Aquà tu sintonÃa es la que cuenta. Nos conectamos contigo a tempranas horas. Solo dinos donde recibes nuestra señal. Todos tenemos nuestros gustos. Pero cuando se trata de ti, nosotros sabemos contracerlos. Ah, y no nos crees, ¿verdad? Escúchalos ahora y probadlo. Somos tu mejor compañÃa. Somos tu mejor compañÃa. ¿SabÃas que todos somos responsables de la atmósfera que creamos en nuestro alrededor? ¿Y qué clase de música escuchas tú? No escuches lo que puede arruinar tu vida. SintonÃzanos, porque nosotros sabemos qué dar.
Te adoraré, soberano y sublime. Somos una señal que manda aliento de vida. Colocamos desde música retro hasta la música más reciente. Hasta la música más reciente, o sea, lo de hoy. Estamos más actualizados de lo que te imaginas, edificándose siempre con la mejor música. La música es algo relajante al oÃdo cuando descansas. Pero es reactivante cuando estás en tu trabajo. No nos cambias, no nos mudras, porque nosotros sabemos acompañar. Algunos nos llaman la favorita, otros la preferida.
Pero al final, somos la radio de todos. Ya está por iniciar tu programa en RJ Radio. ¡No te despegues! Merecedor de alabanza, aquel que vino a salvarme. Merecedor de alabanza, que siendo yo pecado, no escatimó su linaje para morir en la cruz. Merecedor de alabanza, por los siglos y géneros. Merecedor de alabanza, aquel que vino a salvarme. Merecedor de alabanza, que siendo yo pecado, no escatimó su linaje para morir en la cruz. Merecedor de alabanza, por los siglos y Jesús.
El dÃa en que no le alabo, el alma se me entristece. Pues donde no hay alabanza, Él no puede estar presente. Un sacrificio tan grande, no puede pasar por alto. Tres veces te digo santo, aunque creas que estoy loco. El dÃa en que no le alabo, el alma se me entristece. Pues donde no hay alabanza, Él no puede estar presente. Un sacrificio tan grande, no puede pasar por alto. Tres veces te digo santo, aunque creas que estoy loco.
Bendito sea tu nombre, Señor, porque mi vida ha cambiado. Y en este dÃa te alabo, recibe de alabanza como honor grande. Merecedor de alabanza, aquel que vino a salvarme. Merecedor de alabanza, que siendo yo pecado, no escatigó su linaje para morir en la cruz. Merecedor de alabanza, por los siglos y Jesús. El dÃa en que no le alabo, el alma se me entristece. Pues donde no hay alabanza, Él no puede estar presente. Un sacrificio tan grande, no puede pasar por alto.
Tres veces te digo santo, aunque creas que estoy loco. El dÃa en que no le alabo, el alma se me entristece. Pues donde no hay alabanza, Él no puede estar presente. Un sacrificio tan grande, no puede pasar por alto. Tres veces te digo santo, aunque creas que estoy loco. Hoy te digo santo, santo, santo. La tercera, cuarta, empezamos por aquÃ. Pero aquà no. En este nuevo templo es otra cosa. Ale, lucha. Y qué bonito, verdad, cómo uno...
Ella anda en la iglesia y todo, y los cánticos, y las alabanzas nuevas, y las baterÃas, y las guitarras eléctricas, y todo eso. Está bien, está bonito. Pero cuando volvemos a este principio, y yo lo digo mucho, este asunto del evangelismo, del evangelio de Cristo en Costa Rica, empezó asÃ. Campañitas, un techito, un bombillito, dos guitarristas, una pandereta, y ahà es donde fluÃa el EspÃritu de Dios. Si no fuera por ese tipo de cultos que se hacÃan antes, no estarÃamos viviendo lo que estamos viviendo hoy en dÃa.
Y se ha perdido ese norte, se ha perdido esa relación con Dios. Esos cánticos de verdad que nos llenan de una revelación, de una presencia especial. Hoy hay canciones que deberÃan ser quitadas de las iglesias, que hablan de todo menos de Cristo. O hay canciones de mundo que le ponen el nombre de Jesús y ya la hacen cristiana. O sea, qué tremendo, ¿verdad? Pero bueno, qué dicha poder estar por acá otra vez. Mi nombre es Santiago Cascante, para los que no nos conocen, somos pastor del Ministerio Casa de Fe, director de RJ Radio también, nos apasiona el evangelismo, compartir la palabra, llevar el mensaje, donde sea que sea.
Puede ser en una iglesia, puede ser en un precario, en Reforma, en las calles, en los parques, donde sea que nos vayan, que nos lleguen, ahà somos felices, porque yo lo que veo es a predicar de Cristo. Y el dÃa que yo deje de predicar de Cristo, ya tengo que dejar de predicar, porque no voy a tener de qué hablar. Ya hablarÃa de mÃ, y hablar de mà no deja nada. El dÃa que uno no hable de uno, el mensaje ya no es bueno.
Amén. Y es que, el tema que el Señor puso en mi corazón, desde que el Pastor Padre Pedro me invitó, salió en una conversación con Jóvenes. Ahà en un estudio de Jóvenes que tuvimos el martes, y es que nosotros hablamos y conversamos con mucha gente. Es lindo hablar, yo soy muy hablantÃn, no sé si se me nota. Me gusta mucho hablar. Pero hay conversaciones que son perjudiciales, amén. Hay conversaciones que nosotros no deberÃamos tener. Y ese es el tema del dÃa de hoy, una mala conversación.
PeligrosÃsimo para nosotros a quienes estamos oÃdos. Peligroso para nosotros qué es lo que pensamos hacer cuando recibimos un mensaje. Qué es lo que yo dejo entrar cuando recibo un mensaje. ¿Quién me enseña la palabra? ¿Quién me enseña doctrina? ¿Quién me enseña camino? ¿Quién me enseña Biblia? Porque hay gente que te anda tocando la puerta, ¿enseñaste la Biblia? Pero lo que ellos tienen no es una Biblia. Esa es la palabra que no se le podrá ni sumar ni quitar a esta palabra.
