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The speaker begins by expressing their annoyance with a comment and laughter from the audience. They mention getting into an argument before the service and being angry. They talk about the importance of Valentine's Day and how it is for couples, not friends. The speaker then discusses the topic of love and how everyone has a need to feel loved. They mention a biblical story about the most important commandments, which are to love God and love your neighbor as yourself. The speaker emphasizes the importance of loving oneself in order to love others. They give examples of choosing pleasure over long-term benefits and not prioritizing important tasks. They talk about how not loving oneself can lead to unhappiness and seeking love in relationships. The speaker encourages self-reflection on whether one truly loves themselves and whether they love God. They urge the audience to think about what it means to love God and how their actions demonstrate their love for Him. No sé qué me molestó más, si el comentario o la risa de ustedes. Ríanse, denme un segundo, ríanse. Solo quiero que sepan... Denme un segundo. No va a llegar hasta allá, pero... Mientras me conecto, quiero que sepan que antes de empezar el servicio me peleé con un señor acá. Entonces, ando enojado. Y me tengo que sacar el enojo con alguien y lo voy a hacer con ustedes. Es más, vean al que tienen al lado y mírenlo si fue rechazado en el Día del Amor y la Amistad. Vean si tiene cara de dolido. O rechazada. A este punto ya no se sabe. ¿Estamos? Bien. Nos llevó un año para verlos lanzar a todos... Bueno, la gran mayoría. Un año. Que Dios tenga misericordia de ustedes. Bueno, empecemos. El tema es A Matter of Love. Una cuestión de amor. Ustedes saben que hace dos días fue el día donde nuestra hermana Kimberly hizo bastante dinero. Le subió el precio a todo. A los pasteles, a las rosas. Y es el día del amor y la amistad. Pero es el día de los novios. Si alguien vino y te dio algo y te dijo como amigo, no, mentira. Si te dio algo es porque no quería ser amigo. Y si vos diste algo de amigo, qué vergüenza. Qué vergüenza. Si ustedes dijeron, no te lo doy de novio, sino de amigo, qué valor reprenda. No es el día del amor y la amistad. Es el día de los novios. Y basado en eso dije yo, hablemos del amor. Ya que me han llegado historias de cada uno de ustedes. Y les iba a compartir una historia mía. Ustedes saben como yo les comparto historias personales mías. Pero me acordé que ahora estoy grabando las prédicas. Y que yo mejor me reservo la historia porque la van a escuchar y no quiero que después me reclamen. Entonces hoy no va a haber historia. Pero me di cuenta que a la edad ya de 14, 15 años, incluso a veces antes, las muchachas ya se empiezan a maquillar. Desen cuenta ustedes. Ya los muchachos se empiezan a bañar. A los que no les gustaba bañarse ya se empiezan a bañar un poquito más. O al menos echan agua en el pelo para aparentar que se han bañado. Las muchachas se empiezan a maquillar, se ponen uñas y empiezan a hacer un montón de cosas, ¿cierto? Porque empiezan a tratar de que los vean. Y no está mal. No está mal hasta cierto punto. Y de alguna u otra manera he llegado a entender de que a niveles más bajos o más altos todos tienen la necesidad de sentirse amados, de sentirse queridos. Y les quiero hablar de eso, de una cuestión de amor. Hay una historia en la Biblia en donde alguien se le acerca a Jesús y le pregunta a Jesús de todos los mandamientos, de todos los que existen, ¿cuál es el más importante? Y viene Jesús y le dice, mira, ustedes tienen 613 reglas, te lo voy a resumir en dos. Y lo encontramos en Mateo 22, 36, 40. Y dice, maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante en la ley de Moisés? Jesús contestó, ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primer mandamiento y el más importante. Hay un segundo mandamiento