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El cuerpo

El cuerpo

Mi Nuevo YoMi Nuevo Yo

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La transformación física es uno de los cambios más importantes del cáncer. Y es inevitable. Y no fácil de asumir. Es una forma notoria de decirte que estás enfermo, para uno y para el resto. Pero podemos enfrentarlo y tomarlo con menos angustia. De eso conversamos en este capítulo. Siempre con optimismo.

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The conversation is about physical transformation due to cancer treatment. They discuss changes in appearance, such as hair loss, and the impact it has on their identity. They share personal experiences and emotions related to losing their hair and finding ways to cope, like wearing wigs. They also mention the support they received from others during this difficult time. Hola, ¿cómo están? Justo estábamos hablando de un preámbulo, mientras conversábamos del capítulo que vamos a grabar ahora, de si la belleza es subjetiva, de un montón de cosas sobre la corporalidad de cada uno y de los que nos podrían interesar, y es como la conversión ideal para entrar en este capítulo que básicamente tiene que ver con la transformación física, que es algo que vivimos todas las personas, queramos o no, las personas que nos enfrentamos al cáncer. Hay un cambio que tiene que ver con el tratamiento, hay un cambio que tiene que ver con la dieta, hay un cambio que tiene que ver con la propia cirugía, si hay o no, pero hay un cambio, y eso es inevitable, y eso lo ha pasado probablemente el 99% de la gente que ha tenido cáncer, y es algo que es complejo porque en el fondo hay un cambio muy importante en nuestra manera de, en nuestra identidad, entonces, y ese DTA se refleja en nuestra pareja, en nuestros amigos, en la gente, yo solo para partir la conversación, yo quiero contar por ejemplo que me acuerdo que una vez tuve que ir al canal por una serie de razones, yo estaba tratando en la clínica de la Santa María, que es cerca del canal, y tú trabajabas ahí, sí, yo trabajaba ahí, en la clínica, no, en el canal, y fui al canal y subí a la parte donde estaba la gerente y todo, y paso el gerente y me mira y sigue largo, y de repente para y se devuelve y me dice, Andrés, digo, sí, no, dije sí, ay, me reconocí, perdona, me abrazó, súper cariñoso y todo, pero claro, no me reconoció y yo esa opción igual la encontré, porque en el fondo uno se sigue conociendo, uno sigue sabiendo que es uno, pero el resto de la gente, y hay una cosa que estoy monopolizando la conversación, perdón. Pero espérate, ¿eso fue en qué fase del tratamiento? Después de la quimio, después de la segunda quimio. Ya, de pelado. Ya estaba hecho mierda, fácilmente. Sí, pero es que uno no se da cuenta el nivel de transformación que ha tenido, porque como tú te estáis viendo, y como decís tú, llevo otro... A mí se me caían los pantalones, o sea, para mí esa era la la obra más incómoda, ni siquiera verme amarillo, pelado, era que caminaba y tenía que estar filmando porque ya no me quedaban más hoyos que hacerle al cinturón, o sea, yo bajé 20 kilos con la quimio. Bueno, entonces, ese es el tema que queremos conversar hoy, y yo creo que, me imagino que hay un tema acá que esto afecta igual a hombres y mujeres, o sea, no hay una diferencia en ese sentido, y quizá incluso yo siempre me he preguntado si la caída del pelo, por ejemplo, a las mujeres les afectará más, porque es parte de su identidad mucho más notoria que los hombres, que solemos perderlo, pero, ¿es así o no es tan así? ¿Ustedes dos perdieron el pelo? Yo la primera vez, no. La primera vez se me cayó como mechones grandes, que es como con pelones, pero tenía el pelo corto. Muy escana, muy escana. Es como con piñas. Claro. Pero como tenía el pelo corto, en realidad no me importó tanto, y me lo fui tapando con los pelos, con los mismos pelos, me tapaba, me