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La Paternidad de Dios _ Pr Omar Olier .TDA

La Paternidad de Dios _ Pr Omar Olier .TDA

TIEMPO DE ADORARTIEMPO DE ADORAR

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The speaker talks about the importance of honoring and praising God as our heavenly Father. They emphasize the role of fathers in families and the consequences of not having a father figure. They also discuss the concept of God as our Father and the love and care He provides for us. The speaker encourages listeners to embrace their identity as children of God and to let themselves be loved by Him. Ven ahora sobre este lugar y sobre cada vida. Te harán contra ti, pero no te vencerán, porque yo soy Jehová tu Dios. Puedo darte gloria, honra y alabanza. Digno eres, Señor, que todos tus hijos te alaben. En todas partes del mundo, en este día, Señor, tan especial, te damos a ti toda la gloria, toda la honra y toda la alabanza. Ahora y siempre, amén y amén. ¡Oh, impresionante! Gracias, Señor. Gracias, Jesús. Gracias, mi Rey. Gracias, mi Dios. ¡Alábelo! ¡Glorifíquelo y salvelo! Gracias, Señor. Bendecimos tu nombre. ¡Feliz día, papá! Y a todos los futuros papás. Así que quisiéramos que todos los hombres de la iglesia levanten sus manos, sea padre o futuro padre, manos al cielo, queremos bendecir. Padre celestial, en este día queremos honrar a todos aquellos que han formado una familia y tienen la responsabilidad de la paternidad. Padre a los futuros, a sus hijos, a sus nietos, que también van a formar una familia que tú los bendigas con la bendición del cielo y coloques un corazón de paternidad, que no sólo tengan hijos, sino que se hagan cargo de sus hijos. Queremos bendecirlos y soltar sobre ellos la bendición del cielo, que todo aquel padre que es honrado tiene promesa de vida eterna. En el nombre de Jesús, amén y amén, amén. ¡Excelente! Gracias, Señor. Pueden tomar asientos. Decirle al que está al lado, qué bueno que estés acá. Yo saludo a toda la gente de Canal Luz y a todas las redes, le decimos feliz Día del Padre. En todas partes que están llegando, nuestras serían que Dios los bendiga. Gracias por sus saludos, gracias por su cariño, su amor, su aprecio y por tener la bendición de que nosotros somos padres espirituales. ¡Qué bendición! Y qué bendición tener un pastor. ¿Sí o no? ¡Qué bendición! ¡Mamma mía! ¡Qué bendición es tener alguien que te ayude, te guíe, te inspire, te anime, te bendiga! Eso es un pastor. Así que gracias a todos y gracias a esta familia enorme que Dios nos ha dado, no sólo aquí sino por todas partes. ¿Amén? OK. Hoy quiero tocar el tema de la paternidad de Dios. Vamos a hablar de Dios como Padre. Así que a muchos se les va a sanar el corazón en esta noche y a muchos se les va a dar revelación espiritual a sus vidas y van a empezar a caminar en la tierra no como seres humanos sino como hijos redimidos por el poder de la sangre de Cristo donde el Señor les ha dado potestad de ser hechos hijos de Dios. Esta generación es una generación muy difícil, muy compleja porque lo que falta en el mundo entero es la autoridad y ella se rige por lo que Dios ha establecido la cabeza, el Padre. El que tiene la autoridad es el Padre y como Padre también es sacerdote y como Padre también es proveedor y como Padre también es guía, es líder, es inspirador. Pero no vamos a hablar del Padre terrenal, vamos a hablar del Padre celestial. Pero quiero que sepan las consecuencias que tiene un hombre, una mujer que no tiene Padre o que nunca conoció a su Padre o que ha tenido un problema con la paternidad y por eso no lo ha honrado y no honrarlo significa que se le cierran los cielos y las bendiciones a su vida. Así que hay mucha gente en esta generación tan particular donde falta la honra al Padre y esto es un gran mandamiento. Honra a tu Padre y a tu Madre y tendrás larga vida y serás bendecido y serás prosperado solo por honrar a la cabeza, a la autoridad. ¿Qué ocurre con aquel que no tiene un Padre? Bueno, es un huérfano. Imagínate andar en la vida sin una cobertura, un huérfano y si no conociste a tu papá es algo más grave. En el campo se le dice huacho, o sea, alguien que no tiene Padre. En la Biblia se lo llama bastardo, o sea, alguien que no tiene quien se haga cargo de su vida. Así que en el planeta Tierra el área de las sensibilidades y las emociones es grandísima y quien no tiene Padre nace inseguro. Tiene miedos, no tiene estabilidad y lo más triste, no tiene identidad. Pero tiene un apellido, sí, pero al no tener el Padre o la ausencia del Padre no sabe el rumbo de su vida. Así que puede tropezar muchas veces y de hecho todos los hijos que no tienen Padre tienen dificultades físicas y una gran cantidad de problemas psicológicos. Pero en esta noche no voy a hablar del Padre terrenal, voy a hablar del Padre celestial. Y si en la Tierra tenemos todos estos problemas y más por un Padre terrenal, ¿cuánto más si nos falta el Padre? El Padre celestial al cual has venido a alabar, a adorar, a exaltar, a engrandecer, a bendecir, a darle lo mejor de ti, lo mejor. Un gran aplauso al Padre, vamos. Gracias Señor. Mi Padre celestial es el que me ama y te ama a vos. Pero también es mi proveedor, es mi protector, es mi guía. Es el que se hace cargo de todas mis necesidades, de las más pequeñas hasta las más grandes, de las imposibles y de lo que aquello no me puedo imaginar, Dios me dice, hijo, hija, yo soy tu Padre y te mostraré el camino que debes andar. Y si no hay camino, abriré caminos para ti. Abriré