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There is a debate among Christians about whether or not to celebrate Christmas. Some believe it is a pagan holiday and should be avoided, while others think it is an opportunity to focus on Jesus. The speaker decides to talk about Jesus and what he did on Earth. They refer to the Gospel of John, specifically chapter 20, verses 30-31, where it is explained that the purpose of the book is to show that Jesus is the Son of God and that believing in him brings eternal life. The speaker discusses the miracles or "signs" that Jesus performed, starting with turning water into wine at a wedding in Cana. This sign demonstrates that Jesus is not limited by time. Another sign is healing a paralyzed man at the pool of Bethesda, showing that Jesus is not bound by human limitations or rules. Finally, Jesus feeds a large crowd with just a few loaves and fish, proving that he is not restricted by numbers or quantities. These signs reveal that Jesus is above time, space Y en el mundo cristiano hay un gran debate en si, como cristianos, deberíamos celebrar la Navidad o no. Está el grupo que dice, eso es una fiesta pagana, es del diablo, y si celebran la Navidad van a llevar fuego y el infierno se los va a llevar. Y están otros que dicen, bueno, sí es cierto que Jesús no nació un 24 o un 25 de diciembre, pero como el mundo está pensando en la Navidad, el mundo está pensando en Jesús, en el bebé Jesús, entonces hablemos de Jesús. Y debatiendo en si, por qué camino irme, si irme por el A o por el B, decidí irme por el de en medio. Y voy a hablarles de Jesús, voy a hablarles de quien Él es, pero más específico les quiero hablar de lo que Él hizo, de lo que Él hizo en esta tierra. Y normalmente se dan cuenta que cuando trato de hacer la imagen de la prédica, trato de poner algo que llame la atención, pero esta vez decidí dejarlo así. Dejar Jesús y un punto, porque no creo, es mi convicción, que Jesús es suficiente para la vida de cada uno de nosotros. Y me voy a enfocar en el Evangelio según San Juan. Y hay una parte en donde Juan habla, y es en el Juan capítulo 20, 30-31. ¿Y por qué no lo buscan? Háganme el favor y lo buscan, quiero que vean algo que está en sus Biblias. Juan 20, capítulo 20, versículo 30 al 31. Es casi el último capítulo del libro de Juan. ¿Lo tienen? Si ven arriba del versículo 20, ¿qué dice ahí arriba en letras negras? El propósito del libro. Entonces, acá en estos dos versículos, Juan nos va a explicar por qué Él escribe este Evangelio. Y dice, hizo además Jesús muchas otras señales, ¿en presencia de quién? De Sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios. Y para que creyendo, tengáis vida en Su nombre. Oremos. Señor, gracias te doy por el privilegio que nos das de una vez más conocer Tu Palabra, predicar Tu Evangelio, Señor. Te pido que sea Tu Santo Espíritu esta noche con nosotros. Te pido, Señor, que la verdad de Cristo sea revelada a los corazones, sea revelada a las vidas. Toma el control de todo lo que se va a hablar esta noche, mi Dios. Gracias, mi Dios, porque sé que estás acá y sé que esta Palabra cambiará nuestras vidas. En el poderoso nombre de Cristo Jesús. Amén, amén y amén. Si se dan cuenta, Juan no llama a los milagros de Jesús milagros, sino que les llama, ¿cómo? Señales. Juan le llama señales. Y es importante el por qué Juan le dice señales. Porque Juan te está diciendo, mira, Jesús hizo muchas cosas, hizo demasiados milagros, sanó a muchos enfermos. Pero yo, Juan, he escrito en este libro, en este Evangelio, ciertas señales específicas las cuales fueron necesarias para que los discípulos creyeran en Jesús y que si ustedes creen en el nombre de Jesús, entonces ustedes tengan vida eterna. Y vamos a hacer eso. Vamos a empezar a ver cada una de las señales que están en el libro de Juan. Vamos a ver lo que significó en ese momento, lo que significó para las personas que lo vieron, y luego vamos a ver lo que significa para nosotros. La primera señal que Jesús hace es en una fiesta. ¿Saben dónde era la fiesta? ¿Las bodas de dónde? ¿De dónde? De Canaá, con tilde en la A. Y la historia dice que la mamá de Jesús, María, había sido invitada a una boda. Y después en el versículo 2 dice, y también Jesús y sus discípulos fueron. Como que Juan lo pone como que Jesús y sus discípulos se van de colados. Invitan a María y Jesús y sus discípulos se van de colados. Y llegan a la fiesta, era una fiesta muy grande, estaban todos celebrando, y la Biblia menciona que tenían seis tinajas, y aproximadamente a esas tinajas les cabían