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Olivo Verde is a community focused on the systematic and respectful study of the Word of God. They discuss the dangers present in the church in the last days, emphasizing the importance of being aware of these dangers and taking appropriate action. The sermon focuses on the danger of self-love and materialism in the church today, using the example of Narcissus from Greek mythology to illustrate the negative consequences of excessive self-love. The speaker warns that these characteristics pose a significant threat to the church and urges believers to have a biblical perspective on beauty and to prioritize their relationship with God over material possessions. Olivo Verde es una comunidad enfocada en el estudio sistemático y respetuoso de la Palabra de Dios. El contenido de su producción se basa en el trabajo verso a verso del texto bíblico. Hermanos, el apóstol Pablo le escribe una segunda carta al apóstol Timoteo y le advierte acerca de un peligro que habrá en la iglesia de los últimos días. Yo creo que estamos viviendo tiempos verdaderamente peligrosos, hermanos. Hay diversos peligros. Hay peligros que podemos prever y hay otros que no. Creo que con tanta lluvia, con tanta tormenta, usted sale a la calle, le alcanza un rayo. Es algo que usted no tiene control. Usted no puede tener dominio sobre eso. Sería un acto de verdadera necedad si teniendo control, si teniendo dominio, si habiendo sido advertido de un peligro, usted continúa adelante. La Biblia dice que el sabio ve el peligro y se esconde, mas el necio continúa adelante. Sería absurdo que si esta noche tuviéramos un rótulo de cuidado, el piso mojado, y usted pasara corriendo por allí. Hermanos, es exactamente eso lo que el apóstol Pablo tiene en mente cuando le dice a Timoteo, pero tiene que saber algo, Timoteo. En las dos cartas que Pablo le escribe, viene diciéndole a Timoteo cómo debe comportarse dentro de la iglesia, cuáles son los beneficios de la posición que Timoteo ocupa dentro de la iglesia. Algunos lineamientos y directrices que Pablo le dice a Timoteo de cómo debe de comportarse, y llegados a nuestro capítulo tres, Pablo le dice, pero debe saber esto, que habrán tiempos verdaderamente peligrosos en los últimos días. Esta frase, los últimos días, hermano, de alguna manera me puede provocar el deseo de ubicar este pasaje dentro de un programa escatológico bíblico en un tiempo futuro. Pero el sentido general del pasaje no me permite hacer esto, porque al final vemos a Pablo diciéndole, mire, estos son los hombres que están causando esta conducta, este patrón de conducta son los que están causando este peligro en la iglesia. Entonces vemos que es algo que ya se venía presentando en la iglesia en el primer siglo y que seguiría incrementando hasta la iglesia de nuestros días, la iglesia del siglo XXI. En el libro de los Hechos, capítulos 2, versos 16 y 17, cuando viene el Espíritu Santo sobre los que estaban allí reunidos, y Pedro empieza a hablar, algunas personas se burlaban, y Pedro dice, mire, no, esto no es que estemos borrachos, esto no es un motivo de burla, esto es lo que fue dicho por el profeta Joel, que en los últimos días derramaré mi espíritu sobre toda carne y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, y vuestros jóvenes verán visiones y vuestros ancianos soñarán sueños. No es de ser hermano que Pedro dice, mire, esto es lo que está pasando en estos últimos días. Entonces la frase, los últimos días, se refiere al tiempo entre la primera venida del Señor Jesucristo y la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo. En esta dispensación, en esta administración, en este lapso, ocurre lo que nosotros conocemos como el tiempo de los últimos días. Y vemos que el