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The main ideas from this information are about the importance of being honest and sincere in our relationship with God, the power of God's Word to protect and guide us, and the value of humility and dependence on God. It also discusses the concept of true wealth and the special blessings that God grants to the poor and humble. Bueno, les quiero animar entonces, por favor, a sacar sus Biblias, a abrirlas y a acompañarnos en este tiempo de predicación y adoración, ¿ok? Les animamos, por favor, a buscar en sus Biblias Salmos, ¿qué capítulo? Salmos número 7, versículos 1 al 2, ¿ok? Salmos 7, versículos 1 al 2, ¿listo? Muy bien, ok, listo, bien, dice, A ti acudo en busca de protección, oh Señor mi Dios, sálvame de los que me persiguen, rescátame, si no lo haces me atacarán como leones, me despedazarán y no habrá quien me rescate. Guau, el salmista estaba siendo perseguido, estaba siendo perseguido por alguien que en serio quería hacerle mal, pero al parecer tenía enemigos, personas que no querían que él estuviera bien, y fijémonos en la sinceridad del salmista, en la expresión tan clara de sus emociones, de sus experiencias, y los Salmos, y este es uno de esos Salmos que nos ayuda a entender cómo es que tú y yo nos podemos relacionar con el Señor. Este es un pequeño abrebocas que nos habla de que tú y yo podemos ser totalmente francos, totalmente sinceros, expresar todos nuestros sentimientos con toda emoción que eso implique delante de Dios, sabiendo que podemos tener la confianza de ser recibidos, de ser escuchados, y que el Señor efectivamente atiende nuestra oración, y él dice, A ti acudo en busca de protección, oh Señor mi Dios, sálvame de los que me persiguen, rescátame, si no lo haces me atacarán como leones, me despeazarán, y no habrá quien me rescate, no habrá quien me rescate, pregunta, ¿se sienten en este momento, se sienten perseguidos, o se sienten en dificultades, se sienten pasando por momentos complicados, por momentos difíciles?, pues el Señor ha dispuesto una armadura para nosotros para enfrentar los momentos difíciles, y ¿cuál creen que es una parte de esa armadura?, ¿cuál creen ustedes?, díganme por favor, la Palabra de Dios, la Biblia, ¿por qué?, porque es en medio de la Palabra de Dios que tú y yo conocemos y entendemos que Él está con nosotros, que Él pelea por nosotros, que Él cuida de nosotros, y es en medio del entendimiento de sus grandes verdades que tú y yo podemos confiar y esperar, amigos la vida cristiana se trata de confiar, se trata de esperar, puede ser que no tengamos las cosas que deseamos ya mismo, puede ser que muchas veces pasen cosas y tú y yo no tengamos claridad, certeza de que vamos a estar bien con base en lo que vemos, pero tú y yo tenemos que esperar y confiar en la Palabra de Dios, y al final vamos a estar bien, y a eso venimos, a conocer a Dios a través de su Palabra, así que queremos pedirle al Señor que la forma en la que Él nos proteja de nuestros enemigos es a través de qué?, de su Palabra, así que quiero pedirles por favor que tengamos un tiempo de oración y le pidamos al Señor, Señor ayúdame a sentirme seguro a través de tu Palabra, ayúdame a sentirme seguro a través de tu Palabra, y de paso si tenemos pecado que confesar pues nos pongamos a cuentas con el Señor ya mismo, Agama. Padre gracias porque nos das un gran escudo, y ese escudo es tu Palabra, nos das una gran armadura y esa armadura es la fe en ti, fe, certeza, confianza de que tú estás con nosotros, de que tú estás por nosotros, pero Padre yo te pido que nos ayudes a llevar tu Palabra a nuestra vida, a nuestra vida, a nuestra vida, a nuestra vida, a nuestra vida, a nuestra vida, a nuestra vida, a nuestra vida, a nuestra vida, a nuestra vida, a nuestra vida, a nuestra vida, a nuestra vida, a nuestra vida, a nuestra vida, a nuestra vida, a nuestra vida, a nuestra vida, a nuestra vida, a nuestra vida, a nuestra vida, a nuestra vida, a nuestra vida, a nuestra vida, a nuestra vida, a nuestra vida, a nuestra vida, a nuestra vida, a nuestra vida, a nuestra vida, a nuestra vida, a nuestra vida, a nuestra vida, a nuestra vida, a nuestra vida, a nuestra vida, a nuestra vida diaria, a nuestra rutina, a nuestra cotidianidad, a las cosas que nos pasan día a día, a nuestro día a día, porque muchas veces el mundo nos abruma tanto, las circunstancias nos sobrepasan y pareciera que tu Palabra no tiene el poder que si tiene, no tiene la trascendencia que si tiene, y yo te pido que por favor nos ayudes a sentirnos protegidos por ti a través de tu Palabra, yo te pido que nos cuides, nos libres del mal, y yo te pido que nos ayudes a entender, a ver las grandes cosas que tenemos en ti Señor, estamos tan deslumbrados por brillos tan artificiales, por luces tan artificiales, pecaminosas, producto del mundo, lo que el mundo nos dice que está bien, lo que el mundo nos dice que es codiciable, que es deseable, y esa luz nos distrae de la verdadera luz que es tu Palabra, de la verdadera luz que eres tú, y yo te pido que esta mañana nos ayudes Señor, por favor a entender que tú eres lo más codiciable, que tú eres lo más deseable, que tú eres lo mejor para nosotros, y que podamos esta mañana salir de acá entendiendo una verdad tan poderosa, tan hermosa como la que tienes preparada para nosotros hoy Señor, te lo pido, ayúdame por favor, tú sabes que yo estoy aquí por pura gracia, yo no merezco estar aquí, yo no me he ganado esta posición, yo no me he ganado la posibilidad de