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Olivo Verde is a community focused on the systematic and respectful study of the Word of God. They believe that their present and future are in the hands of the Lord. Jesus told his disciples that they will face tribulation in the world, but they should have peace and trust in Him because He has overcome the world. Jesus prepared his disciples for the challenges they would face, including persecution and even death. The source of true peace and security lies in trusting in God, not in our own abilities or actions. People who live their lives as they please and believe they are pleasing to God may have a false sense of security rooted in ignorance of God's Word and pride. Ignorance of the Word of God can lead to arrogance and a belief that we are immune to God's judgment. True confidence and peace come from knowing and trusting in God. Olivo Verde es una comunidad enfocada en el estudio sistemático y respetuoso de la Palabra de Dios. El contenido de su producción se basa en el trabajo verso a verso del texto bíblico. ¿Cuál es la razón por la que estamos confiados en que nuestro presente y futuro está en las manos del Señor? Además, este título ha de reflejar lo que tiene que ser nuestra vida cristiana, una vida de absoluta confianza en el Señor. Yo no sé cuántos de nosotros nos atribulamos, nos angustiamos, nos sentimos mal muchas veces por las circunstancias que nos rodean. Como seres humanos somos dados a preocuparnos. En ciertas circunstancias queremos salir corriendo, no sabemos qué hacer, aún siendo hijos de Dios no sabemos o se nos olvida que el Señor está a nuestro lado, que nuestra vida está en las manos de Él. Dice este verso de Juan 16, 33, Jesús le habla a sus discípulos horas antes de ser entregado, de ser arrestado, para pasar todo el proceso hasta la crucifixión. Jesús les dice estas cosas, o sea hablado, para que en mí tengáis paz. ¿En quién dice el Señor que tendremos paz? En Él. Dice, para que en mí tengáis paz. Dice, en el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo. Esta es una frase como suelta y puede dar para muchas interpretaciones, pero si nosotros leíamos el contexto de este versículo, si nos devolvemos hasta el capítulo 15 y empezamos en el capítulo 16, nos damos cuenta que Jesús le habla a sus discípulos de ciertas cosas que no había hablado con ellos. Jesús les presenta un panorama diferente al que habían estado viviendo. Ellos estaban acostumbrados al cuidado de Jesús. Ellos estaban acostumbrados a que Jesús les protegiera, a que Jesús proveyera para sus diferentes necesidades. Pero de pronto Jesús les dice en el verso 18 del capítulo 15, si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. ¡Ah, caramba! Ya como que la cosa empieza a pintar diferente. Ya de pronto los discípulos dicen, bueno, pero ¿cómo es eso que el mundo nos va a aborrecer? Si nosotros estamos aquí para servir a Dios, si estamos aquí para agradar a Dios, si estamos aquí para hacer la obra de Dios, ¿cómo es eso de que el mundo nos va a aborrecer? Y si vamos al verso 1 del capítulo 16, Jesús les dice estas cosas, os he hablado para que no tengáis tropiezo, os expulsarán de las sinagogas y aún viene la hora cuando cualquiera os mate, perdón, cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios. Ya la cosa como que empieza a cambiar. Ya los discípulos dicen, bueno, pero estamos corriendo el peligro de que por servir al Señor hasta nos maten. Y de feria el que nos vaya a matar va a pensar que está sirviendo a Dios, que está agradando a Dios con eso. Dice, y harán esto porque no conocen al Padre ni a mí, mas os he dicho estas cosas para que cuando llegue la hora os acordéis de que ya os lo había dicho. Jesús está abriendo un panorama diferente para sus discípulos y les muestra algo completamente distinto a lo que ellos habían estado viviendo. Ellos habían