cien litros de vino. Entonces habían aproximadamente seiscientos litros de vino, y se acabó. Se lo tomaron todo. Y en ese tiempo, que se acabara el vino era una gran deshonra, era un bochorno. Es como cuando la novia se casa y el vestido lo tiene sucio, algo así. Y entonces se preocupan porque se acabó. Y vienen, no saben qué hacer. Y María va, se acerca a Jesús y le dice, Jesús, se acabó el vino. Y Jesús le contesta, mujer, ¿qué tienes contra mí? Aún no ha llegado mi hora. Y la Biblia menciona que María inogró por completo lo que Jesús le dijo. Llama a los meseros, a los sirvientes, y les dicen, vengan. Váyanse donde aquel muchacho que está allá, y hagan exactamente todo lo que él les diga. Entonces van los sirvientes, Jesús se ve contra la espada y la pared, y vienen y les dicen, ok, ven esas seis tinajas que están vacías, llénenlas de agua. Las empiezan a llenar de agua, y luego les dice qué, sírvanla. Y estos hombres en un acto quizás de, bueno, no van a tomar vino, van a tomar agua, fueron, tomaron el agua, y le empezaron a servir. Y automáticamente, ¿qué sucedió? Esa agua se convirtió en qué, en vino. Y es ahí, dice al final, en el versículo 11, dice, y fue entonces aquí en donde los discípulos creyeron que Jesús era el Mesías. Entonces hasta ahí los discípulos lo estaban siguiendo, pero no estaban tan convencidos. Pero vio que creó vino, y dijeron, ah, es el Mesías, sigámoslo. Y esta señal es importante, porque en eso Jesús les empieza a mostrar a sus discípulos y a las personas que vieron este acontecimiento, que Él, Jesús, no era limitado por el tiempo. ¿A qué me refiero con esto? Para hacer vino es un proceso largo, llueve, cae la lluvia, después la planta lo toma, después la planta que lo toma crea la uva, después la uva se cosecha, después de la uva ser cosechada se saca el jugo, luego se fermenta por meses, y luego de haber sido fermentado entonces se crea vino. Jesús automáticamente en ese momento crea el vino. Y es un acto de decirles, miren, yo estoy por encima del tiempo, el tiempo no me limita a mí. Yo puedo hacer lo que quiera cuando quiera, en el momento que yo quiera, y no importa lo que se tarde, yo puedo hacer lo que me dé la gana. Y dice que dos días después, Jesús andaba caminando, y se le acercó un hombre que estaba en la fiesta, donde Él había convertido el agua en vino, y se acerca a Él y le dice, mira Jesús, yo vi que convertiste el agua en vino, es más, he visto que en el proceso ha sanado a otras personas, y mi hijo está muy enfermo, está a punto de morir, por favor vení conmigo y sanalo. Y la palabra dice de que en ese momento Jesús da la orden que este muchacho sea sano, y automáticamente el joven queda sano. El oficial en un acto de fe cree lo que Jesús le dice y se va para la casa. Llega a la casa, ve que su hijo está sano y les pregunta, ¿qué horas mi hijo fue sano? Y le dicen aproximadamente a las siete, y se da cuenta que en ese momento fue cuando Jesús dio la orden. Esta señal marca que Jesús estaba por encima del espacio, que era omnipresente, que Él no tenía que estar en ningún lugar para hacer algo. Ya había probado que estaba por encima del tiempo, ahora prueba que está por encima del espacio, que nadie lo controla, que Él puede estar aquí, puede estar allá y puede hacer lo que Él quiera. Luego Juan sigue hablando y se va y muestra cuando Jesús entra a un lugar que se conocía, el lago de Betesda, y ahí había un paralítico. ¿Saben por cuánto tiempo este hombre había sido paralítico? Treinta y ocho años. Y este lago, o este estanque mejor dicho, era famoso porque se creía que en algún momento un ángel del Señor iba a venir, iba a quitar las aguas, y cuando eso sucediera, el primero que se diera el chapuzón, iba a quedar sano. Dicho sea de paso, eso era un mito, nunca había sucedido, era una creencia nada más, era algo que ellos creían. Y este hombre está ahí, se le acerca Jesús y le dice, ¿querés ser sano? Y en este hombre, en vez de responder sí, le dice, mira Jesús, de querer quiero, pero sé que cuando se mueva esa agua, yo estoy paralítico. Va a haber uno que le falta una oreja y se va a meter antes que yo, así que no puedo. Viene Jesús, le dice, toma tu lecho, y anda. Y automáticamente el hombre quedó sano. Va, va contento, se va donde las personas religiosas de ese tiempo, y las personas religiosas se molestan porque Jesús sana a este hombre en un día de reposo. Y esta señal apuntaba a que Jesús estaba por encima de los paradigmas humanos que cada uno de nosotros podemos tener. Jesús estaba por encima de los paradigmas de este hombre de 38 años