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Lupita Herrera and Marina Astorga welcome Eloisa Uriarte to their podcast. They discuss Eloisa's story and her experiences as a Mexican woman living in Arizona. Eloisa shares that she is originally from Culiacán, Sinaloa and now lives in Arizona with her husband and two daughters. They talk about Eloisa's business in the air conditioning industry and the importance of air conditioning in Arizona's extreme heat. They also discuss the importance of listening and connecting with oneself, as well as the challenges of being alone and in silence. Eloisa recommends the book "El Poder de la Hora" and emphasizes the importance of taking responsibility for one's own growth and healing. She misses her family and the feeling of being in her home country. Hola, ¿qué tal? Te saluda Lupita Herrera y Marina Astorga y estamos muy contentas de darle la bienvenida en este nuestro episodio número 18 a una hermosa mujer, Eloisa Uriarte. Quédate para conocer quién es ella. Comenzamos. Hola Marina, ¿cómo estás? Hola Lupita, pues aquí fascinada de aventarnos a este episodio número 18 y más que nada hoy que tenemos de invitada a Eloisa y bueno yo la conozco con otro nombre pero me da de verdad un placer tenerla aquí y que haya dicho sí, sí quiero estar en su podcast compartiendo su historia porque con alguien que impacte su historia con eso pues nos damos más que bien servida y la verdad queremos agradecerte tu presencia cristal, perdón, Eloisa. Yo la quiero muchísimo porque ella es mi primera amiga, se los voy a decir a quién prenó, es mi primera amiga cuando yo llegué aquí a Arizona y estuve pasando por mi proceso de divorcio, la primer fiesta que salí toda temorizada, toda como que fuera de lugar, me la encuentro a ella en una fiesta y ella empezó a hablar y es que yo soy mexicana y en eso me he oído así como que ¿qué? ¿ella mexicana? ¿por qué no parece mexicana? Es una chula de mujer, digo, somos hermosas los mexicanos, pero dije no, ella no es mexicana y aparte su acento, pero ahorita pues vamos a darle la bienvenida para que nos platique por qué no parece mexicana la señorita, la señora, la señora Cristal, Eloisa Cristal Uriarte, bienvenida a nuestro podcast Merakay creando mágicamente, ¿cómo está? Muy bien, muchísimas gracias, primero antes que nada quiero agradecerles muchísimo esta oportunidad, de verdad que sí, Marina, Lupita, de verdad muchísimas gracias por invitarme a hacer este podcast con ustedes, de verdad se los agradezco muchísimo, no saben esta oportunidad para mí significa bastante y muchísimas gracias y pues sí, vamos a hablar un poquito de mi historia, mi historia es un poquito pues como todas las historias de todos los seres humanos, con subes y bajas, como una montaña rusa, pero aquí estoy resiliente y más fuerte que nunca, aprendiendo todos los días porque todos los días aprendemos cosas nuevas, todos los días es un nuevo reto para todos los seres humanos obviamente, pero sí, aquí estamos y echándole las ganas y con actitud, con positivismo y muchísimas gracias, de verdad que sí, estas mujeres son muy bellas, muy preciosas, tanto por fuera como por dentro y la verdad estoy agradecida por estar aquí con ustedes. Ay, qué bueno, qué linda, y mira quién habla, ella que es una chulada de mujer y no es porque estás aquí presente, pero de verdad eres una mujer muy hermosa y bueno pues me gustaría yo empezar a indagar, ya que yo tengo el placer de conocer a Eloisa apenas en una reunión aquí con mi amiga Lupita, entonces es muy bonito esto de crear conexión con diferentes personas, especialmente cuando son mujeres que tienen cosas que aportar, no simplemente lo que es, pues ahora sí que su conocimiento o lo que es, pues lo que ha sido su vida, como bien lo mencionó ella con subidas y bajadas. A mí me gustaría, perdón, me gustaría preguntarte primero que nada de dónde eres, de dónde eres tú. Muy bueno, yo soy de una ciudad que está en Sinaloa que se llama Culiacán, soy de Sinaloa, Culiacán, Sinaloa, nací, me