Home Page
cover of Desayunando con Jesús
Desayunando con Jesús

Desayunando con Jesús

00:00-17:56

En este Podcast empezaremos una serie que hablará sobre el Arrepentimiento. No se lo pierdan. Espero sus comentarios por interno, bendiciones.

17
Plays
0
Downloads
0
Shares

Transcription

In this podcast, the speaker discusses the importance of repentance in the lives of Christians. They explore questions such as how repentance works, how to know if one is truly repenting, and what repentance does for us. The speaker emphasizes the need to be specific about our sins, to recognize our responsibility, and to understand that all sin deserves death. They encourage listeners to analyze their actions and their consequences, and to seek forgiveness through Jesus Christ. The speaker concludes by reminding listeners to reflect and seek the guidance of the Holy Spirit when faced with temptation. Bendiciones familia, muy buenos días, hoy en Desayunando con Jesús vamos a empezar una serie de podcasts hablando de un tema que es muy interesante y que debe ser un punto de reflexión cotidiano en la vida de todos nosotros como cristianos y seguidores de Cristo Jesús, que no es otra cosa que el arrepentimiento. ¿Cómo funciona el arrepentimiento? ¿Cómo sabemos si estamos arrepintiéndonos o no? ¿Cómo tener una idea de que si no estamos solamente sintiendo culpa o definitivamente tal vez ni siquiera hemos llegado a arrepentirnos de una acción que hemos realizado? Bueno, estos son temas que estamos hablando porque queremos llevarnos de la mano con Cristo Jesús para entender por qué el sacrificio y la expiación que hizo Él delante de Dios es absolutamente única y perfecta, que no hay otra cosa en el mundo que supere a la acción de Cristo Jesús de llevarnos a estar limpios delante de nuestro Señor y Dios y de hecho restaurar nuestra relación con Él. Pero parte fundamental de todo este tema es el arrepentimiento. ¿Qué es el arrepentimiento en sí? ¿De qué se trata todo esto? ¿Es sólo saber que hice algo malo y nada más? ¿Es pedir disculpas a alguien por lo que hice y ya está arreglado el tema? ¿Cómo es este tema del arrepentimiento? ¿Qué es lo que hace el arrepentimiento en nuestras vidas? Bueno, vamos a tratar de dar un poco de ideas y de contextos para que entren en su reflexión y puedan ustedes evaluar sus situaciones diarias, cotidianas y situaciones anteriores, fuertes tal vez, para que lleguen a tener una paz que indique que en realidad ustedes han pasado un proceso de arrepentimiento que los ha llevado a aprender del error. Entonces, para poder decir el arrepentimiento necesita llevarse a cabo ciertas etapas, digamoslo así, por ponerlo para entenderlo de una manera más gráfica, más didáctica. Primero, la cosa que debe haber en el arrepentimiento es saber que yo no puedo volver a cometer ese mismo pecado. Una segunda cosa es confesarlo. Y una tercera cosa es tener y hacer un compromiso de que no voy a volver a hacerlo. Esto sería como el contexto general del arrepentimiento. Pero para llegar a este, digamos así, desmenuzamiento del proceso del arrepentimiento, vamos a ver algunos tips que podríamos decir, y yo uso esa palabra porque es común ahora, pero más bien temas o pequeñitos puntos que podríamos mirar para ver cómo podemos analizar nuestro tema de arrepentimiento. La primera cosa que vamos a decir en este variado y amplísimo tema del arrepentimiento, para poder entender cómo es que me arrepiento, es primera cosa, y si tienen papel y lápiz les invito a que lo anoten y lo pongan como primer punto, enfocarme en el momento específico en que cometí un pecado. Es decir, voy a ponerlo como ejemplo, el adulterio. Yo he adulterado, he sido un adúltero varias veces, me arrepiento del adulterio, etcétera, etcétera, etcétera. Puedo expresarlo de esa manera, y es más, puedo sentir que en realidad tengo ese deseo y ese afán sincero de reconocer mi falta, pero al hacerlo de una forma general, es decir, he adulterado, no hay una especificación del momento mismo cuando sucedieron las cosas. Entonces, al ser puntual, es decir, este día, este momento, tuve esta tentación, caí. Analizar ese segundo, ese instante, ese mismísimo momento donde tomaste la decisión de hacerlo, es lo que necesitas hacer para saber por qué llegaste a ese punto. Es decir, por ejemplo, estás