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Desayunando con Jesús_ Jesús desayuna con sus discipulos

Desayunando con Jesús_ Jesús desayuna con sus discipulos

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En este Podcast contaremos la historia del porque nuestro programa de llama Desayunando con Jesús y también como Pedro fue restaurado por Cristo Jesús.

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In "Desayunando con Jesús," the host discusses a story from the Gospel of John where Jesus appears to seven disciples, including Peter. The disciples are unsure of their purpose and return to fishing. Jesus appears again and tells them to cast their nets on the right side of the boat, resulting in a miraculous catch. Jesus then prepares breakfast for them and asks Peter three times if he loves him, instructing him to feed and care for his followers. The host explains that the program is named "Desayunando con Jesús" because it represents how Jesus lovingly restores and nourishes his disciples. Bendiciones familia, muy buenos días, hoy en Desayunando con Jesús vamos a desarrollar el tema que habíamos quedado ofrecido el día de ayer para poder revisar cómo es que nació el nombre de este programa, Desayunando con Jesús. Hay una historia muy linda narrada dentro de los evangelios, en el evangelio de Juan para ser más específico, en el último capítulo de Juan, en el capítulo número veintiuno, donde hay una historia que dice Jesús se aparece a siete discípulos, y hay uno en especial que conversa con él, que es Simón Pedro, a quien el pasaje dedica mucho, mucho tiempo para explicar cómo fue el desarrollo de este encuentro con Cristo Jesús. Sin más, vamos a entrar a dar lectura y comentar lo que nos cuenta la Biblia en Juan 21. Empezamos, más tarde Jesús se apareció nuevamente a los discípulos junto al mar de Galilea, puntualicemos, nuevamente, significa que ya se había aparecido a ellos con anterioridad, y el apóstol Juan, el autor de este relato, dice que él va a relatar lo que sucedió. Varios de sus discípulos se encontraban allí, Simón Pedro, Tomás al que apodaban el gemelo, Odidimo, como se dice en griego, Natanael de Caná de Galilea, los hijos de Cebedeo, y otros dos discípulos. Bien, Simón Pedro dijo, me voy a pescar, nosotros también vamos, dijeron los demás. Esto nos da a entender que ellos todavía no encontraban sentido a la propuesta de vida que Cristo Jesús les había determinado. Cristo Jesús ya los había escogido, Cristo Jesús ya les había dicho en el principio de su ministerio, van a ser pescadores de hombres, ya no van a ser pescadores normales, comunes y silvestres de peces, van a ser ahora pescadores de hombres, tienen una nueva forma de vivir, vengan y compartan conmigo estos años, y van a ver ustedes la transformación del mundo, van a ser testigos de eso. Pero el detalle está aquí, que inicia el relato cuando dice, se apareció nuevamente, los discípulos todavía estaban en otra historia, no habían comprendido lo que en realidad había pasado. Por eso, ayer resaltamos que en Hechos, en el capítulo 1, en el versículo 1 y hasta el 4 más o menos, Cenagas dice que 40 días transcurrieron en las apariciones de Cristo Jesús a sus discípulos. Él estuvo 40 días apareciéndose, mostrándose a todos ellos. Bueno, yo me pongo a pensar y digo, si hubiera sido otro el caso de que Cristo Jesús no se hubiera aparecido hacia ellos, o se hubiera aparecido una única y exclusiva vez, ¿esto no habría sido suficiente para todos? ¿No habría sido únicamente una manera de decirnos, pues estoy aquí, regresé, mírenme? Porque se les aparece tres veces con ésta a los apóstoles. Se les aparece en el aposento alto, luego vuelve a aparecerse ahí porque Tomás no creía hasta no meter