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PODCAST CONFLICTO SOCIAL EN COLOMBIA (1)

PODCAST CONFLICTO SOCIAL EN COLOMBIA (1)

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In this podcast episode, the hosts discuss the causes and origins of social conflict in Colombia. They explore the impact of this conflict on various aspects of society and use theoretical frameworks from John Paul Leverage, Johan Galton, and Ernesto Falla Durán. They raise questions about whether conflict is positive or negative, whether a society can exist without conflict, and why armed conflict is an expression of social conflict in Colombia. The hosts discuss different perspectives on conflict, including both negative and positive aspects. They emphasize the importance of regulating and transforming conflicts to promote change and development. They also highlight the complexities of understanding the armed conflict in Colombia, including its multiple origins and causes, and the different types of violence involved. The hosts conclude by discussing the role of structural violence and its impact on social inequality and the emergence of armed groups. Hola, sean bienvenidos y bienvenidas a nuestros podcasts donde les contamos cómo hacer una exploraremos las causas y orígenes del conflicto social en Colombia. En este episodio nos adentraremos en este tema que ha marcado la historia de nuestro país, generando impactos a nivel social, económico, cultural, político y ambiental. Para su abordaje tomaremos como base los postulados teóricos de John Paul Leverage, Johan Galton y el docente Ernesto Falla Durán. Antes de comenzar queremos presentarnos brevemente. Somos Andrea Paola Rodríguez Beltrán, Iber Natalia Rodríguez Subieta y Miguel Ángel Reyes Infuentes, estudiantes del Programa de Especialización en Gerencia Social de la Escuela Superior de Administración Pública. A lo largo de este episodio nos plantearemos algunas preguntas orientadoras para nuestro análisis. ¿Cómo? ¿Es el conflicto un aspecto positivo o negativo? ¿Es posible tener una sociedad sin conflictos? ¿Por qué el conflicto armado es una expresión del conflicto social en Colombia? Y por último, exploraremos los conflictos de nuestra comunidad. Comencemos. Andrea, muchas gracias por esa apertura. Para poder iniciar quisiera preguntarle a nuestra compañera Natalia. Natalia, ¿tú qué consideras sobre el conflicto? ¿Es un aspecto positivo o negativo? Hola Miguel, hola Andrea. Desde mi punto de vista yo considero que el conflicto puede ser algo negativo y puede ser algo positivo. Primero, entendiendo este como una situación en la que dos o más partes con intereses o necesidades distintas entran en desacuerdo o en un tipo de confrontación por un mismo objetivo. Entonces el conflicto es empleado como la posibilidad de cambio y de transformación. Además, pues que ese aspecto sea negativo o positivo dependerá de un contexto, de la forma en que se emplee, de los factores causales, de la influencia de terceras partes, del objetivo de las partes involucradas y de los medios que estos usen para alcanzar dichos objetivos, y entre otros factores que pueden hacer variar drásticamente el ritmo y el ritmo de este importante proceso que es el conflicto. Entonces yo considero que puede ser un aspecto negativo cuando se emplea a través del uso desproporcionado de la fuerza con la violación de derechos humanos, a través de acciones terroristas como desplazamiento forzado, violencia sexual, secuestros, homicidios, desaparición forzada, ataques armados y tantas otras acciones que conocemos y que afectan a las familias y que desintegran la sociedad. El conflicto deja de ser funcional cuando no hay tolerancia, cuando no hay empatía y cuando no hay respeto por los derechos humanos. Y por otro lado yo considero que el conflicto puede verse como un aspecto positivo cuando es empleado para generar evolución y desarrollo en las sociedades, en entidades, en empresas, en grupos de personas que se motivan para defender sus intereses porque esto representa un reto para sus propias capacidades. Además, pues la expresión de opiniones diferentes yo considero que es esencial para la toma de decisiones que transforman y que generan cambios. Puede ser en aspectos sociales, políticos, económicos. Entonces, finalmente el conflicto empleado de esta forma puede promover la integración y la consolidación de grupos y movimientos. El conflicto puede ser el motor del cambio. Qué interesante tu apreciación, Natalia. Desde mi punto de vista y siguiendo la línea de Jean Paul Lederach, es importante reconocer que el conflicto a menudo se percibe de forma negativa, como un fenómeno destructivo que implica una lucha de ganar o perder. Sin embargo, dado el contexto violento de nuestro país, es esencial buscar alternativas para regular y transformar estos conflictos, ya que son procesos naturales y necesarios para el crecimiento humano. No podemos ignorarlos. Lederach argumenta que el conflicto puede ser tanto productivo como destructivo, dependiendo de cómo lo regulemos, donde el término regular supone que los conflictos