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Desayunando con Jesus 1 Corintios 6

Desayunando con Jesus 1 Corintios 6

Fernando Montoya FrancoFernando Montoya Franco

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En este Podcast aprenderemos que como cristianos debemos resolver nuestras diferencias basándonos en las enseñanzas de Cristo ya que es por El y para El que vivimos. Su justicia esta basada en el arrepentimiento genuino y el perdón y que cualquier acción de exhortación debe estar encaminada en aprender las dos partes de la controversia y mutuamente edificarse y no destruirse.

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Transcription

In this message, the speaker wishes everyone a happy new year and emphasizes the importance of living for Christ. They then introduce the topic of conflicts among believers and criticize the Corinthians for taking their disputes to secular courts instead of resolving them within the church. The speaker explains that Christians should rely on the wisdom and teachings of Christ to resolve their issues. They also mention the concept of the "Bemá seat," which refers to the judgment believers will face in the presence of God. The speaker contrasts this with the judgment of non-believers in the "great white throne" judgment. They emphasize the need for Christians to live according to God's standards and not rely on secular judgments. ¡Bendiciones familia, muy buenos días! Hoy, en Desayunando con Jesús, quiero empezar dirigiéndome a ustedes porque es el primer mensaje del año 2024, deseándoles y dándoles un saludo especial que lo envié por WhatsApp a algunos de mis más cercanos amigos y compañeros, colegas, teólogos y pastores, en donde mi pensamiento lo decía de esta manera, queridos amigos, desearles feliz año como cualquier otro que no conoce a Cristo no sería justo para nuestro Señor. Es por esto que decidí hacerlo con la certeza y sin el temor de lo que nos sobrevendrá este año, este mes, este día, estas horas o este instante, y afirmar como dice su palabra, que para nosotros vivir es Cristo y morir es ganancia, ya que si vivimos es por Él y si morimos estaremos con Él. Creo que esta es la mejor manera que encuentro para desearles a ustedes lo mejor de lo mejor en todos sus proyectos en este año 2024. Muchas felicidades para ustedes y todos los suyos. Bien, dicho esto, y habiendo cumplido con esta obligación de saludo de año nuevo, me voy a permitir introducirlos nuevamente a este fabuloso mundo que estamos encontrando en la primera carta de los Corintios, en donde nos habíamos detenido por ahí un momentito en el capítulo 5, pero hoy vamos a arrancar con el capítulo 6. El capítulo 6 de primera de Corintios, donde Pablo empieza a desmenuzar una cantidad de problemas que se encontraban dentro de lo que es la visión de los Corintios dentro de su cosmovisión cristiana, y dentro también de su cosmovisión, digamos así, cotidiana. Entonces, vamos a ver qué nos cuenta Pablo y qué es lo que les escribe a los Corintios en este capítulo 6. Acompáñenme, por favor, en sus Biblias, primera de Corintios 6, yo estoy utilizando la nueva versión internacional, porque es más acorde al sentido que vamos a presentar en este día. Bien, sin más, iremos a leer, primera de Corintios 6. Dice, Si alguno de ustedes tiene un pleito con otro, ¿cómo se atreve a presentar demanda ante los injustos en vez de acudir a los creyentes? ¿Acaso no saben que los creyentes juzgarán al mundo? Y si ustedes han de juzgar al mundo, ¿cómo no van a ser capaces de juzgar cosas insignificantes? ¿No saben que aún a los ángeles juzgaremos? ¿Cuánto más los asuntos de esta vida? Por tanto, si tienen pleitos sobre tales asuntos, ¿cómo es que nombran como jueces a los que no cuentan para nada ante la iglesia? Digo esto para que les dé vergüenza. ¿Acaso no hay entre ustedes nadie lo bastante sabio como para juzgar un pleito entre creyentes? Al contrario, un hermano demanda a otro, y esto ante los incrédulos. En realidad, ya es una grave falta el solo hecho de que haya pleitos entre ustedes. ¿No sería mejor soportar la injusticia? ¿No