el dedo en las llagas, y finalmente se aparece acá en esta escena con ellos, cuando ellos estaban en el mar de Galilea. Continuemos con esta reflexión. Bien, sólo puntualizar que los apóstoles no estaban convencidos todavía de lo que iba a ser su vida. Por eso Pedro dice, me voy a pescar, voy a volver a hacer mi cotidiano vivir, con lo que me gano a la vida, y está bien. Pero él no había recordado las palabras de Cristo Jesús. Pensamiento humano, vuelvo a lo mío. Pensamiento divino, ya van a ver lo que pasa luego. Y claro, los otros, los demás, dijeron, bueno, nosotros también vamos a pescar. Así que salieron en la barca, pero no pescaron nada en toda la noche. Esto debe haber sido muy frustrante para ellos, salir a hacer su oficio y regresar ni siquiera con la sal en la ropa del agua del mar. Ni un solo pez. Bueno, regresan de su jornada de labor, y dice la Biblia, en el versículo 4, al amanecer Jesús apareció en la playa, pero los discípulos no podían ver quién era. Les preguntó, amigos, ¿pescaron algo? No contestaron ellos. Entonces él les dijo, echen la red a la derecha de la barca y tendrán pesca. Ellos lo hicieron, y no podían sacar la red por la gran cantidad de peces que contenía. Vuelve a suceder lo mismo que sucedió cuando los conoció. La misma escena. Tiren la red, y ahí le dicen, señor, nosotros somos pescadores viejos, o sea, no nos indiques cómo tenemos que hacer nuestro trabajo en ese tiempo. Y se prueba con hechos de que Cristo es el Señor de señores, Dios encarnado, y claro, disponen y se llenan las redes. Igual que acá. Pero esta vez ellos ya no dudaron, porque ya tenían una experiencia previa de que alguien ya les dijo con anterioridad, y como que les quedan sonando esas palabras, y lo hacen, y obedecen. Entonces el discípulo a quien Jesús amaba le dijo a Pedro, es el Señor. Cuando Simón Pedro oyó que era el Señor, se puso la túnica, porque se la había quitado para trabajar, se tiró al agua y se dirigió hacia la orilla. Los otros se quedaron en la barca, y arrastraron la pesada red llena de pescados hasta la orilla, porque sólo estaban a unos 90 metros de la playa. Cuando llegaron, encontraron el desayuno preparado para ellos, pescado a la brasa y pan. Bien, voy a hacer una pausa aquí. Juan reconoce a Cristo Jesús, es uno de los que estaba ahí, el discípulo a quien amaba Cristo. Él dice, es el Señor, pero se queda en la barca, lo reconoce y se queda. Simón, con el mismo carácter impetuoso que tenía él, oye eso y se bota el agua del mar, y empieza a nadar. 90 metros no es una distancia cortita. 90 metros, hagamos memoria, puede ser casi dos piscinas olímpicas, y él nadó 90 metros a la playa, pero para un pescador era poquito nadarse 90 metros. Para uno como yo, perdón, haciéndose esa tonta comparación, 90 metros es llegar pero casi ahogado a la orilla. Pero en fin, ¿y cuál es el momento más crucial en esto? Cuando llegan ellos, encuentran el desayuno preparado por Cristo Jesús, pescado a la brasa y pan. Este encuentro con Cristo Jesús, después de haber pasado tantos eventos con Él, tantas historias, tantos momentos de alegría, de gozo, de tristeza, e incluso de decepción, cuando vieron que murió y posiblemente sus mentes estaban derretidas de dolor porque decían se acabó, esto no puede ser. Y luego de haberlo visto dos veces antes de esta vez, todavía estaban como en otra onda, todavía no estaban como prendidos con lo que necesitaban tener para seguir adelante el camino con Cristo Jesús. Por eso Cristo se aparece y se aparece y se aparece, y lo está haciendo ahora contigo, conmigo, nuevamente se aparece y nos prepara el desayuno. Aquí voy a hacer el énfasis, es por esto que este programa se llama Desayunando con Jesús, porque Cristo Jesús, en lugar de levantarse