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Romanos 10 del 14 al 21 Sem 58 Como Servir a Dios  Sab 16 Diciembre 2023

Romanos 10 del 14 al 21 Sem 58 Como Servir a Dios Sab 16 Diciembre 2023

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Olivo Verde is a community focused on the systematic and respectful study of the Word of God. In Romans 10:14, Paul expresses his desire for his fellow Israelites to know and believe in the Lord. He emphasizes that salvation comes from believing and invoking the name of the Lord. Paul poses four questions about how people can believe and invoke if they have not heard or if no one preaches to them. He highlights the importance of sharing and exposing the Word of God to others, as it is the responsibility of every believer. The word "predicar" (to preach) in Hebrew means to tell, invite, and share. It is not just about repeating a prayer but about truly believing and sharing the message of salvation. Olivo Verde es una comunidad enfocada en el estudio sistemático y respetuoso de la Palabra de Dios. El contenido de su producción se basa en el trabajo verso a verso del texto bíblico. Hermanos, al llegar aquí a Romanos 10, 14, recordemos que la primera parte de los versículos, Pablo está muy interesado, o trata de introducir un poquito más el tema de lo que está pasando con Israel. Y él dice, yo quisiera que mis hermanos israelitas se conviertan, yo quisiera que mis hermanos israelitas conozcan al Señor. Y casi que, paso a paso, paso a paso, da una forma, da un modelo, que es el modelo, que de alguna manera, está diciendo, es muy sencillo, ya nadie puede bajar, subir al cielo, bajar al Señor, ni bajar a las profundidades, atraer al Señor, nadie tiene que hacer nada, no hay ninguna necesidad de hacer ninguna cosa rara ni extraña. Entonces, hoy entramos al verso 14, pero el verso 14 hay que entenderlo desde el verso 13. ¿Por qué? Porque recuerde que el texto dice, porque todo el que invoque el nombre del Señor será salvo. Claro, ese es un todo condicional. Ese todos, es un todo condicional. Dijimos la semana pasada, que cuando la Biblia dice invocar, es algo muy, muy, muy, muy profundo lo que está tratando de decir, porque está diciendo que quien invoca obedece, que quien invoca se somete, que quien invoca reconoce. Y no todo el mundo, todo el mundo dice ahí, ¡Jesucristo! ¿Qué dice usted cuando se baja el dedito, golpea el dedito gordo del pie derecho? No conteste. Sí, pero lo que no dice, lo que dice no es Jesucristo, olvídese, o sea. ¿Sí me va a entender? O sea, si todo el mundo que invoque el nombre de Jesucristo sería salvo, como lo dice ahí, lógicamente, hermanos, todo el mundo sería salvo, ¿no? Tiene cierta lógica, ¿no? Bueno, pues eso no funciona así. Eso no funciona así. Dijimos la semana pasada que invocar tiene que ver con una persona que simplemente reconoce, depende, necesita a Dios. Y técnicamente para los judíos, la expresión que Pablo está utilizando, de hecho lo está escribiendo en griego, lo está escribiendo en griego, pero la mentalidad de lo que está escribiendo es en hebreo, una invocación para un judío es muy importante, es sumamente importante. Entonces yo quiero que usted vea que esta expresión Pablo termina diciendo la semana pasada, en nuestra presentación de la semana pasada, vimos que Pablo dijo, bueno, el que invoque el nombre del Señor será salvo. Entonces usted ve que por tradición se le ha dicho a la gente, pase adelante, entregue su vida al Señor, levante la mano y repita conmigo, Señor Jesús, en este momento te entrego mi vida. Y hemos dicho que la gente salva. Con los años nos hemos dado cuenta que por lo