que es igualmente importante. Ama a tu prójimo como a ti mismo. Toda la ley y la exigencia de los profetas se basan en estos dos mandamientos. Oremos. Señor, gracias por una noche más en donde podemos aprender de ti y podemos, Señor, leer tu palabra y compartir como hermanos. Te pido, Jehová, que nos muestres a través de tu palabra la necesidad que hay en nuestros corazones, pero más importante, Señor, que podamos experimentar y conocer ese amor perfecto que solo viene de ti. Toma, Señor, el control de todo lo que hablamos. En tu nombre oramos, Jesús. Amén, amén y amén. Como les contaba, aproximadamente en el Torah, en el Antiguo Testamento, si lo quieren ver así, habían alrededor de 613 reglas. Reglas de cosas que podían comer, que no podían comer, los hombres no se podían afeitar, en el día de reposo habían ciertos pasos que podían dar y si daban más de esos pasos se tenían que quedar ahí parados y no moverse, no podían encender luces en ciertos momentos. Habían muchas reglas. Y viene esta persona, se acerca a Jesús y le dice, Jesús, ¿cuál es el más importante? ¿Cuál de todos estos? Es muy importante porque está difícil cumplir todos. Dame los que son más importantes para enfocarme en esos. Y Jesús le dice, ¿sabes qué? Te la voy a poner sencilla, fácil. Te voy a dar dos. Y en estos dos, todo lo que conoces, los profetas, la ley, absolutamente todo, se resume en estos dos. Amar a Dios y amar a tu prójimo como a ti mismo. Y quiero empezar en el segundo. En el amar a tu prójimo como a ti mismo. Este es importante porque tiene dos partes. La segunda parte es amar al prójimo. Pero la primera es que te tienes que amar a vos mismo. Para poder amar a tu prójimo como a vos mismo, te tienes que amar vos mismo. Y es ahí en donde fallamos quizás todos. Porque pensamos que amarnos a nosotros mismos es pararnos todas las mañanas delante del espejo y decir, eres especial. Tú puedes hacerlo. Hoy vas a cambiar el mundo. Eso no es amarte a ti mismo. Otros piensan, oh, they believe that loving yourself is to treat yourself, right? Let me do something nice for me. Let me buy something. Let me get a new car. And people think that that is what it comes to treat yourself, to love yourself. Pero va mucho más allá de las cosas bonitas que te puedas decir y va mucho más allá de las cosas buenas que puedas o no puedas hacer por vos. Les voy a dar el primer ejemplo de cómo saber si ustedes se aman a ustedes mismos o no. Es fácil. Cada vez que escoges el placer antes de tu beneficio, sabes que no te amas. Les doy un ejemplo fácil. I don't remember when was the last time I pulled an all-nighter. ¿Alguien de aquí lo ha hecho recientemente? ¿Ya ha pasado toda la noche sin dormir? Yo no me acuerdo cuando fue. Si lo hago, me muero. Ya estoy viejito. En cuatro años cumplo 30. Can you believe that? Anyways, besides the point, just think about that. En ese momento estás escogiendo el placer de pasar toda la noche despierto, espero que orando y no hablando con nadie, escoges eso, ese placer de ese momento, ignorando las consecuencias de lo que eso va a traer a tu vida. Y ahora lo podemos expandir a cosas mucho más grandes. Bring it to sex, bring it to drugs, bring it to skipping school, to whatever you think that gives you pleasure that you do, ignoring the consequences of what would happen in your life. Desde el momento que escoges el placer para vos mismo, ignorando las consecuencias que eso pueda traer a tu vida, es un claro ejemplo que no te amas. Es un claro ejemplo que hay prioridades mucho más importantes en vos que amarte a vos mismo, y Jesús lo explica. Y lo dice, si tratas de aferrarte a la vida, la perderás, pero si entregas tu vida por mi causa, la salvarás. ¿Y qué beneficio obtienes si ganas el mundo entero, pero te pierdes o destruyes a ti mismo? Jesús viene y te dice, ¿de qué te sirve que tengas el placer de este mundo? ¿De qué te sirve que disfrutes la vida como este mundo