The narrator shares a story about a spirit that has haunted their family for generations. The spirit appeared to the narrator's brother, claiming to be buried in a specific location and requesting a proper burial. Other family members had also encountered the spirit. The brother started experiencing nightmares and even claimed to see the spirit while awake. The narrator also had a frightening encounter with the spirit. The story suggests that the spirit continued to haunt the family despite attempts to address the issue.
Un espÃritu de dudosa procedencia que se hace presente por generaciones pidiendo ayuda. Es la prueba más fehaciente de que no todo lo que brilla es oro. Hola que tal amigos, bienvenidos a otro episodio más de este su podcast Crónicas de lo Inexplicable. La siguiente historia me la contó un amigo, él es Menny Talavera, dueño y host del podcast Pa' que te enganchas. Me la contó ahora que grabamos historias macabronas para su podcast. Quiero agradecerle por haberme compartido esta historia y también invitarlos a que lo sigan en su podcast Pa' que te enganchas por Spotify, Amazon Music y Google Podcast.
Esta historia ha pasado a través de varias generaciones en mi familia. Yo tenÃa alrededor de 8 años y mi hermano tenÃa 13. VivÃamos en la colonia Chaveña en Ciudad Juárez. Mi mamá en aquel entonces tenÃa una lavadora de rodillos y por lo general siempre tenÃa una tina con agua para estarla usando mientras lavaba. El primer recuerdo que tengo acerca de esta pesadilla que nos siguió por muchos años a la familia fue un dÃa domingo. Eran aproximadamente las 8 de la noche, pues recuerdo muy bien que ya estaba oscuro.
Mi mamá mandó a mi hermano a traer la leche a la tienda. Recuerdo muy bien que se tardó muchÃsimo, aun y cuando la tienda estaba localizada solo a una cuadra de la casa. Cuando regresa, regresa sin la leche. VenÃa con el rostro blanco y paldo. Cuando entra a la casa se me queda viendo de una manera muy extraña. Yo me asusté al ver la cara desencajada que tenÃa. Veo que se va directamente al patio a lavarse la cara con el agua de la tina que estaba usando mi mamá.
Ella al verlo se asombra de sospecto y le dice, ¿qué tienes? ¿qué te pasa? Y él le responde, es que se me apareció un padrecito y me dijo que está enterrado aquÃ. Mi hermano por lo general era muy fantasioso y le gustaba mucho llamar la atención de mi mamá. Recuerdo muy bien que ella lo agarró y lo metió al cuarto de mi abuelo, que en ese momento no estaba. Esta casa en la que vivÃamos era una casa muy antigua.
Los cuartos o recámaras estaban todos pegados. Era fácil que se escuchara todo. Pero mi mamá, con el afán de que nadie escuchara, muy secretosamente y en voz baja le dice, a ver, ¿qué pasó? ExplÃcame qué te pasa. Yo estaba intrigado por saber qué le habÃa pasado a mi hermano. Entonces me acerqué sin que me vieran y pude escuchar que mi hermano le dijo que estaba cerrada la tienda y que habÃa tenido que ir a la otra, la cual se encontraba un poco más lejos.
Y justo ahÃ, enseguida de la tienda, habÃa un lote baldÃo en donde estaba un señor que vestÃa un traje y con un sombrero en color negro, que le habló por su nombre. Omar, ven. Entonces mi hermano volteó y se acercó. ¿Qué pasó? Y el señor le dijo, yo soy un padre que está enterrado en tal lado de la esquina de tu casa. El hombre le dio el detalle y describió exactamente en dónde estaba enterrado. Y le dijo, lo único que quiero es que me saquen y me den cristiana sepultura.
Otra persona y yo estuvimos buscando un tesoro y cuando excavábamos y lo encontramos, se nos vino todo encima y nos mató. Yo solo quiero que me saquen de aquÃ. Cuando mi mamá escucha esto, le dice, a ver, a ver, ¿dónde escuchaste esto? ¿Quién de la familia te lo platicó? Esa fue la primera reacción de mi mamá. O sea, querÃa decir que mi mamá ya sabÃa. Entonces mi hermano dice, no, nadie me lo platicó. Mi mamá lo regañó.
En vez de tratar de calmarlo, le dijo, no quiero que andes platicando ni divulgando nada de esto a nadie. Pasan los meses y una tÃa que vive en Denver llegó de visita a la casa. Tuvimos la clásica reunión donde más miembros de la familia asistieron. Y mientras estábamos en esa reunión, pude escuchar más acerca de ese supuesto padrecito al que mi hermano se referÃa. Mi mamá pensaba que yo no estaba poniendo atención a la plática. Sin embargo, escuché cuando les decÃa a una de sus hermanas y a dos primas, con las cuales creció y las consideraba también como hermanas.
