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Hasta que el dia sea perfecto - Un especial para pastores, lideres y hno en gral  #2

Hasta que el dia sea perfecto - Un especial para pastores, lideres y hno en gral #2

HASTA QUE EL DIA SEA PERFECTOHASTA QUE EL DIA SEA PERFECTO

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El hermano Reynaldo Nisbett, junto al hermano Benito Portes y otros invitados les hace saber que esta es la 2da entrega de un contenido útil para pastores, lideres y hermano en general. Invite y comparta estas enseñanzas con los suyos. El líder y su pasión entre otros temas serán expuesto aquí. Gracias.

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Dios les bendiga, mis amados, de su programa hasta que el día sea perfecto. Soy su hermano Benito Portes. Reciban todos ustedes de parte del director de este programa, el hermano Reinaldo Nisbet, un caluroso saludo, esperando que la programación del día de hoy les resulte de bendición y de respuesta del Cielo. El hermano en el día de hoy no estará en la conducción de este programa, pero me asignó a mí la oportunidad de conducir este programa. Te presentamos de forma especial a cada líder que ha de participar en esta conferencia de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo de la Iglesia de Jesucristo El Pastor Javier Facundo me invita hace un par de días para que trabaje acerca de lo que es la pasión, de lo que es el entusiasmo dentro del liderazgo cristiano. Y quisiéramos decir que la pasión es un sentimiento vehemente capaz de dominar la voluntad. Esto es muy importante que usted y yo lo sepamos. Si queremos seguir escuchando, viendo, leyendo, algo más, documentándonos, entonces diremos que el entusiasmo es la exaltación al ánimo bajo la inspiración divina. Muchas veces para lograr el éxito de algo, muchas veces, no siempre, no depende siempre de cuánto yo invierta, cuánto dinero yo invierte en ese proyecto. Muchas veces para lograr el éxito de algo, no depende de cuántos diplomas, de cuántos doctorados, de cuánta maestría yo haya podido hacer. No es que no sea necesario. Estoy diciendo que muchas veces, aparte de la inversión monetaria que yo pueda tener, aparte de mi conocimiento que yo pudiese tener universitariamente hablando, se necesita en muchas ocasiones algo más y que es la pasión. Se necesita tener pasión, se necesita tener entusiasmo. Y dentro de lo que es el liderazgo ministerial, no hay duda de que también se necesita, y eso lo vamos a ver mientras estemos desarrollando el tema, se necesita también pasión, se necesita también entusiasmo. La pasión ministerial es el ardor y el entusiasmo con que nosotros desarrollamos nuestro ministerio. Repetimos, la pasión ministerial no es más que el ardor y el entusiasmo con que nosotros desarrollamos nuestro ministerio. Y un caso de esto, podemos verlo, por ejemplo, en el libro de Jeremías, el profeta Jeremías, profeta mayor, en su capítulo 20, el versículo 9, bueno, leyendo todo el contexto, nos vamos a dar cuenta que Jeremías llega un momento, es como que Jeremías va al escritorio de Dios, de su empleador, y le dice, yo no sigo más en esto, yo he decidido poner mi renuncia. ¿Por qué Jeremías va a renunciar? ¿Qué te ha provocado renunciar? Porque cada vez que hablo en tu nombre, cada vez que doy una orden que venga de ti, recibo una bofetada, me echan en el foso, y eso ha provocado que yo me enfríe, que yo desmaye, eso ha provocado que yo venga a ti con un papel de renuncia. Pero este mismo personaje que vino con todo un dicho, buscando su renuncia, ya más luego dice, pero había algo dentro de mí, algo ardía dentro de mis huesos, y tuve que continuar tuve que seguir con mi llamado. Yo creo que es importante que nosotros veamos la importancia de la pasión, la importancia del entusiasmo, pero que también debemos tener cuidado de no ser única y exclusivamente dirigido, manejado, gobernado por la pasión. Esta pasión debe estar sujeta a lo escritural, bíblicamente hablando. Esta pasión, este entusiasmo debe estar sometido a la voluntad de Dios. Amén, un aplauso a todas las personas que son apasionadas, pero debemos tener