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Alonso

Alonso

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The speaker reflects on their past as a professional pelotari, recalling their passion for the sport and the challenges they faced. They discuss their motivation for writing a book about their experiences and the importance of giving voice to the lesser-known players in the sport. The speaker also shares their journey to becoming a professional pelotari and the excitement of their first estelar match. Aquella noche, en la soledad de la habitación, mi mente voló hacia otros tiempos en los que era el hombre más dichoso del mundo, pegando pelotazos contra cualquier muro. Cuando uno es feliz, el tiempo pasa deprisa y a mí me había parecido un suspiro. Durante los últimos años de mi vida, había vivido en un sueño donde recogía pelotas con mi brazo de mimbre y castaño. Fui un pelotario mediocre, pero tenaz, y a pesar de lo que pueda parecer en el relato, siempre fui un buen profesional y un deportista incombustible. La cesta formó parte de mi cuerpo, una prolongación de mi mano derecha, y cuando la pelota golpeaba de manera brusca en uno de los aros, sentía el dolor en lo más íntimo de mí. José Vicente Alonso, bienvenido a Chick-Chack. Muchas gracias por invitarme. Esto aparte me encantó de tu libro, Alonso. Pues sí, porque hay cosas muy bonitas, porque lo he escrito desde dentro, como me dijiste, para ayudarme con el prólogo, que lo hiciste tú, y porque lo he escrito desde muy dentro, porque soy un apasionado de este deporte y porque lo viví con la pasión y con la intensidad que todos conocen, todos los que están al lado mío conocen la mayoría por este deporte. Alonso, ¿por qué te animaste a escribir este libro, High Alive Player, que se titula? Pues a mí me ha gustado escribir siempre, y ya tenía otras cosas escritas. Muchos años antes de empezar a escribir ya con publicaciones y con premios que me han dado luego de literatura, ya había empezado con este libro, pero lo iba dejando para atrás porque me daba miedo, era desnudarme, era contar cosas mías y me daba miedo. Al final, la chica que me ayuda con las correcciones y con las publicaciones y con todo, siempre me decía, este es tu libro, este es el que tienes que escribir, este es tu libro, este es el que tienes que escribir, hasta que con el renacer de la cesta que estamos viviendo ahora, pues Aron, que le he ayudado yo, pues él me ayudó a decidirme, me dijo, métete en casa, no salgas, busca un sitio que te guste y tienes que terminar ese libro. Por eso fue, porque lo tenía ya hace ya mucho tiempo, pero al final alguien me tuvo que empujar a escribirlo, cuando yo ya había escrito otras cosas, pero este me daba miedo, es lo más importante de mi vida y te da miedo que te fustiguen por lo que te gusta, por una cosa que es banal, te da igual, pues le tenía miedo y por eso tardé un poquito más. Cuando lo leí, a mí me dio la impresión de que este es un libro que no deja indiferente a nadie, a nadie de los que hemos vivido en la comunidad del Hayalai de la cesta punta, un libro de autor, son tus vivencias, son tus experiencias y puede ser que a veces chirríe cosas que cuentas porque te sale tan adentro y tan de una forma tan directa de lo vivido que insisto, a mí hay partes del libro que me gustaron mucho y es más, me da la impresión de que te quedaste corto en algunas cosas y podías haberla ahondado y haber enriquecido el libro, pero este es tu libro, Hayalai Player, el que yo he disfrutado y pienso que los que han leído también habrán disfrutado. Alonso, desde un principio demuestras tu entusiasmo por la pelota, ¿de dónde te viene todo este cariño hacia la cesta punta en este caso? Pues yo llevo en los fontones probablemente, no voy a decir desde que nací, pero desde que tengo cinco o seis años sí, porque ya iba con mi padre, mi padre es un asido de los fontones que llevara más de 60 y muchos años, sus 70 años, todo el mundo le conoce por los fontones, sobre todo de la mano y yo empecé a jugar a mano, pero lo cierto es que no se me daba bien y aparecí en el año 80 en la escuela de los Ibarras de Vitoria que estaba patrocinada por Wrisport y desde el primer día, yo me acuerdo que me puse la cesta en la parte de atrás del frontón, tiré una de derecha y una de revés y no sé aquel ensayo si duró un cuarto de hora o veinte minutos, pero yo sí sé que ensayé en mi casa en la cocina durante dos horas, de derecha, de revés, mira mamá, mira mamá, de derecha, de revés y fue el primer día y desde aquel día le tengo una pasión que vuelvo a repetirte, todos los que me conocen saben la pasión que le tengo, le dedico mucho tiempo, gasto mucha gasolina, voy, vengo, ayudo a niños, enredo por un lado, enredo por otro, es mi pasión. Se suele contar, hay tendencia a hablar de los grandes fontones legendarios como el de La Habana o el de México u otros que ha habido en Egipto, siempre de las grandes plazas, de los sitios donde ha habido Miami y demás años de esplendor y también de pelotaris figuras, todo el mundo hablando de Guillermo, de Pistón, de Herdoza menor, la tuya Alonso es una historia de los perdedores, perdedores a nivel deportivo, nada que ver luego con la vida íntima particular de cada uno, pero tú por primera vez en la historia del High Alive de la Cesta Punta me da la impresión de que has puesto voz a esa gente que cientos y cientos que no aparecen en ningún sitio y sin embargo lo han intentado y por diferentes razones no han encajado en un frontón u otro, en el caso tuyo que luego nos contarás, el tema de la huelga del 88 pues afectó la trayectoria vuestra de los que estabais en Barcelona, pero esa parte