estar al frente hablando, eso es una gracia tuya, un regalo tuyo que me has otorgado, por pura misericordia Señor, y yo te agradezco y te pido que por favor tu Espíritu me ayude, en el nombre de Jesús, Amén y Amén. Muy bien, bueno, queridos amigos, la fortuna de los pobres, ¿Cuál creen ustedes que es la fortuna de los pobres? Díganme, ¿hay algo de fortuna en ser pobre? ¿O no? ¿Sí? ¿En qué? ¿Qué cosas? ¿Qué cosas tiene de bueno ser pobre? Díganme, por favor. ¿Qué? ¿Cómo? ¿Que estamos como más cerca de Dios? Eso es bueno, sí, la pobreza nos lleva a estar cerca de Dios, a depender de Dios. Muy bien, ¿qué más hay cosas buenas en la fortuna? A ver, ¿por qué? Sabemos que Dios es el que provee, muy bien, ok, ¿qué más? La humildad, muy bien, ¿nos volvemos fuertes? Muy bien, grandes cosas hay en la pobreza, díganme, ¿quién de ustedes quiere ser pobre? Levanten la mano, ahí sí, ahí sí, ninguno, ¿verdad? Ninguno, bueno, pero yo quiero pedirles que por favor consideremos este tema, miren, este tema es, yo, este tema es muy especial, yo creo que lo que, el mensaje que Dios tiene para nosotros a través de la historia que vamos a considerar esta mañana, es un mensaje que si, si Dios, si lo guardamos en nuestro corazón y permitimos que el Espíritu de Dios lo use en nuestra vida, va a ser un mensaje que yo creo que nos debe animar, nos debe fortalecer y nos debe dar una perspectiva muy especial de la vida, ok. Pero para introducir este tema yo quiero preguntarles, ¿qué de lo que algún familiar de ustedes tiene, les gustaría tener? ¿Qué de lo que tiene algún familiar de ustedes, les gustaría a ustedes tener? Vámonos materialistas, vámonos de, sí, a lo que vemos en el mundo normal, ¿qué de lo que un familiar de ustedes tiene, les gustaría tener? Díganme por favor, esta vez voy a dedocracia. Andresito, ¿qué, qué? Cuente, cuente. Uy, sí, una casa campestre, grande, ¿en Bogotá o en los alrededores o fuera? ¿En los alrededores? Uy, sí, yo creo que uno va por allá, por fuera, uno ve esas montañas, esas megacasas, ay Dios mío, y más de un youtuber, un influenciador youtuber que es feliz mostrando su casa, son unas casas pues, gigantes, y mejor dicho, bueno, ok, casa campestre. ¿Qué de lo que un vecino de ustedes tiene, le gustaría a usted tener? Vecino o familiar. Una camioneta, ¿un vecino tiene una camioneta? Sí. ¿Te gustaría tener esa camioneta? ¿Qué más? ¿Vecinos por ahí? No digan que el esposo o la esposa, porque ahí sí estamos grabando. Una casita, una casita para ti, una casita de campo para ti, otra vez, casa campestre, casa de campo, va por ahí, va por ahí la cosa, listo. Vecino, listo, vecino. Ok, ¿qué de lo que un amigo, ahora sí, amigos, ¿qué de lo que un amigo tiene, les gustaría a ustedes tener? A ver, pregunto por allá, Natalia, ¿qué de lo que un amigo tiene, o una amiga, les gustaría tener? ¿No? ¿Sí sabes o te da pena decirlo? A ver, Fabi, ¿apartamento propio? ¿Un amigo? ¿Un amigo tuyo tiene apartamento propio? Guau, pero mejor dicho, ¿tu amigo cuántos años tiene? Es una experiencia así. ¿20 años y ya tiene apartamento? Ok, bueno, interesante, ya a los chinos les está yendo bien, pero, hablando de cosas, ok, de otro tipo, ¿qué es lo más valioso que ustedes tienen? Digan, ¿la empresa? ¿La empresa es lo más valioso que tienes? Ok, Darian también piensa lo mismo, ¿lo más valioso que tienes tú? ¿Lo dice? ¿Qué más, qué más? ¿El apartamento, la casa, sí? ¿Luchar contra la corriente, la verdequera? Ok, ¿qué más? ¿Determinación? ¿Personalidad? ¿Tu emprendimiento? ¿Los emprendimientos? Ritmo, ¿vas a tener apartamento también pronto, chino? Bueno, muy bien, muy bien, muy bien. Pues, a ver, ¿por qué hago estas preguntas? Y es, ¿qué es lo más valioso? Hay que considerar qué es lo más valioso. Para alguien que está en la selva y es parte de una tribu indígena, algo valioso puede ser un mico que se encontró para comer, ¿verdad? Y ese es su concepto de valor, ¿no? Para él su concepto de valor puede ser diferente al que nosotros tenemos, ¿verdad? ¿Por qué? Pues porque él está sujeto a unas influencias culturales diferentes a las que nosotros hemos estado viviendo. Pero, ¿qué es valioso? ¿Qué es realmente valioso que podría llegar a ser valioso para todo el mundo y todo el mundo podría valorarlo como algo muy, muy, muy importante? ¿Ah? Salvación, muy bien, muy bien. Ahora, ¿qué hay que hacer para tener eso que es tan valioso? ¿O qué hay que ser? ¿Cómo hay que ser para tener eso tan, tan, tan valioso? Ahora, Dios, ¿Dios le da cosas valiosas a la gente? Sí, sí. Pero, ¿cómo deben ser esas personas para que Dios les dé cosas valiosas? Ok, vamos a ver, vamos a ver. Y lo que vamos a considerar hoy es que Dios le concede, ojo, Dios le concede a los humildes y a los pobres algo muy, muy, muy especial, lo más especial que hay en el universo. Dios lo concede a los pobres y a los humildes. Algo a lo que ningún orgulloso ni poderoso podrá acceder aún cuando tenga toda la plata del mundo, todo el poder del mundo. La idea principal del texto que consideraremos hoy es que los creyentes humildes y pobres tenemos lo más valioso, tenemos lo más valioso el universo y eso es, ¿qué es? Es la posibilidad de contemplar la gloria de Dios, la grandeza de Dios, la majestuosidad de Dios, el carácter de Dios, conocer a Dios. También la posibilidad de comprender su obra y adorarlo genuinamente, adorarlo genuinamente. Y eso, queridos amigos, tener eso, tener la posibilidad de contemplar la gloria de Dios, de comprender su obra, de adorarlo a Él, es algo que debería