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Giovanny Carrillo Alarcon

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Rwy'n gobeithio y byddwn yn gweithio'n fawr iawn, ond rwy'n gobeithio y byddwn yn gweithio'n fawr iawn. Rwy'n gobeithio y byddwn yn gweithio'n fawr iawn, ond rwy'n gobeithio y byddwn yn gweithio'n fawr iawn. Rwy'n gobeithio y byddwn yn gweithio'n fawr iawn, ond rwy'n gobeithio y byddwn yn gweithio'n fawr iawn. Rwy'n gobeithio y byddwn yn gweithio'n fawr iawn, ond rwy'n gobeithio y byddwn yn gweithio'n fawr iawn. Rwy'n gobeithio y byddwn yn gweithio'n fawr iawn, ond rwy'n gobeithio y byddwn yn gweithio'n fawr iawn. Helo, fy nghydweithwyr a'r broffesiadau. Diolch yn fawr iawn. Diolch yn fawr iawn. Diolch yn fawr iawn. Diolch yn fawr iawn. Diolch yn fawr iawn. Diolch yn fawr iawn. Diolch yn fawr iawn. Diolch yn fawr iawn. Diolch yn fawr iawn. Diolch yn fawr iawn. Diolch yn fawr iawn. Diolch yn fawr iawn. Diolch yn fawr iawn. Diolch yn fawr iawn. Diolch yn fawr iawn. Diolch yn fawr iawn. Vamos a estudiar el capĆ­tulo 2 del libro de Daniel, especĆ­ficamente sobre el sueƱo que Nabucodonosor tuvo en ese capĆ­tulo mencionado. Pero antes de eso voy a invitarlos a que oremos. Nuestro Padre Celestial, en esta hora estamos ante tu presencia. Te pedimos tu santa dirección, SeƱor, que sea tu santo EspĆ­ritu en medio de este estudio para que nos ayude a ser exactos, segĆŗn tu palabra, en el estudio de esta profecĆ­a. Porque todo eso, Padre, te lo agradecemos solamente en los mĆ©ritos sagrados de tu Hijo Mado Cristo JesĆŗs. AmĆ©n. Bien, amigos y hermanos, el capĆ­tulo 2 de Daniel contiene la profecĆ­a que se le mostró al rey Nabucodonosor. El sueƱo es un despliegue de los distintos imperios que gobernarĆ­an desde los dĆ­as de los caldeos hasta los finales de la historia del mundo y aĆŗn mĆ”s allĆ”. El sueƱo mira mĆ”s allĆ” de Nabucodonosor y su reino y asĆ­ se extiende del presente al futuro. Vamos a ir a la lectura de la palabra de Dios allĆ­ en Daniel capĆ­tulo 2 y vamos a leer, vamos a entrar en contexto, desde el versĆ­culo 30, para poder entender mejor lo que vamos a estudiar en esta hora. Dice la palabra de Dios, Y a mĆ­ me ha sido revelado este misterio, no porque en mĆ­ haya mĆ”s sabidurĆ­a que en todos los vivientes, sino para que se dĆ© a conocer al rey la interpretación y para que entienda los pensamientos de tu corazón. TĆŗ, oh rey, veĆ­as y aquĆ­ una gran imagen, esta imagen que era muy grande y cuya gloria era muy sublime, estaba en pie delante de ti, y su aspecto era terrible. La cabeza de esta imagen era de oro fino, su pecho y sus brazos de plata, su vientre y sus mulos de bronce, sus piernas de hierro y sus pies en parte de hierro y en parte de barro cocido. Estaban mirando hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido y los desmenuzó. Entonces fueron desmenuzados tambiĆ©n el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. La piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra. Este es el sueƱo, tambiĆ©n la interpretación de Ć©l diremos en presencia del Rey. TĆŗ, oh Rey, eres Rey de Reyes porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y majestad. Y dondequiera que habitan hijos de hombres, bestias del campo y aves del cielo, Ɖl los ha entregado en tu mano, y te ha dado el dominio sobre todo, tĆŗ eres aquella cabeza de oro. Y despuĆ©s de ti se levantarĆ” otro reino inferior al tuyo, y luego un tercer reino de bronce, el cual dominarĆ” sobre toda la tierra. Y el cuarto reino serĆ” fuerte como hierro, y como el hierro desmenuza y rompe todas las cosas, desmenuzarĆ” y quebrantarĆ” todo. Y lo que viste de los pies y los dedos en parte de barro cocido y alfarero, y en parte de hierro, serĆ” un reino dividido, mas habrĆ” en Ć©l algo de fuerza de hierro, asĆ­ como viste hierro mezclado con barro cocido. Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro y en parte de barro cocido, el reino serĆ” en parte fuerte y en parte frĆ”gil. AsĆ­ como viste el hierro mezclado con barro, se mezclarĆ”n por medio de alianzas humanas, pero no se unirĆ”n el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro. Y en los dĆ­as de estos reyes el Dios del cielo levantarĆ” un reino que no serĆ” jamĆ”s destruido, ni serĆ” el reino dejado a otro pueblo. DesmenuzarĆ” y consumirĆ” a todos estos reinos, pero Ɖl permanecerĆ” para siempre. De la manera que viste que del monte fue cortada una piedra no con mano, la cual desmenuzó y hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro, el gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo porvenir, y el sueƱo es verdadero y fiel su interpretación. Bien, lo que nos habla en el versĆ­culo treinta y cuatro representa la destrucción de la estatua por parte de una piedra cortada que se convierte en una inmensa montaƱa que llena toda la tierra. La imagen mostrada al Nauconosor simboliza el deterioro del poder y la gloria de los reinos de la tierra, y al mismo tiempo representa adecuadamente el deterioro de la religión y de la moral entre los habitantes de esos reinos. Cuando las naciones se olvidan de Dios, amigos y hermanos, se debilitan moralmente en igual proporción. Babilonia desapareció porque en su prosperidad se olvidó de Dios y atribuyó la gloria y su prosperidad a las hazaƱas humanas. El reino Medo-Persa fue visitado por la ira del cielo debido a que en ese reino fue pisoteada la ley de Dios. El temor de JehovĆ” no tenĆ­a cabida en el corazón de la gente. Las influencias que prevalecĆ­an en Medo-Persia eran la impiedad, la blasfemia y la corrupción. Los reinos sus siguientes fueron aĆŗn mĆ”s viles y corruptos. Se deterioraron porque menospreciaron su fidelidad a Dios. Por olvidarse de Dios, se hundieron mĆ”s y mĆ”s en la escala de los valores morales. Pero vamos a empezar a mirar cada parte de esta estatua. La cabeza de oro, que simboliza Babilonia desde el aƱo 605 a.C. al 539 a.C. El primer metal de la estatua representa al Imperio Babilónico desde el comienzo de Nabucodonosor en 605 a.C. hasta su caĆ­da en el aƱo 539 a.C. Daniel no habla solamente de Nabucodonosor, se estĆ” refiriendo al imperio que Nabucodonosor habĆ­a construido. Esto estaba bien claro cuando Daniel llega al segundo metal de la estatua representando el siguiente imperio mundial. DespuĆ©s de ti se levantarĆ” otro reino inferior al tuyo y luego un tercer reino. Eso lo podemos encontrar en el versĆ­culo 39 del capĆ­tulo 2. El pecho y los brazos de plata, Medo-Persia o Grecia. Esto fue en el 539 a.C. hasta el 331 a.C. DespuĆ©s de Babilonia viene otro imperio inferior representado por el pecho y los brazos de plata, como el mismo Daniel lo deca implĆ­cito en el versĆ­culo 39. El reino siguiente es de los Medos y los Persas. La historia extra bĆ­blica y los libros de Daniel, Esdras y Nehemias nos dicen que Medo-Persia siguió a Babilonia en el panorama mundial. La referencia a la plata representando al imperio Medo-Persa es una caracterĆ­stica muy importante de este segundo reino. Los persas usaban la plata en su sistema tributario. La supremacĆ­a del imperio Medo-Persa duró desde 539 a.C., que fue la caĆ­da de Babilonia, hasta el aƱo 331 a.C., con la derrota del Ćŗltimo rey persa, DarĆ­o III, por parte de los ejĆ©rcitos grecomacedónicos. El vientre y los muslos de bronce simbolizan a Grecia, que reinó desde el aƱo 331 hasta el 168 a.C. El tercer imperio estĆ” representado por el vientre y los muslos de bronce. Estos representan el imperio griego. El bronce era un metal usado por los griegos. El profeta Ezequiel se refiere al bronce como el medio de intercambio principal entre los griegos. Eso lo encontramos en Ezequiel capĆ­tulo 27, versĆ­culo 13. El ejĆ©rcito griego utilizaba el bronce en la fabricación de su armadura, sus yelmos y sus escudos. Los griegos siguieron a los Medos-Persas con Alejandro Magno a la cabeza. No sólo derrotó a DarĆ­o III, el Ćŗltimo rey persa, sino que llegó hasta el valle del rĆ­o Indo, en la India. El poderĆ­o de este imperio no era sólo en el Ć”mbito militar, sino que la cultura griega estaba floreciendo en todos los rincones del imperio. La actuación de este imperio con Alejandro Magno al frente duró poco, desde el 331 a.C. cuando Alejandro conquista a los persas, hasta el 168 a.C. cuando Roma asumió el control. Las piernas de hierro, que simbolizan a Roma, en el aƱo 168 a.C., que se extendió hasta el aƱo 476 d.C. DespuĆ©s del imperio griego, le sucede el imperio romano, representado por las piernas de hierro, como lo menciona el sueƱo profĆ©tico. AsĆ­ como la transición de metales, bronce al hierro, los romanos sustituyen a los griegos en la continuidad de los reinos del sueƱo del rey Naucodonosor. La historia confirma que el metal utilizado en su armamento por los romanos era el hierro. Pero como dice el doctor Duckman, la explicación de Daniel apunta a algo mĆ”s que el metal en sĆ­. El hierro tambiĆ©n simboliza fuerza, y una conducta que desmenuza y rompe todas las cosas. La