oscura, callada, es la que tú tocas y esa es la que a mí me ha gustado Sí, te diré después de leído, releído, corregido y ahora ya publicado y vendiéndose, lo que sé que es un libro de pelotaris anónimos, yo soy el guión, pero recuerdo a todos aquellos que por unas cosas o por otras y ha habido muchos con mucho nivel porque yo he estado con ellos, yo he jugado con ellos y nunca han sido ni figuras, no han tenido unas oportunidades, una puerta se cerraba y al final el libro es todos los que vivieron los 80 y los 90 tienen amigos en el libro pero todos pelotaris anónimos, no son los figuras, no son los bolívares de aquella época, no son los kauregui, no son los remen, no, son los que nadie se acuerda de ellos que eran tan necesarios como los figuras para que esto funcionase. ¿Cuándo saltas tu oportunidad para cumplir tu primer sueño que es el debutar porque no era fácil tampoco? En el año 87 y ya creo que desde el 86-87 empieza a haber una demanda muy grande de pelotaris en América, creo que es porque se alargan temporadas de 3 a 6 meses, entonces de Barcelona en una tacada solo se llevan 17 pelotaris, entonces hay un hueco, otros compañeros de Vitoria salen a Benidorm que también se abre en aquella época, se abre bastante antes de que yo debuté, no, bastante antes, 4, 3 meses, 4 antes y entonces quedan huecos en Barcelona como soy uno de los niños que juegan Vitori, que tienen las posibilidades, yo ya había hecho una mil y por el voluntariado para quedarme libre para en cuanto que sucediese poder ir y entonces allí entramos pues 14 o 15 niños de Andoain, de Tolosa, de Vitoria en aquella época, luego vinieron gente de Benidorm y en el año 87 debutó pero por eso porque se habían alargado las temporadas y había cuadros que se quedaban más vendidos y Barcelona necesitaba pelotaris, tú lo dices Alonso, fuiste un pelotaris mediocre, cómo consigues poder entrar en un cuadro como el de Barcelona, cómo fue, pues poquito a poco porque yo tenía la ilusión de ir a Benidorm, porque si no fui pues me quedaba un poquito, si ahí iban 5 o 6 de Vitoria pues yo era el siguiente o el 8 y porque en aquella época habíamos muchos chicos en Vitoria, jugando y con nivel, pues los mejores y los otros peores pero con nivel para debutar y entonces yo quería ir a Benidorm pero mi padre como estaba metido en los frontones dijo no, no, no, tú tienes que ir a Barcelona, don José María Urtiaga y Fernando Azpiri te ayudarán, te vigilarán y no quiero yo que un hijo mío con 17 años vaya por ahí por la vida sin tener un padrino que me lo vigile y que le enseñe a jugar mejor a esto y entonces terminé yendo a Barcelona pues por eso porque se pensó que era mejor para mí jugar partidos, iba a progresar más que jugando quinielas a los 17 años que no sabes todavía muchas cosas ni estás formado ni como persona ni como pelotario. Llegas al principal palacio que es el frontón de Barcelona, todavía sigue allí, ¿con qué te encuentras? Pues aunque todo era sucio, lúgubre, feo, para mí era la experiencia más bonita de mi vida con lo cual no veía el sitio tan triste y tan tétrico en el que tenía que jugar, las calles llenas de drogadictos y de travestis y no, yo eso no lo veía, no lo vivía, yo sabía que iba a debutar, que iba a jugar. Me acuerdo que aquel día fui feliz como haya sido pocas veces cuando te ponen el primer estelar, ¿qué es lo que eres tú? Siendo mediocre, ¿por qué te ponían un estelar? Pues te voy a contar que yo tenía un truco, cuando los demás cogían vacaciones, Alonso en verano se quedaba y en navidades se quedaba, ¿qué pasaba? Que los estelaristas pues se quedaban en 2 de 6 o de 8 y los que andábamos un poco espabilados por abajo pues tenían la oportunidad y luego había otra, si éramos 45, 50 pelotaris en verano y en navidades pues quedábamos en 33, con lo cual jugaba más partidos, cobraba más y era más fácil ponerte estelares. Entonces para haber sido medio, creo que sí he sido muy furbo, muy listo y sabía aprovechar mis oportunidades, lo mismo que le he dicho a mucha gente, cuando yo jugaba a las quinielas muchas veces he jugado con el 1 y con el 2, más números porque todos los números los hemos tocado todos, pero los míos eran el 1 y el 2, yo sabía que ese era mi tanto, otros no lo veían así, yo decía yo tiro dejado, tiro una jugada, si me cae ya vendrá el 5 que es el bueno o el 4 se la lleva de calle y yo he colocado, cuando otra gente decía no, para no ganarla no la juego, yo sin embargo esas tretas baratas de pelotari pobre las he usado, pero porque era mi ilusión, porque sabía de alguna manera yo me tenía que defender en ese deporte, que era más complicado para mí, luego ha habido otros niveles que he estado a la par, que yo he dado ventajas, quiero decirte que no he sido bueno, evidente, pero he sido digno. ¿Te recuerdas tu primer estelar? Sí, Fra Caggini Alonso Gavaro, a más recuerdo que yo subía, tenía fiesta y cuando me he puesto en el cartel me iba a ir a casa a ver la tele y dije juego mañana estelar en el frontón de la tarde para ver Fra Caggini, que era un americano de Brisbane contra Alonso Gavaro que había venido de jugar de Macao y luego Fra ha sido mi mejor amigo, su hijo pequeño es mi ahijao, o sea que para mí pues otro momento muy muy muy bonito. Barcelona era una estación de tránsito ¿no? Estabais ahí esperando a una llamada, a un contrato, había pero por lo que cuentas en el libro había varios tipos de pelotari, los que estaban esperando un contrato para ir a América, en el mejor de los casos, o trabajando y bueno pues haciendo, asumiendo de que no salían o no querían. Sí, había gente que ya había estado pues por Asia y por Estados Unidos y tenían 33, una edad cerca de