menos la gente reconoce haber hecho algo así. Pero sabemos, usted y yo sabemos, que el momento de nuestra salvación no necesariamente fue el momento de cuando hicimos ese acto, ese acto de confesión de alguna manera. ¿Por qué? Porque Pablo está explicando claramente que para poder confesar usted necesita creer. Para poder creer y confesar, la confesión implica que usted invoque. Una cosa es confesar y otra cosa es invocar. Lo vimos la semana pasada. Quien invoca al Señor sabe lo que está haciendo. Quien invoca al diablo sabe lo que está haciendo. Y cuando Pablo está tratando de explicarnos esto, lo está diciendo que el pueblo de Israel lamentablemente no cree, porque es demasiado fácil, ¿no es? ¿Qué es lo fácil? Lo fácil es invocar. No, lo fácil es someterse al Señorío de Cristo. Pero ellos no lo reconocían. Entonces entra Pablo en el 14, versículo 14, ahora bien, y lanza cuatro preguntas. Y en esas cuatro preguntas noten que lo que dice, exactamente en esas cuatro preguntas, damas y caballeros, lo que Pablo dice es ahora, allá en el año 54, en aquel rústico lugar en Roma, ellos leyeron esta carta y dijeron, los judíos estaban ahí sentados, o parados, o como fuera, y los gentiles dijeron, entendieron esto, como usted esta noche lo tiene que entender. Porque aquí quien está hablando es el Espíritu Santo a través de Pablo. Ahora bien, ¿cómo invocarán aquel en quien no han creído? Ahí está, ahí empieza Pablo a decir, miren qué fácil, los judíos no creen en el Señor. ¿Cómo creerán en aquel en quien no han oído? ¿Y cómo oirán si no hay quien les predique? Entonces aquí este es el versículo que muchos pastores le dicen, usted tiene que invitar gente a la iglesia, y ojalá lo haga, ojalá lo haga, ojalá lo hagamos. Que usted invite a alguien a la iglesia está bien, pero el problema no es que usted lo invite, es que usted también entienda que cada vez que usted invite a alguien, le tiene que dar un seguimiento a una persona. De alguna forma le tiene que dar un seguimiento a una persona. Y eso es lo que usted tiene que entender, y yo tengo que entender, que es lo que nos cuesta a todos entender. Entonces, la cuarta pregunta está en el 15, son cuatro preguntas. La primera pregunta es, el que invoque el nombre del Señor será salvo. ¿Pero cómo pueden invocar si no creen? ¿Ven por qué el asunto no tiene nada que ver con repetir una buena oración? Tiene que ver con el hecho de que definitivamente tienen que creer. Pregunta cuatro, ¿Quién predicará sin ser enviado? Entonces claro, si usted ve la palabra predicar, todo el mundo va a ir por el partecho. Y no es conmigo el asunto. Pues yo quiero que usted me entienda que obviamente el mundo no se va a salvar por la predicación de Federico Acuña, ni por la predicación de Billy Graham. No se va a salvar el mundo por la predicación, sino por la predicación de la iglesia y el pueblo de Dios. La palabra predicar que está usando Pablo es muy interesante. Muy, muy interesante. Porque Pablo está hablando que, de lo que estamos hablando de la salvación de los judíos, lo están diciendo los judíos a Pepe para que entienda Antonio. A Antonio para que entienda Pancho. La salvación se va a dar si la persona puede invocar. Pero no puede invocar si no cree. Y no cree si no oye. Para empezar, la primera definición de predicación es esta. Para empezar, lógicamente, el Espíritu Santo no está pensando en que usted agarre la Biblia, se pare en la casa, y cuando alguien se está bañando, se van a pegar gritos como un loco, predicándole la Biblia y diciéndole cosas porque le van a echar un poco de agua. Y ya lo hicimos. Algunas personas hemos hecho cosas muy extrañas a través