vivido al lado de Jesús una vida de reposo, una vida de quietud, una vida de protección, pero de pronto Jesús les dice, ustedes van a pasar por timulación, ustedes van a pasar por momentos de angustia, ustedes van a correr inclusive peligro de muerte. Y entonces cuando Jesús les dice estas cosas, os he hablado para que en mí tengáis paz. Ya empieza a tener sentido esta frase. ¿Cuál es la fuente de nuestra verdadera paz? ¿Cuál es la fuente de nuestro reposo, de nuestra tranquilidad? Dice, en el mundo tendréis aflicción. Mientras estemos en este mundo, dice la palabra de Dios, que vamos a tener aflicción, que vamos a tener luchas, que vamos a tener pruebas. Hermano, la aflicción puede llegar en cualquier momento. Usted y yo estamos aquí ahora, estamos tranquilos, estamos confiados, no sabemos qué puede pasar más tarde. No sabemos qué puede suceder a nuestro alrededor, qué puede pasar con nosotros. Jesús le dijo, en el mundo tendréis aflicción. Dice, pero confiad, yo he vencido al mundo. No es el mundo el que nos va a decir cómo vivir. No es el mundo el que nos va a decir si vamos a tener paz o no vamos a tener paz. No es el mundo el que nos va a decir si podemos o no podemos confiar en Dios. Dice, confiad, yo he vencido al mundo. Hermanos, la aflicción, la prueba, la tribulación, son inherentes al hecho de ser hijos de Dios. O sea, son parte de la vida cristiana, es algo que no podemos negar. No es algo que podemos meter debajo de la alfombra y decir que no existe. Es algo que existe para usted y para mí. Es algo que en algún momento usted va a pasar. Es algo que en algún momento nos va a tocar y de pronto va a ser algo muy feo. Pero, ¿qué fue lo que le dijo el Señor a sus discípulos? Confiad, yo he vencido al mundo. Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. Hermanos, la tribulación, la prueba, la lucha, puede llegar en cualquier momento. La diferencia es que nosotros podemos estar confiados y tranquilos de que estamos en las manos del Señor. ¿Cuál es la razón de esta confianza? ¿Dónde nace esta confianza? Algunos dirán, bueno, es que yo estoy confiado y estoy tranquilo porque yo vengo al culto todas las semanas. Porque yo me levanto en las madrugadas a orar. Porque yo soy muy buena gente. Como si dependiera de nosotros. Yo recuerdo que cuando yo era chiquillo, a mí me habían enseñado, yo diría que bastante bien el dogma católico. Y yo creo que en alguna oportunidad les había comentado. Yo iba todos los domingos a misa. Si no podía ir el domingo, yo iba el sábado porque la del sábado a las siete de la noche servía para la del domingo. Yo no sé cuántos recuerdan eso. Hacía todos los primeros viernes. Comulgaba todas las veces que iba a misa. Todas esas cosas. Pero había algo que yo desde chiquillo le tenía pavor y era la muerte. Yo recuerdo que yo pasaba al frente, aquí en San Ramón había dos funerarias. Una que estaba ahí del parque como 150 metros buscando a determinados, los que son muy viejos seguro se acuerdan. De eso. Y otra que estaba camino al hospital. Y yo pasaba, es más, ni siquiera me animaba a pasar por la acera donde estaba la funeraria. Yo pasaba por la acera del frente y pasaba viendo para otros lados. O sea, y es algo real, era algo que yo sentía. Pero yo encontraba con suelo en algo. Y yo decía, es que... Si cuando a mí me toque morirme, me muero dentro de la iglesia, eso va a ser una salpada. Aquello me generaba seguridad a mí. Porque yo creía que el estar dentro de ese lugar, para mí era... Ya ahí se terminó todo. Entonces, hermanos, ¿de qué dependen las personas? Ya ahí se terminó todo. Entonces, hermanos, ¿de qué depende nuestra confianza en Dios? ¿De qué depende nuestra seguridad? ¿Será de lo que nosotros podamos hacer? ¿Será de lo que seamos capaces de hacer? ¿De qué depende? Hay algo interesante. Yo no sé cuántos de ustedes han escuchado o han escuchado a alguien inconverso decir, es que