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Episodio 39  Angel o Demonio

Episodio 39 Angel o Demonio

JudithJudith

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The narrator shares a story about a spirit that has haunted their family for generations. The spirit appeared to the narrator's brother, claiming to be buried in a specific location and requesting a proper burial. Other family members had also encountered the spirit. The brother started experiencing nightmares and even claimed to see the spirit while awake. The narrator also had a frightening encounter with the spirit. The story suggests that the spirit continued to haunt the family despite attempts to address the issue. Un espíritu de dudosa procedencia que se hace presente por generaciones pidiendo ayuda. Es la prueba más fehaciente de que no todo lo que brilla es oro. Hola que tal amigos, bienvenidos a otro episodio más de este su podcast Crónicas de lo Inexplicable. La siguiente historia me la contó un amigo, él es Menny Talavera, dueño y host del podcast Pa' que te enganchas. Me la contó ahora que grabamos historias macabronas para su podcast. Quiero agradecerle por haberme compartido esta historia y también invitarlos a que lo sigan en su podcast Pa' que te enganchas por Spotify, Amazon Music y Google Podcast. Esta historia ha pasado a través de varias generaciones en mi familia. Yo tenía alrededor de 8 años y mi hermano tenía 13. Vivíamos en la colonia Chaveña en Ciudad Juárez. Mi mamá en aquel entonces tenía una lavadora de rodillos y por lo general siempre tenía una tina con agua para estarla usando mientras lavaba. El primer recuerdo que tengo acerca de esta pesadilla que nos siguió por muchos años a la familia fue un día domingo. Eran aproximadamente las 8 de la noche, pues recuerdo muy bien que ya estaba oscuro. Mi mamá mandó a mi hermano a traer la leche a la tienda. Recuerdo muy bien que se tardó muchísimo, aun y cuando la tienda estaba localizada solo a una cuadra de la casa. Cuando regresa, regresa sin la leche. Venía con el rostro blanco y paldo. Cuando entra a la casa se me queda viendo de una manera muy extraña. Yo me asusté al ver la cara desencajada que tenía. Veo que se va directamente al patio a lavarse la cara con el agua de la tina que estaba usando mi mamá. Ella al verlo se asombra de sospecto y le dice, ¿qué tienes? ¿qué te pasa? Y él le responde, es que se me apareció un padrecito y me dijo que está enterrado aquí. Mi hermano por lo general era muy fantasioso y le gustaba mucho llamar la atención de mi mamá. Recuerdo muy bien que ella lo agarró y lo metió al cuarto de mi abuelo, que en ese momento no estaba. Esta casa en la que vivíamos era una casa muy antigua. Los cuartos o recámaras estaban todos pegados. Era fácil que se escuchara todo. Pero mi mamá, con el afán de que nadie escuchara, muy secretosamente y en voz baja le dice, a ver, ¿qué pasó? Explícame qué te pasa. Yo estaba intrigado por saber qué le había pasado a mi hermano. Entonces me acerqué sin que me vieran y pude escuchar que mi hermano le dijo que estaba cerrada la tienda y que había tenido que ir a la otra, la cual se encontraba un poco más lejos. Y justo ahí, enseguida de la tienda, había un lote baldío en donde estaba un señor que vestía un traje y con un sombrero en color negro, que le habló por su nombre. Omar, ven. Entonces mi hermano volteó y se acercó. ¿Qué pasó? Y el señor le dijo, yo soy un padre que está enterrado en tal lado de la esquina de tu casa. El hombre le dio el detalle y describió exactamente en dónde estaba enterrado. Y le dijo, lo único que quiero es que me saquen y me den cristiana sepultura. Otra persona y yo estuvimos buscando un tesoro y cuando excavábamos y lo encontramos, se nos vino todo encima y nos mató. Yo solo quiero que me saquen de aquí. Cuando mi mamá escucha esto, le dice, a ver, a ver, ¿dónde escuchaste esto? ¿Quién de la familia te lo platicó? Esa fue la primera reacción de mi mamá. O sea, quería decir que mi mamá ya sabía. Entonces mi hermano dice, no, nadie me lo platicó. Mi mamá lo regañó. En vez de tratar de calmarlo, le dijo, no quiero que andes platicando ni divulgando nada de esto a nadie. Pasan los meses y una tía que vive en Denver llegó de visita a la casa. Tuvimos la clásica reunión donde más miembros de la familia asistieron. Y mientras estábamos en esa reunión, pude escuchar más acerca