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Olivo Verde is a community in Costa Rica focused on the systematic and respectful study of the Bible. They base their production on verse-by-verse analysis of the biblical text. The message from God to Jeremiah emphasizes the importance of listening and obeying God's word. The analogy of the potter and the clay shows that God can shape and mold us, but we also have a choice to allow Him to do so. The passage highlights the need for repentance and obedience to God's commands. The people of Judah had forgotten God and turned to idols. The message is relevant today as we are reminded to prioritize God in our lives and avoid following misleading paths. La siguiente es una producción de la comunidad Olivo Verde, Costa Rica. Olivo Verde es una comunidad enfocada en el estudio sistemático y respetuoso de la Palabra de Dios. El contenido de su producción se basa en el trabajo verso a verso del texto bíblico. Somos Olivo Verde, Costa Rica. Olivo Verde es una comunidad enfocada en el estudio sistemático y respetuoso del texto bíblico. El contenido de su producción se basa en el trabajo verso a verso del texto bíblico. Olivo Verde es una comunidad enfocada en el estudio sistemático y respetuoso del texto bíblico. Olivo Verde es una comunidad enfocada en el estudio sistemático y respetuoso del texto bíblico. Olivo Verde es una comunidad enfocada en el estudio sistemático y respetuoso del texto bíblico. Olivo Verde es una comunidad enfocada en el estudio sistemático y respetuoso del texto bíblico. Olivo Verde es una comunidad enfocada en el estudio sistemático y respetuoso del texto bíblico. Olivo Verde es una comunidad enfocada en el estudio sistemático y respetuoso del texto bíblico. Olivo Verde es una comunidad enfocada en el estudio sistemático y respetuoso del texto bíblico. Olivo Verde es una comunidad enfocada en el estudio sistemático y respetuoso del texto bíblico. Versículo 4 Dice, pero la vasija que estaba modelando se deshizo en sus manos, así que volvió a hacer otra vasija hasta que le pareció que había quedado bien. Versículo 5 En ese momento, la palabra del Señor vino a mí y me dijo, Pueblo de Israel, ¿acaso no puedo hacer con ustedes lo mismo que hace este alfarero con el barro?, afirma el Señor. Ustedes, pueblo de Israel, son en mis manos como el barro en las manos del alfarero. Versículo 7 En un momento puedo hablar de arrancar, derribar y destruir a una nación o a un reino, pero si la nación de la cual hablé se arrepiente de su maldad, también yo desistiré del castigo que había pensado infringirles. Versículo 9 En otro momento puedo hablar de construir y plantar a una nación o a un reino, pero si esa nación hace lo malo ante mis ojos y no me obedece, yo desistiré del bien que había pensado hacerles. Para efectos prácticos, brinquemos al versículo 15. Perdón que no lo pasara. Dice el versículo 15, Sin embargo, mi pueblo se ha olvidado. Quema incienso a ídolos inútiles que los hicieron tropezar en sus caminos en los senderos antiguos. Los hicieron caminar por sendas y veredas escabrosas. En primera instancia, por favor note que hay un emisor y el emisor es Dios. Es Dios que nos quiere dar un mensaje. Dios le habla a Jeremías para que Jeremías posteriormente le dé el mensaje al pueblo de Dios, a Judá. Y yo diría que es una palabra para nosotros hoy, así es la Biblia, un libro riquísimo. El mensaje que Dios le da a Jeremías, ahí dice, vino a Jeremías de parte del Señor, con mayúscula. El mensaje tiene un sentido de urgencia. Levántate y baja ahora mismo. Tiene un sentido de urgencia muy particular, un sentido muy claro. Haga caso, muévase. Me pregunto, ¿cuántas veces me ha hablado Dios de diferentes formas? Con un sentido de urgencia parecido a este que le está