sería mejor dejar que los defrauden? Lejos de eso, son ustedes los que defraudan y cometen las injusticias, y conste que se trata de sus hermanos. ¿No saben que los injustos no heredarán el reino de Dios? No se dejen engañar. Ni los inmorales sexuales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los sodomitas, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los calumniadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios. Y eso eran algunos de ustedes, pero ya han sido lavados, santificados y justificados en el nombre de nuestro Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios. Hasta aquí vamos a leer. Hemos hecho la lectura desde el versículo 1 hasta el versículo 11. ¿Qué es lo que resalta primero, Pablo? Tener un pleito entre cristianos. Esto es lo primero que le llama la atención a Pablo. ¿Cómo es que ustedes, siendo cristianos, están teniendo pleitos? Y teniendo estas cosas, estas, digamos así, controversias, estas formas distintas de mirar algunos aspectos que les provocan rencillas, no son capaces de resolverlos, porque esto es del sentido primordial del cristianismo. Ya lo vamos a ver por qué. Y Pablo dice, ¿Osa alguno de vosotros, cuando tiene algo contra otro, ir a juicio delante de los injustos y no delante de los santos? ¿Por qué dice esto Pablo? ¿Pueden creer que los cristianos corintios confiaban más en las actitudes y en los juicios de personas injustas? Ahora, ¿por qué Pablo usa el término injusto? No lo usa desde un sentido estricto, digamos así, moral, sino más bien desde el sentido de cristianismo y del sentido de salvación, porque nosotros somos justificados. Entonces, Pablo dice, no me cabe en la cabeza que ustedes vayan y vayan delante de un injusto, es decir, de una persona que no tiene justificación delante de Dios, y pidan que los hagan resolver sus rencillas, que pueden ser tratadas con muchísimo más sabiduría y solvencia por medio de la Palabra y de lo que ustedes aprenden de las enseñanzas de Cristo. Entonces, no hay coherencia entre su ser y su actuar. Los jueces locales en ese tiempo, en el imperio griego, sobre todo en el imperio griego, y que quedó esto como costumbre también en la dominación romana, se sentaban en un asiento que lo llamaban el asiento Bemá, del magistrado civil, el cual se encontraba en el centro del mercado, porque la cultura griega encontraba entretenida un buen pleito legal, cualquier demanda pronto se hacía de dominio público. Bueno, el punto es el siguiente. Los juicios se daban en medio de una gran multitud. Entonces esto generaba, hasta cierto sentido, un morbo, y si lo vamos a poner como ahora en programas de televisión, donde jueces se ponen delante de una pantalla con un acusado y un acusador, y hacen público, y definitivamente se llega hasta el escarnio y a cosas muy lamentables, que nada tienen que ver con la justicia realmente, o que muy poco tienen que ver con la justicia secular, y peor aún con la justicia cristiana, porque esto sí hay una gran diferencia. La justicia de Dios es total y diametralmente diferente a la justicia humana. Pero a veces nosotros no nos sentimos respaldados más por un criterio de alguien que maneja un aspecto legal secular, que un aspecto legal cristiano. ¿Por qué? Porque el juicio secular está respaldado por leyes, por constituciones de naciones, por algo que ya se ha llegado a construir de una manera social, cultural, antropológica incluso, en donde todos nos ponemos de acuerdo para saber que tenemos que aceptar la decisión de una persona que ha sido nombrada como un juez en caso de un litigio legal. ¿Pero por qué esto no se puede poner dentro de una congregación cristiana? Pues simple, porque no creemos tener esa capacidad, y Pablo habla mucho de esto, porque él dice cómo es que literalmente ustedes encargan a un no justificado delante de Dios, a un no salvo, lo que ustedes podrían resolver por medio de todo lo que tienen a su alcance, la sabiduría del Espíritu Santo de Dios, la Biblia, y los conceptos de amor al prójimo y amor a Dios sobre todas las cosas. O sea, con esto simplemente gran parte de los conflictos se