crié en la ciudad de Culiacán, pero yo nací en un pueblo que se llama El Tamarindo, Villadolfo López Mateos, ahí nací, pero más que nada me crié más en Culiacán y pues de allá, soy originaria de Sinaloa. Ah, mira, ella está cerquita usted de conmigo, yo soy de Durango. Sí, más o menos, allá estamos cerquita. Cuéntanos, ¿a qué te dedicas o cuántos tienes hijos? Sí, sí, mira, yo tengo dos hijas, una que va a cumplir ahorita 18 años y otra de 17 años, estoy casada ya casi por 20 años con mi pareja que mi esposo es de Venezuela, muy bendecida con mi familia, gracias a Dios, con mis hijas que están sanas, mi esposo y yo pues nosotros tenemos un negocio de aire acondicionado y pues yo le ayudo a él en el negocio y pues desde que yo lo conozco a él siempre se ha dedicado al negocio del aire acondicionado, pero cuando nació mi primera hija él sacó su licencia y pues desde este año del 2005 para acá él tiene su negocio de aire acondicionado con su licencia residencial comercial y pues ahí estamos los dos acoplados en ese negocio del aire acondicionado. Que aquí en Phoenix ni se necesitan aires, ¿verdad? O sea, no sé qué están haciendo aquí. Exactamente, eso le iba a decir, tan necesario y tan importante. Aquí eso no es un lujo, es una necesidad, señores, para los que no han venido por acá a visitarnos Arizona, los calores son extremos así que pues hacen una bonita labor, contribuyen bastante porque la verdad es de que aquí no podemos comportar yo creo que ni un día sin el aire acondicionado. No, definitivamente bien dicho lo que dijiste, aquí el aire acondicionado no es un lujo, no es un lujo, es una necesidad. Exactamente, entonces nosotros manejamos nuestro negocio desde la casa, es un negocio desde la casa, tenemos ahí nuestra oficina y todo, pero igual trabajamos en todas las áreas de lo que es el área metropolitana de Phoenix, Mesa, todas estas áreas de aquí de Arizona, todos trabajamos aquí. Perdón que los interrumpa, el domingo me pasó algo muy chistoso, estábamos jugando y se me fue la luz en la casa y lo primero instantáneamente no es pensar en que chin, o sea el teléfono, que las computadoras, es el aire. El aire nos cierra y todo, o sea que no tenemos descanso porque no sabemos, o sea es lo primero aquí en Arizona, yo me acuerdo que en Guadalajara que se te iba la luz y pues mi mamá con sus velitas y que preocupación, aquí no, aquí si te preocupas porque se te va el aire. Aquí no te preocupas porque no puedes ver donde pisas, acá te preocupas por el calor tan fofocante. Sí, la verdad que sí. Y sobre todo ahorita que ya viene más duro el calor que sube hasta 120 grados ahorita lo que es junio, julio y agosto, son los meses más pesados. Bueno, de hecho aquí tenemos más meses más pesados de calor que de un clima bonito, donde no hace tanto calor. Así es. Cristal, este... Ay, perdóname Luisa. No, tranquila, tranquila, tranquila. Te sientes más cómoda también. Siento muy bien como la conozco. 17 años ya que te conozco, ¿verdad? Fíjate que sí, ya son 7 años y algo. Sí, ya bastante tiempo que me he aguantado. Ni locura. Yo quiero saber algo, es importante mencionarlo porque cuando invitamos Marina nos dicen, sí, sí, sí, y entonces, ¿y de qué voy a platicar? ¿Qué es lo que voy a decir? ¿Qué tema vamos a tocar? Y es simplemente contarnos la historia. Y yo quiero saber, compártenos Cristal, ¿dónde fue ese parteaguas tuyo? ¿En dónde tú abriste conciencia? Porque indudablemente está en nuestra misma frecuencia, Cristal, en donde cree fervientemente en el despertar de la conciencia. Bueno, como les estaba comentando hace un ratito antes de empezar el podcast, les estaba comentando que no es, bueno, en mi caso, en mi caso muy personal, obviamente todo el mundo tiene su propio ritmo en qué momento se da cuenta o a veces como yo a mí en mi caso no me, pues realmente no me di cuenta. Simplemente empecé a, no sé, a tomarle tanta importancia a cosas que realmente no la tenían o cosas que a lo mejor en mi mente decía yo me voy a poner a pelear con algo