peligro al que Pablo, como vamos a ver dentro de unos minutos, se refería, ya se había presentado en este momento y se iría incrementando con el pasar del tiempo. Veamos otro pasaje, en primera Timoteo 4.1, por favor, Paula. Pero el Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos apostatarán de la fe prestando atención a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios. Hermanos, entonces el peligro del cual Pablo quería prevenir a Timoteo tenía que ver con una conducta, tenía que ver con una condición moral, con una condición social, con el carácter de los hombres de los últimos días. Y Pablo además ofrece 20 características, que leímos en el texto que estamos usando como base, de cómo sería el carácter de los hombres de los últimos días. Ahora, usted entenderá, hermano, que si yo esta noche desgloso cada una de esas 20 características, posiblemente aquí amanecemos y sería un ejercicio mecánico lento, pesado y absolutamente aburrido. Entonces lo que he hecho es rescatar cuatro características de los hombres de la Iglesia de los últimos días y que tienen que ver con la verdadera motivación, con el verdadero amor de estos días y por eso el título de la predicación, Amores Peligrosos. Y dice el texto de 2 Timoteo capítulo 3, verso 2, Porque los hombres serán amadores de sí mismos. Hermanos, es interesantísimo, es interesantísimo una sociedad que más bien promueve el amor propio. Es evidente que el Espíritu Santo de Dios, es evidente que Pablo no lo ve con buenos ojos. Yo les he mencionado en algunas oportunidades que yo soy muy aficionado al Facebook. Dicen que ya pasó de moda, dicen que los viejitos somos los que usamos Facebook, pero es lo único que aprendí a usar. De verdad yo no sé ni en qué canal dan Netflix, yo uso Facebook. Y es interesantísimo la cantidad de imágenes que uno puede ver allí de cómo se promueve el amor propio. Y uno ve frases como, usted tiene que amarse a sí mismo para que pueda amar a los demás. Usted tiene que perdonarse a sí mismo. Hermano, primera de Juan 1, 9, dice que si confesamos nuestro pecado, él, refiriéndose a Cristo, él es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad. Nosotros no podemos hacer eso con nosotros mismos. Es una obra del Espíritu Santo, es Dios. Y de todas maneras el problema no es que nos amemos a nosotros mismos, el problema es que nos amamos demasiado a nosotros mismos. Es más, la base del amor propio, el Señor lo da como un hecho. Cuando allá en Mateo capítulo 22, verso 33, el Señor Jesucristo es consultado por los religiosos de la época, acerca de cuál es el más grande de los mandamientos, y Él dice, ama a tu Dios con toda tu mente, con todo tu corazón, y el segundo es semejante, ama a tu prójimo como a ti mismo. Es decir, que el Señor está dando por un hecho. Hermano, que de todas maneras usted se ama a sí mismo. Entonces el problema del amor propio no es que no nos amemos, es que tenemos un amor desmedido hacia nosotros mismos. Y esto, de acuerdo a lo que Pablo le escribe a Timoteo, constituye en sí mismo un gran peligro para la Iglesia. Hombres que son narcisistas. ¿De dónde surge este término narcisista? ¿Quién es narciso? Hermano, permítame un par de minutos para hablar de esto, a modo de ilustrar el tema de por qué resulta tan peligroso el tema del amor propio. ¿Quién fue Narciso? Narciso es un personaje de la mitología griega. Y resulta que Narciso, vamos a ver, al igual que habemos unos pocos en la actualidad, pues resulta que Narciso también era un hombre muy guapo. Era un hombre tan guapo Narciso, que incluso se daba el lujo de rechazar a las doncellas que le pretendían. Fue una ninfa enamorada, que ante el rechazo del amor de Narciso, hizo un conjuro a Narciso, y Narciso quedó completamente enamorado de sí mismo. Estaba tan