Home Page
cover of Desayunando con Jesús No los conozco
Desayunando con Jesús No los conozco

Desayunando con Jesús No los conozco

00:00-21:59

En este Podcast reflexionaremos acerca de la Salvación que nos da Cristo Jesús y como reconocer si somos salvos o no.

5
Plays
0
Downloads
0
Shares

Transcription

In this message, the speaker discusses the importance of living a righteous life and following the teachings of Jesus. They emphasize that simply calling oneself a Christian is not enough; true followers of Christ must show the fruits of the Spirit in their actions. The speaker warns against leading a dual life and reminds listeners that God sees everything, so it is essential to honor Him in all aspects of life. They also highlight the need for genuine repentance and reliance on Christ, as our own efforts are insufficient. The message concludes with the reminder that God's justice and love are inseparable, and it is through Jesus that we find salvation. Bendiciones familia, muy buenos días, hoy en Desayunando con Jesús, vamos a continuar y a dar un cierre a este capítulo 5 de Corintios, de primera de Corintios, que nos ha venido dando valiosas enseñanzas para entender cuál es el verdadero mensaje que debemos sostener en nuestras vidas y continuar relacionándonos con Cristo Jesús. Bien, para poder hacer un poco de recuento y empezar a sacarle la esencia del mensaje, que es lo que queda, que es lo que vamos a recordar en el día a día, Pablo hace una exhortación a los corintios, quienes vivían en una sociedad total y absolutamente entregada al materialismo, es decir, donde todos sus placeres y deseos podrían haber sido cumplidos, sin tomar en cuenta ninguno de los valores éticos y morales que deben mantenerse en una vida sana, y sobre todo, entregada a Cristo Jesús. Entonces Pablo empieza a exhortar al grupo de la congregación cristiana de ese momento, y les dice que está asombrado porque han entendido en su forma de ver las cosas, en su sabiduría humana, que la tolerancia del pecado en un cristiano puede ser permitida. ¿Por qué Pablo es tan radical en esto? Bueno, hay un pasaje en la Biblia, en Mateo siete, en el versículo veintiuno al veintitrés, donde nuestro Señor Jesucristo, nuestro Señor y Dios, habla y dice lo siguiente, No todo el que me llama Señor, Señor, entrará en el reino del cielo. Sólo entrarán aquellos que verdaderamente hacen la voluntad de mi Padre que está en el cielo. El día del juicio, y hago un hincapié aquí, el día del juicio, muchos me dirán, Señor, Señor, profetizamos en Tu nombre, expulsamos demonios en Tu nombre, e hicimos muchos milagros en Tu nombre. Pero yo les responderé, nunca los conocí, aléjense de mí, ustedes que violan las leyes de Dios. Estoy leyendo la versión de la Nueva Traducción Viviente. Bien, Pablo conoce el sentido de estas palabras. Él no las escuchó personalmente. Él entendió esto cuando fue alumno discípulo de los apóstoles, amigo de ellos, y le indicaron y le presentaron este argumento de Cristo Jesús. De hecho, creo que las palabras de Cristo Jesús tienen tanta vigencia, que van a ser eternas, porque es palabra de Dios, y no van a cambiar el sentido. ¿Por qué el mensaje de Cristo es este a las personas que supuestamente lo sirvieron? Hay una historia de un hombre que muere y llega a la presencia de Cristo Jesús. Llega a la presencia de Cristo Jesús y le dice, Señor, heme aquí, yo soy tu siervo, te he servido durante treinta años. Y esto lo cuenta él. Cristo lo mira y le dice, no te conozco. Pero Señor, yo te serví, no te conozco. Es más, no conozco a tu familia, no conozco a tus hijos, no conozco a nadie de los tuyos, apártate de mí, hacedor de maldad. Y ventajosamente por la gracia de Dios, los médicos hacen un trabajo de resucitación intenso, y vuelve a la vida. Absolutamente impactado por las palabras de Cristo. Entonces la pregunta que todos nos podemos hacer es, ¿por qué una persona que sirvió treinta años a Cristo y que pensó que era salvo, y que pensó que había hecho las cosas conforme a lo que le indicaron que tenía que hacer, no es reconocido por Cristo Jesús? Bueno, que esto es clarísimo. El tema va por el lado de que yo creo que hice algo por Cristo. Yo lo acepté a Cristo. Yo comprendí el mensaje de Cristo. Yo miré que tuve una oportunidad con Cristo. Él dio, no, es al de vez. Él me miró. Él me escogió. Él me dijo, sígueme. Pero estas palabras tienen sentido cuando únicamente puedes expresar a través de tus acciones el amor a Cristo. Y podrá decirse muchas personas, pero se hicieron milagros. Expulsaron demonios, como lo dijo Cristo. ¿Y cómo es que no puede una persona expresar el amor de Dios de esta manera? ¿Cómo es que no se puede decir, o cómo Cristo no logra mirar la