retirarse, que habían decidido voy a Barcelona, sigo jugando, me busco un trabajo, que había gente que tenía hasta empresas en el puerto y ahí se paraban. Estaban los chavales jóvenes que íbamos todos, pues ya te digo en mi época los 14 o 15 chavales, más los que vinieron de venidor, pues nos contamos ahí como 20 chavales en nuestra ilusión. Había otros que ya estaban estables, habían pasado muchos años de atasco en Barcelona porque no pedían pelotaris en América. Tienen un nivel de juego muy bueno, pero ese atasco, que de hecho yo sé de seis amigos míos que tienen firmado el contrato, sale la huelga, se quedan sin poder ir a América cuando tenían nivel de sobra para ir. Y luego había otro grupo que eran los catalanes que estudiaban, luego otros que venían y hacían media temporada en América para no perder la forma, hacían un mes en Euskadi de vacaciones viendo a la familia, pero cuatro o cinco meses jugaban allí. Y cuando a mí me ponían a un partido con esa gente, pues te venía a su bidón. Luego hay otros capítulos en el libro que hablas de las pensiones, de los pisos donde vivíais, de los sitios donde alternabais, los personajes con los que os encontrabais como Pepe Ginebra. Cuéntanos un poquito de ese mundo underground, esa Barcelona unida a la cesta punta, pero que no aparece en el mapa. Pues al final hay que entender que somos chavales jóvenes, que somos felices, que vivimos muy bien y que la noche está para atrapar a todo el mundo. Y no solo que te atrapen, sino que es más divertido. Y entonces, pues si íbamos a Antros y Pepe Ginebra, era gente de la que iba al frontón, pues como nosotros andamos escasos de dinero, pues si te invitaban a cenar era más divertido ir a cenar a un restaurante de tres tenedores que comer un bocadillo en casa. Y luego teníamos el San Fran, que era el bar mítico de todos los pelotaris, donde se entraba y allí pues había de todo, travestis, putas... Solían decir que la noche de Barcelona era de las tres P's, putas, pelotaris y policías. Pero pues yo sí sé, los que lo hemos vivido bien, lo hemos disfrutado mucho, porque es divertido, y los que se han metido en más problemas, pues en más problemas han tenido. Y todo eso con poca guisa, con muy poquito dinero. Yo también de eso suelo decir que allí en Barcelona, pues había veces que gente no tenía dinero, había jugado poco esa semana y nosotros repartíamos todo. Ya me acuerdo que hemos llegado a hacer... Tú cuando tienes mil pesetas, mil pesetas, mil pesetas, juntar cinco mil pesetas, todos salimos. Yo luego me acuerdo que íbamos a una discoteca en el centro, que era la provisional, y allí nos reuníamos todos. Todos los pelotaris habían salido a cenar y unos iban a un sitio, otros a otro, pero a la última hora de la noche, más o menos, nos encontrábamos allí. Y aparecían los más mayores que trabajaban y tenían dinero. Entonces allí esperábamos, con las mil pesetas íbamos tomando lo poquito que podíamos, pero al final, al llegar los mayores, pues siempre te invitaban a alguna cerveza o algún cubatita que venía muy bien y decías tú, estiramos la noche bien, estiramos la noche bien. Y bueno, al final, pues tenías que hacer, pues como vida de estudiantes, los que van a Salamanca a hacer la carrera y le manda el padre el dinero que le manda. O lo tiene para comer, o lo tiene para salir de paseo. Y llega el año 1988, el de la huelga en los Estados Unidos, y eso os afecta a vosotros, porque al año de esa, al año del 89, Urquiaga, Fernández Urquiaga, te llama a la oficina y te dice que, Alonso, búscate la vida, más o menos. Sí. Primero decir que José Mayor Urquiaga, más que le veo todos los años en Cancún, que hoy allí estoy con él, que le quiero mucho y es una de las personas que más me ayudó y más sincero ha sido conmigo en todo esto. Es de los que más me ayudó cuando estaba en Barcelona, pero cuando sale la huelga se da cuenta que todos los que están allí no van a salir. Gente que ya tenía contrato firmado, chavales que tenían mucha ilusión, que hasta hace poco Fernández Píriz me había dicho, pocos días antes me había dicho, Alonso, si sigues en este nivel, pues bueno, ya vendrán contratos y pues tenemos que mandar gente con arranque, con ganas, que sabéis hacerlo. Y total que resulta que sale la huelga, van pasando los meses, Dania llama la atención al frontón de Barcelona porque pide pelotaris y nos negamos todos a ir, y entonces dice, pues te quedarás sin subvenciones, yo no te voy a ayudar para que no me mandes. Y al de cuatro meses de salida a la huelga, que fue por abril, me llama Urquiaga a la oficina y me recomienda que me que me marchen para casa porque yo tenía un padre que tenía una empresa y podía trabajar. Dice, los otros chicos no tienen dónde ir mientras puedan estar aquí. Y si me dice, marcha a casa, trabaja, porque esto, un visionario dijo, esto no se va a arreglar. Ni tú ni gente que juegue más que tú no vais a ir nunca a América. Y se confundió poco, un poquito. En ese momento pensaste, se acabó mi carrera como pelotario o no echaste la toalla. ¿Cuáles fueron tus siguientes pasos? De ahí vine a Euskadi y volví a trabajar. Tu trabajo era el de fontanero. Fontanero, fontanero, pero sigo decidiendo ahora y es lo que me hace vivir bien y vivir cómodo como vivo, aunque escribo y también recibo de ahí. Y aunque estoy todos los días en los frontones que me gusta mucho, mi base, mi trabajo, mi oficio es ser fontanero. Entonces vine a Euskadi y chistera, se creó una empresa para ayudar a la IJAPA y para intentar reflotar la cesta por Euskadi para que la gente jugaría. Y ahí tengo la suerte de que el mismo Urtiala que me había dicho vete para casa, habla con Tomás Goyógana y con Marcelino