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Padres: no hagan esto con sus hijos

Padres: no hagan esto con sus hijos

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Predicación del domingo 19 de noviembre 2023 Horizonte Tequisquiapan Predicador: Hugo ventura

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The sermon discusses the importance of parenting and the responsibility of parents to raise their children well. The speaker emphasizes the need for humility and teachability in order to learn and grow as parents. The context of the sermon is the cultural shift towards valuing children more, contrasting with the Roman society where children had little value and parents had absolute power over them. The speaker urges parents to not provoke anger in their children but instead raise them in discipline and instruction from the Lord. The sermon highlights the importance of following biblical guidance in parenting and the impact it can have on the well-being and happiness of both parents and children. Somos una iglesia que confĆ­a, camina y comunica a Cristo. AcompƔƱanos domingo a domingo. Te esperamos. El dĆ­a de hoy toca la instrucción para los padres y la realidad es que es un tema sĆŗper amplio, por lo cual decidĆ­ dividirlo en dos partes. Una parte la veremos hoy y la otra el próximo domingo, pero al final del dĆ­a es un tema sumamente relevante. A lo mejor es contracultural, de hecho es contracultural como estaremos viendo parte de la predicación, pero es mi anhelo que Dios pueda guiarnos, instruirnos y mostrarnos cómo ser padres. De hecho, creo que fue un pasaje muy desafiante para mĆ­, porque al estarlo preparando, hay cosas que evidentemente me era fĆ”cil recordar a mi papĆ” y decir, ah, pues es que mira, y probablemente ver algunas virtudes, pero tambiĆ©n ver algunas carencias, y la realidad es que Dios me llevó mĆ”s allĆ” a examinarme a mĆ­ mismo, a ver quĆ© era lo que realmente tenĆ­a que aprender, quĆ© cambiar, ser confrontado, pero tambiĆ©n ser instruido por este Padre bueno que es nuestro SeƱor. Entonces, el tĆ­tulo del sermón es Padres, no hagan esto con sus hijos. Padres, no hagan esto con sus hijos. Voy a leer el versĆ­culo, en esta ocasión no te voy a pedir que te pongas de pie, solamente acompƔƱame ahĆ­ en tu biblia o en la pantalla va a aparecer, versĆ­culo 4 de Efesios capĆ­tulo 6. Vamos a orar y vamos a arrancar con este tema. SeƱor, gracias por este tiempo que nos das, gracias porque en tu palabra nos guĆ­as el camino por el cual debemos andar, como dice Salmo 32, y gracias porque Padre tĆŗ eres el creador de la familia, como veĆ­amos ya en semanas atrĆ”s del matrimonio, de las relaciones de hijos con papĆ”s, pero ahora tambiĆ©n de instrucciones de papĆ”s para hijos, SeƱor. AsĆ­ que, Padre, yo te ruego que nos concedas corazones humildes, SeƱor, que nos concedas corazones enseƱables, y tambiĆ©n, Padre, nos guĆ­es probablemente a tomar acción en algunos elementos que sea por negligencia o sea por desconocimiento, tĆŗ el dĆ­a de hoy traes en tu palabra, SeƱor, la verdad, y quieres un bien para nosotros, SeƱor. AsĆ­ que, Padre, yo te ruego que nos hables, siendo yo el primero, SeƱor, y gracias por permitirme enseƱar esto y aprender primeramente yo, SeƱor, y quiero hablar en nombre tuyo, SeƱor, y en muchas cosas tambiĆ©n desde experiencia mĆ­a, muchas en malas experiencias, Padre, pero gracias por tu amor y tu perdón. Y, Padre, a lo mejor hay papĆ”s aquĆ­ o hay hijos aquĆ­ que han sido o traen cargando pasado, culpa, herida, cicatrices, SeƱor, aĆŗn estĆ”n en un punto quizĆ” que no ven como para dónde darle hacia adelante, ven un camino oscuro, desconocimiento, y, Padre, yo te ruego que en tu palabra puedas no solamente restaurarnos, confortarnos, redargüirnos, SeƱor, sino tambiĆ©n transformes nuestra mente, SeƱor, y si una mente renovada de tal manera que aĆŗn nuestra paternidad pueda ser