que nunca había estado sano, pero más importante, estaba por las reglas humanas que ellos habían establecido. Jesús les dijo, yo estoy por encima del tiempo, yo estoy por encima del espacio, y estoy por encima de los paradigmas que ustedes puedan tener como hombres. Así que Jesús continúa, y llega un momento en donde Él empieza a sanar mucha gente, y lo empiezan a seguir. Y llega un momento en donde se acerca al mar de Galilea, está ahí, y la gente se empieza a quejar que tiene hambre. Y viene, y Jesús se acerca a su discípulo Tomás, y le dice, ¿qué vamos a hacer, Tomás? La Biblia dice que Jesús le pregunta esto de una forma un poco retórica, porque Jesús, dice la Biblia, Él ya sabía qué hacer. Y Tomás le contesta, no sabo. Podemos trabajar días y noches, días y noches, y no va a ser suficiente para que estas personas tengan comida. Y ahí, en medio de esas personas, había un jovencito que tenía una canasta, que tenía cinco panes, y no dos peces, la Biblia dice dos pececillos, no eran ni peces, eran pececillos. Viene, Jesús le dice a esos discípulos, vengan, tomen las canastas, y empiecen a repartir. Y los discípulos, en un acto de fe, al ver que Jesús había sanado personas, había convertido el agua en vino, dicen, ¡démole! Agarran las canastas, empiezan a repartir, y entre más daban, más abundaba, y entre más daban, más abundaba. Fue tanto, que al menos cinco mil personas fueron alimentadas esa tarde, porque la Biblia solo cuenta a los hombres. Así que sabemos que al menos, por lo mínimo, cinco mil personas fueron alimentadas. Tanto fue el milagro, que aún sobraron doce cestas. En esta señal, Jesús demuestra que está por encima de los números y las cantidades. Que de la nada, Él puede crear lo que quiera. Que Él no es limitado, valga la redundancia, por las limitaciones humanas. Que Él no se limita por lo que un humano tenga en sus manos, o lo que no tenga. Que Él puede crear lo que Él quiera de la nada. Mostró que estaba por encima del tiempo, que estaba por encima del espacio, que estaba por encima de los paradigmas, y ahora está encima de los números. Y luego, otro evangelio muestra que Jesús les dice a sus discípulos, ¡váyanse! Yo me voy a quedar orando, así como todos ustedes se van a quedar orando a la vigilia esta noche. Les dice, ¡váyanse! Y los discípulos se van, y están en una barca, y dicen que están remando y remando, y viene una gran tormenta. Y en medio de esa tormenta, el evangelio de Juan lo hace corto. Dice que empiezan a ver que alguien empieza a acercarse a ellos, y era Jesús. Y es ahí cuando Jesús camina sobre las aguas, llega y está con ellos. Y esta señal apuntaba a que Jesús estaba por encima de la naturaleza. Que la naturaleza no definía ni detenía a Jesús. Que Él estaba por encima de la materia. No sé qué sucedió si el agua se congelaba cuando Jesús caminaba. Saben que Jesús pudo haber flotado, ¿cierto? Saben que Jesús pudo haber hecho lo que quisiera, pero Él específicamente decide caminar sobre las aguas para demostrarles. Ya les mostré que estoy encima del tiempo, que estoy por encima del espacio, que estoy por encima de los paradigmas, que estoy por encima de los números, y ahora les voy a mostrar que estoy por encima de la naturaleza. Los discípulos quedan asombrados, y más adelante, tres capítulos más adelante, se muestra la siguiente señal. Había un ciego. La Biblia muestra que este hombre era un ciego de nacimiento. Toda su vida había sido ciego. Los discípulos le preguntan, Maestro, ¿por qué este hombre es ciego? ¿Será que sus padres pecaron? ¿O será que Él ha pecado? Y Jesús les responde y les dice, Ninguno, ni sus papás ni Él han pecado. Él está ciego para que el Hijo sea glorificado en Él. Y viene y les dice las siguientes palabras, Mientras estoy en el mundo, les dice Jesús, Yo soy la luz. La palabra menciona que Jesús escupe al suelo, hace lodo, toma el lodo, se lo pone en los ojos, le dice a este hombre, Ve al estanque de Siloe, lávate, y serás sano. Y este hombre, en un acto de fe también, le hace caso. Y automáticamente él queda sano. Esta señal es particular porque es ahí donde Jesús se presenta ante todos como la luz del mundo. Ahí Él les dice, yo soy la luz. No importa la oscuridad que este hombre pudo haber tenido en su vida, no importa lo que este hombre ha tenido, yo soy la luz. Y entonces ahí todos empiezan a creer más en Jesús. Y hay un milagro más que Él hace, y es resucitar a su amigo Lázaro. Jesús va caminando, se acercan a Él, le dicen, mira, tu amigo Lázaro está muy enfermo. Y se acercan a Él, porque ellos ya sabían que Jesús tenía