EPISODIO 20

Lupita and Marina discuss the concept of self-love and its importance in building healthy self-esteem. They emphasize the need to cultivate self-love and celebrate one's achievements, no matter how small. They also discuss the negative effects of low self-esteem and the importance of recognizing and addressing one's weaknesses. Lupita and Marina highlight the impact of self-love on relationships and parenting, stressing the importance of being a positive role model for children. They discuss the dangers of excessive ego and the need for self-awareness and humility. Overall, they encourage listeners to prioritize self-love and strive for a balanced and healthy level of self-esteem. Hola, ¿qué tal? Te saluda Lupita Herrera y te queremos dar la bienvenida a este nuestro episodio número 20, llamado Descubre el nivel de tu autoestima. Autoestima es la opinión que tenemos de nosotros mismos y como lo sabemos, es una apreciación basada en muchos factores externos que no necesariamente son los conceptos. Correcto. Así que descubramos juntos el concepto de autoamor basado en sentimientos, pensamientos, sensaciones y experiencias que tenemos en relación con nosotros mismos y hemos recogido durante toda nuestra vida. No te vayas. Comenzamos. Hola Marina, ¿cómo estás? ¿Cómo estás? Ya sé, otro episodio que se suma a la lista, qué emoción. Ya sé y parte de, bueno, complementando a nuestro tema que vamos a hablar de autoestima, que ya lo hemos tocado de otra manera, como nuestro amor propio, hablamos en otro episodio, pues seguimos complementando este concepto tan importante que lo vemos en tantas áreas, cómo nos afecta cuando no nos autoamamos. Ya sé, ya sé. Y luego pues con la carga de las programaciones que como papás y todo eso, pues vamos agregándole, pues que a toda madre, ¿verdad? Mucho que trabajar, sí, la verdad que sí. Entonces es importante y qué padre que tocamos temas así, Marina, de inclusión, mucho que trabajar, sí, la verdad que sí. Entonces es importante y qué padre que tocamos temas así, Marina, de importancia para mejorarnos como nosotras, como no tanto, bueno, sí es importante como personas, pero también como madres, ¿no? Porque tenemos una, como ya lo hemos mencionado, una gran labor aquí en este mundo teniendo nuestros hijos, así que parte de lo que hacemos y no hacemos y cómo lo hacemos, pues les afecta en su vida, ¿no?, en ese autoamor. Y porque, padre, tema, porque nos vas a decir, ya nos vas a comenzar con los, ¿cómo podemos descubrir en dónde está nuestro, en qué nivel está nuestro amor, autoamor? Bueno, yo voy a mencionar la siguiente, en donde tendré un poco más de información para poder compartir, pero en el momento en que vamos a participar, lo que vamos a mencionar es que se llama autoamor. Ok. Bueno. Ajá. Ok. ¿O tenías o no? ¿O tenías autoestima o no? Oye, pero ¿sabes que ya habíamos hablado de este, como dijimos, el tema de autoestima y no es autoestima, ¿sabes? Está muy desvalorado ese concepto, es autoamor. ¿Por qué no nos estimamos? No nos tenemos por qué estimar, nos tenemos que amar, ¿sabes? Entonces, pero es importante saber los niveles, como lo dijiste, o sea, ni muy muy ni tan tan, ¿verdad? Todo un equilibrio. Cultivando. Ajá. Exacto. Exactamente. Y como tú dices, o sea, ¿qué tanto hacemos para elevar ese autoamor, no? Porque lo que sí hacemos, y todos los días, es bajarlo. Eso sabemos, somos expertísimos, ¿no? Desde que nos levantamos y nos vemos al espejo y decimos, ay, mira nada más, el grano que me salió, mira nada más, que gorda estoy, y todas esas cosas. En eso sí lo cultivamos, pero ¿por qué es tan difícil cultivar lo contrario? O sea, el amarnos, así como pensamos lo negativo, ¿por qué no nos levantamos y, híjole, pero qué chulada de Mysprite está en el espejo? Qué difícil es eso, ¿verdad? Ajá. Eso. Ajá. Ajá. Perfecto, eso de verdad, o sea, se escucha muy fácil, lo explicas muy fácil, muy bonito se escucha, pero ¿a la hora? Sí, sí, sí, a la hora, ahí está el detalle, pero nada es imposible y como cosas que nos ayudan, como este podcast nos ayuda, porque no nada más estamos transmitiendo esa información que tenemos, nos estamos ayudando, nosotros también, Marina, y lo hemos comentado en otros podcasts, pues que esto es más para reforzar a nosotras mismas, ¿no? Este aprendizaje, estos conocimientos que vamos tomando, ya sea de la certificación o del día a día que vamos leyendo y todas esas cosas, que ya estamos mucho en el despertar de esa conciencia y qué padre, ¿no?, que