y le recomiendan que les hace falta un pelotán y vitoriano y deciden que yo puedo estar ahí. Pero yo lo que hacía más era, trabajaba en Noja, en Santander, y todas las tardes y todas las noches después de trabajar iba a la playa a entrenarme solo, sin pelota, sin cesta, sin nada. Iba a correr y luego sacaba, restaba, reboteaba, bueno, me lo inventaba. Siempre he sido un iluso de este deporte y así lo hacía. Y otra época me tocó, en esa misma época, me toca trabajar en Azpeitia y en Urrestilla vivía yo. Y me recomienda un señor que vaya a Azumaya a llevar a un niño que había en Urrestilla. Y entonces empiezo a ir allí y me dice, ¿y por qué no juegas más, Alonso? Porque esto es muy difícil, porque esto no va a ver para nadie, porque yo ya lo estoy viendo, que no va a nadie que mis amigos, que son mejores que yo, que son más mayores que yo. Porque también cuando digo mejores, oye, si ellos tenían 26 años y yo tenía 19, evidentemente que ellos ya tienen muchos años de profesión y yo tenía muy pocos. Pero ahí me doy cuenta que digo, si la gente me conoce y sabe que he jugado a esto. Y pues seguí entrenando, fui a Huelva, pues sonaban cosas de Filipinas. ¿Filipinas? ¿Tuviste la posibilidad de ir a Filipinas? Dos veces firmé. ¿Y se truncó? Dos veces firmé, pero luego estaba siempre esperando que se arreglasen los papeles del gobierno para las apuestas. Y las dos veces que yo firmé, lo sucedió. ¿Lo mismo te pasó con Tijuana? Parecido. Hablaba cada noche con el señor Veláustegui, tenía ya palabrado y bueno, pues ya vas a venir, ya vas. Y de la noche a la mañana, por lo que sea que yo no lo sé, pues tampoco terminé yendo. Y otra de las veces que también me han dicho de jugar fue cuando ya me había retirado en Newport. Había ido con Leo a ayudarle y a pasar las vacaciones allí con él, y estábamos ensayando y el intendente lo llamó a la oficina y le dijo... Pero Alonso, antes de llegar a Newport, fuiste a una ciudad donde los tranvías rompen las calles, que es Milán. Esa frase es tuya, esa frase la has sacado de tu libro, que me encanta, porque yo jugué en Milán también. Una ciudad donde los tranvías rompen las calles. Fantástico. Si vamos por el Castillo del Esforceso y por las calles principales, se ve que todavía es de piedra, están los raíles por el suelo. Pues yo vivía en la Plaza España y para ir a Corso Garibaldi, y luego nacía Olerno, cogíamos el 8, el 8, todos los días. Tranvía arriba, tranvía abajo. Por eso es que yo me identifico mucho con el libro porque jugué en Barcelona y jugué en Milán también. ¿Cómo te surgió esto de Milán? Estaba yo entrenando a niños en Huelva. Me habían contratado de monitor, una de las empresas que me pagaban muy bien, estaba allí muy cómodo, muy bien, pero yo quería volver a jugar y se hizo un europeo en el año 93. Entonces fueron los franceses, fue una pareja de Vitoria, montamos un campeonato juvenil y yo, para ayudar a los que habían ido de Vitoria, José Mari Compa y Sergio, pues me ponía a ensayar con ellos. Pero mis mañanas eran mis niños de la escuela de cesta punta. Entonces los italianos, el señor Angelo Mutti, que de aquella época era el presidente de la Federación Italiana, una noche cenando, después de que había terminado el campeonato, me decía, no sé, tú no quieres ser entrenador en Milán de la selección italiana y abrir una escuela allí. Dije, bueno, pero yo no sé los medios que tenéis. Digo, eso es muy difícil porque pagar a una persona por una escuela donde no hay nada y donde vas a tener que buscarte mucho la vida para conseguir ese dinero. Digo, mira, si vosotros conseguís un contrato de jugador, yo os empiezo con una escuela. Y total que con el tiempo Sabino Luis Buro me llamó a ensayar en el año 95 a Arbacegui. Ensayamos con Arrien, él y su hijo, y un tal Máximo, un chico que jugaba en Milán. Sabino decidió que tenía las condiciones y pude ir y entonces por eso aparecí en Milán. Porque los de la Federación Italiana, que no tenía directamente nada que ver con la zona profesional del frontón, pues a alguien le pidieron permiso. El entrenador del frontón era Martín. ¿Cómo te recibió el señor Martín? Bueno, pues son una de las cosas que peor he pasado en mi vida. No creo nunca que se portó muy bien conmigo. Probablemente porque él no fue quien decidió que yo tenía que estar allí. Creo que no le gustó desde el principio. También probablemente se encontró un pelotari que no tenía el nivel que él quería. Yo no voy a decir una cosa por otra. Pero tampoco ni me ayudó. Creo que se portó mal conmigo. Todos los compañeros que yo he tenido de aquella época, que estaban allí, estaban allí. Los que lo veían y los que lo escuchaban desde otro lado, saben que no verdaderamente se portó muy bien conmigo. No he sido un pelotari conflictivo, ni problemático, ni edad o guerra. Pero es que hay que entender que la vida, la vida para todas las cosas, pasan cosas buenas, pasan cosas malas. Y no tienes por qué acoplar con todo el mundo. Esta es una de las partes que me toca a mí, que no ha sido tan graciosa, el trato con ese señor. Y sin embargo, ha pasado el tiempo y le tengo una pena, le tengo una estima. Estuve con él, conviví con él y no puedo darle más vueltas a eso. Pero había mucho compañerismo en Milán, ¿no? Yo siempre he dicho que en los frontones más pobres, donde menos se gana, en Milán se ganaba bien, pero donde más alejados estamos y menos cuadro reducido es, más unión hay, más hermanamiento hay. Porque probablemente todos necesitamos más de todos. Y entonces yo creo que en los cuadros como Barcelona, como la gente que está en Macao, que luego le hablo yo, como los que están en Filipinas, son cuadros más reducidos. Y tú navidades