de entre los muertos a reprochar la traición de Pedro, el abandono de sus discípulos, todo lo que fue un evento de luchar solo contra todo lo que se le venía encima para cumplir el pago del precio de la justicia de Dios, Cristo se encuentra y les prepara el desayuno y les muestra su amor. Esto es en sí la esencia de este programa, preparar el desayuno, Cristo Jesús todos los días nos da pescado a la brasa y pan, pero no es un pescado común, ni un pan común, es el pan de vida, es recordarnos que nosotros no somos pescadores de peces, sino pescadores de hombres, porque esto se extenderá hasta el confín de la tierra y dará la vuelta, porque no habrá uno que pueda lograr decir cuando Cristo regrese que Él no sabía, que Él no conocía, que no había entendido lo que es Cristo Jesús, porque está hablado, está puesto en la palabra de Dios, en los evangelios. Bien, luego de esta pequeña explicación de por qué nos llamamos desayunando con Jesús, dice la biblia, traigan algunos de los pescados que acaban de sacar, dijo Jesús, así que Simón Pedro subió a la barca y arrastró la red hasta la orilla, había 153 pescados grandes y aún así la red no se había roto. Aquí voy a hacer un pequeño paréntesis para explicar qué significa esto de 153 pescados grandes, y para esto vamos a ver qué tipo de peces había en el mar de Galilea, incluso hasta ahora podrían encontrar este tipo de peces, hay 18 digamos así especies de peces que son nativos del mar de Galilea, pero entre esos 18 hay en especial el barbo, la tipalia y la sardina. La sardina es pequeñita, el barbo es un pez que se captura con cebo, es decir, no con red, sino como tipo caña de pescar, se lo captura, no es de los que caen la red del barbo, entonces la tipalia, el pez que encaja con toda la figura de un pez grande que los apóstoles pescaron en ese día, tipalia, es un pez que pesa 1.8 kilogramos, por lo tanto si capturaron 153 peces podríamos suponer que pesaba más o menos la carga de los peces 275 kilogramos, es lo que arrastraron ellos y por eso no podían traer los peces hacia la barca, sino que tuvieron que arrastrar la red por el agua hasta la orilla, como narra el evangelista, pero el 153 también nos deja pensando que es para determinar cuáles fueron la cantidad de peces por un lado y en ese tiempo, en aquella época, sólo había 153 especies de peces conocidas en todo el mundo, este es un detalle científico que dan dos personas que son expertas en este trabajo, que son Peter y Vanessa Stephens, judíos, y ellos dicen en ese tiempo sólo habían 153 especies de peces conocidas en todo el mundo, lo que nos da una figura, nos da una forma de entender que Cristo Jesús de una u otra manera quería expresarles a sus discípulos que su misión de pescadores de hombres no era solamente para el pueblo de Israel, sino que estaba hecho para adquirir una nueva característica universal, ellos iban a expandir el evangelio, no solamente ellos, sino todos los que escuchaban a través de ellos, a todos los confines del mundo, miren bien, detalles que no se pueden pasar por alto, la biblia cita números, hay que revisar qué significan y qué es lo que nos pueden decir en el contexto que en ese tiempo se vivía, continuemos, aquí en el versículo 12 dice, Cristo Jesús le dice, bueno, ahora acérquense y desayunen, ninguno de los discípulos se atrevió a preguntarle quién eres, todos sabían que era el Señor, entonces Jesús le sirvió el pan y el pescado, desayunaron con él, esa fue la tercera vez que se apareció a sus discípulos después de haber resucitado de los muertos, después del desayuno Jesús le preguntó a Simón Pedro, Simón, hijo de Juan, esto es algo que quisiera relevar, la biblia no dice que le dijo Pedro o le dijo Simón, no, Simón, hijo de Juan, esto es como