aún así estando en eso bien empapada, por decirlo así, nos cuesta mucho, entonces, pues es importante no quitar el dedo del renglón. Sí. Sí, como tú dices, automático, así. Ajá, ok. Extenso, hay mucho de dónde, ¿verdad? Sí, dale, dale, dale. Ya se las yo, yo, ¿no? Yo, yo, yo. Digo, que hemos platicado de la importancia de ponernos como prioridad, pero de eso al extremo del, como tú dices, del egocentrismo, este, ya, ya cae en lo no, ¿no? Pero sí. Ya, too much, ya, mucha crema al taco. Sí. Sí. Ajá. Sí, exacto. Ok. Dos pisoteas. Y no, nada más estamos hablando de violencia física. Sabes que la verbal, sí, la verbal, como lo seguimos tocando en otros episodios, esa es la que duele bastante, Marina, en donde cómo voy a, y uno cree que tiene la autoestima acá, ¿no?, o sea, que están bien y todo, pero son los que pienso, Marina, que aunque tienen esa autoestima inflada, son los menos beneficiados en autoamor, ¿sabes? Porque el hecho de que pisotees a una persona para que tú estés bien, eso habla no de que tienes autoamor ni autoestima, o sea, al contrario. O sea, estás fuera de la realidad, o sea, eso es totalmente insano. Sí, sí, yo así me lo, me imagino así a una persona en donde… Sí. Sí. Sí, totalmente deformado, deformado, no tiene nada, nada, nada que ver alguien que para hacerse sentir bien tenga que lastimar, ya sea físico, verbal, psicológicamente, lo que tú quieras a otra persona, no, eso ya está. Como dice la Marina, too much. No, hombre, aquí sí, no, no, no, puro English, speak English. Dale. Sí. Ay, no, no, no, alguien prepotente, alguien violento, alguien, no, la verdad es que no. ¿Y sabes algo, Marina? O sea, en cada esquina te topas a una persona así. Qué triste, ¿verdad? Qué triste que esté tan necesitado de amor que lo que hace es al contrario, pues, o sea, pisoteo precisamente porque como no me amo, porque para mí no es autoamor, no es autoamor, o sea, tengo que pisotear a alguien para sentirme elevado y amarme, porque de otra manera no lo consigo. Ya sé, paridas, ¿cómo dice? Con las perlas de la virgen o algo así, no sé cómo lo dicen, que dices, my God, ¿de qué se cree? Pero sí como está súper claro el concepto, o sea, tiene inflado el concepto de autoestima, pero no tiene que ver con el amor, pienso, o sea, no, realmente no, al contrario. Sí, por lo mismo pienso que están solas y eso también les duele, pero como su ego está súper mega inflado, entonces no van a dar la cara de que, bueno, me duele estar solo, y lo que hago es lo contrario, o sea, blanes, a mí te necesito, ¿sabes todo eso? Ahora dice que autoempoderarse y andar por la vida así, simplemente con su ego inflado y su autoamor bien, ¿no?, pero no tiene nada, nada, o sea, a esas personas lo que les falta es amor, amor. Sí. Y aunque no es imposible, Marina, pienso que sí se necesita de bastante para que este tipo de personas, como tú dices, sin juzgar, pero este tipo de personas tengan conciencia de que necesitan ayuda, ¿sabes? Y son muy pocas las personas con el ego súper mega inflado que buscan ayuda, como lo dije, o sea, no en todos los casos, no pasa nada, no es siempre una línea, pero sí ha de ser bien difícil bajar tu ego y decir necesito ayuda, ¿no?, en donde yo sé que esto no está bien. Entonces, bueno, un aplauso para esas personas que sí, estando en esa postura, como tú dices, o sea, no es culpa de nadie, la verdad, se hace culpa cuando tú haces conciencia y no haces nada, ¿ok? Ahí es donde digo, bueno, o sea, ya abriste conciencia y ahora te sigue y te hacen el mismo camino, y aún así sabes que eres una persona con un autoestima, ¿cómo se dice?, sobrecargada, como lo dijiste, inflada, entonces, y no hago nada y sigo lastimando por mi ego, pues no. Ahí sí, no, pero sí cuesta bastante dar ese paso, así que no es imposible si a quien hace esa decisión, ¿no? Sí, exactamente. Muy bien, Marina. Los que debemos estar ahí todos. Exacto. Sí, hay que tomar en cuenta aquí la diferencia en donde no simplemente, no estamos hablando de ese amor en donde te tienes que poner como prioridad, sin estar inflada con el ego, ¿no? El egocentrismo en que yo, yo, yo, yo, si tienes que pensar en ti, pero de una manera equilibrada y sana, porque lamentablemente, como lo estás mencionando, o sea, si nosotros no estamos bien, a nuestro alrededor tampoco, llámese lo que sea, hijos, esposo, pareja, pues, padres, amistades, o sea, tu entorno cambia, cambia, si tú cambias, tu entorno cambia. Y si no cambias también, tu entorno se queda igual. Entonces, imagínate a una