que realmente no vale la pena. Entonces, no sé, de repente cosas así que te empiezas a decir, bueno, cosas que las dejas pasar porque no valen la pena y a veces antes dices, ah no, pues uno quiere siempre querer buscar alguna discusión por algo que realmente no vale la pena. Entonces tú empiezas a decir, bueno, hay que dejar pasar esas cosas para que no haya ningún problema porque son cosas que realmente son, como dicen luego, tonterías. Entonces, y como te digo, empiezas a fluir en una vibración diferente en la que realmente no, para serte sincera yo no me he dado cuenta, pero lo que sí te puedo decir que sí he notado más es en, por ejemplo, en el caso de ya más personal que he sentido como que ya no me fijo tanto en el exterior, sino me meto más en mi interior, en mi ser superior que soy yo, mi persona y es ahí donde siempre encuentras las respuestas que necesitas. Es ahí donde tú siempre, es como cuando llegas a un lugar bien cómodo, bien donde te sientes con paz, con tranquilidad, eres tú mismo. Y a veces cuando descubres eso, es cuando tú dices, ahí estoy dando un pasito más adelante, ahí es cuando ya estoy sintiendo un alivio, cuando ya estoy conectando más conmigo, con mi ser, con lo que yo siento, con lo que me dice mi corazón, mi alma. Entonces, así es que me he dado cuenta en ese aspecto, pero exactamente cuándo pasó, no lo sé. ¿Cuánto tiempo tienes aquí? Yo tengo aquí en Arizona desde 2004. Es más de aquí que de allá. O somos ni de aquí ni de allá, ¿verdad? Sí, ya son bastantes años, la verdad. Y me gusta mucho Arizona, me gusta mucho. Me siento cómoda viviendo aquí. Es una ciudad muy bonita para mí en lo personal, a pesar de que a mucha gente no le gusta por el clima, pero la verdad Arizona es una ciudad muy bonita. Pues en muchos otros estados, pues sí, las personas les toca lidiar con los desastres naturales, ¿verdad? Entonces aquí, pues en esta parte somos afortunados. Sí, tenemos que lidiar con el calor algunos meses, pero pues ahora sí que dentro de la casa o de los lugares que nos encontremos, pues no vamos a pasar. Es nada más el ratito que vamos para de un lugar al otro. Y pues sí, obviamente las personas que trabajan donde sí se tienen que exponer más a los calores, pues son las personas que más les sufren. Pero yo también estoy de acuerdo contigo, Eloita, de que aquí en Arizona es bastante cómodo para vivir. Bastante tranquilo. Bastante tranquilo. Sí, sí, es muy tranquilo. Bueno, y volviendo al tema de esto, también quisiera decirles que no todo el tiempo uno se debe de sentir que uno lo sabe todo. Siempre todos los días uno va aprendiendo cosas nuevas. Siempre aprendes de tus amistades, de tus hijos, de tu pareja, de las cosas que escuchas. Siempre uno tiene que estar en constante, en estar activo escuchando, escuchando mucho, porque cuando uno calla uno escucha, entonces cuando escuchas es cuando aprendes. Y eso es una clave para poder crecer más como persona y como ser humano también, el escuchar. El escuchar y saber cuando uno tiene que quedarse, pues no diría que callado, pero sí en una forma, en silencio. Para escucharte a ti primero y después escuchar a los demás. Tan difícil esa parte, tan muy complicado el quedarse en silencio, porque no sabemos estar en silencio. Es abrumante, o sea, quiero estar con la gente, quiero estar acá, quiero estar allá, pero cuando estoy solo, que es donde realmente necesitamos estar en esa soledad para poder conectar, para poder escuchar nuestro cuerpo, para poder escuchar nuestra alma y decir, vamos para allá, vamos para allá. Las respuestas, como tú lo dijiste, están dentro de nosotros, pero el mundo de afuera, la vida que llevamos tan ajetreada, hijos, esposos, amigos, trabajo, etcétera, etcétera, nos desconectan de eso. Entonces es importante... Hay bastante ruido, realmente hay mucho ruido. Y lo chistoso es que nosotros, la mayoría de las personas, queremos estar en ruido, porque es difícil enfrentarse a estar en silencio con uno mismo, porque por si salen los demonios. Lo que