caminos en el desierto, caminos en la soledad. Ese es mi Padre. Y en esta hora quiero que te concentres en la paternidad de Dios para tu vida. Porque Jesús en todo su ministerio nunca habló de otra cosa que no sea del Padre. Jamás lo mencionó como Dios, jamás dijo Jehová o Shabé o Adonai, que eran los nombres comunes en todo Israel. Siempre le dijo Padre. Y cuando la multitud se acercaba o cuando los discípulos le preguntaban, Él solo decía, estoy aquí para hacer la voluntad del Padre. No hago otra cosa que el Padre no me diga. Y cuando los apóstoles veían a Jesús orar, escuchaban oraciones distintas a los religiosos y a los fariseos del templo, porque cuando Él oraba decía, Padre amado. Y los apóstoles le dijeron, enséñanos ese tipo de oración, esa forma íntima que vos tenés con Dios. Y Él le dice, con el Padre. Sí, con el Padre. Entonces ustedes cuando oren van a decir así, Padre nuestro que estás en los cielos santificados, sea tu nombre, vénganos, tu reino y hágase tu voluntad, como en el cielo también aquí en la tierra. Y los discípulos quedaron impactados, porque Jesús presenta el Evangelio del reino de nuestro Padre, porque el Padre tiene hijos. ¿Qué tiene el Padre? ¿Hay algún hijo acá de Dios? ¿Alguna hija que mueva la mano diga yo acá? Muy bien, muy bien. Entonces el Padre tiene hijos, y lo que quiso Él establecer desde el primer hombre, la primer familia, Adán y Eva, es hijos para tener una gran familia de la fe. ¿Están escuchando? Él lo que quiere tener es una gran familia. Como se ha festejado el Día del Padre en el día de hoy, y han dado besos, abrazos, regalos, y han dicho tantas cosas lindas del Padre, que por ahí no son, pero los hijos la agregan, ¿viste? Sos el mejor Padre, y es mentira. Hay otros mejores que vos. Pero como te aman, como te quieres, hay una palagracia que dice sos el Padre más grande, y no es así, son todas mentiras. Pero como es el Día del Padre, le quieren regalar esas cosas tremendas. Así que si recibió un par de medias, póngaselas. Si recibió pantuflas, póngaselas. No son regalos muy lindos, porque cuando se te dan pantuflas, es porque estás cerca de partir. Sí, sí. Cuando te empiezan a regalar bufandas, ¿viste? Y gorritos para la cabeza, y culobres de lana, están considerando que te van a disfrutar estos años que quedan de vos, que puede ser uno, dos o tres. Pero usted todo lo que le regalen, usted diga recibo. ¿Cómo tiene que decir? Recibo. Eso es lo mejor que usted puede hacer. Y la verdad es esta, cuando nosotros nos casamos y tuvimos nuestros hijos, nadie nos enseñó a ser padres. O sea, nadie usó una universidad para la paternidad. Simplemente vinieron los hijos, y yo tenía 21 años, y digo, uy, soy padre. Padre, ¿qué es ser padre? Y bueno, a trabajar, a darle comer, a darle educación, y eso es lo que nos enseñaron nuestros padres, que eso era ser padre. Pero en realidad es mucho más, es mostrarle al hijo el rumbo de la vida, no es como le dicen sus compañeritos de la escuela o de la universidad o lo que él cree. Porque cuando uno ya tiene 20, 25 años, dice, viejo, la vida es otra cosa, vos naciste en otra generación. Y el viejo dice, nací en otra generación, pero la vida es así. No se puede vender gato por liebre, la vida es así. Y el padre, aunque sea viejo, el padre tiene cana, y por alguna razón la tiene, y se llama sabiduría. Se llama sabiduría. Se llama conocimiento. Se llama inteligencia. Se llama etapa vivida. Etapa... Etapa vivida. Pero hablemos de vos. ¿Qué te parece? Vos sos su hijo. Alguien levantó la mano acá, ¿no? Ok, voy a hablarle a los hijos de Dios. Si hay algún primo o pariente, quédate en la butaca, igual que te va a venir reviento. Pero este mensaje es para los hijos de Dios. ¿Usted está contenta con ser hijo de Dios? ¿Están contentos allá arriba de ser hijo de Dios? Buenísimo, yo estoy más que feliz de que él es mi papá. Y que cualquier cosa que le pida el padre, el padre me lo dará en el nombre de Jesús. Cuando yo hablo sobre este tema, hablo sobre algo que va más allá del conocimiento. Porque cuando Dios nos creó, sopló sobre nosotros aliento de vida. Y nos creó a su imagen. ¿Está conmigo hasta aquí? O sea, igual a Dios. A su imagen y semejanza. Y se nos dio autoridad para gobernar y sojuzgar y esto y aquello. Pero el hombre se alejó de Dios y Dios tuvo que redimir a toda la humanidad con su propio hijo. Y por su gran amor sacrificó a Jesús para salvarte a vos como hija y a vos como hijo. Y a todos los que nos están mirando, los hijos del Señor, hemos sido redimidos por el amor de Dios. Así que Jesús tuvo que enseñarle a los discípulos, a la iglesia, que Dios es nuestro Padre. Dios es nuestro Padre. O usted sea vergüenza del Padre que tiene. ¿Está contento, sí o no? ¿Cuántos están contentos del Padre que tiene? Muy bien, den un gran aplauso entonces. Él es mi Padre. Él es tú. Él es tu Padre. A ver, ¿qué entendemos por esta definición de Padre? ¿Qué es la paternidad de Dios? Es el amor eterno y la responsabilidad que el cuidado de Dios tiene para con nosotros. Cuando nos dejamos amar por Dios, conocemos la plenitud de la vida. Cuando nos dejamos amar por Dios, conocemos la vida completa como es. Pero mientras no nos dejamos amar, pero sí dejamos que Él haga cosas y que son importantes, como bendiciones, como promesas, como pactos, como esto, como aquello. Eso está genial. Pero Dios se quiere revelar a mi vida y a la vida tuya como Padre. Y quiere, Dios, que vos puedas experimentar su amor. Y vos le vas a dar tu amor al Padre. Y muchas mañanas se