hice como... Su parrón. Parrón pa'l lado, pa'l otro lado, me iba tapando como me venía cayendo, y quedé con el pelo, como con menos pelos, en total, en general, y mechones, mechones menos. Y la segunda vez, sí, ahí quedé cero, con la cero. Con la cero, cabeza, todo, todos los pelos del cuerpo. ¿Cejas? Menos, menos las cejas. Es súper bueno. Sí, y eso fue súper bueno, porque no se me veía la cara tan enferma. Claro, exacto. Se me cayeron las pestañas, y cejas, no soy súper sejua. Y que tienes buenas cejas. Tengo buenas, tengo buenas cejas, entonces se me cayeron, pero poquitas, y las pestañas y todo. Ay, ¿de veras? Sí. Como que lo que más me quedó del cuerpo fue la de las cejas. Pero el loco es otro, que no se caiga el pelo de todas partes. No se cae el pelo de todas partes. Pero casi todo el cuerpo. Sí, sí. Pero ¿qué cae de la parte que se sostiene? No, a mí se me cayó, sí. O sea, y fue brutal, porque yo creo, a mí, además, ya, yo confieso que soy un poco vanidosa. Un poquito, un poquito. Este caballito lo sabe el caballito. Un poquito, un poquito. Y me acuerdo que lo primero que le pregunté, o sea, una de las preguntas, después de entender toda la parte más de salud, pero era bueno ya. Y la quimio que voy a tener, se me va a caer el pelo. Y había como dudas en el comité, esto que yo me lo hice en la falda, que cuál iba a ser. Todavía no tenían tan claro si me iba a hacer quimio o no me iba a hacer quimio. Primero que nada, no tenía ni idea. Porque estaba, había como una cola del tumor que en el fondo hizo que tenía que hacerse. No estaba tan encapsulado totalmente. Y entonces hasta el final no se sabía. Y yo dije, ya, me salvé de la quimio, ya, no me voy a quedar pelada. Bueno, resulta que cuando me fui a hacer la radio, me dice, bueno, ya terminamos las sesiones de radio y ahora necesito que tomes horas con el oncólogo para hacerte la quimio. Dije, ¿cómo? Si yo no me iba a hacer quimio. No, si el comité ya lo, como que me enteré por la prensa. Como que no, no me habían, no estaba preparada. Y, bueno, llamaba al doctor, le digo, ¿estás tomando horas? Y me dice, sí, bueno. Y me dice la enfermera, que, porque ya ni me acuerdo mucho, pero como que hay un procedimiento como que te explica el tema de la quimio. Dije, bueno, ¿se me va a caer el pelo? Le dije, ¿con esto? Me dijo, no, con estas drogas no se te va a caer el pelo. Y yo, ya, no se me va a caer el pelo. ¿Por qué quieren la droga? Exacto. El tipo de droga es que se te caiga el pelo. Bueno, y yo me la creí. Bueno, y la cosa es que, dije, ya, bueno. Y conversando con la amiga, le dije, no, se me dijeron que no. Pero, bueno, igual quiero ver pelucas, no sé, por si acaso. Como que había algo, una parte de mí, como que intuía... Pero que no era lo que el doctor te dijera eso. Puta, sí, bueno. También... Le dije, ¿directa la peluca? Pero también... No, fue heavy, sí. ¿Directa la peluca? Sí, peluca, sí. Yo al tiro le dije peluca. Es que aparte yo estaba trabajando también, como que dije, no voy a llegar de un día para otro, puta pelaca. ¿Sabes? ¿Cómo voy a entrar? O sea, no podía ir. Ya, resulta que el doctor, la enfermera me dice que no. Lo más probable es que no tenga, que no se me caiga el pelo. O sea, el doctor, la enfermera, ¿todo el mundo lo ha visto? No, claro. O sea, primero no era... ¿Creen que era muy maniose, a lo mejor? Quizás, no sé. No sé. Te juro que es algo que tengo muy escondido, pero no tengo, ya. Y resulta que estaba con unas amigas y igual dije, voy a ver, voy a cachar el tema de las pelucas, por si acaso. Que no es cualquier peluca. No es que uno vaya al cotillón, no es que uno vaya al cotillón, no me caiga el pelo y se nota. Y las pelucas son súper caras. Y uno cachaba lo caras que eran. La cosa es que estaba con unas amigas, me acuerdo, y como que me pasé la mano y capté que se me empezó a caer el pelo. Esa hueá es muy fuerte. La primera quimió, ¿no? La segunda. ¿La segunda? La