de ese supuesto padrecito al que mi hermano se refería. Mi mamá pensaba que yo no estaba poniendo atención a la plática. Sin embargo, escuché cuando les decía a una de sus hermanas y a dos primas, con las cuales creció y las consideraba también como hermanas. Les dice, ¿se acuerdan del padrecito que se le apareció a mi tía María hace muchos años? Entonces ellas con cara de asombro dicen, ¿o el que se le apareció en varios sueños y que le dijo que estaba enterrado en tal lado de la casa? Y mi mamá contesta, sí, se le apareció a Omar. Durante la reunión ya no logré escuchar más, pero esto me dejó pensando mucho. Quiere decir que mi hermano no estaba tratando de llamar la atención. Y que aparte, a más miembros de la familia ya se les había aparecido el supuesto padrecito antes. Pasaron algunos meses y mi hermano empieza a comportarse raro en las noches. Él y yo dormíamos juntos y yo podía ver cómo empezaba a reaccionar extraño. Se empezaba a agitar y a mover con una gran desesperación. Era muy claro que estaba teniendo pesadillas. Se despertaba llorando y gritando. Yo le decía, ¿qué tienes? ¿qué te pasa? Es el padrecito, es el padrecito, se me apareció otra vez. Me decía en total pánico. Como lo mencioné antes, la casa era muy antigua y la distribución de las habitaciones era un tanto extraña. En el último cuarto, mi abuelo le llamaba la bodega. Ahí tenía todas sus herramientas. Y siempre estaba cerrado con llave. Justo enfrente de esa habitación estaba el baño, pero este estaba por fuera. Había que salir hacia el patio para poder accesar a él. En esa área había una energía bien pesada. No era miedo, era un pánico ir de noche al baño. Y no solo en la noche, incluso de día, a cualquier hora. Porque yo sentía que alguien me miraba. Yo literalmente cuando iba me tenía que regresar de espaldas porque era una energía y un escalofrío que no se podían soportar. De hecho mi mamá no podía salir a lavar sola porque ella sentía también la mala vibra. Había algo adentro de ese cuarto. Lo que sucedió después fue que mi hermano ya no solo experimentaba las pesadillas con el supuesto padrecito, sino que ya lo veía estando él despierto. Y justamente en esa área de la casa. Eran tan recurrentes sus pesadillas y las apariciones que un día me dijo que se sentía que estaba poseído. Esto no lo pudimos comprobar. No sé si inconscientemente nos negábamos a aceptar tal suceso y que lo queríamos justificar pensando que tal vez era parte del estrés que mi hermano empezó a experimentar. No lo supimos a ciencia cierta. Sin embargo, mi mamá aún así lo llevó con un sacerdote para que lo ayudara. Después de esto parece que funcionó. Bueno, así lo habíamos creído. Solo fue por un tiempo, porque después de dos o tres años, la pesadilla regresa. Un día a mi hermano se le pasaron un poco las copas. Entonces lo fui a acostar a una de las recámaras, justamente en la misma donde se le había aparecido a mi tía tiempo atrás el padrecito. En esa habitación habían dos roperos, de esos que se usaban antes. Eran como las doce de la noche y yo veía cuentos desde la cripta, un programa macabrón de aquel tiempo en el Canal 56. En eso escucho que me hablan por mi nombre, Manny. Para esto ese cuarto nunca tuvo luz. Había alguna falla, pasaba algo extraño. Siempre trataron de arreglarlo, pero nunca se pudo. Nunca tuvo compostura. La única luz que alumbraba esa recámara era la del patio. Entonces escucho por segunda vez que me hablan, bien clarito. Manny. En eso yo volteo para la puerta del cuarto y veo a un cabrón vestido de negro recargado en uno de los roperos. Yo estaba sentado en la cama viendo la televisión y como estaba en un lugar oscuro, no podía enfocar bien, pues la luz de la televisión hacía que estuviera un poco encandilado. De momento pensé que era mi hermano, que se había levantado de la cama. Después de unos segundos, cuando ya logré enfocar bien, me doy cuenta que no es mi hermano, que éste seguía acostado. Y es cuando ya logro ver bien la figura de este hombre de aspecto siniestro con los ojos muy brillantes. Salte de la cama y empecé a rezar. Esa fue la primera vez que yo lo vi. Después con el tiempo, cuando yo estaba en la secundaria, solía caminar con mis amigos al salir de la escuela. Recorría un tramo corto para que ellos agarraran el camión y se fueran a sus casas. Mi papá vivía a unas cuantas cuadras y a veces iba a visitar a sus