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"El disfrazado" Leyenda de Otavalo, provincia de Imbabura. Fuente oral: Gonzalo Rubio Orbe. Otavalo, 1983 Tomado del libro digital de Dorys Rueda, "Leyendas, historias y casos de mi tierra Otavalo", 2021
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Soy Doris Rueda, del portal ElMundoDeLaReflexión.com Este día voy a compartir con ustedes la leyenda octavaleña que se titula El Disfrazado, me la contó el Dr. Gonzalo Rubio Orde en octavalo en 1983. Está en el primer libro que publiqué en el 2021, Leyendas, Historias y Casos de mi tierra octavalo. El Disfrazado. Hace muchísimos años en la bella ciudad de octavalo, en los parajes solitarios alrededor de las líneas del ferrocarril, había una concurrencia grande de enamorados. Las parejas salían a acudir a sus citas de amor a cualquier hora, aunque en la noche siempre había mayor afluencia, especialmente cuando la luz de la luna cobijaba el hogar. Esta situación alarmaba a la vecindad, cuyos pobladores, cansados de los abrazos amorosos, decidieron ahuyentar a los jóvenes enamorados. Una noche, uno de los vecinos se fue a su casa y se vistió de negro entero, con una extensísima enagua y una pesada chelina. En la cabeza se colocó una olla negra, en la que había dibujado ojos, nariz y boca. Encendió dos velas, una la puso dentro de la olla y otra la llevó con él, e inmediatamente salió el encuentro de los amantes. Cuando llegó en las líneas del ferrocarril, fue sorprendiendo a cada pareja. Se paraba frente a los enamorados, con la cabeza prendida, y al soplar la vela que llevaba en sus manos, daba la impresión de que el humo del infierno salía de su boca. Luego, reía sin parar de manera estridente, al punto que los octavaleños de las casas cercanas salían asustados. Los enamorados entonces huían despavoridos, y sólo se sentían en paz cuando dejaban de escuchar la misteriosa risa del espectro.
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