segunda quimió. La primera dije, ah, ya, pídele. Después la segunda, me peino y se me empezó a caer. Y eso fue muy brutal. Porque como que no estaba tan preparada. Estaba esa duda de que no iba a ser o si iba a ser. No recuerdo que tienes cáncer. Totalmente. Sí. Y es como esa fragilidad. Como lo que no controlás. Y como que duda y por obvio. Como que en verdad esas imágenes de las películas, cuando uno ve que se le cae el pelo y que es como la típica imagen, es bien fuerte. Y lo que hice que fue súper bueno, porque fui a ver una peluca, preciosa la peluca, pero carísima. Los ortodoxos se ponen pelucas. La peluca, ¿sabes? Era de ortodoxos. Un amor, la que vendía, y me dice yo abajo tengo una peluquería, ¿sabes qué? Me dijo yo que tomo pelo. Y dije, pues yo vengo con la peluca. No, no, no. Estoy colipando. Estoy colipando. Estoy colipando. Estoy colipando. Y me empecé y me dice que mira, ya tenía atrás lleno de pelo. Y me muestra atrás y yo tenía atrás. No lo tenía tan largo. En la ropa. En la ropa, ¿sabes? Y ya, bueno, ya entró la peluquería y ya estaban acostumbradas. En el fondo, o sea, como que ya tenían como buena onda con ella. Y dice, me dice yo te pelo, ¿sabes? Y me peló y había otra persona que había pasado, había una mujer que había pasado por cáncer. Y me dijo, oye, tranquila, se va a salir. Mira mi pelo ahora. Se estaba como lavando el pelo. Pero fue, fue heavy. Porque como, por un lado, como yo no había externalizado tanto. O sea, nunca, no lo hice tan ampliado, tan que la gente supiera que yo tenía cáncer. Entonces, el hecho de verte pelada fue una manera de exponerme, ¿sabes? Entonces, esa fragilidad me costó. Y, pero la gente es súper tierna. O sea, muy, muy, muy acogedora. Muy, no sé, bueno, ¿cuánto le debo? Me dijo, no, nada, estáis locas. O sea, como, por favor, que te vayas bien. Y como, y todos tirándome una onda. Y fue súper bonito. ¿Te recuerdas bien impacto? Bueno, sí. ¿Con André, por ejemplo? Espérate, espérate. Es que después me, me, esa manejar. Como yendo a, me fui a la casa de una amiga. Y mirándote por el retrovisor y pelada. Y tocándote la cabeza, ¿cacha? Y era como, cuéntame. Como, como que una imagen que nunca se me va a olvidar. Porque es fuerte. No, yo la, bueno, es que, como que igual me, me llama la atención. Y como que me da gusto que tú como expresas lo que te fue pasando. Porque, no sé, me he dado cuenta que como que no identifico los sentimientos. Me, no sé, se me caen los pelos. Y era incómodo porque. ¿Pero te pelaste? Claro. ¿Tú te pelaste? Lo que a mí me pasó es que como que me empezó como a doler un poco la guata. O sea, es como, lo que, eso es lo que yo sentía. Como que, me levantaba en la mañana y la almohada llena. Y era como la, como un gato arriba de la almohada. Y me daba como que, como que una cosita, como que se me subía algo en la guata. Caché como una cosa para. ¿Impacto? ¿Seguro? Sí. Pero me daba como dos horas de guata. Y como, dos horas de guata. Ah, y tú como que seguías. Y me daba. Sí, sí, tranquilo. Siempre vas acá, acá, acá. Como que, voy, voy, voy, voy. Y estaba como, como, hubo días. Y después la verdad es que encontré un poco incómodo que. Estaba todo lleno de pelo. ¿Cacha? Como que. Pelechando ahí. Pelechando, pero como no alcanzaba, como ya había tenido un tratamiento. Y el gato te reclamaba así. El gato. Claro. Dije, eso es mi rol en esta casa. Claro. Y que como había tenido un tratamiento un año y medio antes. Casi dos años antes. No alcanzaba a tener pelo tan largo. O sea, tenía como muy lento. Caché. Entonces, bueno, se me sacaba el pelo. Y una vez que estaba en la clínica. Entra el doctor y le dije, ¿cómo está? Y le dije, mira cómo me tenés. Porque yo tenía unos pelones horrendos. Era como. Un gato teña. Teña, teña. Sí, pero más que. ¿Pero por qué no tenés ahí esta rapa ahí? Pues sí. Porque me habla el vivo. ¿Por qué eso? Porque yo no sé. Porque es el hambre. Porque es el hambre. Claro. No