vas a levantar y vas a decir Padre amado. ¿Cómo vas a decir? Padre amado. Padre amado. Y vas a empezar a experimentar el amor eterno de Dios con todos, pero con vos. Y si llegás a esa intimidad, que la vas a llegar, creo que esta palabra va a llegar a tu vida, vas a conocer la plenitud de la vida. No algo, sino todo lo que Dios tiene para vos, como hija, como Hijo de Dios, aquí en la tierra y luego allá en los cielos por toda la eternidad, porque ha preparado un lugar para vos, ha preparado una estancia para vos, ha preparado lo mejor del cielo para los que le aman, que son sus hijos, que sos vos, que somos nosotros. Amén. Escuche la palabra, que es importante para que usted imprima ese amor divino sobre su ser. ¿Qué ocurre con aquellos que sí lo reconocen como el Señor? Dios es nuestro Padre, manifiesta su paternidad a través de su amor, su gracia, su bondad, su fidelidad, su consuelo, su amparo y todas sus bendiciones, sean físicas, materiales, espirituales, el toque que necesites Dios lo tiene porque es tu Papá y quiere decirte en esta noche que todo lo que tiene en el cielo también te pertenece a vos, porque Él te ha dotado como Hijo de Dios y quiere hacerte entender que quiere hacer llegar lo que está allá a sus hijos. ¿Usted es su hija? ¿Usted es su hijo? Está descendiendo lo que el Padre tiene como regalo a los hijos que están conectados con Él. ¿Usted está conectado con Él? Su amor, su gracia, su bondad, su misericordia, todo lo que es el carácter santo de Dios. Así que aquí tiene algo del carácter, es mucho más por supuesto, algo del carácter santo. En otras palabras, entendés que no hay manera que este Padre te pueda abandonar. No hay manera que este Padre te pueda dejar. No hay manera, no hay manera que este Padre se pueda olvidar de vos. No hay manera que este Padre no te pueda sustentar. No hay manera que este Padre no te pueda liberar. No hay manera. Es tu Dios, tu Papá, tu Señor, tu Rey, el Todopoderoso que sustenta los cielos, la tierra, pero tu vida en persona. Tu vida en persona porque quiere que le relacione una relación íntima con tu vida. Tenemos palabras de Dios para todos aquellos que lo reconocen. Vamos a la Biblia, Salmo 112, verso 1. Bienaventurado el hombre que teme a Jehová y en sus mandamientos se deleita en gran manera. Su descendencia será poderosa en la tierra. La generación de los rectos será bendita. Bienes y riqueza hay en su casa y su justicia permanece para siempre. Amén y amén. ¡Gloria a Dios! ¡Vamos los hijos, vamos los hijos! Griten, alaben, exalten. Esto es para los hijos, los que en esta noche dicen yo reconozco que mi Dios es mi Padre. Y cuando usted dice esto y manifiesta su amor al Padre Eterno, entonces Dios te dice, mirá, te voy a levantar, te voy a bendecir, te voy a prosperar, te voy a enriquecer, pero te voy a poner como cabeza y voy a colocar los bienes de tu vida, los bienes del cielo a favor de la tierra, porque me has declarado que yo soy tu Papá, el Todopoderoso. Por lo tanto, te irá bien ahora, mañana y siempre. ¡Vamos iglesia! Te irá bien ahora, mañana, mañana y siempre. ¿Por qué? Porque tengo un sello, yo tengo un sello y usted tiene un sello. Somos sellados como propiedad de Dios. En la antigüedad esto era muy común, cuando se vendía una mercadería se colocaba el sello y en ese día o en este tiempo, en el siglo XXI, es la marca y es la empresa la que ha producido y ha creado ese producto y lleva su marca. Nadie puede poner otra marca de esta y usted está sellado como hijo de Dios. Cuando camine por Mar del Plata, por Argentina, por el mundo, el cielo va a decir, ahí va un hijo de Dios. Pero luego los demonios, que te ven sellado como propiedad del cielo, dicen a esta persona, hablando entre los demonios, porque los demonios están endemoniados, y dicen, no podemos tocar ni un cabello, porque está sellado como hijo de Dios, es propiedad del cielo, no se lo puede tocar. ¡Ahí tiene que aplaudir, vamos! ¡Gloria a Dios, sí señor! Propiedad del cielo. Así dice la Biblia, así dice la Biblia, San Juan 1.12, la condición de ser reconocidos como hijos de Dios. Más, a todos, ¿a cuántos? A todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, el Padre les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. Esto se pone fuerte, ¿eh? ¿Para quién es este versículo de ahí? Si hay hijos, diga, es mío, lo recibo, lo recibo, y declaro en esta noche, conforme a la Biblia, que yo soy hijo de Dios, y tengo potestad en toda mi vida de invocar su nombre, y el cielo gobernará la tierra, y mi vida está en sus manos para siempre. ¡Amén! ¡Y amén! ¡Eso! ¡Excelente! Potestad, quiere decir, no hay demonios, no hay ángeles, no hay ninguna cosa creada, visible o invisible, que pueda anular esto que está en vos. Así que vos sos un tesoro viviente del cielo acá en la tierra. Tenés el sello de hijo y ahora tenés la potestad, quiere decir, gobierno para juzgar, porque Dios te ha establecido como su representante en la tierra. Quizás muchas personas que van a la iglesia, esto todavía no lo han evaluado, porque creen que creen en Dios, pero no llegan al nivel de hijo. No, usted es un hijo. ¿Qué es usted? Un hijo de Dios. Y no solo hijo, sino participante de la naturaleza divina. Todo lo que Cristo hizo, ustedes lo pueden hacer, y obras mayores van a ser en mi nombre. ¡Van a ser en mi nombre! ¡Eso! Participante de la naturaleza divina. ¿Eso quiere decir que soy Dios? No, no, vos sos un portador de Dios. No sos Dios, pero Dios puede hacer milagros a través de tu vida. Lo voy a repetir porque