darnos una esperanza incalculable, una esperanza grandísima a ti y a mí. ¿Por qué? ¿Por qué tener esto tan valioso debe darnos esperanza? ¿Por qué? Porque cuántas personas en momentos críticos de su vida desearían tener lo que tú y yo tenemos y no lo pueden tener. ¿No lo pueden tener? ¿Por qué? Pero antes de explicar por qué, déjenme poner unos ejemplos. Díganme, por ejemplo, ¿qué esperanza o fortaleza hay para un hombre rico pero incrédulo segundos antes de su muerte? ¿Qué esperanza tiene? ¿Alguna? Si fue un hombre incrédulo, que rechazó a Dios, orgulloso, que confió más en Él que en el Señor, ¿segundos antes de su muerte tendrá alguna esperanza? Arrepentirse. ¿Pero eso significa qué? Humillarse delante de Dios. Y si este ha sido una persona aspervia, que no está dispuesto a humillarse ante Dios, aún en los últimos segundos de su vida, ¿qué esperanza le queda? Ninguna. ¿Ninguna? ¿Ok? Ahora, ¿qué esperanza hay para el mismo rico cuando los mejores médicos del mundo le dicen que no tiene ninguna cura para su enfermedad? ¿Hay alguna esperanza? ¿El dinero le sirve de algo? ¿Las influencias le sirven de algo? ¿El poder le sirve de algo? ¿Tener acceso a los mejores médicos del mundo le sirve de algo cuando ya sus médicos le dijeron, no hay esperanza para ti? ¿Tiene alguna esperanza? Ahora, ¿qué esperanza tiene la mujer, qué esperanza tiene la mujer más hermosa del mundo, o una mujer hermosa, bella, que ha confiado siempre en su cuerpo, pero un día empieza a envejecer, a enfermar? ¿Qué esperanza tiene esta mujer? ¿Alguna? ¿Qué esperanza tiene el hombre que ha confiado en una mujer, que ha amado a una mujer, que ha adorado a una mujer, que lo ha dado todo por una mujer, y esta mujer lo traiciona? ¿Qué esperanza tiene este hombre? Ninguna. ¿Qué esperanza tiene el hombre más poderoso del mundo cuando llegan catástrofes naturales? Y resulta que todas sus grandes empresas e inversiones se están siendo afectadas porque simplemente no hay lluvia. ¿Hay alguna esperanza para ellos? En todas esas circunstancias, si tú y yo las atravesáramos como creyentes y perdiéramos todo lo que ellos podrían perder, ¿todavía tú y yo tendríamos esperanza? ¿Sí? ¿Cuál? Dios. Dios. No importa la situación que estemos pasando tú y yo, si tenemos al Señor con nosotros y somos hijos Suyos, nunca nos hallaremos en desesperanza. Siempre estaremos confiados, esperanzados. Si no se puede en lo que está en esta vida, estaremos esperanzados en lo que venga en la vida. Eterna. Pero tendremos esperanza. Ahora, visto con esa perspectiva, ¿un apartamento es valioso? ¿Una empresa es valiosa? ¿Una casa de campo es valiosa? ¿Qué es valioso? ¿Qué es valioso? Valioso es aquello que está aunque todo lo demás se pierda. Así que hermanos, el propósito de este tiempo es que valoremos el tesoro incalculable que tú y yo tenemos, porque podemos percibir la gloria de Dios, porque podemos entender su mente y vivir alegres por la hermosa y segura esperanza que tenemos en Cristo. Así que vamos a considerar, a través de esta historia, esta enseñanza. Y la historia es la visita de unos humildes pastores, ¿a quién? Al Señor Jesús, luego de su nacimiento. Momentos después de su nacimiento, horas después de su nacimiento, Dios le dio la tremenda bendición a unos pastores sencillos y humildes de ser testigos del momento más importante de la historia. El momento en el que Dios se hizo hombre, Dios se encarnó, Dios se humilló y se hizo hombre para que tú y yo pudiésemos ser reconciliados con nuestro Dios. Y esa historia está en Lucas, capítulo 2, el Evangelio de Lucas, capítulo 2, y vamos a estar leyendo desde el verso 8 hasta el 20, ¿ok? Capítulo 2 de Lucas, versos 8 al 20, ¿vale? Y vamos a empezar, y voy a intentar ir rápido, con el versículo 8, ¿listo? Dice, Había pastores en la misma región. Recordemos que el Señor había nacido, recordemos que José y María tuvieron que trasladarse, ¿hasta dónde? Hasta Belén. Muy bien, Belén. Ellos estaban en Nazaret, 120 kilómetros de distancia. Llegaron a Belén por orden de Augusto César, que promulgó un edicto que todos debían ser empadronados, censados en su ciudad paterna, familiar. Y José y María tuvieron que viajar hasta allí, y allí María llegó a su alumbramiento, tuvo al Señor Jesús, no encontraron un lugar donde quedarse, tuvieron que quedarse, bueno, como una especie de establo, y allí el Señor nació, y allí lo acostaron, y lo dejaron envuelto en pañales. Y esa misma noche, entonces sucede esto. Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre sus rebaños. ¿Ok? Y este es el primer relato de tres grupos de personas a quienes Dios les concedió la gracia de ver al Señor Jesús. El primero es el de los pastores, el grupo de los pastores. El segundo grupo que veremos más adelante es un hombre y una mujer que estaban en el templo cuando llevaron a Jesús para, bueno, no para circuncidarlo, sino para cumplir las ofrendas que eran necesarias luego de que el niño había nacido. Y este grupo de personas estaban ahí en el templo y estaban atentos a la salvación de Dios, a la promesa de Dios de un Salvador. Y el tercer grupo de personas son quienes, los sabios de Oriente, que llegaron y buscaron al Señor para verlo y adorarlo. Y estos tres grupos de personas tienen algo en común. ¿Qué será? Tienen algo en común, algo que Dios consideró para permitirles a ellos ser testigos lo más grande que ha sucedido en el universo. Es la tierra. ¿Qué habrá sido? ¿Qué tenían estos tres grupos de personas? Pastores, un hombre y una mujer de ancianos