enamorado Narciso de sí mismo, que Narciso estaba ya flaco, demacrado, y ahí pasaba sus días junto a un arroyo custodiado por la ninfa, y Narciso estaba flaco, cansado, feroz, aburrido, ojeroso, sin ilusiones. Pasaba todo el tiempo solamente contemplando su propio reflejo en el espejo del agua. Aquella belleza que tuvo Narciso alguna vez, esa luz brillante, su belleza ahora era sólo un pálido reflejo. Aquella belleza que le acompañó en sus días de gloria, ahora era su triste compañera en sus noches de insomnio. Narciso verdaderamente estaba muy triste y muy feo, y solamente contemplaba su reflejo sobre el agua. Hasta que un día Narciso no pudo más, cayó al agua y murió ahogado. Allí donde Narciso murió, surgió una flor que conocemos hasta nuestros días como la flor del Narciso. Hermanos, esto es una faula, esto es una mitología, pero es interesantísimo, de ahí surge el concepto de narcisista, de una persona que se ama tanto a sí misma, que pierde la verdadera perspectiva de su estado, de su condición, y está tan enamorado de sí mismo que sigue pensando que está absolutamente hermosa. Hermanos, yo estoy seguro de que esta noche usted vino a escuchar de Cristo, no de filosofía griega, pero hay algunas cosas que podemos rescatar de esto, y es que algunas veces nos pasa, como le pasó a Narciso. Porque muchos de nosotros, cuando conocimos al Señor, cuando el Señor puso de su espíritu en nosotros, y es que tenemos una belleza única, particular cuando estamos en Cristo, pero muchos hemos ido perdiendo esa belleza. Muchos hemos ido perdiendo esa belleza, la belleza del primer amor. Seguramente ahora en el ejercicio que hicimos cuando iniciamos y recordamos hace muchos años, cuando empezamos en el Señor, ¡qué felices, qué hermosos! Yo recuerdo que yo perseguía al pastor por todos lados para que pudiera hacer algo. Hermanos, esa belleza del primer amor de muchos de nosotros se ha ido perdiendo. Se ha ido perdiendo la belleza de las disciplinas espirituales, del compromiso sincero de la búsqueda de Dios y de Su Palabra. Se ha ido perdiendo esa belleza, hermanos. Hermanos, se ha ido perdiendo la belleza del compromiso sincero de la búsqueda de Dios, de invertir tiempo, de invertir recursos en el conocimiento de Dios. Ese amor desmedido por nosotros mismos constituye un grave peligro para nosotros mismos en nuestra relación con Dios. Y somos un peligro. Ese tipo de personas son un peligro, son narcisistas en la Iglesia. Son un verdadero peligro para la Iglesia. Solamente cuando dejemos de vernos hermosos en nuestra propia opinión y empecemos a tener una cosmovisión bíblica, tendremos una perspectiva de nuestra verdadera belleza en Cristo Jesús y podemos reflejar qué tan hermosos somos en Cristo. Hermanos, la verdad es que muchas personas como narcisistas siguen pensando que son muy hermosas y no se han percatado en su religiosidad lo feos que estamos delante de Dios. Lo feos que estamos delante de Dios. Pero no solamente dice el texto que son amadores de sí mismos, sino que dice que además son amadores de la platica. Son avaros. Estos creyentes de la Iglesia del siglo XXI son avaros, amadores del dinero, materialistas. Hermanos, antes de entrar en el tema del materialismo, de la avaricia, del amor al dinero, déjenme hacerles algunas pequeñas aclaraciones acerca de qué no es avaricia, porque podríamos vernos tentados a caer en un enfermizo acomodamiento, en una zona de confort, y el conformismo es tan grave como lo es la avaricia. Hermanos, si usted es una persona que aplica los conceptos financieros que la Palabra de Dios tiene para su vida, estoy seguro de que a usted le va a ir bien. Proverbios 10, 4, 5. Pobre es el que trabaja con mano negligente, más la mano del diligente enriquece. Hermanos, si a usted le gusta