por ahí no... No sos Dios, pero Dios, que está dentro tuyo, puede hacer milagros a través de tu persona, a través de tu vida. Puede salvar, puede sanar, puede operar geniales, puede operar maravillas, te puede engrandecer, porque aquí mora el Señor. Este cuerpo se llama templo y morada del Espíritu Santo. Y ese mismo Espíritu que tenía Jesús, lo tienes vos y lo tengo yo. Así que se va a manifestar la divinidad de Dios. En algún momento de esta semana, de este mes, antes del fin de año, alguien va a pedirte que ores por él. Y vos en ese momento, con la divinidad que tenés en tu ser, el Espíritu Santo, pondrás las manos sobre esa cabeza o sobre sus manos y soltarás vida. Resurrección y vida. Y la gloria de Dios pasará por tu vida. Y llegará esa persona y va a quitar todo lo que el diablo ha hecho, se cortarán las cadenas, se cortarán los juicios, se cortarán las maldiciones, se irán las plagas, se irán las pestes, se irá toda basura, toda inmundicia, será echada fuera. Será echada fuera. Y la divinidad de Dios pasará por tu vida y por tus manos. Y la persona que sea tocada por un Hijo de Dios que está acá, que tiene la divinidad y la potestad de ser hecho Hijo de Dios, tiene de parte de Dios todo el respaldo para que usted le sea testigo hasta lo último de la tierra. Usted será respaldado por todo el cielo. Amén. Ahora, ¿qué pasará si alguien le pide oración y usted simplemente le dice, sí, sí, bueno, vamos a orar en la iglesia, vamos a orar? Usted está negando su divinidad, pero está frenando al Padre que sea glorificado. Porque cada milagro que Dios haga de acá, fin de año, no es para tu gloria, es para la gloria del Padre. Es para la gloria del Padre. ¿Está entendiendo, iglesia? ¿Está recibiendo la palabra? No le diga a la persona, sí, vamos a orar, vamos a ponerte una cadera de ayuno y oración. No, no, usted es Hijo. A usted se le da potestad de ser hecho Hijo de Dios. Y lo que ese Hijo diga, en el nombre de Jesús, el Padre lo va a respaldar. Así que estoy tratando de que usted entienda su identidad. Es una generación con problemas de identidad. Acá Dios está diciendo, sos mi Hija, sos mi Hijo, te doy potestad, hay divinidad en tu vida, liberá tu potencial, dejá que el Espíritu Santo se manifieste. Amén. ¿Cuántos quieren experimentar un avivamiento en su vida? Libere el Espíritu Santo. Acuérdese de Pedro que entraban al templo y había un mendigo y Pedro no tenía ni plata ni oro. ¿Viste que ahora se dice no hay plata? Bueno, Pedro dijo lo mismo. Así que este eslogan hace dos mil veinticuatro años se lo robaron a Pedro. Pedro dijo, no hay ni oro ni... ¡Pero lo que tengo! ¿Lo que tengo, iglesia? Lo que tengo te doy. Tengo a Cristo acá, tengo al poderoso, tengo al glorioso, tengo el que hace milagros, tengo el que hace señales, tengo el que hace maravillas, tengo a Dios, tengo a Dios. Lo que tengo, lo que tengo te doy. Le dije en el nombre de Jesús, levántate y anda. Y ese hombre empezó a saltar y a glorificar a Dios y todo el mundo le quería preguntar qué era lo que había hecho y Pedro dice, lo que yo soy, soy hijo de Dios, soy siervo de Dios. Le dije en el nombre de Jesús, levántate y anda. Y el milagro empezó a actuar. Hijos, hay milagros que están esperando entrar en acción. Y usted puede decir lo mismo que Pedro, aunque muchos de ustedes tienen plata, pero Pedro no tenía plata. Usted le va a decir, tengo plata, te voy a dar plata, pero antes de darte plata, te voy a dar algo mucho más grande. En el nombre de Jesús, recibe bendición. En el nombre de Jesús, recibe bendición. En el nombre de Jesús, en el nombre de Jesús, este es un mensaje para los hijos sobre la paternidad de Dios. En el nombre de Jesús, lo que tengo, lo que tengo te doy. Así que no se preocupe si es un cáncer, una ceguera, una parálisis, el problema que tenga esa persona, usted adentro tuyo tiene al que todo lo puede. Este es un mensaje para hijos. Si usted se considera un hijo, esta palabra es suya. Diga, esta palabra es mía. Cuando usted vea la necesidad, libere al que tiene adentro. ¿El que tiene adentro tiene limitaciones? Voy a repetir. ¿El que tiene usted adentro tiene limitaciones? Entonces, actívelo. No tengo plata, no tengo oro, pero lo que tengo te doy. En el nombre de Jesús, recibe. Y la persona que está endemoniada se va a liberar. Y si está enferma, se va a sanar. Y si está cautiva, se va a liberar. Y el problema que tenga el Padre, lo va a solucionar. Amén. Vamos, iglesia. La bendición de su paternidad. Y yo seré su Padre, y ustedes serán mis hijos e hijas, dice el Señor, todo poderoso. Aquí Pablo se toma un tiempo muy importante para hablarle a las iglesias. Hablarle a vos, a mí. Decirnos, apártense de la contaminación. Apártense de la idolatría. Apártense de la mundanidad. Apártense de todo aquello que le va a quitar su identidad de hijo. Apártense. Porque Dios, como Padre, te cela. Lo voy a repetir, algunos no la recibieron. Dios como Padre, te cela. Sos su hija, sos su hijo. Y si de pronto te descarrias por algún problema, no sé qué, Dios te cela. Y no puede compartirte con otras cosas inmundas de esta vida. Dios dice, vos sos mía. Vos sos mío. No te voy a compartir. Vos sos mi hija, mi hijo, y yo soy tu Padre. Y voy a hacer todo lo que está en mis manos para que en vos mi nombre sea glorificado. En vos, en vos, en vos. Allá arriba, en vos, en vos, en vos, en vos. Vamos, iglesia. Él es tu Padre. Él es nuestro Padre. Aquí hay un pacto de Dios con David. Segunda de Samuel 7, 16. Y será firmada tu casa y tu reino para siempre. Delante