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The podcast shares a heartwarming story called "Where is God's Perfection?" from a conference by Wayne Dyer. It starts with a father questioning the perfection of his disabled son. At a fundraising event for a school called Chuse, the father gives a speech, expressing his concerns. He believes that the perfection lies in how people react to his son. The father then tells a story about his son, Sacha, who wanted to play baseball with other kids. Despite his lack of athleticism, Sacha's father requests for him to join a team. With the support of his teammates, Sacha hits a home run and is celebrated as a hero. The father concludes that on that day, the 18 children reached the level of God's perfection. Un cordial saludo para todos, seguimos con estas entregas a nivel de podcast de historias de vida, historias que hacen reflexionar, historias que hacen sacar los mejores sentimientos de las personas, que hacen crecer a todo ser humano. En este caso, una historia muy, muy bonita, que se llama, ¿Dónde está la perfección de Dios?, tomada de una conferencia de Wayne Dyer, y esto sucedió en Roken, Nueva York. La historia comienza así. Chuse es una escuela que ayuda a los niños discapacitados. Algunos niños permanecen en Chuse durante toda su carrera escolar, mientras que otros pueden irse a escuelas convencionales. Un evento de recaudación de fondos de Chuse, en una cena, el padre de un niño, Chuse, pronunció un discurso que nunca será olvidado por aquellas personas que asistieron. Después de elogiar la escuela, en sus gritadas personas gritó, ¿Dónde está en mi hijo la perfección de Dios? Todo lo que Dios hace, se hace a la perfección, pero mi hijo no puede entender cosas como los demás niños, no puede recordar hechos y formas como otros niños. ¿Dónde está la perfección aquí? El público estaba emocionado con la pregunta, y adolorido con la angustia del padre, e impávidos ante la cuestión. Creo, contestó el padre, que cuando Dios trae al mundo a un niño como Sacha, la perfección que él busca, es la manera en que la gente reacciona frente a este niño. Luego, contó la siguiente historia, su hijo Sacha. Una tarde, Sacha y su papá, pasaban por el parque junto a unos niños que Sacha conocía. Jugaban béisbol, Sacha le preguntó a su papá, ¿Crees que me den lugar? El papá de Sacha sabía que su hijo no era atlético, y que la mayoría de los niños no lo querrían en su equipo. Pero entendió, que si escogían a su hijo para jugar, le darían un sentido de pertenencia. El padre de Sacha, se acercó a uno de los niños en el campo y le preguntó, si Sacha podía jugar. El niño miró a su alrededor buscando apoyo de sus compañeros, y al no tenerlos, tomó la decisión que estaba en sus manos y dijo, Bueno, estamos perdiendo por 6 carreras, y van 8 entradas, creo que puede estar en nuestro equipo, trataremos de meterlo en la novena y bajarlo. El padre de Sacha se quedó estático, mientras su hijo no dejaba de sonreír. Le pidió a Sacha que se pusiera un guante y lo metieron en el campo a jugar. Al final de la octava entrada, el equipo de Sacha había logrado algunas carreras, pero seguían perdiendo por 3. Al final de la novena, el equipo de Sacha volvió a gozar y ahora, con dos outs y las bases saturadas, llegó el turno de Sacha. La carrera a la victoria estaba en juego. ¿El equipo dejaría que Sacha bateara a estas alturas del partido y dejar escapar la oportunidad de ganar? Sorpresivamente, le dieron el bate a Sacha. Todo el mundo sabía que era casi imposible, porque Sacha ni siquiera sabía sostener el bate. ¿Lo dejaron batear así? De cualquier manera, Sacha se paró en la base. El lanzador dio unos pasos para lanzar la pelota suavemente para que Sacha al menos pudiera tocar la pelota. Llegó el primer lanzamiento, Sacha bateó tortemente y falló. Luego, uno de los compañeros de su equipo se acercó junto a él y Sacha sostuvieron el bate y enfrentaron al lanzador, esperando la siguiente bola. Saben que el lanzador se acercó unos pasos a Sacha para lanzar la pelota aún más suavemente. Mientras que en cada bola, Sacha y su compañero juntos batearon y golpearon la pelota que tocó el piso lentamente hacia el lanzador. El lanzador tomó la pelota y fácilmente la pudo haber lanzado a primera base. Sacha hubiera tenido que irse, hubiera sido el fin de su juego. Pero el lanzador tomó la pelota y la lanzó muy alto, al campo, lejos del alcance de la primera base. Todos comenzaron a gritar, Sacha, Sacha, corre a primera base, ¡a primera! Nunca en su vida había corrido a la primera base, corrió la línea de fondo con los ojos bien abiertos. Cuando llegó a la primera base, el jardinero de la derecha ya tenía la bola y pudo haber eliminado a Sacha, que seguía corriendo. Pero este jardinero entendió las intenciones del lanzador, así que lanzó la bola alto y lejos hasta la tercera base. Todos gritaron, corre a la segunda, Sacha, corre a la segunda. Sacha corrió a la segunda base, mientras los que estaban delante de él lo rodearon como locos en la base. Cuando Sacha llegó a la segunda, el oponente corrió hacia él, lo volteó hacia la tercera base y gritó, corre a la tercera, Sacha, corre a la tercera. Corre a la tercera. Cuando Sacha corrió hacia la tercera, los niños de los dos equipos corrieron tras él gritando, Sacha, Sacha, corre, corre, haz un cuadrangular. Sacha logró el cuadrangular, se paró en la base y los 18 niños lo levantaron en sus hombros y lo convirtieron en héroes, como si hubiera ganado un gran entrenamiento y hubiera hecho ganar a su equipo. Ese día, dijo su padre con lágrimas rodando por sus mejillas, esos 18 niños alcanzaron el nivel de la perfección de Dios. Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org