Details
Nothing to say, yet
Big christmas sale
Premium Access 35% OFF
Details
Nothing to say, yet
Comment
Nothing to say, yet
Llavors, faré una cunya introductoria música, que aquí no la tinc, l'haig de gravar encara, la gravaré a l'estudi. La setmana que ve treballaré allà i abans de la entrevista sortirà una cunya i llavors sortiré aquí. Jo directament ara només empalmo ja amb el que serà la benvinguda Carla Teixidor. Avui tenim en el podcast Juegos Terapèutics per a la Companyia de Professors. Haig d'anar lenta perquè si no vaig molt ràpid. Faig aquesta frase i després ja et dic hola, què tal? Perfecte. Doncs vinga. Molt bé, doncs avui és aquí la nostra amiga Carla Teixidor, psicòloga i coach certificada, especialista en dependència emocional i autoestima. Benvinguda al podcast de Juegos Terapèutics per a la Companyia de Personas d'Equipos. Què tal, com estàs, Carla? Laia, moltíssimes gràcies per donar-me aquesta oportunitat d'entrevistar-me i de poder parlar de la teva eina. És un plaer. Molt bé, doncs bé, comencem aquesta entrevista. I si et sembla, m'encantaria que ens expliquessis i que ens parlessis del teu viatge personal. Com ha estat arribar a ser psicòloga i coach? Com ha estat el teu camí? Doncs el meu camí ha estat molt vivencial i molt experiencial. Porque desde muy chiquitita que yo ya me hacía unas preguntas como, ¿de dónde venimos? ¿Qué hacemos aquí? ¿Quiénes somos? Preguntas que no me atrevía ni a preguntar a nadie, porque pensaba que dirán, esta niña que está loca, ¿no? O sea, no me atrevía ni a preguntarme lo que le parecía. Pero claro, fui creciendo, ¿no? Y yo tenía mucho interés y mucha curiosidad por las personas, por el comportamiento, por el cerebro. Me fueron pasando cosas desde muy chiquitita, ¿no? Con los padres. Yo siempre nací con esta necesidad de ayudar a todo el mundo a que haga que sufrir, ¿no? Estaba pendiente siempre de mi madre, de mi hermana, de mi padre, ¿no? Era como la salvadora de la familia. Después, de adolescente, también tuve una adolescencia complicada. Y al final tuve claro que quería estudiar psicología. Muy claro. Al acabar bachillerato, o sea, no tuve ninguna duda de estudiar psicología porque quería saber más sobre el comportamiento humano, ¿no? Sobre la psique. Y te voy a cortar un segundín, ¿eh? Pero Carla, me encanta ver por la pantalla, porque claro, solamente nos van a oír, ¿no? En este caso. Pero si pudieran verte, ¿no? De la manera como lo explicas, ¿no? Como tus ojos abiertos, ¿no? Con ese entusiasmo, con esa energía de la niña, ¿no? Que realmente quería ayudar, quería saber más, ¿no? Y explorar el mundo, ¿no? Así que no me extraña que acabaras estudiando eso que querías, la psicología. Cuéntanos más. Además, Raya, si me brillan los ojos, porque fíjate, era tal mi pasión que durante toda la escolarización, yo era una niña con unas notas normalitas. Incluso me costaba un poquitín, te diría, ¿no? Iba tirando. Pero muy normal. Pues en la licenciatura de psicología me dieron el premio extraordinario de la titulación. O sea, estudié tanto porque era mi pasión. Yo llegaba de la universidad y estaba toda la tarde estudiando. Porque me apasionaba el mundo, sobre todo la neuropsicología, la psicología clínica. Para mí aquello era, es que perdía la noción del tiempo, del espacio, de todo, ¿no? Entonces, bueno, me saqué la carrera como asistente de honor. Con eso te digo todo, ¿no? Tan jovencita, con 22 años. ¿Por qué? Porque era mi pasión, ¿no? Entonces, dicho esto, que sí que fue mi pasión, disfruté mucho. Pero, ¿qué pasó? Que una vez acabé la carrera, me encontraba como muy vacía. Porque digo, bueno, ¿y ahora qué? Era muy joven, quería ser psicóloga clínica y no podía. No tenía dinero para crear ni consulta ni experiencia para hacerlo. O