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Limites en el matrimonio 1er capitulo

Limites en el matrimonio 1er capitulo

Dulce Gurrola

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Vamos a empezar a establecer límites a la única persona que podemos controlar, y eso es a nosotras mismas.

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The speaker discusses the importance of studying marriage and the biblical basis for it. They mention that marriage is a priority for God and that it is a divine mystery. They emphasize the need to prioritize our relationship with our spouse and set healthy boundaries in marriage. The speaker also highlights the importance of taking responsibility for our own actions and behaviors in the relationship. They mention the consequences of crossing boundaries and the need for a sense of ownership and accountability. The speaker encourages studying the book "Boundaries in Marriage" to learn more about setting and respecting boundaries in marriage. Creo que una de las razones por la que decidimos empezar el estudio es porque la mayoría estamos casadas y la mayoría tenemos problemas, creo que ningún matrimonio es perfecto y cada uno tiene sus desafíos, por eso creo que es un tema muy importante y también es importante porque es prioridad para Dios. Me acuerdo una vez que estaba estudiando el libro de Efesios que lo escribió Pablo, me encantó aprender esto que está en estos dos versículos, te los leo, uno está en Génesis, que es desde el inicio, literalmente en el capítulo 2, versículo 24, ahí dice ¨Por tanto, el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y sean una sola carne¨, desde ese momento en donde Dios está diciendo ¨Ustedes van a dejar a su papá y a su mamá, se van a unir¨, ahí es en donde Dios estaba creando el matrimonio, sabemos que el matrimonio es prioridad para Dios desde ahí, pero luego Pablo lo volvió a explicar en Efesios, capítulo 5, versículos 31 y 32, que dice, repite prácticamente lo que dice ¨Como dicen las escrituras, el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su esposa, y los dos se convierten en uno solo¨, pero luego este versículo fue el que me llamó la atención, en donde dice ¨Eso es un gran misterio, pero ilustra la manera en que Cristo y la iglesia son uno¨, ahí es cuando está diciendo ¨El matrimonio es un gran misterio¨, pero yo diría que es un misterio divino, porque Dios lo está comparando con Cristo y su iglesia, o sea, Dios está usando a personas como tú y como yo, con su esposo, para ilustrar su evangelio, ¿verdad? Entonces, ahí es cuando Pablo estaba maravillado cuando escribió esto, porque Dios creó el matrimonio, pues con el fin de explicar el misterio del evangelio, ¿verdad? Y entonces, pues bueno, a las que están aquí, las felicito, porque yo sé que están haciendo un esfuerzo, que acá ya es tarde, allá están trabajando, y yo sé que lo hacen por invertir en su matrimonio, y desde ahora, desde este momento, eso le está dando honra a Dios, porque estamos invirtiendo en nuestro matrimonio, porque tenemos que saber, a lo mejor, se los pasé hace poco por el grupo, ¿se acuerdan? Las prioridades de una mujer sabia o una mujer que honra a Dios primero es Dios, pero después de nuestra relación con Dios, la segunda relación más importante debería ser con nuestros esposos, no con nuestra mamá, no con nuestras amigas, no con nuestros hijos, porque a veces muchas mamás cometen ese error de que primero mis hijos y luego tú, pero así no debe de ser, ¿verdad? Primero nuestros esposos, ¿verdad? Por eso, bueno, vamos a estudiar este libro de Límites en el Matrimonio, y yo sé que con la ayuda de su palabra vamos a crecer, vamos a aprender, y estoy