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Pablo shares a strange experience at a fast food restaurant where he encounters a man who appears in two places at once. The man enters the establishment even though the doors were locked. Pablo's boss suggests they were twins trying to distract him, but the security footage shows the man appearing mysteriously. The video later disappears, leaving Pablo with unanswered questions about parallel universes or time travel. The true reality remains unknown. Pablo's story is shared on the podcast "Chronicles of the Unexplained." La misteriosa y extraña evidencia de Pablo nos hace preguntarnos si realmente vivimos en universos paralelos. Una historia que te dará vueltas en tu cabeza pensando cómo la realidad supera la ficción. Hola qué tal amigos, bienvenidos a otro episodio más de este su podcast Crónicas de lo Inexplicable. El episodio del día de hoy le ocurrió a Pablo en un restaurante de comida rápida. Me pidió no mencionar ni el lugar ni la ciudad. Cuando lo leí me fascinó. Quiero agradecerle por permitirme contar su historia. Hola me llamo Pablo. Quiero compartir este relato que aunque parezca de película yo lo viví. Tenía alrededor de 17 años. Trabajaba solo sábados y domingos, pues el resto de la semana iba a la escuela. El día del suceso, el que era mi jefe en aquel entonces, me había llamado pidiéndome que si podía ir a cubrir durante unas horas porque la persona llegaría tarde por unos asuntos personales. Entonces decidí aceptar e ir a cubrir a esta persona, aparte de que no me caería mal algo de dinero extra, el trabajo era sencillo dado que entre semana durante la noche hay por lo regular poca gente. Yo llegué al establecimiento a eso de las diez y media de la noche y empecé a hacer las labores de rutina. Pasaron probablemente alrededor de dos o tres horas y todo iba de lo más normal. De repente volteo y está un hombre al pie del mostrador. Me sorprendí. Para empezar no me explico cómo entró, porque exactamente a las doce de la mañana se cierran las puertas del establecimiento para sólo atender por el área del autoservicio, más comúnmente conocido por el drive-thru. Yo estoy seguro de que había cerrado la puerta, sin embargo cuando vi al hombre pensé que tal vez se me había pasado cerrarla bien. Era muy poco probable, pero así lo interpreté. El hombre se veía digamos normal, a excepción de que se le veía la cara un poco de preocupación. Este era una persona de unos 35 años más o menos, vestía pantalón de mezclilla, playera blanca y un chaleco negro y me llamó la atención que tenía muchos anillos en las manos y unos tatuajes extraños. Un poco confundido le pregunto al hombre que cómo había entrado. Él voltea la puerta y me ve fijamente como tratando de decirme algo. Yo empiezo a intuir que algo no estaba bien. Él se me queda viendo fijamente y no me contesta. Le vuelvo a preguntar y voltea como buscando algo y sólo dice dame un refresco. Cuando me dirijo a la máquina de hielo veo cómo alguien va llegando al autoservicio y en eso escucho que presionan el botón que quieren ordenar algo. Como estoy más cerca de la ventanilla que del mostrador se me hizo fácil ir y decir que me esperaran. Yo apenas logré ver el perfil de la persona en el carro. Cuando caminaba hacia la máquina de sodas para llenar el vaso de refresco, la persona en el autoservicio voltea hacia mí y veo con gran sorpresa que era la misma cara del hombre al cual estaba yo atendiendo en el mostrador. Lo que veía en mis ojos iba más allá de mi razonamiento. No lo podía creer. En ese momento sentí un escalofrío por toda mi espina dorsal. Volteo a ver el hombre en el mostrador y éste tenía una expresión de angustia. Volteaba para todos lados y esperaba impaciente y me apuraba a que le diera el refresco. Yo lo pongo en el mostrador y el botón del autoservicio vuelve a sonar. Es cuando el hombre del mostrador se da cuenta que su doble o su doppelganger estaba ahí esperando en el autoservicio. Me quedé inmóvil por unos segundos. No podía pensar en qué hacer, simplemente mi mente no daba cabida a esa situación. Estar viendo a este hombre en dos lados al mismo tiempo. Tragué saliva y me dirigí a preguntar qué ordenaría. Hicimos contacto visual y puedo decir que aquello no era real, no era de este mundo. Era una mirada que jamás olvidaré. Nunca me