por decirles ahora a alguien que me diga, Fernando Montoya Franco, Simón, hijo de Juan, mucha solemnidad en este diálogo, no hay nada improvisado, aquí la cosa está en serio, aquí no hay un tema de coloquial, no, aquí hay mucha, muchísima ceremonia, solemnidad en este diálogo, Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? ¿Por qué le pregunta a Cristo, me amas más que éstos? Bueno, normalmente qué hubiera dicho Pedro, pero Señor, ¿para qué me preguntas estas cosas? Sabes que yo te amo con todo mi corazón, estoy dispuesto a dar la vida por ti, y un montón de cosas que le había dicho antes, que habían sido pronunciados por él, pongámosle que haya sido esto al último día, más o menos un mes después, un mes antes él había dicho que iba a morir por él y después ni siquiera aguantó velar con él y por último lo negó, más que éstos, Cristo hace una pregunta seria a Pedro, no le bota una pregunta como para que él conteste sí o no, más que éstos, sí Señor, contesta Pedro, tú sabes que te quiero, tú sabes que te amo, le dice, ah bueno, entonces Cristo Jesús le dice, entonces alimenta a mis corderos, ¿a quién? a mis corderos, le dice, no a tus corderos, no a tus seguidores, a mis corderos, primera pregunta, Jesús le vuelve a repetir la pregunta, Simón, hijo de Juan, la misma solemnidad, ¿me amas? ya no le dice más que éstos, ahora le pregunta directo, le dice, ya olvídate de los demás, ok, sé que me amas más que éstos, ¿cuánto me amas? le hizo decir con esta pregunta, sí Señor, le responde Pedro, tú sabes que te amo, que te quiero, entonces cuida mis ovejas, dijo Jesús y le preguntó por tercera vez, Simón, hijo de Juan, la misma solemnidad, ¿me quieres? a Pedro le dolió que Jesús le dijera la tercera vez, habla la Biblia, ¿me quieres? y le contestó, Señor, tú sabes todo, tú sabes que yo te quiero, Jesús le respondió, entonces alimenta mis ovejas, tres veces Pedro lo negó, tres veces él expresó, en la primera dijo, no lo conozco, en la segunda juró que no lo conocía y en la tercera maldijo y dijo, yo no sé quién rayos es este que me están queriendo hacer, yo no lo conozco, y Cristo Jesús, ¿me amas más que éstos? le pregunta, luego, ¿me amas? luego, ¿me quieres? y en la tercera, a Pedro le dolió, porque se dio cuenta de que estaba siendo restaurado, eso es lo que quiero pensar yo, no porque pensaba que Cristo dudaba, no, él se dio cuenta de que Cristo Jesús, en lugar de decirle, me traicionaste tres veces, mereces irte a la quinta paila del infierno, lo que le dijo es, ¿me amas más que éstos? ¿me amas? ¿me quieres? en una forma suave, en una forma que lo lleva a una reflexión profunda, él llega y declara, dice, tú lo sabes todo señor, ahora sí, mírame por dentro, yo te quiero señor, entonces tienes una tarea, esto no es sólo decirme que me amas, no es sólo decirme que me quieres, tienes que hacer una tarea, alimentar a mis corderos, cuidar de mis ovejas, alimentar a mis ovejas, ¿por qué Cristo Jesús no dijo, cuida mis, no sé, mis perritos, mis vaquitas, mis cuicitos, no sé, se me ocurre como ecuatoriano que soy, poner esos ejemplos, ¿por qué le habla de corderos y ovejas? ¿por qué no le pone otro ejemplo? bueno, sencillo, porque nosotros necesitamos ser guiados como las ovejas por un pastor, nosotros necesitamos saber que cualquier momento como corderos podemos ser sacrificados, pero con un sentido y un propósito de entregar nuestras vidas para aquel que nos amó hasta la muerte y muerte de cruz, y más allá de todo esto, dentro de las tres veces, dentro del ambiente judío, existe esta costumbre que incluso hasta ahora, en el tiempo de Sucot o de las cabañas, se hace como para llegar a estar a cuentas con una persona, los judíos se buscan unos a otros y se dicen, oye, me disculpas de