hijos. Entonces, por lo general, yo era el último que se iba. Todo por andar en el desastre con mis amigos, no me quería perder ningún detalle. Esperaba a que todos se fueran. Cruzaba la calle y agarraba el camión de regreso a casa. Un día les platiqué a mis amigos lo que me había pasado. Estábamos afuera del ESMAR de la Carlos Amaya. Ahí había unos negocios. Nos sentábamos en una paletera, De repente, siento algo muy pesado. Siento una vibra que no puedo describir. Siento que alguien me está observando. Volteo y ahí, parado a un lado de la paletería, estaba el padrecito, con su Biblia en la mano y viéndome muy fijamente. Cuando lo veo, dije, no, no puedo creerlo. Es coincidencia. Trataba de tranquilizarme, pero empecé a sentir muchísimo miedo porque no dejaba de mirarme fijamente. Entonces le dije a un amigo, Mira, ¿ves aquel hombre ahí parado? Y mi amigo me dice, ¿Quién? No alcanzo a ver a nadie. Mi amigo no lo veía. Entonces, me quedé sin mirar. No alcanzo a ver a nadie. Mi amigo no lo veía. Entonces me dio tantísimo miedo que cuando se fueron todos, en chinga crucé la calle y me subí al camión para regresar a casa. El camino de donde estábamos no era largo, si acaso, unos siete u ocho minutos, máximo. Al subirme al camión, ¿cuál fue mi sorpresa que cuando me siento, veo que se sube también él? Y cuando vine caminando por el pasillo del camión y pasa justo enfrente de mí, se me queda mirando muy fijamente. De solo acordarme, se me eriza la piel. Era un señor vestido de negro, muy pálido de la cara, con barba y con sombrero. Se va y se sienta hasta atrás del camión. Yo, paralizado del miedo, sentía una incomodidad y se me hizo eterno el camino, los siete u ocho minutos más largos de mi vida. Yo solo repetía para mis adentros. ¡Ay, Diosito, que ya llegue, que ya llegue! No quería ni voltear para los lados porque sentía que ahí iba a estar justo detrás de mí. Fue una sensación terrible todo ese trayecto. Cuando por fin llego a mi destino, no sé de dónde me salió la voz. ¡Bajan! Me levanto del asiento muy temeroso, pero a la vez quería correr y correr para salir de ahí. Volteo y ya no estaba en el camión. Me bajé en chinga y a madre bien asustado, corrí, corrí hasta llegar a mi casa. Cuando llego, voy directo al baño y ahí, justo en ese momento, de nuevo vuelvo a escuchar. ¡Meni! Entré a madres al cuarto. Recuerdo que estaba mi abuelito. Y, pues, ¿qué tienes? ¿Qué te pasa, chamaco del demonio? Yo no sabía ni qué decir ni cómo actuar. Pasa un tiempo, no sin que yo haya tenido varios encuentros con esa entidad. Sin embargo, creo que por protección bloqueé todos esos eventos, pues no recuerdo muchos detalles. Me enfoqué en hacer planes y es cuando decido irme a Denver a estudiar. Pensé que al irme me libraría de eso, pero qué equivocado estaba. Cuando regreso más o menos a los dos años, tumbamos la casa de mi mamá, porque era de adobe, se estaba hundiendo. Era una casa que fue construida en los años 50. Llegó un momento en que ya casi parecía sótano. Había que hacerle muchísimos arreglos. Se inundaba cada vez que llovía. Era un desastre. Lo mejor era empezar de cero. Al tumbar la casa se tuvo que rellenar más el terreno para poder nivelar el cimiento. Después de todas estas modificaciones en la casa, este ente que se hacía presente en forma de un inocente sacerdote cargando su Biblia en la mano es cuando empieza a mostrar su verdadero lado oscuro. Era un demonio. La teoría que tenemos en la familia es que, como este ente vio que en vez de desenterrarlo, lo enterramos más, pues ya que tuvimos que agregar como dos metros más de tierra, este se enfureció y es cuando empieza a manifestarse a todos en la familia. Mi mamá empezó a decir que se escuchaban muchas cosas raras y hasta ella misma hacía el comentario de ya el padrecito se está haciendo presente. Dice que por un tiempo se escuchaba que arañaban el techo y al principio pensaron que probablemente podría ser algún gato o algún animal, pero mis hermanos habían checado el techo para hacer unas reparaciones y vieron que había unos arañazos muy grandes. Era obvio que un gato o un animal no podía hacer eso. Empezaron a experimentar todo tipo de sucesos extraños. Tan es así que mi mamá una vez se puso a bendecir la casa con un sirio bendito. Dice que mientras rezaba e iba caminando con el encendido, daba dos o tres pasos y pum, se lo apagaban. Lo volví a prender, continuaba