resolverían. Pero vamos a ver un poquito más. ¿De qué se trata este famoso asiento Bemá? Y vamos a decirlo de una manera como para poder introducir el concepto. En las Olimpiadas se ponía un asiento en la línea final donde los atletas terminaban de correr y se sentaba un juez, donde este juez podría observar quién llega primero, segundo, tercero, y determinaba la posición y quién era el ganador y quiénes eran los que iban llegando detrás del ganador. Esto hasta ahora se acostumbra en algunos deportes, por ejemplo el tenis, por ejemplo el vóleybol de playa, donde los jueces están elevados en un asiento, en una silla, y de ahí dirigen todo y observan qué estuvo bien y qué estuvo mal. De hecho este mismo concepto se ha llevado a los tribunales porque un juez se siente en una silla especial donde es el magistrado el que va a determinar, de acuerdo a los hechos, las pruebas y todo lo que se determina de una forma legal, quién tiene o no la razón y a quién tiene que imponer una sanción o exonerar de culpa. Y esto es algo que también se lleva a la parte de la Biblia. Por eso Pablo dice, ustedes van a ocupar esos asientos. No es solamente el que ustedes no crean que van a llegar y vamos a estar en un momento con Cristo. No, va a haber un proceso de juicio. Y de hecho hay dos juicios. El uno, donde vamos a estar los que hemos sido redimidos por la preciosa sangre de Cristo Jesús, y el otro, que es donde van a estar los que no han tenido la voluntad de tomar este canal. El canal perfecto de salvación que es Cristo Jesús. Su obra magnífica y todo lo que viene con ese maravilloso acto. El Espíritu Santo de Dios, un espíritu nuevo, un corazón nuevo. Entonces vamos a ver que en el juicio del gran trono blanco, es un juicio donde no se va a determinar la salvación, pero se va a juzgar a la gente. ¿Y qué es lo que dice ahí? Y vi un gran trono blanco, ahí está el asiento, y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra, el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios, y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida. Y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él, y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos, y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron asados al agua de fuego. Esta es la muerte segunda, y el que no se halló inscrito en el libro de la vida, fue lanzado al agua de fuego. El gran trono blanco es donde son juzgados y condenados aquellos que no creen en Jesucristo. Esto no es un asiento de mar. En contraste a este asiento, que se determina en el gran trono blanco porque este es un asiento donde está Dios juzgando a todos, el asiento de mar es para los creyentes cuya salvación ha sido ya asegurada por la fe en Jesucristo. En Juan 3.16, en Romanos 10.9-10, pueden revisarlo, el asiento de mar es un asiento donde Cristo no va a juzgarnos como juzgó en el gran trono blanco, sino que es Dios recompensándonos de acuerdo a nuestras vidas. Ciertamente tendremos que responder por nuestras vidas. Y en Romanos 10.14-12 dice, Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo, porque escrito está, Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios. De manera que cada uno de nosotros responderá por sí mismo ante Dios. Parte de este juicio es responder por los pecados que cometimos. Al mismo tiempo, el juicio no va a ser el foco del asiento de mar, es decir, de este asiento donde vamos a estar nosotros delante de ese asiento, y Dios nos va a estar recompensando porque nosotros hemos hecho algo para agradarle a Él por medio del Espíritu Santo de Dios. Por eso vamos a estar delante de Él agradando con nuestras obras, porque es el Espíritu de Dios que actúa en nosotros. Ahora, en 2 Corintios 5.10, Pablo le da a la iglesia de Corinto una ilustración del asiento de mar. Dice, Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. Pablo nos está indicando aquí que todos los cristianos compareceremos ante el asiento de mar de Cristo. Ante el asiento de mar, Jesucristo sacará a la luz cada obra buena o mala que cada creyente haya hecho en la tierra, desde que él o ella se convirtieron en cristianos. Cada