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The American entrepreneurship culture is often portrayed in movies about self-made men and the challenges they overcome to build successful empires. Ben Affleck's latest film, based on a true story, explores this theme and has received positive feedback in test screenings. The success of the film likely lies in its execution rather than its storyline. It's not an epic tale and the intrigue lies in the popular business anecdote of the 80s involving Michael Jordan, Nike, and their commercial partnership. Similar to the sports-themed film Moneyball, the dialogue in this film holds the audience's interest beyond the sports narrative. La cultura del emprendimiento yanqui suele aportar argumentos en muchos relatos de cine sobre éxito empresarial de hombres hechos a sí mismos, de imperios levantados tras superar todo tipo de dificultades dignas de evocar. Tras su regreso a la dirección y con esta temática como fondo narrativo, Ben Affleck tira del basado en hechos reales para una cinta episódica cuya gran acogida en los test screening la catapultaron a las salas antes de llegar a su predestinado estreno en plataforma. Y es muy probable que el éxito de R radique más en su forma que en su fondo. No es una gran historia épica y tampoco la intriga acerca de su resolución sirve de reclamo a contar una anécdota empresarial de los 80 bastante popular a poco que se conozcan a sus protagonistas, a saber Michael Jordan, la marca Nike y el indisoluble maridaje comercial entre ambos tras la eclosión del primero como la mayor estrella de la NBA. Ocurre como otra película de temática deportiva como Moneyball de 2011 dirigida por Bennett Miller de la que claramente es deudora y en la que los diálogos de Aaron Sorkin sostienen todo el interés dramático más allá del relato sobre el béisbol.