mamá con la autoestima, entre comillas, sobre evaluada, inflada, imagínate qué es lo que estás enseñándole a tus hijos, ¿ok? Entonces, es importante ese autoconocimiento, esa autoconciencia, en donde dices, bueno, aquí es donde queremos estar, en este nivel equilibrado, donde hay equilibrio, donde es una autoestima sana, autohumor sano, precisamente por eso, para nosotros transmitirle eso a nuestro alrededor más próximo, ¿no? Entonces, imagínate qué chidísimo sería, sí, casi lo digo, pero no, la adrenalina me ha hecho un corazazo desde donde está, el pim, ya lo sé, no, pero sí, imagínate qué chidísimo sería, ¿no?, el que lleguemos todos a este nivel. Entonces, con la autoconciencia, vamos a mirar los puntos fuertes y los débiles, también, porque a lo mejor, no estamos exactamente en ese lado, pero podemos mirar en menos, mirar en donde sí tenemos que trabajar más, porque, por otra parte, también, aquí la persona sabe identificar sus puntos fuertes y dobles, por ejemplo, el padre de la mano, con lo que acabo de decir, aquí haciendo todos conscientes, no podemos trabajar en esas áreas débiles que tenemos que trabajar. Entonces, también, por otra parte, aquí, en la autoestima alta, la persona es consciente de sus habilidades y tiene la confianza de que puede lograr cualquier cosa que se le proponga. Porque sabemos bien que poniéndole el enfoque, ¿verdad?, con claridad, a eso que queremos y estructurar un plan, y así nosotros llevarlo a cabo, podemos llegar a un resultado favorable. Y en eso, todos tenemos la misma capacidad de tener, como que más, el iniciado que otro, o pues no, y así los gestos se van desarrollando. Por otra parte, también, al tener una autoestima alta, pues somos capaces de expresar nuestro mundo de vista, y eso es respetando lo de los demás. Por ejemplo, pues si yo quiero decir algo en lo que yo digo, está bien hacerlo, pero obviamente no voy a querer exponer mi mundo de vista a las demás personas. Puedo ser un estudiante desde madura para que otra persona me hiciera conmigo. Y parte de pensar en la otra persona es respetar, y no nada más el respetar a esa persona, sino lo que piensa esa persona, el saber que somos seres completamente diferentes, y que pensamos diferentes, y que actuamos diferentes, y no por eso es volver a lo mismo, yo estoy en lo correcto. Entonces, como tú lo mencionas, es alzar lo bueno, el llegar a este equilibrio, necesitamos hacer una planeación de cómo felicitarnos cuando hacemos las cosas buenas. Marina, desde ahí, cualquier logro, por muy insignificante que sea, se tiene que aplaudir, y te lo tienes tú que aplaudir. Sí, sin parte, de lo que voy a ver un poquito más adelante, es una necesidad que se requiere, es el reconocimiento de la demás gente, eso te ayuda, pero el primer reconocimiento que tiene que ser es el que tú te das a ti mismo, ¿sabes? Entonces, parte de eso es celebrar tus logros, y pues sí, o sea, si la fregaste, porque iba a decir otra palabra, pero el codazo de la Marina, si la regaste, pues ver, sacar lo bueno de esa parte, no latigarte y decirte, ay, pues soy una tonta, y ya sabes, todo lo que ya sabemos en automático, entonces parte de esa planeación, porque tenemos que ser conscientes de que el amor se construye con tiempo, es poco a poco, o sea, no de la noche a la mañana, simplemente, ahora sí me voy a amar, o sea, no, ¿qué tienes que hacer? Pues como tú dices, o sea, prográmate, es una lista de las acciones de lo que tienes que hacer, y pienso que una de las importantes es exaltar siempre lo bueno, por muy insignificante que parezca, es aplaudirte, es, no sé, apacharte, ahora baje, vamos por el pastel, baje una libra, vámonos por el pastel de chocolate. Sí, pienso que eso hace que solamente tú estés consciente de esperar tú reforzarte lo bueno, porque luego también, Marina, si estamos esperando siempre el reconocimiento de la otra persona, y cuando no llega, búcales, ¿sabes? O sea, sí, entonces es importante mejor darle el mérito a uno mismo, a ese autorreconocimiento, y ya si viene lo externo, pues qué padrísimo, ¿no?, pero si no, pues ya quedamos bien, entonces sí, siento que es importante, y lo estamos enseñando como ejemplo a los niños también, a nuestros hijos, de que no tienes que esperar que la otra persona te aplauda tus logros, tú tienes que ser primero. ¿Sale? Así es. Ay, qué bonito tema. Sí. Sí. Así es. Súper bien, súper bien. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. ¡Oh! Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá. Ajá.