Les dice, ¿se acuerdan del padrecito que se le apareció a mi tÃa MarÃa hace muchos años? Entonces ellas con cara de asombro dicen, ¿o el que se le apareció en varios sueños y que le dijo que estaba enterrado en tal lado de la casa? Y mi mamá contesta, sÃ, se le apareció a Omar. Durante la reunión ya no logré escuchar más, pero esto me dejó pensando mucho. Quiere decir que mi hermano no estaba tratando de llamar la atención.
Y que aparte, a más miembros de la familia ya se les habÃa aparecido el supuesto padrecito antes. Pasaron algunos meses y mi hermano empieza a comportarse raro en las noches. Él y yo dormÃamos juntos y yo podÃa ver cómo empezaba a reaccionar extraño. Se empezaba a agitar y a mover con una gran desesperación. Era muy claro que estaba teniendo pesadillas. Se despertaba llorando y gritando. Yo le decÃa, ¿qué tienes? ¿qué te pasa? Es el padrecito, es el padrecito, se me apareció otra vez.
Me decÃa en total pánico. Como lo mencioné antes, la casa era muy antigua y la distribución de las habitaciones era un tanto extraña. En el último cuarto, mi abuelo le llamaba la bodega. Ahà tenÃa todas sus herramientas. Y siempre estaba cerrado con llave. Justo enfrente de esa habitación estaba el baño, pero este estaba por fuera. HabÃa que salir hacia el patio para poder accesar a él. En esa área habÃa una energÃa bien pesada. No era miedo, era un pánico ir de noche al baño.
Y no solo en la noche, incluso de dÃa, a cualquier hora. Porque yo sentÃa que alguien me miraba. Yo literalmente cuando iba me tenÃa que regresar de espaldas porque era una energÃa y un escalofrÃo que no se podÃan soportar. De hecho mi mamá no podÃa salir a lavar sola porque ella sentÃa también la mala vibra. HabÃa algo adentro de ese cuarto. Lo que sucedió después fue que mi hermano ya no solo experimentaba las pesadillas con el supuesto padrecito, sino que ya lo veÃa estando él despierto.
Y justamente en esa área de la casa. Eran tan recurrentes sus pesadillas y las apariciones que un dÃa me dijo que se sentÃa que estaba poseÃdo. Esto no lo pudimos comprobar. No sé si inconscientemente nos negábamos a aceptar tal suceso y que lo querÃamos justificar pensando que tal vez era parte del estrés que mi hermano empezó a experimentar. No lo supimos a ciencia cierta. Sin embargo, mi mamá aún asà lo llevó con un sacerdote para que lo ayudara.
Después de esto parece que funcionó. Bueno, asà lo habÃamos creÃdo. Solo fue por un tiempo, porque después de dos o tres años, la pesadilla regresa. Un dÃa a mi hermano se le pasaron un poco las copas. Entonces lo fui a acostar a una de las recámaras, justamente en la misma donde se le habÃa aparecido a mi tÃa tiempo atrás el padrecito. En esa habitación habÃan dos roperos, de esos que se usaban antes. Eran como las doce de la noche y yo veÃa cuentos desde la cripta, un programa macabrón de aquel tiempo en el Canal 56.
En eso escucho que me hablan por mi nombre, Manny. Para esto ese cuarto nunca tuvo luz. HabÃa alguna falla, pasaba algo extraño. Siempre trataron de arreglarlo, pero nunca se pudo. Nunca tuvo compostura. La única luz que alumbraba esa recámara era la del patio. Entonces escucho por segunda vez que me hablan, bien clarito. Manny. En eso yo volteo para la puerta del cuarto y veo a un cabrón vestido de negro recargado en uno de los roperos. Yo estaba sentado en la cama viendo la televisión y como estaba en un lugar oscuro, no podÃa enfocar bien, pues la luz de la televisión hacÃa que estuviera un poco encandilado.
De momento pensé que era mi hermano, que se habÃa levantado de la cama. Después de unos segundos, cuando ya logré enfocar bien, me doy cuenta que no es mi hermano, que éste seguÃa acostado. Y es cuando ya logro ver bien la figura de este hombre de aspecto siniestro con los ojos muy brillantes. Salte de la cama y empecé a rezar. Esa fue la primera vez que yo lo vi. Después con el tiempo, cuando yo estaba en la secundaria, solÃa caminar con mis amigos al salir de la escuela.