esperando la salvación de Dios y los sabios de Oriente. Humildad, un corazón humilde, un corazón sencillo. Hombres y mujeres creyentes en Dios, que confiaban en Dios y a quienes Dios les permitió ser testigos del nacimiento del Salvador. Y hermanos, este grupo contrasta con aquellos a quienes Dios no les permitió ver al Salvador. Era el Salvador del mundo. Era el Rey de todo el que estaba encarnándose. Era una persona importante. ¿Quién debía estar ahí atento a lo que estaba sucediendo esa noche? ¿Qué tal? Los grandes reyes. ¿Verdad? ¿Pero Dios le consiguió a los grandes reyes ver a Jesús? No. ¿O será que eran los líderes religiosos? Pues a fin de cuentas era el Rey de los judíos. Era el Salvador. ¿Será que los líderes religiosos no podían ser llamados a ser testigos del nacimiento de Jesús? Tampoco fueron llamados. El Rey Herodes. Herodes, el grande. ¿A él también se le permitió? No. Y contrasta el hecho de que estos humildes pastores y estas humildes personas hayan recibido de Dios lo que los poderosos gobernantes y orgullosos no recibieron. No recibieron. Y estos humildes pastores terminaron encontrándose en un momento muy especial, velando y guardando las vigilias de noche sobre su rebaño de ovejas, trabajando, moliendo, como dirían algunos, luchando, cumpliendo sus responsabilidades de trabajo, y en medio de eso a ellos se les da la posibilidad de lo más grande. Y el versículo nueve nos dice qué es. Y dice, y aquí se les presentó un ángel del Señor. ¿A quiénes? A los pastores. Y la gloria del Señor los rodeó de resplandor y tuvieron gran temor. Se les presentó un ángel del Señor. ¿Y qué? ¿Y qué pasó después? Díganme, por favor. ¿Y qué? Y vieron la gloria de Dios. Vieron la gloria de Dios. Vieron la gloria de Dios. Vieron la gloria de Dios. Hombre, sinceramente es que muchas veces no, como que estamos tan distraídos en tantas cosas que no podemos contemplar cosas tan grandes como esta. ¿Quién ha podido percibir algo de la gloria de Dios en la historia del mundo? Muy pocas personas. Muy pocas personas. Moisés percibió algo de la gloria de Dios. Los israelitas, algunos, percibieron algo de la gloria de Dios. Muy pocos. Millones de personas han pasado por el mundo y muy pocos han visto la gloria de Dios acá en la tierra. ¿Y a quién se le concedió ver la gloria de Dios? A estos humildes pastores. Pero, tú y yo, ¿será que podemos percibir algo de la gloria de Dios? Pregunta. ¿Sí o no? Todos decimos sí con un poquito como de incertidumbre, ¿será que sí, será que no? Yo creo que sí. Sí. Sí. Después del Señor Jesús, todos los que han creído en Él, que han sido declarados hijos de Dios, tienen derecho a percibir algo de la gloria de Dios. Y eso, queridos amigos, contemplar la gloria de Dios es el tesoro más importante que tú y yo tenemos a disposición. Eso es lo más valioso que tú y yo tenemos. Y cuando contemplamos la gloria de Dios, nos presentan ángeles. Tal vez no hay ángeles anunciándonos la gloria de Dios. Pero, aún así, podemos contemplar algo de su gloria. La podemos percibir en momentos sencillos, en momentos tranquilos, de intimidad, mientras leemos su palabra, mientras lo adoramos, cantamos su nombre, mientras oramos, podemos percibir algo de la gloria de Dios. Y aunque nos gustaría ver ángeles, lo importante no son los ángeles, Lo importante es la gloria de Dios, que se expresó, fue percibida la gloria de Dios. Que tú y yo no necesitamos ver ángeles para percibir la gloria de Dios. Eso puede suceder en nuestra intimidad con el Señor. Ahí podemos contemplar algo de la gloria de Dios. Pero, contemplar algo de la gloria de Dios es un poco amenazante. ¿Qué sintieron esos pastores cuando percibieron la gloria de Dios? ¿Qué sintieron? Temor. ¿Qué sintieron esos pastores cuando percibieron la gloria de Dios? Temor. ¿Qué sintieron? Temor. Temor que los espantó, temor que los hizo huir de ese lugar. No, fue un temor que los dejó paralizados. ¿Y por qué temor? ¿Por qué cuando percibimos la gloria de Dios sentimos algo de temor? Respeto. ¿Por qué más? ¿Por qué creen? ¿Por qué cuando percibimos algo de la gloria de Dios nuestra primera reacción es sentir algo de temor? ¿Por qué? Estamos delante de alguien ¿qué? Santo. ¿Y qué significa alguien santo? ¿Qué significa que Dios es santo? Que Él no tiene pecado, su naturaleza es tan diferente a la nuestra, tan diferente a la nuestra, que cuando tú y yo nos encontramos con alguien perfecto, alguien tan grande, tan poderoso, nos damos cuenta de quiénes somos y lo más natural es que sintamos temor. Temor. Temor. Y eso fue lo que los pastores sintieron, temor. Pero es un temor feo, no, es un temor reverente, es un temor que aunque está en nuestro corazón, es un temor que se mezcla con una sensación de deseo de conocer más, de profundizar más, de estar ahí. Es como ese temor que sentimos pero del que no queremos huir, sino que aunque nos causa temor queremos seguir ahí. Porque en cierta medida es un temor, pero un temor que nos satisface, es algo que nos llena, es una experiencia que nos llena, es una experiencia que nos hace sentir completos, que nos hace sentir seguros. Y aunque tenemos temor, también nuestro cuerpo y nuestro espíritu se siente completo, se siente lleno. Y eso fue lo que le pasó a los pastores. Y el ángel, en versículo 10, les dice, pero el ángel les dijo, no temáis, porque aquí les doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo, que os ha nacido hoy en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor. Estos hombres estaban paralizados, su