de tu rostro y tu trono será estable. Ayúdenme, iglesia. Estirnamente, así que aunque pasen las generaciones, los siglos, el reino será con pacto y con promesa. Se lo dice a David. Y David, algunas cosas las entendía y otras cosas simplemente sonaban a sus oídos, pero no había revelación, no había interpelación. Como en esta noche estoy hablando de la paternidad, diciéndote vos sos hijo mío, yo te he sellado, sos mi propiedad y te he hecho un pueblo de reyes y sacerdotes. Eres nación santa, pueblo adquirido por Dios para manifestar la gloria del cielo en la tierra a través de mi pueblo, de mi iglesia, de mis siervos y de mis siervas. Tremendo. Tremendo, tremendo. Y ahora Dios le da una palabra profética. ¿Qué significa profética? Quien maneja los tiempos. Dios es atemporal. Y le da una palabra de que su reino es para siempre, que no hay edades. Como decir no te vas a morir nunca, pero acá le está hablando de la autoridad del reino de David. ¿Qué había pasado con David a esta etapa de la vida? Que ya era grande, era un anciano. En esta etapa de la vida David había conquistado toda la tierra prometida. ¿Cuánto? Toda la tierra. Había vencido a todos los reyes y a naciones vencidas, vecinas, las había vencido a todas. Una por una. Dios se había glorificado en David y lo hizo un vencedor. Y lo hizo un vencedor. Por eso es que los hijos de Dios son más que vencedores. David era conocido en el mundo como aquel que no conocía derrota. Enemigo que se enfrentaba, enemigo que lo vencía. Y esto va a ocurrir con los hijos de Dios que están en esta noche aquí festejando la paternidad de Dios. La paternidad de Dios está diciéndote en esta noche nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida. Como estuve con Moisés, de la misma manera voy a estar contigo. No te voy a desamparar, no te voy a abandonar, me voy a glorificar en tu vida. Esta paternidad que se la muestra a David estaba hablando de cómo sería el reino de Dios aquí en la tierra, cómo Dios establece su reino y tiene a sus siervos como David. Porque de David viene Jesús y de Jesús venís vos. De Jesús venís vos. El mismo pacto que estaba haciendo Dios con David, siendo ya viejo y que iba a partir en los años venideros, le hace el pacto con promesa. Y de David viene Jesús y sigue con Jesús. Por eso Bartimeo, el ciego, en la puerta de Jericó, le decía Jesús, Jesús, hijo de David, ten misericordia de mí. Cómo era que ese mendigo ciego tenía la capacidad de entender de que la bendición que Dios le soltó y el pacto que Dios le dio fue a David pero ahora era Jesús. Y estaba pasando Jesús, el hijo de David, al lado de él y gritaba Jesús, hijo de David, ten misericordia de mí. Y cada vez que la gente le tapaba la boca para que se callara él gritaba más y más y más. Y Jesús se paró, se paró toda la procesión y lo mandó a llamar y le dijo, ¿qué quieres que te haga? Y le dijo, que me des la vista. En instante recibió la vista y lo siguió a Jesús en el camino. Se hizo discípulo porque dijo dentro de él, como usted está diciendo dentro de usted ahora que conocí a Jesús, no lo abandono nunca más. Me voy con él, me voy con él. ¡Me voy con él! ¿Cuándo se va con él? Muy bien. Este ciego lo reconoció como hijo de David. Y ahora de Jesús es la iglesia, vos y yo. Tenemos pacto eterno. Esto que le hizo a David pasó a Jesús y de Jesús pasó a vos en esta noche. Y claro, como todavía estás con el tema de la festeja que le has hecho, la fiesta que le has dado a tu papá y los regalos y todo lo demás, los besos y los abrazos y juntar con toda la familia y los nietos, todo está dando vuelta a tu cabeza como que tu cabeza ahora no tiene tanto lugar para revelación. El pacto a David pasó a Jesús y ahora lo tenés vos. Tenés un pacto de promesa que Dios te va a exaltar, te va a levantar, te va a coronar, te va a promocionar. ¿Quién está escuchando la palabra? ¿La está recibiendo? ¿A cuánto le bendice esta palabra? Este es algo que pasa entre Dios y sus hijos. Así que no importa que estamos hablando de David y han pasado miles de años, o de Jesús, lo que Dios promete es para... Y lo tengo yo en esta noche. Y lo tenés vos, y lo tenés vos. Todos los que estamos acá tenemos esta promesa y este pacto que Dios se hará responsable sobre toda situación, Dios te va a promocionar. Tu Padre te va a levantar. Entre todos los hermanos, sí, entre todos los hijos, sí, pero Dios te va a levantar. Porque esto es para el que entiende el amor de Dios como Padre y lo vive personalmente. Y vos estás amando a tu Padre, y tu Padre te ama a vos, y dice, lo que le dije a David, se lo dije a toda la iglesia. Y se lo estoy diciendo a mis hijos. Esta es mi paternidad. ¡Haga un pacto! En ese tiempo, David, que recibe esta promesa del Padre, en el Palacio Real se encuentra un profeta. Un profeta es alguien que es un vocero de Dios. Y mientras sucede todo esto, que sobrepasa los tiempos de sus generaciones, y que alcanza a nosotros y a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos para siempre, Natán está en medio de esta situación y tiene que responder, tiene que hablar. Así que el profeta se pone en medio del Rey, en el Palacio, y le dice, anda y haz todo lo que está en tu corazón, porque Jehová está contigo. David estaba hablando en voz alta, con todos sus consejos, con todos sus generales, con los sabios, y entre todos estaba el profeta. Y él decía, Dios me ha dado victoria por todas partes. Mis enemigos han sido vencidos. Y no sólo hemos vencido a todos los enemigos, sino que toda la tierra que Dios prometió