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JUEVES XVI  TO

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COMENTARIO DIARIA DE LA PALABRA DE DIOS

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In today's Gospel, Jesus explains why he speaks in parables. He says that some people have closed hearts and refuse to see or understand, so he speaks in parables to reveal the secrets of the kingdom of heaven to those who are open to it. However, there are those who reject his message and prefer to justify their own beliefs and lifestyles. Jesus warns that those who refuse to see the truth will not find salvation. He urges us to let go of self-justification and seek the truth in order to become the best version of ourselves in the light of Christ. Palabra de vida hoy, jueves decimosexto del tiempo ordinario, al pan por la palabra. Del Evangelio según San Mateo. En aquel tiempo se acercaron a Jesús los discípulos y le preguntaron ¿Por qué les hablas en parábolas? Él les contestó A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no. Así se cumplirá en ellos la profecía de Isaías. Oiréis con los oídos sin entender, miraréis con los ojos sin ver, porque está embotado el corazón de este pueblo. Son duros de oído, han cerrado los ojos, para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón, ni convertirse, para que yo los cure. Pero ¿no se encarnó el Hijo eterno de Dios para ser el Salvador de la entera humanidad? ¿No se entregó por todos, intercediendo en la cruz incluso por los que le estaban masacrando? ¿Cómo ahora viene a decir que no se revela a todos con la misma claridad, no sea que algunos de los que le rechazan se conviertan y se salven? Muchos oyentes de Jesús de todos los tiempos, también de hoy, le escuchaban de igual a igual, objetando, buscando por dónde rebatir, sometiendo la palabra de Dios a examen y crítica, pues eran y son sutiles pensadores, al menos ellos se tienen portales. Y aunque pueden llegar a darse por vencidos, nunca se dan por convencidos, porque están apegados a sus razonamientos y a las conclusiones que ellos moldean y acomodan a su estilo de vida. Porque cuando no se vive como se piensa, se termina pensando tal y como se vive, y de ahí la necesidad de revertir la palabra de Dios rechazando a quien la proponga para auto-justificarse, validando las opciones y el estilo de vida que se ha decidido dictar que sea legítimo. Quien quiere vivir entre sombras, agazapado, escondido, no soporta la luz abierta. Quienes se definen como justos por justificar cada decisión, hábito o conducta con argumentos bizantinos que no rozan la verdad ni cuando se equivocan, se empoderan de sus palabras, de sus obras y pueden hacer todo cuanto quieran, porque ellos son los poseedores de la verdad de la vida. Y ni Dios mismo puede atreverse a cuestionar sus certezas y sus dogmas, porque ellos reescriben la verdad y la historia, como Mesías de un mundo nuevo, en el que incluso la naturaleza es progresivamente reinventada, recreada por su aguda inteligencia que no conoce ni tolera el límite aguas. Los justos y sabios de todo tiempo, particularmente de este tiempo nuestro, se presentan como extraordinarios y desprecian a quienes no profesan esa especie de religión en la que ellos son fundadores, Mesías, dirigentes y hacedores del pensamiento que los otros deben acatar para asumir la única forma de vivir y convivir razonable, por moderna y progresista. Aun cuando estos y los que se hacen como ellos, acólitos de una ideología antireligiosa que se convierte en la nueva e insuperable religión, digan que quieren ver, nunca dirigirán la mirada más que sobre sí mismos. No sea que aunque sea un espejo casual les haga poder atisbar aquello en lo que se han convertido, mientras deforman el pensamiento y la conciencia de otros según su propia deformidad intelectual. Todos estos, aunque digan que quieren ver, se mantienen acerrados a su personal religión, a su voluntad de poder y a esa justificación de todo aquello que sirva para autojustificarse. Jesús, ante los que de estos cruzaban su camino con Él en aquel tiempo, pronuncia el mensaje del Evangelio de hoy. No les trata de confrontar, pues es inútil, no les trata de atraer ante el pertinente rechazo con que se le presentan, sino que dice a sus oídos, si bien no les dice a ellos directamente, que el ciego que no quiere ver no recuperará la vista que no cree no tener. Ni encontrará la salud del que se hace médico para sí mismo, ni éstos hallarán misericordia y salvación, pues son dioses para sí mismos o seguidores de esos dioses bajo el cuyo dictado sólo sus coriceos son justos, modernos y aceptados progresistas que brillan entre una multitud adocenada bajo dogmas trasnachados que ellos han venido a cancelar. Si creemos en algo más que en nosotros mismos, salgamos del encierro de la autojustificación, buscando al que nos haga ser justos por sostenernos, mientras no cambiamos la realidad ni a los otros para que sean como nosotros, sino que cambiaremos lo que sea necesario de cuanto pensamos o hacemos para ser en realidad, la mejor versión de nosotros mismos bajo el resplandor de la verdad que nunca caduca ni es eclipsada, por muchos que la traten de rebatir. Con esperanza y con una voluntad decidida de brillar con la luz de Cristo, vuestros hermanos franciscanos desde Toledo, os abrazamos con la paz y el bien.

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