del tiempo y por eso me bajaron a mí de un bus de Guadalupe. ¿Usted me entiende? La palabra que usó Pablo se llama queruso. Es queruso, predicar. Pero resulta que la palabra que usó en griego es queruso, que significa proclamar o presentar. Entonces, ya simplemente ahí ya tenemos un montón de cosas interesantes que usted tiene que empezar a escuchar, y es que la acepción, la mejor acepción, la mejor definición de la palabra predicar es exponer. Claro, si usted tiene la oportunidad ahora en Navidad de que van a hacer una oración, y usted puede decir, le damos un pedacito de la Biblia, y usted lo lee, y quiero decirles que Dios dijo, eso es proclamar, eso es presentar, y eso es exponer. Pero realmente lo que Pablo está tratando de decir es que usted y yo tenemos la responsabilidad de exponer la palabra a todo el mundo. Ahora, como ya le expliqué, Pablo escribió en griego, pero está pensando en hebreo. Y en hebreo la palabra significa, me fascina, me pareció sencillamente mortalmente importante, la palabra que usó Pablo en su cabeza es cará. Contar, y noten la palabra, la acepción más fuerte es convidar. Entonces predicar, no es lo que usted está diciendo, sí, sí, sí, ahí lo está viendo usted, dice proclamar, esto es lo que está presentando el texto, estamos trabajando en el texto, estamos tratando de que el texto, que usted entienda que todos, sin excepción, tenemos la responsabilidad de exponer, de contar, de convidar. La palabra convidar es compartir algo que usted tiene. Ahora, yo voy a ser muy sincero, la gente no se va a salvar porque usted le diga que Cristo le ama. La gente no se va a salvar porque usted le diga que Dios tiene un propósito para la vida de esa persona, eso es lo único que sabemos decir. ¿Está mal decir eso? No, no está mal decir eso, está mal que solo eso podamos decir, eso está mal. Ahora, yo con todo mi corazón, yo no quiero caerle mal a nadie, pero usted tiene que entender que ¿para qué se metió en esto? ¿Para qué se metió en esto? ¿Para qué se hizo? ¿Para qué se metió en esto? Si hubiera quedado ahí en mesa, tranquilo, y nadie lo viene a fregar a usted con decirle a usted que usted es un vagabundo, que usted es un echado, que usted solo piensa en usted, que usted es un egoísta, y que a usted no le importa que la gente se pierda o se salve. Perdón, es que, entiéndame, yo no puedo decirlo de otra manera. Todos aquí, todos, sin excepción, tenemos esta responsabilidad. Yo no puedo, yo no puedo esta noche decirle a usted, si yo tuviera la forma de medirles a cada uno de ustedes esta noche, a cada uno, empezando por Federico, el nivel de egoísmo de cada uno de nosotros, saldríamos, miren, saldríamos con los triglicéridos por el cielo, para que usted me entienda. Los que han estado siguiendo la serie de los hechos, en los martes, ustedes se han dado cuenta que la forma en que Pablo ha presentado la palabra ha sido de forma muy inteligente, sumamente inteligente. Pablo ha tenido argumentos para la ocasión, para la gente, para el momento, Pablo se ha preocupado por ese detalle. Entonces yo quise extraer, yo quiero que esta noche usted se haga la pregunta, si usted entiende esto, si usted cree en esto, si usted entiende esto, si usted le parece esto, porque yo le pregunto a usted, ¿qué es lo que usted tiene que decir de una persona? ¿Qué es lo que? Don Luis me estaba contando un día de esto, y es cierto, los testigos de Jehová llegan y van tan programados, tan programados, que son como las hormigas, si usted les pasa el dedo por la línea donde van en fila, los pierde. Pero si usted no les pasa el dedo, y lo dejan a uno bateado. Los testigos de Jehová saben lo que tienen