Home Page
cover of Desayunando con Jesus Mensaje de Fin de año
Desayunando con Jesus Mensaje de Fin de año

Desayunando con Jesus Mensaje de Fin de año

00:00-22:23

En este Podcast miraremos, con motivo del fin de año, si nuestras acciones, emociones, pensamientos, pasiones, son en el Espíritu o son en la carne, para esto leeremos la carta a los Gálatas en el capítulo 5

16
Plays
0
Downloads
0
Shares

Transcription

In this video, the speaker discusses the book of Galatians and how it teaches us that we depend solely on Jesus Christ to please God. They explain that many people wonder why Christians still sin, and they emphasize that our attempts to earn favor with God through our own efforts are useless. The speaker highlights the freedom we have in Christ and the importance of living by the Spirit rather than giving in to the desires of the flesh. They also mention that God's love for us is so great that instead of destroying us, He provided a way for us to return to Him through Jesus Christ. Overall, the video emphasizes the need to rely on Christ for our salvation and to live according to the guidance of the Holy Spirit. ¡Bendiciones familia! Muy buenos días, hoy en Desayunando con Jesús vamos a mirar un capítulo muy interesante en el libro de Gálatas escrito por Pablo para esta comunidad. La carta a los Gálatas nos da una enseñanza grandiosa para poder aprender a identificar que nosotros dependemos únicamente de Cristo Jesús para poder agradar a Dios. Y en esta ocasión cerca al fin de año donde los pensamientos, las pasiones, las emociones, los sentimientos se desbordan por ideas de haber cumplido o no, metas, retos y tratar de cerrar un ciclo en nuestras vidas y en medio de todo esto el mundo ofrece gran cantidad de opciones para poder hacer un desenfreno de todas estas emociones, pensamientos, pasiones, acciones en nuestra vida. Entonces, trabajando bajo este concepto queremos dar una luz de acuerdo a lo que el Espíritu Santo de Dios nos ha mostrado para entender y posiblemente tener una respuesta para cuando la gente nos pregunta ¿Por qué los cristianos caen? ¿Por qué los cristianos pecan y pecan de la misma manera que antes cuando no eran cristianos? ¿Qué es lo que pasó? Bueno, vamos a mirar cuál es la forma como nosotros podemos identificar si somos por el Espíritu o somos por la carne. Bien, sin más, vámonos al libro de Gálatas, en el capítulo cinco, voy a utilizar la nueva versión internacional que dice, Cristo nos libertó para que vivamos en libertad, por lo tanto manténganse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de esclavitud. ¿Cuál era ese yugo de esclavitud? Se supone que nosotros antes de conocer a Cristo de una u otra manera practicábamos actos de, digamos así, bondad, y por lo tanto yo no puedo sentirme como que he hecho mal delante de Dios, bueno, Pablo es enfático en esto, y al decir todas estas palabras lo que se está refiriendo es a que ninguna cosa que nosotros hayamos ejecutado para tratar de sostener una relación con Dios sin Cristo Jesús es inútil, es vana, es absolutamente no necesaria, no es nada trascendental para nuestra relación con Dios. Es por esto que Pablo habla de la libertad con que Cristo nos liberó, porque en dos capítulos antes, dice en el versículo 23 del capítulo 3, antes de venir esta fe, es decir, de saber que Cristo es mi Señor, Dios y Salvador, la ley nos tenía presos, encerrados hasta que la fe se revelara. Nos tenía presos, ¿por qué? Porque la ley fue hecha para determinar las cosas que el hombre no puede hacer, y que si se atreve a tratar de hacer algo, pensando que es bueno, pero finalmente termina siendo malo, la ley está para juzgar y determinar qué castigo debe merecer. Ahora, dentro del contexto humano, natural, que nos desenvolvemos día a día, pues el hombre incluso hasta se inventó pecados capitales, pecados mortales, pecados meniales, pero no hay un solo versículo en la Biblia que diga esta aseveración. El pecado es simplemente pecado, y la paga, es decir, el castigo o el precio que tienes que pagar para liberarte de esos pecados, es la muerte. No hay una clasificación, por lo tanto, la ley nos tenía presos, claro, si yo cumplía diez mandamientos por