En el momento en que yo le quite o le añada, ya no es la palabra de Dios. Entonces hay sectas, hay doctrinas que tienen su propia Biblia. Que tienen su propia Biblia. Ya no es la palabra de Dios. Pero qué pasa, que venimos y le damos cabida y nos toca la puerta y le decimos pase para que me enseñe. O vengo a conversar con usted de la palabra, que es tremendo. Y por ahà quiero que vayamos, vamos a la palabra en el libro de Génesis.
El hermoso libro de Génesis. Génesis capÃtulo 3. Génesis capÃtulo 3. Siéntese. Siéntese cómodo. Ah, no, ya ahà está eso. Amén. Lo vemos en el nombre del Padre, del Hijo y la comunión de sus santos espÃritus. Dice Génesis capÃtulo 3, versÃculo del 1 al 7. Pero la serpiente era astuta. ¿Era qué? Pongan atención a esas palabras, porque a veces se nos va el mensaje porque agarramos una palabra importante y no la tomamos en cuenta. Era astuta más que todos los animales del campo que Jehová Dios habÃa hecho.
O sea, quiere decir que los animales del campo también eran qué? ¿Cabe decirlo? Astuta. ¿Pero la serpiente era más? Astuta. La cual dijo a la mujer, con que Dios os ha dicho no comáis de todo árbol del huerto. Y la mujer respondió a la serpiente. ¿Qué está habiendo ah� Un diálogo. Una conversación. ¿Cómo se llama la palabra de hoy? ¿Una mala? Conversación. ¿Qué está habiendo entre la mujer y la serpiente? Una conversación. La serpiente habla y la mujer le responde.
Y la mujer respondió a la serpiente. Del fruto de los árboles del huerto podemos comer. Este es importante. ¿Qué le dijo la serpiente? Con que Dios os ha dicho no comáis de todo árbol del huerto. La mujer le dijo, un momento serpiente. Dios no me dijo eso. Dios me dijo, del fruto del árbol del huerto puedes comer. Pero del fruto del árbol que está en medio del huerto, dijo Dios. No comáis o no comeréis de él, ni le tocaréis para que no, muráis.
Hay dos diálogos ahÃ. El primer diálogo lo tuvo la mujer con Dios. Porque Dios les habÃa dicho que podrÃan comer de qué. De todo, menos del árbol. O sea, quiere decir, porque ya está diciendo en un momento. Dios le dijo, o sea, tuvo una conversación con Dios. Y después tuvo una conversación, ¿con quién? El diablo, con la serpiente. Entonces la serpiente dijo a la mujer, continúa el diálogo. No moriréis. Sino que sabe Dios que el dÃa que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos.
Y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Tremenda. Y aquà es importante, aquà es donde quiero que pongamos atención. Para que no venga el enemigo y se robe la palabra. Ya, vamos a entrar en el contexto. Ya la mujer habÃa hablado con Dios. Yo le habÃa dicho, coma de todo lo que quieras. Todos los árboles, todo muy rico. Las guayabitas, las mangas. Uy, tienes una manga madura de palo, varón. ¿Cierto o no? Que usted la haga asÃ, espalita.
Que le corre el caldo por aquÃ, por ahÃ. Ay, mi hermano. Unos duraznos. Todo eso. ¿Por qué? Porque Dios tiene un sentimiento especial por el hombre. Dice la palabra para que veamos la importancia que Dios tiene para con el hombre. Dice la palabra que en el principio Dios creó los cielos y la tierra. Y dijo Dios, Dios dio una palabra. Y dijo Dios, y se creaba. Y dijo Dios, produzca la tierra. Y dijo Dios, haga la luz.
Y dijo Dios, que lindo. Cuando dio la creación. Cuando dio la creación. Dijo, vamos a hacer a quién. Al hombre. Al hombre. Dios nos dio una palabra, hágase el hombre. A los animales sÃ. Pero a nosotros nos formó él. No la palabra. Y dice que también formó el Edén. Creó un huerto para poner al hombre. O sea, si la tierra ya por si era buena. Hizo algo mejor. El Edén. Y en el Edén, ya hecho, ya hermoso, ya puesto, justo al hombre.
Está que lindo. No fue que dijo, hágase el Edén. También él lo formó. O sea, imagÃnese la calidad de árbol y la calidad de frutos que habÃa ahÃ. Todo era una delicia. Y le dijo, puede comerse todo. Menos de ese árbol. Y entonces dice, en el seis. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer. Y agradable a los ojos. Y el árbol codiciable para alcanzar la sabidurÃa. Y tomó su fruto y comió. Y dio a su marido el cual comió asà con ella.
Entonces fueron abiertos los ojos de ambos. Y conocieron que estaban desnudos. Y entonces, cosieron hojas de hiera y se hicieron de la mitad. Ok. Punto importante. Primero, el diablo fue el que vino a buscar a la mujer. La mujer no andaba buscando nada. No andaba buscando nada. ¿Pero Satanás vino a qué? Él fue el que empezó el diálogo. Él fue el que empezó la conversación. Él fue el que empezó la tentación. Fue el diablo. Primera carta de Pérez, capÃtulo 5, versÃculo 8, dice.
Sed sobrios y velad, porque vuestro adversario, el diablo, como león rugiente, anda buscando alrededor. ¿A quién? O sea, el diablo anda buscando. Usted puede estar aquà muy querido, sin enfrentarse con nada. Pero el diablo no está querido. El diablo anda buscando. ¿A quién él busca al diablo? ¿A aquel que está de rodillas, escudriñando la palabra, metiéndose en ayuno? No. Él anda buscando al débil. Él anda buscando su debilidad. Vean lo importante. Vean lo importante. En este pasaje vemos cómo ella cometió varios errores.