dĆ­a a dĆ­a un sacrificio vivo para ti, SeƱor, que lo hagamos buscando tu gloria. AsĆ­ que, SeƱor, te necesitamos totalmente. Creo que puedo hablar a nombre de todos los papĆ”s. Te necesitamos, SeƱor. Y quĆ© mejor padre que tĆŗ. Gracias, SeƱor, porque tĆŗ eres fiel, tĆŗ eres bueno, en el nombre de JesĆŗs. AmĆ©n. Dice el versĆ­culo 4. Vale este desde el 1 para recordar lo que viene diciendo, le habla a los hijos. Dice, hijos, obedezcan a sus padres, en el SeƱor, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa, para que te vaya bien y para que tenga larga vida sobre la tierra. Y ustedes, padres, no provoquen la ira a sus hijos, sino crĆ­enlos en la disciplina e instrucción del SeƱor. Quiero poner y recordar nuevamente, esto que vamos a ver, mis hermanos, estĆ” Pablo dirigiĆ©ndose a una iglesia y no estĆ” poniendo esto como fundamento de decir, mira, papĆ”, tĆŗ tendrĆ­as que hacer esto para ser salvo o aceptado, perdonado. Ɖl conocĆ­a de antemano, mis hermanos, nuestras carencias, nuestras debilidades como padres, y por eso nos ancló desde capĆ­tulo 1 a capĆ­tulo 3, que nuestra identidad es por gracia, Ćŗnicamente por los mĆ©ritos de JesĆŗs. Pero en esta salvación por gracia, Ć©l tambiĆ©n nos ha capacitado para andar en buenas obras que Ć©l preparó de antemano, como dice Pesos capĆ­tulo 2, versĆ­culo 10. A partir del capĆ­tulo 4, ya Pablo nos ha estado instruyendo en cuĆ”les son esas buenas obras o cuĆ”l es esa manera de andar digna del llamamiento, digna de la salvación total que hemos recibido por Cristo. Y ahora va a describir cómo luce una paternidad redimida. Entonces, dice versĆ­culo 4 hablando, y quiero poner en el mapa del sermón cuatro elementos nada mĆ”s. Primero ponĆ­a el contexto, te voy a explicar un poquito el contexto de lo que sucedĆ­a cuando se escribió esto. El segundo punto del sermón va a ser nuestro deber como padres. El tercero voy a explicar varias formas de provocar a ira o de salentar a nuestros hijos. Y el cuarto es una conclusión, el contexto. Lo leemos esto y dice, bueno, Pablo hablĆ”ndole a los papĆ”s que no provoquen ira a sus hijos. Mi hermano, lo que estaba sucediendo en ese momento era algo sumamente contracultural lo que Pablo estaba haciendo. PonĆ­a en pantalla esto. Los niƱos en el tiempo de Pablo no tenĆ­an mucho valor y la ley romana daba a los padres poder para hacer con ellos como quisieran. Entonces imagĆ­nate, los papĆ”s tenĆ­an esta mentalidad como, oye, son mis hijos, yo puedo hacer lo que yo quiera. Ahora, Āæa quĆ© se refiere con que podĆ­an hacer casi lo que ellos quisieran? Bueno, en ese tiempo habĆ­a una ley romana que se llamaba patria potestad que significa en espaƱol algo asĆ­ como el poder total de los padres. Y entonces los papĆ”s tenĆ­an un control absoluto sobre la vida de sus hijos. ĀæAlguien ha dicho, un historiador escucha bien esto? El padre romano tenĆ­a un poder absoluto en la familia. Ɖl podĆ­a vender a sus hijos como esclavos. Ɖl podĆ­a hacerlos trabajar en sus campos hasta con cadenas. PodĆ­a disponer de la ley a su antojo porque estaba en sus manos. El padre romano podĆ­a castigar, como le pareciera, hasta el extremo de infligir la pena de muerte. Un padre podĆ­a quitar la vida a su hijo y nadie podĆ­a llamarle a cuenta. Ese era su derecho, su patria potestad. Era una costumbre tambiĆ©n, mis hermanos, que en aquel dĆ­a cuando nació un niƱo, el niƱo era colocado a los pies del padre. Y entonces, si el padre lo recogĆ­a, pues querĆ­a decir que el hijo era bien recibido en el hogar o en la familia, pero el padre tambiĆ©n tenĆ­a el derecho de darse la media vuelta y dejar botado ahĆ­ al niƱo. Ahora, cuando estos niƱos eran abandonados y dejados allĆ” al intemperie, eran tomados y eran vendidos como esclavos, las mujeres eran comĆŗnmente utilizadas para la prostitución y entonces la vida de un niƱo en los tiempos de Pablo no tenĆ­a valor alguno. ĀæSe imagina