segura que vamos a ver matrimonios reflejando a Dios. Así que bueno, antes de iniciar ya con el estudio del libro, voy a orar. Gracias, Señor, porque nos permites este tiempo juntas, porque nos permites crecer con la ayuda de tu palabra. Tú conoces los matrimonios de cada una de las que están en este día, solo tú sabes por los desafíos por los que estamos pasando, y te pido que seas tú hoy quien hable a nuestros corazones, que tú pongas las palabras en mi boca, que con tu amor transformes nuestra vida, transformes nuestro matrimonio, que sea para tu gloria y honra por siempre. En el nombre de Jesús. Amén. Bueno, ahora sí, el límite en el matrimonio. ¿Qué es un límite? Si antes de empezar, bueno, necesitamos aclarar que los límites no va a ser algo que se le va a establecer a la otra persona. Los límites van a ser acerca de uno mismo. Así que si muchas pensaban de como que ya sé cómo le voy a poner límites a mi esposo, pues ya las defraudé, porque los límites se van a tratar de nosotras. Pero los límites sanos nos van a poder traer libertad, van a poder traer sanidad y restauración a nuestro matrimonio, ¿verdad? Creo que la motivación que debemos de tener poniendo los límites es proteger nuestro matrimonio. Y creo que uno de los principales problemas en el matrimonio es no me siento valorada, no me siento entendida. Cuando hablo, muchas veces todo es usado en mi contra, o él se enoja o él estalla, ¿verdad? Por eso es lo que decía, creo que muchas veces nos sentimos así y sentimos que algo está faltando, estamos sintiendo que algo está fallando, que como que algo no se da, ¿verdad? Y tratamos, aunque tratemos de hacer lo correcto, ¿verdad? O tratamos positivas, no se logra alcanzar esa intimidad o esa admiración como lo había al principio. ¿Y qué pasa? O sea, que detrás de nuestra confusión está la explicación de los problemas o las quejas. Es que a lo mejor nuestro matrimonio ya no es unido como antes porque tú has hecho esto, ¿no? O porque tú has dejado de hacer esto y porque esto. Y hay muchos matrimonios en donde las parejas están y viven por años, ¿verdad? Y se hablan y conviven y salen, pero el amor, ese amor e intimidad, ese intercambio profundo, pues ya no lo está. ¿Pero por qué ocurre esto con dos personas que, pues, están comprometidas, ¿verdad? Yo pienso que una, esto es, pues, en mi parte, o sea, yo pienso que es porque hemos como que nos hemos alejado de buscar de su palabra. O sea, no sé cuántos de ustedes recibieron, ¿cómo se dice?, pláticas prematrimoniales y fueron, ¿qué?, dos, tres veces y ya. O sea, tampoco, o sea, en la escuela no aprendemos a ser esposos, a ser esposas. Esto no es algo que nadie nos enseña, ¿sí me explico? Entonces ya, pues, ahí estamos en el matrimonio con las dificultades, pero si no volteamos a ver la Biblia, ahí es cuando vamos a encontrarnos en confusión. ¿Por qué? Porque si Dios creó el matrimonio, entonces Él mismo nos está dando la herramienta, ¿sí me explico? Es cuando tú compras algo y sigue las instrucciones para poder armarlo y para que todo quede bien. Es lo mismo. Es por una parte yo pienso eso, o sea, como que vemos o comparamos nuestro matrimonio con las cosas que dice el mundo, ¿verdad? Y la otra que siento que falta o que es lo que vamos a ver ahorita es porque no conocemos los límites. Por eso, pues, vamos a ver esto, ¿no? O sea, en sentido, el Dr. Henry Clout en el libro lo explicaba así. Un límite es el principio de algo y el fin de algo. O sea, lo denota el principio y el fin. Y pone un ejemplo de cuando compras una casa, tienes el contrato de tu terreno y ahí te dice, bueno, mira, tu propiedad empieza aquí y termina acá, ¿verdad? Pero a mí me gusta ponerlo más como