a su pueblo, la hemos conquistado. Y además hemos conquistado naciones vecinas. Y ahora, anualmente, todos ellos pagan impuestos, porque Dios me los ha entregado en mis manos. Y he juntado oro y plata y piedras preciosas en abundancia de todas las victorias. Bueno, solté un mensaje, pero nadie lo agarró, no importa. Has amontonado, has amontonado. Así que ya te declaro, veo en tus cajas fuertes, veo en tus cajas fuertes bendiciones y riquezas que Dios ha pasado sobre tus manos. Veo en tu cuenta bancaria bendiciones que Dios ha pasado a tus manos. Y veo que Dios, al darte la victoria por todas partes, ha llegado el tiempo de la paz. Dios te da paz por todas, por todas partes. David dice, yo vivo acá en este palacio y tengo abundancia de todo y mis tesoros están desbordados de las riquezas de los reyes de la tierra y Dios se ha glorificado en mi vida porque soy su hijo. Pero Dios está viviendo en una tienda, en un tabernáculo. Ahí en el tabernáculo está el arca del pacto, símbolo de la presencia de Dios sobre su pueblo, sobre el rey. Y Natán le dice, hace todo lo que quieras porque Dios está contigo. Y dice, lo que yo quiero es construirle una casa a Dios, un palo. Y esto es medio complicado, porque ¿Dios dónde vive? ¿A dónde vive Dios? Dios vive en el cielo. Y Él habita por el Espíritu Santo en todos los templos vivientes que estamos acá en esta noche. ¿Pero qué casa le vamos a construir al Padre si Él vive en los cielos y los cielos de los cielos no lo pueden contener? Así que no hay manera de poder hacerle una casa a ese Dios tan grande que es su papá, su papá, su papá, su papá, es mi papá. Pero bueno, en el corazón de David estaba todo esto. Y el profeta le dice, hace todo lo que está en tu corazón, Dios está con vos. Así que lo que vos hagas, Dios lo respalda. Ese es el mensaje que usted se está llevando en esta noche. Haga todo lo que está en su corazón, que el Padre lo va a respaldar. El Padre lo va a respaldar. Él pone el querer como el hacer de su buena voluntad. Y el Padre lo va a respaldar. El profeta se va a dormir, se va a la casa, viendo esta situación de que el corazón del reino es engrandecer a su Padre, exaltar a su Padre y construirle un templo digno de la divinidad de su papá. Así que el profeta se vuelve a su casa pensando todo este tema y Dios le habla. Como va a pasar con cada hijo que está acá. Porque algunos hijos me dicen, a mí nunca me habló. No, es imposible. Porque si te ha creado su imagen y semejanza, tenés que escucharlo. Si te ha sellado como propiedad de Dios, tenés que escucharlo. Si has recibido el Espíritu Santo y está dentro tuyo, tenés que escucharlo. A veces no querés escuchar lo que no querés hacer. Y a mí eso me ha pasado. Yo nunca quise ser pastor. Usted se ríe y yo también me voy a reír. Vas a ver que te va a hablar. De hecho usted ha estado hablando muchos años. Solo que te haces el sordo, la sorda, y dices, no, no es para mí. Son cosas mías, no son cosas tuyas. Si Dios pone el querer, como le dijo el profeta, hace todo lo que está en tu corazón que el Padre te va a respaldar. El Padre va a poner su mano y vas a ser respaldado. Ahora ve, le dice Dios al profeta, y dile a mi siervo David, esto ha declarado el Señor de los ejércitos celestiales. Te saqué de cuidar ovejas en los campos, en los pastos de tu padre y te elegí para que te ayude a cuidar las ovejas. En los pastos de tu padre y te elegí para que fueras el líder, el príncipe de mi pueblo Israel. He estado contigo dondequiera que has sido. Muchas veces se fue al desierto, otras veces estaba en otro lugar, pero Dios dice, en todo yo estuve, nunca te abandoné. Y he destruido, ¿a cuántos enemigos? Todos tus enemigos frente a tus propios ojos. Ahora, ¿cuándo? Ahora, en esta noche, ahora haré que tu nombre sea tan famoso como el de los grandes que han vivido aquí, en la tierra que te he puesto. En la tierra que te he puesto. ¡Ahora! ¡Tremendo! Ahora, ahora voy a poner tu nombre en la lista de los más grandes de la tierra. Y esto le está hablando a los hijos, y si hay algún hijo que está acá con el mensaje de la palabra de Dios, dado por el Espíritu Santo, y lo cree, el Señor te va a hacer famosa, famoso. No por lo que vos hagas, es por lo que Dios va a hacer a través de tu vida. Y Dios quiere ponerte en la lista de los más grandes de la tierra. Y yo creo que algún hijo acá tiene que haber, alguna hija tiene que haber, alguien que tenga el espíritu de David tiene que estar acá. ¿Habrá uno acá? ¿Habrá un David acá? David lo que quería era honrar al Padre. David lo que quería era hacerle una casa de adoración, donde todo el mundo pudiera buscar el rostro de Dios y agrandecer su nombre. Así que David estaba en su interior preocupado porque él estaba vestido de ropas reales. Tenía joyas, tenía oro, tenía plata, tenía la conquista de todo el reino. Tenía paz por todas partes y todos los años traían impuestos de todas las naciones. Así que las arcas del reinado de David crecían y crecían y crecían. Y lo que está diciendo Dios, tus ingresos van a crecer, van a crecer, van a crecer. Está dándote la bendición de lo que el cielo ha preparado para los hijos. El corazón de David. Iglesia, el corazón de David. Estaba insatisfecho. Pero lo tenía todo. Pastor, usted dice que lo tenía todo. Sí, sí, sí, pero él estaba insatisfecho, que significa incompleto. Si no puede ser que yo viva tan espléndidamente. Y Dios está viviendo en una tienda, en una carpa. El profeta le dice, bueno, hacé lo que hagas porque Dios está con vos. Pero luego