Primer error. Error grave que esta mujer cometió. No reconoció a su enemigo. Ella no sabÃa quién era Satanás. Ella no sabÃa quién era el diablo. Ella nunca habÃa aprendido sobre la voz del diablo. Vean qué error más tremendo. ¿Por qué le digo esto? Porque hoy en dÃa muchas iglesias enseñan muchas cosas, menos a distinguir el mal. No se conoce la voz del diablo. ¡Qué fuerte! Vean, hay gente que cree que está bien con Dios, porque Dios me ofrenda.
Pero sigue haciendo lo que le da la gana. Está lejos de la salvación. Hay gente que cree que porque va todos los dÃas a la iglesia, porque fue bautizado, porque dice porque dice ya está lleno de unción y de EspÃritu Santo. Simón el Mago estaba con Felipe todo el tiempo y no habÃa nacido de él. Pero no se enseña eso. Se enseñan mensajes que tengan a los cristianos tranquilos hoy en dÃa. En los tiempos de los cantitos con guitarra, el pastor, aquel pastor que tenÃa más unción, no era el que llegaba en el mejor carro con la mejor corbata, ¿cierto? Llegaba en una bicicleta con los zapatos rotos, tal vez en un caballo.
Si tenÃa caballo, también llegaba a platicar. Ah, y andó. HabÃa unción, habÃa presencia. Y ese pastor le decÃa a la iglesia, un momento hermanos, aquà no hay unción. ¿Por qué? Porque habÃa sometimiento al EspÃritu de Dios. HabÃa presencia de Dios en ese pastor humilde. Pero Amado, ¿cómo yo voy a enseñar a las ovejas a someterse si yo no me someto? ¿Cómo voy a enseñar a distinguir la voz del diablo si yo no la conozco? Eso fue lo que pasó con él.
Eva, ¿a quién estaba acostumbrada a oÃr? ¿La voz de quién oÃa? De Dios. Era la voz que oÃa. Pero nosotros hoy en dÃa tenemos la palabra revelada. Que nos tiene que hablar. O sea, nosotros deberÃamos de tener el discernimiento para saber si algo viene de Dios o viene del diablo. Nosotros lo decimos mucho. Hay gente que anda sacando chamucos por todos lados, anda reprendiendo al diablo por todos lados. ¡Reprenda el espÃritu de fornicación, de austerio! Hasta donde mi Biblia me enseña, no existe un espÃritu de fornicación.
El apóstol Pablo dice en la Carta de los Coliptos, Maniciestas son las sobras de la carne. ¿Qué son? Austerio, fornicación, asidia, pleitos, islas confiendas, todo eso. O sea, quiere decir que yo no puedo sacar un espÃritu porque no hay un espÃritu, es mi propia carne la que está haciendo que yo quiera ir a fornicar. Yo me puedo partir el lobo reprendiendo al diablo una fornicación que nunca se va a ir porque no existe. Pero caemos en ese juego.
Vamos a ministrar esas cosas. Y lo que hacemos es un show. Porque aquel se siente muy... Y empieza a vomitar toda la cosa. Y el diablo muerto riza. Hay iglesias donde se presta, ¿saben qué se llama eso? EspÃritu de distracción. Nosotros lo vivimos en un lugar, ¿dónde fue, amor? Ay, en Nicaragua. Que llegó un muchacho y estaba ahÃ, estaba el culto bueno, estábamos todos encendidos y el hombre haciendo su show, su espectáculo, y la gente ahà cayendo en el jueguito de él.
Y entonces les dijimos, déjenme. EspÃritu de distracción, fuera. No hay entre otras. No han pasado cinco minutos y él salió y se fue. No pasó nada. Pero si yo caigo en el juego, eso sigue. Yo tengo que enseñarle a la iglesia. Pero si yo como pastor me presto a hacer los mismos espectáculos, a hacer las mismas cosas para la gente todas las semanas, no van a aprender a entender cuál es la voz que viene. Asà dice el Señor, hermano.
No digas asÃ, dice el Señor, cuando yo no he dicho la palabra. Pero yo tengo que conocer la voz de Dios y la voz del diablo. Porque a veces, amados, se parecen mucho. ¿Cómo, cómo, cómo, pastor? Ay, blasfemo. Un momentito. ¿Cuál es la voz de Dios en usted? Esta pregunta a veces no la sé plantear, pero la voz de Dios en usted, ¿es su voz? No la sé plantear, pero la voz de Dios en usted, ¿es su voz? ¿Usted se ha oÃdo un pensamiento suyo? Mirad, dice alguna cosa.
Mirad, no te vayas por este lado. Dios está dirigiéndote, pero usted lo que oye es su voz. Su pensamiento es su voz. Amén. ¿Me voy a entender de lo que quiero decir? O sea, no es que oiga una voz especial, una voz sobrenatural. ¡Eso! Y dueños y tormentas. ¡Soy de vos, tu Dios! No, mi hermano. Es usted. Es su espÃritu. Es su voz. Que está siendo ministrada por Dios. Que está siendo guiada por Dios. Entonces, la voz de Dios, el mensaje de Dios para usted, usted lo escucha en el tono de su voz.
Entonces, si el diablo no le habla, ¿cuál es el tono que escucha usted también? El mismo. Pero ahà tiene el discernimiento. Si eso que está entrando en mi mente, me quiere acercar a Dios o me quiere alejar de Dios. Ahà está la diferencia. Porque la serpiente le dijo, con que Dios te ha dicho que no comáis. O sea, la serpiente sabÃa lo que Dios habÃa dicho. ¿Por qué? Porque la mujer en ningún momento empezó a hablar.
