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COMENTARIO DIARIO A LA PALABRA DE DIOS
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COMENTARIO DIARIO A LA PALABRA DE DIOS
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COMENTARIO DIARIO A LA PALABRA DE DIOS
Palabra de vida hoy, martes vigésimo noveno del tiempo ordinario, al pan por la palabra. De la carta a los romanos, si por culpa de uno, de Adán, murieron todos, mucho más gracias a un solo hombre, Jesucristo, la benevolencia y el don de Dios desbordaron sobre todos. Del salmo responsorial, tú no pides sacrificios ni ofrendas, si en cambio me habriste leído. Cuando pides sacrificio expiatorio, entonces yo digo, aquí estoy, como está escrito en mi libro, para hacer tu voluntad, Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas. Del Evangelio según San Lucas, dichosos los criados a quienes el Señor al llegar los encuentre en vela, os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo. El pecado original protagonizado por Adán y Eva, el primer pecado, ha sido el peor de la historia por haber supuesto el desgarro de la armonía, la ruptura de un equilibrio y el comienzo de un descenso sin frenos, por una pronunciada pendiente que conduce inexorablemente a un escarpado acantilado, la selva humana de un mundo sin Dios, en el que el hombre no es más que un lobo para el hombre. El pecado es la madre de todas las injusticias y el manantial de los sufrimientos de la historia de la humanidad, pero Dios no abandona al pecador ni retira su apuesta por él. Desde el momento inmediatamente posterior a ese pecado original y originante de todos los demás, en Génesis 3.15, el llamado Proto Evangelio, surge la promesa de Dios de suscitar una esperanza, un Salvador nacido de la estirpe de la mujer, que pondría freno a la caída y proporcionaría un camino que nos alejara de la acantilada y nos guardara de esa selva cainita en que se ha convertido la convivencia en sociedad. Sólo el camino del Evangelio de Jesucristo nos pudo hacer dejar de caer hacia la cima oscura de la autodestrucción global y planetaria. Sólo la belleza de una vida concelebrada con unos semejantes tomados ahora como hermanos, en lugar de peleada contra ellos como rivales, puede hacernos encontrar placer y realización en parecernos más al Cordero de Dios que a los depredadores del demonio. Sólo aprender a asumir la voluntad de Dios como propia salvará nuestra existencia del estrés postraumático de haber nacido en un mundo que cada vez se parece más al infierno de otro planeta. Sólo encontraremos felicidad, paz, reconciliación y realización personal, peleando cada día por no pelear con nadie, sino sólo contra lo que nos haga peor, menos humanos y menos dignos de una vida en la que todo lo que hacemos está vinculado a la vida de los demás. A esto nos llama el Señor y a esto nos llamará mañana. Apuesta por Él para apostar por ti mismo con todo. Ganarás, le ganarás a Él y Él te ganará para sí. Todo al rojo. Un abrazo de paz y bien desde los franciscanos de Toledo.