dice que la tienes que disfrutar, si te perdes, si te destruyes? Hablando de lo mismo, ¿de qué te sirve tener ese placer momentáneo si las consecuencias de ese placer van a ser mucho más malas de lo que puedas tener? Y lo podemos poner en cualquier aspecto de la vida. Lo podemos poner como aquel que prefiere no hacer el trabajo que tiene que hacer y prefiere vivir una vida de pereza, de cansancio, y dejar que el tiempo pase, los años pasen, y decir, ah, I'll do it later. I'll figure it out next year. I'll figure it out tomorrow. And you wait and you wait and you wait, leaving that pleasure of the moment of, let me just be lazy, ignorando las consecuencias de lo que eso va a traerte. Y es por eso que hay un montón de personas que viven infelices, porque no se aman a ellos mismos, y están tratando de entrar en relaciones, están tratando de tener una relación con alguien que pueda traerles un poco de valor, pero caemos en lo mismo. No nos amamos. No tenemos un valor por nosotros mismos. Pónete a pensar lo que hiciste hoy, que sabías que no tenías que hacer, porque las consecuencias podían ser un poquito malas, y aún así lo hiciste. Y aún así decidiste hacerlo. O diferente, las cosas que sabías que tenías que hacer, pero no las hiciste porque dijiste después. Ese es un claro ejemplo que no te amas. Es un claro ejemplo de que no hay un amor propio, y por ende no vas a poder amar a nadie más. Y entonces tenés jovencitas y tenés jovencitos que tratan de encontrar ese amor en personas, en amistades, en las locuras que hagan o no hagan, tratando de llenar un vacío, pero otra vez no vas a poder amar a tu prójimo si no te amas a vos mismo. Entonces viene Jesús y les dice, el primero es amarte a vos mismo para poder amar a los demás, para que ames a tu prójimo como a ti mismo. Entonces la pregunta número uno que te tenés que hacer es, ¿verdaderamente me amo? Porque antes de llegar, si amas a hermano Rodrigo, si amas a la persona que está a tu lado, la pregunta es si verdaderamente te amas, si verdaderamente te valoras, si verdaderamente hay algo en vos que decís, ¿sabes qué? Yo creo que Dios me hizo con un propósito, yo creo que hay algo en mí, yo creo que puedo hacer algo. Esa es la pregunta inicial que tenés que hacer. Y quizás la respuesta es no, o quizás la respuesta es tal vez, o la respuesta es sí. La buena noticia es que a través de la palabra vamos a empezar a poder destruir cada una de esas cosas para poder llegarnos a amar a nosotros mismos, para poder después amar a los demás, y más importante, viene Jesús y les dice, amar a Dios con todo tu corazón. Entonces la primera pregunta es, ¿te amas a vos mismo? ¿Te valoras? ¿Haces cosas que valgan la pena para tu vida? Y la otra pregunta es, ¿amas a Dios? Y pensad en estos momentos, ¿qué significa amar a Dios? Porque hablamos de amar a Dios, de hacer las cosas como Dios quiere, ¿pero es verdaderamente un acto de amor a Dios? ¿O qué haces vos que demuestra que amas y tenés una relación con Dios? ¿Amar a Dios acaso es ir a la iglesia? ¿Amar a Dios acaso es venir los viernes? ¿Amar a Dios acaso es, yo qué sé, poner una silla los viernes, venir temprano? ¿Qué haces vos que demuestra o te da la seguridad que amas a Dios? Les voy a explicar cómo se ama a Dios. Les voy a explicar el paso necesario para poder verdaderamente amar a Dios. ¿Están listos? ¿Están listos? Les gusta el chisme, ¿cierto? Hay un paso importante, indispensable, para poder amar a Dios, y es la fe. Les explico. El libro de Hebreos 11.6 dice que sin fe es imposible agradar a Dios. Para poder amar a Dios, primero tenés que creer que Él existe. De ahí se tiene que empezar. Para poder amar a alguien, tenés que aceptar el hecho que esa persona, que este ser, existe. De ahí tiene que empezar. Y esa es la pregunta que tendés que hacerte en tu corazón esta noche. ¿Verdaderamente creo que Dios es real? ¿Verdaderamente creo que Él existe? ¿Que Él está? ¿Que