La última vez el Señor nos dijo, mire, comamos. No. La serpiente llegó con las palabras de Dios. Tergiversado. Las cambió a su voz. Y ella cayó. Porque no supo discernir. Punto número dos. Sintió confianza teniendo ese diálogo para el cual no estaba preparada. Ella no estaba preparada para hablar con el diablo. Porque dice la palabra que la serpiente era astuta. La serpiente supo cómo llegarle. La serpiente supo cómo caminarle. Cómo ganarse su confianza. Y ella se sintió ahà muy confiadita.
Ah, no, mirá, es que no es tan malo este bichillo. No es tan malo, mirá este. Primero que nada, a mà me habló una serpiente. No hay quien me detenga. Cabrerón que me detenga. Uno le habla al perro. Ay, ¿dónde está el perro bonito? ¿Dónde está el perro bonito? ¿Qué tal que el perro le diga, aquà estoy? ¡Fum! ¡Fum! TenÃa esa carambada, pues sale en carrera. Ella no, se sentÃa tan cómoda. Se sentÃa toda hablando con la serpiente.
¿Por qué era cómoda? Astuta. ¿Qué le ha pasado si esa serpiente le dice, yo soy satanás? Ahà va Eva como alma que lleva a Cristo. Pero supo llegarle. Asà es como el diablo nos llega muchas veces. Con una voz, primero que nada, engañosa. Con un mensaje, tergiversado y ganándose mi confianza. Eso es lo que satanás quiere hacer, ganarse su confianza. Pintan al diablo como un bicho con cachos rojos, soñas con las... ¿Cómo dice la Biblia qué es? El ángel más hermoso.
Por eso le llamaba Luz Bel. Luz Bella. ¿Ustedes saben de ella? Que se me aparece el piso y queda asà como está. Ni a palos ni a ganas. Pero se me aparece como algo agradable. Y se ganó la confianza de Eva. ¿Qué pasó cuando se ganó la confianza de Eva? ¿Qué pasó cuando logró meter el engaño en la mente de Eva? Dice que Eva, en el 3-6, y vio la mujer que el árbol era bueno para comer y era agradable a los ojos.
La mentalidad de Eva cambió. ¿Cómo veÃa Eva ese árbol antes de que satanás lograra entrar en su mente? Como algo prohibido. SÃ, mira, estaba bonito el árbol, pero usted va... Ahà yo no me arriesgo. Porque Dios me dijo. Pero viene el diablo, entra en la mente, entra en el corazón y ya ella vio que la cosa cambió. Ese pequeño diálogo hizo que la mentalidad de obediencia de Eva cambiara. Y dice que vio que era agradable a los ojos y codiciable para alcanzar sabidurÃa.
¿Qué sabÃa Eva que era sabidurÃa? No lo sabÃa. Porque si hubiese sabido, siendo sabia, dice, se reprenda Dios satanás. ¿Me explico? Eva no tenÃa sabidurÃa, pero nosotros tenemos sabidurÃa. Pero nosotros tenemos revelación de la palabra. Pero nosotros tenemos el entendimiento de lo que el diablo quiere hacer con nosotros. Nosotros sà lo tenemos. Nosotros sà lo conocemos. Lo que pasa es que vamos a ver ahorita más adelante un puntito por ahà que nos va a echar ese argumento abajo.
Otro punto que, otro error que cometió Eva fue que no escapó cuando vio que la palabra de Dios habÃa sido cambiada. Porque Eva vio que la palabra habÃa sido cambiada. El diablo le dijo, dijo Dios que no comerás de ningún árbol. Mentira del diablo. Porque ella misma lo corrigió. Y dijo, no señor. Dios dijo que puedo comer de todos menos del árbol del Señor. En ese momento ya ella tenÃa que saber que eso no venÃa de Dios.
¿Qué era lo que tenÃa que haber hecho? Por aquà es cuando. Pero siguió hablando con la culebra. Ok. Nosotros sabemos que algo es bueno o algo es malo. Si yo sé que por ejemplo, si yo tengo un problema en la silla y veo que la vecina le puso una ventana al frente de la mÃa y le da por hacer aeróbicos hinchones y yo más bien en vez de quitar la ventana la hago más amplia estoy hablando con la serpiente.
Pero si yo le digo, anda le di a lo cochino quito la ventana y hago un muro más alto. ¿Por qué? Porque huyo. Porque entiendo que eso no viene de Dios. ¿Eso viene de quién? Del diablo. ¿El hombre sabio y yo el malo? Cuatro. Sabiendo las consecuencias de lo que pasarÃa confió más en lo que decÃan que se acomodaba a sus deseos. Ok. ¿Cuántas veces se busca una iglesia donde no me hablen de pecado porque me siento muy mal? Ah, no es que en esa iglesia hablan de bendición, de todo lo que tu mano tocare, de que todo lo que tocare prosperará.
Pero no me hablan de pecado. Pero no me hablan de santidad. Pero no me hablan de arrepentimiento. Pero no me hablan de cambio de vida. Pero no me hablan de que tengo que dejar esto o que tengo que dejar aquello. A mà eso no me gusta. Eva sabÃa lo que le habÃa pasado porque Dios, ¿qué le dijo? Y dio a la mujer que el árbol era bueno y que era agradable a los ojos del árbol y codiciable para alcanzar y comió y dio también a su marido.
Ella sabÃa lo que le iba a pasar pero sin embargo fue y comió porque Dios le dijo, ¿de hecho qué? Moriréis. A ella no le importó. A ella lo que le importó fue que esa serpiente, le digo, que ese árbol tan rico que se veÃa me iba a dar sabidurÃa. No sabÃa qué era pero se veÃa bueno. A nosotros el diablo nos ofrece muchas cosas y yo digo, bueno, aquà lo peso. O voy al culto o me doy una merienda.