cuidado porque esa misma pasión que te hace hacer una cosa, te puede hacer cometer errores. Y pudiéramos nosotros ver el caso de Usa, y de todo el pueblo, y de David, cuando venían danzando, cuando venían fiestando, cuando venían alegres, entusiasmados, apasionados, justamente porque el arca regresa al pueblo, el arca regresa a la capital, el arca regresa a Jerusalén. Pero ese entusiasmo, esa pasión, luego se ve herida porque el arca iba a caer Y este hombre muy apasionado, entiéndase, Usa, extiende la mano, evitando que el arca caiga, y dice en la Biblia que ahí mismo Dios lo hirió, y lo hirió de muerte. Yo debo tener cuidado que mi pasión no me haga traer muerte al pueblo. El líder y su pasión La pasión es buena, hermano. La pasión es buena siempre y cuando está sometida a la voluntad de Dios, porque esa pasión, si no es gobernada por Dios, me puede hacer provocar errores. Jesús también era una persona apasionada, ¿quién dice que no? Y ese Jesús dijo en algún momento, ¿ustedes también se quieren ir? El hombre que era apasionado, el hombre que dijo, no, no, este es mi alimento, esto es mi familia, hacer la voluntad de Dios, es lo que me apasiona, es mi entusiasmo. Sí, pero también yo debo tener cuidado que mi pasión, que mi pasión me haga cegarme a las cosas de Dios y me haga entregarme únicamente al pueblo. Debo tener cuidado, porque cuando estoy tan apasionado y no estoy sometido a lo escritural, eso me puede hacer cometer errores a mi llamado, a mi ministerio, a mi entrega. Amén por la pasión, amén por el entusiasmo, amén por tú ser una persona vehemente, entregada, dedicada. Pero también debo pensar, ¿qué es lo que me enciende? ¿Qué es lo que me provoca pasión? Solamente el dirigir personas, el buscar me gusta, el buscar like, ¿qué es lo que me apasiona a mí? No sé, lo que te debería apasionar, lo que me debería apasionar es hacer la voluntad del que me envió, en este caso Dios. ¿Qué es lo que te apasiona pastor? ¿Qué es lo que te apasiona? Ahora, ¿eso que te apasiona viene de Dios? ¿Eso que te apasiona honra a Dios o te honra a ti? Honra al que te llamó, honra tu llamado. ¿Qué es lo que te apasiona a ti? ¿Qué es lo que te apasiona? ¿Qué te enciende? ¿Qué enciende? ¿Por qué tú eres una persona vehemente? ¿Por qué eres una persona apasionada, entusiasmada? Entonces yo creo que debemos nosotros tener mucho cuidado. Es también importante decir que la pasión me hace seguir la misión y la visión. Cuando tú eres una persona apasionada, bueno, mi misión es ésta, mi visión es ésta. Dice la Biblia que se entregaron algunos dones y había, o algunos talentos, y había una misión. La misión era multiplicar esos talentos. Esa es mi misión. Mi misión es multiplicar esos talentos y traérselo al dueño de los talentos. ¿Cuál es tu misión? ¿Qué te apasiona a ti? A veces cuando la pasión desmaya, cuando la pasión mengua, debemos investigar por qué ya yo no soy el joven, la joven, el pastor, la pastora, el líder, el ministro, apasionado como antes. Entonces yo también debo ver por qué yo no estoy vendiendo la cantidad de talento, por qué yo no estoy negociando, y esto que se bien interprete, lo estamos tomando de la parábola, por qué yo simplemente estoy trayendo el mismo talento, o peor aún, estoy enterrando el talento. Entonces yo debo investigar dónde se está drenando, por dónde se está escapando lo que Dios me dio. Eso es importante que usted y yo lo manejemos. Uno de los problemas que hay detrás del púlpito son por líderes profesionales. Y cuando estoy hablando de líderes profesionales, no se interprete por esos líderes que tienen una profesión de doctor de medicina. No, no, no estoy hablando de ese tipo. Estoy hablando de personas, líderes, que no son apasionados con lo que hacen o por lo que hacen, sino son personas profesionales, entiéndase, personas que saben hacer las cosas. Han aprendido cómo cantar, han aprendido cómo predicar, han aprendido cómo dirigir personas, pero no son apasionados. Tan pronto la pasión se desaparece, tan pronto se desaparecen los likes o lo me gusta, así mismo desaparece su ministerio. Necesitamos personas detrás del púlpito apasionadas con la