caché. Entonces, y ahí el señor que decía. Le dije, aquí estoy. Pues mira cómo me tenés. Y le mostré la cara. Ya, mejor. Igual. Yo creo que ya es suficiente. Yo creo que ya. Ya he aguantado mucho de ir ahí y cortarte. Y tú no. Ay, qué cortito. No, hijo. Pelarse, hijo. Si ya está ahí. Con peli horrible. Mira esta cara. Está ahí así. No me importa, hijo. Sí, hijo. Ya está. Sácate ese pelo. Que entonces te va a caer igual. Ya, bueno. Y ahí cuando llegué a mi casa. Con mi hermana le dije. Cuando vengas. ¿Me podís cortar el pelo? Ya. Llegamos a la casa. Y agarramos la máquina de cortar el pelo. Rapturadora. De esas eléctricas. Y le dije, ya me lo corto. Y nos sacamos fotos y todo. Claro, pero con otro automático. Tengo fotos. Antes como que mandé las fotos a unas amigas. Como así se me salía el pelo. Más como bajando registro. No tenía nada gracioso. Pero tomándolo como. Buscando como la anécdota. Y el registro de la anécdota. Te guardas fotos. Sí. Para mí fue lo mismo. O sea, ni siquiera fue como. Se encontraban todos mis amigos. Fuimos a la peluquería. Fui con mi hijo. Como hasta el momento. Y yo también. Me tocaba el pelo y se caía. Tampoco tenía tanto pelo. Pero. Y ahí me robé y nunca más me volví a cortar el pelo. Igual que tú una especie como de rito. Sí, pues fue un rito. Fue un rito. Es que. Yo creo que finalmente. El cambio que más podís controlar. Es cortarte el pelo. Todo lo demás. Llega luego. O sea. La delgadez llega. Pero yo creo que este cambio. Nosotros nos reanimamos por el pelo. O lo tomamos como un poco más simbólico. El cambio físico. También tiene efectos. Intimidantes. O sea. Ir a todo el mercado. Que la gente te mire. Pensando que te quedan tres días de vida. Porque lo mismo que uno miraba a la gente que estaba amarilla. Pelada. Flaca. Y una vez esta persona tiene un cáncer terminal. Y uno no necesariamente tiene cáncer terminal. Pero parece como que tu eres terminal. Pero además tiene que ver con la pareja. O sea. La sexualidad. Todas esas cosas. Porque uno pasa a convertirse casi en otra persona. ¿Y usted estaba de pareja? Nosotros dos no. No era pareja. No. Cada una tenía a la suya. Cada una tenía a la suya. Sí. Yo estaba de pareja. Sí. Ya. ¿Y André? ¿Tú cómo? En el caso de tu pareja. ¿Cómo que ella sintió cómo estaba el cambio físico? O sea. Por supuesto. Nunca se volvió a conversar el tema de nada. De intimidar. O cualquier cosa. ¿No? O sea. Yo creo que incluso ella pensaba que era otra persona. Porque yo hacía 20 kilos. Amarillo. Yo me saqué una foto una vez con mis amigos. Venía un amigo de Argentina a verme. Que son como mis hermanos. Y iba a ser la única foto que subí a Instagram en ese momento. Porque era como mi última quimio. Vinieron a mi última quimio. Ay, qué bueno. Sí, bueno. Y yo veo la foto ahora y soy otra persona. O sea. De verdad. Yo tengo una quimio muy fuerte. De verdad. No toda la gente tiene esa misma quimio. Pero hay una transformación física que te lleva a sentirte vulnerable. Por supuesto. Máxima. Que cuando estás vulnerable, físicamente terminas siendo una persona que sigue esta enfermedad. Nosotros nos reímos y todo. Pero es una enfermedad que te genera cambios profundos en tu personalidad. Desde los miedos. En la parte física. En la parte médica. O sea. No es menor. No, no es menor. Sí, yo creo que el tema de los cambios que se generan. Ya, voy como a otro lado. A mí me pasa que el tema físico, en sí mismo, como desde afuera, como estético, nunca fue un tema. Era lo mismo. Sí. Es que tú tienes una capacidad súper buena de bloquear cosas. Me has ido contando estos capítulos que has ido contando cosas tú. Me parece que tú tienes una capacidad que es más positiva que nadie haría de bloquear ciertas cosas. No sé si bloquear o no querer saber. No sé. Bueno. Puede ser. Puede ser. No sé. Bloquea. Bloquea. Bloquea. Pero lo que sí ha afectado físicamente muchísimo son las secuelas físicas. Internas. ¿Cachai? Que