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BAUTISMO DEL SEÑOR   final del tiempo de Navidad

BAUTISMO DEL SEÑOR final del tiempo de Navidad

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COMENTARIO DIARIO A LA PALABRA DE DIOS

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On the Feast of the Baptism of the Lord, the Church concludes the Christmas season. Just as we would help a loved one who has fallen, God extends his love to us. In the Old Testament, God sent prophets to offer assistance to the people. In the incarnation of his Son, God reached out to us and healed our wounds. Jesus, who did not need baptism, was baptized to institute the sacrament. Through baptism, we become children of God and part of the body of Christ. The Eucharist completes our initiation as Christians. Christmas is not just a one-day celebration, but a way of life. Let us be an embodiment of God’s love and spread the light of Christ to the world. Happy Christmas! Palabra de Vida Hoy, Domingo 7 de Enero, Solemnidad del Bautismo del Señor, Final del Tiempo de Navidad, Al Pan por la Palabra. Con esta fiesta la Iglesia finaliza el Tiempo de Navidad que hemos estado celebrando desde el 24 de Diciembre. ¿Y cómo puede ser que la celebración del día que se bautizó Jesús ya adulto, sea parte del tiempo en que celebramos su nacimiento? Cuando alguien a quien amamos se cae o tiene un accidente quedando malherido ante nosotros, ¿no nos quedamos quietos, mirando y lamentando el mal que se ha hecho? Lo más normal es que nos acerquemos hasta esa persona a la que queremos y le preguntemos cómo se encuentra primero para agacharnos hasta ella y recogerla con nuestras manos después, con cuidado, ayudándole a levantarse. Cuando hemos conseguido que se vuelva a poner en pie, caminamos a su lado sirviéndole de apoyo y la llevamos hasta donde puedan curar sus heridas. Justamente esto es lo que hace Dios con nosotros. En esto consiste la historia de la salvación y la Navidad. Cuando el pueblo de Dios se despeñaba, como se suele decir, cuesta abajo y sin frenos, por su vida infiel, los creyentes sufrieron numerosas caídas y accidentes, sus pecados y las consecuencias de éstos, que les fueron llevando a una vida cada vez peor y más llena de enfrentamientos, conflictos y sufrimientos. Como Dios nos ama, no se quedó mirando y diciendo, mira que os lo advertí, sino que se acercó a ellos en los profetas del Antiguo Testamento para ofrecerles su ayuda. En la plenitud de la expresión de su amor por la humanidad, Dios se agachó hasta nosotros en la encarnación de su Hijo, extendió sus brazos para ayudarnos a ponernos otra vez en pie y curarnos de nuestras heridas desde el diente de María y con su nacimiento en Belén. En una nueva epifanía, como ante los parias de Israel y los nabos de Oriente, Jesús se bautizó sin necesitarlo, para instituir el sacramento del bautismo. En la encarnación Dios dio un paso hacia la humanidad, uniéndose a todos nosotros y en la institución del sacramento del bautismo, nos muestra el camino para que cada uno pueda libremente dar ese paso hacia Él, uniéndose definitivamente a quien definitivamente ha querido unirse a cada uno de nosotros. Al ser bautizados, comenzamos a ser hijos de Dios por Jesús, al formar ya parte del cuerpo de Cristo, pero el bautismo apunta a la Eucaristía como plenitud de nuestra iniciación y de nuestro ser de cristianos. Por la comunión eucarística somos hechos una sola carne con Jesús, miembros vivos de su cuerpo con su misma misión y con el mismo Espíritu Santo como luz que inspira nuestra conciencia y fuerza que hace progresiva y verdaderamente libre nuestra voluntad como mucho más que una simple capacidad de elección. Por eso terminamos el tiempo de Navidad con la celebración del bautismo del Señor. En el nacimiento de Jesús Dios Padre nos ofrece una nueva forma de vivir y por una vida desde el bautismo en la Eucaristía nosotros aceptamos ese ofrecimiento y comenzamos a vivir una vida nueva de la mano de Jesús, una vida en la justicia y el amor para con Dios y los hombres, como se ha esforzado San Juan en explicarnos durante toda la semana. La Navidad no termina hoy sino que verdaderamente permanece palpitante e irradiante en todo aquel que lo desee, convirtiéndose así en una prolongación de la epifanía del Salvador bajo la luz de su mismo Espíritu, que desde su conciencia reverbera y se manifiesta en sus obras y en su forma de vivirlo todo. ¡Seamos Navidad! ¡Seamos una encarnación diminutiva del amor que es Dios y nos nació en Belén y manifestemos esa luz de Cristo ante el mundo! Por último día os deseamos ¡Feliz Navidad! Vuestros hermanos menores desde Toledo deseando la próxima, pero sobre todo deseando poder mantener esta encendida durante el resto del año.

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