estar, ser, tener, un deseo genuino, y reconociendo a Cristo en todo su esfuerzo, déjenme decirle que a usted le es agradable a Dios, y que esta posición suya es verdaderamente bendecida y agradable a Dios. Proverbios 6, 10 y 11. Un poco de dormir, un poco de cruzar las manos para descansar, y vendrá como un vagabundo tu pobreza. Es decir, hermanos, que querer estar mejor en la vida no es avaricia. Ahora, ¿cómo sé yo cuando mis deseos de estar mejor, de tener mejores cosas, es o no es avaricia? Bueno, la respuesta está en la Palabra de Dios también. Veamos un texto en Hebreos 13, versículo 5. Sea vuestro carácter sin avaricia, contentos con lo que tenéis, porque el mismo Dios ha dicho, nunca te dejaré ni te desampararé. Hermanos, ¿cuál es la diferencia? La diferencia es una actitud. Si usted quiere tener lo que los demás tienen, porque usted envidia lo que los demás tienen, déjenme decirle que usted es un avaro, a pesar de que quizás no tenga nada. Este texto de Hebreos, capítulo 13, versículo 5, me habla de un carácter, y un carácter me habla de una constancia. Me habla de un contentamiento en medio de sus circunstancias, un contentamiento con lo que Dios le ha dado, y usted es un buen administrador de la gracia de Dios. Me habla de que usted tiene confianza en que Dios ha dicho que no te dejará, no te desemparará. Me habla de esperanza. Hermanos, y cuando usted tiene, entonces, un carácter, una constancia, un contentamiento, una confianza, una esperanza en el Señor, y que ese Señor es su proveedor, Dios bendice sus esfuerzos, Dios bendice los frutos de su trabajo. Esa es la diferencia entre ser una persona con deseos sinceros, y una persona llena de avaricia. Una persona llena de avaricia es una persona amargada, es una persona que todo el tiempo está renegando de lo que Dios le ha dado, es una persona que todo el tiempo desea lo que los demás tienen, es una persona que nunca está contento, y una persona que nunca está agradecida con lo que Dios está haciendo, y con lo que Dios le ha dado en su vida. Esa es la diferencia entre ser un avaro, aunque usted no tenga nada, y ser una persona que usted tiene sinceros deseos de ser, de estar, de poseer, de adquirir mejores cosas. Cuando nos amargamos, cuando nos llenamos de envidia por alcanzar lo que otros tienen. Ahora, hermano, esa sería la diferencia entre ser y no ser un avaro. Y entendiendo eso, usted dice, yo comprendo que mi situación de avaricia no afecta mi relación con Dios, pero ¿en qué podría constituir esto un grave peligro para la Iglesia? Hermano, el peligro que representa esto para la Iglesia es que hemos puesto un montón de avaros aquí donde yo estoy ahora parado, un montón de avaros dirigiendo la Iglesia. Ahora lo decía Jocelyn, fuimos a un montón de lugares, pero ¿cómo puede ser, hermano, que a usted le hablen de la Palabra, de un texto de la Palabra? ¿Cómo puede ser, hermano, que haya una persona? Yo creo que en eso, dicho sea de paso, tenemos que estar muy agradecidos en esta congregación porque el Señor ha tenido misericordia de nosotros y ha puesto una persona que nos ha enseñado la Palabra de Dios. Pero no en todas partes será eso, hermano. Yo he visitado algunos lugares, acá mismo en San Ramón, y es triste ver avaros, verdaderos avaros aquí, aquí parados. Yo he escrito algunas frases que he escuchado, que seguramente usted las ha escuchado también, de verdaderos avaros ocupando una posición de liderazgo en la Iglesia. Se me fue el nombre de esta señora, pero dice esta señora, que es una reconocidísima pastora, usted tiene derecho a ser rico. Cristo murió por ello. Es una verdadera blasfemia. Esto da muchísima tristeza. Otro señor llamado Cash Luna, en Guatemala, nótese lo que dice, usted a la Iglesia debe traer dos cosas, una Biblia para