la condición y el concepto en el que tenĆ­a la sociedad mayormente a los niƱos? Ahora, no estoy diciendo para nada que todos los papĆ”s hacĆ­an eso. Tampoco caigamos en ese engaƱo. Por supuesto que tambiĆ©n habĆ­a papĆ”s responsables y que los amaban, pero ese era el valor que tenĆ­a en la sociedad un niƱo y esa era la autoridad que tenĆ­an los papĆ”s y el mal uso de la autoridad que daban. Esa era la condición de los niƱos hasta antes de la venida de Cristo. De tal manera que hay un fuerte contraste, y me gusta eso porque tenemos mucho que agradecer por el Evangelio, como hijos, como niƱos. El dĆ­a de hoy probablemente muchos niƱos ni siquiera hubieran nacido si siguiĆ©ramos en aquellos tiempos. Cristo vino a dar esta dignidad ante la sociedad, el Evangelio vino a redimir este concepto que se tenĆ­a de los niƱos y de hecho es precisamente cuando la sociedad se aleja de Cristo y del Evangelio que comienzan a surgir tantas cosas como el dĆ­a de hoy lamentablemente se ha hecho algo tan comĆŗn este tema del aborto. Entonces es algo tan comĆŗn en todo el mundo y al final del dĆ­a, como decĆ­a John MacArthur, los hijos han llegado a ser en nuestra sociedad, hablando del tema del aborto, tambiĆ©n un bien del que se puede disponer, asĆ­ como en la antigua Roma. Mis hermanos, quiero recordar esto, yo no sĆ© cuĆ”l haya sido o en quĆ© momento estĆ©s en el tema de tu paternidad, pero la Biblia no confiere a ningĆŗn ser humano tal potestad sobre otro ser humano, la Biblia no da este tipo de autoridad a un padre sobre sus hijos, por eso debemos tener cuidado acerca de cómo criamos, acerca de cómo tratamos a nuestros hijos. Efectivamente, como veĆ­amos la semana pasada, la Biblia presenta un balance, ya instruyó a los niƱos a obedecer y honrar a sus padres, entendiendo que esa autoridad fue dada por Dios a los papĆ”s, pero al mismo tiempo, vamos a ver cómo la Palabra instruye a los padres a ejecutar esa responsabilidad o esa autoridad, pero adecuadamente, bĆ­blicamente, de tal modo que no se abuse de ella, o tambiĆ©n por el contrario, como veremos dentro de ocho dĆ­as, se descuiden algunas responsabilidades. AsĆ­ que, si queremos criar hijos con sabidurĆ­a, debemos venir a la Biblia, mis hermanos. AhĆ­ nos muestra cómo debemos conducirnos, cómo debemos ejercer la paternidad, porque es el manual divino que Dios creó, creó la familia, y por lo tanto podemos anclarnos seguro en esto. Mira lo que dice Proverbios 10.1. A lo mejor estĆ”s en un momento, como oraba, que dices, yo estoy, yo no sĆ© cómo crear a mis hijos, no sĆ© en quĆ© punto, pero yo quisiera que mis hijos puedan ser hijos sabios, que puedan traer alegrĆ­a, si no tristeza a mi vida, que puedan traer de verdad gozo y no amarguras o desgracias. Mira lo que dice Proverbios 10.1. El hijo sabio alegra al padre, pero el hijo necio es tristeza para su madre. El contraste, el hijo sabio, aquel que es, y hablĆ”bamos un poquito hace ocho dĆ­as de esta responsabilidad de los papĆ”s, dada en Deuteronomio 6, de enseƱar la palabra de Dios de dĆ­a y noche, en todo tiempo, en todo momento, y lo estaremos reforzando dentro de ocho dĆ­as, pero hay contrastes aquĆ­. Proverbios capĆ­tulo 15, versĆ­culo 5. El necio rechaza la disciplina de su padre, pero es prudente el que acepta la reprensión. CapĆ­tulo 17, versĆ­culo 25. El hijo necio es pesadumbre de su padre y amargura para que lo dio a luz. Proverbios 19.13. El hijo necio es ruina de su padre. Pregunta papĆ”s, Āæcómo queremos que sean nuestros hijos? ĀæSabios o necios? Hay ahĆ­, hay elementos puntuales sobre los cuales tambiĆ©n traerĆ” ciertos frutos o ciertas consecuencias a lo largo de nuestras vidas. Si queremos que nuestro hijo sea sabio, la palabra de Dios nos muestra elementos que hay que hacer. Proverbios 29.15 dice, la vara y la reprensión dan sabidurĆ­a, pero el niƱo consentido avergüenza a su madre. Y luego en versĆ­culo 17, disciplina