mi vida está en las manos de Dios y yo confío en Dios y todo lo que yo hago lo pongo en las manos de Dios. ¿Alguien ha escuchado a alguien decir eso? ¿Verdad que sí? Y uno a veces hasta se queda como... ¡Qué raro! ¡Qué raro! Esta persona le dice lo más limpio que hay. ¿Cómo habla así? O sea, uno le dice... ¿Será que sí? Hace unos días estaba leyendo por allí en un periódico digital una entrevista que le hacían a un hombre que es una persona conocida en este país. Tiene una enfermedad bastante complicada. Y le decían, ¿y qué piensa usted de su enfermedad? Y él decía, estoy tranquilo, estoy en paz con Dios. Si me tengo que ir, me voy en paz. He disfrutado de la vida, he hecho lo que he querido. No tengo nada de qué arrepentirme. Yo comentaba con Giselle, que miedo a esta gente, ¿no? O sea, ¿cómo alguien... ¿Cómo alguien puede decir, no tengo nada de qué arrepentirme? He vivido mi vida como la he querido. He hecho en pocas palabras lo que me ha dado la gana y me puedo ir en paz. O sea, perdón, pero... como que no calza, ¿verdad? Entonces uno dice, ¿de dónde nace esa seguridad de la gente? Hay gente que está segura, viviente, hay gente que está segura, viviendo su vida como quiere, haciendo lo que le venga en gana y creen que están agradando a Dios. Yo le llamo a esto una falsa sensación de seguridad. Eso es lo que llamamos engañarse a uno mismo. Hermanos, la diferencia entre este tipo de personas y los hijos de Dios está en el conocimiento de la Palabra de Dios. ¿Por qué en el conocimiento de la Palabra de Dios? Porque la Palabra de Dios es un espejo enfrente nuestro que va a revelar la realidad nuestra. Solo alguien que no conozca de la Palabra de Dios, solo alguien que no conozca de Dios se atrevería a decir semejante cosa. He hecho lo que he querido, he vivido como he querido, me puedo ir en paz y no tengo nada de qué arrepentirme. Por amar a Dios cuando todos los días nos sobran cosas de qué arrepentirnos. Hermanos, el desconocimiento de la Palabra de Dios genera algo que es terrible para nosotros, para el ser humano y es la soberbia. Dice en dice el Proverbio 6, 16 dice, seis cosas aborren el Señor y aun siete abomina su alma y la número uno es los ojos altivos. Cuando hablamos de altivez estamos hablando de soberbia cuando hablamos de soberbia estamos hablando de que nos creemos capaces, que nos creemos autosuficientes, que nos creemos buenos, creemos que estamos por encima del bien y del mal y de feria y de feria también significa creer que por ser tan buenos Dios no nos va a tocar, que por ser tan capaces, que por hacer las cosas tan bien Dios no va a poner su mano sobre nosotros. Por eso es que encontramos gente que vive como le da la gana y creen que Dios los va a guardar, que Dios los va a proteger, que Dios no va a permitir que vengan mal sobre sus vidas porque su corazón está lleno de soberbia. No solamente se creen autosuficientes sino que creen que el juicio de Dios no les va a alcanzar. Hermanos, la soberbia la soberbia hace creer que tenemos control sobre el futuro, que tenemos control sobre las cosas que nos rodean, nos creemos tan grandes, nos creemos tan capaces que decimos todo está bajo control y hacemos planes y hacemos proyectos creyendo que somos nosotros los que definimos cómo va a ser nuestro futuro, qué va a ser de nuestro futuro. Veamos lo que dice Santiago capítulos cuatro del trece al al dieciséis dice dice Santiago vamos ahora los que decís hoy y mañana iremos a tal ciudad y estaremos allá un año y traficaremos y ganaremos cuando no sabéis lo que será mañana porque qué es vuestra vida ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece en lugar de lo cual deberíais decir si el Señor quiere viviremos y haremos esto o aquello pero ahora os actáis en vuestras soberbias todas actancias semejantes malas. Cuando hay soberbia en el corazón del hombre creemos que tenemos control de todo lo que