que decir. Los mormones saben lo que tienen que decir. Todo el mundo sabe que Dios es bueno. No sabemos qué decir. Lógicamente, yo tengo que decirles, número uno, la primera línea, de lo que usted tiene que conocer en su vida para poder compartir, para poder convidar a alguien, que me encanta esa palabra convidar, está maravillosa. La primera línea, eso tiene que ponerle con la Biblia. Háganse el propósito, hay algunos católicos, háganse el propósito, que en el 2024, la palabra de Dios ocupe el lugar de un montón de cosas que hoy no lo ocupan. Número uno, todo hijo de Dios y toda hija de Dios, toda persona que se aprecia de tener una experiencia personal con el Señor, debe de conocer, debe de saber esto de memoria, debe de conocerlo, debe de tener claridad sobre esto. Dios bendice a los que son pobres de espíritu y se dan cuenta de la necesidad que tienen de Él, porque el reino de los cielos les pertenece. ¿Por dónde se empieza? ¡Por aquí! Todos tenemos un espíritu, pero la gente no lo sabe, la gente piensa que los psicólogos son los salvadores del mundo. Y lo que la palabra, la palabra de Dios, la Biblia dice, todos los pobres de espíritu, lo primero que una persona necesita reconocer en su vida, que es, damas y caballeros, que todos tenemos un espíritu y algunos los tenemos vivos y otros los tenemos como... en muerto. Y por eso es que la gente se sigue matando y la gente sigue viviendo con una vida una vida infeliz, bueno, es que la palabra infeliz tampoco cabe porque eso no se trata de felicidad, o sea, se trata de realmente entender que es Dios quien nos llena la vida, pero que todo parte de que la misma Biblia, Mateo 5, 33, usted tiene que saber, tiene que saber decirle a otra persona que todos necesitamos reconocer nuestra condición espiritual, ¡que necesitamos reconocer! ¡Es que tengo depresión! No, no, venga, si estás aquí, confíase, para que vea que se le quita. La gente no necesita terapia, necesita arrepentimiento. ¿Me estoy dando a entender? ¡Véalo, no es un invento mío! La Biblia dice que la gente que reconoce su pobreza espiritual, es más, vea lo que dice, el reino de los cielos les pertenece. Número uno, toda persona necesita saber que todos tenemos un espíritu y lo tenemos vivo o lo tenemos muerto. Número dos, ¿qué le decimos ahora a la par del árbol conversando con la gente que nos va a preguntar? ¡Siempre vas a esa iglesia! ¡Siempre sos evangélico! ¡A ver, ¿por qué está tanta Biblia en esta casa? ¿Por qué es que están orando? ¿Por qué oran tanto? Toda persona necesita saber, les he dicho todo lo anterior, ¿para qué qué? ¡Para que en mí tengan paz! ¡No hay otro lugar! ¡En mí tengan paz! Aquí en el mundo tendrán muchas pruebas y tristezas. ¡Pero anímense! Porque a través de mí, por lo que yo estoy haciendo con ustedes, por lo que yo ya hice, por lo que yo ya soy, por lo que yo realmente vine a hacer, yo vencí al mundo. La segunda cosa que usted tiene que saber para servir a Dios, para verdaderamente servir al Señor, no es que usted le diga, ¡Es que viera que... ¡Deje de estarle sobando la espalda a la gente! ¡Deje de estarle sobando la espalda a la gente! ¡Lo que usted está haciendo es sobandole el alma! ¡Y sobarle el alma a la gente no fue lo que le mandaron a usted hacer! ¡A nosotros no nos mandaron a hacer sobalmas! ¡Nos mandaron a decir a la gente la verdad de Dios, y la verdad de Dios es que en este mundo se va a sufrir! ¡Amén! Y mucho, no toda persona que llega llorando y llega triste, tiene una herida. ¡No es cierto! Para empezar, ese asunto de las heridas no existe. No hay forma de demostrar que existe una emoción herida. Existe una forma de demostrar que