Él está sentado en el trono? ¿Que me ama? ¿Que vino, murió por mí? ¿Acepto esa verdad? ¿O esta vida de cristianismo se ha vuelto una rutina? ¿Se ha vuelto simplemente lo que hago constantemente porque es lo que hay que hacer? ¿Es por eso que ves jóvenes que eventualmente vienen los años y se van? Que viven una vida de cristianismo, llega el momento en donde las puertas se abren, donde ellos pueden hacer su vida y escoger sus decisiones, y se van por completo, porque la convicción de Cristo nunca estuvo. Y esa es la pregunta que te tenés que hacer, porque podemos pasar acá viernes tras viernes tras viernes tras viernes, repitiendo la canción una y otra y otra y otra vez para que salten, y hacer todo lo que queramos, desgastarnos la garganta, hacer todo lo que queramos, pero si la convicción de que Dios existe no está en sus corazones, por muy feo que suene, es cuestión de tiempo para cuando ustedes tengan la edad y hacer lo que quieran con sus vidas y alejarse de la iglesia. Esa es la pregunta que te tenés que hacer. ¿Verdaderamente creo que Dios existe? ¿Verdaderamente tengo fe que en Él existe? Y si la respuesta es no, la pregunta es, ¿querés creer que Él existe? ¿Querés creer, querés conocerlo? ¿Querés verdaderamente que esa verdad de Cristo sea puesta en tu corazón? ¿Querés verdaderamente experimentarlo? Porque otra vez, vamos a estar aquí viernes, tras viernes, vas a tocar el piano, así como llegaron a Isaac los domingos, vas a poner la cámara, y vas a hacer un montón de cosas, y vas a llegar al mismo punto en donde va a ser cuestión de tiempo, ¿para qué? Para que te alejes, para que te perdás. Entonces la pregunta es, ¿crees en Dios? Me decían, no sé, 50-50, tal vez, no. La pregunta es entonces, ¿querés conocer a ese Dios? ¿Querés conocer a ese Dios que reina, que gobierna, que está por encima de todas las cosas? Esas son las preguntas que te tenés que hacer. Por eso hacemos esto viernes a viernes, para que esa verdad de Cristo, para que esa verdad de Dios, sea puesta en tu corazón. Entonces, les dije, para poder empezar a amar a Dios, tenés que empezar a creer en Él. Y cuando empiezas a creer en Él, entonces podés empezar a aceptar su amor. Se los muestra en la Biblia. Primera de Juan 4, 16, dice, nosotros sabemos cuánto nos ama Dios, y hemos puesto nuestra confianza en su amor. Dios es amor, y todos los que viven en amor, viven en Dios, y Dios vive en ellos. No podés poner la confianza en el amor de Dios, si no aceptas que Dios es real. No podés poner la confianza en Cristo, si no aceptas que Dios es real. ¿Por qué crees que te cuesta hacer las cosas bien? ¿Por qué crees que te cuesta orar? ¿Por qué crees que te cuesta morir a tu vida de placer, amarte a vos mismo y seguir los caminos del Señor? Porque muchas veces, dentro de nuestro corazón, no creemos que Dios existe. Les doy yo el clave ejemplo. Todos saben de que yo me tomé unas vacaciones en el cristianismo. Si yo en esos momentos hubiera aceptado la realidad al 100%, que Dios es real, que hay un cielo, que hay un infierno, que si en ese momento yo me hubiera muerto sin Cristo, mi vida hubiera estado en condenación, les puedo asegurar que nunca me hubiera alejado de Dios. Les puedo asegurar que nunca me hubiera alejado de los caminos de Dios, pero como nunca acepté esa verdad, nunca acepté que Dios era real, nunca lo llegué a amar. Nunca llegué a tener una relación con Él. Entonces, ahora la siguiente pregunta que te hago es, ¿querés tener una relación con Dios? ¿Querés verdaderamente que Dios se convierta todo lo que la Biblia dice? Tu Señor, tu Dios, tu amigo, tu papá, el que te cuida. ¿Querés que todo eso sea verdad? Entonces, ahí es donde tenés que empezar a hacer algo. Porque ¿saben qué es lo triste? Están empezando ustedes a vivir. Ustedes están empezando a tomar decisiones por ustedes mismos. Ustedes están empezando ahora a ser los arquitectos de su futuro. De lo que va a pasar en 5, 