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The media played a significant role in shaping the image of Pablo Escobar as one of the most powerful drug traffickers in the world. Initially portrayed as a modern-day Robin Hood, the media spread his charitable acts and presented him as a defender of the poor. However, as Escobar became more violent and powerful, the media focused on his crimes and addiction to drugs, creating a perception of him as a monster. In 1988, his involvement in the bombing of the Monaco building and the murder of the Minister of Justice intensified media coverage, further solidifying his image as a ruthless criminal. This media coverage fueled fear and paranoia in Colombia, and internationally, Colombia was seen as a dangerous and corrupt country. Los medios de comunicación y la construcción de Pablo Escobar como uno de los narcotraficantes más poderosos del mundo. Durante su reinado, a mediados de la década de 1980, su imagen fue moldeada por los medios de comunicación de una manera que tuvo un impacto significativo en la cultura colombiana y mundial. En los primeros años de su carrera criminal, Escobar cultivó la imagen de un Robin Hood moderno. Se presentó a sí mismo como un defensor de los pobres y necesitados, y gastó millones de dólares en obras de caridad en Medellín. Los medios de comunicación, ansiosos por encontrar un ángulo positivo para una historia tan oscura, ayudaron a difundir esta imagen. A medida que Escobar se hizo más poderoso, su imagen se volvió más oscura. Los medios de comunicación comenzaron a centrarse en su violencia y su adicción a las drogas. Escobar fue responsable de la muerte de cientos de personas, incluidos policías, jueces, periodistas y civiles. Los medios de comunicación no duraron en mostrar la violencia de Escobar, lo que ayudó a crear una imagen de él como un monstruo. En la década de 1990, Escobar se convirtió en un ícono cultural. Su historia fue contada en libros, películas y programas de televisión. Los medios de comunicación continuaron fascinados por él, incluso después de su muerte en 1993. La imagen de Escobar como un antihéroe complejo y fascinante se ha mantenido hasta el día de hoy. Para 1988 fue un año crucial en la historia de Pablo Escobar. En ese año fue responsable de la bomba en el edificio Mónaco, que mató a 38 personas, incluidos los hijos de un magistrado colombiano. Este evento provocó una redacción internacional contra Escobar y los medios de comunicación comenzaron a centrarse en su violencia y su criminalidad. La cobertura de los medios de comunicación de Escobar en 1988 ayudó a crear una imagen de él como un monstruo. Los medios de comunicación se centraron en sus actos de violencia, como la bomba en el edificio Mónaco y el asesinato del ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla. También se centraron en su riqueza y su poder, que le permitían controlar a la policía y a los políticos. Esa cobertura ayudó a crear un clima de miedo y paranoia en Colombia. Los colombianos estaban aterrorizados por la violencia de Escobar y el gobierno colombiano parecía imponente para detenerlo. Además, la imagen de Escobar como un monstruo también se extendió a nivel internacional. Los medios de comunicación de todo el mundo publicaron historias sobre Escobar y lo retrataron como un narcotraficante despiadado que estaba destruyendo a Colombia. La cobertura de los medios de comunicación de Escobar en 1988 tuvo un impacto significativo en su imagen y en la percepción de Colombia. La imagen de Escobar como un monstruo ayudó a alimentar el miedo y la paranoia en Colombia y también ayudó a crear una percepción de Colombia como un país peligroso y corrupto.