que aprenda y una billetera para que adore. Otro señor llamado Kenneth Copeland, ha dicho, uno declara con fe, y lo que declara con fe sucede. Como consecuencia, uno recibe lo que desea. Hermano, el tema de la avaricia en la Iglesia del siglo XXI ha causado más daño, y es un verdadero peligro, como nunca en 20 siglos de historia. Nunca la Iglesia ha sido tan bombardeada por estos mercaderes de la fe, que le ponen precio a lo que no se puede comprar ni con oro ni con plata. Nunca ha resultado un peligro tan grande para la Iglesia como el tema de la avaricia. Anote también algunas frases, porque no todo está perdido. Hay hombres de Dios verdaderamente parados en la palabra, y dice R.C. Sproul, cuando el Evangelio de la prosperidad enseña que puedes declarar y reclamar, estás haciendo de Jesús un mago. John MacArthur ha dicho lo siguiente, el Evangelio de la prosperidad promete total sanidad, bienestar y riqueza. ¿Acaso no es lo que ofrece el diablo? John Piper odia el Evangelio de la prosperidad, porque enseña a la gente, engaña, perdón, a la gente, diciéndole que siempre estarán bien. Hermano, cuando estamos en Cristo, no siempre entendamos que estamos, somos parte de un mundo que está caído, marcado, entenebrecido, cada día más por el pecado, hermanos. Tenemos segura la salvación, tenemos un montón de cosas, pero esta es la parte más cercana al infierno que un creyente va a tener de este mundo, y la parte más cercana al cielo que una persona sin Cristo va a tener de este mundo. El cristianismo de la iglesia de nuestro tiempo se ha visto rápidamente infectada por una peligrosa e insidiosa enfermedad. El así llamado Evangelio de la prosperidad y la sanidad, aunque posee muy poco del carácter del Evangelio, en su forma más avara y descarada, simplemente dice, sírvele a Dios y vuélvete rico. En su forma más respetable, pero perniciosa, simplemente construye catedrales de cristal de muchos millones de dólares para la gloria de un Dios que se utiliza como un medio, nunca como un fin. No es más este movimiento religioso que un acomodamiento cultural de la falsa iglesia a los valores mundanos del materialismo. Hermanos, la avaricia ha causado mucho daño a la iglesia y se constituye en sí misma como un grave peligro para la misma. Primera de Timoteo, capítulo 6, versos 10, dice la palabra de Dios, porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual, codiciándolo a algunos, se extraviaron de la fe y fueron traspasados de muchos dolores. Hermanos, dice la palabra de Dios que en los últimos días, en la iglesia de los últimos días, habrán hombres amadores de sí mismos, habrán hombres que amarán al dinero, y en el verso 3 dice el texto que estamos usando como base, estos hombres no tendrán afecto natural. Hermanos, el grado de complejidad de poder agregar algo a lo que ya el texto dice con claridad, es eso, agregar algo, afecto natural. ¿Cuál es el afecto natural? El afecto natural es el afecto primario, el afecto base, el afecto instintivo que tiene cualquier ser vivo e inteligente por los suyos. Eso es afecto natural. Nótese que la Biblia dice que estos hombres no tienen afecto natural. Pablo inicia la carta a los romanos diciendo porque lo que de Dios se conoce, su eterno poder y deidad, son claramente visibles en las cosas que el mismo Dios ha hecho, de forma tal que ninguno de nosotros tiene excusa para decir yo no conocía a Dios. Hermano, y yo me pregunto, ¿hace cuánto que se hace usted el desentendido ante la necesidad de su hermano? ¿Usted conoce la necesidad de su hermano? ¿Hace cuánto, hermano, que no es usted un canal de bendición para con un hermano? ¿Hace cuánto que no es usted un instrumento de Dios para ayudar, para socorrer? ¿Hace cuánto que nos hacemos los desentendidos ante las necesidades de los