palabra de Dios. Necesitamos personas detrás del púlpito que puedan decir realmente y vehementemente así dijo Jehová. Necesitamos líderes, necesitamos ministros que tengan el ardor y el entusiasmo de desarrollar su ministerio. Necesitamos personas apasionadas a la oración. Necesitamos ver líderes. Usted necesita ser así, yo necesito ser así. Los líderes con pasión provocan pasión en sus seguidores, pero los líderes que se mueren, que se le muere su pasión, muchas veces así mismo muere su llamado, muere su liderazgo. Necesitamos líderes apasionados por Dios y para Dios. Y quiero repetirlo. Necesitamos líderes apasionados por Dios y para Dios. Muy apasionados. Debemos ser líderes apasionados, pero líderes que estemos sometidos a la voluntad de Dios. Porque cuando somos líderes apasionados simplemente por el llamado y no más, entonces pudiésemos nosotros cometer errores. Huye de las pasiones juveniles. La pasión como tal no debe ser mala, no es mala, pero cuando esa pasión es sometida a la cosa de Dios, trae bendición. Debemos cultivar las virtudes del espíritu más que los dones del espíritu. Estamos haciendo tanto hincapié en los dones, los dones, los dones, las personas que tienen talento para predicar, para cantar, ¿verdad? Que no nos enfocamos en el carácter, en el quebrantamiento del corazón, en la humildad, en el espíritu contrito. El ministerio de la vida cristiana, hasta que el día sea perfecto, le invita a escuchar e investigar algunos de estos tópicos. El líder y su llamado. El líder y sus cualidades. El líder y su visión. El líder y su pasión. El líder y su fe. El líder y el rechazo. El líder en el ojo del huracán. El líder y su aptitud frente a las caídas de otros. El líder y su aptitud frente a sus propias caídas. El líder y el ocaso de su ministerio. Dios les continuó bendiciendo. Soy su hermano Benito Portes. Escuche hoy y ahora nuestra segunda entrega, la cual es útil para pastores, líderes y hermanos en general. El líder y su pasión. Simplemente vamos a dar algunas pinceladas, ya usted entonces en su casa va a ampliarlo muchísimo más, va a abogar mar adentro, va a abandonar la orilla, que es donde yo le estoy dejando, en la orilla, y usted entonces con su barquilla, con su remo, con su compañero, pues entonces irá navegando mar adentro. Pero si nosotros vamos a hablar un poquitico acerca de lo que es el entusiasmo, acerca de lo que es esa pasión, vamos a hablar de los beneficios un tanto de lo que es esa pasión dentro del liderazgo eclesiástico, pero también vamos a ver ese cuidado que nosotros debemos tener, porque no podemos justamente, necesariamente ser impulsado por la pasión. Si la pasión es necesaria, tiene sus puntos positivos, amén por esto, pero también dejarnos llevar y ser el único contribuyente para yo continuar dentro de mi llamado, es decir, entiéndase la pasión, el entusiasmo, entonces ahí pudiésemos nosotros entrar en errores y ser solamente esa llama, la pasión, lo que me motiva, entonces pudiésemos nosotros cometer ciertas faltas, ciertos errores dentro de nuestro liderazgo. Vamos a decir que la pasión no es más que un sentimiento vehemente, un sentimiento vehemente capaz de dominar la voluntad, esa es la pasión, de una manera simple, llana y sencilla. Si queremos seguir trabajando, diremos que el entusiasmo no es más que la exaltación al ánimo bajo la inspiración divina. Si queremos seguir utilizando pico y pala y estar hoyando y profundizando, vamos a decir que la pasión ministerial, porque si estamos hablando de pasión, si estamos hablando de entusiasmo dentro del liderazgo, y queremos ser puntual dentro del liderazgo cristiano, entonces diremos o tenemos que decir que la pasión ministerial es el ardor y entusiasmo con que nosotros desarrollamos nuestro ministerio. Repetimos, la pasión ministerial no es más que el ardor, el entusiasmo con que nosotros desarrollamos nuestro ministerio, nuestro llamado, nuestra entrega, nuestro don. Y para esto pudiésemos nosotros inclusive trabajar con el caso de Jeremías, y esto usted lo puede encontrar en Jeremías, en el capítulo 20, versículo 9, cuando este profeta de Dios se quejó inclusive