está a nuestro alrededor creemos que tenemos control de nuestra salud de nuestra situación laboral de nuestras relaciones de familia y hermanos todas estas cosas tardan horas en desvanecerse todas estas cosas en cosa de un rato se descalabra todo como decimos y lo que nos generaba seguridad lo que nos generaba tranquilidad lo que nos generaba paz de pronto ya no está y entonces estamos en un torbellino de emociones estamos tristes estamos angustiados estamos desesperados no sabemos qué hacer porque la situación que tenemos encima nos está aplazando ¿por qué? porque dependemos de nosotros mismos porque dependemos de nuestra capacidad es la soberbia que hay en nuestro corazón la que está dictando por dónde caminar hermanos esta soberbia es el resultado de la ignorancia de lo que dice la palabra de Dios por eso hoy el llamado es a volvernos a la palabra de Dios a entender que la palabra no es algo que leemos o que escuchamos cada ocho días debe ser una constancia en nuestra vida dice el salmista la ámpara es a mis pies tu palabra ilumbrera a mi camino la palabra de Dios es la que alumbra nuestro camino es la que nos muestra por dónde ir qué hacer cómo hacerlo entonces hermanos la diferencia entre esta gente que profesa a Dios como su guardador pero que vive la vida como ellos quieren como un verdadero Hijo de Dios es la ignorancia de la palabra de Dios porque nadie que tenga conocimiento de la palabra de Dios vive de esa manera tiene a Dios solamente como el salvavidas como el bombero que llamamos para que apague el incendio qué produce el conocimiento de la palabra de Dios vamos a ver qué es lo que produce dice Juan 8.31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él si vosotros permaneciéreis en mi palabra sabréis finalmente mis discípulos y conoceréis la verdad y la verdad os hará libre hermanos lo primero que produce la palabra de Dios en nuestras vidas es libertad Jesús dijo yo soy el camino la verdad y la vida nadie viene al Padre si no es por mí y Jesús le dice a aquellos hombres os hará libre libres de la condenación eterna libres del pecado libres de la destrucción cuando conocemos la palabra de Dios cuando el Señor se revela en nuestras vidas por medio de su palabra dice que hay libertad para usted y libertad para mí por eso es que ya somos diferentes por eso es que no somos como antes por eso es que no pensamos como pensábamos antes y aquí no podemos decir que no pecamos porque todos pecamos y pecamos todos los días lo que pasa es que ahora el Espíritu Santo nos reargulle y nos lleva a arrepentirnos de ese pecado antes nos deleitábamos en el pecado ahora nos dolemos del pecado ahora nos duele pecar dice y conoceréis la verdad y la verdad os hará libre y nos produce en nuestras vidas libertad ¿qué más produce? bueno, dice que la palabra nos muestra que la salvación es por gracia por años por años de años hemos escuchado y los que tenemos muchos años de caminar con el Señor lo hemos escuchado por siempre un evangelio de miedo donde se le dice a la gente venga a los pies de Cristo porque si no se va a ir al infierno venga a los pies de Cristo porque le va a ir muy mal entonces la gente se acerca y dice yo quiero al Señor no por amor sino por temor por miedo de lo que me va a pasar hemos escuchado un evangelio de culpa donde se le dice a la gente es que usted no era lo suficiente usted no hace lo suficiente usted no es tan bueno entonces por eso es que le está yendo como le está yendo entonces la gente se acerca a Dios por culpa es que aquel se levanta todas las madrugadas y hora o dos horas y yo apenas puedo dorar cinco minutos como que si fueran nuestras obras las que nos ponen en gracia delante de Dios como que si no fuese el sacrificio de Cristo el que logró que usted y yo fuéramos hijos de Dios o sea ¿cómo nos atrevemos siquiera a pensar que algo que hacemos nosotros nos va a poner en gracia delante de