hermanos? Qué pobre el concepto que tenemos de hermanos en Cristo, hermanos, hijos de un mismo Padre. Pero a veces nos hacemos tan desentendidos. Nos vale que le alumbren con un foco al hermano el foco de las circunstancias, de la adversidad, porque no nos afecta a nosotros. Hombres amadores de sí mismos. Dice el texto, además, que no solamente son amadores de sí mismos, son amadores del dinero, sin afecto natural, es decir, son egoístas. El otro día el pastor Federico nos enseñaba que lo contrario al amor no es el odio, es el egoísmo. Cuando usted no tiene amor para con los demás, hermano, usted es un egoísta. Es un egoísta. Créanme, hermanos, que yo no vine aquí a hacerlos sentir mal, o a sermonearlos, o a confrontarlos, porque me da un gran placer hacerlo. El primer sermoneado fui yo. Créanme que no me gustó. Créanme que se confronta uno con la palabra de Dios, como decía alguien al inicio. Y qué bueno, qué bueno que eso pase. De alguna manera es una obra del Espíritu Santo también en nosotros mismos. Hermanos, hay una cuarta manifestación del verdadero amor de estos leyendos del siglo XXI. Dice que son amadores de los placeres. Hay una filosofía griega conocida como el hedonismo. El hedonismo lo que dice es que para que usted sea una persona feliz, usted tiene que alcanzar el máximo placer en la vida. El hedonismo lo que busca es el placer, porque cuando usted encuentra una zona de placer en diferentes aspectos de su vida, usted va a ser una persona feliz. Es interesantísimo, hermanos, cuántos hermanos se van de la iglesia porque su zona de confort desaparece, porque al que pusieron a predicar les dijo algo que no les gustó, o porque no encuentran a un Dios que suple todos sus placeres. Un Dios que es un medio para alcanzar su zona de confort, su felicidad, no un fin, no un fin. Hermanos, ¿y Dios? Dios es el autor del placer. Dios se complace en el placer. Hermanos, cuando yo pienso en un Dios que puso diez mil papilas gustativas en la lengua, y por si eso no es suficiente, cientos de sensores olfativos en la nariz, solo para que usted pueda saber a qué sabe una naranja, eso me habla de un Dios que se deleita, que es el creador mismo del placer. Algunas personas imaginan a un Dios como un mandamás cruel, un Dios celoso del cumplimiento de cada regla con rigurosidad, pero esa no es la imagen correcta de Dios. Dios nos creó con la capacidad de sentir placer. Proverbios 15, 13 El corazón gozoso alegra el rostro, pero la tristeza del corazón quebranta el espíritu. Proverbios 17, 22 El corazón alegre es una buena medicina para el espíritu, pero un espíritu quebrantado, triste, seca los huesos. Incluso, hermanos, Dios nos habla de que una persona manifestando un placer sano constituye en sí misma una medicina para su alma, para su cuerpo. La Biblia habla hasta del placer sexual que Dios creó, el placer sexual. Proverbios 5, 8 Alégrate de la mujer de tu juventud como una sierva amada, como una preciosa gacela. Tus caricias te satisfagan en todo tiempo y en su amor recréate siempre. Dios es el autor mismo del placer y Dios es glorificado cuando nosotros, los seres humanos, sentimos placer, pero un placer dentro de un marco de reverencia y de respeto al Señor. Dios no tiene problema con que disfrutemos del placer. Él nos creó con la capacidad de sentir el placer. El problema es cuando hacemos del placer un fin en la vida. Filosofía del hedonismo Y damos el lugar que Dios merece. Dios no es un medio para alcanzar nuestro disfrute, para alcanzar nuestros intereses, para alcanzar un placer. Dios es un fin. ¿Saben, hermanos, que antes de que vinieramos al Señor, la Biblia dice que todos éramos esclavos de los deleites y de los placeres diversos? ¿Esa era nuestra condición antes de venir al Señor? Quito capítulo 