le pasó algo y que todavía le duele. ¡Eso sí! Pero que eso sea más importante que lo que el Señor hizo, se llama soberbia. Entonces arrepiéntase del pecado soberba. Pídale perdón a Dios por la soberbia. ¡No! ¡No perdone a fulano o berencejo! Pídale perdón a Dios, usted, o yo, o la persona, porque usted quiere seguir sufriendo por el pasado. La segunda cosa que todo hijo de Dios debe saber hablar cuando habla con alguien es que sólo Cristo nos promete enseñarnos a sufrir. Sólo Dios nos enseña a sufrir. Nadie nos enseña a sufrir. Nadie quiere que suframos. Si Nuri empieza a llorar, Ernesto la agarra y la abraza y le dice ¡Mamita, no llore! Entonces ya se viene ya se viene Silvia y abraza a Nuri. Nadie quiere que Nuri sufre. ¡Déjenla llorar! ¡Déjenla que sufra! Porque la palabra de Dios dice que es Dios quien nos enseña a sufrir. Sólo Cristo promete enseñarnos a sufrir. ¿Qué tiene que tener usted a flor de labios? ¿Qué tiene que saber decir usted? Que solamente Dios nos enseña a sufrir. Ahora, en ninguna parte dice, en ninguna parte dice que Dios nos quita el sufrimiento. Ahí dice que en este mundo vamos a tener pruebas y tristezas. Sólo Cristo nos promete enseñarnos a sufrir. Es más, quiere que le diga algo. Para caerle bien mal, bien mal, bien mal, bien mal. Muchas de las cosas que nosotros hacemos, las hacemos para ir posponiendo lo que no queremos enfrentar. Porque tarde o temprano vamos a tener que enfrentarnos a ese dolor y a ese sufrimiento. Tarde o temprano. Y vamos a tener que sufrir. Es inevitable. Entonces, ¿qué puede usted decirle a la persona que la persona no sabe? La única forma de sufrir en esta tierra es si Dios está. Juan 15, 5. De memoria. Péguelos en el baño. ¿Va que está con el teléfono en el baño, ahí sentado? Péguelo en el baño y se lo prende de memoria. Ciertamente, yo soy la vida. Ustedes son las ramas. Los que permanecen en mí y yo en ellos, producirán muchísimo. ¿Por qué? Separados de mí no pueden hacer nada. A mí no me preocupa que la gente no entienda esto como usted lo está entendiendo. ¿Sabe qué está diciendo aquí? Aquí dice que la gente tiene éxito sin Dios en lo que quiere hacer, pero ni sabe lo que está haciendo. Véalo. Dice, separados de mí. ¿Cómo separados de mí? Si el Facebook está lleno de graduaciones, de quinto año, de colegio, de universidad. Un montón de gente que ha logrado cosas. Es que eso no es lo que hay que hacer. Eso no era. A mí eso me parece grave, hermanos. Porque ahí lo que dice es separados de mí no pueden hacer como nada. Porque ahí lo que dice es que usted no puede hacer nada separado de Dios. Y cómo la gente saca carreras, universidad, se casa, hace un montón de cosas, va a la frontera en carro nuevo. Es que eso no es. Eso no es. Tercera cosa. Solo existe una vida. Lo demás son ensayos. Yo quiero que prosperes en todo. Así como prospera tu alma. Si el alma no está prosperando, así se compra el carro más caro y la casa más cara y saque las mejores carreras y las mejores universidades. Si el alma no está prosperando, eso no es Dios. Es muy difícil decir eso. Ciertamente yo soy la vida. Yo soy quien da el alimento. La gente está sostenida de mí. Ustedes son las gamas. Los que permanecen en mí y yo en ellos, producirán mucho fruto. Porque separados de mí nada podemos hacer. Tenga cuidado porque lo que dice ahí es que solamente existe una vida. ¿Qué más es? Bateando. Y en los bateos le va uno bien. Por Dios. Hacer que a uno le salgan las cosas es facilísimo. Usted tiene que saber qué decir. Lo que la palabra está diciendo es no le rían las gracias a la gente. Que una persona se compre una casa, sus hijos estudien en Harvard o en Oxford