decir de los 613 que son, y a la larga, con esos diez me sentía seguro, tenía un 603 que no había cumplido y que por lo tanto me condenaban igual, y si yo cumplía 613 un día y al otro día ya no cumplía, pues no me servía de nada un día haber cumplido, es decir, era imposible, es como una prisión, no puedes escapar. Esta es la idea de Pablo. Ustedes antes trataban de cumplir y agradar a Dios, y tenían que cumplir los mandatos, pero no pueden cumplir los mandatos, porque si bien es cierto podrían cumplir unos, pero no pueden cumplir todos, porque la Palabra de Dios dice que si cometes una falta, es decir, fallas en un mandamiento, te haces culpable de todos. Ay, qué duro y por qué tan fuerte, porque esa es la perfección de Dios. Delante de Dios no puede haber nada inmundo, nada impuro, ¿por qué? Porque Él es perfecto. Entonces, tomando en cuenta todo esto, ahí es donde entra a formar parte esencial la riqueza de la salvación de Cristo Jesús y la gracia de Dios. Miren bien, entonces Pablo al decirles en el primer verso del capítulo 5, por lo tanto manténganse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de esclavitud, está hablando de que si ya tienen el pago de la libertad, ¿por qué quieren seguir sosteniéndose bajo un sistema que era imposible escapar de la ley? Ya no pueden, no pueden, está demostrado. El que se hace circuncidar, dice Pablo, está obligado a practicar toda la ley. A practicar toda la ley significa que no debe fallar en uno solo de los mandamientos. ¿Es eso posible? No, no es posible humanamente. ¿Cristo Jesús pecó? No, Él es perfecto y por esa condición tiene derecho a estar delante del Padre, sólo con esa condición. Pero eso no fue sólo lo que vino a ser Él. Él siendo perfecto, inocente, voluntariamente tomó nuestro lugar para darnos esa ventaja como que Él hubiera tomado toda nuestra culpa como en verdad fue así y nos entrega a cambio la redención y el poder de estar delante de Dios diciéndoles, diciéndole a Él, es aquí mi Señor, dime, ¿qué hago? Es decir, esto encaja por todos los lados. Nosotros, en cambio, dice, por obra del Espíritu y mediante la fe, aguardamos con ansias la justicia que es nuestra esperanza. Estas palabras son fuertes. La justicia que es nuestra esperanza. ¿Qué justicia? ¿La humana? ¿La que yo creo que estoy bien? ¿Yo mismo me autojuzgo y digo, no, yo sí he cumplido, entonces puedo pararme delante de Dios? O tal vez un pensamiento muy, digamos así, fatuo, decir que yo puedo negociar con Dios porque a la larga Dios es justo y entenderá mi esfuerzo. Bueno, todos esos pensamientos son a nivel humano y eso no va a encajar jamás delante de Dios. Porque si fuera por este tipo de pensamientos, todo el mundo serviría para poder estar delante de Él. No se trata de eso. De hecho, si fuera así, ya hubiéramos estado delante de Él si no hubiéramos permanecido en esta condición de separación. Pero hay un proceso que Dios mantuvo, mantiene y mantendrá hasta el mismísimo día en que regrese. En Cristo Jesús de nada sirve estar o no estar circuncidados. ¿Por qué? Porque si yo, que tengo la posición de cumplir los mandatos sin Cristo, no sirve. Cuando tengo Cristo y con certeza sé que nada de lo que yo hago me sirve, pues con mayor razón. O sea, puede estar o no estar circuncidado, pero si tienes a Cristo, tienes el acceso directo al Padre. Nada te sirve hacer por tus propios medios. Y ya vamos a ver por qué. Entonces más abajo dice Pablo, porque se le acusa de que Él, como en muchos en esta época, que hay personajes que toman y hablan de la Escritura, hablan de la Torá y del cumplimiento de los mandatos y dicen que Cristo murió para que vuelvas a cumplir los mandatos, para que te esmeres haciendo los gigantes méritos para estar delante de Dios y tengas recompensas, pues permítanme decirles que sinceramente y bíblicamente de eso nunca se trató. Porque por algo Dios dice que ya no estamos bajo la ley. ¿Esto nos da libertad para transgredirla? No, de ninguna manera. Y Pablo lo dice, y lo dice firmemente, ni crean que es para eso. Es para que ustedes entiendan que por sus medios cualquier cosa que hagan siempre van a tender a ofender a Dios, no a agradarlo, porque no estamos en esas condiciones. ¿Cómo