a tu hijo y te darĆ” descanso y darĆ” alegrĆ­a a tu alma. Habla de que hay algo que como papĆ”s debemos estar haciendo constantemente. Habla de buscar la sabidurĆ­a. Ahora, la pregunta natural es, bueno, Āæpero quĆ© no la sabidurĆ­a la da Dios? Pues sĆ­, la da Dios, pero Ɖl ha decretado utilizar a los padres como esa herramienta para encaminar a los hijos a la sabidurĆ­a, a la palabra de Dios. Entonces, como papĆ”s tenemos ese rol fundamental. Yo pensaba en esto y yo, por gracia de Dios, he tenido la oportunidad de conocer a familias que vean a sus hijos y digo, wow, quĆ© hijos, obviamente no perfectos, pero piadosos. Y es como una vez escuchar comentarios que dice la gente, ah, mira, sus hijos son bien piadosos, mira cómo sirven, cómo buscan a Dios. Les salieron buenos chicos. Les salieron, asĆ­ de la casualidad les salieron buenos chicos. No, mi hermano, los hijos no salen buenos. Los hijos naturalmente estĆ”n inclinados al pecado. Ya veĆ­amos hace ocho dĆ­as, y reitero Proverbios 22, 15, la necedad estĆ” ligada al corazón del niƱo, pero la vara de la disciplina lo alejarĆ” de ella. Los chicos nacen con la necedad ligada al corazón. El poder ver y en la vida de hermanos que sus hijos estĆ”n caminando con el SeƱor y piadosamente, no es una obra de la casualidad. Hubo tiempo de disciplina, tiempo de instrucción, y aunque no son perfectos, definitivamente hubo una atención a la instrucción de nuestro Padre en su palabra. AsĆ­ que estamos viendo aquĆ­ el tema de disciplina, instrucción, y iremos desmenuzĆ”ndolo. Pero cuando no corregimos a nuestros hijos y estamos esperando la bendición de Dios, o estamos esperando que ellos actĆŗen sabiamente, como vemos aquĆ­ en Proverbios, pero no disciplinamos, no instruimos, mis hermanos, por regla general, ellos no van a cosechar sabidurĆ­a. La sabidurĆ­a hay que trabajarla, y gloria a Dios que nos instruye en su palabra cómo hacerlo. Entonces, dicho esto, pasamos al segundo elemento del sermón. ĀæCuĆ”l es nuestro deber como padres a la luz del versĆ­culo 4 de Efesios 6? El tema de la paternidad darĆ­a para, hĆ­jole, muchos, muchas y muchas predicaciones, y esperamos en algĆŗn momento poder estar teniendo frecuentemente enseƱanzas de esto. Si tĆŗ tienes algĆŗn tema, acĆ©rcate con confianza. TambiĆ©n podemos platicarlo, pero mi idea es tratar de ser lo mĆ”s objetivo y enfocarnos en lo que dice Efesios 6.4. ĀæCuĆ”l es nuestro deber como padres? Bueno, aquĆ­ menciona dos elementos. Primero, que no provoquemos a ir a nuestros hijos, y segundo, que los criemos en la disciplina e instrucción del SeƱor. Por tiempo, el dĆ­a de hoy, solamente vamos a ver la primera parte. La verdad, no quise desaprovechar y quise como profundizar un poco mĆ”s esta parte de no provocar a ir a nuestros hijos, porque a lo mejor lo estamos haciendo sin siquiera saberlo, a lo mejor lo leemos muy rĆ”pido y decimos, ah, bueno, pues, este, nada mĆ”s con que no haga enojar a mi hijo, es lo que dice la Biblia, y quisiera tomarme un tiempo como para desmenuzar algunas situaciones que pudiĆ©ramos quizĆ”s estar haciendo por desconocimiento, y Dios quiere no solamente abrir nuestros ojos para que veamos esta realidad, sino tambiĆ©n extendernos su perdón y en su EspĆ­ritu Santo, ayudarnos para ser transformados y dar gloria a lo que Ɖl nos ha llamado. AsĆ­ que, dice ahĆ­, en la parte de hoy solo veremos esto de no provocar a ir a nuestros hijos. Ya vimos versĆ­culos 1 y 2, que instruyó a los hijos a obedecer y honrar a los padres. Ambos padres deben ocuparse de la crianza de los hijos, eso es inevitable, ambos tienen la misma autoridad. Sin embargo, esta palabra padres, que aparece en versĆ­culo 4, no es la misma palabra padres que apareció en los primeros versĆ­culos, como en versĆ­culo 1 y versĆ­culo 2. Esta palabra padres es distinta. Esta palabra literalmente estĆ” seƱalando a los hombres. AquĆ­ se estĆ” hablando a los