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escena 6 b
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¡Cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cá tiene la palabra el obispo de Buenos Aires Mientras hubiera un español en América, los americanos le deben obediencia ¡No, silencio, silencio, señores! Asombra que hombres nacidos en una colonia se crean con derecho a tratar asuntos de España ¡No, no, no, no, no! ¡Silencio, silencio, señores! Tiene la palabra el señor Castelli ¡No, señor obispo! Entonces que España se rescinde a los franceses ¡Sí, sí, sí, sí, sí, sí! ¡Castelli, Castelli, Castelli! ¡Silencio, silencio, silencio, silencio, señores! Propongo que se vote otra autoridad, que no sea la del Virrey Una autoridad de España si es que se salva Y si no se salva será independiente ¡Castelli, Castelli, Castelli!