RecorrÃa un tramo corto para que ellos agarraran el camión y se fueran a sus casas. Mi papá vivÃa a unas cuantas cuadras y a veces iba a visitar a sus hijos. Entonces, por lo general, yo era el último que se iba. Todo por andar en el desastre con mis amigos, no me querÃa perder ningún detalle. Esperaba a que todos se fueran. Cruzaba la calle y agarraba el camión de regreso a casa. Un dÃa les platiqué a mis amigos lo que me habÃa pasado.
Estábamos afuera del ESMAR de la Carlos Amaya. Ahà habÃa unos negocios. Nos sentábamos en una paletera, De repente, siento algo muy pesado. Siento una vibra que no puedo describir. Siento que alguien me está observando. Volteo y ahÃ, parado a un lado de la paleterÃa, estaba el padrecito, con su Biblia en la mano y viéndome muy fijamente. Cuando lo veo, dije, no, no puedo creerlo. Es coincidencia. Trataba de tranquilizarme, pero empecé a sentir muchÃsimo miedo porque no dejaba de mirarme fijamente.
Entonces le dije a un amigo, Mira, ¿ves aquel hombre ahà parado? Y mi amigo me dice, ¿Quién? No alcanzo a ver a nadie. Mi amigo no lo veÃa. Entonces, me quedé sin mirar. No alcanzo a ver a nadie. Mi amigo no lo veÃa. Entonces me dio tantÃsimo miedo que cuando se fueron todos, en chinga crucé la calle y me subà al camión para regresar a casa. El camino de donde estábamos no era largo, si acaso, unos siete u ocho minutos, máximo.
Al subirme al camión, ¿cuál fue mi sorpresa que cuando me siento, veo que se sube también él? Y cuando vine caminando por el pasillo del camión y pasa justo enfrente de mÃ, se me queda mirando muy fijamente. De solo acordarme, se me eriza la piel. Era un señor vestido de negro, muy pálido de la cara, con barba y con sombrero. Se va y se sienta hasta atrás del camión. Yo, paralizado del miedo, sentÃa una incomodidad y se me hizo eterno el camino, los siete u ocho minutos más largos de mi vida.
Yo solo repetÃa para mis adentros. ¡Ay, Diosito, que ya llegue, que ya llegue! No querÃa ni voltear para los lados porque sentÃa que ahà iba a estar justo detrás de mÃ. Fue una sensación terrible todo ese trayecto. Cuando por fin llego a mi destino, no sé de dónde me salió la voz. ¡Bajan! Me levanto del asiento muy temeroso, pero a la vez querÃa correr y correr para salir de ahÃ. Volteo y ya no estaba en el camión.
Me bajé en chinga y a madre bien asustado, corrÃ, corrà hasta llegar a mi casa. Cuando llego, voy directo al baño y ahÃ, justo en ese momento, de nuevo vuelvo a escuchar. ¡Meni! Entré a madres al cuarto. Recuerdo que estaba mi abuelito. Y, pues, ¿qué tienes? ¿Qué te pasa, chamaco del demonio? Yo no sabÃa ni qué decir ni cómo actuar. Pasa un tiempo, no sin que yo haya tenido varios encuentros con esa entidad. Sin embargo, creo que por protección bloqueé todos esos eventos, pues no recuerdo muchos detalles.
Me enfoqué en hacer planes y es cuando decido irme a Denver a estudiar. Pensé que al irme me librarÃa de eso, pero qué equivocado estaba. Cuando regreso más o menos a los dos años, tumbamos la casa de mi mamá, porque era de adobe, se estaba hundiendo. Era una casa que fue construida en los años 50. Llegó un momento en que ya casi parecÃa sótano. HabÃa que hacerle muchÃsimos arreglos. Se inundaba cada vez que llovÃa. Era un desastre.
Lo mejor era empezar de cero. Al tumbar la casa se tuvo que rellenar más el terreno para poder nivelar el cimiento. Después de todas estas modificaciones en la casa, este ente que se hacÃa presente en forma de un inocente sacerdote cargando su Biblia en la mano es cuando empieza a mostrar su verdadero lado oscuro. Era un demonio. La teorÃa que tenemos en la familia es que, como este ente vio que en vez de desenterrarlo, lo enterramos más, pues ya que tuvimos que agregar como dos metros más de tierra, este se enfureció y es cuando empieza a manifestarse a todos en la familia.
Mi mamá empezó a decir que se escuchaban muchas cosas raras y hasta ella misma hacÃa el comentario de ya el padrecito se está haciendo presente. Dice que por un tiempo se escuchaba que arañaban el techo y al principio pensaron que probablemente podrÃa ser algún gato o algún animal, pero mis hermanos habÃan checado el techo para hacer unas reparaciones y vieron que habÃa unos arañazos muy grandes. Era obvio que un gato o un animal no podÃa hacer eso.