la fama de sanar enfermos. Entonces le dicen, anda, ¿a dónde Lázaro? Para que lo sanes. Y la Biblia menciona que deliberadamente Jesús espera. No se va automáticamente, espera. Espera a que Lázaro muera. Llega después que Lázaro ha muerto, se acercan a Él y le dicen, Jesús, si hubieras venido antes, Lázaro no hubiera muerto. Porque otra vez, ellos tenían la esperanza que Jesús pudiera sanar a Lázaro. Y es ahí donde Jesús mira al cielo y dice las palabras, gracias, Padre, porque me escuchas. Pide que muevan la piedra y le dice, Lázaro, ven fuera. Y es ahí donde le dice a todos, yo no solo sano enfermos, yo estoy por encima de la muerte. La muerte no me limita a mí. La muerte no limita a quien yo soy. Entonces, durante estas señales, Jesús le muestra, número uno, que Él no es limitado por el tiempo, que Él no es limitado ni por el espacio, que Él no es limitado por los paradigmas que podamos tener como seres humanos, que Él no es limitado por los números, que Él no es limitado por la naturaleza, que Él no es limitado por la oscuridad y que Él no es limitado por la muerte. Y entonces, Juan te da todas estas señales y después que te las da todas, viene y dice lo que leímos al principio. Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de Sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro, pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, para que creyendo tengáis vida en Su nombre. Viene Juan y les dice, todo aquel que crea estas señales, que apuntan a una cosa nada más, apuntan a que Jesús es el Enviado de Dios, es el Mesías, pero no sólo es el Enviado de Dios, sino que es Dios mismo hecho carne y que el ser Dios mismo hecho carne también es Hijo de Dios. Y todo aquel que crea en esto va a tener vida eterna. Eso fue lo que significó en ese momento. Ahora te diré lo que significa para nuestras vidas. Significa que de la misma manera como Él convirtió el agua en vino, no importa la circunstancia en la que nosotros estemos pasando de fracaso. Tal vez has llegado momento tras momento y te encuentras bajo la espada y la pared. No sabes qué hacer. Quizás es demasiado tarde. Quizás te has equivocado. No hay camino. Te puedo asegurar que Jesús no es limitado por el tiempo de tus errores. Si dejas que Él entre a tu vida esta noche y te entregas por completo a Él, le abrís las puertas de tu corazón completamente, algo nuevo puede suceder. El tiempo de tu fracaso no va a limitar a Dios. El tiempo de cuánto has decidido quedarte sentado en una silla y no hacer nada no va a limitar a Dios. El tiempo que has pasado atado en el mismo pecado no va a limitar a Dios si te entregas a Él esta noche. El tiempo de todo lo malo que has hecho si te entregas a Él esta noche no lo va a limitar. También quiere decir que cuando día tras noche Satanás te ha hecho pensar que estás solo, que nadie ha estado contigo, que esta vida la tienes que vivir solo o sola, Jesús te dice, yo estoy por encima del espacio. Yo no soy limitado por el espacio. Yo no soy limitado por lo que está alrededor mío. Contigo yo he estado. Tal vez has vivido un cristiano a medias. Tal vez fuiste como yo, que conociste al Señor desde muy pequeño. Estuviste en una iglesia viviendo a medias. Luego te apartas o no te apartaste y sentís que nadie está con vos entendiendo lo que te está pasando. Jesús te dice, yo estoy contigo. Yo estoy caminando contigo. Él está con cada uno de nosotros. No es limitado por los pensamientos de soledad. No es limitado por los pensamientos de tristeza. Él está contigo. Él está caminando con cada uno de nosotros y te quiere amar. De igual manera te dice, no sé que paradigmas puedas tener en tu mente, que probablemente Satanás te dice que intentas la misma cosa una y otra y otra vez y caes en el mismo error. Que estás por mucho tiempo atrapado en ese mismo error. Tal vez tenés el paradigma de que Jesús nunca te va a usar. Que simplemente vas a ser un adicto a las drogas más. Que simplemente vas a ser un fracasado más. Que simplemente vas a ser alguien que nunca va a llegar a hacer nada en su vida. Jesús te dice, yo estoy por encima de esos paradigmas. Yo estoy encima de esos pensamientos torcidos que puedan llegar a tu cabeza. Yo estoy encima de esos fracasos. También Jesús nos dice, no me importa de dónde vengas. Tal vez venís de una familia pobre. Tal vez venís y tuviste oportunidades de hacer algo en tu vida, de estudiar, yo qué sé. Y las desaprovechaste. O no tenés las circunstancias económicas para llegar a algún lado. Jesús te dice, no importa. De la nada yo puedo bendecir al que yo quiera. De la nada yo