O voy al culto o me doy para la playa. O voy al culto o me echo esa merienda. O voy al culto o me hago ese puro. O voy al culto. ¿De por sà que tiene maldad? ¿Se va a morir el varón porque no va a ir un dÃa al culto? Tal vez no. ¿Y si tal vez sÃ? Nosotros sabemos lo que nos puede pasar. Nosotros sabemos cuando algo es pecado o no. Eso depende de qué tantas ganas tenga yo de pecado.
¿Sabe cómo está eso? Como Balán y Balak. Balán querÃa el pago del pecado. Él sabÃa que estaba malo pero él querÃa la recompensa que Balak le daba para que maldijera al pueblo de Egipto. Y él decÃa, mira, Dios, es que dice, y mira Dios, Dios le dijo que no. Pero él seguÃa insistiendo porque él querÃa que en algún momento Dios le dijera que sÃ. ¿Y Dios llama el pecado? Pecado. Hoy en dÃa le llaman libertad, hoy le llaman inclusión, hoy le llaman lo que usted quiera.
Pero Dios le sigue llamando pecado. Yo sabré si lo hago, yo sabré si no lo hago. Dios no me va a obligar. Pero yo sà sé que lo que estoy haciendo está mal. Eva sabÃa que lo que estaba haciendo estaba mal. Eva sabÃa que ese árbol le iba a provocar un problema. Yo sé que hablar con esa vecina, yo sé que comerme ese trago me va a buscar problemas. Yo lo sé. Ahora, sé o no sé si quiero hacerlo, si quiero no hacerlo, esa decisión mÃa.
Esa pequeña prueba que Eva abrió, esa puerta pequeñita, perdón, que Eva abrió, afectó a la humanidad entera. Esa conversación que Eva tuvo con la serpiente nos afectó a todos nosotros. Lo que yo hago puede afectar mi familia. Lo que yo hago puede afectar mis hijos, mi descendencia. Yo puedo crear una iniquidad de pecado que va a maldecir mis generaciones. No es que yo pegue y no le haga daño a nadie. SÃ, nosotros estamos creando una cadena espiritual.
Estamos creando un derecho legal de Satanás sobre mi familia, sobre mi finanza, sobre mi salud, sobre mi matrimonio. Eso que yo hago, eso que yo permito, ese tiempito que yo le doy al diablo está creando mal para mi vida, mal para mi casa. Qué raro, pero es que mi casa no prospera, mi casa es solo pleito. SÃ, pero yo ando viendo cuánta vieja me aparece en la calle. Y no solo lo que veo, es lo que pienso.
Es que yo no puedo ver nada mal puesto porque chupulumpa la bolsa. Es que yo, miren, yo sé que es malo porque yo voy por allá y me he hecho tres, cuatro traguitos en carrera y no ha pasado nada. Es que yo ando robando tiempo en el trabajo. Es que yo ando engañando, estafando. Todo eso yo lo sé. Todo eso yo estoy viendo y lo estoy meciendo en mi casa. Es que en mi casa se ven pelÃculas de terror, se ve anime de maldición.
Andan viendo cosas que adoran al diablo, están dejando que los niños metan eso. Tienen los niños el teléfono con pornografÃa todo el tiempo disponible. Se ve pornografÃa en la casa y nosotros creemos que eso no va a tener consecuencias. Va a tener consecuencias. Dios es muy claro, ¿cierto o no? Romano C23, ¿porque la paga del pecado es? Ya sabÃa poner el pecado. Ya sabÃa qué era lo que lo habÃa, lo iba a pasar. Dios no nos deja tientas a nosotros tampoco.
Dios nos dice qué va a pasar con las cosas que nosotros hagamos. ¿Qué pasa si hay pecado? Hay castigo. ¿Qué pasa si hay obediencia? Hay recompensa. Está escrito en la Palabra. No porque yo lo digo, porque Dios empeñó su Palabra en eso. Dios no nos ha dejado tientas, ¿cierto o no? Nosotros sabemos qué podemos esperar de Él en todo lo que hagamos. Ahora, vean qué tremendo. En ese caso del pecado, Satanás ganó la batalla. Ya estaba la torta, ya se hizo.
Ya el castigo llegó y dijo Satanás. Asà dice el diablo. Y los demonios. ¿Por qué? Porque Eva cayó. Y cuando Eva cayó, el diablo sabÃa que iba a haber separación entre Dios y el hombre a través del pecado. Y que iba a morir. Satanás lo sabÃa. ¿Pero sabe qué, mi hermano? Dios tenÃa otro plan. La misericordia de Dios tenÃa otra idea. Génesis capÃtulo 3 versÃculo 22. Esta palabra, pero me impacta a mÃ, ¿ah? Y dijo Jehová, Dios, que aquà el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y sabiendo el mal.
O sea, cuando Eva comió, ya Dios dijo, es como uno de nosotros. ¿A qué ronca? Ahora, pues, que no alargue su mano y tome del árbol de la vida y coma y viva para siempre. Que Dios más malo querÃa matarnos. Que Dios más malo querÃa que nosotros nos destruyéramos. Eso es lo que uno pensarÃa. ¿Por qué no la perdonó? Si es tan bueno. ¿Por qué? Porque ese era el plan de Dios, ¿ah? ParecÃa que Dios estaba castigando al hombre, pero era todo lo contrario.
Era todo lo contrario. Ese era el proyecto de Dios. Esa era la victoria de Dios sobre Satanás. Por eso es que Satanás nos quiere tanto, ¿no? Dice JeremÃas 29.11 Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz y no de mal, para daros el fin que esperáis. ¿Pensamientos de qué? De bien. O sea, Satanás creyó que nos habÃa ganado. Pero Dios tenÃa otro pensamiento. Dios tenÃa otros planes. ¿Y sabes? Es que por eso es que Satanás nos odia.