comentábamos en el episodio pasado de cultivando nuestro amor propio, nos cuesta difícil estar a solas muchas de las veces porque no estamos acostumbrados, estamos acostumbrados a estar rodeados de personas todo el tiempo y a lo mejor porque tenemos el miedo, ¿verdad?, a empezar a conocernos un poquito más. Entonces por eso es que a lo mejor nos puede resultar a lo mejor un poco atemorizante el empezar a hacernos esas preguntas y encontrar respuestas dentro de nosotros mismos que están todas, como lo decías tú, Lupita. Sí, pues creo que fue en ese episodio en donde me compartí, ¿no?, de que por algo estaba en una cita, nunca llegó la persona a la cita y yo en el restaurante ya pidiendo y yo... O sea, nunca he comido surja. O sea, ¿qué iba a pasar?, ¿qué vergüenza?, ¿qué miedo? Y ya sabes, todo eso que hay en tu cabeza te empieza a platicar todo. Y entonces dices, oye, gracias universo, gracias por esta hora que me voy a dar a mí, a sentarse a comer con Lupita. Yo nunca lo había experimentado y el universo me obligó, la situación fue, y la verdad es que agradezco mucho esa parte en donde te sientas a comer, te sientas a estar un rato contigo misma y es donde encuentras muchas, muchas respuestas. Así que háganlo, háganlo, se los recomendamos. Lo hemos hecho antes, créeme que no lo habías hecho, mi hijita. Cuando le comentó a Lupita, le digo, fíjate que yo ya lo he hecho y yo me siento bastante cómoda, le digo, ves lo que tú decías, Eloisa, todo el proceso de nuestra evolución en nuestra vida nos va llevando a lugares increíbles y cada vez resultamos sintiéndonos más cómodas, lo que antes mirábamos necesario, indispensable en nuestra vida, ahora ya quizás no le demos tanta importancia como lo mencionabas tú, se caen más por el interior que por el exterior. Y personas, nos llevan a las personas, nos empiezan a conectar con personas que estamos en la misma frecuencia, no significa, a mí me refiero al micrófono, no significa que porque estamos enfrente de un micrófono ya somos seres superiores y ya sabemos todo, no señores, o sea, por eso estamos aquí, porque estamos aprendiendo. Como lo dije ahorita, todos los días es un despertar, todos los días es un darte cuenta de cosas que escuchaste o alguien te dijo, algo aprendiste, todos los días estamos aprendiendo cosas nuevas y a veces son cosas que nos impactan, como hace rato escuché que Marina dijo algo que leyó en un libro que le impactó, ¿qué fue la frase? Se trataba más que nada que hacía referencia a lo que somos las mujeres que nos la pasamos bastante tiempo ocupadas y es una gran diferencia de estar ocupada a estar productiva, entonces eso se me quedó allí grabadito y dije pues vale la pena compartirlo. Claro y es algo que a lo mejor nunca habías escuchado y te impactó en ese momento. Por eso te dije, hay cosas que te hacen clic y que te marcan y que tú siempre estás con eso en la cabeza y lo llevas a la práctica cuando tienes un problema, una circunstancia que no sabes cómo reaccionar. Sí, correcto, sí, y pues en ese caso cuando nos hace clic o es porque nosotros estamos pasando por una situación o alguna persona muy querida de nosotros quizás, entonces ahí es cuando entrenas. Y todo llega, por eso dicen que los tiempos de Dios son perfectos, llega cuando tiene que llegar, quizás ya te había pasado por ahí de frente y no supiste observarlo porque no estabas preparada, no estabas lista para recibir eso. Correctamente, sí, los tiempos de Dios son perfectos y todo llega cuando tiene que llegar porque muchas veces no estamos preparados como dices tú. A veces te llegan cosas y si no estás preparada mentalmente y emocionalmente no sabes captarlas o no las sabes disfrutar en el momento o no sabes tomar la mejor decisión de lo que te está pasando o cómo reaccionar si es algún problema o es una situación donde hay que reaccionar. Hay que reaccionar. ¿Te gusta leer, Eloita? Pues la verdad a veces me toma mi tiempo porque como no tuve eso desde pequeña que me dijeran, oye, ¿sabes qué? Mira aquí está