3, verso 3 Porque nosotros también en otro tiempo éramos unos necios, desobedientes y extraviados, esclavos de deleites y de placeres diversos. Necios, desobedientes, extraviados y esclavos de deleites y de placeres diversos. Esa era nuestra condición. Santiago 4, versos 3 al 17 Dice Santiago, pedí, no recibí, porque pedís mal, porque piden para gastarlo en sus placeres, piden para gastarlo en sus deleites. Por eso Dios no está comprometido en que usted alcance todo lo que usted le pida, porque muchas veces no sabemos cómo pedir de forma correcta, y muchas veces es para gastarlo en nuestros placeres y en nuestros deleites. Hermanos, hasta aquí hemos hecho una radiografía de los creyentes que constituyen un peligro para la Iglesia de nuestros días. Hemos dicho que son narcisistas, hemos dicho que son materialistas, hemos dicho que son egoístas, hemos dicho que son hedonistas. Al final del texto que leímos al inicio, Pablo los identifica, y además dice Pablo que tienen una apariencia de piedad. Hermanos, se ven iguales, hablan igual, tienen una apariencia de piedad. Siempre están aprendiendo, pero nunca conocen la verdad. Hermanos, el apóstol Pablo dice que tienen apariencia de piedad, en la Iglesia cantan, hablan igual, parecen hermanos genuinos, pero fuera de la Iglesia. Su conducta sexual es una conducta absolutamente depravada, descarada, descarriada. Estos son, dice Pablo, los que se meten con mujeresillas cargadas de pecado, y estas siempre están aprendiendo, pero nunca logran conocer la verdad. Es decir, que estas hermanas que se reúnen con la pastora los miércoles son las que tienen grupo de oración, los jueves son las que tienen un activismo religioso impresionante. Yo quiero hacer una aclaración importantísima, hermanos, yo no tengo nada en contra de las reuniones de mujeres, del activismo en la Iglesia. Pero si eso no es consecuente con una vida de rectitud, de integridad, de santidad, no sirve para nada. Yo no estoy atacando el hecho de que ustedes se reúnen, que busquen a Dios, ese no es el tema. Ojalá así no se haya entendido. Hermanos, el tema está en que dice que siempre están aprendiendo, pero nunca pueden conocer la verdad. ¿Qué es la verdad? ¿Saben qué? Esta es una de las preguntas filosóficas más importantes de toda la historia. Un hombre llamado Poncio Pilatos le hizo esa pregunta a Jesús. ¿Qué es la verdad? Y el Señor Jesucristo no le contestó. Nos dice en Juan 8, 32, y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Y podemos hacernos algunas preguntas. ¿Libres de qué? En nuestro caso como costarricenses, y antes lo decía Chino, ¿libres de la subyugación del pensamiento por parte de una religión oficial que nos enseñó un montón de sandeces y estupideces? ¿Libres de la ignorancia? ¿Libres del pecado? ¿Libres de la condenación del infierno? ¿Libres de nosotros mismos? ¿Lejos de una motivación del amor? ¡Errado! Pero aún así no nos dice el texto qué es la verdad. El capítulo 1, verso 1 del libro de San Juan, en el principio era el verbo, esa palabra verbo del griego logos, que es palabra, era Dios, y el verbo era con Dios, y el verbo era Dios, y vivo su gloria, como la del unigénito del Padre. En Juan, capítulo 17, el Señor Jesucristo en oración le dice a su Padre, Padre, santificalos en tu palabra, tu palabra es la verdad. En Juan 8, 32, cuando el Señor Jesucristo se iba al cielo, le dijo a Tomás, Tomás, yo soy el camino, yo soy la verdad, yo soy la vida. Encontra Jesús, la palabra, es la verdad. Conozcan a Jesús, conozcan la palabra, conozcan la verdad, la verdad os hará libres. Hermanos, es interesante porque esa palabra verdad, en el griego es una palabra muy difícil de pronunciar, la palabra ateleia, y lo que significa ateleia en el griego es la realidad en contraposición con una