bondad y el amor que expresaron estas personas? Bueno, es simple. Nunca fueron así. Cuando un cristiano, entre comillas cristiano, tiene una caída, como el que se habla en Primera de Corintios, sólo hay una explicación posible que encaja con lo que dice Cristo Jesús. No todo el que me llama Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos. Significa que nunca fue salvo. Que él pensó que era salvo. ¿Y por qué se piensa que uno es salvo? Porque hace un acto de fe, levanta la mano en una iglesia, pasa al frente, y dice, recibo a Cristo, y está emocionado, y llora, y se conmueve. Bueno, todo este momento especial en la vida de una persona tendrá sentido única y exclusivamente cuando muestre el fruto del Espíritu Santo en su vida. Cuando nosotros hacemos un acto de fe, como el que aceptamos a Cristo Jesús delante de una congregación, al pie de un púlpito, y salimos y nuestras vidas no dan esa muestra del fruto del Espíritu, pues en verdad pasamos automáticamente a este grupo que Cristo no nos conoce. La situación es bastante seria, bastante dura. Ahora, yo como ser humano, como Fernando Montoya Franco, ¿puedo dar frutos del Espíritu por mí mismo? No. Pablo lo dice muy claro. Ya no vivo yo, mas Cristo vive en mí. Dios tiene un solo Hijo, Su Hijo Jesucristo. Con Él tiene intimidad, con Él habla, con Él está agradado, con Él es uno. El momento en que nosotros miramos a Cristo Jesús, nos arrepentimos, y por un acto de amor, de gracia, Cristo abre Sus brazos y nos recibe por ese acto de arrepentimiento. Es por esto que nosotros somos salvos. Ahí empieza a actuar en nosotros el Espíritu Santo de Dios que nos llena y nos sella. Entonces, si soy una persona que tiene a Cristo en el corazón, y no persevero como los santos, y creo que puedo continuar en un sentido dual en mi vida, es decir, doble vida, bueno, revisa tu testimonio, porque en verdad estás en el grupo que podrías llegar a la presencia de Cristo y te dirá, no te conozco, apártate de mí, hacedor de maldad. Pablo habla de esto a los corintios. Por eso les dice, su misericordia, su afán de hacer mirar a la gente que son compasivos, que son buenos, que aceptan a la gente tal y como es, le hace el peor mal a esta persona. Porque el trabajo de un cristiano, primero, es saber que no puede ni se debería atrever a presentarse delante de Dios por sus propios medios. Por eso es valioso Cristo Jesús, es único, porque no hay otra forma. Entonces, al pensar que yo puedo seguir manteniendo una vida oculta a los ojos de la iglesia, de la congregación, o peor aún, como en este caso de Corinto, descarada delante de una congregación, no salva, porque es automática la reflexión a través de las palabras de Cristo, es en donde debemos trabajar. Todos, todos, todos, todos, la mayoría, pensamos que estamos muy bien delante de Dios. Pero debemos replantearnos, que estoy mostrando a Dios con mi vida. ¿Por qué? Porque Él ve todo. Él ve más allá de lo evidente para el humano. ¿Qué estoy haciendo yo para honrar la salvación de Cristo? Bueno, yo no puedo hacer nada. Es el Espíritu de Dios el que obra en mí, es Cristo Jesús obrando en mí. Porque cuando Dios me ve, si me ve a mí, me acaba, porque no tiene opción por su justicia, porque así de estricta es la justicia de Dios. No es negociable. Dios ha emitido juicios a la humanidad. Y todos hemos estado muertos en delitos y pecados sin Cristo Jesús. Entonces, si tu tendencia es mantenerte a hacer el mal, no te conoce Cristo, y te va a apartar de Él. Esto puede sonar a muy terrible, muy horroroso, muy tenebroso. Bueno, es eso y más. Porque si no te aterra esto, definitivamente tu corazón sigue cauterizado por el pecado que habita en ti. El arrepentimiento no es sólo sentir culpa, no es sólo saber que me equivoqué. El arrepentimiento es saber que puedo tener una oportunidad por medio de Cristo Jesús. El arrepentimiento es saber que nunca, nunca he podido llegar a dar la estatura al frente de Dios. Que no la daré y que no la he dado. Es saber que tengo una responsabilidad de entregar mi vida a Cristo porque siempre fue de Él. Y este es el punto clave. Nunca hemos sido dueños de nada. Nunca nos ha pertenecido nada. Siempre hemos sido administradores. Siempre hemos sido mayordomos de lo que Dios nos ha permitido tener. Empezando desde cada respiración que hacemos. Tiene que dar cuentas a Dios. ¿Cómo se da cuentas a Dios? La única manera es confesar que fallamos. Confesar que fallamos, ¿cómo? Pensando que estábamos bien delante de Él. Pensando que lo que yo estoy haciendo es parte de mí y no parte de Él. Reconociendo los méritos de Cristo como que fueran míos. Porque como ahora yo tengo a Cristo, entonces soy buenito. Soy una persona linda. Soy yo, no es Él. Él ya