10, 20 años, ustedes en estos momentos empiezan a formar eso. La pregunta es, ¿cómo lo van a formar? ¿Lo van a formar a solas? ¿Lo van a formar con esta idea vana de Dios? ¿O van a decir, ¿sabes qué? Quiero conocer a este Dios de verdad. Quiero entrarme en Él, aunque sea una vez, y conocerlo bien. ¿Nunca verdaderamente has tenido una relación genuina con Dios? El Señor ya conoce cada una de tus dudas, y el Señor ya conoce cada una de las cosas que pensás acerca de Él. Lo que se necesita es que lo busques y le pidas que Él, en Su misericordia, revele quién es en tu vida. Después viene Juan 3, 16, que todos lo conocemos, y dice, Pues Dios amó tanto al mundo, que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él, no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de Él. Entonces, la primera pregunta, ¿aceptás que Dios es real? ¿Aceptás que Él existe? Después, ¿querés tener una relación con Él? Y si en ese proceso empezás a decir, Sí, quiero conocerlo, quiero estar con Él, entonces ahora las buenas noticias vienen, que podés aceptar Su amor, porque Juan viene y dice, Nosotros amamos a Dios, porque Él nos amó primero. Y entonces, ahí aceptás Su amor, y aceptás la salvación, y por ende sos salvo. Por ende, un cambio en tu vida empieza a suceder, porque el amor de Dios es puesto en tu vida. Ese es el cristianismo. Mucha gente se ha confundido que el cristianismo es, vas un domingo a una iglesia, levantas las manos, oras, sentís algo y te vas. Otros piensan que el cristianismo es un montón de reglas de lo que podés o no podés hacer, olvidando que el cristianismo se define en una sola cosa, y es Jesús. Una relación íntima de amor con Jesús. De eso se trata el cristianismo, de amar a Dios por encima de todas las cosas. De amar a Dios por encima de tu familia, de amar a Dios por encima de vos mismo, de amar a Dios por encima de tus sueños, y dirás, pero qué feo, Rodrigo, ¿tengo que morir a mis sueños por amor a Dios? Sí, pero te doy la buena noticia. Tus planes no se comparan a los planes que Dios tiene para tu vida. El propósito que Dios tiene para tu futuro no se compara al propósito que vos tenés para tu futuro. Ser cristiano nos conviene. Ser cristianos nos conviene como seres humanos. Yo les doy el mismo ejemplo siempre. Vean a su alrededor. Vean a sus papás. Vean a sus tíos. Vean su casa. Si ustedes no quieren que el mismo, la misma historia se repita, tienen que hacer algo diferente. Tienen que hacer algo diferente. Tienen que dejar que ese amor verdadero de Cristo entre en sus vidas. Es la única manera. La única. No hay manera alrededor de ello. El mal es demasiado fuerte para ustedes. El infierno es demasiado poderoso. Ustedes no van a derrotar al infierno. No lo van a hacer. Es un tema de tiempo para el infierno ganar si no tienes a Cristo. Es un tema de tiempo para el infierno venir a tu vida y destruir absolutamente todo. Todo. Así que pueden venir divorcios, pueden venir enfermedades, pueden venir traumas, pueden venir peleas, y lentamente tu vida comenzará a destruirse. Poco a poco. Paso a paso. Segundo a segundo. La única manera es con Cristo. La única manera es decir, Señor, te quiero amar. Quiero que ese amor verdadero de Cristo venga a mi vida y aceptar esa salvación. Ahora imagínate todo lo que tu familia perdió. Todo lo que quizás tú has perdido a tu edad. Las oportunidades que quizás se te han escapado de las manos. Y empieza a sentirse que la vida se vuelve una rutina. Yo estoy más viejito que ustedes, yo lo sé. Aunque no lo aparento. Yo sé que me ven y dicen, ah, él es de 18 años. ¿Por qué estás riendo? Pero creo que llega un momento en la vida de cada uno de nosotros en maneras quizás en diferentes niveles, en donde sentís que la vida es la misma. ¿Cierto? En donde sentís que nada cambia. En donde sentís que es una rutina aburrida. Y en medio de esa rutina hay momentos buenos y malos. En medio de esa rutina pasaste un buen momento con