indicando a Jeremías. Y por mi trabajo, por mis afanes, por muchas circunstancias, no me he permitido escuchar a Dios. Ni tan siquiera me doy cuenta de que Dios me quería hablar o que Dios me está hablando. Esto es una pregunta muy personal. Yo creo que por eso existe el libro de Eclesiastes, ¿se acuerdan? Todo tiene un tiempo. Hay tiempo de reír, tiempo de gozar, tiempo de llorar, tiempo de trabajar. Un libro precioso. Ese es el mensaje. Dios le dice a Jeremías o le da un lugar exacto, específico. Es allí, en la casa del alfarero. Yo creo que la palabra que domingo a domingo nosotros escuchamos en esta iglesia, es una palabra muy, muy apegada a las Escrituras. Muy apegada a las Escrituras. Y entiendo que hay hermanos que quieren buscar en diferentes medios y en diferentes otros recursos, pero la palabra que aquí se comparte es una palabra muy apegada al texto. No así la que yo escucho en la radio o en la tele o en algunos predicadores o en la mayoría de los predicadores. Repito, Dios escoge el lugar y usted decide si se congrega o no se congrega. Creo que en muchos casos, y hablo para mí, Dios me ha querido hablar y yo no he estado presente. Eso es una verdad, es una realidad. Y algunas veces a Dios le urge hablar con sus hijos, con sus discípulos, con sus ovejas. Note también que Jeremías atendió de inmediato. Dice el versículo 3, bajé a la casa del alfarero. Lo siente, bajó de inmediato. Y lo encontré trabajando en el torno. Ese era su trabajo. Interesantemente, Dios estaba trabajando. Y acá en mis notas anoté, qué bendición, porque si Dios dejara de trabajar unos minutos con nosotros, quién sabe dónde estaríamos. ¿No le parece? Realmente no sé dónde estaríamos. Gloria al Señor. Hablemos rápidamente del barro o de la arcilla. Este barro que se está utilizando, los alfareros normalmente hacen vasijas, bueno, también hacen otro tipo de artículos, pero fundamentalmente el clásico es una vasija. Y la vasija se hace con un barro, con una arcilla especial. No es cualquier barro. Dios está interesado en ese barro especial. Dios está interesado en usted y en mí. Creería que a Dios no le llama tanto la atención toda aquella gente que está allá afuera, que anda sin límites, que anda libre, que anda sin freno, que anda por cuenta propia. Pero cuando la vasija, el barro estaba en las manos del alfarero, del gran yo soy, del Dios Todopoderoso, que usted y yo conocemos, dice que la vasija se deshizo en manos de Dios. Mi hermano, mi hermana, esta es una historia mía y suya. Así vinimos al Señor. Dios nos empezó a moldear y a moldear. Y aunque el barro era el idóneo, aunque Dios fue el que nos llamó, muchas veces no entendemos. Y por más que lo pula, por más que lo desgaste, por más que lo moldee, este pasaje dice que la vasija se deshizo, la vasija se quebró. Pero aún así, me bendice saber que se echó a perder en las manos del gran yo soy, en las manos del alfarero. Y aquí en mis notas tengo algo que quiero decir con mucho respeto, como a veces lo dice Fede. El hecho de que usted se congregue no le garantiza nada. Es una bendición de Dios. Pero cada vez que escuchamos palabra de Dios aquí, cada domingo, cada sábado, tenemos que tomar una decisión. ¿Qué vamos a hacer con esa palabra? Porque empezamos en Romanos 1, en la semana 1, y ya casi llegamos a la semana 100. Y la pregunta que yo me hago es, ¿qué he hecho yo con cada domingo, cada sábado, que he venido a escuchar Romanos 1, Romanos 2, Romanos 3? Hágase la pregunta como yo me la he hecho. ¿Sabía el alfarero lo que estaba haciendo? La respuesta es sí. ¿El barro se lo permitió? El barro era de calidad, pero el barro no se lo permitió. La pregunta que yo me hago, y que tal vez usted debería hacerse, es, ¿cuánto lleva Dios en este proceso con nosotros? ¿Cuánto ha tratado Dios de