llego entonces a agradar a Dios? Bien. Ahora Pablo va a explicar y les dice, les hablo así hermanos, para que ustedes, que han sido llamados a ser libres, pero no se valgan de esa libertad para dar rienda suelta a sus pasiones. En efecto, toda la ley se resume en un solo mandamiento, ama a tu prójimo como a ti mismo, pero si siguen mordiéndose y devorándose tengan cuidado no sea que acaben de destruirse unos a otros. ¿Pablo qué está diciendo? Si ustedes tienen a Cristo, y esto ya lo hemos hablado, automáticamente se va a cumplir en ustedes la promesa que hizo Dios a través del profeta Ezequiel, a través también de Jeremías, donde dice, y lo hemos dicho más de una vez, te quitaré tu corazón de piedra y te pondré un corazón de carne, antes de eso te limpiaré de todas tus transgresiones, pero para que no vuelvas a cometerlas, te quito ese conocimiento que te endurece y te pongo un nuevo conocimiento, el conocimiento en Cristo, que te hace sensible a qué, al dolor? No, te hace sensible a que te das cuenta de que Dios pudiendo haber terminado con tu existencia, te da una oportunidad para acercarte a Él, a pesar de que Él podría haberte destruido, sin más ni más, pero es tanto el amor de Dios hacia nosotros, que en lugar de destruirnos nos prefirió tender un camino de vuelta hacia Él, que es Cristo Jesús. Entonces, cuando Pablo habla de esto, empieza a decir, así que les digo, vivan por el Espíritu y no sigan los deseos de la carne, vivan por el Espíritu. ¿Por qué dice por? Bueno, el énfasis está en por el Espíritu, porque cuando habita en nosotros, después de quitarnos ese corazón de piedra y darnos uno de carne, de darnos un Espíritu nuevo y ponerse el Espíritu Santo de Dios en nosotros, esto significa que nosotros debemos vivir por Él, para Él, porque Él está en nosotros, Immanuel, el Todopoderoso en nosotros. Y claro, el amor del apóstol Pablo habla de esto, de modo, dice, que ustedes no pueden hacer lo que quieren. ¿Por qué dice que no podemos hacer lo que queramos? Es sencillo, porque en estas condiciones, antes de tener a Cristo, lo que vamos a querer siempre es ir en contra de la voluntad de Dios. A eso se refiere Pablo. No está diciendo que ustedes van a hacer robots, monigotes, no. Ustedes ya no van a poder hacer lo que quieren, porque sin el Espíritu Santo de Dios, todo lo que quiero es resaltarme a mí como persona, como ser humano. Con el Espíritu Santo de Dios, lo que hago es morir y vivir en Cristo, que es diferente a lo que nosotros pensamos que podemos hacer por nuestros propios medios. Las órduas de la carne se conocen bien. Inmoralidad sexual, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odio, discordia, celos, arrebatos de ira, rivalidades, desacuerdos, sectarismos, envidia, borracheras, orgías, y otras cosas parecidas. ¡Qué lista tan larga! Y dice que hay más. Les advierto ahora, como antes lo hice, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. ¿Qué significa? No serán considerados hijos de Dios, porque los únicos que heredan son los hijos. Y al no ser heredero, significa que no eres hijo. Entonces ahí entendemos las palabras de Cristo Jesús cuando Él dice, no los conozco, apártense de mí, hacedores de maldad, violadores de la ley. Y bueno, y entonces, ¿tenemos que cumplir o no tenemos que cumplir la ley? Bueno, vamos a ver qué dice aparte de esto Pablo, en cambio, el fruto del Espíritu, el fruto, no los frutos, el fruto del Espíritu, es amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas. Los que son de Cristo, ojo, han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si el Espíritu nos da vida, andemos guiados por el Espíritu, no dejemos, ojo, que la vanidad nos lleve a provocarnos y a envidiarnos unos a otros. Los mensajes que pone Pablo, que están directos al corazón, tienen que ver con saber que cuando yo pertenezco a Cristo, se cumple en mí la profecía de proveernos todo lo que Dios nos da, para hacernos nuevas criaturas, nuevos seres. Corazón de carne, Espíritu nuevo, Espíritu Santo de Dios en nosotros, ¿para qué? Para que cumplamos sus mandatos y ordenanzas. Pero este cumplimiento que tenemos nosotros, no es porque nosotros tengamos esa capacidad, es porque dentro de