Dios por emociones no es por emociones a la gente se le dice ay hermanos yo tengo ya casi 45 años de caminar en el Señor y desde que tengo memoria he escuchado que le dicen y es que el Señor el Señor le va a dar esto el Señor le va a dar aquello y entonces la gente se entusiasma y nos emocionamos y entonces corremos si porque yo quiero eso pero pasan los días y pasan los meses y pasan los años y cuando no empezamos a ver eso entonces nos desilusionamos nos desilusionamos del Señor entre comillas porque eso fue lo que nos enseñaron las emociones el temor la culpa hermanos la palabra de Dios nos muestra que es por gracia dice la palabra en Efesios dice no por obras para que nadie se gloríe porque por gracia soy salvo dice no por obras para que nadie se gloríe es la gracia de Jesucristo es la obra de Jesucristo en el Calvario la que logró que usted y yo llegásemos a ser sus hijos no hay nada absolutamente nada o sea no podemos imaginarnos nada que no sea la sangre de Jesucristo su sangre derramada por usted y por mí hermanos eso no lo encontramos en el periódico que leemos todos los días eso no lo vemos en las noticias no lo encontramos en la palabra de Dios entonces de ahí la diferencia alguien que no conoce la palabra de Dios alguien que no está empapado de lo que dice la palabra de Dios no puede ser consciente de estas cosas entonces por eso pasamos por alto la ignorancia de esta gente que cree que son merecedores del favor de Dios por lo buena gente que son por lo que hacen por méritos humanos otro punto acerca de lo que produce la gracia de Dios está en Romanos 8 versículos 1 y 2 dice la palabra de Dios ahora pues ninguna condenación hay para los que están en en Cristo ninguna condenación hay para los que están en Cristo para los que no andan conforme a la carne sino conforme al Espíritu dice porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte dice Pablo hermanos el conocimiento de la palabra de Dios produce convicción de salvación en nuestras vidas hermanos la convicción de salvación es algo que viene del Espíritu Santo dice la palabra de Dios que el Espíritu mismo da testimonio en nuestro Espíritu de que somos hijos de Dios no es una ocurrencia no es porque yo creo no es porque a mí me parece no es porque yo vengo al culto todos los días de nuestro Espíritu la vida cristiana se edifica a partir de la convicción de nuestra salvación la vida cristiana se edifica a partir de la convicción de nuestra salvación si no hay convicción de salvación que estamos haciendo para donde vamos como dice el dicho de que no sabe para donde vaya llegó necesitamos convicción de salvación para poder edificar nuestra vida cristiana y nuestra vida cristiana se edifica sobre la roca incomovible de los siglos dice la palabra de Dios que es Cristo si no hay convicción de salvación en nuestras vidas estamos como aquel hombre en el cual hace mención Jesús al final del sermón del monte allá en Mateo capítulo 7 dice cualquiera pues que me oye estas palabras y no las hace le compararé a un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena dice vinieron ríos vinieron vientos soplaron con ímpetu y su casa cayó y fue grande su ruina porque estaba edificada cuando yo leía la historia de ese hombre decía yo pero ese hombre es el caso del hombre en el cual hace mención Jesús en Mateo su casa está edificada sobre la arena su casa está edificada su vida está edificada sobre su propia convicción no la convicción del Espíritu de Dios su vida está edificada sobre sus propias obras dice la palabra de Dios no puede ser probada por fuego entonces resulta que si esta convicción no es real estamos edificando sobre arena si usted tiene 5 o 10 años de congregarse y no tiene ni siquiera convicción de salvación no le digo que se vaya le digo que es tiempo de abrir su corazón a lo que dice la palabra de Dios que es tiempo de volverse Señor que es tiempo