en un momento donde sabes que puedes llegar a cometer adulterio, y de hecho no tomas ninguna precaución para evitar llegar a hacerlo. Estás consciente de que es una situación donde puedes llegar a caer, y no has evitado el estar en esa situación. Es más, buscas estar en una situación así. Y esto es lo que se debe analizar en el momento en que uno se arrepiente, para no volverlo a cometer. Es decir, ver el instante mismo cuando yo decido pecar. Ese momento concreto en el que miraste y decidiste hacerlo, ese instante es en el que debemos enfocar nuestra atención. Analizar todo lo que pasó alrededor, y desde cuándo comenzó, porque en estos hechos del pecado nunca empieza en el acto mismo del pecado, sino desde cuando se maquinó, se pensó, se tuvo la idea. Todo pecado empieza así. No es en el mismo acto. Por eso Cristo Jesús habla y en este respecto dice, y enseña, dice Él, si tú miras a una mujer y ya la deseas, ya pecaste con ella, ya adulteraste con ella. ¿Se dan cuenta cómo nos lleva a analizar este punto Cristo Jesús? Dice, cuidado, no es que estés en el hecho, sino antes, ya estás haciéndolo en tu mente. Ahí es donde debes concentrarte. Paso 2. Reconoce que lo que hiciste fue 100% equivocado y 100% tu responsabilidad. No trates de atenuarlo, no trates de decir es que estaba solo o estaba en esta situación de pareja o etcétera, tantas cosas que podrías tener como para justificar un acto tan perverso como es el adulterio. Estoy poniéndolo como ejemplo. En fin, cualquier situación que tú racionalices y comienzas a tratar de darle un enfoque distinto para librarte de una responsabilidad y tratar de ver incluso que no estás equivocado y que tienes la razón, es un absurdo. Esto es insistir en el tema de que no tienes una conciencia de que lo que hiciste estuvo mal. Por lo tanto, no estás arrepentido. No te has arrepentido. Si llegas a ese punto, no te has arrepentido. Si vas a actuar de la misma manera en una situación similar, significa que nunca te arrepentiste. Y esto es algo fundamental porque pasa. Entonces, ahora hay que enfrentar la situación, no hay que atenuarla. ¿Por qué? Porque sabías lo que hacías mientras transferías, porque lo hiciste a propósito, porque no solamente sabías lo que hacías y lo hiciste a propósito, sino que fuiste rebelde delante de Dios y en el fondo te dijiste a ti mismo, no importa, no me importa, tengo que hacerlo. Y ni siquiera te pones a pensar qué consecuencias vas a llegar a tener. Entonces, al desmenuzar el momento mismo, puedes mirar todos estos hechos saltan a la luz. Cuando estás arrepentido, saltan a la luz y miras y dices, pude haberme detenido aquí. Yo sabía lo que estaba pasando. ¿Cómo no me detuve? ¿Cómo permití llegar? Empiezas a analizar y el Espíritu Santo de Dios te darguye tu vida. Te empieza a mostrar qué pasó y dónde contristaste al Espíritu Santo de Dios y cómo ese momento es un momento terrible en tu existencia. Bien, tercer paso. Hay que reconocer algo. Toda transgresión delante de Dios merece la muerte. Ojo con eso. Cristo no nos da licencia para pecar. Cristo no nos dice simplemente ya están perdonados, vayan y pequen, que no importa lo que hagan, siempre van a ser perdonados. Ese es un corazón duro. Ese es un corazón que no ha entendido lo que ha hecho y que no se ha puesto a mirar que fue a propósito, con conciencia, y que de hecho la transgresión no es al mundo, es a Dios, es en contra de Dios, de quien lo puede juzgar y matar. Hay que decirlo con todas las letras. Bueno, esto hay que tomar en cuenta. Hablo desde el punto de vista de que estos temas estoy difundiendo para personas que son cristianas y que no son cristianas, y ni siquiera así, que han conocido a Cristo y que no han conocido a Cristo, porque no quiero enfocarlo desde el punto de tema de la religiosidad o la religión, sino de la relación con Cristo Jesús. Entender que nosotros como seres humanos no damos, no tenemos la capacidad, porque un día nos arrepentimos y al día siguiente estamos volviendo a cometer el mismo error. Esa es una condición deplorable de la humanidad, que ahora es más atenuada, más racionalizada, y todo el pecado se ablanda porque es común. Entonces normalizamos nuestras aberraciones, nuestros pecados abominables delante de Dios, diciendo que ahora es normal y que tenemos que abrir