Porque él no tuvo misericordia. Él no pudo recibir misericordia de parte de Dios. Él está condenado por la que en cambio nosotros no. Nosotros sà tenemos perdón. Nosotros sà tenemos esperanza. Nosotros sà podemos alcanzar otra vez la presencia de Dios en nuestra vida. Nosotros sà podemos hacerlo. Primera carta de Juan. CapÃtulo 3 versÃculo 8 dice El que practica el pecado es del diablo porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios.
Para deshacer las obras del diablo. Aquella separación que el diablo creó entre Dios y el hombre es obra de Satanás. ¿Cierto o no? Porque fue Satanás el que metió el pecado. Eso fue lo que el diablo hizo. Pero dice que para eso apareció el Hijo de Dios. ¿Para deshacer las qué? Las obras del diablo. Quiere decir que él va a deshacer esa separación y lo hizo con su muerte expiatoria en la Cruz del Calvario cuando él murió y el velo del templo se rasgó.
Nos volvió a unir. Nos volvió a permitir llegar a su presencia. Eso fue lo que hizo. Deshizo las obras del diablo. Para eso vino Jesús. ¿Amén o no amén? Y entonces ¿qué pasa? ¿Sigue siendo Dios malo o sigue siendo Dios bueno? Dios siempre ha sido bueno. Dios quiere darnos todo el paquete completo. ¿A dónde dijo que habÃa puesto el hombre? ¿Dónde es al principio? Que él mismo creó. ¿Dónde estaba el árbol de la ciencia del bien y el mal? En el paraÃso.
En el Eden. Apocalipsis capÃtulo 2 versÃculo 7 El que tiene oÃdo, oiga lo que el EspÃritu dice a las iglesias. El que deshiere le daré recomer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraÃso de Dios. ¿A dónde está? En el paraÃso. O sea, sigue ahÃ. ¿Qué quiere decir eso? Que nosotros vamos a volver al paraÃso. Cuando nosotros dicen que el que oiga lo que el EspÃritu dice a las iglesias. Al que deshiere.
Aquel árbol que nos dijo que no podÃamos comer, ahora seré el que me lo va a dar. Pero para dármelo yo tengo que volver a entrar al paraÃso. Para darme ese árbol yo tengo que volver a entrar a la presencia de Dios. Entonces, aquello que Dios me quitó no por odio, sino por misericordia que era el derecho a vivir para siempre me lo va a restaurar. Por eso Jesús vino a deshacer las sombras del diablo. Aquella condena de muerte ahora va a ser una condena de vida eterna, porque el mismo Dios dice que él me dará del árbol de la vida el corazón negro del paraÃso de Dios.
Amén. Yo no sé si usted quiere ir al paraÃso. Yo sÃ. Pero ¿qué tengo que hacer? El que tiene oÃdo oiga lo que el EspÃritu dice a las iglesias. Se lo dice al impÃo. Se lo dice al que está en la calle. Dios le habla a la iglesia. Amén. Y la iglesia somos nosotros. Pero es lindo jugar a la iglesita. Es lindo andar a la biblia bajo ese barco. Es lindo cantarse unos coritos. Es lindo. Pero ¿qué pasa con mi santidad? ¿Qué parte de la biblia vivo yo? ¿La que me conviene? ¿O todo asÃ? ¿Qué tanto de la biblia escudriño? ¿Qué tanto de la biblia pongo en práctica? Nosotros lo decimos mucho.
Yo puedo engañar a la iglesia. Yo puedo engañar a los hombres. Pero a Dios no lo voy a engañar. Dios conoce mi intimidad. Dios conoce mi corazón. Dios me escudriña dÃa a dÃa. Y el diablo también. El diablo sabe por dónde entrarme. Porque él anda buscando a quien devorar. El diablo no le tiene miedo a las iglesias llenas, mis hermanos amados. Le tiene miedo a las iglesias que adoran. Le tiene miedo a los cristianos que doblan rodillas.
A ellos. A los que él se sujeta. A los que hacen voluntad de Dios. A los otros ni los dan saber tan siquiera. ¿Ni los dan saber? ¿Para qué? Si ya están ahÃ. Un poquito de religiosidad que vaya, cante chiringuiriringuiringui unas ofrenditas, unos versiculitos y está contento. Pero sigue hablando con la serpiente. Pero sigue tomando el tiempo de Dios. Tomando las cosas de Dios para dárselo al mundo. Sigue sabiendo la diferencia entre el bien y el mal.
Pero sigue haciendo el mal. Sigue creyéndole más a la recompensa de Balaam que a la palabra de Dios. Esperamos todavÃa que una mora nos hable. Señor háblame. Pues se habla todos los dÃas. Está la Biblia. Hay programas, hay prédicas, hay enseñanzas, hay todo. Pero yo me alejo de eso. Ah no, yo con los curtitos del fin de semana estoy feliz. No, yo ya tengo suficiente palabra. Pero cómo está mi relación, mi familia, el altar de mi casa.
Cómo están los tiempos de oración, los tiempos de estudio de la palabra. Ah no. No, no, con lo que recibo. Nosotros lo recibimos mucho. Usted se acuerda que predicó su pastor hace 22 dÃas. Hace un mes. Porque la palabra viene, cae en tierra y llega a la semilla. El diablo se va. ¡Qué buena palabra dieron, pastor! ¿De qué hablaban? No me acuerdo, pero sé que era muy buena. Entonces no era tan buena. Pero andamos poniéndole oÃdo a Satanás.