tienes que celebrar con alguien, no tienes a nadie. Dinero no tienes mucho. Son ciudades igual que son problemáticas, que no se llevan tantos años jugando y todo el mundo tiene hábitos. Entonces hay que arroparse. Ese arropamiento, tú una vez me ayudas, yo otra vez te ayudo. Si alguien comete un error, se perdona muy rápido. Se procura perdonar muy rápido, porque te hace falta la unión. Sin embargo, en cuadros de 50 del otra vez en Estados Unidos, donde todos ganan mucho dinero, donde tiene dos hijos, tiene su chaleco en su piscina, si ha pasado un altercado en el frontón, un malentendido, yo me voy para mi casa, tú te vas para tuya, porque yo el año que viene voy a jugar en Orlando, tú vas a jugar en Daña y el otro va a jugar en Tampa y no nos vamos a ver más. Entonces creo que ahí se desligan más. Y sin embargo, en los frontones más pequeños, o donde menos se cobra, hay que unirse más. Hay que unirse más. Y yo así lo he vivido. También soy una persona muy sociable y me he tratado siempre bien con todos, o con la gran mayoría. Pero quiero decirte, porque creo que hay frontones donde te unen y hay otros sistemas de vida que te hacen ser más frío o más independiente. Entonces, una mala discusión lo que te he dicho. Una función en Milán, se armó un Cristo de mil demonios y se paró la función. ¿Qué pasó? Venían los carabinieri. ¿Qué pasó ese día? Sí, aquel día ya pasé yo mucho miedo. Pues estábamos jugando y un señor, Ángela Bengoetxea Gaviola, Angelino para nosotros y sobre todo para mí, pues le amenazó de muerte y le dijo que sabía dónde vivía y que tenía una hija. Entonces claro, entramos al vestuario, se comentó y decidimos parar la función. Claro, la función lleno hasta las trancas del frontón, para la función, la gente gritando, esperando hasta que no vengan los carabinieri. Aquí no se mueve nadie y cuando ya llegan al de hora, hora y media, pero todo el público gritando, tenso, Martín intentando obligarnos a entrar, el señor Laino, que era el dueño, intentando hacernos entrar en razón que la función tiene que seguir, pues ya al de hora y pico llega la policía y tenemos que hacer un paseo por todo el público hasta la oficina del jefe. ¡Qué miedo! La gente gritando, diciendo de todo y luego llegamos allí, se decidió que se iba a poner orden con el público, que había cosas que no se podían decir y que no. Y además, Italia tiene un problema que es la mafia y existe, y de una manera, de otra, por varios actos, los millonarios de la droga. Entonces, si tú consientes que la gente amenace de muerte, puede ser un bravatas, pero puede ser una persona que sí pueda conseguirlo, matarte a ti. Entonces, hay cosas que no se pueden permitir. Se decidió que si iba a llamar la atención, que a la gente, porque eran siempre asiduos, son asiduos del frontera. Los chavales hacen lo que pueden y igual estaba más despistado, pero no va por ahí, no va por la trampa, no va por la mentira y tú no amenaces de matar a nadie. Jugabais algo que no había oído yo nunca, quinielas atómicas. Un revuelto para que la apuesta todavía sería más complicada. Los peloteros juegan cada uno con un número, pero son pareja el 1 y el 2, el 3 y el 4, el 5 y el 6, son pareja el 7 y el 8, y el 9 y el 10. Ha habido hasta jugando 12. Yo he visto camisetas del 12. En mi época no se jugaba porque no habíamos tantos peloteros. Habíamos 16, pero esa quiniela no se podía hacer. Entonces, esa quiniela saca el 1, resta el 3 y el 4 de delanteros y de zagueros. El 1 delantero, el 2 zaguero, el 3 delantero, el 4 zaguero. Hace el punto el último que tira la pelota y se acaba ahí el tanto. Si tiran dos paredes, va a la red. El que haya tirado, ese es el que se la apunta. Pero tienen que cambiar. El delantero juega zaguero y el zaguero juega delantero. Sigue jugando. Entonces, pasa muchas veces que tu zaguero se pega una matada a poner en la pelota en la chula para que el contrario rebote. Se mata él a trabajar. El trabajo lo ha hecho el delantero. Coge en el 4 y medio, abote corrido, tira una cortadita o tira unos paredes. Se apunta el tanto y el zaguero que se ha matado no puntúa. Sí es verdad que luego el boleto sí se repartía. Pero a la hora del público, entonces hay muchas veces que la gente se vuelve más loca porque dice el bueno es el que está trabajando, el bueno es el que lo está haciendo bien. Pero sin embargo gana el que es más toquetito porque hace el punto él. Pero como todo en la vida, los buenos siguen arriba y los malos siguen abajo. Porque aunque lo revuelvan lo que quieran, el que tiene nivel y el que tiene juego tiene más nivel y más juego que los que no lo tienen. Un personaje que mencionas en el libro es Juan Martín, un compañero de piso tuyo. Una verdadera eminencia para todos los que hemos estado. Y una filosofía de vida muy bonita, muy tranquila. ¿Quién era Juan Martín? Pues era ese hermano de José Ignacio Echeva. Era Juan Martín Echeva. Llevaba allí muchos años. Había estado en Orlando. Pero era un filósofo que vivía la pelota de una manera que era innata para él. Jugaba a una normalidad para mí. Y luego vivía de una manera muy peculiar. Terminaba de jugar y le gustaba estar por la calle hasta las seis de la mañana donde se compraba el periódico, se veía, se iba a un bar a tomar café y luego entraba en casa a esa hora. Vivía muy al revés de todo lo que podamos pensar. Una persona muy feliz, muy tranquila, muy inteligente, muy buen tipo. Yo saco quién es buen tipo cuando vamos a las cenas, a las comidas y todo el mundo te saluda y todo el mundo te da un abrazo. Y otros le saludan algunos menos y le dan abrazos a algunos menos. A Juan Martín todo el mundo lo quiere, lo adora. Creo que a mí me enseñó