LUNES XXVI TO

The Church celebrates the Holy Guardian Angels, pure spirits created by God to guide and protect us. They bring God's message to us and help us listen and obey His word. By following the angels' guidance, we can avoid obstacles and temptations and have a fulfilling life. We can commune with Christ by receiving His word and living according to it, preparing ourselves for communion in the Eucharist. The readings in Mass and receiving the Eucharist bring God's presence into our lives. St. Francis of Assisi understood the importance of obeying God's word and responded with immediate obedience. Obedience to God's word is necessary to recognize Jesus as our Lord and have a deep relationship with Him. The Franciscan brothers from Toledo greet us with peace and well-being, longing for the joyful obedience of St. Francis. Palabra de Vida hoy, lunes vigesimo sexto del tiempo ordinario, celebración de los Santos Ángeles Custodios, celebrando el tiempo de la creación al pan por la Palabra. Habiendo celebrado hace tres días a los Santos Arcángeles, hoy la Iglesia celebra a los Santos Ángeles Custodios, espíritus puros creados y enviados por Dios al lado de cada uno de nosotros para nuestra guía y protección por el camino que Dios nos señala. Los ángeles mensajeros de Dios, como el profeta o el evangelizador, tienen como misión llevar la Palabra a quien Dios ha tomado como su interlocutor. Para cumplir esta misión, el mensajero ha de procurar la realización de esta obra, ha de allanar los caminos de la escucha, para que la Palabra de Dios llegue al receptor escogido. La voz de los mensajeros de Dios trata de mostrarnos cómo evitar obstáculos y tentaciones para que podamos escuchar y obedecer para tener vida, y una vida en plenitud. Los ángeles, como mensajeros de Dios, orientan nuestra conciencia para que reconozcamos cómo podemos comulgar real y brudamente con Aquel que es la Palabra Eterna, a través de la escucha obediente de las palabras que Él nos dejó para iluminar nuestra vida diaria. Queriendo entrar en comunión con Cristo al acoger su Palabra y aprender a vivir según ella, es como mejor nos disponemos para comulgar a Cristo en la Eucaristía. Al pan se llega por la Palabra. Al Señor le recibimos y le comulgamos bajo la especie de la Palabra de Dios primero, y bajo las especies del pan y del vino después. Las lecturas de la Misa son luz para nuestra vida, y el Sacramento de la Eucaristía que recibimos en comunión es la presencia fuerte de Dios en nosotros para que podamos vivir cada día desde esa luz que nos despierta la Palabra. Francisco de Asís veía y sabía que el Sacramento del altar se consagraba a las mismas palabras de Jesucristo en boca del sacerdote. Por eso, para nuestro santo, obedecer a las divinas palabras será el único modo de acoger al Espíritu Santo por cuya presencia podemos también acoger a Jesucristo en la comunión eucarística de su cuerpo y su sangre, vivos y vivificantes. Sin obedecer a la Palabra de Dios no se reconoce Jesucristo como Señor. Y tampoco se puede alcanzar a gozar de una relación de intenso amor con el único que se nos ha dado bajo el cielo que puede salvarnos. Bien lo sabía Francisco de Asís, y por ello, respondía siempre a la Palabra de Dios que escuchaba con la obediencia inmediata. Desde Toledo, anhelando con hambre la obediencia con alegría de San Francisco, vuestros hermanos franciscanos os saludan con la paz y el bien.