sea, no lo veía. Entonces, la vida me llegó, junto al padre de mis hijos, a emprender negocio. Y empezamos a estrenar tiendas. Y entonces estuve volcada al mundo de las organizaciones. Y conocía de personal, de recursos humanos, que no me gustaba nada. Entonces, estuve muchos años ahí. Hasta que una crisis vital, ¿no? Que casi todo el mundo hace los 36, 40 años, ¿no? Y nos cuestionamos, ¿qué hacemos aquí? ¿Tiene sentido mi vida? Pues, así empezó la carga que soy a día de hoy. Y estoy súper agradecida por ello. Pero tuve una crisis profunda a raíz de una relación con mi matrimonio, ¿no? De una crisis de pareja que desembocó a cuestionarme toda mi vida, ¿no? Y ahí empecé a estudiar un curso basado en coaching que me dio la capacidad de accionar, ¿no? De actuar. De todo el conocimiento que desde la psicología había adquirido, pude ponerlo a prueba. Pude accionar. Pude empezar a cambiar cosas de mi vida, ¿no? Y empezar a conectar con aquello que decimos, ¿no? El pensar, el sentir, el actuar, ¿no? Y una vez vi que podía ser coherente conmigo misma, esto para mí era quererme. Y era priorizarme. Y era valorarme. Y toda la vida cambió. Toda mi vida dio un giro total, ¿no? Entonces, a raíz de, a los 40 años, ¿no? De ser coach, empezar con prácticas con los coaches, pues digo, no, no. Si he venido aquí para acompañar y ayudar a las personas a que dejen de sufrir y sobre todo a inspirar a aquellas personas que están sufriendo al lado de una persona que no les deja como ser, ¿no? Que no les suma, ¿no? La relación tóxica que está tan de moda, que no me gusta mucho hablar de la palabra tóxico, pero al final estaba con esa necesidad de inspirar a aquellas personas que no están contentas con la relación que tienen a poder soltar a esa persona, salir de ahí de una forma natural y con el mínimo sufrimiento posible, solo queriéndose a sí mismas, ¿no? Eso eclosionó, ¿no? Y estás ahí, ¿no? Actualmente. Estoy ahí. Acompañando a tus clientas y a tus clientes, ¿no? En ese camino, ¿no? De evolución vital, ¿no? Al final la crisis a veces empieza a los 40, a veces empieza a los 30, pero sí que es verdad que a menudo y casi siempre, ¿no? Va acompañado con un hecho, ¿no? Peculiar, ¿no? Y dramático. Un encadenante. Un encadenante, un detonante, ¿no? Que hace que nos plantemos, ¿no? Veremos, ¿no? Realmente si estamos bien, ¿no? Con nosotras mismas o con nuestra vida, ¿no? Y a partir de ahí, si hacemos este camino, ¿no? De abrir conciencia, de escucharnos, ¿no? De leer nuestras propias necesidades, no estar tan hacia afuera, ¿no? Y estar más hacia adentro, ahí hay la oportunidad de quizás hacer una variante, ¿no? Coger otra variante que sea más satisfactoria, ¿no? Entonces, a colación de todo esto que estamos diciendo ahora, ¿no? El ser tú misma, ¿no? Claro, tu propósito, ¿no? Y además tú lo subrayas y lo compartes en todas tus redes, ¿no? Y es la manera como tú explicas, ¿no? Lo que haces y qué haces en los acompañamientos, ¿no? Y es ser tú misma, siéntete valiosa y cuenta con el amor infinito que hay en ti. Conecta, conecta. Conecta con el amor infinito que hay en ti. Para mí, dice mucho de mí, ¿no? De mi proceso. Porque yo estuve, hasta esta crisis de la que hablo, estuve totalmente sin ningún nivel de conciencia volcada a la fe y al temer, ¿no? Yo no, yo no, yo no. Solo hacía y tenía cosas, pero yo no era nadie, ¿no? ¿En serio? ¿Dónde estaba el sentir? ¡Claro! Es que no existía, no me había hecho, bueno, ninguna pregunta al respecto de esto, ni tenía ningún nivel de conciencia al respecto de esto. ¿Cuándo se me abre esta posibilidad de ser? ¿De quién soy yo, no? Cuando por primera vez en el curso de Kochi me preguntan ¿Quién eres? Digo, madre mía, que no sé quién soy. A partir de ahí, yo volví a nacer y