ejemplos. ¿Por qué? Por decir un límite que podemos poner nosotras, porque acuérdense que los límites para nosotros, ¿verdad? Por decir, ok, yo mi límite o yo decido no gritar, no insultar o no decir groserías cuando estemos hablando. No me voy a exaltar, no me voy a enojar, ¿verdad? Otro límite podría ser, bueno, en nuestras discusiones no voy a tocar el tema de situaciones que ya han pasado, ¿verdad? Situaciones que ya nos peleamos antes, ya perdonamos, ya no las voy a volver a tocar en nuestras próximas discusiones, ¿verdad? Es un ejemplo de límite, ¿verdad? Y cuando nos pasamos, o sea, cuando pasamos los límites, que hay consecuencias, ¿verdad? Entonces, de estas consecuencias vamos a tener que aprender a tener sentido de posesión, ¿verdad? Por lo que yo hice, era mi límite, yo lo pasé, no lo cumplí, hay unas consecuencias y ahora voy a aprender a tomar posesión de mis acciones. Y es lo que estaba diciendo, o sea, es muy importante que en la relación exista un sentido de posesión, o sea, que cada quien, o sea, este es mi límite, entonces, si yo lo paso, o sea, yo soy la dueña de los sentimientos, actitudes, comportamientos, y es como un ejemplo que ponía el Dr. Clout, es una pareja que llega a consejería matrimonial porque pues ya todo está como que fuera de control, ya la casa se siente como si estuvieran en guerra, ninguno de los dos quiere ceder, y ella decía, es que él siempre está enojado, y él decía, es que ella me trata de controlar, y es que él siempre está ocupado y por eso yo quiero tener como su atención. Si dan cuenta, o sea, cada uno de ellos culpa al otro por su propio comportamiento, porque entonces él dice, es que pues no te pongo tiempo porque siempre estás enojona, ¿no?, o algo así. Y entonces, bueno, ya, el Dr. Clout dijo, ok, voy a hacer una última pregunta tratando de que alguno de los dos tome responsabilidad de su propio comportamiento, porque, bueno, la respuesta que estaban dando siempre tenía que ver con el otro. ¿Y qué pasó? Que ninguno jamás tomó posesión de sus propios comportamientos. En su mente, la otra persona es la que me provoca. Por eso es muy importante, o sea, cuando ya establecemos límites, tener el sentido de la posesión, ¿verdad?, sentido de que, bueno, o sea, cada quien, cada, en un matrimonio, cada uno debe tener posesión y tomar la responsabilidad por sus sentimientos, por sus actitudes, comportamientos, decisiones, hasta los pensamientos, ¿verdad?, o sea, porque a veces pasa de que un pequeño problema y tú ya estás pensando en el divorcio. Es mi responsabilidad, o sea, poner mis pensamientos conforme a su palabra, ¿verdad? ¿Y qué pasa? O sea, que es muy normal esto, que culpemos al otro por lo que yo hago, porque esto pasó en el inicio, en Génesis 3, capítulo 3, del versículo 1, el 13. ¿Se acuerdan de esta historia en donde Eva comió el fruto prohibido? ¿Y qué pasó? Algo muy importante aquí es que Dios llega con Adán. A pesar de que Eva fue la que comió del fruto prohibido, o sea, Dios está llegando con Adán. ¿Qué quiere decir? Que Dios va a pedir al hombre como el resultado por su familia. Así me explico, él es el que va a dar cuentas a Dios por su familia, no la mujer, va a ser el hombre. Por eso es como está aquí explícito. Perdón, déjame te lo pongo acá en la diapositiva si lo puse. Está en Génesis 3, 1 al 13, y dice, llega Dios y le dice, ¿Quién te dijo que estás desnudo? ¿Acaso comiste del fruto del árbol que te ordené que no comieras? Y el hombre contestó, la mujer que me diste para que me acompañara me dio del fruto de ese árbol y yo lo comí. Entonces, bueno, ya pues, Dios va y le pregunta a la mujer, ¿no? A Eva, ¿y qué has hecho? Y ella respondió, la serpiente me engañó y por