MARTES XXXIV TO

The reading from the Gospel of Luke describes the destruction that will come upon the world. It also speaks about the kingdom of God, which is the purpose of Jesus' coming. The Holy Spirit empowers us to build this kingdom of peace and love. The kingdom is already among us, but it needs to reach the hearts of every person. We should open ourselves to Jesus and live in friendship with God, following the commandment of universal charity. Our mission is to bring hope and live out this reality every day. Despite setbacks, we must always move forward with the strength and light of the Holy Spirit. The message of Advent is to rise up and prepare for our liberation. Peace and blessings from the Franciscan brothers in Toledo. Palabra de vida hoy, martes treigésimo cuarto del tiempo ordinario, al pan por la Palabra, del Evangelio según San Lucas. Esto que contempláis llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra, todo será destruido. Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino. Habrá grandes terremotos y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo. Sabemos que la historia tiene un centro, Jesucristo encarnado, muerto y resucitado, que está vivo entre nosotros y que tiene una finalidad, el reino de Dios, reino de paz, de justicia, de libertad en el amor. El reino tiene una fuerza que mueve a todos y a todo hacia alcanzar esa su finalidad. La fuerza del Espíritu Santo es el medio por el que el reino no cesa de avanzar. Todos nosotros tenemos ese Espíritu de Cristo que hemos recibido en el bautismo y Él nos empuja a ir hacia adelante en el camino de la vida cristiana, en el camino de la historia hacia el reino de Dios construyéndolo. El Espíritu lleva en sí la potencia del amor que ha fecundado el seno de María Inmaculada y es Él mismo que anima los proyectos y las obras de todos los constructores de paz. Donde hay un hombre o una mujer constructores de la paz es exactamente el Espíritu Santo quien ayuda, sostiene y empuja a cada uno a generar esa paz. El reino de Dios ya está entre nosotros aunque no completamente. Está entre nosotros porque Jesús ya ha venido a la tierra y nos ha dejado su presencia pero todavía falta algo. Es necesario que el reino llegue al corazón de cada hombre y de cada mujer. Sólo entonces podremos decir que ya ha llegado en toda su plenitud ese reino de Cristo. Cuando Dios lo sea todo en todos. Dejar que Jesús reina en mí significa abrirle las puertas para que se haga realidad en mí lo que Él quiera y lo primero que desea es mi libertad y santidad por vivir yo dando la espalda al pecado, a cada paso, en cada ocasión. Cómo sería el mundo si todos viviéramos en amistad con Dios. Qué diferentes serían las cosas si todos los seres humanos asumieramos el mandamiento de la caridad universal como principio supremo de humanidad. Nuestra misión es hermana si a mesa de nuestro modo de vivir la esperanza. Hacer eso realidad cada día en nuestro entorno. Con retrocesos, sí, con tropiezos, qué duda cabe, pero siempre levantándonos y secundando la fuerza y la luz con las que el Espíritu de Cristo nos quiere llevar, como casi en holandas, hacia adelante, siempre adelante. El estribillo de adviento, su eslogan, levantaos, alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación. Paz y bien desde Toledo de parte de vuestros hermanos franciscanos. Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org