apariencia. ¿Cómo dicen que están los creyentes de la Iglesia del siglo XXI? Algunos, desde luego. Tienen una apariencia de la realidad. Pero es interesantísimo que el texto dice, además, que no pueden conocer la verdad. Hay una imposibilidad de conocer la verdad. Y la pregunta de fondo es, ¿por qué? Hermano, ¿por qué pasan en la Iglesia? ¿Por qué viven aprendiendo? Y no pueden. Es una imposibilidad de conocer la verdad. ¿Por qué? Hermanos, la Biblia ofrece respuesta para todo. La Biblia de Timoteo, capítulo 2, versos 25 y 26. Y ya voy concluyendo. Una de las directrices que el apóstol Pablo le venía dando a Timoteo, cuando escribe, para efectos nuestros, el capítulo 3, el verso anterior dice, corrige tiernamente a los que se oponen. Nota esta frase acá. Por si acaso Dios les da el arrepentimiento que conduce al pleno conocimiento de la verdad y volviendo en sí, escapen del aso del diablo, habiendo estado cautivos de él para hacer su voluntad. Hermanos, corrige tiernamente por si acaso Dios les concede el arrepentimiento, que es un vehículo que conduce al pleno conocimiento de la verdad. Porque estos hermanos tienen este patrón de conducta, de una doble moral, de una apariencia, de una vida verdaderamente desperdiciada, hermanos, porque es un verdadero desperdicio estar en la iglesia, queriéndose a pecar y estando pecado y pecar sin disfrutarlo. Es un verdadero desperdicio. Hermanos, entendamos una cosa. La salvación es un regalo que viene solamente de Dios. La salvación es un regalo de Dios. Y eso no depende del que quiero, del que corre, sino del que Dios haya tenido misericordia. Hermano, cuando yo pienso en esto, me invito a pensar en esto, uno no puede sentir más que agradecimiento a Dios por haberlo salvado. ¿Qué entiende, hermano? Que usted no es mejor que nadie, ni yo soy mejor que nadie. Soy una ombra, una parte de la misericordia de Dios que puso en mí la capacidad de arrepentirme, de subirme en ese vehículo que conduce al pleno conocimiento de Cristo, de la verdad. Sólo Dios puede poner en el corazón del ser humano la capacidad de creer, de arrepentirse y de volver en sí. Sólo Dios puede librar al hombre del lazo del diablo. Hermanos, pero como iglesia tenemos una responsabilidad muy grande. Corrige tiernamente a los que se oponen, por si acaso Dios les da el arrepentimiento que conduce al pleno conocimiento de la verdad. Hermanos, no se trata de agarrar a nadie con los bibliazos. No se trata de andar asustando a nadie con el diablo. No se trata de andar declarando, ni profesando, ni decretando, ni haciendo un montón de ridículos que vemos en algunos lugares. Se trata de corregir con ternura, con amor, enseñando la palabra de Dios. Es la responsabilidad que Dios nos concedió a nosotros como iglesia. Es la gran comisión de Mateo, capítulo 28, de Hechos de la Paz. Pero a la iglesia le corresponde ser una facilitadora del conocimiento de la verdad con la predicación fiel a la palabra y mostrando un testimonio allá afuera, no aquí adentro. Hermano, una persona que ha entendido esto es una persona que ama a Dios más que a sí mismo. Una persona que ama a Dios más que lo que Dios pudiera darle. Entiende que los recursos que Dios le ha dado son oportunidades para bendecir a los demás y es un buen administrador de la gracia de Dios. Ama a los hermanos. Una persona que entiende el máximo placer en la vida es servirle a Dios. Una persona que vive agradecida con Dios a pesar y en medio de sus circunstancias. Hermanos, la iglesia de nuestros días vive tiempos de verdadero peligro. El apóstol Pablo previene a Timoteo y el Espíritu Santo nos previene a nosotros esta noche. Vamos a orar. Agradecemos su atención. Si este material ha sido útil para usted, le rogamos que lo pueda compartir. Somos Olivo Verde Costa Rica