construí, ¿no? Desde el sentir, desde el tomar conciencia, tratarla que sea el día de hoy, ¿no? Y por eso este eslogan me conecta mucho, ¿no? El coger las riendas de tu vida, ¿no? El liderar tu vida desde el quién soy yo, qué quiero yo, qué siento, ¿no? El conectar el sentir con el pensar, con el hacer, ¿no? Con el actuar, que al final cuando uno es coherente, uno es a valor y se ama a sí mismo. Pero no podemos coherer, ¿no? Sí, sí, sí, es que te lo voy a decir ahora porque antes lo has mencionado, ¿no? También el buscar esa coherencia, ¿no? Que es lo que te da la fuerza, ¿no? La vitalidad para seguir, ¿no? Para seguir avanzando hacia lugares que tengan más sentido para ti, ¿no? Y bueno, y para ti, ¿no? Y para tus clientes, ¿no? Y clientas también ese propósito, ¿no? El poder llegar a ser una misma, ¿no? Para sentirte que tenéis un sitio en este mundo, ¿no? Desde tu individualidad, ¿no? Y para poder compartir y florecer, como bien decías, ¿no? Hacia fuera, ¿no? Desde ese amor infinito, ¿no? Que todos y todas tenemos, ¿no? Y escúchame una cosa, a ver, cuéntanos, como psicóloga, como coach, ¿qué dirías que te diferencia del resto de profesionales? ¿Cuál es tu opinión? Si me dejaba hacer un pequeño, una punta a pie con esto que estábamos diciendo, ¿no? Que les puede servir a los leyentes. Que una vez te conectas con esa coherencia y con ese amor propio, todo fluye, dejas de ir a contracorriente, ¿no? Porque a veces los clientes me dicen que parece que estoy nadando a contracorriente del río, ¿no? Entonces, punta en coherencia contigo mismo, contigo misma, todo fluirá, ¿no? Ya está, eh, quería hacer... Que va muy bien, ¿no? La metáfora del río, ¿no? De aquello que vas nadando a contracorriente, punta en coherencia contigo mismo y todo empezará a fluir, ¿no? Desde este amor. De hecho, el otro día, en una sesión, la semana pasada, yo trabajo al aire libre y hay una estatua que se llama Orfelia, en un parque donde trabajo, en Barcelona, y es una estatua que está en medio de un canal de agua y hay una señora tirada, ¿no? Ahí, o sea, boca abajo, ¿no? Como encima del agua y es como un momento de estar derrumbada, ¿no? De agotada y además, cuando el agua fluye, te das cuenta que ella está posicionada, la estatua está posicionada a contracorriente, ¿no? Y a mí me sirve mucho, ¿no? En función de lo que esté trabajando con una persona, cuando estamos trabajando las autoexigencias, ¿no? Las exigencias o ir de esto, ¿no? Ir al contrario de lo que son tus valores, de tu propósito, que es lo que tú necesitas para sentirte bien contigo, con tu ecosistema, pues me va muy bien porque esta imagen simplifica lo que estás diciendo tú, ¿no? Esto de ir a contracorriente, ¿no? Que muchas veces lo hacemos por inercia, no nos damos cuenta y es cuando para, y te das cuenta y dices, ostras, pero ¿cuánta inercia estoy perdiendo aquí, no? Bueno, al final es lo que decimos que lo más importante es poner conciencia, ¿no? El parar. Darme cuenta, darme cuenta. Eso, ¿no? Bueno, mamá, con... Ya nos íbamos ya, ¿eh? Pero volvemos al tema que era... Yo te estaba preguntando que como psicóloga, como coach, ¿qué cosas te hacían diferente, no? De alguna manera, o sea, tu manera de trabajar, ¿no? ¿Qué aspectos te diferenciaban de otros profesionales? Pues mi forma de funcionar, de forma natural, ¿no? He ido creando un método integrativo entre la psicología como disciplina científica que me ha dado todo el conocimiento que yo tengo que saber cómo funciona el ser humano, ¿no? Desde el cerebro físico, la anatomía, ¿no? El funcionamiento, la psique, ¿no? Cómo... Hay esta interacción entre comportamiento cerebro, ¿no? Cerebro, comportamiento. Está retroalimentación. Yo necesitaba saber, tener mucho conocimiento del ser humano, de cómo