con el mismo Dios, negó darle continuidad a lo que era su llamado, negó, canceló, pidió una cancelación a su ministerio, que era el ser profeta, un llamado de Dios. Él dice que no iba a seguir más con este llamado porque cada vez que él intenta hablarle al pueblo, es mal correspondido, es abofeteado, es deseado un foso, entonces él dice, no, espérate, yo esto no lo aguanto más, yo no tengo por qué aceptar esto. Pero algo estaba dentro de él que quizás lo hizo, bueno quizás no, que lo hizo recapacitar, que lo hizo inclusive hasta negarse, por eso decíamos que la pasión es un sentimiento vehemente capaz de dominar tu voluntad, mi voluntad, y el hombre que estaba tirado en el piso, el hombre emocionalmente que estaba acostado, que estaba destruido, que estaba destruido, desbaratado, ahora se para y dice, pero había algo dentro de mí que me motivaba, había una llama que ardía, por eso decíamos también que la pasión ministerial es el ardor y el entusiasmo que hay dentro de nosotros que nos motiva, que nos inspira, que nos ayuda a desarrollar mi llamado ministerial. El líder y su pasión Es bueno que nosotros digamos que muchos de los logros no siempre es, y eso a título general, no siempre es producto del dinero que yo invierto, hay situaciones donde no es el dinero lo que ha provocado el éxito, muchas veces el éxito no depende de lo que yo invierta monetariamente hablando, muchas veces el éxito no depende de qué tantos diplomas, qué tanto maestría, qué tanto doctorado, qué tantos cursos yo tengo, hay ocasiones que el éxito, y ya hablando en lo que es la condición ministerial, dentro de lo que es lo eclesiástico, muchas veces el éxito depende de la pasión, del entusiasmo, de la entrega, que aunque no soy correspondido, pero el llamado, el llamado, esa llama que arde, como Pablo le decía a Timoteo, que evitara, que esa llama se apagara, que se preocupara por mantener esa llama ardiendo, entonces, claro, eso no queremos traer ningún tipo de confusión, no estamos diciendo, y ya creo que lo decíamos al inicio, no estamos provocando, no estamos inaugurando que usted entienda que todo lo que necesita un líder es pasión, no, no y no, más que esa pasión, esa pasión debe estar encaminada, esa pasión debe estar gobernada por lo que es Dios, por lo que es su Espíritu Santo, por lo que es su palabra, porque cuando yo simplemente me dejo guiar por las pasiones, cometo cientos de errores, entonces por eso yo debo estar consciente que tan bíblico es mi pasión, porque la pasión como tal está ahí, la pasión como tal es buena, pero siempre y cuando mi pasión, mi entrega, mi dedicación esté sometida a lo que es lo escritural, a lo bíblico. Yo creo que no hay ningún otro personaje que podamos ver que esté más apasionado, y de hecho tenemos varios personajes, pero voy a mencionar dos de ellos, tres, cuatro, Jesús, Jesús tenía una pasión, tanto así que dijo, no, esta es mi comida, esta es mi bebida, hacer la voluntad del Padre, esta es mi comida, esta es mi bebida, estos son mi familia, había una pasión, había una entrega, había una dedicación, había un entusiasmo, pero este mismo personaje, entiéndase Jesús, apasionado, sabiendo cuál iba a ser el final, la cruz, este mismo personaje que estaba apasionado, que dijo que la comida, que su familia, que su entrega, que su dedicación, que su pasión, que su entusiasmo era hacer la voluntad del Padre de quien le envió, ese mismo personaje dijo en una ocasión, ¿se quieren ir ustedes? ¿se quieren ir ustedes también? Entonces por eso es que estamos diciendo, tenemos, amén por la pasión, pero esta pasión debe estar guiada, encadenada a lo escritural, entiéndase a lo bíblico, porque si nosotros no dejamos única y exclusivamente de llevar de la pasión, pudiésemos cometer nosotros errores, errores que nos van a hacer daño o que le van a hacer daño a mi llamado, a mi ministerio, a mi don, a mi gracia, a mi talento, como queramos verlo, pero que también esos errores van a provocar que el pueblo que me sigue, que las ovejas que me ha tocado dirigir, también cometan errores, y el pueblo o las ovejas siguen a su pastor, entonces yo como pastor, en caso que