eso comí de ese fruto. O sea, ¿se dan cuenta cómo Adán, o sea, desde el inicio de la creación, Adán culpó a Eva por su propio comportamiento? Y lo mismo sucedió con Eva. Pues la serpiente me engañó. O sea, ninguno de los dos puede decir, bueno, sí fallé, ¿verdad? Pequé. Y esto es lo mismo que nos está sucediendo. O sea, creo que estamos culpando a nuestros esposos por nuestras actitudes, ¿verdad? Entonces, estos límites nos van a ayudar a saber que en cualquier circunstancia, discusión, nos vamos a poder sentar y decir, a ver, ¿cuál es el problema? ¿Esto que estamos teniendo está dentro de ti? ¿Dentro de mí? ¿Quién lo empezó? ¿Vamos a hablar? Y cuando sabemos, bueno, ¿cuáles son los límites que ya pusimos? Sabemos quién debería de tomar posesión del problema con el que estamos luchando. Espero que me vaya explicando. Si no, por favor, anoten sus preguntas porque ahorita sigo y al final, si quieren, las vemos o por correo. Bueno, total, los límites, seguimos. Esto nos va a ayudar a, bueno, yo soy responsable de mis acciones. Yo puse este límite, no lo cumplí. Yo soy responsable ahora, ¿verdad? Me toca tomar esa responsabilidad de las consecuencias si sobrepase los límites, ¿verdad? Y si podemos entender también nuestras reacciones, ¿verdad? Sabemos que nuestra reacción, ¿no? Si nuestros esposos hacen algo que no me gusta y yo reacciono, nuestra reacción también va a ser parte del problema porque luego, ¿qué pasa? Reacciono yo y luego reacciona mi esposo y luego empieza la discusión, ¿verdad? Y cuando nos damos cuenta que la reacción es parte del problema, vamos a poder empezar a trabajar en esto, en cambiarla, ¿verdad? Porque probablemente hemos estado haciendo como un hábito, ¿no? Es que ya, o sea, cada vez que él hace eso, yo cada vez que él hace eso, yo reacciono o yo me enojo, ¿verdad? Pero vamos a empezar a establecer límites en la única persona que podemos controlar, y eso es a nosotras mismas. Porque una vez que comencemos a tomar la responsabilidad por nuestras reacciones, entonces vamos a poder a trabajar en cambiarlas. Y esta va a ser una responsabilidad que sí va a tomar acción de nuestra parte. Vamos a tener que participar activamente en la resolución del problema y, ojo, aun cuando muchas veces no hayamos empezado nosotras. O sea, probablemente muchas van a decir, no, pues ya, me desconecto, ¿verdad? Claro que pues no es fácil, o sea, a ninguna le gustaría hacer eso o ceder, ¿verdad? Pero esto es lo que está en su palabra, o sea, lo bonito de compartir esto es que yo todo lo saco de lo que él dice, ¿verdad? ¿Por qué? Porque en las circunstancias Dios usa también a nuestro esposo para ver lo que hay en nuestros corazones. Entonces lo que Dios nos está pidiendo es que volteemos a ver primero nuestro corazón, que volteemos a ver primero nuestras actitudes y nuestros comportamientos antes de juzgarlo o de señalarlo, ¿verdad? ¿Por qué? Porque Dios ve cosas que nosotros no estamos viendo y Él conoce también en donde nosotras tenemos que mejorar. Y aquí está este versículo, está en Mateo, te lo comparto, Mateo 7, capítulo 7, versículo 1-5, que dice, no juzguen a los demás para que Dios no los juzgue a ustedes, porque de la manera como juzguen a otros, así serán juzgados. Dios los va a tratar de la misma forma en que ustedes traten a los demás. ¿Cómo te atreves a mirar la paja que está en el ojo de tu hermano? Si tienes una viga en el tuyo, ¿cómo le puedes pedir a tu amigo que te deje sacarle la paja que tienes en su ojo si la viga que tienes en el tuyo no te deja ver? Dice, sácate primero la viga que tienes en tu ojo para que puedas ver bien cuando esté sacando la paja del ojo de tu hermano. O sea, más explícito nos está