puedo hacerte alguien importante. De la nada yo puedo levantar tu vida. Jesús no es limitado por lo que nosotros tengamos en nuestras manos. Ni mucho menos es limitado por la cantidad de dinero que tengan en su cartera. No importa de la familia que vengamos. No importa de la circunstancia en la que estemos. Cuánto probablemente hayamos gastado nuestra vida si llegas a Jesús esta noche. Hay esperanza. Hay una manera de estar con Él. Jesús también nos recuerda que de la misma manera de cómo Él caminó a sus discípulos, Él está caminando a nosotros una vez más. Él se está acercando a nosotros una vez más. Tocando a las puertas de nuestro corazón y diciéndote, hagamos algo diferente. Siempre les predico esto porque ahora digo afortunadamente nazco en una familia cristiana y viví un cristianismo a medias. Viví un cristianismo en donde Jesús no era el centro de mi vida. Y digo afortunadamente porque ahora les puedo hablar al respecto. Y les puedo decir que no importa cuánto tiempo pasés en una iglesia. No importa si te presentaron delante de una iglesia. No importa si tus papás son venid de generación tras generación de evangelistas. Si tu vida no es dada a Jesús no vas a llegar a ningún lado. ¿Se dan cuenta que Jesús no tiene nietos? ¿Que Dios no tiene nietos? Él solo tiene hijos. Él solo tiene hijos. No vivan un cristianismo tan vacío que lo único que tienen es el pasado de lo que nuestros papás pudieron hacer. Ese era yo. Lo único que yo tenía era yo iba a una radio cristiana y hablaba boberas porque hablaba boberas. Pero eso es lo que yo tenía. Ah, yo tengo que soy líder de jóvenes a los catorce años. Catorce años líder de jóvenes. Eso es lo que yo tenía. Eso me llenaba. Ese era mi Dios. Y se me olvidaba que Jesús caminaba a mí constantemente para tener un encuentro conmigo. Constantemente caminaba conmigo para encontrarse conmigo. Y yo no le abrí las puertas de mi corazón. El ruido que había alrededor mío era mucho más grande que verdaderamente entregarme a Él. Que verdaderamente estar con Él. Les digo esto porque sé que muchos acá sirven en una iglesia. Muchos de acá están en alabanzas, servidores. Muchos conocieron a Jesús desde muy pequeños. Pero la pregunta es ¿esa verdad de Jesús ha sido puesta en nuestros corazones de verdad? Qué triste sería estar en un ministerio de alabanza y que vengan los años que te sientas solo. Que te sientas deprimido. Qué triste sería hoy voy con las que danza. Estar en un ministerio de danza hacer la danza de amor y y todo. Llegar todas las noches a tu casa y tener temor del futuro. Sentirte que no vas a llegar a ningún lado. No meterte con Dios. Hoy voy con los que mueven el sonido. Qué triste sería mover el sonido todos los domingos. Esté lloviendo, esté cayendo nieve. Moverlo todos los días y sentirte útil para el Señor. Y cuando estás ahí, sí, aunque te caiga una bocina en la cabeza y seguís adelante, Dios te bendiga. ¿No, Kevin? Es que se parecen. Que te caiga una bocina en la cabeza y sigas adelante. Si tu vida está atada al pecado. Hoy voy con Isaac, que a veces canta. ¿De qué te sirve que te pongan un micrófono y cantes? Hermana Kelly. O hermana Mayra. Hoy hermana Mayra estaba cantando. Se dieron cuenta que le dimos más volumen al... No es cierto. Dios la bendiga, hermana Mayra. ¿De qué te sirve cantarle al Señor y que digan ¡Wow! ¡Qué talento! ¡Miren cómo Dios lo respalda! ¡Miren cómo Dios la respalda! Y estar sin él. Sin que esta verdad que Juan está hablando sea puesta en tu vida. Les voy a dar la mía. ¿De qué te sirve decir sos hijo de hermana Mayra? La corta cabezas. Es cierto. Y vivir una vida de pecado. Ese era yo. Ese era yo. Para los que me conocieron hubo en ese tiempo una muchacha que se aprovechó de mí. ¿Ok? Yo le decía ¡No! ¡No! ¡Aléjate, Dalila! Y yo le decía que no. Y estaba en una iglesia. Y olvídense de la muchacha. Mi vida en general. No oraba, no leía la Biblia. Pero cuando me paraba ¡Ja, ja, ja! Así como Brian. De ahí veniste vos también, por eso lo dije. Y llegar y sentirte solo. Sentirte sucio por la carga del pecado. Sentirte miserable. Y saber que Jesús me busca. Saber que Jesús está tratando de caminar conmigo. Y yo lo sigo ignorando. Y le digo. Mañana. Mañana. Y seguir así momento tras momento. Pero después viene la señal cuando sana este ciego de nacimiento. Y nos dice Jesús. No importa la oscuridad que haya a tu alrededor. No importa. No importa cuántas veces le has regado. No importa. Yo estoy por encima de la oscuridad. Él está encima por los errores de tu familia. Él está encima del divorcio que pudo haber en tu