noche, era una noche tal vez estrellada, una noche despejada, había algo de frío, pero no era una noche cálida, con algo de frío está bien, pero ellos estaban ya por fin descansando de su arduo trabajo, habían caminado un gran tiempo, y ya por fin habían apacentado las ovejas, las ovejas ya estaban tranquilas, durmiendo, y ellos ya por fin estaban disponiéndose para descansar en medio de la noche estrellada, y el ángel les aparece y les dice esto. Ellos sienten un profundo temor, pero el ángel les dice, no teman, no teman, no teman. ¿Por qué? Porque les traigo un gran mensaje, les traigo un gran mensaje. ¿Cuál es? Que en la ciudad de David les ha nacido el Salvador, que es Cristo el Señor. Cristo es el título de Jesús, que significa el Mesías Lungido, el Salvador al que Dios llamó para ser el Salvador del mundo. ¿Qué era lo que les podía quitar el temor? ¿Una pastilla? ¿Qué era lo que les podía quitar el temor? ¿Un guardaespaldas? ¿Qué era lo que les podía quitar el temor? ¿Plata? ¿Qué? Un mensaje, un mensaje, entender, una comprensión, un entendimiento de algo, era lo que les podía quitar el temor. El mensaje que Dios les había enviado por medio del ángel, era lo que Dios estaba usando para quitarles el temor, era lo que les podía quitar el temor a ellos. Y ese mensaje, ¿cuál es? El evangelio. Es lo que nosotros llamamos evangelio. ¿Qué es el evangelio? Es que el Señor Jesús se hizo hombre. Ese es el mensaje, el Señor Jesús se hizo hombre para morir por nosotros. Y que Él, escogido por Dios, fue quien dio su vida para darnos perdón, reconciliación, y hacernos aceptados ante Dios. Ese es el mensaje de salvación. Ese es el mensaje del evangelio. Ese es el mensaje que tenemos en Jesús. Ese es el mensaje que los ángeles venían a traerle a los pastores. Ese era el mensaje que les podía quitar el temor. Y ese mensaje, además de quitarles el temor, les produjo una gran dicha a los pastores. ¿Saben por qué? Porque estos pastores y todo Israel estaba esperando la promesa del Salvador. ¿Cuántos años atrás? ¿Desde cuántos años? Cientos de años. Miles de años. Llevaba esta promesa pendiente por cumplirse. La promesa de que Dios iba a enviar un Salvador. Y cuando estos pastores escucharon de parte del ángel que ya se estaba cumpliendo la profecía, que ya estaba naciendo, que ya había nacido el Salvador, estos pastores saltaron de alegría. Se les quitó el temor. Saltaron de dicha. Pregunta. ¿El mensaje del evangelio te hace saltar de dicha? ¿Me hace saltar de dicha? ¿O prefiero más bien mi cuenta bancaria? ¿Qué prefiero? Miren. Nosotros estamos muy ciegos. En la vida estamos muy ciegos. En serio. Todos estamos muy ciegos. Todos, incluyéndome, estamos muy ciegos. No vemos lo que es importante. No vemos lo que es importante. No vemos lo que es importante. Estamos ciegos por el mundo, por lo secular, por la plata, por el placer, por el orgullo, por la autonomía, por la rebeldía. Y no vemos lo tan importante. No vemos lo importante. Que estábamos separados de Dios. Que Dios estaba entre nosotros. Que éramos enemigos de Dios. Pero Jesús nos reconcilió con Dios. Eso es lo más importante. Y tú y yo podemos, como esos pastores, dejar el temor a un lado cuando entendemos que gracias a Jesús somos hijos de Dios. ¿Y qué hace Dios con sus hijos? ¿Los cuida o no los cuida? ¿Les provee lo que necesitan o no les provee lo que necesitan? ¿Les da una vida trascendente? ¿Una vida que va más allá del simple hecho de levantarme, trabajar, ver la novela y dormir? ¿Les da más que eso? ¡Sí! Tú y yo podemos saltar de dicha. Tú y yo podemos saltar de dicha. Porque aunque nuestros hijos nos hagan desesperar ¿Quién está cuidando de nuestros hijos? ¿Quién tiene un plan para nuestros hijos? Que aunque esté sufriendo en la vida y tenga una situación muy difícil que me está haciendo sufrir y llevo años sufriendo con esta situación ¿Dios qué hace con el sufrimiento? ¿Dios qué hace con el sufrimiento? ¿Alguien sabe? Me perfecciona a través del sufrimiento. Me cambia, me transforma. Hace que mi carácter, hace que mi vida tenga un peso tenga más peso, tenga más dicha, tenga más fortaleza. Tú y yo deberíamos dejar el temor y sentir dicha. Porque el Señor Jesús vino, se hizo hombre por ese mensaje. Ese mensaje debería hacernos sentir esa dicha. Si tú no la sientes, si yo no la siento, si no la sentimos es tan simple porque no hemos dedicado nuestro corazón con más deseo a esta palabra. Si tú vives desesperado en la vida es porque no has entendido el tesoro que tiene. Si tú vives angustiado y amargado en la vida es porque tú no has entendido el tesoro que tiene. Si tú vives deseando cosas materiales es porque tú y yo no hemos entendido el tesoro que tenemos. ¿Y cuál es la solución? Tener un corazón que desee al Señor por encima de todo. Versículo 12 dice, esto servirá de señal. Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. Y versículo 13, este versículo es impresionante. Dice, y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, de los ejércitos celestiales que alababan a Dios y decían gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz buena voluntad para con los hombres. Miren amigos, esa noche en el mundo pasó algo extraordinario. Extraordinario. Hubo una avanzada de ejércitos celestiales. ¿Para qué? ¿Para pelear? ¿Para qué? ¿Para adorar a Dios? ¿Y cuántos son huestes? ¿Cuántos son? ¿Cuántos son? Una multitud de ejércitos, miles, miles, miles de ángeles que se tomaron la tierra, se tomaron ese lugar donde estaban unos simples padres, ¿y qué hicieron? Adoraron a Dios en la tierra. Lo adoraron. Y ojo, no fue cualquier ser el que adoró a Dios en ese momento. ¿Quiénes fueron? Los ángeles. ¿Y los ángeles están en la presencia de Dios? ¿Los ángeles conocen a Dios? Sí. ¿Los ángeles están frente a la gloria de Dios todo el tiempo? Sí. ¿Ellos saben de lo que hablan? Sí. ¿Ellos conocen a Dios? Sí. Y ellos estaban alabando a Dios por lo que Dios estaba haciendo esa noche. ¿Saben por qué esa noche merecía que hubiese un gran acto de adoración? Miren, la gente sale a cantar Karol G. La gente sale y paga, está dispuesto a pagar fortunas por ir al concierto de Karol G. ¿Alguien fue al concierto de Karol G? Porque si alguien fue, pues perdón. Gracias a Dios estamos entre gente humilde y pobre. Porque si alguien fue al concierto de Karol G, esos otros ningún... Miren, oiga, ¿o es posible que gente sale si su vida se hubiese transformado porque estuvieron en un concierto de Karol G? Miren, lo que pasó esa noche fue un ejército, un estadio de ángeles adorando a quien? A Dios. A Dios. ¿Shows de luces? Mil veces más. ¿Una cantante nada más? Miles cantando y alabando y adorando a Dios. ¿Ustedes qué creen que sintieron esos pastores? Esos pastores tuvieron entrada al espectáculo más grande, más grande del universo, de la tierra. Un momento de adoración genuina e impresionante hacia Dios. ¿Y había razones para adorar a Dios? ¿Y había razones para adorar a Dios? Claro, claro que había razones para adorar a Dios. Hasta los ángeles lo reconocen. Nosotros no, nosotros no entendemos. En cambio los ángeles sí entienden. Los ángeles a los que Dios no necesita salvar, Dios no ha decidido salvar por medio de su Hijo, ellos están más felices que nosotros. Que somos nosotros los receptores de la salvación de Dios. Y ellos, los ángeles, muchas veces están más felices que nosotros mismos. ¿Había razones para alabar a Dios? Sí, muchas. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué había razones para adorar a Dios? Porque por fin se restablecería el vínculo entre Dios y nosotros. Porque se nos estaba abriendo el camino hacia su trono. Hacia su presencia. Hoy tú y yo simplemente cerramos nuestros ojos, disponemos nuestro espíritu y lo hacemos. Si lo tenemos es gracias a ese momento en el que el Hijo de Dios se encarnó, se hizo hombre y vino a morir. ¿Por qué? ¿Por qué era un momento de adoración? Porque por fin nuestra culpa iba a ser removida. ¿Has hecho algo muy grave en tu vida? Dime. ¿Has hecho algo que tú mismo ni siquiera te perdonas? ¿Hay algo que todavía te atormenta cuando te acuerdas de eso que hiciste? Si sí, ¿qué crees? La sangre de Jesús pagó por eso. Ya ni Dios te recrimina por eso que hiciste. Tienes libertad, ya no tienes que andar con culpa. ¿No hay razones para adorar a Dios? Claro. ¿Nuestra vergüenza iba a ser cubierta? ¿Te avergüenza algo en tu vida que tu papá te haya dejado, que tu mamá te haya abandonado, que haya hecho? ¿O haya pasado algo que te avergüence? Dios te acepta por medio de Jesús, nos acepta por medio de Jesús, nos ama por medio de Jesús. ¿Había razones para adorar? Claro, nuestro temor iba a ser quitado. Nuestro temor iba a ser quitado. ¿A qué le temes? ¿A qué le tememos? ¿A qué le tememos? ¿A quedarnos sin plata a fin de mes? ¿A qué le tememos? ¿A que nuestra pareja no sea infiel? ¿A qué le tememos? ¿A que nuestros hijos no hagan lo que queremos? Miren, eso no es nada. Comparado con el temor que debería producirle a la gente morir y terminar en el infierno. Esta semana fuimos a ver Ghostbusters con mi hija. Y esa película dice que tiene clasificación 7 años. Clasificación 7 años. Pero, somos felices normalizando cosas que son aterradoras. Somos felices viendo en el cine cosas de muerte. Somos felices viendo en las series de todos lados cosas de muerte. Andamos con camisetas que promueven cosas de muerte. Gente se tatúa cosas que promueven cosas de muerte. Y normalizamos cosas de muerte. Cuando realmente ir al infierno. Lo peor, peor y lo más terrorífico, terrorífico que alguien puede experimentar. Y yo le dije a mi hija. Hija, tú tuviste un poquito de temor. ¿Y algo de lo que viste en esta película te asustó, aunque sea un poquito? En la realidad, eso no te va a asustar un poquito. Eso te va a dejar muerta de miedo. ¿No puede ser que gente que se enfrente a la muerte realmente? Diga que eso no es una experiencia traumática. Es una experiencia traumática. Y tú y yo estamos libres de ella. No teníamos que sentir temor. Había razones para adorar, claro. Nuestra mente iba a ser iluminada gracias al Señor Jesús. Íbamos a ser liberados de nuestra esclavitud al pecado gracias a ese momento en el que el Hijo de Dios se hizo hombre. Ya no íbamos a necesitar más intermediarios para tener una relación con Dios. No íbamos a necesitar más sacrificios para aplazar el juicio por nuestros pecados. Porque por fin Dios nos declararía justos y limpios a ti y a mí gracias a Jesús. Y por fin podríamos contemplar la gloria de Dios. Miren, antes de Jesús, el templo donde se adoraba al Señor. El templo en el que Dios había dicho que su presencia o su gloria iba a reposar, una porción de su gloria iba a reposar. Ese templo estaba dividido en tres partes. Y la parte más santa, la parte donde estaba la gloria de Dios, estaba cubierta por una cortina que nadie podía atravesar. Porque nadie podía exponerse o contemplar la gloria de Dios siendo un pecador. ¿Y qué creen que pasó el día que Jesús murió? ¿Qué creen que pasó el día que Jesús murió con esa cortina? Se