padres, a diferencia del versĆ­culo 1 y 2, que era la palabra progenitores, el versĆ­culo 1 y 2 alusiona a aquellos... Pues sĆ­, a papĆ” y a mamĆ”. AquĆ­ estĆ” hablando literalmente a los hombres. AsĆ­ que, padres, tenemos un llamado serio. Ahora, esto no quiere decir que las mujeres o las esposas no puedan tambiĆ©n pecar o contribuir en lo que vamos a estar viendo. Pero el llamado primordial a esto es a los papĆ”s, a nosotros como hombres. Ahora, Āæpor quĆ© es que seƱala este mandato primariamente a los hombres? Primero, Āæpor quĆ© responsabilidad? Ya vimos que el esposo es cabeza del hogar, asĆ­ como Cristo de la Iglesia. Pero en segundo lugar, varios coincidĆ­an, me gustan varios pastores y teólogos mĆ”s maduros, mucho mĆ”s maduros, que yo decĆ­an, mira, es que la realidad es que como hombres pues somos mĆ”s dados a olvidar estas cosas. Somos muy distraĆ­dos en el tema de la crianza con nuestros hijos. Y por eso es que Pablo quizĆ” tambiĆ©n se enfoca en remarcar esto a los papĆ”s. Pero debo decir que tanto el padre como la madre podemos provocar a ir a nuestros hijos. AsĆ­ que, ĀæquĆ© es esto de provocar? ĀæQuĆ© se refiere esta palabra de no provocarlos a ir a? Bueno, la palabra provocar que Pablo utiliza aquĆ­, lo puse ahĆ­ en pantalla, significa irritar, hacer enojar, enfurecer. Y puede referirse a una franca rebeldĆ­a como a una furia interna. ĀæQuĆ© quiere decir aquĆ­? Bueno, la ira no siempre se manifiesta de una manera externa. Algunas veces se puede manifestar llorando, pataleando, gritando, ya en edades adolescentes, jóvenes, quizĆ” con palabras ofensivas, menospreciando su autoridad, gritĆ”ndote, tronando los dientes, volteando los ojos, arrancĆ”ndose y azotando la puerta. Esa es una manera externa. No pasa, Āæverdad? Y la otra podrĆ­a ser guardando eso en su interior, una ira implosiva, no explosiva, pero una ira implosiva, guardando eso en su interior. Bueno, Pablo estĆ” refiriĆ©ndose a que cualquier clase de ira, si un hijo se ira con sus padres, ya sea abiertamente o encubiertamente, ese hijo estĆ” pecando gravemente contra Dios, porque es una violación del quinto mandamiento, lo que veĆ­amos la semana pasada, que los hijos deben honrar y respetar a sus papĆ”s. Entonces, si el hijo ha sido provocado a ira por uno de sus padres, aunque eso no justifique el pecado del hijo, eso de alguna manera tambiĆ©n reparte cierta responsabilidad al papĆ” por el pecado del hijo. Muchas veces ese pecado puede ocurrir por ignorancia, por eso ahorita vamos a ver algunos elementos, pero muchas veces tambiĆ©n ocurre por causa de nuestros propios pecados como papĆ”s. Hay veces... Y mi hermano, digo esto de verdad, yo no estoy hablando como ah, me imagino, o ah, si pudiera pasar. Ha sido un tema que tambiĆ©n Dios me ha confrontado mucho, y no te quiero hablar desde una experiencia ajena, sino desde una experiencia propia, que tambiĆ©n lo he visto, y al estudiar esto es como wow, cuĆ”nta razón tiene Dios. Muchas veces nuestro pecado repercute en el trato con nuestros hijos, con nuestras hijas, y tendemos a desquitarnos con ellos, o con ellas. Y entonces, utilizamos a nuestros hijos como una especie de bote de basura en las cuales podemos depositar todo nuestro pecado, nuestras frustraciones, nuestras tristezas, y terminamos airĆ”ndolos. Ahora, te repito como oraba, es algo que a mĆ­ me sorprende, pero me entristece tambiĆ©n, y es que muchas veces, no sĆ© si te ha pasado, pero nos encontramos ahĆ­ con nuestros hijos repitiendo patrones que prometĆ­amos que no Ć­bamos a hacer, y decĆ­an, cuando sea yo no voy a hacer como mis papĆ”s, o etc. Y nos encontramos ahĆ­, de repente me encuentro ahĆ­ teniendo las mismas reacciones, y eso es parte tambiĆ©n del pecado que aĆŗn mora en nosotros. Y cuando dejamos que ese pecado nos controle, y lo descargamos con nuestros hijos, eso los provoca a ira. Definitivamente, ellos tienen su responsabilidad, ellos