tus amigos o en tu familia. Pero luego es cuestión de tiempo para que todo vuelva a ser exactamente lo mismo. Y te empezás a encajonar en esa vida. En esa vida en donde no hay nada más que esperar porque es lo que te tocó. En esa vida donde no se puede esperar nada más porque quién sabe qué va a pasar en el futuro. Una vida de temor si en tu casa hay peleas. Una vida de soledad. Una vida de no saber qué hacer. En unos casos incluso una vida de recordar el pasado constantemente. Constantemente. Unos lo recuerdan porque verdaderamente tienen algún trauma. Otros lo recuerdan por hacerse las víctimas. Pero bueno, es una constante ruleta que nada cambia. Donde nada cambia. Donde estás vacío. Donde estás roto. Y decís, Señor, ayúdame. O tal vez no decís, Señor, ayúdame. Y tratás de hacerlo en tus fuerzas. Y decís, hoy sí voy a hacer las cosas diferentes. Hoy sí voy a buscar a Dios. Hoy sí me voy a meter con Él. Hoy sí voy a empezar a hacer algo. Y nada cambia. Nada parece que se va a solucionar. Hoy es la oportunidad para que le des tu vida a Dios de verdad. Para que le digas, mira, Señor, estoy cansado, estoy cansada. No quiero ver la misma destrucción en mi vida. Me siento solo. Me siento vacío. Me siento muerto. No sé qué hacer con mi vida. Quiero verdaderamente experimentar ese amor para amarte. Porque cuando te empiece a amar, entonces la vida va a hacer sentido. Porque si no, la Biblia, en mismo Juan 3, te continúa diciendo, No hay condenación para todo el que cree en Jesús. Pero todo el que no cree en Jesús ya ha sido condenado por no haber creído en el único Hijo de Dios. Si tu vida está sin Jesús, lamento decírtelo, que tu vida está condenada a la muerte, está condenada al sufrimiento y está condenada a la destrucción. Y continúa y dice, Esta condenación se basa en el siguiente hecho. Decen cuenta en lo que se basa la muerte y la destrucción que hay en este mundo. La luz, Jesús, llegó al mundo, pero la gente amó más la oscuridad. La gente amó más sus deseos. La gente amó más su placer. La gente amó más sentirse bien por un par de segundos que darle su vida a Dios y conocerlo de verdad, pensando que estar con Jesús era una vida aburrida y una vida rota, ignorando que la vida con Jesús era una vida de prosperidad en el alma, prosperidad en tu futuro, una vida completa en Él. Pero la gente amó más la oscuridad que la luz. Y continúa y dice, Porque sus acciones eran, ¿qué? Malvadas. Todo lo que hacen el mal, odian la luz. ¿Y quién es la luz? Jesús. Y se niegan a acercarse a Jesús porque temen que sus pecados queden al descubierto. La gente no puede cambiar porque no ama a Dios. La gente no ama a Dios porque no cree en Él. Y la gente no cree en Dios porque no lo ha buscado. Yo no me levanté un día y dije, Bueno, en mis primeros años sí, porque mi mamá me forzó. Pero luego llegó un momento en donde yo tuve que tomar la decisión. En donde yo tuve que decir, mira, hagamos algo diferente. Cambiemos la historia, cambiemos el cassette. Cambiemos lo que está pasando en mi vida. Y viene y lo único que le dije a Dios fue, te quiero conocer. Ustedes han visto esa película cliché donde está lloviendo y salen corriendo y salen al cielo y dicen, si eres real, dame una señal. Es un poco así tiene que ser. En donde vas y le dices, mira, me han dicho que existís. Me han dicho que estás ahí. Me han dicho que me amás. I want to try you. Help me out. Y entonces empiezas a tomar ese acto de fe para empezar a creer en Él. Y entonces la fe va mucho más allá de simplemente decir, quiero conocer a Dios. Porque Hebreos también te dice que la fe sin, perdón, Santiago te dice que la fe sin acciones es muerta. Entonces decís, quiero conocer a Dios. Quiero que su verdad venga a mí. Quiero que Él se rebele a mí. Ya le hiciste la oración, ya le pediste, ya dijiste, hagámoslo. Empezá a cambiar cosas que podés. Empezá a hacer cosas diferentes. Decís, ¿sabes qué, Señor? No sé cuándo vaya