familia. Del alcoholismo. Del adulterio. De la mentira. Del engaño. De lo que sea que ha venido alcanzando a tu familia. Está por encima de todo eso. Está por encima de tus errores. Está por encima de cuántas veces viste pornografía. Está por encima de cuántas veces has fornicado. Está por encima de cuántas veces has mentido. Está por encima de todo. Y Él te dice. Esa oscuridad la puedo quitar. Si crees en Él. Si crees en mí. Si crees que yo soy la luz. Y luego está esa última señal de la que hablamos. En donde te dice. Estoy por encima de la muerte. Estoy por encima de la muerte de tu ministerio. Estoy por encima de la muerte de tu futuro. De tu carrera. De tu familia. De tus sueños. Y más importante. Estoy por encima de la muerte que algún momento nos va a llegar a cada uno de nosotros. Y hay una señal más de la cual les quiero hablar. Está en Juan 20. Y es la muerte y resurrección de Jesús. Muchos piensan que cuando ven a Jesús cargando la cruz. Es un Dios derrotado. Es un Dios cansado. Ese es el acto más grande. Donde Él desplaza su poder. Y Él desplaza lo fuerte y lo poderoso que es. Jesús no estaba cargando una cruz simplemente. Jesús estaba cargando la condenación de cada uno de nosotros. Y aún así lo hizo. Lo puso sobre Él mismo. Y Él caminó a esa montaña y murió. Hay gente tan pobre. Tan pobre. Que le adoran a un Jesús crucificado. Lleno de sangre. Pero esa no es la señal. La señal es de que se entrega a Él. Por nuestros pecados. Se pone en esa cruz. Dice consumado es. Muere. Y luego Él. Resucita. Esa es la señal de la salvación. Nuestro Jesús no está en una cruz en estos momentos. Golpeado. Moribundo. Nuestro Jesús está sentado a la diestra del Padre. Gobernando. Gobernando por encima de todas las cosas que te dije. Gobernando por encima de los problemas. Gobernando por encima del infierno. Gobernando por encima de absolutamente todo. Ese es el Evangelio que predicamos. Ese es el Jesús que mostramos a la vida de ustedes. Ese es el Jesús que estamos enseñándole a cada uno de ustedes. Y luego viene Juan. Y al principio de su libro dice esto. En el principio Jesús era el verbo. Y el verbo era con Dios. Y el verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas fueron hechas por Él, por Jesús. Y sin Jesús nada de lo que ha sido hecho fue hecho. En Jesús estaba la vida. Y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece. Y las tinieblas no prevalecieron contra ella. Jesús está ahí y te dice todo fue hecho por mí. Todo. La gente cristiana o no cristiana, muchos creen que, bueno los cristianos mejor dicho. Creen que Dios creó el universo de la nada. ¿No es cierto? ¿La nada que produce? Nada. La nada produce nada. Dios no creó el universo de la nada. Dice que todas las cosas fueron hechas por medio de Él. Lo que estaba en Él fue hecho. Dios crea todo por medio de Jesús. El arquitecto de todo lo que vemos es Jesús. Y todo lo que resplandece y todo lo que hay en este mundo fue hecho por Él. El libro de Colosenses, como les he dicho, dice todas las cosas fueron hechas por Él y por medio de Él. Las cosas visibles o invisibles, sean tronos, sean potestades, sean reinos, todo fue hecho por Él. Y más adelante viene Juan y les dice en el mundo estaba y el mundo fue hecho por Él. Pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. Yo escribí algo ayer y lo mandé. Y era lo que les decía hace un par de viernes. Que muchas veces leemos la Biblia y es fácil juzgar las actitudes de los personajes de la Biblia. Yo veo a Sansón y digo, tan bruto, que le dijo de dónde venía su fuerza. Yo veo a los que crucificaron a Jesús y yo nunca hubiera crucificado a mi Jesús, nunca. Veo cuando Jesús está y le dicen, ¿a quién quieren a Jesús o a Barrabás? Y todos dijeron Barrabás. Gente hipócrita, falsa, hijos de Satanás. Viene Jesús y dice, a los míos vine, al pueblo de Israel y les hice todas estas señales y aún así no me aceptaron. Cabezones, digo cabezones porque estoy predicando y no puedo usar otras palabras. O sea, vieron todo lo que Jesús hizo. Vieron que sanó enfermos, que convirtió el agua en vino, etc. Y no creyeron en Él. Ya saben por dónde voy, ¿cierto? Él ha venido a nuestro corazón, ¿cuántas veces? ¿Cuántas veces Él ha venido a nuestro corazón y no lo hemos recibido? Por encima de lo que ya sabemos, los milagros que estábamos viendo no creo que eran nuevos para ustedes, o algunos quizás sí, pero ya conocían que Jesús había convertido el agua en vino, que había caminado sobre las aguas, que multiplicó los panes, los peces, ya lo conocían. Ya sabemos que la paga del pecado es muerte, la paga