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IV DOMINGO DE ADVIENTO

IV DOMINGO DE ADVIENTO

00:00-04:12

COMENTARIO DIARIO A LA PALABRA DE DIOS

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Transcription

The transcription is a religious message about the fourth Sunday of Advent and the importance of preparing a worthy dwelling for the Lord. It mentions the story of David being chosen by God and the role of Mary in conceiving the eternal Word. The message encourages us to follow Mary's example of humility and freedom to embody mercy in our actions and make the world a better place. It concludes with wishes for a Happy New Life and Merry Christmas. Palabra de vida hoy, cuarto domingo de Adviento, al pan por la Palabra. Del primer libro de Samuel. Ve y dile a mi siervo David. Así dice el Señor. ¿Eres tú quien me va a construir una casa para que vite en ella? Yo te saqué de los apriscos, de andar tras las ovejas, para que fueras jefe de mi pueblo Israel. Del Salmo responsorial. Cantaré eternamente las misericordias del Señor. Anunciaré tu fidelidad por todas las edades. Porque dije, tu misericordia es un edificio eterno. Más que el cielo has afianzado tu fidelidad. Y del Evangelio según San Lucas. En aquel tiempo el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret. A una virgen desposada con un hombre llamado José de Bastier Pérez David. La virgen se llamaba María. Es propio del tiempo de Navidad y del inicio del nuevo año llenarnos de nuevos propósitos, todos buenos. Y hacer promesas de cosas que o no sirven más que a nosotros mismos o ya deberíamos hacer. O al menos intentar esforzadamente, sin necesidad de prometerlas. Como el rey David, pero a nuestra medida. También nosotros le tratamos de construir una casa al Señor Dios, al niño que nos va a nacer. Releamos las palabras que le dirige Dios a David a través del profeta. Y apliquémoslas, porque salvo en lo de ser jefe del pueblo de Dios, bien nos calza ese zapato. A pesar de esto, se nos dice que preparemos un camino al Señor. Que allanemos sus senderos y enderecemos lo escabroso. Que preparemos en nuestra vida y en nuestro corazón un mullido y acogedor pesebre para el que nos nace. Entonces, construimos o no una morada al Dios del cielo que se humana con tan exquisita humildad como ardentísima caridad. Como David se lidera más adelante del episodio recogido en la primera lectura, se nos dice hoy a nosotros. Hemos de disponerlo todo para la llegada del Señor. Hemos de preparar lo necesario para ofrecerle una digna morada. Pero el modo de hacerlo no lo establecemos nosotros, con nuestros alicortos criterios a menudo tan materialistas. Sino que lo establece Dios y se nos muestra en María, la Virgen del Adviento, el Arca de la Nueva Alianza, la única morada digna del Verbo Eterno, el ser humano más parecido al cielo. Si el Señor no construye la casa en vano se cansan los albañiles. Las palabras de este Salmo nos dan una pista para saber mirar a María y ver en ella la palabra que hoy se nos revela. La Virgen estaba inundada y circundada por la gracia para gozar de una libertad tal que sólo su humildad superara. Así, humilde y libre, pudo y supo prestarse para concebir al Verbo Eterno y darle un rostro humano, sus propios rasgos, su propia faz, desde la que resplandece el rostro de la misericordia del Padre, la faz de Jesús. Tomando el Salmo responsorial de hoy, preparemos una digna morada al Niño Dios prestándole nuestros rasgos para que los Suyos se formen sobre los nuestros, prestándole nuestro vivir en humildad y libertad para concebir la misericordia que Él es y que inundándonos y circundándonos nos lleve a ser misericordia encarnada con todos. Así, seremos como su Madre, por darle luz en las obras santas que hagan el mundo un poco mejor y señalen el camino de la Navidad, el camino de la Encarnación a quienes nos vean. ¡Feliz Vida Nueva! ¡Feliz Navidad!

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