nuestras mentes. Y ahí vemos a un montón de personas transgrediendo, hiriendo, y el resultado es el caos y el horror que vive la humanidad por sí misma en estos días. Bien, todo, todo, todo pecado merece la muerte. Y ojo, todo pecado tiene consecuencias, todo pecado tiene algo que pagar. Y no con esto significa que nosotros pagamos algo a Dios, sino que simplemente vivimos la experiencia y vemos el horror que realizamos, porque lo que pasa cuando pecas no es que obras para ti mismo nomás, sino que las consecuencias se riegan sobre todo a las personas que más amas y eres. Y te das cuenta de que te convertiste en una máquina de hacer daño, pudiendo haber evitado todos estos temas. Esto parecería como centrarnos en la culpa, pues no, es simplemente darnos cuenta de que si no entiendo todo esto, seguiré obrando como que nada hubiera pasado. Y tengo que estar consciente de estas situaciones y sobre todo estar consciente de que vuelvo, o mejor dicho, estar consciente de que puedo volver a cometerlo. Y puedo volver a estar en esta misma situación, olvidándome de todo. ¿Por qué? Porque nuestra tendencia es hacer el mal. Nuestro libre albedrío es irnos hacia hacer el mal, no hacer el bien. Entonces, analizar qué he ganado con todo esto, qué he perdido con toda esta acción, me lleva a tener otro grado de conciencia. Bien, puede haber sido que en el momento nuestra, digamos así, inclinación de hacer el mal, porque no quiero mitificarlo con el tema de que el enemigo y la seducción y la tentación del enemigo, no, no, no. Eso no es correcto para mi forma de ver, porque en todo está en nosotros. Nuestra intención de hacer el mal es una experta en seducción. Nos promete todo tipo de beneficios dudosos. Pero si te detienes por un segundo, verás que es una mentira. Por ejemplo, decirte que vas a estar rodeado de placeres, en intimidad, cosas que podrías no tener en otras situaciones. O sea, tantos absurdos que puedes llegar a tener como estímulo para llegar a que no te valga nada el compromiso, el amor de Dios, su misericordia, su compasión y su justicia, y llegues a transgredir descaradamente delante de él. Este es el poder de seducción que está en la inclinación a hacer el mal. Entonces, ahora ponte a pensar, ¿qué es lo que te estaba ofreciendo esto? Esta situación de ir y ser seducido por la tentación. ¿Te estaba ofreciendo confort, un espacio en el día donde no hay dolor, un esfuerzo sin preocupaciones, solo una ceguera de confort momentáneo? Y después de pasar todo esto, contrasta lo que ganaste y lo que perdiste. Y mira que posiblemente has perdido demasiado y te has convertido en un ser tan vacío que luego vivirás solo con la culpa. Y por último, te podrás poner una coraza de piedra y decir, valió la pena porque a mí no me importa lo vivido y lo comido y lo bailado, no me quita nadie. Temas como pensamientos como esos, pero al final en el fondo de tu corazón quedará el deshago de una raíz de culpa que puede ser mortal en tu vida. Despediciarás tu potencial y lo que sabes como la manera de vivir con una relación con Dios. Y bien, finalmente podríamos decir que el saber que cometiste un error te lleva a los pies de Cristo Jesús. Porque hagas lo que hagas, digas lo que digas, nunca podrás estar a cuentas con Dios. Nunca. Entonces el saber que cometiste un error y saber que tienes a Cristo Jesús contigo es el arrepentimiento genuino que necesitas para tu vida. Revisar estos temas causa dolor, por supuesto, cuando tienes arrepentimiento. Pero causa paz porque sabes que Cristo Jesús te perdonó. El arrepentimiento sin perdón no es, digamos así, no tiene un objeto de ser. El arrepentimiento está hecho para buscar el perdón de Dios. David cuando pecó contra Dios se lo dijo, he pecado contra ti, sólo contra ti. Él ni siquiera se acordó de cómo que hizo sino de decir el pecado contra ti. Y merezco lo que merezco. Bendito sea Dios que nos dio a Cristo Jesús y que nos brindó la oportunidad de arrepentirnos, de revisar todo esto. Y cada vez que estés tentado, haz un momento de reflexión, detente, mira lo que pasó, pide al Espíritu Santo que te leve de esa situación y te saque airoso y vencedor con Cristo Jesús. Esto seguiremos hablando esta semana y mientras tanto les dejo con esta reflexión. Bendiciones hasta el día de mañana.

Listen Next

Other Creators