de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro. Ya sabemos que si sentimos que nuestra vida no va a ningún lado, si nos acercamos a Jesús, Jesús es la respuesta. Ya lo sabemos. Y momento tras momento Jesús sigue viniendo a nuestro corazón y no lo recibimos. No lo recibimos. Ayer, ¿les cuento o no les cuento? Para los que no se conectan, que ojalá lo reprendan, a las oraciones de los jueves, nosotros nos conectamos a orar, por si no sabían, y nos conectamos a orar online. Y yo sé que sólo pasó ese jueves, sólo pasó ayer, esto no pasa normalmente. Nos conectamos a las 10 y nos conectamos a las 10 y adivinen quiénes estaban en la oración. Dieguito y yo. Y Diego llegó tarde, porque yo me tuve que meter la cabeza en el cuarto y le dije, hey, vato, conectate, sí, sí, sí, allá voy, allá voy. Y se conectó. Luego nos quedamos ahí y empecé a sacar nombres. No les voy a decir de quiénes llegaron tarde. No voy a hacer lo que hice en la oración, no se preocupen, tranquilos. Y empecé a hablarles con amor. Ustedes saben cómo hablo cuando estoy lleno de amor y de gozo. Y les dije algo que hasta yo me quedé, ah, pues, Rodrigo, wow. Y les dije, tristemente queremos ver tantas cosas de parte de Dios. Sabemos que Dios es poderoso para hacer tantas cosas, pero no estamos dispuestos a hacer lo que Él nos ha llamado a hacer. Cosas tan sencillas. Cosas tan sencillas. Y voy a terminar con el mismo verso que he estado leyéndoles por los últimos dos meses. Acérquense a Él y Él se acercará a ustedes. ¿Sentís que tu vida no va a ningún lado? ¿Sentís de que no puedes hacer nada? Acércate a Él. ¿Te sentís frustrado, te sentís cansado, sentís que no avanzás, sentís que estás en el mismo lugar atrapado y no llegas a ningún lado? Acércate a Él. Acércate a Jesús. Les predico esto porque mientras lo escribía, Jesús me pasaba muchas actitudes de mi vida y me decía, Bruto, y me decía, ya sabes quién soy, ya sabes que te amo, ya sabes que tengo un plan para tu vida, ya sabes que morí por ti, y aún así dejas que los mismos pensamientos lleguen, dejas que las mismas situaciones lleguen, dejas que las mismas actitudes lleguen, y no porque, ay, me agarró el fatanazo así de escondido. No, por Bruto, por Bruto, estoy hablando a mí. Si a ustedes les queda la bota, póngansela, deberían ponérsela. Y eso es lo que les estoy diciendo. Jesús ya ha venido a nuestra vida y nos está llamando. Por eso el título de la enseñanza es Jesús. Para que la verdad de Jesús sea revelada a nosotros, en unos minutos vamos a orar, y que tu oración sea tan genuina y sincera, sin importar si servís, sin importar si llevas un milenio en el Evangelio, en donde le digas, no te conozco, hay áreas de mi vida que no te he dado, hay áreas de mi corazón que por afuera estoy guapo, a ustedes no, pero se bañan y se ven so-so. Pero adentro, no les voy a decir que están podridos, porque esa no es la palabra. Estamos vacíos, tan vacíos. Se los digo yo, se los digo yo que vengo de ahí. Llenando el corazón con la iglesia, llenando el corazón con la aceptación de hombres o mujeres. Me duele tanto. Ah, no sé si decir esto. Ustedes saben que cuando digo no sé si decir esto, lo voy a decir igual. Pero lo digo para que piensen que me costó decirlo. Me duele tanto ver hombres y mujeres jóvenes de acá, y en una intención un tanto inocente, pero a la misma vez con conocimiento, propagar una necesidad de atención, propagar de, ah, miren, con quiénes ando, o propagar una necesidad de que te den like, propagar una necesidad de que te den like, propagar una necesidad de hacerte sentir especial, de hacerte sentir importante. Me duele tanto también ver personas que tratan de llenar el vacío con un servicio en iglesia, que tratan de llenar el desprecio que tuvieron en sus vidas con tener una posición en una iglesia, y piensan que tener un micrófono, predicar, va a llenar ese vacío y no lo va a hacer. Y luego me duele aún más ver jóvenes que piensan que las drogas, que piensan que el sexo, que piensan que, ah, ese fue yo bajándome los pantalones, y caminar así, y llevárselas de papichulo matón, y pensar que eso va a llenar el vacío. Pensar de que todo lo que puedan hacer en su vida va a llenar el vacío. Se los digo yo hoy sin miedo a equivocarme, y nos podemos ver veinte años después de aquí, si ustedes no se meten por completo con Jesús, y no dejan que Jesús llene su vacío, van a vivir una vida miserable, vacíos, rotos. Y se los he dicho siempre, va a venir la noche en donde se van a acostar en su cama, van a ver el techo y se van a sentir miserables. Van a ver todo el tiempo