Empezaron a experimentar todo tipo de sucesos extraños. Tan es asà que mi mamá una vez se puso a bendecir la casa con un sirio bendito. Dice que mientras rezaba e iba caminando con el encendido, daba dos o tres pasos y pum, se lo apagaban. Lo volvà a prender, continuaba con los rezos, caminaba unos cuantos pasos y se lo volvÃan a apagar y asà sucesivamente muchas veces durante todo el trayecto por la casa. Ese ente la querÃa distraer, pero ella no desistió, prendÃa el sirio muchas veces y continuaba con las oraciones.
En una ocasión mientras yo visitaba a mi mamá, estábamos en el patio mi hermano y yo. Estábamos platicando de lo más normal. En eso veo una sombra reflejada en la barda del patio. La luz del vecino hacÃa que se proyectara y pude ver que era un demonio. Y lo describo asà porque eso era. Se veÃa el reflejo. Era jorobado, flaco y con una nariz muy larga, como la bruja mayor de la pelÃcula Brujas. Se podÃa ver claramente que iba caminando directamente hacia la sombra que proyectaba mi hermano en la barda.
Veo esa sombra y mi reacción fue, ¡Aguas güey, aguas! Mi hermano voltea todo sacado de onda, ¡Qué güey! Volteamos y no habÃa nada. Cuando le digo a mi hermano que habÃa visto esa sombra que iba dirigiéndose a él, me dice, ¡Era un güey jorobado, verdad! Y le digo, ¡SÃ! Él contesta, ¡Ah sÃ! Es ese güey que se aparece ahora aquÃ. Yo para ese entonces habÃa empezado a ir a consultar a una chamana, ya que anteriormente me habÃan pasado otras situaciones con otras entidades y ella me enseñó a encaminar a todas esas almas que me seguÃan.
Ella me dio instrucciones de qué hacer y entre esas instrucciones hay que hablarles y decirles, ¡Tú ya no perteneces aquÃ! ¡Debes irte! ¡Sigue el sendero de luz! Y se puede sentir como esas almas o entidades se alejan. Es algo notorio. Entonces mi mamá me dijo, ¡Ahora que sabes todo lo que la chamana te ha aconsejado hacer, haz lo mismo con esta entidad para ver si ya se va y nos deja tranquilos! Lo hice, pero no funcionó.
Simplemente no pude sentir nada. Pienso que es una entidad demasiado aferrada que no quiere irse porque quizás ya ha estado ahà por mucho tiempo. Aparte, mi papá andaba en rollos como de brujerÃa porque cuando andábamos tumbando la casa encontramos cosas muy raras, cosas que se usan para hacer todo tipo de rituales. Al tumbar un pedazo de barda, yo personalmente me encontré una navaja con un listón rojo metida como si la hubieran puesto adentro de los adobes y se veÃa como si la hubieran acabado de poner ahà porque no se veÃa nada sucio.
Mi hermano también encontró otras cosas también metidas en los adobes. A mi papá le llamaba la atención todo esto. En esa pared también se lograba escuchar como si le estuvieran pegando con un marro. Pudiera ser que una entidad fue liberada y se quiso mostrar como el inocente y pobrecito sacerdote para que lo liberáramos cuando en realidad era un demonio. Y al enterrarlo más se encabronó. O pudiera ser que sean dos entes diferentes. No lo sabemos. Lo que sà es cierto es que esta historia es transgeneracional ya que a mi mamá se le aparecÃa de joven también en sus sueños.
Hubo muchos comentarios y teorÃas en la familia, tales como ¿por qué no escarbamos? Quizá nos hubiéramos encontrado un dinero enterrado. O como también pudiera ser que era un truco o engaño de ese demonio para traer una maldición a la familia. Ya que existe una leyenda que si encuentras un dinero tienes que pagar con algo y pudiera ser con la vida de alguien de tu familia. Amigos, el mensaje de esta historia es que no debemos dejarnos llevar por las apariencias.
Hay que seguir nuestros instintos y que Dios nos ampare. Recuerden amigos que yo solo transmito las historias que me comparten. No trato de convencerlos de creer en nada. Juzguen ustedes. Son los que tienen la última palabra. Espero que la historia les haya parecido interesante. Espero que la historia les haya parecido interesante. No olviden seguirme en las diferentes plataformas de podcast de su preferencia. Spotify, Apple Podcast, Amazon Music, YouTube, iHeart Radio, Pandora y Castbox. Donde recibirán notificaciones cada vez que salga un nuevo episodio.
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