no tienen que ver con el aspecto. Porque, en realidad, el aspecto físico, yo creo que tenía una especie como de trauma. Como que siempre me sentía tan mal con mi aspecto físico que como que dejé de verlo hace diez mil años atrás. No es tema. Dejó de ser tema porque me pudo como enrollar mi cuerpo. Como que quise tan poco mi cuerpo que dejé de verlo. Entonces ya hasta la altura de lo que es de una esfera muy gorda, flaca, me da lo mismo. Picatriz, no picatriz. Me da exactamente igual porque ya el cuerpo a mí no significa nada. Pero sí tengo temas que es lo que me complicaba. Todos los días de que tuve cáncer son las cosas, los dolores físicos. Que son, no sé, vosotros lo queríais ver en la clase de baile. En general en la clase de baile. Lo vi todo. Pero cuando me operaron, me sacaron el pulmón para las copias. ¿Cómo se dice? Para las copias, sí. Sí. Entonces para meter la instrumental como que te abren un poquito las costillas. Entonces yo me tocó, siento como un hallito. Y en general siempre me duele. Todos los días duele un poquito. Pero cuando fui a la clase de baile, otro día no la podía mover porque tenía un dolor. Ah, porque te apretaba el músculo. No, porque te hicieron los huesos, pero no me tocó. No tengo nada. La instrumental. Entonces al final lo que me duele a mí más no es el aspecto físico, sino que las secuelas físicas internas, los dolores. ¿Cachai? Si no hay pastillo, a mí me cocoja. Hay días que no puedo mantenerlo en la mano. Y eso psicológicamente me ha afectado pero muchísimo. O sea, como que eso sí me da cuenta. Porque me da pena. Porque eso que sufro. Sufro por eso. Porque mi cuerpo ya no es el mismo. Porque me canso. Porque quiero caminar y no puedo. Porque quiero tomar cosas y me duele. Y esa cuestión físicamente, esa desmejora que me quedó física, que no es estética, sino que es un poco más holística y tiene que ver con la parte interna física, eso me tiene pero cagada de onda todos los días de la vida. Me levanto cagada de onda y me acuesto cagada de onda. Y me ha costado mucho sobrellevarlo, cachai. ¿Y te da rabia? ¿Qué te da? Como... Ah, esa pregunta es difícil para mi, pero me sale igual. Para eso, por sentimiento, lo dejo muy claro. Pero es sentido como... Ay, no sé. Frustración. Frustración, parece que es lo que siento. Como no puedo ver, cachai. Es como... Como que quiero y no soy la misma. Es como... Quiero ser la misma. Y esa hueá también es parte de los cambios físicos. Sí, claro. Claro. No, a mí eso no tenía... Igual que tuviste, lo hablamos en el capítulo pasado, con la cirugía que tú tuviste, tuviste secuelas físicas que se conectan con algunas cosas, en este caso, con esta idea, condición, imaginario femenino, como la pechuga, la mastectomía, cachai. En ese sentido, también me imagino que tiene otras cosas que van... Sí. Yo creo que, por ejemplo, a mí me pusieron un bypass en la arteria ilíaca y después me contaron que a lo mejor me hubieran amputado las piernas y ese bypass no me hubieran podido conectarlo. Por supuesto, no lo supe, por suerte, cachai. ¿Un bypass? ¿Adentro tienes un bypass? Tengo un bypass, yo sí. ¿Ya? Yo sí, con un robot. ¿Un robot? Un robot. Y esa pierna me molesta, cachai, la pierna derecha. Entonces, por ejemplo, yo subo la escalera, al principio era gay porque dije... O sea, pues no, no me pude casi hacer ni un deporte, fui a... Ah, yo super tonto, como que trataba siempre de sentirme vivo, fui a hacer el manqueue. Ah, ya. Sí, llegué arriba, pero así como me pasaba gente, un señor de 80 años pasaba recorriendo al lado mío. Y llegué igual al... Ah, obvio. Y después dije, bueno, ahora tengo que bajar. Claro. Bueno, pero por suerte se me había pasado, pero es un dolor que tengo siempre. O sea, subo escalera, me duele, cachai. Yo estaba pensando justo en lo que tú estás diciendo, que en el fondo hay dolores físicos que se mantienen. Que te recuerdan... Al final, de alguna u otra