The transcription is a poem recited in a soft voice. The poem reflects on the beauty of slowness and acceptance of life's joys and sorrows. It describes the presence of a poem at the center of everything, the coldness of memory, and the search for meaning in everyday moments. The poem also touches on themes of eternity, light, and the fleeting nature of existence. The ending describes a loving game between two people, the passing of time, and the dreamlike quality of life.
🎵Jazz music plays🎵 🎵Jazz music plays🎵 🎵Jazz music plays🎵 🎵Jazz music plays🎵 El primer poema que le voy a recitar es a medio voz. Y dice, la lentitud es belleza, copio estas líneas ajenas, respiro, acepto la luz bajo el aire, ralo de noviembre, bajo la hierba sin color, bajo el cielo cascado y gris, acepto el duelo y la fiesta, no he llegado, no llegaré jamás. En el centro de todo está el poema intacto, sol ineludible, noche sin volver la cabeza, merodeo su luz, su sombra animal, sus palabras, cusmeo su resplandor, su belleza, sus retos, todo para decir que alguna vez estuve atenta, desarmada, sola casi en la muerte, casi en el fuego.
Un segundo se titula, es fría la luz, es fría la luz de la memoria, lo apenas entrevisto brilla con insistencia, gira buscando el casco de botella o el charco de lluvia. Tras cualquier puerta que se abre está la luna, tan grande y plana, tan fuera de lugar como si de un cuadro se tratara, óleo sobre papel, endurecido por el tiempo. Así cayeron en la mente formas y colores, casualidades, azar que anuda sombras, huercos en la alegra marmita donde los botones secuestran gozo y espanto.
Crece el yesho de un cielo mil veces lastimado, mil veces blanqueado, se borra el mundo y se vuelve a escribir hasta el último aliento. Sólo esto, eternidad aparente, miseria astilla de luz en la entraña del animal que apenas estuvo. Llegamos con un juego amoroso, las manos a la altura del aire, a dos o tres centímetros del vacío, no se mirará nada preciso, la polvareda que pasa y el esperado cortejo de plumas arrancadas al vuelo, la nubecilla rosada y tonta que ya no es, que cierra ojos y enlabre los, en la brevedad, opacidad de una luz que no se ve, y el sueño de pies de goma, de azules brillantes las estrellas recientes, párpados sobre párpados, labios contra labios, piel de morada sobre otra llegada irreluciente, con insistencia, gira buscando el casco de botella o el charco de lluvia.
De cualquier puerta que se abre está la luna, tan grande y plana, tan fuera de lugar como si de un cuadro se tratara, polo sobre papel, endurecido por el tiempo. Así cayeron en la mente formas y colores, casualidades, azar que anuda sombras, vuelcos en la alegra marmita donde barbarones se cuesta en gozo y espanto. Crece el yeso de un cielo mil veces lastimado, mil veces blanqueado, se borra el mundo y se vuelve a escribir hasta el último aliento.
Sólo esto, eternidad aparente, miseria astilla de luz en la entraña del animal que apenas estuvo. Ébamos con juego amoroso, las manos a la altura del aire, a dos o tres centímetros del vacío. No se mirará nada de preciso, la polvareda que pasa, el inesperado cortejo de plumas arrancadas al vuelo, la nubecilla rosada y tonta que ya no es, el cierra ojos y el abre los, en la bebedad, opacidad de una luz que no se ve, y el sueño de pies de goma, y azules brillantes las estrellas recientes, párpados sobre párpados, labio contra labio, piel de morada sobre otra llegada irreluciente.
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