deben guardarse de pecar contra Dios, pero nosotros debemos cuidarnos de no provocarlos, de no moverlos a pecar. Ahora, tĆŗ puedes decir, bueno, yo no los hago enojar, bueno, no sĆ© si estemos pecando ya y con la mentira, Āæverdad? Pero este tema de provocarlos, la palabra de Dios va mĆ”s allĆ”, y no solamente habla de un tema de hacerlos enojar, o enfurecer, sino que da otro aspecto de esta palabra, y aparece en Colosenses 3.21, repite la misma advertencia, pero da una variación, que dice, padres, no exasperen a sus hijos para que no se desalienten. Es decir, no solamente no los irrites, sino tampoco los desalientes. ĀæQuĆ© significa desalentar? Bueno, esta palabra significa sacar el aire, mĆ”s de, ah, seƱal esas actitudes y palabras de los padres que quitan a los hijos toda motivación y todo incentivo. Mis hermanos, hay momentos en los que somos padres que hacemos sentir a nuestros hijos como unos fracasados, como unos inĆŗtiles, como unos buenos para nada. Y se va el aliento, se va la motivación. La Biblia nos llama a tener cuidado para no hacer tal cosa con nuestros hijos, tanto de no provocarlos a ira como no desalentarlos. Ahora, ĀæcuĆ”les son esas formas en las cuales podrĆ­amos estar haciendo esto? Es el tercer elemento del sermón. Y aquĆ­ voy a ver varios, y te repito mi hermano, yo no conozco mucho el contexto de la mayorĆ­a de aquĆ­ y honestamente procurĆ© yo guardarme, dije, esta semana yo no quiero saber mucho cómo estĆ”n en su creencia, porque yo no quiero que ellos se utilicen de, ah, estĆ” diciĆ©ndolo por mĆ­ o por otra persona. Yo no sĆ©, mis hermanos, pero te hablo desde mi experiencia personal. Eh, no en estos elementos, pero sĆ­ en que lamentablemente ha habido momentos en mi vida en los cuales digo, guau, cuĆ”nta razón tenĆ­a mi SeƱor, y es mi anhelo de verdad que podamos ser humildes y podamos decirle, SeƱor, ensƩƱame, guĆ­ame, capacĆ­tame. Dicen, es que nadie nos enseƱa a ser padres. No, la Palabra de Dios sĆ­ nos enseƱa. Ɖl creó la familia. Ɖl es el Padre perfecto. Entonces, ĀæcuĆ”l es el primer elemento que podrĆ­a estar provocando a ir o desalentando a nuestros hijos? Bueno, provocamos a nuestros hijos cuando exigimos cosas de ellos que son irrazonables. Cosas que no tomamos en cuenta su madurez o su inexperiencia. Algunas veces cometemos este error con la mejor intención pero termina siendo un error. Por ejemplo, si tĆŗ tienes un hijo de seis aƱos y uno de tres, yo me recordaba de esto. Te lo platico porque para que veas quĆ© ha sucedido. Cuando mi hija Ruth tenĆ­a como unos cuatro aƱos y mi hija Ana tenĆ­a un aƱo, tenĆ­a esta expectativa de ellas. Dije, voy a hacer un servicio aquĆ­ en la casa. Chiquito, pero pues un servicio. Le pedĆ­ a mi esposa que mĆ”s o menos toca la guitarra, que pudiera tocar un alabanza. Yo preparĆ© un salmo. Yo estaba totalmente emocionado. Dije, guau, voy a ser el sacerdote que Dios me llamó a hacer aquĆ­ con mis hijas. Una hija de un aƱo y la otra de cuatro aƱos. Y el papĆ” con la idea de guau, aquĆ­ va a ser sĆŗper espiritual, se va a sentir la presencia del SeƱor, va a ser un momento glorioso. Mis hermanos no habĆ­an pasado ni media alabanza y mi hija Anita no podĆ­a estar sentada. Ella se levantó, empezó a moverse, no sabĆ­a hablar, estaba aprendiendo a caminar, se tropezó con una silla, comenzó a llorar. Mi hija Ruth tambiĆ©n se espantó. Yo era por dentro como, seguramente esto es una batalla, pero persevera y sigue. Y yo querĆ­a seguir cantando, mis hermanos. Y fue algo en ese momento que a mĆ­ me causó primeramente enojo, si te soy sincero. En ese momento fue como, Āæcómo es posible que ellas estĆ©n reaccionando a ti? ĀæQuĆ© no toman en serio la palabra? ĀæQuĆ© no estĆ”n viendo que quiero ejercer mi rol como papĆ”? Mis hermanos, terminĆ© actuando de una manera Ć”spera, indiferente hacia ellas y fue un punto que estoy seguro generó ira en ellas. Yo estaba