funcionamos. Más el coaching, ¿no? Que es una metodología de la gestión del cambio tan potente que son estas cajas... Es como una caja de herramientas enorme que te pone a accionar, que te pone a... Venga, va. Mi enfoque es muy proactivo y muy positivo, ¿no? Sin olvidar, ¿no? Mi gran pasión que es la neuropsicología, ¿no? Porque al final, porque en cambio la transformación sea profunda y duradera, no tenemos que olvidar que somos seres humanos físicos. Tenemos un cerebro, hay unas neuronas, y al final hay una neuroplasticidad. Y para que... Está demostrado científicamente que durante toda la vida podemos crear conexiones neuronales nuevas y fortalecer las que existen, debilitar otras. Y esto es el poder, ¿no? Poder desaprender algo que ya no se funciona a día de hoy y aprender un hábito nuevo, ¿no? Crear nuevas rutas, crear nuevas rutas. Claro, ¿no? Ya no nos vamos a olvidar del cerebro, ¿no? Que al final, ¿no? Es nuestro ordenador, ¿no? Que está ahí, ¿no? Aparte de lo que es las emociones y de todo lo que es todo lo demás. Pero no podemos olvidar nuestro cerebro, ¿no? Yo me gusta dar este... Bueno, esta cincelada a que vale mi enfoque, ¿no? Necesito el conocimiento de la psicología, necesito la herramienta del coaching y no obviar, ¿no? La neuropsicología es toda la parte del cerebro, ¿no? Y a raíz de todo esto, la psicología, que es conocimiento, el coaching, que es acción para mí, si lo juntamos, ¿no? Aparte de la sabiduría, ¿no? Desde el conocer más, el accionar más, la experiencia más, el vivir lo que uno tiene a nivel teórico, eso es lo que te da la sabiduría, ¿no? De la vida. Y como puedo acompañar desde lo que yo he vivido, desde lo que yo he estado haciendo, ¿no? Desde ahí. Si no, no sería capaz, capaz, ¿no? Me gusta esto, ¿no? Estoy muy en línea, ¿no? En esto estoy muy alineada porque al final, es verdad, ¿no? La psicología te da el conocimiento, el coaching para ti es esto que decías, ¿no? Pasar a la acción. Pero también la coherencia propia, ¿no? De buscar tu enraizamiento como profesional, ¿no? Tener tu propio proceso hecho. Seguir haciendo tu propio proceso de crecimiento porque esto es un no parar, ¿no? Nunca. Nunca paras. Si es que no te para la vida, ¿no? Así que siempre hay motivación y hay motivos para seguir creciendo, valorando, evolucionando. Y esto es muy importante, ¿no? Para poder acompañar a otras personas, ¿no? Buscar esa coherencia. Y también decías esto, ¿no? Con la neuropsicología, ¿no? Y el crear nuevos hábitos, nuevas rutas, ¿no? Neuronales para poder crear un nuevo entorno en ti, ¿no? En tu mundo interior. Perdón. Y con el mundo exterior, ¿no? A la hora de cómo te relacionas con los demás. Y entonces con todo esto, el crear nuevas rutas, nuevas perspectivas. Me hablabas también de tener herramientas, ¿no? Para hacer todo este acompañamiento. También tú en este caso estás formada y eres ya facilitadora del juego de las guspiras, ¿no? Del juego terapéutico creativo del juego de las guspiras. Vamos a entrar en este mundo de las guspiras. Cuando te hablo de la palabra guspiras, ¿cuál es la primera reacción o sensación o sentimiento o pensamiento que te viene? ¿Qué me dirías? Pues la primera palabra que me viene en mente, diversión. Diversión. Diversión. Para divertir. Diversión. Y una sonrisa. Diversión y una sonrisa en la cara, ¿no? Porque yo me lo paso muy bien con el juego de las guspiras. Y mis clientes también. ¿En qué aspectos te ha ido las guspiras a la hora de hacer los procesos con tus clientes, en este caso? Me ayudan mucho a desbloquear, ¿no? Cuando viene un cliente como muy, incluso muy mentado, ¿no? Que le cuesta bajar al cuerpo, a las emociones, ¿no? A hablar de sí mismo. Porque cuesta hablar de uno mismo, sobre todo de las sombras, ¿no? De las