muchas cosas porque sabía mucho. Aunque eran ya mis últimos años y era todavía joven, pero tenía ya 27 años, yo todavía había muchas cosas que no sabía. Porque no había vivido corrido. Había vivido saltos y él me enseñó mucho y de la vida también. Yo creo que es un filósofo. Normalmente en la pelota los que han tenido mucho juego han sido más fácil. Sin embargo, tú en tus diferentes sitios donde has estado, mencionas que has sido un ligón. Sí, la verdad que sí. Todo el mundo sabe. Y cuando he ido a los diferentes frontones de las diferentes ciudades, yo recuerdo que una vez en Newport me dijeron una frase. Eres el único pelotari que te hemos visto llegar a todos los sitios y siempre ligas. Pues sí, gracias a Dios, se me ha dado muy bien. Pues porque tenía cara dura, no me daba vergüenza ir y preguntar buenas noches, salimos a tomar un café o vamos aquí o vamos allá. He tenido gracia, pero no ha sido por mi juego. Probablemente las chicas que entendían de este deporte nunca han querido salir conmigo. No, y eso está muy más que demostrar. Pero sí, se me ha dado muy bien. Además, yo le decía a todo el mundo, si tengo una suerte, el que está ahí dentro que me están mirando es a mí. Nosotros estamos aquí dentro a aprovechar eso. El artista eres tú, tú estás aquí dentro. Los que vienen a verte... Y entonces, chicas igual, yo he salido de los fronteros y tenía teléfonos y tenía sitios donde ir y quedadas con gente. Luego en la cancha también eras bastante pícaro, porque hay una jugada, jugando una quiniela en Milán, en la que se te cae la pelota en la cesta y la vuelves a coger enseguida. Tiras una cortada, haces tanto y el juez no se entera y se arma un Cristo de mil demonios. Sí, es cierto, sí. En la primera quiniela que gané. Martín me decía que tenía que estar ensayando una semana más, pero yo le digo, juez, una semana más, cobro menos, no gano tanto boleto. Digo, con dos días de ensayo, que entro ya. No sé si era la quiniela tres o una de las primeras, porque yo jugaba las primeras. Aunque mucha gente jugaba 14 y 15 quinielas, yo paraba en la 8 hasta que había lesionados. Porque era de los flojos, pues yo jugaba la mitad de la sesión menos los días que había lesionados o los días que había fiesta, que podían ser martes o entre semana. Entonces aquel día entro a jugarla y estaba a falta de tanto y viene la pelota. Era de siete, mitad de la cancha o seis y medio, siete. La cojo a la altura de como un poquito más abajo de la rodilla, la voy a encestar y me hace churrustada, se cae al suelo, pero yo ya estaba como agachándome la rebaño del suelo. Tiro cortada porque era la inercia mía de tirar la buena. Martín no la vio. Todos diciendo, Martín había dado el tanto, ya por no retrasparse con todo el público para que no se le eche encima. Alonso ganó la primera quiniela de Milán después de dos botes, de encestarla, caerse al suelo y rebañarla y tirarla. Sí señor, Juan Ignacio, sí. Hay una cosa también, un dato que mencionas es que los pelotares después de Milán, algunos iban a jugar de vuelta a casa, pero paraban en Cannes, en Cannes, famoso pueblo por el festival de cine, a jugar plaza libre. Sí, nunca había oído de eso. Todos los años al terminar la temporada solían llamar a Sabino Elizburgo, que también es otro apasionado, otra de las personas que más me ha querido y más me ayudaron en este deporte, y pues le decían venir con seis, entonces los que venían en avión hacían linate sondica y se acababa el circo, pero había otros pelotares que venían en coche, pues unos porque iban a terminar la temporada y ya no volvían y otros porque tenían coche y entonces Sabino siempre contrataba a seis, paraban en Cannes, echaban un fin de semana en Cannes, jugaban, cobraban, eran felices ahí otro rato y sí, paraban allá a jugar a plaza libre. Es curioso, eh, dejas tú Milán y te sustituye a un chaval de 15 años llamado Goico. Sí, vaya contraste, ¿no? Sí, yo suelo decir que a mí me he hecho el mejor de la pelota. También yo siempre había pensado que era tan directo como salir yo para entrar él y sin embargo, Felice Escaiturrieta me contó un día, no Alonso, Goico no debuta al empezar la temporada sino que va por navidades, el que se va en navidades soy yo, pero sí, yo siempre cuento como anécdota que para mí echarme de la cesta a punta tuvo que parecer el mejor del mundo. ¿Después de Milán qué hacemos? ¿Qué pasó? Pues después de Milán abro una, vengo a casa, me pongo a trabajar un año con mi padre y cuando creo que he vuelto a retomar el oficio que lo tenía desde niño porque un oficio que hay en casa lo sabes hacer toda la vida, decido que me tengo que poner de fontanero y pero como la cesta me gustaba pues aparecía por los frontones y iba y hacía cosas y aparece un niño en el frontón y me dice ¿me ayudas Alonso? Digo pues ayudarte, pues si ya juegas a este cacharro pues tampoco no, pues por favor, me puse a ensayar con él y fue uno de los que el primero saco que es Leo pero luego empieza, no, no, no es saco, los ayudo porque sacar, ellos ya estaban en las escuelas de Vitoria y ya tienen el juego y ya, entonces pues vas con ellos, los ayudas, los animas que luego ha habido muchos ¿no? que pues les he ayudado y ya te digo y después de eso voy de vacaciones a Newport cuando él debuta y todavía me pone en otro contrato pero digo yo ya he decidido que no, son seis meses, cuántas vueltas voy a dar, creo que mi ciclo lo he cumplido, si hubiese sido, que lo he dicho muchas veces para la gente que igual critica o que no sabe ni lo que sucedió, si yo en el 88 no hay una huelga, yo hubiese ido a un frontón como Cala, hubiese estado allí, hubiese vivido allí, hubiese jugado las bajas en otro