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En el Café Fukinari puedes volver al pasado. Eso sí, con condiciones. Por ejemplo, una de ellas es que el presente no se puede cambiar. Otra que puedes permanecer en el pasado solo hasta "Antes de que se enfríe el café"
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En el Café Fukinari puedes volver al pasado. Eso sí, con condiciones. Por ejemplo, una de ellas es que el presente no se puede cambiar. Otra que puedes permanecer en el pasado solo hasta "Antes de que se enfríe el café"
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En el Café Fukinari puedes volver al pasado. Eso sí, con condiciones. Por ejemplo, una de ellas es que el presente no se puede cambiar. Otra que puedes permanecer en el pasado solo hasta "Antes de que se enfríe el café"
The speaker, Vicente García Campo, talks about a special café in Tokyo called Café Funikuri Funikura. In this café, things happen before the coffee gets cold. The café allows people to travel back in time and relive moments they wish they could change. The novel by Toshikazu Kawaguchi explores this concept through four interconnected stories. The author is a contemporary Japanese playwright and filmmaker. The café is a place where people can revisit crucial moments in their lives. The stories in the novel highlight the longing to return to the past and the limitations of changing the present. The main message is that there is a space within ourselves that we can change, but we must do it before the coffee gets cold. Hola, ¿qué tal?, os habla desde la Bioteca Errante, Vicente García Campo, el herrabundo de las letras. Sí, ya sabéis, es el lector caminante sin destino fijo, al que sus pasos llevan de libro en libro y de poema en poema, del mismo modo natural que una abeja a su vuelo la pone de flor en flor. ¿Y a mí? ¿Dónde me ha dejado hoy mi vuelo literario? ¿A dónde me han conducido mis aletas de abejorro vagabundo y literato? Pues nada más y nada menos que a Japón, en concreta a su capital, Tokio, a una de sus cafeterías, a un café muy especial, al café... eso de momento no os lo voy a decir, pero si os diré que es uno de esos lugares que pertenecen más al pasado que al presente, más a la imaginación que a la realidad, pero que hacen que el presente sea algo más bello, más enternecedor, y que lo real se convierta en algo tangible, y no en parte de ese mundo irreal en el que nos ha tocado vivir. Por fuera es una de esas cafeterías que se puede encontrar en una callejuela, de Barcelona, o de Madrid, o de Valencia, o en cualquiera de nuestras ciudades españolas o europeas. Uno de esos cafés, de esos viejos cafés que siempre parecen a punto de cerrar, porque son de otro tiempo, pero que todos sabemos que sin ellos nuestro tiempo, nuestra época, empieza a carecer de sentido. Y este de Tokio es un café muy pequeñito, hay muy poquitas sillas y con suerte, si tienes mucha suerte, un par de camareras, nada más. Eso, y por lo que dicen los clientes que han acudido alguna que otra vez, sirven un café bastante bueno. Antes de desvelar el nombre más importante de este podcast, que es el nombre de nuestra cafetería protagonista, me gustaría hablarte un poco de su autor, del autor de esta novela, cuyo título es El enigmático antes de que se enfríe el café. Y el autor es, a ver si lo digo bien, Toshikazu Kawaguchi. Lo digo de memoria, la verdad es que me cuesta un poquito. Yo mentalmente, para mí es Toshi. Y yo creo que se va a quedar con Toshi para los amigos ibéricos. Espero que nuestro amigo Toshikazu Kawaguchi no se ofenda. Bueno, ¿y qué podemos decir de Toshi? Pues que es un autor japonés, que nació en 1971 en Osaka. O sea, nos encontramos a un autor contemporáneo. Es decir, básicamente es un poquitín más joven que yo. Y que es básicamente un hombre de escena. Mira, eso también coincide conmigo. Entre dramaturgo y cineasta. Aunque aquí lo hemos traído por su novela. Repito el título, Antes de que se enfríe el café. Kawaguchi escribió esta novela, sí, pero lo hizo a partir de la obra de teatro homónima. Y con ella ganó el premio teatro Sujinam. Que es uno de los más prestigiosos de su país. También consiguió, con esta obra de teatro, que se hiciera una adaptación cinematográfica. Y bueno, os preguntaréis, Vicente, el rabundo de las letras, dinos, ¿cómo se llama el café? Ay, pues el café tiene un nombre muy, muy, pero que muy sonoro. Se llama Café Funikuri Funikura. ¿Y qué es lo que pasa en este café? Pues en el Café Funikuri Funikura suceden cosas. Y todas, todas, absolutamente todas, antes de que se enfríe el café. Esa es la regla principal que debe respetar cualquiera que quiera acceder a esa silla especial que te permite volver al pasado. Y ahí está el gancho, el atractivo cebo, el extremo del anzuelo que nos hace asomarnos a las páginas de este grupo de cuatro narraciones. Porque a ver, ¿quién no desearía regresar a un momento determinado del tiempo? Aquella ocasión que marcó el rumbo de tu vida. O quizás, aquel momento en que quisiste pronunciar una determinada palabra, una frase, y no lo hiciste. Todos guardamos dentro un instante que pudo ser crucial. ¿O no? Eso, como vemos en la novela, también puede ocurrir. Un instante bello que deseamos recuperar y volver a vivir. Esa es la premisa con la que Kago Ashi, buen conocedor del interior, del alma humana, ha convertido una bella novela que consigue a través de cuatro historias autónomas, pero al mismo tiempo sutilmente entrelazadas entre sí, como vernos por lo profundo de las relaciones que propicie esa posibilidad de regreso a un tiempo que, en nuestra vida cotidiana, ya no existe, simplemente por ahí ha transcurrido, ha quedado atrás y no se puede recuperar de ningún modo. Pero esa posibilidad, la de regresar, abre nuevas puertas. Lo hace para el señor Fusagi, ha quejado de Alzheimer. Pero aunque su tiempo ha pasado y aunque su cerebro deteriorado lo sume demasiadas veces en las sombras, él, de vez en cuando, recuerda que debe entregar un sobre con unas palabras para su esposa. O Fumiko, que se olvidó tiempo atrás de hacer una promesa a su novio. Y la madre, que nunca verá a su hija. O quizás sí, quién sabe. El desencuentro de dos hermanas. Hasta que el reencuentro parece imposible, a no ser que tenga lugar en el pasado. Puertas que se abren, que el lector atrapado en sus propias expectativas cruza, pero que siempre conducen a otro lugar y nunca al presente, pues el presente, esa es otra de las reglas, no puede cambiar. Podemos viajar al pasado, pero no podemos cambiar el presente. Ese viaje al pasado no lleva un tiempo ya vivido, aunque los actos se repitan y las personas vuelvan a encontrarse. Lo que hace, en realidad, es transportarnos a un espacio de nosotros mismos que no conocíamos. Y ese, para terminar, es el gran logro de Toshi, de Toshi Kawaguchi. Enseñarnos que ese lugar existe y que está dentro de nosotros. Y que eso es lo que podemos cambiar. Eso sí, siempre, antes de que se enfríe el café.