lo que te hice, y él dice, ok, si te disculpo, no, no, no, pero me disculpas, me disculpas segunda vez, y bueno, si te disculpo, bueno, no, pero tienes, dime que me disculpas tercera vez, y dice, ok, bien, entonces dame un abrazo y estamos a cuentas, ¿por qué? porque la primera se dice por decir, es lo que se piensa en el pensamiento filosófico judío, la segunda se dice como ya para salir del tema, o sea, no me insistas, pero la tercera ya se dice con total convencimiento, Pedro lo dijo tres veces y Cristo sabía que esto estaba en su cabeza, la primera tal vez lo dijo para, como quien dice, responder y zafarse, la segunda ya lo dice como convencido para que ya dejar como un asentado de que él estaba convencido de eso, y la tercera es como diciendo, ya no me molesten, he dicho y he afirmado y repito, o sea, y hay una afirmación fuerte, entonces cuando alguien quiere solicitar el perdón o arreglar algo, entre hermanos, tiene que asegurarse de que todo está perdonado las veces que necesite hacerlo hasta que, hasta que el hecho supere las formas, porque así es, me disculpas, bueno, si ya te disculpe, no hay problema, y por último, después empiezan y hay un nuevo conflicto y la gente dice, pero si yo ya te pedí perdón, que más quieres que haga, que me humille, bueno, esa es la idea, porque de la misma manera con la fuerza que dijiste y aseguraste con tus hechos cosas contundentes que hicieron daño, de la misma manera tienes que trabajar para restaurar el daño hasta que la otra persona que recibió cualquier ofensa tuya, te diga, está bien, está bien, no te preocupes ya con todo lo que hiciste, ya está bien, 70 veces 7, marca un hecho de que no se puede descansar hasta que uno que ofendió, restaure al que fue ofendido, pero no quiero cerrar este tema únicamente indicando cómo se restaura cuando alguien ofende a una persona que ofendió, aquí el punto es que el ofendido que fue Cristo Jesús por los hechos de Pedro, es quien lo restaura a él, y esta es la forma práctica de enseñar Cristo Jesús, ama a tu enemigo, ama a los que te hicieron daño, no te quedes con algo pendiente, es todo lo contrario de lo que ellos habían aprendido, es decir, yo tengo que ir a buscar a quien ofendí para arreglarme con él, y está bien y es correcto porque es un acto voluntario, pero si éste no va, ve tú y restáuralo con tu perdón, hay una escena en un momento donde un asesino serial, está siendo, está recibiendo las palabras de dolor de todas las familias, de los cercanos padres, hermanos, hijos, de las mujeres que él asesinó cruelmente, y todos menos uno, le desean odio, una muerte horrible, le dicen que ojalá no, bueno, no hubiera nacido y cosas durísimas, y el tipo que está escuchando esto, ni siquiera se inmuta, recibe todos esos insultos como una roca tirándole agua, no pasa absolutamente nada, pero cuando uno de ellos, un señor, un anciano, se levanta y le dice, yo quiero decirle algo a usted señor fulano de tal, con solemnidad, y decirle que voy a cumplir de acuerdo a mis creencias, lo que debo hacer por amor a Dios, lo perdono, perdono todo lo que usted hizo, en ese instante el asesino serial, piedra, se conmueve y llora, bueno, la idea de Cristo no era hacerle sentir culpa a Pedro, sino restaurarlo, lo trata con amor, con bondad, le hace preguntas que afirman todo su sentimiento, que fue estropeado por las emociones de él, y en la que hizo, sin pensar debidamente, porque si pensó, pero no debidamente, esa es otra historia, y reaccionó conforme a sus impulsos, pero Cristo lo restaura, esta es la enseñanza que queríamos revisar el día de hoy, y es por esto que nos llamamos desayunando con Jesús, bendito sea Dios, nos vemos hasta el día de mañana.

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