este libro para que lo leas. Pero yo misma con el tiempo me he dado cuenta que son hábitos que uno tiene que formar, entonces yo me he puesto a hacer ese hábito por lo menos unos 20, 15 minutos al día de leer un libro. Entonces ahorita estoy leyendo un libro muy bonito que me ha gustado mucho, se llama El Poder de la Hora, que se trata de cómo nosotros tenemos que vivir este momento, lo que está pasando ahorita porque es lo único que cuenta, es lo único que hay, es lo único que tenemos. Entonces muchas veces cuando entramos en ansiedad o entramos en algún tipo de depresión es porque estamos viviendo, si es depresión estamos viviendo en el pasado, en lo que nos pasó. Si es una ansiedad es porque estamos pensando en algo que no existe porque está en tu cabeza solamente. Entonces eso es lo que nos hace formar esa ansiedad y a veces hasta caemos en ataques de pánico, pero pues todo eso tiene solución pero desde nuestro interior, como decía desde hace rato. Volver a nosotros mismos y reconectarnos ayuda mucho, sobre todo también cuando uno empieza a hacer, como por ejemplo el mindfulness o un poquito de meditación, no sé si ustedes han tratado de hacer eso también. No, yo no. Te cambia bastante la vida cuando comienzas a practicarlo y no es por moda, no es porque oyes los sanos. Eso sí se recomienda. Exacto, toda la vida ha existido y más que nada es porque ahora sí que hay hasta estudios, ¿verdad? Donde se han realizado a personas y muestran como si es de provecho para nuestro bienestar. Claro que sí. Para nuestro bienestar. Entonces cuando se comienza a aplicar todo esto que es beneficioso para nosotros, pues lo que mencionamos, nuestra vida cambia y siempre para mejorar. La razón por la cual te preguntaba acerca de si te gusta leer, era para preguntarte si tenías algún libro que nos recomendaras que enjeras. Tú mira, este libro que yo leí siento que me gustó mucho y siento que le aportó bastante a mi vida. Pues este que estoy leyendo ahora es uno de los que más ha aportado muchísimo a mi vida. Sí. Este es el que estoy sintiendo que de verdad las cosas que dicen ahí, lo que estoy leyendo, lo estoy sintiendo, lo estoy canalizando, está muy bueno este libro. Y a mí me encantó mucho lo que dijiste referente a que como culturalmente no tenemos ese hábito, porque también en México simplemente no te crean ese hábito, pero lo importante aquí es esa parte de, eso es una cosa de la lectura, pero ¿qué pasa con los traumas que traemos jalando de nuestra familia, de nuestros padres? Y hay un punto en donde tú te tienes que responsabilizar y es parte del resultado de abrir conciencia, en donde tú dices, bueno, pues sí, o sea, dejar de echar la culpa a mis papás, que los traumas que traigo son a causa de por mis papás o por la abuelita que me crió, etcétera, etcétera. Todo el mundo la culpó en culpables de porque yo ahorita soy pobre, soy eso, soy el otro, soy el otro. Entonces hay un punto en donde tú ya tienes que tomar esa responsabilidad y decir, ok, yo no tuve ese hábito de la lectura, pero hoy ya lo voy a hacer. Entonces me encanta porque eso es un granito. Me imagino que ha pasado lo mismo con todo el rollo que traemos de traumas, porque todo mundo tenemos traumas, todo. Exacto, entonces en el punto en donde simplemente hay unas personas que ni por aquí les pasa, pero hay otras donde dices, bueno, o sea, sí, mis papás. Y cuando empiezas a honrar a tus padres donde dices, bueno, mis papás hicieron lo mejor que pudieron hacer con lo que tenían en ese momento, gracias por eso, pero ahora yo ya a mis 25 años tomo conciencia, es mi responsabilidad, perdón, 26, pues 26, tomo responsabilidad de lo que yo quiero, porque a partir de ahora todo lo que me pase es mi culpa. Sí, porque es mi responsabilidad sobre todo. Sí, exactamente. Son las decisiones que tomamos. Exacto. Ya no somos los niños que mamá venía y nos decía, mira, ponte esta ropa, o ve para allá, o hazme aquí, o lleva aquí. No, ahora somos unos adultos y tenemos que tomar responsabilidad de nuestras