cristiano será recompensado basado en sus palabras, en las obras y fidelidad. Bien? Entonces, al haber hecho esta diferencia, volvemos al texto y vemos que Pablo les dice, ¿Cómo es que ustedes, conociendo todo esto, sabiendo que vamos a ser quienes juzguen, no son capaces ni siquiera de resolver sus propias diferencias? Y lo peor, que ustedes, que teniendo todo para entender que ninguno de ustedes es superior a su hermano, ninguno, dice, pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? ¿No saben que todos compareceremos delante de Cristo? Y esta es la base para poder resolver cualquier tema, para poder encontrar una consecuencia que sea algo que nos permita crecer a las partes cuando estamos en un conflicto, y sobre todo, somos creyentes. Si alguien que cometió un error delante de otro, que puede ser porque todavía no está en concordancia con su vida cristiana, y otro que es más maduro en el cristianismo, no lo toma y lo levanta y lo ayuda, bueno, definitivamente la justicia común, secular, sería la mejor opción para cualquiera que no ha entendido que lo que nos mueve a los cristianos, es la primera cosa que nos mueve, es saber que nosotros somos tan pecadores como aquel a quien le estamos refutando algo. Y por lo tanto, nuestra primera reacción debe ser de compasión, misericordia, y luego redarguir, y luego exhortar, pero con el fin, no de destruir, sino de construir, de ayudar a reconocer en todo a quien tiene el poder y la autoridad en nuestras vidas, Cristo Jesús. Entonces Pablo, por supuesto que se pone como extrañado y dice, en realidad ya es una falla grave sólo el hecho de que haya pleitos entre ustedes, eso es gravísimo, no saben que los injustos no heredarán el reino de Dios, y ahí si se va al sentido moral de aquellos donde va a ir la gente a acudir, entonces por eso Pablo dice, ni los inmorales sexuales, ni los idólatras, ni los adulteros, y vuelve a repetir lo mismo que va y dice un montón de veces en esta carta a los corintios, porque recuerden que esa era la base de la perversión de los corintios, como es ahora. Muchas de las cosas que suceden en este mundo que nos tiene al mundo omnibulado es el tema de la impureza sexual, de los avaros, de los corruptos, de los borrachos, de los que calumnian, de los que estafan, y bueno, todo esto es una maraña de cosas que vemos al día a día, y que de hecho con las que luchamos para poder sostenernos y mantenernos conforme al carácter de Cristo, que no depende de nosotros, ya lo hemos dicho muchas veces, más allá del tema de tomar la decisión de si oír la voz del Espíritu de Dios o seguir escuchando la voz de nuestra carne, y de hecho para eso está el Espíritu Santo en nuestras vidas, porque Él es nuestro dador, nuestro ayudador, nuestro guía, la persona que sostiene nuestras vidas. Antes sin Él decidido no había que pensarlo, derecho a cometer el mal, pero ahora por lo menos tenemos una disyuntiva de decir, ok, no, esto no está bien, no es correcto, y empezar a darnos cuenta de que cualquier minuto, en un segundo pasamos de hacer una cosa correcta a hacer una cosa incorrecta. Ojo con esto, nadie está exento de esto. Bien, entonces Pablo está exhortando a los corintios para que se den cuenta de que mientras traten de resolver en la carne lo que ya pueden resolver de una forma en el Espíritu, siempre tendrán problemas y volverán a ser un falso testimonio de lo que en realidad deben mostrar al mundo, la justicia perfecta de Dios, la compasión y el perdón que han recibido, y sobre todo la honra que debemos dar a nuestro Señor Dios, Salvador nuestro Cristo Jesús. Por esto necesitamos todo el cariño y todo el tiempo reconocer que no podemos hacerlo solos, que para esto el plan de salvación es perfecto. Tenemos a Cristo, tenemos un Espíritu nuevo, tenemos un corazón nuevo, tenemos al Espíritu Santo de Dios, y esto es lo que nos sostiene en un camino que nos lleva y nos conduce al momento de encontrarnos con nuestro Dios y vivir con Él eternamente. Bendiciones. Hasta pronto. Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org

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