manera, esta opción se te aparece así como, no sé, Ghost Sex, el de Scream. Sí. Y te aparece, y bueno, y por eso es tan difícil enfrentar esto, y por eso tenemos este podcast, porque en el fondo no estaríamos hablando de estos temas. Pero yo creo que es importante para las personas que están pidiendo esto, que saber que en el fondo va a haber una transformación, y esa transformación puede tener efecto en la pareja, puede tener efecto entre los amigos, en su propia autoestima, y algo que hay que enfrentar. Pero, igual que lo hablamos con la autora del capítulo pasado, no es algo que te preparan para eso. Entonces, todo esto es un enfrentamiento, básicamente, que uno va aprendiendo a otras personas. O sea, yo me acuerdo que hay un montón de gente que no me vio hasta después de la quimio, y yo creo que esa gente sentía que necesitaba darme todo su cariño porque este gallo se va a despachar. Es que claro, es que cuando uno ve a alguien que está apagado, que se ve terriblemente enfermo, efectivamente, la gente, o sea, como que es inevitable, como ser humano, que te produzca algo, o sea, hay como empatía a lo que sea. Sí. A mí me pasó que porque yo estaba más larga y todo, sin las cejas, el pelo estaba tomando sol afuera, y un amigo, yo nadie sabía del barrio, que tenemos un barrio muy bacán, así que, todos muy, mucha comunión. Y llega una amiga. La vecindad del Chavo. La vecindad del Chavo. Total. Y llega un amigo de Manuel, y yo le hablo, me ve, y se pone a llorar. ¡Oh! Hasta ahí... El hijo tiene 12. Tiene 12, claro, y se pone a llorar, y le digo, mi amor, está todo bien, pero como que en el fondo... ¿Y qué es qué? Porque no sabía. Sí, pues. Que para todos fue sorpresa. Entonces después me escribe la mamá, y me dice, ay, no está... Y le dije, no, porque ya llevo rato, y ya me dice, ya me veré, ya me hice la radio, con respeto preventivo. Pero claro, como que se dimensionó, o como que la gente... Por eso para mí fue tan importante, o sea, como que me afectó tanto el tema de la vela, porque ahí como que la gente, como que aumentó, no es más cercano, y todo como que cayó, como que le cae la teja acá, ¿sabes? Porque se expresa como un indicador de lo que pasa adentro. Entonces, eso me pasó a mí. Por eso también el tema del... Pero usted no se entiende, por ejemplo, que uno, que todo el mundo tiene algo de ego, eso se va a la cresta, porque en el fondo al final termina ahí sintiendo que lo que realmente importa es seguir siendo tú en el fondo. Es como que te cambian todo el forro, pero adentro la pila sigue siendo la misma, como que estás manteniendo tú, y yo encuentro que eso, por ejemplo, a mí, que les contaba antes que yo tengo un tajo de 33 centímetros en la guata, y, puta, mi mamá, cuando estaba aquí, mi mamá tenía un pelo, tenía un tajo gigante, que era como una grieta, mi mamá llegaba como con 37 cremas, así. Entonces, ya, y tenés que echarte esto, y echarte esto, y yo le hice caso. No, ahí hubo como unas plantas que la entró a escondidas, así como en el alrededor, no de veras, no de veras, y yo poniéndome la planta, y yo la ven y yo le hacé caso, porque en el fondo, puta, dije, o sea, obviamente no quiero quedar, pero es ego nomás, ¿po'? ¿Cachai? Al fondo, al final, el tajo iba a estar, el tajo no se iba a borrar. No, pero igual lo podías tener. No, no es ego. Yo tampoco quería tener una bocena así como tan grande, que saliera todo rechazado. Sí, no querías rechazar, sonflar también. No, no, se hizo, se hizo, se hizo. Ya, si nos hemos llevado mucho tiempo. Se hizo. Y hay que lavarse el capete también, ¿cachai? De hecho, tú todavía tenés el capete, ¿no? Sí, pero no lo voy a hacer, no lo voy a hacer. Hasta que usted lo... Cada vez que nos juntamos, es como... Sí, por favor, sácate el capete. El próximo capítulo lo hacemos mientras yo me estoy sacando el capete. Ya, ya, te acompañamos. Te acompañamos. Me acompañan, ¿verdad? Es operación, sí, por operación. A ti