acciones y de nuestras decisiones. Exactamente. ¿Hay algo que extrañas tú de México, de tu lugar de nacimiento, de Sinaloa? Yo te iba a decir la comida, pero no, o sea, quiero ventilar. La Eloisa cocina bueno, pues, o sea, de verdad, de verdad, rechupete. O sea, todo lo que le pongas, si no lo sabe, lo aprende y le sale como si tuviera toda la vida cocinando esa cosa, o sea, de verdad, se los digo. Se nota que me quieres mucho, así que la comida no la extrañas. Pues, mira, una de las cosas que extraño principalmente, pues, mi familia. Esa es una de las que más extraño. Y, pues, otra, el sentirme en mi casa, el sentirme en mi patria, el sentirme en esas veces que tú te sientes como que no perteneces y no encajas en un país donde no naciste, donde no es el tuyo, donde es otro idioma, otra cultura. Yo extraño eso de mi país. Extraño la cultura, extraño el, no sé, la gente. El acofacho, el acofacho es diferente. Sí, exacto. Todo eso lo extraño muchísimo. Extraño caminar por las calles de mi hermoso Sinaloa, donde yo nací. O sea, son cosas que se añoran mucho. Bueno, en mi caso, yo las añoro mucho. Sí. ¿Tú extrañas? ¿Cuánto tiempo tienes aquí, Amelina? Fíjate que yo desde el 2020. ¿Tienes aquí? Sí. ¿Y qué es lo que extrañas? Pues, fíjate que también esa parte, lo que se siente, ese amor caluroso, se siente muy bonito. Lo que hemos comentado en algunas ocasiones allá, aunque no te conozcan las personas, te saludan con una sonrisa y te ponen a la disposición para ayudarte en lo que puedan ayudarte. Y eso me gusta bastante de allá de México. Y eso se puede apreciar, no nada más, te lo digo hablando de Durango, sino de todo nuestro México bonito. Porque cuando vamos para la frontera, en cuanto ya entras para México, ya tú, o se puede decir, entras o sales. Pues depende de donde estés. O sea, en el episodio pasado, yo era la bilingüe, ahora acá la marina. Sí, ya no. Dijimos, ya ni inglés ni español. Pero bueno, se siente todo y hasta huele delicioso. Sí, de hecho, yo tengo gente que me dice, no, es que nomás entramos a México, el olor cambia, cambia. Y la verdad es... Se te antoja todo lo que hueles de comida, bien rico. Esa amabilidad de la gente, esa calidez con la que tú dices que te trata la gente. Y es verdad, en esta cultura, aquí en Estados Unidos, no es que la gente, no voy a hablar de que la gente es mala, no, no es mala. Simplemente la gente tiene otra cultura, otra forma, los criaron diferentes. Estamos criados diferentes, en culturas diferentes, y obviamente se respeta, porque vivimos aquí, y siempre uno tiene que respetar al país donde uno vive, obviamente. Pero si nunca, por ejemplo, yo no te puedo decir que me he acostumbrado a la forma de vivir de aquí, porque la verdad todavía... O sea, pueden pasar 20 años y no. Siento todavía que extraño ese calorcito de sentirse en tu patria y en tu casa. Sí, es parte de lo que platicamos ayer, Eloísa y yo, qué raro se siente eso, pero... De cómo como madres estamos, o sea, que traemos ese choque cultural de... Nuestros hijos pasan la mitad de su día en una escuela, en esta cultura americana, pero pues en su casa, pues por ser mexicanotas, a mucha honra, pues traen esa mezcla también. Y es bonito, porque yo me he enfrentado a muchas cosas que en México, como los sleepovers aquí, que dejas dormir a tu hijo en la casa del amiguito y todo eso. O sea, es algo que culturalmente no se da. En mi casa, obviamente, jamás en la vida tuve esa experiencia, pero tienes que decirle, bueno, yo se lo dije a mis hijos, tienes que abrirte y sacar lo bueno de las dos culturas. Y vivir así, o sea, estamos en Estados Unidos, sí, son muy fríos, etcétera, etcétera. Son muy amables. A mí yo nunca he tenido una experiencia grosera. La he tenido más con los que ya se sienten... que son de allá, pero ya se sienten más de aquí. Sí, más así como que, bueno, yo ya no soy mexicano, yo ya soy ahora gringo. Entonces, que los mismos americanos, ¿no? En donde se siente esa de, oh, no importa que no sepas hablar bien inglés, te entiendo