Dios le dice, no, no, no, volvé y decile que yo lo voy a engrandecer. Porque todo aquel que me quiera engrandecer, yo también lo voy a engrandecer. Todo aquel que me quiera glorificar será puesto en alto. Entre los que viven en la tierra será uno grande. Esto estaba en el corazón de David. Hacerle una carpa. Así que David está recibiendo promesas, está recibiendo pactos. Y quien iba a seguir su reinado era su hijo Absalón. Perdón, sí, sí, Absalón, el primogénito. Pero quiso tomar el reino por la fuerza. Y Dios no va a bendecir a ningún hijo que quiera ocupar el trono con sangre, con traición, con juicio. ¿Está escuchando? Dios va a bendecir a aquel que quiera glorificar a Dios. Así que Dios a través de David elige a Salomón, su hijo. Era menor, era joven, pero ahí estaba el plan de Dios. Así que aunque en esta noche vos no te sientas preparada, preparado para que Dios te levante, Dios está diciendo, yo lo quiero hacer. Porque vos sos mi hija, vos sos mi hija, vos sos mi hijo, vos sos mi hijo, vos estás preparado para que yo ponga corona en tu cabeza. ¿Cuántos quieren recibir esta corona que Dios quiere poner en tu cabeza? Ok. Quiero que salude a la gente de Canal Luz, le diga hermanos, bendiciones, los queremos un montón. Que Dios los bendiga el miércoles, estamos con ustedes. Es a través de su hijo Salomón. Yo seré un padre para él, le dijo a David, y él me será un hijo. Y si se porta mal, lo voy a corregir como corrige todo padre a un hijo. ¡Qué buen mensaje! ¡Qué buena palabra! Porque el padre en esta noche está diciendo, vos sos mi hija, vos sos mi hijo, yo voy a hacer pacto y promesa para siempre, coloco cabeza sobre tu cabeza encoronada por lo que Dios va a dar en las victorias venideras y nadie te podrá vencer porque yo voy a pelear tus batallas. Pero aquí está diciendo Dios, mira, él va a ser mi hijo, es un muchacho, yo seré su papá. Pero si se porta mal... ¿A quién le está hablando? Bueno, ¿quién se portó mal alguna vez? ¿Sí o no? Ahora está prohibido que los padres disciplinen a sus hijos, ¿viste? A sus hijos, ¿viste qué tal? Con el tema de que te demandan. Pero mi papá a mí me crió de otra manera. Mi mamá también. Pero era cuando hacíamos líos, rompíamos una ventana, hacíamos un desastre, cuando chocábamos el coche, lo que hacíamos venía la disciplina. No era que el padre era menos padre o no te amaba, todo lo contrario. ¿Te portaste mal? Se quedó Buda en la iglesia. Solo yo he quedado como Elías, ¿viste? El que se porta mal, Dios disciplina, y es porque te ama. Y si ve que te desleas, te disciplina. Y volvés a la fuente. Dios quiere que conozca su amor, su paternidad. Al que ama, di sí, al que ama Dios disciplina. La construcción del templo era el tema central de la paternidad de Dios. Dile a mi siervo David que el Señor le dice así, no eres tú quien me construirá una casa para que yo viva en ella. No sos vos, es tu hijo. ¿Y por qué yo no puedo construirla? Tengo la plaza, tengo los planos, tengo el deseo, tengo las ganas, tengo... No, vos tenés mucha sangre en tus manos, en todas tus batallas has derramado mucha sangre en la tierra, pero tu hijo me construirá el templo. Toma David todos sus tesoros. ¿Cuánto? Todos los tesoros. Todos los tesoros, hasta los planos. Le habla a su hijo de construir el lugar de adoración, el lugar de culto, el lugar de honra, el lugar de exaltación. ¡Qué privilegio! ¿Sí o no? Nosotros tenemos esta casa que Dios nos ha regalado y sólo sirve para adorar a Dios, para honrar al Padre, para exaltarlo, para bendecirlo, para exaltarlo. Para eso estás acá en esta noche, ¡para darle gloria! Así que David, con todo lo que estaba en su corazón, recibe la palabra del profeta y como rey podía anular al profeta y hacer él la casa, sin embargo David tenía un corazón de ciervo, un corazón como el corazón de Dios y David era obediente a su palabra. Entonces prepara todo para su hijo, todo el tesoro que tenía, y hace sus planos. Y Salomón es el encargado de levantar un lugar santo para invocar el nombre del Altísimo. Y las naciones vecinas se enteraron de lo que hacía el hijo de David. Empezaron a mandar oro y plata. De naciones paganas mandaron todo lo que era necesario y además entregaron la madera, el hierro, el bronce, el oro y mandaron los especialistas para hacer la excelencia de la casa del Señor. Porque la casa del Señor tiene que ser algo acorde a lo que él es. Él es un Dios excelente y a Dios hay que darle lo mejor. ¡Vamos, aplaude, iglesia! ¡A Dios hay que darle lo mejor! Nunca haga algo por simplemente participar. No, si va a hacer algo, hágalo bien y con excelencia. Si es para Dios, lo mejor. A ver los hijos, si es para Dios, lo mejor. Ahora en unos minutos usted va a dar una ofrenda. ¡De lo mejor! No importa qué, dé lo mejor porque lo tiene que dar de corazón. Estaban construyendo el templo del hombre potente con manos preparadas para la excelencia con todo el oro y las piedras preciosas y se escuchaba en las naciones de la tierra cómo estaba construido el templo que Salomón levanta para Dios. Porque el mismo día de la dedicación los sacerdotes no pudieron ministrar porque cuando Salomón invocó el nombre del Padre la gloria del Cielo, la sequina, bajó y todo el templo se llenó de la gloria del Señor. Fue lleno de la gloria del Señor. Dice que fue lleno, fue lleno, fue lleno de la gloria del Señor. Ahora Dios trae con Cristo el mensaje a la mujer samaritana los verdaderos adoradores me van a adorar en espíritu y en verdad. Así que sus cuerpos serán templos de Dios. No los