cosas que menos nos gustan. Entonces, con el juego de las guspiras, lo que me permite es un poco salirnos de ahí, contar nuestra vida como un relato, como una película. Y eso da la posibilidad de salir de ahí, ¿no? De ver mi vida como un observador externo, ¿no? Desde ese desafío emocional, todo es más fácil de tomar conciencia, de aceptar, ¿eh? Y eso desde ahí. Entonces, con el juego de las guspiras me permite esto. Y además, entrar más abajo, entrar más fondo. Negar a lo que decimos el subconsciente, ¿no? Al sistema límbico, a las emociones, ¿no? A sentir más profundo, ¿no? Y dejar de... De la parte límbica, ¿no? De las emociones, ¿no? A ir a una capa, ya no estar tanto en la parte más proyectiva, sino para ir más abajo. ¿Cómo lo haces esto con los clientes? ¿Cómo te ayuda la guspira, no? Porque la guspira, recordemos que es esta carta que hay una imagen, pero también hay la parte del mensaje y de la reflexión, ¿no? O sea, que los dos hemisferios, en realidad, están ahí en acción, ¿no? Al mismo tiempo, ¿no? La parte más emocional, la parte más racional. Y ahí se da la puerta a ir más allá, ¿no? En tu caso, ¿cómo lo utilizas esto? ¿Cómo lo pones en juego con los clientes? Yo lo pongo en juego, sobre todo, en las primeras sesiones, ¿no? Para conocernos. Ya sea cuando estamos de interacción individual, que me facilita muchísimo el que... Definir quién soy yo, desde que cuesta tanto a veces, ¿no? Cuando se decía a mí por primera vez cuando me preguntaron quién soy yo, digo, madre mía, ¿por dónde empiezo, no? Con la imagen de una guspira, aquello es como muy... Es fuente de inspiración, es creatividad, ¿no? Se pone en juego el hemisferio derecho, ¿no? Vamos a crear, vamos a... Es como a jugar, ¿no? Vamos a sacar nuestra parte más creativa y vamos a narrar mi vida, ¿no? Desde esta imagen, ¿no? Entonces, me ayuda mucho a romper el hielo, ya sea a nivel individual o en grupo, ¿no? Para conocerte, ¿no? Incluso también se crea una conexión terapeuta-cliente muy bonita. Muy bonita, ¿no? Porque vamos a jugar, ¿no? Nos vamos a divertir con el proceso, ¿no? Vamos a disfrutar del proceso. Entonces, es como para romper el hielo, para conectar con la diversión, ¿no? La alegría, ¿no? Y a partir de ahí, empezar a trabajar. Y a Carla, ¿qué también te pasa? Que muchas personas cuando acuden a ti tienen creencias del estilo de ir a hacer terapia, ¿no? O hacer un proceso de autoconocimiento. Es como, esto es algo malo, ¿no? Me pasa algo, soy raro, soy rara. O sea, aún te encuentras personas con estas creencias de ir a hacer un proceso personal. Es como, algo está mal en mí, por tanto, la gente me va a juzgar. Eso por un lado. Y por otro lado también, ¿te pasa que piensan que el proceso va a ser muy difícil o muy tedioso y todo esto? ¿Te pasa a ti también? Muchísimo. Bueno, es del denominador común, te diría. Muchísimo. Ojalá, y siempre digo a todo el mundo, ¿no? Todos necesitaríamos ir a hacer aterapia, todos. Todos necesitamos que nos escuchen, necesitamos hablar, necesitamos sacar, necesitamos poner orden a nuestra vida, ¿no? Y el compartir. Es ganador ya solo escuchar, hay que te escuchen, ¿no? Que te puedas hablar y compartir, ¿no? Entonces, hay mucho que, aquí en España sobre todo, en otros países está como más integrado, como tiene el médico de familia, tiene el psicólogo, terapeuta, que lo acompaña aquí es más difícil, ¿no? Y hay mucha resistencia. Entonces, yo cuando ya percibo un cliente que me viene más a ti, va genial el sacar las guspiras, porque además que los descoloco, ¿no? Entonces, ahí, ¿sí? ¿Estás de acuerdo, no? Sí. Claro, porque al final, uno de los objetivos de Escuela de las Guspiras es romper esa creencia de el miedo a ir a un psicólogo, un psicólogo, un coach, me da igual, un