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The podcast episode titled "The Archer" discusses the fear of abandonment, anxiety in relationships, and the fear of being replaced. The speaker shares their personal experiences with constantly feeling the need to prove themselves and the impact it has on their self-esteem and identity. They reflect on their fear of being replaced and the tendency to blame themselves for any relationship failures. However, they have learned that relationships should be reciprocal and that no one can truly replace or compare to another person. The speaker provides advice on analyzing one's behavior, understanding the origins of the fear of abandonment, and letting go of self-blame. They emphasize the importance of being in a mutual and healthy relationship where both parties contribute equally. Bienvenidos a todos y a todas a este episodio del podcast Who I Am. Este episodio se titula The Archer. Y es que The Archer es una canción la cual nos habla sobre el miedo al abandono, la ansiedad de una relación, y ese miedo al reemplazo. Y es que hoy vamos a hablar sobre el miedo al abandono, las demás relaciones, el reemplazo, el miedo a no ser suficientes, y todo lo que conlleva una relación, pues, básicamente ansiosa, ¿no? Y mi experiencia y mi relación con ello, obviamente. Desde pequeña, para mí, el término reconsideración de amistad no existía, ya que para mí debía siempre dar más en las relaciones, porque debía demostrarle a las personas que era alguien a quien merecía, pues, mantener en tu vida. Y es que yo crecí con ese miedo constante a que encontraran a alguien mejor que yo, o simplemente a que me abandonaran. Y es que al final, eso sin que te des cuenta, condiciona la forma en la que te relacionas, la forma en la que tratas a los demás, la forma en la que dejas que te traten. Porque simplemente a veces dejas pasar faltas de respeto justificándolo con que, al menos, estará en tu vida. Y eso, al final, destroza tu autoestima, tu amor propio y tu identidad como persona. Como he dicho desde muy pequeña, todo un miedo al reemplazo. Y eso se debe a que siempre ha sido fácil de reemplazar, fácil de olvidar, fácil de ignorar. O al menos, ya así como yo lo percibía cuando era pequeña. Y si eso le sumamos que yo tenía una obsesión terrible con encajar, pues, y que encima tampoco tenía personalidad, ha resultado esa bomba atómica. Yo siempre me obligaba a mí misma a dar muchísimo en todas mis amistades, y a dar todo de mí. ¿Quieres que traiga mis ejercicios? Te los doy. Aunque me hayan costado tres horas, aunque yo me haya matado a estudiar y a sacar la formación, te lo doy. Y obviamente, si no me das las relaciones, no pasa nada. ¿Quieres que te doy un almuerzo? Aunque yo me haya engordado de hambre, aunque sea mi comida favorita, te lo doy entero. Ni siquiera me voy a partir para mí, porque tú te lo mereces todo, yo no. ¿Quieres que te abanezca porque hace calor? Obviamente. Hacía cualquier cosa, pero es que cualquiera, para no se encajar, sino para que no me abandonaran. Y si alguien igualmente se va de mi vida, ya no que me abandonase, sino que simplemente se iba. Yo automáticamente pensaba, no fuese suficiente, no lo has hecho todo lo bien que deberías. Y es que para mí, culparme era lo más fácil para sobrellevar el hecho de que me hubieran abandonado. Si yo me hacía creer que debería haber hecho más, que si no me culpaba, que debería haber hecho más, era muchísimo mejor. Ya que si no me culpaba, si yo no había hecho nada malo, si yo no era culpable, si yo simplemente no tenía nada que ver con el hecho de que se habían ido de mi vida, ¿por qué me abandonaban? ¿Es porque era fácil de olvidar? ¿Es porque era fácil de ignorar? ¿Era porque era fácil simplemente abandonar? Y ahora, cuando soy mucho más mayor, me pregunto, ¿quería