no son eventos aislados que comienzan y terminan, sino que emergen y disminuyen. Por lo tanto, debemos enfocarnos en estrategias que fomenten el diálogo y la empatía, donde el conflicto sea una oportunidad de cambio y desarrollo. Miguel, ¿qué opinas? Bueno, respecto a lo que ustedes mencionan, concuerdo con la forma en la que ustedes piensan alrededor del conflicto, de cómo lo leen, tanto en las variantes positivas como negativas. Para mí, el conflicto en sí es inherente al desarrollo de la historia. Refleja la confluencia o la discrepancia de dos puntos de vista, y allí es cuando, en medio de esas tensiones, se genera como un pensamiento en tensión. Yo me apego mucho a la visión dialéctica marxista de cómo la historia, por medio de los conflictos, refleja una contradicción en sí misma, que puede tornarse como positiva o negativa según la forma de resolverse. Pero que esto tiente siempre a convertirse en algo diferente, como lo decía un poco Natalia, también refleja un cambio en sí misma. Teniendo en cuenta lo anterior, Miguel, ¿crees que es posible tener una sociedad sin conflicto? Bueno, esa es una pregunta bastante interesante. Y más para una sociedad como la nuestra, ¿no? Pues está importante también pensarnos la categoría del conflicto, la forma en cómo lo asumo. Esto está muy aproximado a la lectura de John Galton. Él parte del análisis de que las sociedades, sin importar sus momentos en la historia, han manifestado muestras de conflicto, y que entre esos conflictos podría establecerse, por lo menos una constante, unos momentos de paz, otros momentos de violencia y otros de humanidad. Esas son como las tres categorías que se usan, donde las sociedades sufren transformaciones, así como lo mencionaban ustedes antes. En estos momentos de la historia, bueno, depende de las interacciones internas de las sociedades. Por ejemplo, en el caso de nuestro país específicamente, en la historia reciente, hemos sido testigos de escenarios de violencia prolongada por parte del Estado y por parte de grupos armados. Sin embargo, en medio de estas tensiones se han posibilitado también acuerdos de paz, de transiciones hacia formas no violentas de resolución de conflictos entre diferentes intereses, y de alguna manera esto refleja lo que llamamos la transformación del conflicto, el tránsito hacia otras formas diferentes en ese trámite. Pero también sería interesante preguntarnos, ¿es deseable una sociedad sin conflicto? Yo creería que no, entendiendo que los conflictos reflejan una noción dialéctica de la historia, como lo mencionaba antes, donde la confrontación entre estos dos puntos de vista resulta en algo diferente, algo nuevo que necesariamente refleja un cambio, algo distinto. Teorías que proponen la eliminación definitiva de los conflictos nos llevan a pensar en dogmas, por ejemplo, que no corresponden a la realidad histórica y que pueden llevar a sociedades a regímenes totalitarios, donde el objetivo de estos regímenes, por ejemplo, es eliminar el conflicto mediante la eliminación del contrario. Aun así, se me parece importante decir que en el caso de nuestro país nos hace falta entender más la naturaleza del conflicto, es decir, entender cómo se tramitan, cómo se pueden resolver, entender, por ejemplo, que no todos los conflictos se resuelven con violencia, sino que como sociedad podemos buscar y construir nuevos mecanismos para resolver conflictos. Vale, gracias, Miguel, por tu apreciación. Y pues hasta aquí hemos hablado sobre los aspectos positivos y negativos del conflicto. Pero aterrizando al contexto de nuestro país, André, me gustaría saber qué opinas del por qué el conflicto armado es una expresión del conflicto social en Colombia. Bueno, es una pregunta bastante interesante. Recuerdo que en una exposición del Centro Nacional de Memoria Histórica en la Feria del Libro del año 2018, había una pregunta sobre por qué es difícil contar el conflicto armado en Colombia. Dentro de las respuestas que más me llamaron la atención fueron porque se trata de una historia en construcción. Es complejo establecer con precisión una sola versión sobre sus orígenes y causas, ya que el conflicto ha mutado con el tiempo y el país también ha experimentado cambios. Sus actores y protagonistas se han transformado y ha dejado una huella imborrable en todo el país, aunque los impactos han sido distintos en cada territorio. Creo que un concepto fundamental para comprender esta complejidad es la definición de violencia que proporciona Johan Galton. Él establece tres tipos de violencia. La violencia estructural, que es intrínseca a los sistemas sociales, políticos y económicos. Esta forma de violencia, que a menudo pasa desapercibida, se manifiesta a través de la dominación y la explotación y se contempla principalmente a partir de sus consecuencias. Luego tenemos la violencia directa, que es más visible y se expresa mediante agresiones físicas, verbales o psicológicas. Finalmente, la violencia cultural juega un papel determinante, ya que legitima tanto la violencia directa como la estructural, transformando estas violencias como