terapeuta, ¿no? Porque hay esa creencia instalada en la sociedad, ¿no? De que, bueno, pues que estás mal de la cabeza, ¿no? Como que estás loco, estás loca, ¿no? Entonces, ya tienes ahí esta primera resistencia. Una vez ya han decidido que lo van a hacer, que ya es un gran paso de valentía, porque significa mostrarse y estar en un espacio de vulnerabilidad, ¿no? Porque muestras, ¿no? Todo lo que te pasa y te puedes sentir pequeño o pequeña, y por tanto es normal. El hecho de incorporar juegos terapéuticos, como puede ser el juego de las guspiras, como tú bien dices, bueno, les sorprende gratamente y se genera mucha complicidad. Por tanto, la alianza terapéutica, ¿no? Eso, es muy importante. Puedo crear ese espacio que para nosotras, ¿no? Como terapeutas lo importante es poder crear un espacio de seguridad, de confianza y de confin... ¡Oh, my God! No me sale ahora la palabra confidencialidad. También es esta parte de, claro, esa seguridad y confianza la atrae el hecho de tener un entorno agradable, ¿no? Y también poder crear esa conversación también cómoda, fácil, accesible, y claro, el juego te genera esto, te hace rompehielos como aquí estás tú, y hace que la persona te vaya a hablar de cosas que le cuesta habitualmente, pues cuesta nombrarlas o articularlas o expresarlas, pues claro, de una manera muy lúdica y muy amable, pues va saliendo todo, ¿no? Entonces, crea y favorece ese entorno, ¿no? Para que haya esa complicidad y esta confianza tan necesaria, ¿no? Para que después el proceso se vaya a desarrollar, bueno, y puedas ir más adelante, ¿no? Y lo que tú muchas veces con la formación nos decías, ¿no? Vamos a poner en juego la inteligencia intuitiva que todo el mundo tiene, ¿no? Y que pasa tan desapercibida, ¿no? Hoy en día y en la escuela, ¿no? Vamos a trabajar con la intuición, ¿no? Con la creatividad, ¿no? Justas con esa parte tan importante, ¿no? Para el día a día y para poder afrontar los desafíos que te trae la vida, ¿no? Entonces, con la foto, ¿no? Con la imagen, con la búsqueda, lo que es la imagen, va muy bien, ¿no? Trabajar todo esto de la creatividad. De nuevo, cuando yo les hago, ¿no? Les leo yo. Yo les leo la parte del texto, ¿no? El título y luego el mensaje. Y esto también es muy potente, ¿no? Porque siempre, siempre es un, para darse cuenta, un eureka, un madre mía. Pero siempre, se cogen esa frase, aquello que... Y te lo hacen suyo y dicen, pero ¿cómo puede ser? Siempre encuentran... La parte de la magia, ¿no? Magia y que va con ellos, ¿no? Entonces, es muy bonito, es muy bonito y yo me divierto mucho. Y te diré más, que yo lo he incorporado también en mi vida, ¿no? Yo cuando a veces tengo que tomar una decisión o hace días que no avanzo en un tema, ¿no? Para ir derecha o para izquierda. Digo, bueno, voy a sacar una guspira, a ver qué pasa, ¿no? Y siempre, siempre se dice algo, ¿no? Siempre es como que te ayuda a pasar a la acción, ¿no? Es un momento muy potente. Bueno, la guspira, con los tres elementos creativos de la imagen, del título y del mensaje, claro, la idea que es el darte cuenta, que decíamos antes, de tomar conciencia para después pasar a la acción, ¿no? Una vez ya me abre posibilidades, perspectivas, opciones, yo reflexiono y a partir de ahí a ver qué hago yo con eso, ¿no? Tú como eres psicóloga y coach, pues te lo puedes hacer a ti mismo, ¿no? Pero claro, nosotras cuando lo hacemos con las otras personas, pues claro, va muy bien porque nos ayuda, ¿no? De alguna manera a acompañar a estas personas y a las personas les ayuda a hacer que el proceso sea más amable y más accesible, ¿no? Diría la palabra también accesible, ¿no? Fácil, fácil, fácil, ¿no? Que a veces no, los temas que tratamos no son fáciles, ¿no? Entonces como es interesante esta perspectiva. Y