corregirnos o de hablarnos? Muchas veces somos producto de nuestras emociones y nos cuesta entender. Pasemos al siguiente elemento. El lugar. El lugar. La casa del alfarero. Yo creería que estamos en un buen lugar, un lugar donde hay palabra, donde hay domingo a domingo, sábado a sábado, Biblia, pero Dios se ocupa de que yo sea salvo. Ese es un requisito. Ese es un requisito para continuar con ese proceso, porque si el barro se deja moldear, el barro va a pasar al horno, y del horno voy a pasar a ser una persona, no solamente salva, sino una persona útil dentro y fuera de la iglesia. Amén. En esta primera parte tengo dentro de mis notas, el Señor me toma su plan perfecto y me saliza la vasija que Él quiere que yo sea. Lo vuelve a moldear y dice que a Él le parece que está bien. Y emplende la moldura de una nueva vasija. Este es su plan. Pero el plan depende si yo se lo permito o si yo no se lo permito. Es lo que a Él le parece y no lo que yo creo que debe ser. Amén. Jeremías entendió su misión, escuchó, bajó a la casa del alfarero, vio la obra de teatro, vio lo que estaba sucediendo. Probablemente Dios se lo dijo de esa forma porque Jeremías era muy visual, supongo yo. Y luego Jeremías fue y compartió este mensaje con el pueblo de Judá. Se paró ahí en las puertas del templo y dijo lo que Dios le había pedido que dijera. Y Jeremías hace lo mismo, comparte la palabra al pueblo de Dios, y mire que la respuesta del pueblo fue, le agarraron contra Él, lo quería matar. Gloria al Señor. Y de ahí les dije que brincábamos al capítulo 15. Rescato el capítulo 10 algunas palabras. La palabra arrepentirse en el versículo 8 o la palabra obedecer en el versículo 10. Pero vamos al 15. Finalmente en el capítulo 15 nos señala un poquito sobre el origen del mensaje, sobre la causa del mensaje. Dios dice me han olvidado, queman incienso, hacen ofrendas a dioses. Mi hermano, mi hermana, yo creo que esta palabra es para hoy. Si bien es cierto, ellos tenían múltiples dioses, y usted va a pensar probablemente en la iglesia católica, y los santos y los inciensos esos que queman. Pero hoy en día tenemos muchos dioses. El Dios trabajo, el Dios éxito. El Dios tener. En muchos casos yo soy mi Dios. Dice la palabra también que si bien causas inútiles, y hoy día bastaría encender la radio para que escuche la gente pidiendo palabritas de bendición, cuando usted tiene acceso al trono de la gracia. Amén. Hay fábulas por doquier. Hace unos días leí en algún medio, un pastor en Estados Unidos que tiene 7 aviones y se paga un salario de 54 millones de dólares. Eso es lo que vivimos hoy día, la orsina, la prosperidad. Usted debe tener casa, debe tener carro, debe ser saludable porque Dios quiere que usted sea así. Y eso no está mal, pero eso no es lo que Dios quiere. Dios lo que quiere es que su vida gravite alrededor de Él, que Él sea el centro de la ecuación de su vida. Amén. Y dice la Biblia que parte de las causas que menciona este pasaje es el desvío por sendas y veredas escabrosas. Sendas y veredas escabrosas me habla de caminos incorrectos, me habla de dolor y sufrimiento por andar donde no debo, por decisiones incorrectas. Y aquí sería muy fácil hablar de los católicos, como lo mencioné hace un ratito, pensando en los ídolos, pero esos no son los ídolos de hoy día nuestros. Yo ya no atiendo a las procesiones, antes las calles las llenaban de flores, bellísimo aquello, como tradición, bellísimo. Pero hoy en día tenemos otros dioses y de eso nos está hablando la palabra del Señor. Nos está hablando del celular, que usted sin el celular entraría en crisis. ¿Me escucharon? Usted sin el celular, especialmente los niños, entrarían en crisis. El alfarero es una palabra muy conocida, no desatienda el mensaje, porque yo sé que es una parábola sencilla, pero