frontón de medio pelo y hubiese pasado toda mi vida entera pero cuando te contratan para seis meses, coges la maleta, vas para otro sitio, yo ya lo había vivido, yo ya lo había hecho en cuatro o cinco ocasiones, llega un momento que dices ¿cuándo me estabilizo yo? ¿cuándo me formo? ¿cuándo paro en un sitio? lo otro es muy divertido pero el otro es muy inestable. Hay un momento que cumples tu sueño y vas a América, vas a América de vacaciones, de visitas, vas a Newport, a Rhode Island, precioso, precioso, precioso y encima tengo la suerte de conocer ahí una chica con la que estoy viviendo el mes que estoy allí en su casa con sus hijos y me lo paso muy bien y veo cómo juegan, además en aquella época, en aquel año has hecho debutar a un niño y eres muy feliz porque lo ves y porque lo ves que ha cumplido un sueño y que tú has estado ahí para ayudarlo y para arroparlo, entonces para mí es precioso pero también en Miami me lo paso muy bien, yo tengo una cosa que es que me quiere mucha gente, entonces donde voy se preocupan muy mucho porque yo sea feliz y esté bien, entonces llego a Miami y me dan las llaves de un coche, yo en Newport tenía mi coche de Leo, iba, venía, salía de un sitio, iba para otro, entonces te quiero decir yo que en todos los sitios, y luego me gusta mucho y me implico mucho viendo las quinielas, les saco números, estadísticas, les miro y ahí disfruto mucho, hago mis propias apuestas y digo, joder si acepto tres de cada cuatro, que luego si pondría dinero no aceptaría ninguna. ¿Y tus discípulos te hacen caso cuando les dices, oye esta estadística, estos números? Sí, gracias, gracias a Dios, creo que una cosa va con la otra, no, todos me hacen mucho caso pero también si no me lo harían en las primeras cosas, yo por ejemplo he habido niños que les he dicho, oye quítate el reloj para jugar y no se ha quitado el reloj, pues qué sucede, que ese niño con el tiempo, yo no, porque si no consigo que se quite el reloj, o yo le digo, oye a mí me gusta la gente con zapatillas blancas y te viene con unas negras o con unas rojas y van pasando los meses y sigue con unas zapatillas rojas, si no sabes escuchar una cosa tan sencilla, yo luego no te puedo ayudar a otras cosas, y no es que yo sea el mayor entendido de juego, no, no, no, sino yo les voy apoyando en, espérate yo creo que es mejor esto para ti, lo consulto, yo cuando ayudo a una persona lo hablo con todos los que creo que entienden más que yo de este deporte, porque mi misión es que ese niño cumpla su sueño, no que yo sea el que le ha hecho, no, no, no, porque no soy tan egocéntrico ni tan tonto, yo quiero que los niños que están al lado mío lleguen a lo que se han propuesto. ¿Sigues implicado en la enseñanza de los chavales? Sí, sí, suelo hacer un campus en verano que van muchos niños en Elizondo, y estoy detrás de Yulet de Río, de Arón, de mi sobrino ahora, pues vivían las niñas mexicanas, tengo mucho trato con ellas, les ayudo, vienen a mi casa dos meses todo el verano, Máfer y Tania, y sigo muy metido, pero lo que te digo, ayudándoles, ayudándoles, evidentemente, si su nivel es muy bajo para mí es muy fácil explicarles una progresión, pero cuando llegan a un sitio que yo no sé, sí tiro de mis amigos y les digo, oye, que tengo esto, vamos a verlo, qué tiene que hacer él, qué no tiene que hacer, y luego, al final, de tantos años que llevo, cada día mi nivel de poder enseñar está más alto que al principio, porque he escuchado a más gente. ¿Cómo ves la situación actual, este boom del Winter Series, ahora en Guernica, hoy en Donosti, después de esta charleta vamos a ir a la Gran Deslán de Donosti, cómo lo sigues? Pues muy bien, porque a todos los que amamos este deporte nos gusta que los frontones se llenen, nos gusta que lo que hacemos sirva para algo, que llame la atención, que se llene, que a la gente que le hemos prometido que pueden ser felices, que lo sean, porque jugar en un frontón vacío no sirve para nada, nadie quiere hacerlo, por placer, los que tenemos ya cierta edad, le echamos cuatro bolas y nos aburrimos también, pero lo bonito es saber que has ido de ese mundo, que tus hijos, sobrinos o niños que tienen posibilidades pueden, como cada vez veo que ya no es solo en un sitio y de una manera, sino que en más sitios está intentando y que lo estamos reflotando, y que los frontones se llenen, y que le importa a la gente que jugamos a esto, estoy muy contento, lo veo con mucha ilusión, me parece muy bien, y sabiendo que hace cuatro o cinco años pensábamos todos qué van a hacer los niños que enseñamos, entonces decía, qué cuento les cuento, cómo les engaño yo para que quieran jugar a esto si no les va a servir para nada, hoy sin embargo sí, vosotros tenéis que decirle, mira el partido de la tele que echan el lunes por el TV, y el niño ve que está el frontón lleno, y que la gente aplaude, y que la gente se pone nerviosa, y que los pelotaris son muy cercanos, porque no los tenemos en América, están aquí, entonces a mí yo estoy muy contento. ¿Vosotros creéis que volverían a ser pelotaris? Creo que la entrevista lo dice, sí, sí, sí, y si me dicen que sí, igual de malo también, también, Juan Ignacio también, también, mis mejores amigos, los mejores momentos de mi vida, mira, jugué a un programa que es muy famoso en Scuddy, El Contestador del Fin del Mundo, pues al terminar el programa, el director me dijo, Alonso, lo más bonito que has hecho en tu vida es esto, porque mira dónde has estado y qué cosas has hecho, he dicho, no te confundas, lo más bonito de esta vida es ser pelotari, y eso no lo cambia nadie, y los que hemos jugado, y los que sabemos, y los que hemos estado en los sitios, salvo alguno que es