fíjate, perdona Laia, fíjate que hemos estado hablando, ¿no?, de que he utilizado mucho, he utilizado mucho las guspiras para hablar del ciento yo, del momento presente, pero también me van muy bien para trasladarla a la persona al pasado, un poquito que me gusta saber de dónde venimos para comprender quién somos a día de hoy. También me va muy bien para hablar de esta infancia, de esta niña pequeña que hemos sido, ¿no? Niña pequeña, de lo que venimos haciendo de hace años a también a trasladarnos al futuro, ¿no? Cogieron la guspira de decir, bueno, ¿quién quieres ser a partir de esta imagen, no? ¿Qué te dice de tu yo en el futuro, no? Entonces nos sirve para todo, ¿no? ¿Qué es lo que tenemos? No tiene ni tiempo ni espacio, ¿no? Es fenomenal, ¿no? Qué bien, qué bien saber esto, ¿no? Y esa versatilidad, ¿no?, que te da la herramienta de utilizarlo como tú bien dices, ¿no? En distintos ámbitos y en distintos momentos, ¿no? Porque es algo que es infinito, ¿no? Es infinito, ¿no? Y te conecta con el conocimiento, te conecta con la conciencia, te conecta con el juego, con la creatividad. Bueno, jugando con los hemisferios, ¿no? Que al final esto es lo que desarma a la persona y... Cuando aflora realmente la verdad interior, ¿no? No tanto lo aprendido, el diálogo interno aprendido, lo que estoy acostumbrada a decir, a justificar, a excusar, sino realmente lo que hay dentro, lo que hay dentro, con todas sus luces, ¿no? Al final, pero bueno, esto somos esto es la persona, ¿no? Bueno, y lo que más me gusta también decir es que al final las gustiras nos ayudan a poner luz a las sombras, ¿no? A lo que menos nos gusta, ¿no? De nosotras mismas, ¿no? Porque al final a veces no hay margen, ¿no? Te traslada pues a cosas que no te gustan tanto de ti, pero es que para que dejen de gustarte tanto tenemos que ponerles luz, ¿no? Tenemos que poner conciencia de que están ahí y poder trabajar, ¿no? Para que nos disgusten menos, ¿no? Pues casi que vamos ya a ir terminando y me quedo con esto para ya hacer la cuña final de la entrevista, ¿no? De las gustiras sirven para poner luz a la oscuridad, ¿no? Y por esto, con esta tónica, con esta misma esencia y energía, te preguntaría ¿qué señal de conciencia te gustaría hoy dejar aquí en la entrevista para despedirnos del podcast? Pues mira, te diré que invitaría a los leyendas a que pongan conciencia en su vida cuánto cuánta diversión hay en su vida, te diría, ¿no? ¿Cuánto divertida es su vida? Porque, para mí, la vida es un juego, ¿no? Y hemos venido a jugar y como dice muchas veces Alec Rubira, dice, el azar te da las cartas, pero tú juegas con ellas, ¿no? Depende de qué mentalidad, ¿no? Es la mentalidad de crecimiento podemos, ¿no? florecer en cualquier situación y desafío que nos traiga la vida, ¿no? Por tanto, juega las cartas que te da el azar, ¿no? Desde este enfoque de diversión de humor, ¿no? Que es tan importante para conectar con la emoción y con lo que somos, ¿no? Con nuestro interior. Muy bien, pues con este antídoto, ¿no? Para seguir floreciendo, seguir creciendo, necesitamos humor, diversión, jugar las cartas que se nos han dado y nos vamos a despedir así, ¿no? A seguir jugando, ¿no? A seguir viviendo y experimentando. Otra cosa que también ha resaltado muchísimo durante toda la crisis, ¿no? Del poder vivir en primera persona las situaciones porque al final esto es lo que nos da el ser, ¿no? El quiénes somos y el poderlo compartir más allá de nuestra piel, ¿no? Con las personas que estamos y las personas que por ejemplo aquí también nos pueden estar escuchando que estoy segura que estarán encantadas de haberte escuchado y todo lo que nos has comentado, Carla. Gracias y seguimos en este camino de la vida jugando. Gracias a ti, Laia. Maravilloso, gracias.