ser suficiente en mis relaciones para sentirme suficiente conmigo misma? ¿O simplemente me gustaba la sensación de la validación, de ser suficiente para alguien, de esa validación, de ser muy bien y que dan? Yo creo que quizás ambas, realmente. Porque al final del día, solo era una niña que quería no ser abandonada y hubiera hecho, e hizo, todo lo que pudo. Y otro problema, no solo es el autoculparme demasiado, sino ese miedo con los antes de ser reemplazada. Ahora que soy más mayor y puedo analizar mi comportamiento y puedo ver lo que yo hacía y recordar lo que yo pensaba y recordar lo que yo experimentaba y expresaba, puedo darme cuenta de que, para mí, el reemplazo significaba que habían encontrado a alguien como que podían decirles algo que yo no. Es decir, la mejor versión de mí. Significaba que habían descubierto a alguien que me podía superar. Y eso era como un golpe, una bala en todo mi corazón. Porque si ya me costaba que las personas, o sea, si ya me costaba aceptar que las personas se podían marchar de mi vida o que las personas se podían ir de mi vida, a pesar de todos los esfuerzos que yo había hecho, si a eso le sumábamos el hecho de que además encontrar a alguien para mí representaba todo lo que yo no podía ofrecerles o todo lo que yo no era, eso me destrozaba. Y tendría sobre todo a tu culpa y a la comparación. No eres tan guapa como tal, no eres tan lisa como tal, no eres tan necesaria como tal, etc. Porque cuando la culpa recae sobre ti, es más fácil manejarlo que cuando no sabes por qué. Y es que al final mi miedo al abandono de reemplazo creció con ese por qué. Ese por qué de respuesta. Y por qué las personas eran mejores que yo. Y el por qué ellos no tienen que esforzarse tanto, porque ellos eran lo que yo nunca podría llegar a ser. Ahora, después de años, después de millones de amistades fallidas, después de sentir que no encajaba en ningún lado, después de ser desemplazada, después de haber sido abandonada, después de haber crecido, después de haber llorado, después de haberme roto en mil pedazos, he aprendido una gran lección. Que me ha costado años. Y de hecho realmente a la que lo pienso no es hasta el 2022-2023, finales de 22 al principio o mitades del 23, que comencé a aprenderlo. Y es que, es lo que te voy a decir, es lo mejor que puedes escuchar en tu vida y el mejor consejo que te van a dar. Las relaciones son recíprocas. Si yo doy, tú das. Yo no tengo por fin la culpa de que te des de mi vida, porque tú también tienes que hacer esfuerzo para mantenerme en mi vida, en tu vida, perdón. Porque yo no tengo que luchar constantemente para no ser abandonada, porque no deberías abandonarme si me quieres. Y yo no soy reemplazarme. En definitiva, nadie lo es. Ella no solo es el aspecto biológico, sino nuestra identidad. Todos somos diferentes y por ello lo que ofrecemos de nosotros también es diferente. Entonces, no hay nadie que te reemplace o que pueda compararse a ti, porque es imposible simplemente biológicamente y lógicamente. Y que pienses que te puedes reemplazar, perdona que te diga, pero con experiencia te lo voy a decir, es una señal de falta de amor propio. Así que después de haberos expresado para mí la culpa, la tendencia a machacarme mentalmente, os voy a dar mis consejos sobre cómo estoy yo luchando contra este miedo constante y cómo ya no es tan profundo en mí, o al menos cómo ya sé pararlo a tiempo para que no me coma toda la cabeza. Primer paso y primordial. Cuando hacemos una relación y tenemos un abandono, ya no es solo lo que hacemos después de que una persona se haya dado de su vida, sino lo que hacemos cuando estamos en una relación. Así que primer paso, analiza tu comportamiento. Porque el miedo al reemplazo o al abandono condiciona cómo vives tus relaciones. Esa ansiedad o apego a ansiosos en ciertas personas son