fuerza del imperio romano tambiĆ©n radicaba en su forma de gobierno. Romana no sólo expandió sus conquistas, sino que llegó mĆ”s lejos que sus predecesores, y tambiĆ©n creó una forma de polĆ­tica muy avanzada, llegando a ser la primera repĆŗblica de la historia. Su sistema administrativo, que era bien avanzado, le permitió controlar desde lejos a los pueblos que conquistaba. Eso hizo que el reino se mantuviera unido. Fue un imperio tambiĆ©n muy sanguinario. Por eso la profecĆ­a, en el sueƱo de la imagen, utiliza tres verbos para describirlo. Dagat, que es quebrar en pedazos, Asal, destrozar, y Raal, que es magullar, quebrar en pedazos. Este imperio se caracterizó por su crueldad. Roma fue el imperio mĆ”s largo. Eso tambiĆ©n denota su fuerza. El imperio romano duró cerca de 500 aƱos, mucho mĆ”s que cualquiera de los imperios anteriores. Roma luego secumbe a las invasiones bĆ”rbaras, los pies de hierro y barro cocido. La mezcla de los pies con hierro y barro cocido representa la división del imperio romano por las tribus bĆ”rbaras, las cuales causaron su caĆ­da. En Ć©nfasis aquĆ­, sobre la desunión, hubo un marcado contraste con el hierro que le precedió. SegĆŗn hemos visto, el hierro era el metal mĆ”s fuerte que los pueblos antiguos conocĆ­an de la nación mĆ”s fuerte y unificada. El territorio que comprendĆ­a el imperio romano se convertirĆ­a en el mĆ”s dĆ©bil y dividido. Este era el destino de Roma, segĆŗn se lo describe en la profecĆ­a. La mezcla de hierro y asilla es un elemento importante a resaltar. Aunque la historia aplica correctamente esta parte de la imagen a los estados europeos, tambiĆ©n tiene una aplicación polĆ­tica o religiosa sobre el particular. Ducan observa que cada vez que el tĆ©rmino asilla aparece en la Biblia en relación con la palabra alfadero, es siempre para evocar al hombre en una relación de dependencia con la relación al Creador. Una mezcla del hierro, Roma, con la asilla, el aspecto religioso, anuncia, pues, una asociación polĆ­tico-religiosa que actuarĆ­a hasta el tiempo del fin, el cual nos coloca ante el poder papal. Todo esto muestra que Daniel capĆ­tulo 2 no ofrece un relato que se contenta con anunciar la historia universal desde un punto de vista puramente polĆ­tico. El aspecto religioso revela que la profecĆ­a debe ser entendida en función del pueblo de Dios. La piedra, ĀæquĆ© simboliza la piedra? DespuĆ©s de representar el desfile de los distintos reinos, presentando cada uno en los diferentes metales de la imagen, llegamos ahora a la parte mĆ”s interesante del sueƱo, y el mismo Daniel estĆ” consciente de esto. La piedra representa el reino de Dios, que Ɖl pronto va a establecer y que durarĆ” por toda la eternidad, ya que no serĆ” destruido ni conquistado por otro reino mundial. En Daniel capĆ­tulo 7 tambiĆ©n, al final del tiempo, los santos del AltĆ­simo recibirĆ”n el reino. En el devenir humano, amados hermanos, cada reino terrenal conquistó nuevas fronteras y expandió su territorio sin llegar jamĆ”s a ser universal en el sentido absoluto. Pero el reino de Dios representado en la piedra serĆ” absolutamente universal. La identificación de la piedra con el mismo Dios no era desconocida en el judaĆ­smo precristiano, sobre todo teniendo en cuenta la eternidad del reino que surgirĆ­a de ella, asĆ­ como la universalidad del reino en el cual se convierte. Amados, los reinos terrenales pasarĆ”n, y muy pronto nuestro Dios establecerĆ” un reino que no serĆ” destruido. Ɖl quiere vernos a todos en este reino. Le hizo una invitación al reina Buconosor, aunque esper mucho para aceptar la invitación, al fin la aceptó. Pero la mĆ”s grande de nuestro Dios, o la invitación que Ɖl quiere hacernos, es vernos a todos disfrutando de ese reino por toda la eternidad. Por eso es muy importante, mis amados hermanos, que en este momento reconozcamos que si aceptamos a Cristo JesĆŗs esa roca como nuestro Ćŗnico y suficiente Salvador, tambiĆ©n podremos estar en ese reino que jamĆ”s acabarĆ” y que por siempre durarĆ” en las eternidades, y que estaremos allĆ­ disfrutando en la compaƱƭa de nuestro SeƱor Jesucristo, y estaremos alabando y glorificando Su santo nombre de mes en mes y de sĆ”bado en sĆ”bado. Yo les bendiga, mis amados hermanos, y nos vemos en otra emisión mĆ”s de este subprograma, De Frente con la Verdad Presente. Y recuerden, amados, que les habló Giovanni Carrillo, su amigo y hermano. Un abrazo. Bendiciones.

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