocasiones del lugar al proceso social en el trauma cultural. Por ejemplo, en los años antes del holocausto del pueblo judío durante la invasión china en 1938, el ejército japonés masacró a más de 300.000 civiles en Aikín. El trauma por ese hecho nunca se extendió más allá del territorio chino, lo cual permitió que en Japón se desarrollara un proceso social de trauma cultural respecto a las víctimas de Aikín. De forma indiferente, las exposiciones públicas del holocausto hizo posible, por ejemplo, que el pueblo alemán desarrollara después de tres generaciones un trauma cultural basado en el sentimiento culpa y responsabilidad, pese a que muchos ciudadanos alemanes no tenían vinculación con el régimen nazi. Por lo tanto, el proceso de trauma cultural y la construcción y el significado del trauma son procesos dinámicos que varían en función de la cultura y el contexto socio-histórico. Por lo tanto, también en el caso de la desaparición forzada de los de Yoshinapa, así como destaca Alexander, lo que caracteriza la creación del estado traumático no es el acontecimiento en sí, sino su propia interpretación por parte de los sujetos ya que en el estado traumático puede ser atribuido a un fenómeno real o imaginario, a evidencia del enfoque psicoanalítico el cual subraya la dimensión inconsistente de las emociones del trauma, considerando que es la capacidad de la persona de crear, manejar, transformar sus emociones, la que determina la construcción simbólica del evento traumático. La interpretación que dan las personas de las emociones que emergencia en los eventos traumáticos, transforma también la imagen de las víctimas, como analiza Alexander en sus estudios, sobre el ocaso del pueblo judío, un elemento positivo de estado traumático es el proceso de la humanización de las víctimas, enfugar en lugar de ver a las víctimas judías de los nazis como una masa despersonalizada y caótica. La cultura popular occidental empezó a personalizar las indiferencias y de identificarlas claramente como seres humanos permitió a los occidentales no judíos por primera vez experimentar una intensa identificación emocional con los 6 millones de judíos víctimas del nazismo. Este proceso llevó a la gente a reflexionar sobre lo que sucedió y actuar en consecuencia como a declarar un entrevistado. No era este mundo, era otro entonces cuando esto pasa, cuando yo veo la foto que empieza a circular en las redes pensé que hablaban de otro México. Esto fue lo que más me dolió y me hizo llorar. Para combatir la deshumanización de la violencia ejercida sobre los estudiantes que se refleja en las palabras de este entrevistado, lo sacaron como animales, persiguieron como animales a los 43 estudiantes, emerge la necesidad de humanizar y personalizar a las víctimas. Eso posibilitaba que los estudiantes desaparecidos se transformaran en 43 rostros y nombres con 43 historias personales. Este proceso de humanización crea un sentido de identificación y lleva la ciudadanía a no olvidarlos y exigir justicia. El proceso de humanización de las víctimas además de contribuir a la emergencia del Estado que se sienten bajo amenaza defienden sus relaciones de soledad para compartir el sufrimiento de otros y abre la posibilidad de que en el mismo trama no se repita. De esta forma el evento que genera el trama experimenta un proceso de construcción política y simbólica. Para comprender por qué la desaparición forzada de los estudiantes de Yosinapa ha generado una respuesta inesperada en la sociedad mexicana, se ha propuesto analizar la respuesta a estos acontecimientos como un trama cultural colectivo. El proceso de reconstrucción del trama cultural como ya se ha explicado se caracteriza no solamente por la tragedia misma del evento sino por los significados de la sociedad a atributo de este evento y la interpretación de las emociones vinculadas. En el caso del movimiento de solidaridad con Ayosinapa, el trama cultural colectivo ha sido construido a través de una serie de procesos de designación tanto de las víctimas como de quien ha experimentado El trama por un lado, las emociones vinculadas a éste, ha conformado el sentido compartido colectivamente de una comunidad bajo amenaza y por el otro las emociones de la resistencia han determinado la identificación de las personalidades y han hecho emerger las demandas sobre la justicia y verdad de lo sucedido. Para finalizar, interpretar el evento traumático de la desaparición forzada de los 43 estudiantes de Ayosinapa como un trama cultural permite comprender por qué centenares de miles de mexicanos han roto la inacción social y han empezado a solicitar un cambio social. Como hemos podido ver, en México los eventos de Ayosinapa han creado una nueva narrativa social que guía por un lado la construcción simbólica y social de la realidad presente y de las expectativas futuras caracterizadas por una búsqueda de seguridad a través de la solidaridad y el sentido de comunidad y por otro el diseño de las relaciones con las instituciones caracterizadas por un sentido de desconfianza e injusticia. La nueva narrativa que emerge desde el evento traumático de Ayosinapa resulta importante para la sociedad mexicana pues ha permitido crear un puente entre eventos olvidados, la represión estudiantil de 1968, eventos violentos que han pasado desapercibidos, los miles de desaparecidos que hay actualmente en todo el territorio del país, necesidad de crear un futuro mejor. Pues bueno, esta fue mi exposición sobre el tema de problemas sociales del evento sucedido en Ayosinapa de los 43 estudiantes. Buenas tardes.

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