diciendo que muchas veces, ¿cómo nos comportamos? ¿Sabes qué? Es que tú deberías de cambiar, ¿a poco no? Muchas veces nos ponemos así, es que tú cambia esto, es que tú esto, haz esto. Cuando Dios nos está diciendo, primero ve lo que nosotros tengamos que cambiar y luego ya les podremos ayudar, ¿verdad? Y es lo que nos está diciendo Dios, que nosotras tomemos la responsabilidad del cambio, porque estoy segura que Dios puede resucitar un matrimonio que está muerto, pero lo que Dios quiere es que primero nosotras nos podamos humillar ante Él, ¿por qué? Porque con su ayuda vamos a poder perdonar las heridas que nos han causado, vamos a poder perdonar probablemente las heridas que nosotros hemos causado. Y creo que esto es parte de su Evangelio y lo que veíamos al principio, ¿verdad? O sea, es su Evangelio, el que Él dio la vida por nosotros, el que Él nos perdonó nuestros pecados pasados, presentes y hasta los futuros, aún sin merecerlo, sólo por su amor y por su gracia. Entonces, ¿qué es lo que nos está pidiendo a Él ahora? Yo te pido que con mi ayuda tú puedas perdonar de corazón, porque probablemente tenemos un corazón lastimado, pero si tratamos de hacerlo con nuestras propias fuerzas va a ser muy difícil. Entonces, si queremos avanzar en nuestro matrimonio necesitamos humillarnos ante Dios, necesitamos pedirle ayuda para que nos ayude a perdonar, para que nos ayude a tomar la iniciativa y que podamos permanecer. Creo que la clave va a ser permanecer en una relación con Dios, porque sabemos que Dios es amor y necesitamos de Dios para mejorar en nuestra relación, ¿verdad? Y como lo mencioné anteriormente, creo que cada matrimonio tiene sus desafíos y la buena noticia de estos límites es que el plan de Dios no ha cambiado, que quiere decir que tú eres su hija y Él te va a proteger a ti por sobre todas las cosas, que no vamos a estar como al merecer de la conducta o de los problemas de mi pareja. Vamos a poder actuar de cierta forma para evitar ser una víctima de los problemas de la otra persona, para mejorar nuestro matrimonio, porque aun cuando nuestra pareja no quiera cambiar, nosotros vamos a tomar esa responsabilidad, ¿verdad? Y fíjate en este versículo, me gustaría que lo anotes bien, déjame ver, sí, aquí te lo puse, Proverbios 27.12, porque dice, el prudente se anticipa al peligro y toma precauciones, el imprudente sigue adelante sigue a ciegas y sufre las consecuencias, me encantó esta versión porque hasta literalmente está diciendo, sigue a ciegas, cuántas mujeres están cegadas, no sé por qué, pero están ciegas, no quieren ver la realidad a veces del maltrato, ¿verdad? O de la dificultad en la que están pasando en su matrimonio, y qué es lo que nos está diciendo Dios, sé prudente, o sea, anticipate al peligro, pide ayuda, porque sí, va a haber momentos o ciertos matrimonios, no sé, en donde va a haber infidelidades, donde va a haber problemas de drogas, problemas de alcohol, abuso físico, y es lo que Dios nos está diciendo, a ver, tú, o sea, yo te quiero a ti, tú eres mi hija y necesitas tomar acciones, necesitas entonces empezar a poner límites, ¿verdad? Límites necesarios que si hay problemas de abuso físico, entonces salte, vete, la separación temporal es buena, o sea, no es lo más recomendable, pero es lo mejor, ¿por qué? Porque es lo que necesitas tú, o sea, anticipar el peligro porque qué es lo que dice al final, los que siguen a ciegas van a sufrir las consecuencias, y creo que la decisión más inteligente que pueden hacer en estos momentos es pedir ayuda, es preguntar en la iglesia, ¿por qué? Porque si vas con tu amiga, te va a decir, no, pues es que ella déjalo, es que no te respeta, no sé qué, necesitamos ir a la iglesia