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We are all born with a valuable jewel inside us, our essence. As we grow, this jewel drives us to learn, explore, play, and create. However, as we get older, some people don't like our jewel, so we hide it out of fear of rejection. This disconnects us from our emotions and ourselves. But there are lucky ones who keep their jewel intact because someone accepts and loves them as they are. True friends and unconditional love help us reconnect with our essence. If we have lost our jewel, there is hope to recover it by choosing the right companions and embracing self-acceptance. When we listen to ourselves and love who we are, our jewel will shine again. La joya interior, Ana Llenas. De pequeños, todos nacemos con una joya muy valiosa dentro. Aunque no la veamos, podemos sentirla de un modo u otro. Por eso, nos gusta estar a su lado. Vamos creciendo y es esta joya la que nos impulsa a aprender, explorar, buscar, jugar y crear. La joya es nuestra esencia, nuestro verdadero yo. Y nos hace sentir libres y felices, capaces de todo. Pero sobre todo nos hace sentir valor y estima por nosotros mismos. Nos hace saber quién somos. Pero a medida que vamos creciendo, parece que hay personas a las que nuestra joya no les gusta. Y nosotros nos escondemos, poniendo capas y más capas. En estas capas se esconden nuestros miedos, el miedo a ser diferentes, a no ser queridos o a la soledad. Por eso, aceptamos cambiar, esconder, traicionar, abandonar o regalar nuestra joya para no ser rechazados. Pero entonces dejamos de vernos. Nos desconectamos. Nos desconectamos de nuestras emociones, sentimientos, necesidades, intuiciones e incluso de nosotros mismos. No sabemos cómo, pero existen personas que se hacen mayores con su joya intacta. Han tenido la suerte de tener a su lado a alguien que les ha permitido ser como son. Alguien que los ha visto, escuchado, aceptado y querido como eran. Y que los ha tratado con cuidado, respeto y compasión. Aquí es donde encontramos a nuestros amigos de verdad y a las personas que nos quieren incondicionalmente. Muchos son los que no tienen tanta suerte. Y por eso la joya se va perdiendo por el camino, sin darse cuenta, hasta que un día sienten que algo importante les falta. Pero siempre hay esperanza, porque nuestra esencia siempre está allí y la podemos recuperar. No es fácil, pero el viaje merece la pena. La meta eres tú. Escoge bien a tus compañeros de viaje. Busca un referente de amor que te deje ser tal y como eres. Porque cuando te escuches, te veas, te aceptes y te quieras, conectarás con tu esencia y la joya que llevas dentro volverá a brillar.