a meter la pata otra vez, cuándo me vaya a equivocar, pero sé que no me tengo que escapar de la escuela. Aunque me desespere, aunque me jale el pelo, aunque me dé cachetada, voy a estar aquí porque quiero hacer las cosas bien. Señor, voy a tratar de honrar a mis papás y voy a hacer lo que ellos me dicen. Y empezás proactivamente a hacer algo diferente. Y empezás entonces a verdaderamente actuar en esa oración que le diste a Dios. Y empezás a hacer los movimientos. Y empezás en tu propia vida a hacer las cosas que vos podés cambiar. Y entonces ahí la fe empieza a activarse. Entonces ahí verdaderamente empezás a decir, Señor, te quiero conocer. Y es ahí en donde la Biblia dice que aquel que busca va a hallar. Entonces es ahí cuando la Biblia te dice que cuando vos tocas, Él te va a abrir. Pero el problema es que hemos pensado que simplemente es decir, ¿sabes qué? Dios te quiero conocer. Dios no me habló. Bueno, no existe. Mira todo lo que has hecho hasta el día de hoy y mira lo que ha traído a tu vida. Mira las consecuencias que ha traído a tu vida. Mira los errores que ha traído a tu vida. Yo no sé cuando ustedes piensan en su futuro, ¿qué piensan? Espero que cosas buenas. De tener un buen trabajo, de servirle al Señor, de tener una buena familia, tener hijos, no sé, un perrito, cinco gatos, tres canarios, yo qué sé. Pero que tengas, ¿cinco qué? ¿Hijos? No sé qué es lo peor. Pero que tengas un futuro algo. Pero lamento decirte que quizás vas a alcanzar el dinero que querás. Quizás de alguna manera vas a tener la casa que querás. Si Jesús no está en medio, vas a vivir una vida miserable, rota. Vacía. Pero hay esperanza. Segunda de Corintios 5, 17 y el versículo 19 dice, Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en qué? En una persona nueva. La vida antigua ha pasado. Una nueva vida ha comenzado. Pues Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomando más en cuenta el pecado de la gente. Y nos dio a nosotros este maravilloso mensaje de reconciliación. La Biblia te dice que si aceptas a Jesús, pero de verdad, le das tu vida a Él de verdad y empiezas a hacer algo proactivo, que le perteneces a Él. Que cuando le abrís tu corazón a Dios y le decís, ¿sabes qué? Aquí estoy. Vení a mi vida, te necesito. Le perteneces a Él y todo lo pasado, todos los errores, todo lo que pasó en tu familia, todo lo que pensás que sufriste, todo lo que pensás que estuvo detrás, se queda ahí. Y sos una persona nueva. Hay un estudio que habla de cómo en Dios podés redimir tu pasado. El libro de Efesios habla de que con Dios podés redimir los tiempos. Con Dios las oportunidades perdidas pueden ser redimidas. Con Dios el fracaso de tu familia puede ser redimido en vos. En Dios la muerte que estuvo en tus generaciones puede ser redimida por Dios. La destrucción que había en tus generaciones puede ser redimida por Dios. En Cristo. En Cristo. Y entonces ahí vas a empezar a amarte a vos mismo. Y entonces ahí vas a empezar a amar a los demás. Y entonces ahí toda la Biblia y todo lo que está escrito en ese libro maravilloso se resume en amar a Dios y amar a tu prójimo como a vos mismo. Esos son los dos pasos. No hay revelación más grande que esa porque se resume en Jesús. Se resume en una relación verdadera con Él. Se los vuelvo a decir. La gente no ama a Dios porque no ha decidido creer en Él. Y la gente no cree en Él porque no lo ha buscado. Hace algo diferente. Have dreams, of course. Have hopes. Have them. I have lost my life changed completely. For the better. When Christ came into my life. That's why we preach this gospel. That's why we speak about who God is. I don't want you guys to go through the same things that I had to go through so you can come and say, you know what, Christ is real. Why? Why do you have to have a divorce? Why do you have to lose everything? Why does your heart need to be broken and in pieces so you can be like, you know what, let me try God. Why