no me conviene que me acompañes, porque, bueno, después de ese dado, hablas muchas cosas sinceras. Más, más huevadas vas a hablar. Bueno, yo cuando me sacaban el capete me desperté y he hecho pipí. Yo celebré, a mí, bueno, de hecho, me detuvo a mí el doctor y eso yo creo que es importante, que tienen como distintas posturas. El doctor me dijo que no, que tenía que hacer cinco años después de haber tenido, de haberte mejorado cosas. ¿Sacártelo? Sí. Porque... Dura hasta, pero no es... No, sí. No, dura todo el... Dura mucho. Si tú te lo limpias rápidamente... Y en el fondo, es para que... ...así papas pasen. Porque... ¿Qué era? ¿Por qué? Porque antes era muy caro el reembolso. Por eso era... Y en el fondo, si te da de nuevo, pues la probabilidad es dos para no tener que ponértelo nuevo. Pero dije, doctor, yo no voy a tener más. O sea, yo estoy... ¿Me cacháis? Ahí hay otro tema. Lo que pasa es que, ponerlo... Ah, ese es un tema. ¿Me cacháis? Poner el capete... Sí. En la postura del capete tiene el código FONASA. Entonces, te lo cubre. Sí, pues. FONASA y la instante. Exacto. Y sacarlo no está codificado. Entonces... Depende. No, porque tiene un tiempo. A mí me lo... A mí me lo... El sacarlo no tiene el código FONASA. Entonces, nadie te lo cubre. No... O sea, yo lo tenía en la subintendencia. Entonces me lo voy a sacar yo. Me lo voy a sacar yo. En mi casa. Creo que puede que haya cambiado. Y a mí, la memoria me falla a veces, pero a mí, lo que me dijeron era que tenía, por ejemplo, un año que te lo cubría. ¿Me cacháis? Porque quizás ahora te lo cubre. Puedo averiguar para el próximo. Para no haber venido... Bueno, para... Para una... Para una... Sí, sí, sí. Exacto. Voy a buscar. Ya. En el caso, pero, era... Y el doctor... O sea, cuando me estaban poniendo el catete, yo le dije al doctor que me estaba poniendo el catete. ¿Por qué el doctor quiere que yo lo tenga cinco años? Le dije. Como recuerdo de lo que me... ¿Me cacháis? Yo quiero sacármelo apenas termine. Me dijo, eso era antes. Era cuando no tenía cobertura. Me dijo, ahora, no. No es necesario. ¿Me cacháis? Entonces yo tuve que... No, pero igual es una... Igual, finalmente, igual es... Es un rito de pasaje porque... No, no. Sí, sí, sí. Pero igual es una pequeña intervención. O sea, no pasaste luego... O sea, yo me debería sacar el catete ya. Me dijo, obvio. Así como... ¿Cachás? Porque yo... Yo por... Yo me atrevía a preguntarle porque sí. Le preguntaba, me iba a decir, no, no te puedo educar, te puedo abandonar en cualquier momento. Entonces, yo me atrevía a preguntarle esto. Ya, como ya no funciona porque no lo dejé limpiar. O sea, ya tenés que verte, Sebastián. Sí. Pero a mí, no, y... O sea, como que yo no pensaba sacar menos, pero a mí el oncólogo me recomendó por los riesgos que es tenerlo. Porque tenés que limpiarse. Porque produce infección. Porque está conectado al corazón. O sea, está conectado a una arteria. Sí, pero que va directo al corazón. Entonces pasa que si se te infecta por acá, el corazón bombea, tú das la infección al cuerpo, ¿cachás? No, sí, sí. Te recomiendo eso. Y ese es el riesgo. Oye, yo creo que estamos en este capítulo, ¿no? Sí, ya. Bueno, pero... Pero no hablamos de lo peluda, porque eso es lo otro, también. ¿Lo peluda? Que te sale en pelo, también. ¿Dónde no debería? Yo no esperaba que me saliera en pelo donde no debería, que es mi cabeza básicamente, y no me salió. No, porque ahí se debiera, pero acá no. A mí la verdad me salió. En otra parte, pero no vamos a entrar en detalle. ¿Para qué? Otro día hablamos de ese... De la... No, no, no. No, esto sí. Bueno. Mi amor, me limpié, seguí hablando de otras cosas. Sí. Es demasiado, demasiado, demasiado. A mí hay cosas que ya no quiero hablar. Bueno, muchas gracias por escucharnos. Lo siento, sí, no sé si me gustó tanto. Muchas gracias por escucharnos, y nos vemos. Chao. Chao.

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