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2 HISTORIA DE LA COMUNIDAD SEGUIDORA DE JESUS
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2 HISTORIA DE LA COMUNIDAD SEGUIDORA DE JESUS
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2 HISTORIA DE LA COMUNIDAD SEGUIDORA DE JESUS
Between 1995 and 2001, the lay community of the Followers of Jesus was inspired and confirmed as a gift of the Holy Spirit through its founder, Marta Cecilia Córdoba Rodríguez. The community's spirituality began to take shape in May 2002, with consultations and guidance from spiritual directors. The community was named after the Gospel of Luke and initially met in the homes of its members. Over time, new groups were formed. The community received spiritual support from priests and aimed to follow Jesus, become authentic Christian women, and support priests through prayer, sacrifice, and penance. Hacia los años 1995 y 2001, la comunidad laical de las Seguidoras de Jesús fue inspirada y fue confirmándose progresivamente como un don del Espíritu Santo, a través de su fundadora Marta Cecilia Córdoba Rodríguez, quien asume esta misión en medio de su vocación como esposa y como madre, en medio de su vida de fe, oración, sacramentos, conversión, y en medio de su vida de servicio dentro de la iglesia. La semilla fue plantada. Primera de Corintios, capítulo tres, del cinco al nueve. Es Dios quien en Su voluntad y como dueño y Señor de este don para la iglesia, se encarga de hacer crecer la semilla espiritual de la comunidad laical, las Seguidoras de Jesús. Carisma, directrices espirituales, lineamientos internos. En el mes de mayo de 2002, en clima de oración personal, comienza a darse forma a esta espiritualidad. Marta consulta a su director espiritual, quien la anima y la orienta para que, en clima de oración, transcriba las ideas básicas del inicio de la espiritualidad de una comunidad en sus albores. El jueves 26 de septiembre del mismo año se lleva a cabo la primera reunión formal. En dicha reunión participaron siete Seguidoras, Yamileth Cruz, Olga Cruz, Graciela Calderón, Adriana Ramírez, Irma Constanza Córdoba, Lulu Oliveros, y Marta Cecilia Córdoba. En la tercera reunión formal, y dentro de la oración comunitaria, es discernido el nombre de la comunidad, concretamente del Evangelio, en Lucas 8, del 1 al 13. y de mantener la idea inicial de reunirse en los hogares de las Seguidoras, se abren dos grupos de diez Seguidoras, aumentando en poco tiempo hasta quedar en quince integrantes cada grupo. Luego, poco a poco, se van abriendo nuevos grupos según la voluntad de Dios. Desde sus inicios, la comunidad ha tenido el apoyo espiritual de sacerdotes con el siguiente orden. Presbítero Hazarías Pastrana, que en paz descanse. Presbítero Carlos Andrés Quiseno, ambos sacerdotes de la diócesis de Neiva, quienes asumieron una generosa ayuda espiritual, colaborando en la orientación de las pautas que se iban concretando dentro del proceso inicial de formación en la comunidad. A partir del primero de septiembre del 2011, el presbítero José Miguel Barón Rincón, sacerdote de la diócesis de Neiva, asume primero el servicio como asesor espiritual, y a partir del 2013, el servicio como director espiritual de las Seguidoras de Jesús, y cuya función es la de apoyar, orientar y acompañar el proceso espiritual de toda comunidad, y al mismo tiempo, ser enlace de comunión entre la comunidad y la diócesis de Neiva, en donde nace la espiritualidad de la comunidad. El carisma de las Seguidoras de Jesús en sus dos objetivos prácticamente fue claro desde sus comienzos, lo que ha permitido a la comunidad desarrollar en forma concreta sus directrices espirituales, que no son más que la misma norma del Evangelio, ajustado específicamente a la espiritualidad de la comunidad, que busca conocer, amar y seguir a Jesús, y convertirse por la gracia de Dios en una auténtica mujer cristiana, en medio de un mundo que cada vez está intentando por todos los medios anular la naturaleza de la mujer, en su esencia, dignidad y feminidad, y por ende, mujer hecha a imagen y semejanza de Dios. Para ser instrumentos de su amor en la humanidad. Asimismo, y como fruto de este primer objetivo, la Seguidora como mujer fecunda ha sido llamada para asumir su maternidad a nivel espiritual con los sacerdotes, maternidad sostenida por la oración, el sacrificio y la penitencia, virtudes tan necesarias y urgentes en estos tiempos, en donde como nunca, el ministerio sacerdotal requiere de almas dispuestas a ofrecerse oblativamente por la santificación de los sacerdotes de la iglesia peregrina o militante.