de poner en práctica lo que dice la palabra entonces la palabra de Dios el conocimiento de la palabra de Dios produce en nuestras vidas convicción de salvación y a partir de ese momento vamos a poder edificar nuestra vida sobre Cristo y vamos a edificar un edificio que cuando venga la prueba cuando venga la lucha no se va a destruir porque hermanos como les decía la prueba, la tribulación puede estar a la puerta de nuestra vida la diferencia es que cuando realmente tenemos conocimiento de lo que la palabra de Dios dice no nos va a destruir y para ir terminando la palabra de Dios nos muestra a un Dios que obra en quietud y en reposo de nuestras vidas veamos lo que dice el Salmo 46 y verso 10 dice estar quietos y conocer que yo soy Dios seré exaltado entre las naciones enaltecido seré en la tierra y es que hermanos cuando empezamos a leer este Salmo 46 dice Dios es nuestro amparo y fortaleza nuestro pronto auxilio en las tribulaciones por tanto no temeremos aunque la tierra sea removida hermanos quien es nuestro amparo quien es nuestra fortaleza en una ocasión dice que Pedro cuando el señor les habló una palabra que le pareció un poco fuerte dice que los discípulos le dijeron bueno pero señor quien podrá cumplir esto y el señor les dijo ¿queréis acaso ir vosotros también? dice que Pedro le dijo señor a quien iremos solo tu tienes palabras de vida eterna y es que hermanos dice la palabra aunque la tierra se estremezca aunque se traspasen los montes a la mar tenemos que confiar tenemos que confiar porque tenemos un Dios que es real tenemos un Dios que es vivo tenemos un Dios que está a nuestro lado ahora que es lo que tenemos que hacer en medio de la tribulación en medio de la prueba empezar a pegar empezar a pegar gritos desesperarnos angustiarnos es parte de nuestra naturaleza humana podemos llorar podemos gritar podemos hacer lo que queramos pero nunca dejar de confiar en el señor si usted puede llorar puede llorar de angustia puede llorar de dolor lo que no puede hacer es dejar de confiar en el señor y hermanos en medio de la tribulación en medio de la prueba dice el señor estar quietos y conocer que yo soy Dios que significa estar quietos que significa que el señor nos diga nos diga está quieto está quieta lo que el señor está diciendo es déjeme a mi yo lo voy a hacer no se mortifique por eso cuando somos hijos de Dios tenemos que entender algo ese es nuestro problema tenemos que refugiarnos en el señor tenemos que volvernos al señor tenemos que arrojarnos en sus brazos cuando entendemos cuando comprendemos hermanos la insignificancia nuestra delante de Dios nos damos cuenta de cuan necesitados somos de el y cuan grande es el en medio de la prueba en medio de la angustia solo a el podemos acudir como dijo Pedro señor a quien iremos y es que hermanos si no acudimos al señor a quien podemos ir somos sus hijos somos su pueblo somos sus redimidos somos sus protegidos hermanos entonces tenemos que entender algo la prueba o aflicción que podamos estar pasando no es ajena delante del señor lo que estemos viviendo o lo que nos toque vivir porque vendrá el día malo dice la palabra y esto no es una tragedia es una manera de ver la gloria de Dios cuando venga el día malo no es una tragedia es una oportunidad de ver la gloria de Dios de ver el poder de Dios manifestarse en nuestras vidas pero para eso tenemos que estar convencidos de que nuestra vida esta en sus manos que no importa lo que este sucediendo que no importa lo que este pasando estamos en sus manos hermanos el hecho de ser sus hijos no nos exime de la prueba nos garantiza su cuidado permanente nos garantiza que el va a estar a nuestro lado sin importar lo que este pasando vamos a ponernos sobre nuestros pies y vamos a darle gracias a Dios por esto agradecemos su atención si este material ha sido útil para usted le rogamos lo pueda compartir somos Olivo Verde Cosa Rica