dejado para todo y que es frío como persona, pero todos los demás, sabemos que esta vida no la vive cualquiera, somos libres desde que somos jóvenes, tenemos dinero desde que vamos al extranjero, que un pelotari de mano no va, nosotros sí, ven mundo, te tratan como un artista, también te tratan como un sinvergüenza, pero ¿y por qué tienes que pensar en sinvergüenza? Te tratan como un artista, hemos sido felices, nos hemos hermanado entre nosotros, no hay nadie más que ir a nosotros, hoy cuando tú y yo vayamos ahí al balda, nos va a saludar la gente, y la gente que no hemos visto en 10, en 12, en 20, en 30 años, nos va a dar un abrazo y se va a acordar de que aquel día le dejaste dinero porque no tenía para la gasolina, que no pudiera jugar, otro que llevó a su hijo, yo a todos los de mi época, he visto a sus hijos nacer y los he tenido a muchos en brazos, para mí eso es mi familia, mi vida, mi modus vivendi, entonces, si volverían a nacer, ¡pelotari! ¿Qué libro me recomendarías para hacer el abrazo? Pues si eres pelotari, si vives este mundo, ojalá no hay player, pero yo tengo varios que me gustan mucho, que es Biden, que es de la supervivencia, de los que en los Andes se caen, tengo otro que es Alejandro Dolina, de un argentino, cartas marcadas me parece que es, pero, para la entrevista que estamos haciendo, yo, si alguien ha vivido los 80, si alguien ha vivido los 90, y si ha sido pelotari anónimo, ¡jaya no hay player! Este libro, famoso, que tengo en las manos, es una portada muy bonita, con una cesta, el casco, las camisetas de Dania, con su colorido, ¿dónde se puede conseguir si alguien que no se escuche dice, bueno, pues oye, ya me han traído las ganas de leerlo? Pues en Elcar, en todas las librerías de Elcar, y en cualquier librería que esté asociada a Elcar, de cualquier pueblo, es, pedidlo, y le llega, si lo quiere ya firmado por mí, pues que localice por el Facebook, o por algún sitio, o cuando vea esta entrevista con que pongo mensaje, yo intentaré localizarle, pero en todas las librerías de Elcar está, y en todas las librerías que están asociadas, que no son Elcar propiamente dicho, también lo están consiguiendo, porque sé yo que hay gente que ya lo ha conseguido. ¿Te has planteado una segunda parte, o darle otro aire, o recurrir otra vez a tu pasado para decir, bueno, quiero aportar esto a algo más? Sí, después de leer esto, hay mucha gente que me ha dado la enhorabuena, que se han puesto, se emociona mucha gente al leerlo, y me da pena, me da apuro decirlo, porque ya os digo que no soy egocéntrico, sí soy un artistilla, un tío que le gusta estar en el sitio, pero no, pero no soy egocéntrico ni chulo, y me han dicho que está muy bien, y muchos me recomiendan que tengo que escribir otro, y que tengo que escribir otro, y ya me han soplado varios que de anécdotas, que sería la bomba. Pero claro, lleva mucho tiempo, porque para escribir una cosa mal, o para escribir una cosa pobre, o por publicarlo, no, pues tendría que estar cuatro o cinco años recopilando y luego dedicándome a algo. Ha habido algún purista, algún colega tuyo que te haya dicho, Alonso, la mierda, estás hablando de estos temas de realismo sucio que llaman en la literatura norteamericana, estos pasajes que dices, esos pisos sucios de grasa, esa gente y tal, eso no lo tenías que haber contado, te ha dicho alguien? No, no, no, y digo yo, digo yo, que alguien sí habrá pensado, que igual no era la persona indicada para escribir un libro de Hayalai, sí habrá alguien, pero no, no, no, es al contrario, he recibido mensajes, que luego los vamos a oír tú y yo a solas, dándome la enhorabuena, y dándome las gracias, y muy bien, y aparte, hay una cosa que lo dice solo. Yo hice una tirada de 500 libros y voy por cuatrocientos y pico, y estoy casi convencido que voy a tener que sacar la segunda edición, con lo cual, y luego aparte, no hay mala fe en lo que cuento, primero, en mi vida, yo la viví así, y nadie me ha recriminado, aunque puedo entender que tenga cada uno su opinión y diga, pues no, eres tú el que más, pues bueno, pero es que yo llevo también cuarenta y pico años en este deporte y lo he vivido, tú lo has vivido de una manera diferente, y yo lo he tenido que vivir de otra. Alonso, yo te quiero dar la enhorabuena, porque sé lo difícil que es ponerse delante de la pantalla, o delante de un folio en blanco, y plasmar tus vivencias, y contarlo bien, porque esa es otra cosa, tienes la habilidad de contarlo bien, que no es fácil, por lo tanto, te agradezco tu esfuerzo, este trabajo de autor que has hecho, y yo te animo a que sigas, y como no, darte las gracias por haber venido aquí, a este podcast de ChikChak, y agradecerte en el alma tu entusiasmo, tu cariño por la modalidad, y que sigamos echando para adelante, y a los que nos escucháis en este episodio, y en anteriores, y más que vendrán, porque al final, como Alonso, no hay otro, seguramente, como Alonso no vamos a encontrar otro, pero sí hay personajes interesantes, y no necesariamente gente que ha tenido mucho juego, porque yo suelo pensar que ese libro tan maravilloso que está aquí, que sacó Miguel Ángel Bilbao, que apunta a los profesionales de la especialidad, en el que estamos aproximadamente 3500, y la gran mayoría no han sido figuras, pero cada uno de ellos, lee su trayectoria, y si podemos rescatar historietas como esas, en la actualidad, pues yo al menos me doy por satisfecho. Muchas gracias a ti, Juan Ignacio, por haberme ayudado con el prólogo, por invitarme a venir aquí, y por que eres encantador. Vale, espero que os guste. Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org

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