lo fuera, usted como pastor, que usted si lo es, debe tener cuidado, él es una persona apasionada, él es una persona apasionada, amén por eso, pero esa pasión debe estar sometida a la vida, sometida a lo escritural, otro personaje que nosotros vemos muy apasionado, muy demente, muy entregado, que lloraba, quien es herido que yo no llore, quien llora que yo no lloro, es el apóstol Pablo, una persona apasionada, una persona entusiasta, una persona que en algún momento se dio como muerto porque lo apedrearon, pero luego dice la Biblia que se para, se levanta, se restaura, todo esto por esa pasión, por una pasión gobernada por Dios, entonces yo tengo que ver que tan apasionado yo soy, amén por ello, pero mi pasión me hace a mí ir a los altares, o mi pasión me hace solamente a mí salir ese espíritu de liderazgo y no más, entonces yo creo que es importante que nosotros veamos los beneficios de ser una persona apasionada, guiada por Dios, y la falta, cuando yo me dejo simplemente llevar de mi pasión. El líder y su pasión ¿Qué me apasiona a mí? ¿Cuáles son los elementos que me generan un espíritu apasionado? Bueno, conducir gente. ¿Es eso lo que te apasiona? ¿Es eso único lo que te motiva a ser una persona apasionada? ¿Conducir gente? ¿Conducir pueblo? ¿Buscar, como se habla en el Facebook, mucho me gusta o muchos likes? ¿Eso es lo que te motiva? ¿Esa es tu pasión? ¿Por qué sientes tu pasión? Entonces, ¿qué va a pasar cuando la persona no te siga? Si tu pasión es tener seguidores, ¿qué va a pasar cuando vaya menguando el inventario? ¿Cuándo ya tu no tengas seguidores? ¿Cuándo muchos te traicionan? ¿Cuándo muchos se van? ¿Cuándo muchos desertan? Entonces, tenemos que tener cuidado. ¿Qué me motiva? ¿Cuál es mi motor? ¿Qué me apasiona? ¿Qué me llama la atención? ¿Qué me enamora? ¿Qué me atrae? Entonces, debemos utilizar las palabras de Jesús. Hacer la voluntad del que me envió. Eso es lo que me apasiona. Hacer la voluntad del que me envió. Y para esto, entonces, tenemos que evitar, lógicamente, y ya lo hemos tratado, de que la llama se apague. Vendrá gente, persona de tu alrededor, quizás, o de lejos, que querrán echarle agua y que tu llama se apague. Debemos nosotros velar las 24 horas. Que mis acciones, y que las acciones de los que me rodean, no apaguen mi pasión. Ahora, es bueno que también nosotros digamos. Todavía no tengamos, justamente, esa pasión, esa vemencia. Es por eso que necesitamos el Espíritu de Dios. Es por eso que nosotros necesitamos leer personajes, buscar personajes vehemente, apasionados, como eres tú, como soy yo. Es por eso que nosotros debemos recurrir a la Biblia. Porque cuando vengan las traiciones, entonces podemos ver personas vehemente y apasionadas que fueron traicionadas. Pablo lo dice en sus escritos. Fui abandonado, fui dejado, todos se han ido, todos me han dejado solo. Entonces, tenemos también nosotros que enterarnos. De hecho, muchas veces nosotros, a nosotros vamos a sentirnos solos. Solo, inclusive, hasta abandonado por el mismo Dios. Así nos sentiremos muchas veces. Jesús mismo lo dijo en una ocasión. Padre, ¿por qué me has desamparado? Y no es porque literalmente Dios lo haya desamparado. Pero muchas veces nos sentimos solos. La pasión como que se nos fue, ya no nos sentimos. Y eso debemos nosotros autoanalizarnos. ¿Por qué ya yo no me siento tan apasionado? ¿Qué está provocando? Como que ya no me siento el hombre, ya no me siento la mujer apasionada, entregada, dedicada a algo. Entonces, yo debo autoanalizarme. Yo debo entrar a la cueva, como lo hizo el profeta. Entrar a la cueva. Y así debemos nosotros muchas veces entrar a la cueva. Hacer un autoanálisis. ¿Por qué no me siento tan apasionado? ¿Por qué me siento como apagado? La llama está como tenue. Pero insisto y reincido en decir lo mismo. Tampoco eso quiere decir que nos vamos a llegar únicas y exclusivamente de lo que es la pasión. Porque una pasión no conducida por Dios se convierte en una pasión desordenada. Como Pablo dijo a Timoteo, huye de las pasiones juveniles. Esta pasión no organizada. El joven muchas veces es único y exclusivamente apasionado. Hoy quiere esto, mañana