This is a transcription of a religious message discussing the importance of the Temple of God and how Jesus Christ is now the living temple. It emphasizes the need to honor and worship God in spirit and truth, treating every human being with respect and dignity. The message encourages believers to let their light shine and not hide it, as they may lose what they think they have. The message concludes with a blessing from the Franciscan brothers in Toledo.
Palabra de Vida Hoy, lunes 25Âş del Tiempo Ordinario, celebrando el Tiempo de la CreaciĂłn. Al pan por la Palabra. Del profeta es darás. Todos los judĂos supervivientes se pusieron en marcha, los cabezas de familia de Judá y BenjamĂn, los sacerdotes y los levitas, es decir, todos los que se sintieron impulsados por Dios a ir a reedificar el Templo del Señor en JerusalĂ©n. Del Evangelio segĂşn San Lucas. Nadie enciende un candil y lo tapa con una vasija o lo mete debajo de la cama, sino que no ponen el candelero, para que los que entran tengan luz.
A ver si me escucháis bien, al que tiene se le dará, al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener. El Templo de Dios era el signo por excelencia que distinguĂa al pueblo de Israel de todos los pueblos vecinos. Cuando el Tiempo estaba destruido, el Arca de la Alianza, verdadero mascarĂłn de proa y doloarte de Israel, era guarecido en una tienda con toda la dignidad y solemnidad posible. Lejos de tratarse esto de cualquier forma de fetichismo religioso o supersticiĂłn, los creyentes rodeaban de honor todo lo que les hacĂa patente la presencia de YahvĂ©, porque eso significaba atributar honra y honor a Dios, tratando cuanto de Él habĂan recibido con la veneraciĂłn sacrosanta y adorante con que le habrĂan de tratar a Él de entrar en su presencia.
El Templo que reconstruyĂł SalomĂłn con todo el fasto con que los esfuerzos de su padre David le posibilitĂł, fue de nuevo destruido cuando en las guerras judaicas todo JerusalĂ©n fue arrasado por los romanos, en el Ăşltimo tercio del siglo I. A pesar de esto y para quien lo quisiera o pudiera reconocer, ya habĂa entonces en Israel un Templo unificado por Dios y no por hombres, un Templo vivo donde residĂa la plenitud de la Divinidad, Jesucristo. A Él, realmente presente en la EucaristĂa y en la Palabra de Dios hay que tributarle la honra y el honor que los judĂos suspiraban por poder tributar a Dios en el Templo que anhelaban construir.
Por Jesucristo todo bautizado es Templo de Dios. Por Jesucristo todo comulgante es hecho una sola carne con Él. Por Jesucristo esa es la dignidad de todo ser humano, sea cristiano o no, y Dios nos la revela para que llevemos una vida digna del Evangelio como hijos de Dios y templos del EspĂritu Santo, respetando y tributando a Dios la honra y el honor que le pertenecen por la forma de tratar con sacrosanto respeto a cada ser humano, pues todos hemos sido creados para llegar a ser uno con Jesucristo y participar de esa vida plena que todos perseguimos atentones.
Aprendamos a dar a Dios el culto en espĂritu y verdad que nos pide por el mimo, el cuidado y el respeto con el que tratamos a cada criatura del altar cĂłsmico que es la creaciĂłn, primando siempre a cada persona concreta con la que hayamos de relacionarnos. Esta es la luz que Dios enciende en nosotros para rasgar las tinieblas de los contravalores de la sociedad, no la ocultemos, jamás la extingamos, o si no, quizás se nos quite incluso lo que creemos retener para nosotros mismos.
Desde Toledo vuestros hermanos menores franciscanos os abrazamos con la paz y el bien.