que perdieron, van a ver la falsedad que hay en ustedes, van a ver el vacío que hay en ustedes, van a ver el pecado, y no importa si venís de fiestas, no importa si venís de drogas, si Jesús no se vuelve el centro, va a llegar esa noche en donde vas a estar ahí. ¿Y saben qué es lo triste? Que en esos momentos es cuando personas se meten aún más a las drogas. En esos momentos es cuando esa muchacha decide llamar el teléfono y decide acostarse con alguien más y queda embarazada. En ese momento es donde este muchacho decide y se va con sus amigos o termina muerto o preso. En esos momentos es donde los pensamientos empiezan a tomar el control de tu mente, viene la sobredosis, viene el suicidio y viene todo lo que querás imaginarte. Porque conocimos la verdad, porque Jesús vino a nosotros y nosotros no le recibimos. Trabaja todo lo que querás, hace todo el dinero que querás, si Jesús no está contigo, de nada sirve. Cuando Jesús se vuelve nuestro todo, y no te estoy diciendo que no vas a fallar, no te estoy diciendo que no vas a cometer errores, pero hay una diferencia tan particular cuando Jesús empieza a tomar el control de tu vida, que día y noche desesperadamente lo vas a buscar, desesperadamente. Hoy vamos a orar para que esa verdad de Jesús se revele a nosotros. Y como te decía, no importa cuánto tiempo has llevado en iglesia, si algo dentro de vos empieza a saltar y te dice reconciliate conmigo, ¡hazlo! Esa es la confirmación exacta que lo tenés que hacer. Incluso, lo diré, incluso los líderes de atrás, si ustedes están ahí y empiezan a sentir que Jesús te dice, mira vato, no lo estás haciendo bien, reconciliate conmigo, si te da la pena levantar la mano, al menos ahí decirle, Señor, lo siento. Pero si tenés el valor de levantar la mano cuando hagamos la oración, si tenés el valor de decir, ¿sabes qué, Señor? Reconozco públicamente que te necesito, sin importar si ya levantaste las manos treinta y ocho veces o cero treinta y nueve. Me había olvidado algo que mi mamá dijo el viernes pasado y lo cual es cierto. Hubo una vez que en iglesia que estábamos invitaron a, no sé quién era, era un señor viejito con bigote, es lo único que me acuerdo, y él habló de Jesús. No sé qué dijo, es que no me acuerdo, pero sólo sé que cuando él terminó de predicar, yo entendí que tenía que darle mi vida a Jesús. No sé lo que predicó, y hizo el llamado. Y estaba la música instrumental en el fondo, y veníamos de una iglesia bautista, así que ahí era todo así. Y sólo se oía, y el Señor hablando. Y viene y dice, ¿alguien quiere darle su vida a Jesús? Y yo dije, yo, levanté la mano. Pero vi que alguien a la par mía también levantó la mano y me dijo, Dios te bendiga. Y no me quedó claro si me dijo a mí o si le dijo a la persona a la par. Y me quedé con eso. Y volvió y siguió, ¿alguien quiere aceptar a Jesús? Y yo, porque si no me dijo a mí, Dios te bendiga. Y me dijo, Dios te bendiga. Pero por alguna razón no me quedaba claro si él me había visto a mí o estaba viendo a alguien más. Y en mi mente era, para yo poder ser salvo, tengo que aceptar a Jesús y ese Señor me tiene que ver y decirme, Dios te bendiga. Y eran tantas mis ganas de ser salvo que cada vez que ese Señor preguntaba, yo levantaba la mano. Vive Dios, si no levanté la mano 25 veces esa noche, es mentira. Y cada vez que el Señor decía, ¿quién quiere aceptar a Jesús? Yo. ¿Quién quiere darle su vida a Jesús? Yo. ¿Por qué te cuento esto? No para que estés todo el tiempo levantando la mano y levantando la mano, sino para que no te avergonces de decir públicamente que le quieres dar tu vida a Jesús. No te avergonces. Él ya lo dio todo por ti. Y si en este momento que oramos y se hace el llamado a algo en voz, te dicen, dale la vida a Jesús. Levanta la mano y decirle, Señor, sé que toda esta noche, todos estos años, he escuchado de ti y nunca te he aceptado. Tal vez has estado en una Biblia, en una iglesia, tal vez has estado sirviendo, tal vez sos nuevo y nunca has conocido a Jesús. Y decir, ¿sabes qué? Ya intenté varias cosas. Ya intenté demasiadas cosas. Quiero intentar a Jesús. Quiero entregarme plenamente a Él. Quiero abrirle las puertas de mi corazón. Quiero abrirle las puertas de mi vida. ¿Están bien? ¿Necesitan algo? ¿Seguros? Bien. Y decirle, quiero darte la entrada a mi corazón. Quiero darte el control de mi vida. Quiero darte el control de quién yo soy. Ahí donde están, inclinen su rostro. Y vamos a hacer la oración en donde le decimos a Dios, te necesito. Vamos a hacer la oración en donde le decís a Dios, necesito que tomes el control de mi vida.