Andamos creyendo que estamos preparados para coquetear con el pecado y salir victoriosos. Amado, sabe más el diablo por viejo que por diablo. Sabe más por dónde llegarnos. Sabe más por dónde entrar. Pero nosotros seguimos creyendo que sin oración, que sin ayuno, que sin estudio de la palabra, podemos resistir. ¡Ay, no! ¡Me pongo la armadura de Dios! ¡Y el escudo de la fe para que me lo tarde en el fuego del enemigo! Pero no estudia la palabra.
Pero vive en un puro pecado oculto. Pero vive maltratando a la vieja. Pero vive gritándole a los carajillos. Pero vive robándole a Dios. ¿Cuál armadura se está poniendo? ¿Cuál yelmo? ¿Cuál calzado? ¿Cuál espada? ¿Cuál corazón de justicia? ¿Cuál? En mi mente, nada más. Es como un abacar de lo que le digo a los chiquillos. En el mundo virtual es doña toda, pero en la realidad ¿será que acaso yo hablo y el enemigo escucha? ¿Huye? ¿Tiembla? Pablo sé quién es.
Jesús sé quién es. Pero ustedes no sé quién los dijo el endemoniado. ¿Será que mi nombre sà se conoce en el mundo espiritual? ¿Será que mi nombre pasando lista sà está en el Libro de la Vida? ¡Mirá! El hermano Santos aquà llegó. El hermano Santos. Jesús llegaba y los demonios temblaban. Pedro llegaba y las enfermedades se iban. ¿Por qué? Porque el espÃritu que estaba en Jesús estaba en Pedro. ¿Y pero yo? ¿Pero yo también? Romanos capÃtulo 8, versÃculo 11 El espÃritu que levantó a Jesucristo de los muertos mora en nosotros.
¿Cuál espÃritu es ese entonces? El EspÃritu Santo. Pero ese espÃritu yo tengo que tenerlo vivo. Ese espÃritu yo tengo que cultivarlo, que fortalecerlo. ¿Cómo? Con oración, con estudio, con presencia, con sometimiento. Dejando que Él sea el que me gobierne. ¿Y el discÃpulo es el diablo? ¿Y qué? ¿Pero qué es lo que tengo que hacer? ¿Someterme a quién? ¿A Dios? Pero yo no me someto a Dios. Él no se sometió a Dios, no se sometió a la Palabra.
Y eso fue lo que pasó. Si yo no me someto a la Palabra yo puedo hacer que me engañe. Nosotros le decimos Satanás no tiene que llegar a usted, amado, como le llegó a Job, quitándole todo. Al contrario, puede llegar dándole mucho. Y dándole mucho lo perdió también. Es que para eso el Señor me bendice. Para que usted tome guardia. Para que usted pague cable para ver pornografÃa. El Señor lo bendice para que usted le pague a una mujer de la calle.
Como los judÃos. Yo no la toco, sólo la veo. ¿Para eso? No. Ah, porque es que yo sirvo a la Iglesia. Yo soy diácono, yo soy pastor copastor, yo soy un judÃo. Profeta, serafina, alcalde del diablo. Pero mi relación con Dios dice todo lo contrario. Eva vivÃa en el paraÃso. Eva veÃa a Dios. Eva oÃa a Dios. Pero no obedecÃa a Dios. Tengo una Biblia. Conozco una Biblia. Voy a la Iglesia. Pero obedezco a Dios. Ah, que Eva man mala.
¿Cómo nos va a meter en este camarón? Ahora tenemos que ir a sembrar todo ese terreno y a ver si a la iguana no se le come los frijoles al pastor. Pero... Por culpa de Eva. ¿Pero nosotros qué estamos haciendo? El que no tiene minga, tiene mandinga, decÃa mi abuela. Es tiempo de que nosotros escuchemos más la voz de Dios. Esa voz que me dice eso que estás haciendo no me gusta. Eso que estás haciendo te va a traer pecado.
Eso que estás haciendo te va a dejar de mÃ. Eso te va a llevar a maldición. Señor, pero es que yo necesito eso. Necesito eso. Te estoy diciendo que es pecado. Llego lo hago después, Señor, porque me abandonaste, Padre. Señor, ayúdame, Dios. Estoy en desesperación. No me castigues, Dios. Yo le dije que le iba a pasar. ¿Ahora qué? Sométase a las consecuencias. Eva pudo ser perdonada por Dios, sÃ. Pero el pecado tiene que tener consecuencia. Usted no llame proceso a lo que Dios llama consecuencia por el pecado.
Ay, pastor, es que estoy pasando un proceso. ¿Cuál proceso? Estás pagando el mal por tu pecado. Es que estoy en una depresión porque Dios me está procesando. No. Usted está mal porque dejó entrar al chamuco a su vida. No le llame proceso. Llámele consecuencias. Y después no culpe a Dios. Porque qué fácil es culpar a Dios, hermanos. Qué fácil es echarle la culpa a otro. ¿Qué dijo Adán? ¿La mujer que qué? ¿Y por qué no fue asà cierto? Yo fui poco hombre.
Y no me paré. No me sostuve. Ella pecó, pero yo pude haber dicho, un momento, que si comieron, yo no voy a comer de eso. Pero él querÃa también. Y cayó. Amén. Vamos a orar, vamos a ponernos sobre nuestros pies, vamos a darle gracias a Dios por el tiempo que nos ha regalado, por la salvación que nos ha dado, por lo que nos dejó como promesa. ¿Cuál es? Que un dÃa estaremos de nuevo en su presencia, mis hermanos amados.
Un dÃa vamos a entrar comiendo de ese... Es que yo quiero ver qué es ese árbol. ImagÃnense lo hermoso que debe ser ese árbol en ese lugar tan bello. Es el paradiso. Padre, te damos gracias, Señor Dios de la gloria. Te agradecemos por la vida de cada uno de los que están en ese lugar, Señor. Te agradecemos por este lugar, amado Dios, por este lugar que estás abriendo, por esta obra, Señor. Te agradecemos, Señor, por este local, mi Dios.