consecuencias de esto. Y por ello, la forma en la que te relacionas, tu comportamiento, no es lo que una persona sana debería tener, porque una persona sana quizá no tendría que dar el 100% cuando la otra persona da solo un 50%. Es decir, una persona sana mentalmente y sin heridas emocionales, sabría comprender la diferencia entre dejar pasar faltas de respeto, humor, merecer, ser, y ese tipo de cosas que al final las personas como yo que tenemos miedo al abandono o ese tipo de apego a ansiosos, dejamos pasar simplemente por el hecho de que pensamos que no merecemos más. El segundo paso es algo que a mí me ha costado mucho y a veces me hace dudar. Preguntarte dos cosas. Lo primero, ¿de dónde viene ese miedo? Es decir, cuál es el origen y por qué te aterra tanto que las personas se vayan de tu vida. Primero empezar a buscar la pregunta, ¿de dónde viene ese miedo? ¿Viene de alguna relación antigua que hayas tenido? ¿De tus padres? Es decir, ¿de algún momento tus padres te han hecho sentir ese abandono? ¿De ti mismo que tú te has creado ese miedo? Piensa en ello, trata de averiguarlo, trata de investigar, trata de pensar, de recordar, de analizar tu comportamiento, de ver cuál es el origen. Y luego, ¿por qué te aterra tanto estar solo? ¿Te aterra estar solo? ¿Te aterra no sentirte suficiente? ¿Te aterra no sentir nunca amor? ¿Qué te aterra? ¿En verdad qué es lo que te aterra? ¿Por qué te da miedo tanto? ¿Por qué te come ese miedo al abandono? ¿Por qué? ¿De dónde viene? ¿Por qué te da miedo? Piensa, pregúntatelo, analiza tu comportamiento. Y una vez que más o menos lo tengas claro, o ya no tan claro, pero una vez que lo hayas pensado y lo hayas reflexionado, déjalo ir. Una vez que hayas comprendido por qué tienes ese miedo, perdónate. Al final, el miedo al abandono viene de tus heridas, de tus propias heridas. Así que déjate sanar, déjate que sane la herida, déjala ahí que sane un rato. Llórase, te va a llorar. Ahí es la tela entre unos días y lo necesitas. Pero una vez que hayas descubierto de dónde viene, una vez que hayas aprendido que el señor es una estaca que tienes en el corazón, sácala y déjate sangre. Porque una vez que hayas dejado que sangre, podrás empezar el proceso de dejar de sentir ese miedo. El tercer paso, yo lo había dicho antes, pero voy a recalcar. Si una persona de verdad te quiere, la relación, por regla, por razonamiento, por lógica, va a ser recíproca. Porque te quiere y te sale natural. Si yo quiero a alguien, me sale natural hablarle, me sale natural comprarle un regalo, me sale natural abrazarle, me sale natural tratarle bien y con amor y con respeto, porque se supone que lo haces porque quieres otra persona, se supone que lo haces porque te sale, porque te nace. Si a ti te nace empezar una conversación, también lo puede hacer otra persona. Así que, si te das cuenta que una persona no da lo mismo que tú en las relaciones, no te oferres a que eres tú la culpable, o que deberías haberte esforzado más, etc. Porque no es así. Porque aunque por mucho que es duro y duele de aceptar, pero si una persona no te quiere, las cosas van a salir súper forzadas. Si una persona no te quiere, no va a dar lo mismo que tú en la relación. Sin embargo, si una persona te quiere, no va a tener que forzar nada. Le va a salir natural. Porque si a una persona no le sale natural hacer lo mínimo en la relación, es porque en verdad no te quiere. Si no lo aceptas, te vas a aferrar a ese trato mínimo, a esas cosas básicas en la relación, y entonces te vas a conformar con eso, y tú mereces más porque todos merecemos mucho más. Y ahí viene el cuarto paso. No te conformes con lo mínimo. Solo por pensar que es lo que mereces. Porque es que esto lo he pensado yo muchas veces, y ahora te lo voy a soltar. A veces aceptamos mal los tratos, o lo básico, o lo idealizamos