poniendo en ellas o exigiendo en ellas cosas que eran irrazonables, que yo no estaba tomando en cuenta ni su edad, ni su capacidad. Ahora, si somos honestos, yo no me quiero ver llegando de adolescente, pero hay un caso tambiĆ©n muy comĆŗn que nos sucede cuando somos adolescentes. Como papĆ”, no sĆ© si en algĆŗn momento te tocó que te mandaban por una herramienta y ahĆ­ estĆ” tu papĆ” diciĆ©ndote ve por una llave de media, Āæno? Ni siquiera me sĆ© bien las llaves. Ve por una llave de media. Y tĆŗ es como pues, Āæok? ĀæY cuĆ”l es esa llave de media? Y volteaba tu papĆ” y te decĆ­a, Āæcómo que no sabes cuĆ”l es esa llave de media? ĀæY quĆ© vas a hacer? ĀæY cuĆ”ndo vivas solo? ĀæY cuĆ”ndo estĆ©s con tu esposo? Y de repente era como, oye, pues nunca me habĆ­an enseƱado. Y genera no solamente ira, sino tambiĆ©n desaliento, desmotivación. Hacemos sentir a nuestros hijos por expectativas irrazonables que no valen nada, que son unos tontos. PonĆ­a esto en pantalla, a la hora de demandar algo de nuestros hijos, debemos estar seguros de que ellos son capaces de hacer lo que les estamos pidiendo. Definitivamente todos deben obedecer a sus padres, de hacer lo que ellos digan, ya lo veĆ­amos. Pero mis hermanos, tambiĆ©n debemos instruirlos, ser pacientes y exigir de ellos cosas que sean razonables, conforme a su edad, a su madurez. Ora por mĆ­, hermanos. Esto que te compartĆ­a. Y entonces, el tema que sucede es, bueno, entonces ya no lo voy a hacer, Āæno? Con las expectativas correctas y he tenido que modificar. Son pequeƱas, ok, vamos a orar. Yo no espero que puedan orar mĆ”s de un minuto, que puedan escuchar un versĆ­culo y Dios ha tenido que trabajar tambiĆ©n en mĆ­. Entonces, debemos cuidar eso, porque eso provoca ira, no solamente en enojo, sino tambiĆ©n en un desaliento. Otra cosa que provoca grandemente a nuestros hijos es la disciplina humillante. La disciplina humillante. Algunos padres, lamentablemente, no saben corregir. O en algĆŗn momento, como papĆ”s, llegamos a ese punto. Llegamos a ese punto que, por lo que sea, si tĆŗ estuvo en mal dĆ­a, fue algo que tĆŗ no sabes, fue algo que tĆŗ no sabes, pero en el momento de corregir a nuestros hijos, lo hacemos gritando, lo hacemos exhibiĆ©ndolos, lo hacemos con ironĆ­a, con aspereza, con sarcasmo, con burlas. Y muchas veces lo peor de todo es que lo hacemos delante de mĆ”s personas. Y eso es terrible para un niƱo. Eso es algo que los aira y que los desalienta. Y mucho mĆ”s para un joven tambiĆ©n, evidentemente. Pensaba en esto y muchas veces, cuando como papĆ”s vamos a recoger a nuestros niƱos a la escuela, aquĆ­ mismo, deberĆ­amos tener cuidado, mis hermanos. Muchas veces preguntamos delante de mĆ”s niƱos o delante de mĆ”s papĆ”s, oye, Āæy cómo va mi hijo? Y el maestro, asĆ­ como, y los niƱos voltean, y los papĆ”s de los otros niƱos voltean, y el niƱo a lo mejor cometió una situación que tiene que ser corregida, y sale ahĆ­ frente a todos los demĆ”s papĆ”s. ĀæY el niƱo es humillado? ĀæEl niƱo es avergonzado ahĆ­? ĀæEs provocado a ira? ĀæEs desalentado? Mis hermanos, tengamos cuidado tambiĆ©n de no humillar. Ya veremos tambiĆ©n despuĆ©s, la semana que entra, elementos puntuales de cómo disciplinar. Pero mis hermanos, debemos cuidarnos de hacerlo de una manera que los humille. Puse esto en pantalla. Padres, nunca disciplinen a un niƱo estando ustedes controlados por la ira. No lo hagan. La Biblia dice que la ira del hombre no obra la justicia de Dios. Veremos dentro de ocho dĆ­as el hecho de que la palabra de Dios nos instruya como papĆ”s a disciplinar. El peor momento para disciplinar es ese momento que estamos enojados, que dices, ahora sĆ­, vas a ver, ese es un pĆ©simo momento. Debemos esperar a que pase este hervor, por decirlo asĆ­, y entonces poder acercarnos de una manera a la cual no sea en ira, no sea lastimando, no sea buscando obrar nuestra justicia, sino busquemos la