contamine, no los manche, no los ensucie no haga cosas que Dios no reciba excelencia. Dios necesita el mejor hijo, la mejor hija. Haga que Dios se glorifique, haga que Dios se engrandezca haga que Dios sea honrado en este día que es el día del Padre Él es mi Padre, usted hará lo mejor para la gloria de su nombre. ¿Sí o no? Así que Dios tiene promesa y yo la recibo. ¿Alguien más la quiere recibir? Aquí tenemos promesa de parte del Señor para todos nosotros. Signate entonces bendecir a la familia de tu siervo de modo que bajo tu protección exista para siempre pues tú mismo Señor y Dios lo has prometido. Si tú bendices la dinastía de tu siervo quedará bendita para siempre. Quedará bendita para siempre. ¿Qué? Quiero detenerme acá porque es el centro del mensaje del Espíritu Santo el que tenga oído lo va a recibir. Antes que Dios levante tu cabeza y haga cosas grandes contigo y te ponga con los grandes de la tierra Dios quiere manifestar su gloria en tu vida. Así que tienes que estar preparado para enamorarte de Dios y recibir el amor del Padre. Entonces el Padre hace promesa que va a pelear por ti. Él dice en esta noche todas tus batallas son mías. Yo pelearé todas tus batallas. Toda necesidad, todo problema, toda crisis, toda carga, toda lucha, todas, todas es mía. Es mía. Y voy a levantar tu cabeza, dice el Señor, y que se preparen tus hijos y los hijos de tus hijos porque esta promesa es para siempre. Dígalo, ¿para? ¿Para? Así que mamá, papá, no se angustie por su hijo, por su hija, por sus nietos. No tenga ninguna carga. Esta es una situación del Padre. El Padre me está diciendo en esta noche, te voy a bendecir para siempre. No va a haber maldición, va a haber bendición. No va a haber derrota, va a haber victoria. No va a haber esclavitud, va a haber libertad. No vas a padecer nunca la aflicción. Yo te daré gozo, te daré alegría, pondré en alto tu cabeza, pondré corona en tu cabeza, haré cosas extraordinarias. ¡Gloria a Dios! ¡Gloria a Dios! ¡Gloria a Dios! Gracias, Señor. Cuando llegue esta noche y se encuentre con su familia, dirá, ¿qué pasó en la iglesia? No sabes. Dios me ama, y Dios quiere que yo lo ame. Y si esto sucede, yo me convierto en templo y morada de Dios. Y Dios hace pacto y promesa conmigo, que me va a bendecir todos los días de mi vida, y me va a entregar la cabeza de mis enemigos, y peleará toda mi batalla, pero bendecirá a mis hijos y a los hijos de mis hijos, ¡para! ¡para! ¡para! Así que esta es la promesa, iglesia. El que tenga oído, reciba. La paternidad de Dios en mi vida será con pacto y con promesa. Pacto y con promesa. Dios no se moverá sin antes hacer un pacto con tu vida, con una promesa para siempre. No es por esta noche, ni este año, es para siempre. Ahora bien, cada hijo de Dios tendrá que glorificar al Señor. Tendrá que honrar al Señor. Y lo que Dios está diciendo, quiero que pongas tu vida en mis manos. Ayer a la tarde tuvimos un bautismo, a la tarde tuvimos un bautismo, 165 almas se han bautizado para la gloria del Señor. 165 almas. ¡Gloria a Dios! Ahora cada una de las almas que se bautizaron en el día de ayer, alguien tuvo que rescatarlas de su mala manera de vivir. Porque ahora tenemos una buena forma de vida, que es que seamos a su imagen y semejanza, con promesa, con pacto. ¿Usted quiere esta promesa? ¿Quiere este pacto? Póngase de pie ahí en su butaca. Levante sus manos. Levante sus manitos, todos. A unos niños, todos, todos, todos. Cada uno son sus hijos. Y Dios quiere hacer grandes cosas con tu persona. Manos al cielo y diga, ¡Padre, esta palabra es mía! Y yo decido en esta noche que voy a adorarte, que voy a bendecirte, que voy a engrandecerte, que voy a exaltarte y proclamar a los cuatro vientos que tú eres mi padre y yo soy tu hijo y que en esta hora tengo promesa para siempre de que tu pacto será sellado, tu promesa será sellada y que grandes cosas vendrán a mi vida y a mis hijos y a los hijos de mis hijos para siempre. Amén. Gloria a Dios. Gracias, Señor. Gloria a tu nombre. Manos al cielo. Cierren sus ojitos. Denle adoración, denle adoración. Extándenos. La presencia de tu Espíritu ¡Oh, mi Señor! que me recuerda a tus promesas y me susurran al morir que estás aquí conmigo. ¡Gloria a tu nombre! Es tu consuelo que traigo es tu consuelo que me abraza dando todas mis queridas y fortaleces me asegura que estás aquí conmigo. Yo tengo un Padre bien Él está aquí por sola conmigo. Yo tengo un Padre bien Él está aquí abrazándome. La presencia de tu Espíritu que me recuerda a tus promesas y me susurran al morir que estás aquí conmigo. Es tu consuelo es tu consuelo que me abraza dando todas mis queridas y fortaleces me asegura que estás aquí conmigo. Yo tengo un Padre bien Él está aquí por sola conmigo. Yo tengo un Padre bien Él está aquí abrazándome. Yo tengo un Padre bien Él está aquí por sola conmigo. Yo tengo un Padre bien Él está aquí abrazándome. Tu corta siluebre tu amor me conviene siempre viene bien siempre viene bien tu espejo me prueba siempre permanente nunca dudaré que tengo un Padre bien Él está aquí por sola conmigo. Yo tengo un Padre bien Él está aquí abrazándome. Yo tengo un Padre bien Él está aquí por sola conmigo. Yo tengo un Padre bien Él está aquí abrazándome. Que somos tus hijos y tú eres nuestro Padre. Te bendecimos y agradecemos por amarnos con amor eterno. Bendicte nuestras vidas, nuestra casa, mi familia con tu favor y tu presencia Amén, Amén y Amén. Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org

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