rompió. ¿Diciéndonos qué? Que ahora cualquiera que creyera en Jesús podía entrar a la gloria de Dios libremente. Y tú y yo lo hacemos con un cerrar nuestros ojos y una disposición de nuestro espíritu. Tenemos ese peso. Había razones para adorar, había muchas razones para adorar. Los pastores necesitaron un grupo de alabanza que les ayudara a adorar. ¿Y cuál creen que fue ese grupo de alabanza? De ejércitos de ángel. Tú y yo necesitamos ayuda para alabar a nuestro Dios. Sí. ¿Dónde estás ayudando acá? ¿Dónde estás ayudando acá? Cuando tú y yo entendemos el peso que tenemos, vamos a adorar. Vamos a adorar a nuestro Dios. Los pastores lo entendieron y los pastores adoraron. Los ángeles lo entendieron y los ángeles adoraron a Dios. Y cuando yo pienso en este momento, yo me imagino que lo que cantaban los ángeles, con base también en lo que la palabra de Dios dice, era una canción parecida a esta que viene. Así que si tú y yo entendemos un poquito, basta con entender aunque sea un poquito, puede que no lo entendamos todo, pero un poquito, la enorme bendición que tenemos porque Jesús se hizo hombre ese día. Adoremos a nuestro Dios por su gran amor, por su gran obra, por ti y por mí. Cantamos la canción. Vamos a cantarla. Adoran ante Él, adorando al Cordero nuestro Rey. Aquellos que se han ido y quienes creerán en Él, adoran al Cordero nuestro Rey. Nombre asombroso, nombre poderoso, nombre que sobre todo es. Reinos y dominios, poder por los siglos, un nombre que sobre todo es. Y ángeles claman, santo de mala creación, santo que saltamos Dios, santo, santo por siempre. Se ha sido perdonado, transformado por Él, adora para siempre a nuestro Rey. Se ha sido liberado, aceptado por Él, adora para siempre a nuestro Rey. Siempre cantaremos y ángeles claman, santo de mala creación, santo que saltamos Dios, santo, santo por siempre. Canta tu pueblo, santo Andrés, santo tú eres de Dios, santo, santo por siempre. Nombre asombroso, nombre poderoso, nombre que sobre todo es. Reinos y dominios, poder por los siglos, un nombre que sobre todo es. Nombre asombroso, nombre poderoso, nombre que sobre todo es. Reinos y dominios, poder por los siglos, un nombre que sobre todo es. Y ángeles claman, santo de mala creación, santo que saltamos Dios, santo, santo por siempre. Canta tu pueblo, santo Andrés, santo tú eres de Dios, santo, santo por siempre. Canta tu pueblo, santo Andrés, santo tú eres de Dios, santo, santo por siempre. Dios le concedió la dicha de ver al Salvador del mundo a unos simples pastores. Y nos concede la dicha de entender quién es Jesús a nosotros también. El ciclo 15 dice, sucedió que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros, pasemos pues hasta Belén y veamos esto que ha sucedido y que el Señor nos ha manifestado. El ciclo 16, vinieron pues apresuradamente y hallaron a María y a José y al niño acostados en el pesebre. Y el ciclo 17, y al verlo vieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño. Y verso 18 y 19 para terminar, bueno para ir terminando dice, todos los que oyeron se maravillaron de lo que los pastores les decían. Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Y el ciclo 20, y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto como se les había dicho. Amigos, estos humildes pastores terminaron siendo los hombres más afortunados del mundo. Y como cuando uno recibe algo que uno no merece, uno lo que siente es gratitud. Estos humildes pastores terminaron adorando, ¿cómo dice el versículo 20 que terminaron? Glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto tal como se les había dicho. Estos hombres terminaron ese momento adorando a Dios por su misericordia para con ellos. Porque vieron su gloria, vieron la gloria de Dios. Conocieron algo del plan de Dios, de que el Salvador había nacido. Conocieron al Señor, al Cristo. Conocieron al Salvador del mundo. Amigos, si tú y yo creemos en Jesús y nos sometemos a su Señorío, como los pastores podemos ser los pobres más afortunados del mundo. ¿La fortuna está en los grandes palacios? ¿Sí o no? ¿La fortuna está en los grandes imperios? ¿La fortuna está en Nueva York? ¿La fortuna está en Londres? ¿La fortuna está en las islas más paradisiacas del mundo? ¿La fortuna está en una casa campestre? La fortuna está en conocer al Señor. Y si tú y yo lo conocemos y dedicamos nuestra vida a conocerlo, seremos los más afortunados del mundo. Ahora, ustedes dirán, no pero, ¿cuánta gente tienen las iglesias? ¿Cuánta gente tiene el derecho de conocer a Jesús y de conocer a Dios? Eso suena a que muchos tenemos el derecho. ¿Les digo algo? Las iglesias pueden estar llenas de gente. Las iglesias pueden estar llenas de gente. Pero son pocos los que verdaderamente conocemos a Dios y al Señor. ¿Saben por qué? Porque somos pocos los que estamos decididos a someter nuestra vida al Señorío de Jesús. ¿Es fácil levantar la mano y decir, sí, yo creo en Jesús? Muy fácil. ¿Es fácil ir a un encuentro, como muchas iglesias promueven, supuestamente para que ahí conozcas a Dios y seas hijo de Dios? Es fácil. ¿Es fácil creer que soy cristiano porque voy a una iglesia? Muy fácil. Es más, ¿es fácil creerme cristiano porque doy ofrendas en la iglesia? Es fácil. Amigos, si tú y yo sometemos nuestra vida al Señorío de Jesús y lo conocemos, tú y yo somos del pequeñísimo, pequeñísimo club de los afortunados del mundo. Tú y yo realmente tenemos lo más valioso. Realmente lo tenemos. Vamos a ir a las aplicaciones y luego vamos a la canción que tenemos. ¿Cómo se aplica