habló, nunca me contestó. Sentí por un momento como si el tiempo se detuviera. No podía pensar en nada. Veo que el hombre en el establecimiento se quiere esconder bajo el mostrador y es cuando presiono el botón de pánico para pedir ayuda. Dos agentes llegaron pero no supe de mí en el lapso de tiempo desde que yo los llamé y cuando éstos llegaron al local. Fue en un abrir y cerrar de ojos. No vi cuando el hombre se fue. Este simplemente se esfumó, al igual que el carro en el autoservicio. Cuando la policía llega, la puerta principal aún estaba cerrada con llave. Esto me causó más confusión. ¿Cómo entró el hombre? ¿Sería un fantasma? Pero yo lo vi muy real, como cualquier otra persona. No me parecía que era un fantasma. Cuando los agentes me empiezan a interrogar que cuál había sido el motivo de la llamada de auxilio, yo simplemente no supe qué decir. Me limité a contar que un hombre había entrado y que me había sentido amenazado, pues la puerta tenía llave. ¿Qué más podía decir? Nadie me creía. Mientras la policía hacía el reporte, llegó el que era mi jefe. Dicho reporte fue hecho a las 2.33 de la mañana y no se encontró ninguna anomalía en el establecimiento. Las puertas de acceso no presentaban ningún forcejeo de haber sido abiertas. Cuando la policía se va, yo seguía un poco nervioso, pues yo no creía en este tipo de cosas y no le quería contar a mi jefe. Pero él insistió en que le dijera qué había pasado, y es cuando le cuento todo con lujo de detalles. Él me dijo que debía haber alguna explicación lógica, que tal vez eran gemelos tratando de distraerme para saltar el lugar y que yo había entrado en pánico. Por un momento mi jefe me hizo dudar de mi propia sanidad, pero ¿y la puerta cerrada? ¿Cómo explico eso? ¿Cómo entró el hombre? Mi jefe me preguntó que si había visto la placa del carro. Entonces en eso recordé que la cámara de seguridad debió haber captado todo el detalle del auto. Cuando las estábamos revisando, se ve el momento cuando el hombre llega al lugar caminando. Se le puede ver su vestimenta claramente, también sus facciones, su cara, todo con bastante nitidez a pesar de que era de noche. De repente se logra ver por unos segundos estática en la imagen y no se puede ver el momento en que el hombre entra, tal pareciera como si se hubiera parado frente a la puerta y en un instante ya estaba dentro del establecimiento. La toma de la otra cámara, la del área del autoservicio, se logra ver perfectamente cuando el auto, un auto negro tipo sedán, va dando la vuelta para entrar a este. Se observa cómo se va aproximando la ventanilla lentamente y dura ahí por unos minutos, que en total fueron casi ocho. El auto no tenía placa. De repente la toma de la cámara se ve como estática y se puede observar claramente cómo el auto se esfuma. Pum, se desaparece. Mi jefe era muy incrédulo. Al ver esto, ya no tuvo más remedio que creerme toda la historia. Pasó el tiempo y yo seguí laburando en el lugar hasta que acabé la escuela, pero nunca quise volver a trabajar de noche. Después con el tiempo supe que ese video que había captado, la prueba de que yo no estaba alucinando, misteriosamente se borró. Sólo el que era mi jefe y yo lo pudimos ver. Nadie más supo del asunto. Me pregunto si él mismo lo borraría para no causar pánico a los demás trabajadores del lugar. Sea lo que haya sido, jamás volví a experimentar una situación que va más allá de toda explicación lógica. Amigos, cuando leí esta historia que es como sacada de una película de ciencia ficción, tuve que contactar a Pablo. No llegamos a ninguna conclusión. Nos quedamos con más preguntas que respuestas. Me pregunto si el hombre que entró al establecimiento era sólo una energía residual que se hacía presente en el lugar, o tal vez era un viajero en el tiempo, o un doppelganger. ¿Cuál de ellos era el verdadero? O tal vez los dos lo eran y quizás por alguna razón se encontraron sin querer al mismo tiempo en este universo. ¿Cuál es la verdadera realidad? Lo que para mí es real quizá para otra persona no lo sea. No hay una verdad absoluta. Recuerden amigos que yo sólo transmito las historias que me comparten. No trato de convencerlos de creer en nada. Juzgan ustedes, son los que tienen la última palabra. Espero que la historia les haya parecido interesante. 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