con los rezos, caminaba unos cuantos pasos y se lo volvían a apagar y así sucesivamente muchas veces durante todo el trayecto por la casa. Ese ente la quería distraer, pero ella no desistió, prendía el sirio muchas veces y continuaba con las oraciones. En una ocasión mientras yo visitaba a mi mamá, estábamos en el patio mi hermano y yo. Estábamos platicando de lo más normal. En eso veo una sombra reflejada en la barda del patio. La luz del vecino hacía que se proyectara y pude ver que era un demonio. Y lo describo así porque eso era. Se veía el reflejo. Era jorobado, flaco y con una nariz muy larga, como la bruja mayor de la película Brujas. Se podía ver claramente que iba caminando directamente hacia la sombra que proyectaba mi hermano en la barda. Veo esa sombra y mi reacción fue, ¡Aguas güey, aguas! Mi hermano voltea todo sacado de onda, ¡Qué güey! Volteamos y no había nada. Cuando le digo a mi hermano que había visto esa sombra que iba dirigiéndose a él, me dice, ¡Era un güey jorobado, verdad! Y le digo, ¡Sí! Él contesta, ¡Ah sí! Es ese güey que se aparece ahora aquí. Yo para ese entonces había empezado a ir a consultar a una chamana, ya que anteriormente me habían pasado otras situaciones con otras entidades y ella me enseñó a encaminar a todas esas almas que me seguían. Ella me dio instrucciones de qué hacer y entre esas instrucciones hay que hablarles y decirles, ¡Tú ya no perteneces aquí! ¡Debes irte! ¡Sigue el sendero de luz! Y se puede sentir como esas almas o entidades se alejan. Es algo notorio. Entonces mi mamá me dijo, ¡Ahora que sabes todo lo que la chamana te ha aconsejado hacer, haz lo mismo con esta entidad para ver si ya se va y nos deja tranquilos! Lo hice, pero no funcionó. Simplemente no pude sentir nada. Pienso que es una entidad demasiado aferrada que no quiere irse porque quizás ya ha estado ahí por mucho tiempo. Aparte, mi papá andaba en rollos como de brujería porque cuando andábamos tumbando la casa encontramos cosas muy raras, cosas que se usan para hacer todo tipo de rituales. Al tumbar un pedazo de barda, yo personalmente me encontré una navaja con un listón rojo metida como si la hubieran puesto adentro de los adobes y se veía como si la hubieran acabado de poner ahí porque no se veía nada sucio. Mi hermano también encontró otras cosas también metidas en los adobes. A mi papá le llamaba la atención todo esto. En esa pared también se lograba escuchar como si le estuvieran pegando con un marro. Pudiera ser que una entidad fue liberada y se quiso mostrar como el inocente y pobrecito sacerdote para que lo liberáramos cuando en realidad era un demonio. Y al enterrarlo más se encabronó. O pudiera ser que sean dos entes diferentes. No lo sabemos. Lo que sí es cierto es que esta historia es transgeneracional ya que a mi mamá se le aparecía de joven también en sus sueños. Hubo muchos comentarios y teorías en la familia, tales como ¿por qué no escarbamos? Quizá nos hubiéramos encontrado un dinero enterrado. O como también pudiera ser que era un truco o engaño de ese demonio para traer una maldición a la familia. Ya que existe una leyenda que si encuentras un dinero tienes que pagar con algo y pudiera ser con la vida de alguien de tu familia. Amigos, el mensaje de esta historia es que no debemos dejarnos llevar por las apariencias. Hay que seguir nuestros instintos y que Dios nos ampare. Recuerden amigos que yo solo transmito las historias que me comparten. No trato de convencerlos de creer en nada. Juzguen ustedes. Son los que tienen la última palabra. Espero que la historia les haya parecido interesante. Espero que la historia les haya parecido interesante. No olviden seguirme en las diferentes plataformas de podcast de su preferencia. Spotify, Apple Podcast, Amazon Music, YouTube, iHeart Radio, Pandora y Castbox. Donde recibirán notificaciones cada vez que salga un nuevo episodio. Les invito a checar nuestro blog www.unexplainedpodcast.net Síganme en mis redes sociales, Instagram, TikTok, YouTube como Unexplained.Enigma. Mi Facebook, Chronicles of the Unexplained. Ex antes Twitter como Unexplained Page. Donde comparto fotos y videos de índole paranormal. Les dejo los links en la descripción del episodio. Gracias y nos escuchamos en la siguiente Historia Inexplicable. Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org

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