hizo su trabajo. Ese es un pensamiento equivocado. Cuando es al revés, dejo de ser para que sea Él. Entonces si ves algo lindo, hermoso, amoroso, grandioso, no soy yo. Es Cristo. Es el Espíritu Santo de Dios. Por eso Cristo nos pide que seamos a la estatura de Él. No porque lo queramos o lo podamos llegar a ser solos, sino porque ya no vivo yo, más Cristo vive en mí. Y esa unión hace que nosotros nos mantengamos a la estatura de Cristo Jesús. Bendito sea Dios que nos permite mirar todas estas cosas y saber y reconocer que muchos, muchos, como dice Cristo, llegarán y dirán, Señor, Señor. Y Él les dirá, no los conozco. Aléjense de mí. Ustedes que han violado las leyes y los mandamientos de Dios, no los conozco. ¿Cuál es el eje para ser? Voy a pensar un poco para decirle esto. El eje que mueve todo el pecado del mundo. El egoísmo. La soberbia. Levantar el puño delante de Dios y decirle, no te necesito porque yo soy capaz de vivir como yo quiera y tú no existes y no eres nada en mi vida. Cristo pudo haber dicho, no. Ya les has dado demasiadas oportunidades. Ya ha sido demasiado. En la cruz pudo haber dicho, cuánto más. Ya estoy harto de todos sus pecados. Padre, no tomes en cuenta esto. Y acábalos. Porque no van a entender nunca. Y hubiera sido un acto de justicia maravilloso. Y hubiera sido un acto de justicia perfecto. Porque se hubiera cumplido la justicia perfecta de Dios. ¿Cómo es que un Dios tan grande puede ser justo y amoroso a la vez? O sea, si yo como juez tengo compasión de un criminal y no aplico la ley, automáticamente la sociedad entera me podría decir, eres un juez injusto y no mereces ser juez. Y por otro lado, si yo como juez no veo los hechos en verdad como pueden haber sido, puedo condenar a un inocente y también sería un juez absurdo. Pero por otra parte, podría decir simplemente, la justicia tiene que cumplirse y acabar con el criminal, o el delincuente, o el acusado. Y sería un acto de justicia. A nadie le podría decir a ese juez que ha sido injusto. Pero Dios es perfecto. Entonces, ahí entra el valor precioso de Cristo Jesús. Entra el valor de su salvación. Él, siendo inocente, no es que Dios obligó a Cristo como inocente a ponerse en la cruz para pagar el precio de un montón de sinvergüenzas como nosotros. No, de ninguna manera. Cristo voluntariamente, por amor a su Padre, por amor a ti y a mí, tomó el lugar que nos corresponde. Y esto creo que debe quedar muy, muy claro. A ti y a mí nos corresponde, sin Cristo, tener una muerte ya hasta peor que la que tuvo Cristo en la cruz. La más grande y la única muerte que puede conocer el ser humano, que es vivir apartado de la presencia de Dios. Terrible. Y esto es lo que dice Cristo en Mateo 7, 21-23. Su castigo por soberbia, por egoísmo, por pensar que ustedes tienen méritos delante de mi Padre, por disminuir o anular el trabajo perfecto de salvación, el plan perfecto de Dios, es que les diga, no los conozco, aparta de mí, hacedor de maldad, violador de las leyes, soberbio. Dios nos libre de todo esto. Este mensaje está hecho ahora para ti, para que cuando lo escuches, reflexiones. Y si por A o B te das cuenta de que dudas de en verdad estar en una relación íntima con Dios, te voy a dejar dos o tres tips para que te des cuenta, si en verdad estás o no con Cristo. Tu vida está siendo dominada por tus pasiones, pensamientos, por tus deseos carnales, replanteate la salvación. Tu vida no muestra el fruto del Espíritu Santo, que es amor, paz, benignidad, fe, y todos los que es el fruto del Espíritu, replanteate. No eres capaz de amar a un enemigo, de perdonarlo, replanteate. Porque en tu capacidad y en la mía no podemos hacer eso, pero con Cristo se puede eso y más. ¿Estás ilusionado, enamorado y totalmente entregado a mirar a Cristo Jesús en tu vida? Esa es una buena señal, porque va a ser duro, pero va a valer la pena. Vas a empezar a mirarte como Dios mira tu actuar. Entonces vas a tener momentos de mucho arrepentimiento, de dolor, de saber que fallaste, y encontrarás la misericordia y la gracia de Dios en tu vida, y seguirás adelante. Y mirarás a aquellos rechazados por la religiosidad, y tendrás compasión de ellos, y hablarás de Cristo con todos aquellos a los que te rodean, tu familia, tus hijos, tus amigos, tus hermanos, tus padres, tus tíos, pero no de una manera en la que invades sus vidas, sino que transmites el amor del Espíritu de Dios que está en ti, del Espíritu Santo de Dios, de Cristo Jesús, de Dios Padre. ¿Es difícil? Yo hasta ahora no lo entiendo, pero sucede, porque no soy yo, es Cristo en mí. Bendito sea Dios que nos permitió llegar a vivir este momento. Bendición ad Nomino. Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org

Listen Next

Other Creators