con nuestros pastores, con alguien que sepa de Dios, con alguien que sepa lo importante que es el matrimonio para Dios, porque sí tenemos que tener en claro que a Dios no le gusta el divorcio, claro que eso no es la idea principal del divorcio en un matrimonio, ¿verdad? Por eso necesitamos pedir ayuda, y no necesariamente cuando ya todo esté mal, por eso Dios nos está diciendo, anticipa el peligro, o sea, toma precauciones, anticipate, hace poco Gabriel y yo estábamos como que teniendo discusiones, y él fue el que tuvo la iniciativa de decir, ¿sabes qué? Ya le mandé un mensaje a nuestra pastora de México, y vamos a empezar a hablar con ella para que nos ayude, porque no me gustan estas discusiones, y yo, perfecto, qué bueno, o sea, gracias a Dios que no estamos pasando por infidelidades, etcétera, pero me da gusto que podamos tomar esta iniciativa, y por eso es que, pues también estamos estudiando esto juntas, ¿verdad? Pero, bueno, o sea, esto es parte también de los límites que tenemos que poner en situaciones difíciles, ¿verdad? O que si conocemos a una amiga que esté pasando por eso, apoyarla en eso, porque no es fácil para ellas. Y cuando tuvimos estas pláticas matrimoniales, nos dimos cuenta que uno de los mayores problemas es la comunicación, y es algo que también dice este libro en el primer capítulo, dice, el límite más básico es el lenguaje, que quiere decir nuestras palabras, la manera en como nos comunicamos muchas veces es el problema, ¿verdad? Y te lo digo porque cuando yo hablaba, Gabriel se sentía que yo lo estaba regañando, o que lo criticaba, cuando yo no estaba haciendo eso, y te comparto este proverbio, el proverbio 31, versículo 26, habla sobre la mujer virtuosa, y este menciona, cuando habla, lo hace con sabiduría, cuando instruye, lo hace siempre con amor. Entonces, como mujeres sabias, necesitamos usar nuestras palabras para bendecir, sin gritar, sin groserías, con una comunicación afirmativa. ¿Qué significa esto? Que vamos a poder expresarnos de diferente manera, ¿sabes qué? Yo me siento así, o sea, una comunicación afirmativa es yo me siento así cuando tú haces esto. Yo pienso que, o sea, te propongo que me gustaría que pasáramos más tiempo juntos, me gustaría que pudieras pasar tiempo de calidad con tus hijos, ¿verdad? Preguntas que le podemos hacer a nuestras parejas es, oye, a ver, dime cómo te lo puedo decir sin que tú te ofendas, cómo te puedo decir las cosas sin que te sientas regañado, sin que te sientas criticado, sin que hagas como que reacciones, ¿verdad? Porque tenemos que tener algo bien claro, que en cada conversación, discusión con nuestros esposos, quitémonos la idea de que uno de los dos tiene que tener la razón, porque no se trata de ganar una discusión, se trata de ganar el corazón de nuestros esposos. Y una discusión va a terminar cuando, ok, entendimos en lo que fallamos, cuando hayamos perdonado y entonces, ok, nos reconciliamos y a seguir. O sea, cada discusión la debemos de usar para crecer en el amor, en el entendimiento del uno al otro. Nuestro esposo debe ser nuestro mejor amigo. O sea, creo que eso es lo que me gusta, o sea, de querer entenderlo, de querer conocerlo más en cada discusión. Porque va a ser importante también, chicas, que de nuestras palabras quitemos el nunca y el siempre. ¿Por qué? ¿Qué pasa? Es que tú nunca quieres hacer tal cosa, es que tú nunca quieres no sé qué, es que tú siempre te la pasas haciendo fútbol, es que tú siempre no sé qué. No, porque no se trata como de construir murallas, sino de tampoco enfocarnos en lo malo, ¿sabes qué? Quitemos eso, el nunca y el siempre. Que podamos tener conversaciones afirmativas y que tampoco nos fijemos en lo que hacen