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There were three little piggy siblings. The oldest, named Práctico, was wise and practical. The other two were careless. They all built houses, but only Práctico made his house strong with bricks and cement. The lazy piggy made a straw house and the second piggy made a weak wooden house. The wolf came and tried to blow their houses down, succeeding with the straw and wooden houses. The piggy siblings sought refuge in Práctico's strong brick house. The wolf tried to trick them, but failed. Different groups of students invented alternative endings, where the piggy siblings outsmart the wolf in various ways. Había una vez los tres hermanitos cerditos. El mayor de los tres era muy jucioso, por eso le llamaban práctico. En cambio los otros dos no tenían ningún jucio. Un día los tres decidieron construir sus propias casas en un valle verde cerca de un bosque. Fue el lobo malo por aquí, dijo práctico. Señaló al bosque, necesito hacer casas a prueba del lobo. Pero los otros dos no le hicieron caso. El más perezoso hizo una cabaña de paja. Después se fue a pasear con su flauta contento. El segundo cerdito tampoco le gustaba trabajar, por eso construyó una casa de madera en poco tiempo. La casa estuvo terminada. No era una casa muy resistente, pero al cerdito eso no le importaba. Terminada la obra, él pudo tocar el violín y bailar. Los dos cerditos, despreocupados, decidieron ir a ver lo que estaba haciendo práctico. Práctico uno tocaba la flauta y el otro su violín. Y así los dos se dieron bailando por el camino. Práctico estaba construyendo su casa con ladrillos. Le gustaba trabajar y quería una casa sólida. Él siempre sabía que en el bosque cerca de allí vivía el lobo malo, a cual le gustaba robar cerditos para comérselos. Luego por eso trabajaba así para levantar las paredes con ladrillos y cemento. Los dos cerditos, perezosos, se morían de risa cuando vieron a su hermano que trabajaba tan lentamente. Tienes miedo, se necesita de un refugio muy resistente. Se carcajearon los dos agarrándose de la barriga de tanto reír. Deja eso y ven a pasear con nosotros, le dijeron. Pero práctico no dejó de trabajar. Estaba muy ocupado por prestar atención a aquellos pequeños inconscientes. Lo que yo quiero es terminar mi casa antes de que venga el lobo, respondió él. Ja, ja, ja, rieron los dos una casa a prueba de lobos. Será un castillo, ja, ja, ja. Y se alejaron danzando al son de la flota y del violín. Podés reír, cantar y bailar, dijo práctico misterio. Pero cuando venga el lobo, yo estaré seguro y vosotros vais a llorar. Ja, ja, ja, ja, se rieron los dos otra vez. Y se fueron a paseando muy felices. El lobo se había fijado en los cerditos desde que los viera por ahí construyendo sus casas. Cuando sus casas se escondió, esperando a los dos alegres cerditos, ya se apretaba las manos y se lamía de gusto al ver que su almuerzo venía. Cantando en su dirección, cuando los cerditos se acercaron, el lobo salió corriendo detrás de ellos. Los dos se echaron a correr como flechas. El lobo los habría alcanzado si no hubiera tropezado con la raíz de un árbol. Pero ellos consiguieron entrar en sus casas y cerrar la puerta deprisa. —¡Abre la puerta! ¡Quiero entrar! —gritó el lobo—delante de la cabaña de paja. —¡No te abro! —gritó el cerdito. El lobo amenazó. —Yo mando y no engaño. Me gusta mandar. Si no me obedeces, me puedo enfadar. Y sopló y resopló y echó todo a volar. La cabaña de paja no resistió y voló por los aires. También salió volando el cerdito, pero tuvo tanta suerte que fue a caer junto a la casa de madera de su hermano, que abrió la puerta y le dejó entrar en el momento preciso, ya que el lobo estaba tan cerca que la puerta le dio en las narices. —¡Voy a engañar a esos maleducados! —pensó el lobo—. Tengo un plan genial. Voy a fingir que me marcho y luego regreso y los agarro. Al cabo de un rato, los dos cerditos abrieron la puerta y miraron. No había ningún lobo a la vista. Encontraron nuevamente y se pusieron a cantar y a bailar. Felizmente, ya se fue, dijeron riéndose. Parece que desintió de cogernos y bailaron contentos al son del violín y de la flauta. Pero no bailaron mucho tiempo, ya que al poco rato alguien llamó a la puerta y los dos se llevaron. Un gran susto. Era el lobo de nuevo, pero ahora disfrazado. Estaba dentro de una gran cesta cubierta con una piel de oveja. —¿Quién es? —preguntaron los cerditos. —Tened compasión de una ovejita, que no tiene padre ni madre. Abrid la puerta y la dejadme entrar —respondió el lobo, imitando la voz de oveja. Los cerditos miraron por una ventana y vieron que el hocico y las patas del lobo asomaban debajo de la piel de oveja. —¡No nos engañas con esa piel de oveja! —dijeron los cerditos. —No te vamos a abrir. El lobo se enfureció tanto y sopló y sopló con tanta fuerza que la casa de madera tampoco resistió, y se deshizo en pedazos. Los dos cerditos corrieron despavorridos hacia la casa del práctico. Entraron rápidamente y echaron los cerrojos cuando el lobo ya empujaba la puerta hacia adentro. —¡No tengáis miedo! En mi casa el lobo no entra —dijo el práctico, muy seguro de sí mismo. Ya la vez más furioso, el lobo se tormenció y asopló y asopló. Este es el cuento de los tres cerditos que ha grabado la clase de segundo de primaria. Cada uno de los grupos ahora ha inventado un final diferente para este cuento. El final inventado por Nabil, Dachi y Lilia ha sido… Cuando los tres hermanitos vieron que el lobo había subido por la chimenea, pensaron una idea. Uno de los cerditos los distrajo y los otros dos cerditos los echaron de casa y cerraron la puerta. El equipo de Ryan, Juan José, Talía y Leo ha inventado el siguiente final. Al escuchar al lobo bajar por la chimenea, los tres cerditos salieron corriendo y cerraron la puerta con llave. El final inventado por el equipo de Laial, Aiden, María y Artur es… El lobo intentó entrar por la chimenea pero se tropezó, se resbaló por el tejado y se cayó al suelo. No puede andar nunca más ni hacer daño a nadie. Y el último de los finales, protagonizado por el equipo de Aya, Isis, Cies y Joel, es el siguiente… Los tres cerditos corrieron a la casa de madera y se escondieron debajo de la cama mientras el lobo se subió al techo y entró por la chimenea a la casa de ladrillo. Los tres cerditos habían dejado fuego y al caer se quemó el culo. Además, habían cerrado muy bien la casa de ladrillo y encerraron allí al lobo para siempre.