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COMENTARIO DIARIO A LA PALABRA DE DIOS
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COMENTARIO DIARIO A LA PALABRA DE DIOS
The message from today's reading is about the importance of loving one another and not being like Cain. It reminds us that the world may hate us, but we have passed from death to life through our love for others. We are urged to show our love not only in words but also in deeds. The Gospel reading tells the story of how Philip invited Nathanael to meet Jesus, and Nathanael's skepticism was overcome when he saw Jesus for himself. The reflections over the past three days have highlighted the need to live our lives in a way that reflects the love of God and Jesus, and to be compassionate and understanding towards others. Being a Christian means following Jesus every day and imitating his actions and feelings of love and compassion towards others. We should strive to show others something different, something that they cannot find elsewhere, so that they may be drawn to a life of love and justice. The Franciscan family in Toledo sends warm wishes for a Merry Christmas to all. Palabra de vida hoy, viernes 5 de enero, feria de Navidad, al pan por la Palabra. De la primera carta de San Juan, este es el mensaje que habéis oído desde el principio, que nos amemos unos a otros, no seamos como Caín. No os sorprenda, hermanos, que el mundo os odie. Nosotros hemos pasado de la muerte a la vida, lo sabemos porque amamos a los hermanos. El que no ama permanece en la muerte. El que odia a su hermano es un homicida, y sabéis que ningún homicida lleva en sí vida eterna. En esto hemos conocido el amor, en que Él dio Su vida por nosotros. También nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos. Pero si uno tiene de qué vivir, y viendo a su hermano en necesidad le cierra sus entrañas, ¿cómo va a estar en él el amor de Dios? Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras. Del Evangelio, según San Juan, aquel de quien escribieron Moisés en la ley y los profetas lo hemos encontrado, Jesús, hijo de José, de Nazaret. Y Natanael le replicó, ¿de Nazaret puede salir algo bueno? Felipe le contestó, ven y verás. Las reflexiones que os ofrezco durante estos últimos tres días brotan cada una de la lectura conjunta de todas las lecturas de la Palabra de Dios que nos ofrece la liturgia en dichos días. Esta es la razón por la que tanto en la lectura de estas páginas sagradas selectas como en estas sencillas reflexiones se insinuaba lo que hoy explícitamente se nos presenta como aviso, no seáis como Caín. La vida comprendida desde Jesucristo merece llamarse vida, en tanto que la persona vive de Dios, para vivir cada vez más de un modo digno por ser y obrar como imagen semejante de quien es amor con mayúsculas, universal, gratuito, benevolente, benéfico. Todo lo que niegue o tan siquiera haga la contra a la vida de Dios en nosotros al estilo de vida de Jesucristo es signo de muerte, de la autodestrucción que siempre trae la división y el enfrentamiento, de esa dureza de corazón propia de quien se preocupa de lo suyo, cerrando los ojos y el corazón a los lamentos de quienes padecen unas circunstancias vitales peores de las que puede disfrutar él. Quizá llamarse cristiano hoy nos sale demasiado barato, porque somos cristianos de toda la vida y a fuerza de tradiciones y estructuras hemos olvidado que pertenecer a Jesucristo consiste en seguirle cada día de la propia vida, por un camino que se recorre a fuerza de imitar sus obras y asumir, procesualmente, sus mismos sentimientos de amorosa adherencia hacia el Padre Dios y de caridad, misericordia, respeto y comprensión hacia el resto de sus hijos, nuestros hermanos, así como hacia todos los miembros de la entera humanidad a los que Dios ama y llama a formar parte de su familia. Busquemos en el Evangelio de hoy una respuesta a esa pregunta que, en forma de queja, tantas veces lanzamos al aire sobre la poca asistencia de personas a nuestras celebraciones y grupos. Felipe le contestó, ven y verás, fue con él, vio y ya nunca se separó de Jesús. Pregamos por vivir más de Cristo, de forma que Él nos haga vivir más como Él, para que si la gente, cuando venga o sólo cuando nos vea por donde fuere, perciba en nosotros algo que no es nuestro, algo que ellos no encuentran en los demás, para que le perciban a Él y se sientan llamados a una vida plena y feliz, en la justicia de Dios, en el amor a los demás, que mejora el mundo, por mejorar la vida de otros, mejorando así la propia vida. Un abrazo fraterno con un deseo incandescente de Feliz Navidad para cada uno de vosotros y vuestras familias. Os deseamos los miembros de la familia franciscana, desde Toledo.