Te pedimos, Dios, que tu presencia nunca falte, Señor. Padre, que lleguemos, Señor, se sienta tu unción, se sienta tu EspÃritu. Mi Dios amado, que podamos entender que la voz que retumba en este lugar, Señor, es la voz del EspÃritu Santo, Señor. Haga mordazas, calla, confunde al enemigo, Dios amado. No permita que nuestra mente y nuestro corazón, Señor, se confunda. Ayúdanos, Señor, inquiétanos, Padre. Despiértanos, Señor. Sacúdenos, Señor. Padre bendito, porque al enemigo no le duele la mano para mecerle la cuna a un cristiano dormido, Dios.
Pero tú, Señor, inquiétanos como el águila inquieta a los pollitos, Señor. Dios de gloria y de misericordia, Padre, para que podamos cada dÃa, Señor, buscar más de ti, para entender la diferencia entre el bien y el mal, para que entendamos las consecuencias, Señor, para que sepamos lo que te agrada y lo que no te agrada, Dios. Yo te pido que si hemos pecado, Dios mÃo, nos perdones, Señor. LÃmpianos, purificanos, santificanos, Señor amado. Te pido en el nombre poderoso de Jesús de Nazaret, dame entendimiento, dame, Señor, razocinio, Señor.
Aumentame la fe, como dijo ese hombre, Dios mÃo, para poder confiar, Señor, que tal vez en este momento veo mi alacena vacÃa, Señor, pero puedo tener la fe que tú proveerás, aunque venga Satanás con abundancia, Señor, yo pueda rechazarlo, porque sé que eso no te agrada, y sé, Señor, que tus pensamientos son de bien y no de mal para mi vida, Dios. Ayúdame a entender, Señor, mi llamado. Ayúdame a entender, Señor, mi lugar en esta tierra.
Ayúdame, Padre santo, Padre de la gloria, a comprender, mi Dios, que tú estás en medio de todo, que tú creaste un paraÃso para nosotros, y que un dÃa volveremos, Señor, ahà te lo agradezco, en el nombre de Jesús, Señor, te agradezco, Jesucristo, la obra que hiciste en la cruz, la redención, la sustitución, Señor, que tomaras mi lugar en ese lugar, Señor, en esa cruz, eso que fue maldición para muchos, Señor, mi Dios amado, ahora tú lo convertiste en una bendición, porque volveremos a estar delante de ti, Señor.
Ayúdame a mantenerme firme, Señor, con fuerzas, quizás no puedo, Señor, quizás soy débil en esa área, Señor, que el enemigo está atacando, quizás soy débil, Señor, y estoy prestando oÃdos, Señor, o he estado hablando con el enemigo, o he estado hablando con el diablo, Dios mÃo, ayúdame, Señor, a fortalecerme, ayúdame a correr, a entender, Señor, el hombre de sabio ve el mal y se aparta, ayúdame a apartarme, Señor, dame, Señor, una luz de esperanza, necesito agarrarme de ti, Señor, ayúdame que perezco, Dios mÃo, ayúdame, Señor, ayúda esta obra, Señor, a que aquà se predique la palabra, que de aquÃ, Señor, salgan ministerios, que de aquà sea un semillero, Dios, donde se alabe, se glorifique tu nombre, pero que se hagan discÃpulos, Señor, Dios, que lo pedimos en el nombre de Jesús, que limpies, purifiques y santifiques este lugar, Señor, para que nunca el enemigo pueda venir a tocar la mente de los que aquà se congregan, que los que aquà vengan, Señor, cruzando la puerta a Dios, padres, sientan la llenura del espÃritu, que este lugar, Señor, sea un lugar que vas a amar, Señor, donde la presencia de Dios se manifiesta, donde la gente diga, no sé qué se siente ahÃ, pero se siente algo, padres, eso es tu espÃritu trabajando, eso es tu espÃritu ministrando, que lo pedimos en el nombre poderoso de Cristo Jesús, Señor, y podemos decir confiadamente, amén, amén y amén, gloria a Dios por su palabra, damos un aplauso al que vive y al que reina, gloria a Dios gracias gracias Dios a través de tus oÃdos a través de tus oÃdos llegamos a tu corazón a tu corazón la mejor estación cristiana sonando las 24 horas los 365 dÃas del año 24 7 sonando pura música 24 7 sonando pura música 24 7 sonando pura música 24 7 sonando pura música 24 7 sonando pura música 24 7 sonando pura música cristiana 24 7 Jesús le dijo yo soy el camino la verdad y la vida nadie viene al Padre nadie viene al Padre si no es por mi si no es por mi si no es por mi si no es por mi si no es por mi si no es por mi si no es por mi si no es por mi si no es por mi si no es por mi si no es por mi si no es por mi si no es por mi si no es por mi si no es por mi si no es por mi si no es por mi si no es por mi si no es por mi si no es por mi si no es por mi yo no trajo hasta aquà para volver a entrar yo no trajo hasta aquà para volver a entrar yo no trajo hasta aquà para volver a entrar yo no trajo hasta aquà para volver a entrar yo no trajo hasta aquà para volver a entrar yo no trajo hasta aquà para volver a entrar yo no trajo hasta aquà para volver a entrar aunque digan que mi fuerza haya yo nunca teme yo nunca teme yo no trajo hasta aquà para volver a entrar yo no trajo hasta aquà para volver a entrar yo no trajo hasta aquà para volver a entrar yo no trajo hasta aquà para volver a entrar yo no trajo hasta aquà para volver a entrar yo no trajo hasta aquà para volver a entrar yo no trajo hasta aquà para volver a entrar yo no trajo hasta aquà para volver a entrar yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme yo nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme eu nunca teme sim aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia aleluia 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