perfectamente. Pero llegas con uno de los otros y entonces tú les dices, oye, ¿hablas español? Y, I'm sorry, what? Oh, my God. Es muy con su conformismo. Y yo la primera experiencia que tuve aquí en Chile la vencé a su mamá. Y volvió y dice, ¿qué me dijiste? Y yo, ¿que no sabías hablar inglés? Español, perdón. Pero sí, ¿cómo lo manejas tú en tu casa? ¿La cuestión de los idiomas o la cuestión cultural? La cultural con tus hijas. Pues mira, como a veces en este aspecto de hablando ya de, enfocándome un poquito en lo que dijiste de quedarse a dormir, o los sleepovers, en quedarse a dormir en casa ajena, la verdad yo todavía, hasta ahorita que mis hijas tienen, mi hija va a cumplir 18 años, todavía tenemos esa restricción con ellas. Porque tú sabes que siempre nunca sabes, porque tú al dejar a tu hijo ir a una casa ajena, a una casa de un amiguito, conoce, mis hijas pueden conocer al amiguito, pero nosotros no sabemos quién visita esa casa, quiénes son sus papás de la amiguita de mis hijas. Y a veces en esa cuestión se pueden dar muchas cosas que uno no está ahí para defender a los hijos, uno no está ahí. Y como dicen, como dicen en México, hay un dicho que dice que el diablo nunca duerme. Entonces, no sabemos. No por nada están esos dichos. Y ahorita están pasando tantas cosas, tan duras en este país, tan difíciles de asimilar. Y uno, la verdad, uno como madre, entra un poquito en ese, no voy a decir en miedo, pero sí en un poquito de preocupación por la cuestión de nuestros hijos, que si van a estar a salvo. Ya ahorita uno también la piensa hasta mandarlos a la escuela, por la cuestión de que han pasado tantas cosas en escuelas, en centros comerciales, en muchos lugares. Y a veces uno se pone a pensar y dice, bueno, ¿en dónde estamos seguros? Si se suponía que en este país había seguridad. ¿Y ahora? ¿Dónde vamos a estar seguros? ¿Dónde están nuestros hijos creciendo con seguridad? ¿Ya no este país no te la da? Ya no, no. Ya esto no es una garantía en ningún lugar. Desafortunadamente, cada vez se ven, pues, estos que van de mal en peor, lo que son los ataques. Espero me esté escuchando mi papá para que se dé cuenta que cuando voy a Guadalajara y quiero salir, dice, pues, ¿qué crees que estás haciendo en Estados Unidos? Aquí sí hay peligro. No estás tan bien aquí, papá. Ya lo vendría a mi papá, pero sí, es cierto. O sea, no se va a volver mal. Vamos a lo mismo él por querer protegerte tal como nosotros lo hacemos con nuestros hijos. Sí, porque él, que está viviendo allí ahorita, a lo mejor a la Lupita, de repente, cuando va, se le olvida, ¿no? Se le olvida y quiere desatarse y andarse arriba para abajo. Porque hablando de lo cultural, o sea, ¿qué es esa calidez en donde vas y amigos de años? Años, años. Desde que estás aquí en Guadalajara, aquí tienes que hacer cita tres semanas antes para ver a la loita. Ahora resulta que yo soy la más preocupada. Sí, pero sí es cierto. Sí, pero sí es cierto. Oye, estoy aquí por tu casa. ¿Puedo caerle? ¡Cállate! O sea, el tres de la tarde me la cuelgo. Y déjame decirte que a veces ni te hablas. No, nada más te tocan, nada más te tocan. Allá es muy común, ¿verdad? Es que se visitan las personas, nada más llegan y te tocan y te dicen lo que te quieren decir al grano. Por eso antes de irte, echale caldo a los frijoles, porque de repente... Y es bienito porque a lo que... Bueno, regresamos a lo del tema. Siempre eres bien recibido, adonde quiera que llegues. Y lo que mencionábamos, sea como sea la circunstancia de esta familia, ellos te van a ofrecer o tu vasito de agua o tu tacita de café, se siente este cariño cuando tú llegas a visitar a una persona. Sí, y aquí no. Aquí de verdad es ese rollo de que tienes que hacer cita para ir a visitarte, los tiempos, ¿qué tal las fiestas infantiles? Este es otro punto. Las fiestas infantiles, la primera fiesta infantil que yo llevé a mi hijo aquí, en donde es de 10 a 12. O sea, punto y se acabó. O sea, dos horas y así, tal cual. Súper puntuales los americanos para empezar