no lo quiere. Hoy se enamora de esta, mañana se enamora del otro. Hoy quiere ser doctor, mañana quiere ser ingeniero. Dentro del liderazgo cristiano, nuestra pasión debe ser conducida por Dios. Cuando nosotros no dejamos que Dios conduzca nuestra pasión. Cuando nosotros no le entregamos nuestro carácter a Dios. Cuando nosotros no le entregamos nuestra formación a Dios. Cuando nosotros no le entregamos nuestras debilidades a Dios. Cuando nosotros no le entregamos nuestro entusiasmo, nuestra pasión a Dios. Entonces pudiésemos cometer el mismo error de Uzzah. ¿Recuerdan lo que hizo Uzzah? La intención de Uzzah estaba buena. Su pasión estaba buena. Su entusiasmo estaba buena. Pero muchas veces mi entusiasmo, mi pasión, mi venencia, mi dedicación. Me hace cometer errores. Errores que me hacen mirar dentro del arca. ¿Recuerdan ya lo que le pasó a Uzzah? Cuando quiso agarrar el arca, porque el arca iba a caer. Entonces Uzzah intentó agarrar el arca. Y dice la Biblia que Dios lo mató ahí mismo. Claro, ahí hay otras cosas también mezcladas. El mismo David no consultó el libro. Quizás no buscó orientación de los ancianos, de los sacerdotes. Y cargó el arca en bueyes. Y ese no era el método. Si estaban contentos, si estaban entusiasmados. Si estaban llenos de pasión. Porque el arca era traído otra vez al pueblo. Era traído otra vez a Jerusalén. Y estaban todos muy entusiasmados. Pero dentro de eso nadie analizó. Nadie llamó la atención. Y en ese festivo momento que hubo muerte. Todos porque se dejaron llevar de la pasión, de la felicidad, de la entrega. Y hubo muerte. Entonces yo debo velar para que mi pasión no me haga cometer errores. La pasión me hace seguir la misión y la visión. Ya es un punto positivo. Cuando yo estoy apasionado por las cosas de Dios. Por ese líder cristiano que yo debo ser. Eso me hace conducir al pueblo con una misión y con una visión. Pero también es bueno que digamos. La pasión o los líderes sin pasión. Pueden morir ellos como líder. Pero también pueden matar al pueblo. Y eso nosotros lo podemos ver también en el caso de Saúl. Como cometió errores. Pero también lo podemos ver en el caso de David. Como la pasión de David. Apasionado por las cosas de Dios. Creyendo en Dios. Dice no espérate. Yo me voy a enfrentar a ese líder. Yo me voy a enfrentar. ¿Por qué? Porque ya yo tengo experiencia en el campo. A soledad con Dios. Eso me hace enfrentarme a lobos y a leones. Y este no será más que ello. Entonces debemos tener nosotros cuidado. Debemos tener cuidado. Repetimos. La pasión como tal no es mala. Una pasión guiada por y para Dios. Por y para Dios. Es bueno. Conduce al pueblo. Pero cuando yo no soy una persona apasionada. Pudiera morir yo dentro de mi llamado. O mi llamado morir. Y eso también pudiese provocar que el pueblo muera. Es tu pasión la que te va a hacer empujar. Repetimos. Una pasión entregada. Una pasión escritural. Hay muchísimas otras cosas que pudiésemos hablar. Recuerden. La pasión ministerial es el ardor y el entusiasmo con que nosotros desarrollamos nuestro llamado. La pasión muchas veces nos hace cometer errores. La pasión muchas veces nos hace cometer errores. Es por eso que debemos ver. Esa pasión. Esa entrega. Esa dedicación. Ese plan. Ese proyecto. Que hay en mí. ¿Se acomoda lo escritural? ¿O simplemente es algo que yo quiera hacer? Estamos hablando o hablamos de la pasión. El entusiasmo dentro de este líder. Dentro de ese pastor. Recordando que hay beneficios de ser una persona apasionada. Pero también cuando esa pasión no es conducida por Dios y para Dios. Pudiésemos nosotros apagar la llama que hay en nosotros. E inclusive apagar la llama de tus seguidores. La responsabilidad como uno mismo implica estar dispuesto a que la motivación no sea el determinante para hacer o no hacer algo. Gracias, muchas gracias por estar con nosotros hasta el final. Le esperamos en la próxima entrega de Hasta que el día sea perfecto. Dios les continúe bendiciendo. Oh Jesús tú eres mi vida. Dame un nuevo corazón. Y que sea morada tuya. Dame un nuevo corazón. Dame un nuevo corazón. Cada día.

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