en el fondo habla de mi vida, habla de su vida, lo que Dios quiere hacer y lo que Dios va a hacer en su vida. Es como un tag de mi realidad de la vida en Cristo. Pero en general, no solamente con esta palabra mostramos desconocimiento y mostramos ignorancia. Sin embargo Dios nos llama a nutrirnos de su palabra. Dice que Dios nos da la sabiduría, nos da el conocimiento y nos da la inteligencia para que usted en lugar de ver esta palabra como una historia, o esta palabra como un buen consejo, o esta palabra como un libro de autoayuda, usted pueda penetrar, insertarse en ella y cuando usted salga de aquí, y cuando usted salga de aquí, dice, wey, ¿qué voy a hacer con esta palabra hoy? ¿Qué me está diciendo Dios? Porque aquí dice que el mensaje es urgente, y Dios es tan carga que además nos agrega que si nosotros le reconocemos en nuestros caminos, Él va a enderezar nuestras veredas. Que hay sendas, como en la última canción que escuchamos, donde yo no veo el sol, el Señor me dice, por ahí es. Y realmente este pasaje de sendas, Dios sagrado, donde piensas que no hay, es verdad. Dios nos dice que si Él no edifica la casa, en vano estamos aquí. Dios es el que tiene que edificar la casa. Pero hablando del afarero, que a veces no entendemos realmente su verdadero significado, repito, porque lo vemos como historia, como buenos consejos, como autoayuda, porque la parábola ya la conozco, y deberíamos ver estos pasajes bíblicos como pasajes de vida. Leo para usted, y Dios nos dice, clama a mí, y yo te responderé, y te daría a conocer cosas grandes e inaccesibles, dice esta versión, que tú no sabes. Curiosamente está en Jeremías también, el pasaje que les acabo de compartir. Les estaba hablando del afarero. Les dije que volvíamos atrás para profundizar un poquito. Hablemos del barro. Es muy interesante porque si el barro o la arcilla no se cocen, no pasan por el proceso. Recuerde que el afarero está aquí sentado con un torno, como una bicicleta, manejando una bicicleta, y él está moldeando la arcilla escogida. Ya vimos que en la primera ronda la arcilla no funcionó, pero en manos de Dios hay oportunidad, mi hermano. En manos de Dios hay oportunidad. En la segunda ronda a Dios le parece que está bien, pero el proceso no termina. Hay que pasar por el horno, y ahí es donde nos asustamos. Yo he visto hermanos muy lindos aquí en la congregación, pero de un pronto a otro los veo allá, y los veo brincando en la otra, y los veo en la otra. Entonces digo, Señor, ¿qué pasa? O abro alguna red social y veo una predica, y digo, ¿qué es esto? Eso no es Biblia. Pero la gente afuera le dice amén. El problema no son los pastores, el problema es la gente que le dice amén a cosas que no sean bíblicas. Cuando nosotros llegamos a esta congregación, lo primero que tuvimos que hacer, lo he dicho otras veces, es desaprender muchas cosas que hemos aprendido, porque a todos le decíamos amén y le aplaudíamos. ¿Qué sucede si no se hornea la arcilla o el barro? Ya estoy hablando de otro proceso más avanzado. No es el de moldeado, sino el de acabado. El de perseverar en la fe a pesar de mí. Dice que si no se hornea, no se producirá el proceso de endurecimiento, y el barro seguirá siendo suave y maleable. ¿Me escuchó? Suave y maleable. Como dicen los chiquillos, ahora todo tiene sentido. Suave y maleable. El pastor me vuelve a ver así como muy feo, y me jaló. No me gustó como predicó el hermano Drugal, porque, no sé, esa camisa que él andaba, no me gusta, y jaló de la iglesia. No crean, eso pasa. Y el pastor estaba predicando, y resulta ser que sólo para este lado veía. Y a mí no me dio pelota, yo estaba sentado en aquella esquina, y jaló de la iglesia. ¿A ustedes les parece que eso es una faula? Es una faula, pero es realidad. La gente se fija en el predicador, y