aceptables para la sociedad. Las condiciones de desigualdad social, las limitaciones de participación política, las diferencias en el acceso a servicios del Estado entre las zonas urbanas y rurales, la monopolización de la propiedad, el uso y tenencia de la tierra, enfrentar la falta de condiciones adecuadas para cultivarla, la desinversión del Estado, su ausencia y negligencia en atender las demandas de la población, en muchos territorios son ejemplos claros de violencia estructural. De hecho, estas formas de violencia propiciaron el surgimiento de grupos al margen de la ley, incluidas guerrillas y posteriormente grupos paramilitares, que emergieron en un contexto de ausencia estatal, donde la población civil se convirtió en blanco de acciones que materializaron acciones de violencia directa, incluyendo la represión por parte de las fuerzas militares. Lo más preocupante es que, a pesar de que diversas fuentes y las voces de los sobrevivientes del conflicto han narrado lo sucedido, las garantías de no repetición parecen ser una utopía. El número de víctimas sigue en aumento, lo que indica que las manifestaciones de violencia estructural y directa no solo persisten, sino que también amenazan con transformarse en un escenario de violencia cultural, donde estas violencias se naturalizan. En este contexto, la corrupción ha actuado como un factor determinante, perpetuando un ciclo de exclusión y abandono. Sin embargo, es fundamental recordar que el conflicto armado es un producto social, que puede ser transformado. Para ello es necesario implementar cambios estructurales, así como generar voluntad política que promueva el goce efectivo de derechos, la expansión de libertades de sus habitantes y propenda por el desarrollo humano. Bien. En efecto, el conflicto armado es una manifestación del conflicto social, que responde a manifestaciones de violencia estructural. En este orden de idea, Natalia, ¿tú quisieras comentarnos cuáles son los conflictos que vive tu comunidad? Sí, claro. Yopal, que es la ciudad en la que yo vivo, que es la capital del departamento de Yopal, pues ha habido un territorio, una comunidad, que se ha visto fuertemente afectada por enfrentamientos entre la guerrilla y los paramilitares. Según la Unidad para las Víctimas, llegaron a presentarse más de 56.000 víctimas del conflicto armado por hechos victimizantes como desaparición forzada, extorsiones, actos terroristas, desplazamientos, violencia, sexual, y entre otras acciones que han afectado esta población por más de 50 años. Y a pesar de que hace unos años, como todos sabemos, se generaron algunos acuerdos entre el gobierno y los grupos armados ilegales, actualmente la población de Cazanares sigue sufriendo las consecuencias de la disputa territorial entre grupos armados ilegales que siguen delinquiendo. Es tan así que este mismo año, para el sur del departamento, se emitió una alerta temprana para los municipios de Maní, Monterrey, Orocueta, Uramena, Villanueva, por el riesgo que corren las comunidades por dichos enfrentamientos. Según la Defensoría del Pueblo, las organizaciones comunitarias y campesinas, las niñas, niños, mujeres, servidores públicos, agricultores, ganaderos, población socialmente estigmatizada, sindicalistas, comerciantes, docentes y estudiantes podrían ser blancos de varias formas de violencia por la vulneración de los derechos. Difícil la situación que nos comentas. Quisiera preguntarte también, según lo que nos cuentas, ¿se han implementado algunas estrategias por parte del gobierno nacional para evitar estas situaciones? Claro, para contrarrestar todas estas situaciones, el Ministerio de Defensa, la Policía y las Fuerzas Militares realizan operativos de patrullaje y control, así como labores de inteligencia que permiten detectar de manera previa la presencia y accionar de integrantes de los grupos armados organizados. Y también la Policía del Departamento, por ejemplo, implementa puestos de control en los corregimientos con posibles pasos de los grupos armados ilegales y en las salidas de los municipios hacia las zonas de la sabana de Cazanare. También el Ejército Nacional refuerza los controles en zonas rurales del Piedemonte para que se neutralice la accionar y la intimidación que ejercen estos grupos sobre la población. Y es esto lo que se hace, lo que sucede actualmente en el Cazanare y lo que se hace por parte del gobierno para mitigar los efectos de esa guerra que lleva tantos años. Gracias, Nata, por contarnos. Bueno, gracias, Natalia y Miguel, por este enriquecedor intercambio de puntos de vista sobre un tema que nos afecta a todos. Como hemos discutido, el conflicto presenta una dualidad entre lo positivo y lo negativo, y todo depende de su manejo de resolución. Así concluimos nuestro análisis sobre las causas y orígenes del conflicto social en Colombia. Esperamos que les haya proporcionado una nueva perspectiva y reflexiones sobre el conflicto en nuestro país. Agradecemos su tiempo y atención. Hasta la próxima. Gracias por la invitación. Muchas gracias.

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