o no hacen, ¿verdad? La comunicación nos va a ayudar, ¿para qué? Para no hacer interpretaciones, no suposiciones, porque pasa mucho, mucho esto. Pues yo pensé que tú ibas a hacer, yo esperé que tú esto. No, chicas, ¿sabías que muchas veces las mujeres están diciendo algo cuando aún quisieran estar diciendo otra cosa? O sea, yo cuando aprendí esto dije, sí, es cierto, a mí me pasaba y eso no está bien. Debemos de tener la libertad de expresarnos, de poder decir realmente lo que estamos pensando. Hay una cosa que le puedes decir a tu esposo, le puedes decir, ¿sabes qué? Se trata de pensar en voz alta. ¿Qué quiere decir? Que yo quiero decir en voz alta lo que estoy pensando sin que tú te sientas ofendido. Eso va a ayudar mucho, ¿por qué? Porque nos va a ayudar a aclarar nuestras ideas, ¿verdad? ¿Por qué? Porque también nuestros esposos no son como aladines para adivinar lo que nosotras queremos, lo que nosotras necesitamos, ¿verdad? Por eso, algo que es recomendable es que esta semana, o sea, que no dejemos pasar mucho tiempo para que nos unamos los dos, o sea, que podamos hablar ustedes con sus parejas, nada más con ellos, como antes, como cuando éramos novios, que salgan en una cita, sin hablar del trabajo, sin hablar de los hijos, para los que tienen hijos, una cita en donde haya perdón, donde haya reconciliación, en donde puedan abrir su corazón. Creo que es lo más hermoso, poder abrir nuestro corazón con nuestros esposos y decirle, me siento así, así, así, donde le puedas decir también, perdóname por cómo fui, por cómo estuve, donde puedas decirle cómo te sientes, y empezar entonces a planear entre ustedes, con la ayuda de Dios, estos acuerdos y estos límites que se van a poner entre ustedes, ¿verdad? Como, ¿sabes qué? Cada una vez por semana, al mínimo una vez por semana nos tenemos que juntar. ¿Sabes qué otro acuerdo va a ser? Que todas las mañanas vamos a hablar juntos, que tal día vamos a comprar comida porque yo no quiero cocinar. ¿Sabes qué? Tantas veces por semana vamos a tener intimidad, que es un tema que vamos a hablar después, entonces es muy importante también que cuidemos en nuestro matrimonio la intimidad. Ponerse de acuerdo también en eso, ¿por qué? Y luego las mamás cansadas, y luego que el trabajo, y luego que esto, y en la noche no, ya no tengo ganas, no, eso no debería de ser. También, ¿sabes qué? Vamos a ponernos un día, cuando tú salgas temprano del trabajo, pasar tiempo de calidad con nuestros hijos sin celulares, sin distracciones. O sea, otra que me pasó y que lo pensé hoy es, cuando vas manejando no te voy a dar instrucciones, porque a mí tampoco cuando yo voy manejando no me gusta que Gabriel me vaya diciendo cosas. Ok, bueno, entonces este tipo de acuerdos que ustedes saben, ¿verdad? Dependiendo de lo que ustedes estén viviendo, estos tipos de acuerdos se van a ir modificando en la temporada que estemos pasando, ¿verdad? Un matrimonio no es el mismo cuando tiene un hijo a cuando tiene dos hijos, ya me pasó. Entonces, en las temporadas que vayan pasándose, el objetivo es crecer, ¿verdad? Porque creo que cuando vamos cuidando nuestro matrimonio en lo pequeño, esto nos va a ayudar a tener éxito en las grandes batallas, ¿verdad? Y probablemente si ahorita tú estás pensando, como que, ay, ¿sabes qué dulce? Es que yo ya le he dicho mil veces y las cosas no cambian. Y es algo que necesito recordarte, esto es que tú eres la hija de Dios, tú eres su hija amada y que crees que sí le importas. Y lo que Dios quiere es que tú se lo comuniques primero a Él, porque Dios quiere escucharte a ti. Hay actitudes, a lo mejor, de tu esposo que te están destrozando y que solo tú estás viviendo a lo mejor, pero Dios te está