esto que hemos visto? Pues amigos, se aplica. Creyendo que nuestro Rey nació y vivió humildemente entre nosotros. ¿Por qué? Porque la palabra de Dios lo dice. Porque unos pastores dieron testimonio de que el Hijo de Dios se hizo hombre y era un niñito, un bebé. Y se encarnó para ser como nosotros y podernos salvar. Dieron testimonio de que el Hijo de Dios se hizo hombre y era un niñito, un bebé. Y se encarnó para ser como nosotros y podernos salvar. ¿Cómo más se aplica esto? Pues preguntémonos, ¿qué es lo que más deseamos en la vida? ¿Qué es lo que más deseamos en la vida? ¿Qué es lo que más deseamos en la vida? ¿Con qué nos conformaríamos? Lo pregunto porque si creemos en Jesús y lo conocemos, ya tenemos lo más valioso. Y ya deberíamos conformarnos. Ya tenemos lo más valioso del mundo. Lo que nadie podría comprar. Tenemos lo que nadie podría comprar. Mira, así tú tengas que ir a mercar al D1 y no vayas al Carulla, así tú andes en bus y no tengas camioneta, tú y yo tenemos lo más valioso del mundo. Y deberíamos gozarnos y alabar a nuestro Dios porque nos halló siendo pobres, siendo pecadores, siendo necesitados, siendo rechazados, pero por su gracia de amor nos dio boletas para el concierto celestial. Deberíamos gozarnos porque le pertenecemos al Señor, porque somos suyos, porque nuestra ciudadanía es celestial y eterna, porque se nos concede la gracia de contemplar la gloria de Dios, de conocerlo y conocer su plan, de ser parte de su maravilloso reino. Amigos, ¿tienes empresa para darle a la diana? Pareciera, pero no. Vivimos para trabajar y tener algo de placer que nos merecemos por tanto esfuerzo que hacemos por trabajar. ¿Paso, vivimos? No. Miren, yo no sé cómo ilustrarlo, es que si hubiese una forma de ilustrarlo mejor la usaría, es que no sé, pero tenemos lo más valioso y vivimos la vida rechazando eso. Pero estamos llamados a adorar a nuestro Dios, así que vamos a adorar. Al Señor. Ahora que reconocemos que tenemos lo más valioso. Vamos a cantar. Vamos a cantar. Mi corazón adora tu hermosura, tu esperanza de vida merezco. Vine a adorarte, vine a acostarte, vine a decirte destino. Solo tú eres pambre, solo tú eres digno, eres asombroso para mí. Tú eres el Rey, grandemente exaltado, Dios o por siempre Señor. El mundo que creaste, humilde viniste, pobre te hiciste por algo. Vine a adorarte, vine a acostarte, vine a decirte destino. Solo tú eres pambre, solo tú eres digno, eres asombroso para mí. Vine a adorarte, vine a acostarte, vine a decirte destino. Solo tú eres pambre, solo tú eres digno, eres asombroso para mí. Nunca sabré cuánto costó ver mi maldad sobre esta cruz. Nunca sabré cuánto costó ver mi maldad sobre esta cruz. Vine a adorarte, vine a acostarte, vine a decirte destino. Solo tú eres pambre, solo tú eres digno, eres asombroso para mí. Vine a adorarte, vine a acostarte, vine a decirte destino. Solo tú eres pambre, solo tú eres digno, eres asombroso para mí. Vine a adorarte, vine a acostarte, vine a decirte destino. Oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh. Vine a adorarte, vine a acostarte, vine a decirte destino. Solo tú eres pambre, solo tú eres digno, eres asombroso para mí. Oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh- oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh Before you Lord, knowing that in the end when I fulfill my wishes and I reject you, I end up feeling ashamed, guilty, in sin. Señor, ayúdanos por favor a entender lo asombroso que eres, ayúdanos por favor, déjanos ver tu grandeza Señor, déjanos ver tu gloria Señor. Ayúdanos a pedirte todos los días que podamos contemplar quien eres, porque tú eres como esa agua viva, como esa agua que cuando bebemos nuestro cuerpo nos pide más, nuestro espíritu nos pide más. Y si estamos viviendo una vida donde nos sentimos satisfechos con lo del mundo, es porque no te estamos conociendo como es, porque cuando te conocemos a ti como es, nuestro corazón tiene sed de ti, nuestro espíritu tiene sed de ti. Es como que nos sentimos que no podemos vivir si no tenemos un tiempo contigo, si no pasamos tiempo sincero en tu presencia. Es como sentirnos morir, en verdad morir, si no vemos y contemplamos algo de tu belleza. Yo te ruego Señor, por favor te suplico que hagas que la iglesia viva, vea tu gloria Señor, por favor, te lo ruego. Te pido Padre por las personas que no te conocen. Señor Jesús, si hay personas aquí que no te conocen, para quienes todo lo que hemos dicho es una locura y no lo entienden, yo te pido que por favor tú les abras su entendimiento, les permitas creer, les permitas entender que no hay nadie como tú. Les permitas arrepentirse, les des lo que ellos necesitan para arrepentirse de sus pecados, declararte a ti como su Señor y someter su vida a ti. Por favor, mi Señor, ayúdanos a proclamar con otros que tú eres ese tesoro invaluable. Ayúdanos en nuestro vecindario, ayúdanos con nuestras familias, con nuestros amigos, con nuestros compañeros de trabajo, a decirles que tenemos lo más valioso del mundo, que eres tú. Perdónanos Señor por todas las veces que te hemos rechazado, que no te hemos reconocido delante de otros. Ayúdanos Señor a proclamar tu nombre y a decirle a otros que tenemos lo que ellos necesitan y eso eres tú, ayúdanos Señor. Por favor, te amamos, te adoramos, te agradecemos porque tú has decidido revelarle estas grandes cosas a personas humildes, a rechazados, a menospreciados, a personas viles como nosotros y hoy somos los más, más afortunados. Te amamos, en nombre de Jesús. Amén.