no se fija en la palabra. Y eso es un error. No porque esté yo hoy aquí, o porque fe esté aquí, sino porque lo que se predica en esta iglesia es muy cercano al texto, muy apegado al texto. Dice que si no se hornea, no se producirá el proceso de endurecimiento, el barro seguirá siendo suave y maleable. ¿Puede repetir usted eso conmigo? Suave y maleable. Mire, yo tengo, ya les conté, tengo muchos años de estar con mi esposa Giselle, no en esta iglesia, en la bolsa también, y Dios nos ha dado la oportunidad de trabajar con los chicos, y una vez cada cinco años se acerca alguien y me dice, mira, yo quiero ser maestra. Yo quiero hacerle por lo menos punta a los lápices. ¿Yo puedo? Pues por supuesto que sí. Usted viene, hace una semana estuvimos aquí en un funeral, y dice, fe, tenemos un problema, pero de alguna forma le entramos. Solo Roxanita está disponible. Dice, tranquilo fe, no hay problema, no hay problema. Servirle a Dios es un privilegio. ¿Puede repetir usted conmigo? Suave y maleable. ¿Se acuerdan el versículo que dice que cualquier viento de octrina se lo lleva uno? Aunque el barro tenga las características hedóneas, el oro no es necesario. Dios quiere moldearnos y moldearnos. Aún así Dios te dice, aún así, diga el débil fuerte soy. Lo que parece ser una contrariedad se convierte en una oportunidad de crecimiento, una oportunidad para confiar en el amor de Dios. Pero tenemos que estar allí. Brinco al elemento de la vasija y me pregunto, ¿pudo haber hecho Dios la vasija la primera vez, en la primera ronda? Y la respuesta es sí, sí lo pudo haber hecho. Ya lo dije, pero el barro no se lo permitió. Y es que hermanos, me hablo a mí mismo, somos cabezones, yo soy cabezón. Y bien cabezones. Y bien cabezones. La ventaja es que en Dios hay oportunidad. Y Dios siempre trabaja. Las 24 horas. Amén. Todos somos obra de sus manos, dice la Biblia. Debemos despojarnos de mi yo, se acuerdan de Juan predicando, para que yo mengue y él crezca en mí. Amén. Se trata de permitirle a Dios y a su Espíritu Santo que opere en mí. No se trata de religión, sino que se trata de convicción. Ya lo hemos dicho muchas veces, no entro en el tema, la religión nos ha hecho tanto daño. Olvídese de tener ganas. No se trata de tener ganas. Si fuera por tener ganas, ninguno de nosotros estaría aquí. La vasija. Pasemos al proceso. Y hagamos algunas preguntas. ¿Cuánto esperó David antes de ser rey? Y todas las trifulcas que vivió. Todos conocemos la historia. Pasaron varios años. La semana pasada, en varias ocasiones, Federico ha mencionado la diferencia entre Señor y Pastor. Entre Señor y Pastor, hay una diferencia abismal. No es lo mismo que sea su Señor y que sea su Pastor. Entre esas dos palabras, hay mucho tiempo. ¿Cuánto duró Israel en el desierto? En un tramo que podía pasar en 15, 22 días, duró 40 años. Me voy a entender. Si la palabra no hace efecto, ¿qué estoy haciendo aquí? Ya lo dije. No se trata de emociones, sino de convicciones y de perseverar. Amén. Para ir terminando, hablemos de la nueva vasija. La nueva vasija me habla de una nueva oportunidad. Mi hermano, mi hermana, si es usted de los que nos vendieron la idea de que al venir a este edificio y congregarnos acá, todo iba a marchar bien, le acabo de confesar que en los últimos 10 años me han pasado a mí y a mi familia cosas que no le desearía a usted de ninguna forma. No se equivoque. No nos equivoquemos. Lo que ha cambiado es la forma en que yo percibo, la forma en que yo entiendo los problemas que se me presentan. Porque ahora sé que Dios está conmigo. Amén. Y ya lo dije. Él me cuida si paso por las aguas o Él me cuida si paso por el fuego. Mi pregunta para mí en este apartado es, Andrúbal, ¿qué es lo que a ti te sostiene? Hágasela usted. Pedro, Juan, Pablo, María, Eugenia, ¿qué