viendo. Entonces, necesitas entregárselas a Dios. Hay situaciones que probablemente ya se salieron de control. Entonces, deja que Dios empiece a tomar el control de tu matrimonio. Estoy segura que con nuestra fe, con nuestra esperanza puesta en Dios, vamos a poder ver hombres nuevos, matrimonios transformados, familias dando honor a su nombre. Porque Él lo ha prometido y yo estoy segura que Él lo hará. Y tenemos que estar seguras y conscientes de que el perdón va a ser indispensable en nuestro matrimonio, porque un buen matrimonio se construye por dos buenos perdonadores. No significa que porque ya estamos de acuerdo ahorita en esto, ya no te vas a volver a equivocar. Lo cierto es que somos personas imperfectas y los dos nos vamos a volver a equivocar, así que necesitamos tener perdón. Porque lo más importante en un matrimonio es la humildad de saber que ambos somos obras en proceso de Dios y que Él nos va a ir transformando poco a poco. Por eso, hoy quiero pedirle a Dios que nos pueda usar a ti y a mí para ser instrumento de bendición para nuestros esposos. Hay momentos en los que ellos se sienten con miedo por las finanzas del hogar, se sienten estresados cuando falta la economía, se sienten frustrados por el trabajo. Aun cuando también ellos puedan ser irresponsables por sus actos, que nosotros podemos ser pacientes, sin a lo mejor enojarnos, que podamos hablar las cosas de frente, con sabiduría, con amor, y que podamos amar incondicionalmente, porque aun cuando muchas veces decimos, no se lo merecen, pues Dios nos dice, bueno, sí, Él se lo merece porque también son hijos de Dios. Así que podamos ser responsables, aprender a tomar posesión de nuestras acciones, como lo vimos anteriormente, de nuestras reacciones, de nuestros sentimientos, sin culparlos a ellos a veces, ¿verdad? Porque creo que a medida en los que los vamos amando y amando sin tener que reprocharles o sin querer cambiarlos, ellos van a ir cambiando también. Algo muy importante que aprendí es que nosotras mujeres somos más de cara a cara. A nosotros nos encanta salir al café y platicar y todo, y es algo que podemos hacer con nuestros esposos. Pero mujer, tu hombre, tu esposo, son de hombro a hombro. ¿Qué quiere decir? Que es por eso que los hombres se van a ver al fútbol y están disfrutando el fútbol con sus amigos hombro a hombro y lo están disfrutando. Entonces tenemos que aprender a amarlos a su manera, que quiere decir que, bueno, de repente nos vamos al café, pero otras veces nos vamos a poner a ver el fútbol con ellos. Yo el otro día me puse a jugar FIFA con Gabriel y son cosas que disfrutamos juntos como parejas, porque nuestras acciones van a valer más que mil palabras, pero sobre todo nuestras oraciones. Necesitamos empezar a orar por ellos, porque nuestra oración va a ser poderosa. Nuestra oración va a transformar nuestro matrimonio en un amor puro, en un amor libre, en un amor responsable. Y mientras más nos enfocamos en amarlos, creo que ellos se van a sentir más libres y por consecuencia habrá más cariño, más responsabilidad. Y cuando hay más cariño, hay más responsabilidad, habrá más amor, ¿verdad? Y qué bonito que podamos llegar a los 50 años de casados, que si Dios nos permite muchos años, y que podamos decir, ¿sabes qué? Cada batalla la ganamos y tuvimos la victoria porque nuestro matrimonio se enfocó primero en dar honra a Dios. Porque pudimos decir que nuestro matrimonio se mejoró con el paso de los años y que podemos ser libres como el resultado de ser amados. Así que esto es lo que Dios nos quería decir hoy a nuestras vidas. Espero que Dios haya hablado a cada uno de nuestros corazones.

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