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Esta es la historia del Hombre Verde de la Ruta 351. En Pensilvania existen muchas historias locales. Una de las más famosas es la de Charlie No Face. Se dice que se puede ver a este hombre junto a la carretera por la noche soplando el humo de un cigarro a través de los agujeros de su cara, intentando mantenerse fuera de vista. La historia dice que el hombre verde tuvo un accidente que le dejó su rostro arruinado. Algunos dicen que trabajaba para una compañía eléctrica y fue alcanzado por un rayo, otras caer una línea eléctrica. Otros dicen que fue salpicado por ácido en la fábrica en la que trabajaba. Hay muchas versiones de la historia y hay personas que todavía se sorprenden al descubrir que en realidad este hombre sí existió. Se llamaba Raymond Robinson y ahora te contaré su verdadera historia. Cuando tenía ocho años subió a una torre donde pasaban cables para ver un nido de pájaros que sus amigos le mencionaron. Por accidente tocó un cable y sufrió una descarga eléctrica muy fuerte. Aunque sobrevivió, perdió sus ojos, su nariz y un brazo, y su rostro quedó desfigurado. Salió del hospital con una nariz postiza y unas gafas oscuras para ocultar sus cuencas vacías. Pasaba los días escuchando la radio, aprendiendo braille y trabajaba haciendo cinturones y carteras de cuero, aislado del mundo. También cortaba el césped y paseaba a lo largo de la ruta 351. Los adolescentes empezaron a llamarlo Charlie sin cara, mientras que otras personas lo llamaban hombre verde, porque decían que se trataba de un fantasma verde o que su piel quemada había tomado un tinte verde después del accidente. Sin embargo, el apodo provenía en realidad de una vieja carretera militar por la que la gente empezó a conducir para encontrarse con él. Raymond se escondía cuando había tráfico, pero algunos curiosos bajaban del vehículo y se acercaban para descubrir que era una persona muy agradable. Se hicieron amigos de él y llegaron a acompañarlo en sus caminatas. Le daban cigarrillos, cervezas y se hacían fotos. Raymond murió en 1985, pero a día de hoy se dice que su fantasma vaga por la carretera de forma habitual. Se rumorea que está enterrado en el cementerio de Grandview, cerca del lugar del accidente. Otros lo recuerdan como el hombre tan amable que era. Que descanse en paz, Raymond Robinson.

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