es lo que a mí me sostiene? Porque la intención del alfarero es que con sencillez yo me pueda someter al moldeo y al horno. Que atienda la palabra, permitirle al Espíritu Santo orar a través de ella en mi vida, que me convierta en alguien útil, que pueda experimentar un continuo crecimiento espiritual, genuino, no religioso, que aprenda a depender del Señor, que haya fruto, fruto agradable a Dios al hacer su voluntad. Y hace poco vimos la señal, la voluntad de Dios es agradable y es perfecta. ¿Cómo hacemos para que cuando Dios nos está moldeando en la pedalera y nos duele, cuando tenemos situaciones difíciles de enfermedad o pérdidas, problemas de pareja, problemas con los hijos, no sé, por lo que usted esté pasando. Pero para cada una de esas situaciones Dios tiene la palabra. Dice la segunda de Corintios en el capítulo 8 y versículo 12, leo para usted. Porque si hay una buena disposición, disposición de quien mía, lo que se da es bien recibido, según lo que uno tiene y no según lo que no tiene. Dios me habla de que debo renovar continuamente mi mente, para que el proceso sea más llevable. No creo que estemos esperando que alguna cosa fuera de lo normal nos suceda para poder actuar, yo no pienso eso. Yo creo que es bueno atender el consejo de la palabra. Hagamos un alto en el camino, es lo que el pasaje de Jeremías me está indicando. Entiende que te estoy hablando a Esdrúbal y que es necesario que medites. Valora tu proceso, él está trabajando en tu vida y quiere hacer de mí y de usted una nueva vacina. Pero esto es un proceso individual en el cual hay que rendirse. La otra palabra que rescatamos del versículo 10 creo fue arrepentirse, someterse, que duro, someterse y permitirle a él actuar en mi vida. Amén. La pregunta es para usted y para mí, ¿realmente necesito a Dios en mi vida? Tengo cargo, tengo casa, tengo un buen salario, tengo familia, tengo esposa, tengo hijos, tengo nietos. ¿Realmente necesito a Dios en la ecuación de mi vida? ¿Será que realmente lo necesito? Y me pasa a mí, no sé si a usted le pasa, que cuando hay alguna situación contraria, pues a veces regresamos a la iglesia, para que Dios no solucione todo lo que me está pasando, porque Dios es amor y Dios me lo puede solucionar. ¿Cómo les parece? Cuando la verdad, la mayoría de las situaciones difíciles que yo vivo, la mayoría de mis problemas, adivinen quién los ha ocasionado. Yo, ya lo hemos visto aquí en la iglesia muchas veces, no es Satanás, no es la gente de afuera, Dios lo primero que hizo fue librarme de mí mismo. Y la mayoría de las situaciones difíciles en las cuales yo incurro, curiosamente yo las he generado. ¿Cuántos me dicen amén? Gracias. Para ir cerrando, esto no es nuevo, ya lo dije, el pueblo de Israel duró 40 años dando vueltas, cuando pudo haber llegado a Jericó en 15 o 22 días, dicen los expertos. No es acaso esta palabra para nosotros, pero creo que no la valoramos en su correcto contexto. Yo soy el barro y el alfarero es Dios, y eso tiene que quedarnos muy claro. Él va a hacer lo que quiera y como Él lo quiera, en el momento que Él lo quiera, y no va a hacer lo que yo le digo que haya que hacer. Y en esta situación tenemos un problema, y el problema es que yo quiero actuar con mi propia cuenta, yo quiero hacer las cosas como a mí me parecen. Yo creo en la Biblia, pero lo que no me gusta lo desecho. Amén. Mire para finalizar lo que dice el texto de Santiago, que lo estudiamos hace unos meses, Santiago capítulo 1, más el que mira atentamente en la perfecta ley, la ley de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace. ¿Cuántos me dicen un último amén? Amén. Gloria al Señor. Gloria al Señor. Agradecemos su atención. Si este material ha sido útil para usted, le rogamos lo pueda compartir. Somos Olivo Verde. Costa Rica.