o en donde sea y los güeyes están ya graduándose y hablen 15 idiomas y entiéndame, son ensayos. Los ensayos no es la vida. Porque nadie puede hacer nada si no está pegado a la vida verdadera. ¿Qué más? Bateo 6.31-32, famoso texto. Así que no se preocupen por todo esto diciendo qué comeremos, qué beberemos, qué ropa nos pondremos. Hermanos, dice la Biblia. No nos engañemos. Esto no es cierto. Lo que es cierto es la palabra. Estas cosas dominan el pensamiento de los inquilinos. Mentira hermanos. Mentira. Hasta los calzoncillos aplanchan a la gente. Usted me va a entender. Seamos sensatos con estas cosas. Dice la Biblia que el pensamiento no lo invierta, no bote tiempo en un pensamiento resolviendo lo que Dios está pensando en resolverle a usted. Realmente la profundidad de esto yo creo que nos daría toda la noche para poder darnos cuenta que la palabra de Dios nos está llevando a que tengamos un pensamiento enfocado en el Señor. No porque nosotros pensamos que todo nos va a caer del cielo. No, no, no. Que yo no puedo ponerme igual quítense de la cabeza la plata y la ropa. Vean lo que dice el texto. Que nos ponemos al mismo nivel que la gente inquilina. No puede ser. No puede ser. Esas cosas dominan. Dominan. Dominan el pensamiento de los incrédulos. Pero su Padre Celestial ya conoce todas sus necesidades. Tenemos que saber que hay que buscar el reino de Dios por encima de todo lo demás llevando una vida justa y Él nos dará todo lo que necesite. Dice el verso 33 en la versión nueva traducción viviente me gusta mucho como lo presenta. Más buscar primeramente el reino de Dios y su justicia y todo será añadido. Ok. Aquí está como quien dice en dibujitos explicado para nosotros. Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa y Él les dará todo lo que necesiten. ¿Qué tenemos que aprender? ¿No podemos confiar en lo que pensamos? ¿Usted necesita eso que se va a comprar? ¿Es malo que se lo compre? No. Lo malo es que usted esté al mismo nivel que los incrédulos. Sin eso usted no vive. Una más. Creo que tengo una más. Sí. Esta me encanta. Mateo 16-26 La gente dice todo el mundo sabe lo que tiene hasta que lo pierde. No. Mateo 16-26 nos explica claramente que todo el mundo sabe lo que tiene, lo que no piensas que un día lo va a perder. ¿Qué beneficio obtienes si ganas el mundo entero pero pierdes tu propia alma? Y hace la pregunta, Mateo, ¿hay algo que valga más que tu alma? Dice el alma. Y el alma es el Dios de muchos de nosotros. El alma nos controla. El alma nos hace creer que yo no merezco o que sí merezco A, B o C. ¿Qué tenemos que saber? Estar bien. Y que Pablo está hablando de estar vivo. Pablo está hablando de la salvación. Y le está diciendo a Chucho para que entienda a Pedro. Lo que Pablo está diciendo es que Israel se quedó con estar bien. Haciendo y comprometido con las obras. Comprometido con lo que tiene que hacer. Entonces entramos al verso 16. ¿Lo ven? O sea, en cinco pensamientos usted puede predicar si está en su corazón. Pero ni usted mismo lo sabe. Ahora viene la explicación. Dice, sin embargo no todos los israelitas aceptaron las buenas nuevas. Israel dice, Señor ¿Quién ha creído nuestro mensaje? Hermanos, ni al mismo Jesús se le convirtió a todo el mundo. Ni a Pablo. Ni a Pedro. Hubo gente que no se les convirtió. Pero si nos dice, no todos los israelitas aceptaron las buenas nuevas. Su responsabilidad es predicar. Su responsabilidad, así que la fe ahí dice, así que la fe es por el oír. Y el oír por la palabra de Dios. Pero la palabra de Dios tiene que ser expuesta para que ellos oigan y que esa palabra produzca fe. Cuidado con ese versículo. Ese versículo dice que