nosotros la palabra viva que es Cristo, con el Espíritu Santo de Dios, nos guían y nos dan la claridad para poder mirar cuál es el camino adecuado, guiados por el Espíritu o guiados por la carne. La mayordomía que ejecutamos ahí al tener nuestro libre albedrío ya con la tendencia de obediencia y no con la tendencia de transgresión, es gracias a la salvación de Cristo y al ser puestos en nosotros de Espíritu nuevo, el Espíritu Santo de Dios y ser sellados para Dios. Ahí es donde se entiende. Entonces, tengo mis pasiones, pensamientos, emociones, por supuesto, esta carne siempre va a pedir y va a pedir siempre más, pero al estar subyugada al Espíritu Santo de Dios, el Espíritu de Dios aplaca todo ese tipo de pensamientos, sentimientos y emociones, no los anula, los domina. Y al darnos dominio, nosotros ejercemos mayordomía y por lo tanto obedecemos. Y al obedecerlo, provocamos amor, gozo, paz, paciencia, bendignidad, dominio propio, fe, templanza. ¿Fruto de quién? Del Espíritu de Dios. ¿Fruto mío? No, fruto del Espíritu de Dios. Entonces, al tener esta conciencia tan permanente en nosotros, vamos a estar todo el tiempo en la buena batalla. Esa buena batalla que dice Pablo, que es saber que por mí yo caería mil veces, pero por el Espíritu Santo de Dios me sostiene más de lo que yo podría sostenerme. Y este gozo es inigualable, porque Dios lo ha dicho, en tus debilidades me glorio, te dejo estas debilidades para que sepas que yo lo puedo dominar, hacer, rehacer, poner, quitar, todo lo que Él quiera. Pero en esto que tienes como debilidad, yo me glorio, dice Dios. Ahora bien, si mi vida sigue siendo dominada por los deseos y pasiones de la carne, que ya deberían estar crucificados con pecados que yo cometí antes de conocer a Cristo y que todavía tengo y los hago incluso, entonces reflexiona, porque no estás con Cristo. Tu acto de reconciliación con Dios fue únicamente un acto litúrgico, doctrinal, emocional, pasional, tal vez, pero no uno de arrepentimiento genuino. Porque el arrepentimiento genuino no es solamente decir que me equivoqué, sino tener la conciencia de que por más que intente, por mis propios medios, siempre voy a caer. Ahí es donde entra lo sobrenatural en nosotros, Cristo Jesús. Es por esto que Pablo les dice, no se dejen calentar el oído por aquellos que dicen que más de la salvación de Cristo tienen que hacer por ustedes, por su propia iniciativa, cumplimiento de mandatos, circulación, etcétera. No. Porque eso es dejar a un lado la gracia de Dios y meterte nuevamente a ser esclavo de la ley. Pero ya es de forma voluntaria. Y si desechas la obra de Cristo en tu vida, pues Él no va a sufrir y no va a decir, ¿por qué lo hiciste? La oportunidad está abierta, pero si tú no das el paso de decisión de estar con Él, por Él y para Él, Cristo va a seguir. Y no va a ser un acto egoísta ni de abandono, de respeto, porque incluso hasta en eso es grande. Él quiere que estés con Él y quiere que todos seamos salvos, pero no va a obligar a nadie para que nadie se atreva a pararse delante de Él y decirle, ah, es que tú me obligaste. No. El Espíritu de Dios trabaja en nosotros para que nuestra naturaleza sea el cumplimiento de la Palabra de Dios y no la obligación de cumplir la Palabra de Dios. Sea un regocijo hacerlo porque siento que antes lo que no podía hacer, amar a mi enemigo, lo puedo hacer ahora porque Cristo habita en mí. Y esto no es un tema de entendimiento, es un tema de obediencia que se da por la obra del Espíritu de Dios, un acto sobrenatural. Te invito a que reflexiones y que en este fin de año mires bien lo que has logrado con Cristo Jesús, lo que has logrado con el Espíritu de Dios, y si tienes algo que entregarle a Él, arrepiéntete de todo corazón y reconoce que por tus propios medios no lo vas a poder lograr. Y que esto Cristo ya lo sabe, y por esto Él está adentro y es alegre de que vayas hacia Él, y Él te abrirá sus brazos y te tomará con amor, te perdonará, sentirás esa compasión que fluye como un manantial vivo desde el mismísimo corazón de Cristo, y te sentirás a salvo y en paz. Bendiciones, feliz año y hasta pronto. Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org

Listen Next

Other Creators