todo, como si estuviese haciendo alguna cosa, solo por falta de amor propio, y la percepción de la realidad. Es decir, a veces alguien hace lo mínimo en la relación, y pensamos que es lo que se debe hacer en la relación, pero eso es lo mínimo. Nunca te das cuenta. Como, por ejemplo, que te hable con respeto, que te hable con amor. Eso es lo mínimo. Hay gente que lo idealiza un montón. Así que que no te responda no es algo que debes celebrar. Eso es lo mínimo en la relación. Y hay millones de ejemplos como ya he mencionado anteriormente. Y ahora estos son un poquito los ejemplos en una relación como tal. Ahora vamos a hablar de qué pasa cuando una persona igualmente se va de mi vida. Ahí viene el quinto paso. Entender que si una persona se va de tu vida, no es porque te haya abandonado como tal, sino porque somos seres en constante cambio. Necesitamos cambiar. Ya no porque tú lo quieras o lo necesites, sino porque somos seres. La sociedad cambia. Nosotros cambiamos. Los tiempos cambian. Los problemas cambian. Todo cambia. Todo está cambiando actualmente. No te puedes afancar en lo mismo siempre. Y ahí también cambia los ambientes. Las personas entran, salen. Unas se quedan toda la vida y nos acompañan dentro de su proceso. Otras se van, aunque no lo queramos. Y aunque duela, pensar que las personas van y vienen, unas se quedan toda la vida, otras se van, aunque no lo queramos, pensar que las personas van y vienen, unas se quedan toda la vida, otras se van, me ayuda a no ser tan autocrítica conmigo misma. Porque a veces cuando entiendes que son partes naturales, que tampoco puedes interferir en ellos. Es decir, por mucho que te esfuerces, una cosa no está hecha para que se quede en tu vida, se va a ir igualmente. Entonces esto es como que me ayuda un poco más. El sexto paso es que una relación es de ambos. Como ya he dicho antes, para que un barco navegue, mínimo las personas de ambos lados deben remar. Así que es lo mismo igual aquí. El séptimo paso, que es el último, es este. No te compares ni te culpes. Este paso engloba todo lo que acabo de decir y un poquito también, no solo los consejos y pasos, también lo que he dicho antes. Pero es que, a veces, cuando te vienen este tipo de pensamientos de culpa o sensación de reemplazo, debes ser capaz de percibirlo y comprender que es el síndrome del impostor o que simplemente es una parte negativa y debes combatir contra ello. Debería haber hecho más. He hecho lo que debería haber hecho y no es culpa mía. Se ha cambiado por alguien mejor. Ha encontrado a una persona igual que yo, ha encontrado a alguien. Deberías haber dado más. He dado lo que debería haber dado y no es culpa mía. Y así con todo. Luchar contra el miedo de reemplazo y abandono no es una lucha que es fácil, es una lucha constante. Pero que trabajes en ello día a día, pues lo acelera y lo mejora. Mi miedo siempre ha sido bastante grande. De hecho, era mi miedo principal en todas mis relaciones. Ahora trabajo en ello y me voy generando, al igual que tú lo harás. Mi consejo para el proceso es que entiendas que puedes recaer en pensamientos negativos y eso significa que retrocedas, porque a veces tendemos a pensar que una vez que hemos vuelto a caer en malos pensamientos ya nada ha servido para nada. Pero no es así. Y sobre todo, no te presiones para dejar atrás esto. Es decir, no te presiones para dar el 100% en todo el proceso y no te presiones para dejar atrás el 100% en todo el proceso, porque a veces también damos el 75%, a veces no damos todo de nosotros, a veces no podemos darlo. Así que no te presiones. Apóyate y llámate en cada momento del proceso y entiende que esto lo haces por y para ti. Con esto finalizo el episodio. Gracias a todos y a todas. Os quiero mucho, mucho, mucho, mucho. Nos vemos en el próximo episodio y gracias por haberme escuchado.