la palabra de Dios produce fe. Ahí dice que la palabra de Dios abre el oído para que yo tenga fe. Hermanos, ¿saben qué nos están diciendo? Que no es su problema ni mi problema lo que Dios haga cuando ustedes lo que están convidando y compartiendo a la gente es la palabra. ¿Por qué están ustedes aquí esta noche? Por la palabra. Porque están detrás de la palabra y todos tenemos mil intereses diferentes y mil prioridades diferentes. Dieciocho. Lamentablemente lamentablemente el primo Jorge lamentablemente la tía Marielos, el tío Oscar no quieren. Véanlo. ¿Ha escuchado la gente el mensaje del Señor, sí? Claro que sí. El mensaje se ha difundido por toda la tierra y sus palabras por todo el mundo. La primera que nos preguntaron es ¿oyó el mensaje? La segunda que nos preguntaron es diecinueve, versículo diecinueve. Vuelvo a preguntar, ¿entendió realmente el pueblo de Israel? ¿Entendió entendió el pueblo de Israel? Por supuesto que sí. Pues incluso en el tiempo de Moisés, Dios dijo despertaré sus celos con un pueblo que ni siquiera es una nación, provocaré su enojo por medio de gentiles insensatos, nosotros, al pueblo de Israel. Y claro, lógicamente, no me puedo quedar aquí porque la verdad es que ya lo entendimos. Lo que el Señor está diciendo es ustedes están vivos. La gente que no tiene al Señor, aunque le vaya mejor que ustedes, está muerta. Y la gente muerta es provocada a celos, explicándolo desde la realidad de Israel. Israel dice, pero esa gente esa gente alaban, existe una organización en Israel que se llama Judíos para Cristo. Y ahora con toda esta locura del asunto de la guerra, le está dando seguimiento a la organización. Y es interesante, los judíos no entienden por qué razón los cristianos que están bajo esa organización están tan preocupados por todo lo que les está pasando. La gente de Judíos para Cristo está entrenada para hablar con los judíos hablando del Antiguo Testamento. Ellos saben mucho, dicen, saben mucho. 19-20. Pero ¿qué dice Dios? Aquí está la respuesta del Señor. Dios no sabe lo esperado. Luego Isaías habló. Y claro noten que Pablo está citando profecías de Isaías, diciéndole chiquillos, esto estaba ya más que cocinado. Ya el Señor sabía lo que se iba a hacer. Ya el Señor había dicho que era lo que iba a pasar. Luego Isaías habló audazmente de parte de Dios. Me encontraron personas que no me buscaban. Le mostré a los que no me preguntaban por mí. ¿Por qué toda esta parte después del 16? Para que usted no sea miedoso y abra la boca y se dé cuenta de que tiene que decir algo. Dios le bendiga. ¿Para qué va a decir Dios le bendiga? ¿Qué gano con decir eso? Diga algo. Me gusta esto. Me encanta porque ese pero y con respecto a él pareciera que como que están oyendo. Como que el Espíritu Santo sabía que iba a pasar años después. Pero con respecto a Israel, Dios dijo, todo el día les abrí mis brazos pero ellos fueron desobedientes y rebeldes. A usted y a mí nos toca predicar. Aquí no hay ninguna persona que no tenga o que tenga una carta que lo exonere del servicio militar. ¿Me está escuchando? Todos, sin excepción, aquí, tienen que cumplir con el servicio militar. Pues se la va a seguir jugando. Dios le bendiga. Cristo le ama. Dios tiene un propósito. Yo sé seis. Estar bien no es estar vivo. Mateo 16, 26. No todo pensamiento es confiable. Mateo 6, 33. Solo existe en la vida. Los demás son ensayos. Juan 15, 5. Solo Cristo nos promete enseñarnos a sufrir. Juan 16, 33. Todos tenemos un espíritu. Todos. Vivo o muerto, pues lo tenemos. Mateo 5, 33. Ya terminamos el capítulo 10. Señor, yo te doy gracias en esta noche.

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