y para terminar. Nada de que, ¡ay, pues ya agarró las pedas! Y ellos no manejan lo de que a las seis para que lleguen a las siete. No, ellos si dicen seis, es seis. Y nosotros no, nos tienen que decir a las seis para poder estar a las nueve. Y a las ocho. ¡Ay, la niña! ¡Se fue! ¡Cómo gordo! ¡Ay, no! A él le decíamos, vamos a poner una hora extra, porque ya está dando a entender que llega tres horas más tarde. ¿Tres horas antes? ¿Por qué? Pero sí, es eso. Son los propósitos de este año. Llegar dos horas antes. Llegar a cierta hora. Darle una. Pero desde ahí, pues, el respeto. Aquí es mucho del respeto del tiempo. Bueno, es otra cosa cultural que tenemos nosotros, los hispanos, de llegar tarde a donde sea. Y aquí el americano, ¿no? Aquí el americano es puntual, inicia la hora y está la hora. Sí. Entonces eso también, hay esas cosas a veces que uno tiene que trabajar para acoplarse a esta cultura de aquí de Estados Unidos. Y es que también tenemos que ser conscientes del tiempo de las demás personas. Porque a lo mejor no es porque la persona sea poco cortés y que diga, no, te dije de tal hora a tal hora. Sino porque ahora que vivimos con las prisas, todo el tiempo con diferentes responsabilidades que tenemos que hacer aquí, se maneja todo por citas. Si tienes al doctor, aquí no te la van a pasar si llegas media hora tarde. Tienes que estar allí puntualita. O creo que a veces lo más que te dan son cinco minutos de más tarde. Entonces muchas veces es por eso también. No tanto porque sean poco sociables o porque quieran todo a la perfección, pero son cosas que tenemos que aprenderle y que sí nos van a beneficiar. Sí, y es parte del respeto. Cosa que nosotros, como culturalmente lo vemos, es como, ay, qué sangrón, qué exagerado, ¿no? Estamos justificando nuestras responsabilidades, nuestras negligencias. Oye, qué chido, ¿no? Qué padre, de ocho a diez, o sea, punto, se acabó la fiesta, se acabó todo y ya tienes tiempo más. No, en México hacer una fiesta es todo el día. Todo el día. O sea, todo el día. Y esa parte no la terminamos, no la hemos cortado. Nosotros nos acabamos de adaptar en esa parte porque cuando hacemos nuestras reuniones mexicanas, es para empezar eso. Bueno, si quiero que lleguen a las ocho, yo tengo que decirles a las cinco. Ay, ya los cuatro. Ya sé. Ya los cuatro. A mí dime que sí. Ya, ya vas a poder. Y es que no tiene hora. O sea, no sabes a qué hora se va a terminar la fiesta. Oigan, aquí les voy a, como dices, a balconear. Pero miren, es que siempre me toca a mí desde Bacay a manejar hasta Phoenix. Entonces, hay veces que el GPS te cuesta tanto tiempo, entonces no es excusa, ¿verdad? Deberíamos de tomar a lo mejor otra hora adicional para poder llegar. Porque ahora están nuestras hermosas chicas, les tocó venir a mi casa y dicen, ay, me salió más lejos, le merecía que tanto, y ya me estanquean el tráfico. Entonces, se alarga bastante, ¿verdad? Lupita, entonces no es como que si te marca aquí una hora, a la hora ya está. Si estamos súper retiradas. Y aquí, pues, a nuestra invitada especial, Eloisa ya está un poquito más cerca de conmigo, ¿verdad? Pero, sin embargo, lo mismo, el GPS dice una cosa y te resulta con otra. A mí me la jugó, hace como unas dos semanas, a casa de una amiga, me decía 26 minutos, y cuando iba, pues, me la alargó a una hora. Era el total, no eran 26 minutos, eran una hora y 10 minutos. Por el tráfico. Por el tráfico. Porque últimamente ha estado bastante, el tráfico, sobre todo en el interestatal 10, ha estado demasiado bloqueado el tráfico ahí. No sé qué es lo que ha pasado, no sé si ha aumentado, ha aumentado accidentes, yo no sé, pero ahí se pone. Y bastante construcción también, entonces, eso retarda un poquito más. Y cuando Eloisa me invitaba a su casa, y yo, hijo, tengo que sacar pasaporte y visa, todo el rollo, porque tenía ansiedad, legítimos, legítimos. Y luego, conozco a la Marina Ninja, disculpa. Para que todavía, oye, para que todavía, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye, oye,