does your life have to go to the exactly same point where your parents are right now so you can say, you know what, let me try God. Why? Dios se va a glorificar en tu vida. Pero porque pasar ese momento de dolor y destrucción cuando un camino nuevo está presentado a ustedes así delante. ¿Saben qué es lo frustrante? Que viene Cristo y les dice, miren, ahí está la puerta. No solo les doy la puerta, sino les doy la llave. No solo les doy la llave, sino les meto la llave y lo único que tienen que hacer es abrirla y cruzarla. Pero como somos, nos vamos al otro lado. Nos vamos para el otro. Y nos vamos, y nos vamos, y nos vamos. Y el problema del pecado son, bueno, son muchos. Pero está la consecuencia inmediata de la muchacha que tuvo relaciones sexuales y queda embarazada, del que está haciendo drogas y queda preso. Está la consecuencia inmediata. Pero después está la consecuencia que viene años después. Yo he conocido hombres que vivieron su vida en adulterio y ahora están enfermos y solos. Incluso he conocido hombres que han muerto en soledad. En su vida disfrutaron todo lo que quisieron. He conocido mujeres muy lindas cuando eran jóvenes y llegaron a su vejez solas. Y detrás de ellas y detrás de ellos un camino de destrucción por donde quieran. Hijos abandonados, familias rotas, de ambos. Vida de exceso. ¿Saben qué es lo peor de todo eso? Que en eso he conocido hombres y mujeres que también han hecho que jovencitos, jovencitas, sean adictas a la droga, al alcohol. Y después venís, y esa es la consecuencia del pecado. Y ahora no sólo tenés que cargar con lo que hiciste en tu vida, sino cargar con las puertas que vos ayudaste a que se abrieran en la vida de alguien más. Acepta que Jesús venga a tu vida. Yo les dije que venía bravo, perdonen. Es que pelía con un señor, ya les había dicho. Es que no le he perdonado aún. La oración que vamos a hacer en los siguientes minutos es para que vos le abras las puertas de tu corazón a Dios, como lo hacemos todos los viernes. Todos. La pregunta es, ¿algo ha cambiado en tu vida? Quizás. No. ¿Hay algo diferente? Date cuenta que va más allá de simplemente decirte acepto. Va más allá. Va más allá. Es un acto verdadero de abrir tu corazón a Él. De decirle, Señor, quiero hacer las cosas diferentes. Cuando vas a la escuela, las puertas empiezan a abrir. Tienes problemas, por supuesto. Las cosas se vuelven difíciles, sí. Te frustras, absolutamente. Pero en todo lo que haces, puedes ver la cara de Dios. En todo lo que pasas, puedes ver la cara de Dios. Y te puedo prometer al 100% que si le das tu vida ahora a Cristo y te quedas con Él, serás imparable. Si no me hubiera alejado de Él, me daría rabia de pensarlo. Si yo no me hubiera alejado de Cristo y me hubiera permanecido y hubiera sido fiel con Él y lo hubiera conocido como lo estoy conociendo ahora cuando era mucho más joven, ¿ustedes se pueden imaginar a dónde estaría mi vida ahora? ¿Dónde puede estar su vida en los siguientes años? Sean ese testimonio de decir, yo acepté a Cristo, me entregué a Él y mírenme ahora. Mientras todos estaban en sexo, mientras todos estaban en drogas, mientras todos estaban haciendo su vida de descontrol, yo permanecí en Él. Ahora tengo una familia sólida, ahora tengo un trabajo sólido, ahora soy una persona completa, seguro de mí mismo, segura de mí misma, con un plan, estoy predicando Su Palabra, mi ministerio se ha expandido, y ahora por medio de Cristo, una vida diferente, una vida diferente con Cristo. Deja que Su amor llegue a tu corazón esta noche. Deja que Su verdad llegue a ti esta noche. Y si es difícil para ti aceptarla, de nuevo, dígale. Dígale, quiero intentarlo. Por eso te lo dije, es un tema de amor, amar a Dios, amar a ti mismo, y amar a otros. Eso es la cristianidad, basada en Jesús. Ese es el cristianismo, Jesús. Amar a Dios sobre todas las cosas, amarte a vos mismo, y amar a tu prójimo. Ahí donde están, incluyen su rostro.