santidad de Dios y la instrucción tambiĆ©n en su palabra. ĀæCuĆ”l es otra cosa que puede provocar a nuestros hijos a ira? La disciplina inconsistente. FĆ­jate, este es un tema sĆŗper, sĆŗper interesante. AquĆ­ me refiero bĆ”sicamente a dos cosas. Ahora, hay muchas cosas mĆ”s, mi hermano. Probablemente vas a decir, yo sĆ© aĆŗn muchas mĆ”s cosas. Hay muchĆ­simas cosas mĆ”s. Pero mira, la disciplina inconsistente provoca ira o desalienta a nuestros hijos. ĀæA quĆ© me refiero con la disciplina inconsistente? Primero, en demandar de nuestros hijos cosas que nosotros mismos no estamos cumpliendo. Este tema de la hipocresĆ­a. ĀæY cuĆ”ntas veces nos encontramos enseƱando a nuestros hijos, por ejemplo, del perdón? Tengo dos hijitas que se aman con todo el alma pero tienen pecado y tambiĆ©n quieren, buscan lo suyo. Y a veces somos expertos en decir pĆ­dele perdón porque le gritaste, porque le hablaste en un mal tono, porque no consideraste su bien y solamente viste para tu beneficio. Pero mis hermanos, ĀæquĆ© sucede cuando nosotros pecamos? ĀæCuĆ”ndo como matrimonio? ĀæCuĆ”ndo con nuestra familia? ĀæEn el trabajo? ĀæEn la sociedad? Nos ven reaccionando mal. Nos ven faltando el respeto a alguien. Nos ven haciendo algo que no es indebido. Reaccionamos y decimos, bueno, yo no tengo por quĆ© pedir perdón. Mis hermanos, pedimos que ellos ejerciten, es un ejemplo, en este caso en el perdón, pero nosotros no lo hacemos. Ahora, leĆ­a en esta semana un artĆ­culo acerca de lo glorioso que es como familia y como papĆ”s tambiĆ©n modelar el perdón a nuestros hijos. Dios no estĆ” esperando de nosotros que tengamos una paternidad o un matrimonio perfecto el cual nunca se equivoca. Eso, al final del dĆ­a, merecerĆ­a el Evangelio, porque el Evangelio no vino a salvar a personas perfectas, a padres perfectos, pero es precisamente cuando cometemos estas caĆ­das, cuando hay ese pecado que nosotros podemos modelar el pedir perdón a la persona con la cual afectamos, pero tambiĆ©n modelar la humildad de venir delante de ellos, ante Dios, pidiendo perdón y modelando que nosotros seguimos aquel que sĆ­ es perfecto, aquel padre que nunca falla, un padre que nunca pide perdón definitivamente no es porque sea perfecto. Un padre que no pide perdón es porque es obervio, es orgulloso y estĆ” dando mal ejemplo a sus hijos. Hay que saber pedir perdón. De hecho, pocas cosas irritan mĆ”s a un hijo que tener un padre que es hipócrita. Ahora, yo no te voy a preguntar cómo fueron sus papĆ”s, porque yo creo que como hijos traemos muy desarrollado eso, el detectar la hipocresĆ­a en los demĆ”s. AquĆ­ mi tema es examinarnos cada uno de nosotros y el llamado es que en esta disciplina inconsistente nosotros podamos realmente ser la misma persona en todos los lugares. Es triste de verdad. Y ha habido un montón de situaciones de personas famosas, de cantantes famosos que dicen, mira, mis papĆ”s eran lĆ­deres en la iglesia, eran hasta pastores, por ahĆ­ andan algunos cantantes muy famosos, pero en nuestra casa eran otras personas. Yo quisiera que mis papĆ”s hubieran sido siempre esos mismos que estaban el domingo ahĆ­ en la iglesia. Es una hipocresĆ­a. Y de repente estamos con nuestros hijos esperando que ellos vivan, actĆŗen y se comporten de una manera y nosotros somos hipócritas. Y eso tambiĆ©n JesĆŗs advierte. Mira lo que dice Lucas 11, 46. Hablando a un grupo de religiosos, son intĆ©rpretes de la ley, dice JesĆŗs, hay tambiĆ©n de ustedes intĆ©rpretes de la ley, porque cargan a los hombres con cargas difĆ­ciles de llevar y ustedes ni siquiera tocan las cargas con uno de sus dedos. Entonces piensen esto. Esa actitud provocó a ira santa a JesĆŗs. Estos maestros exigĆ­an e imponĆ­an cargas a los demĆ”s que ellos mismos no hacĆ­an. Y Ć©l estĆ” airado contra ellos. Ahora, si Cristo, que es santo, se airaba con esa actitud hipócrita, ĀæcuĆ”nto mĆ”s nuestros hijos no se van a irar cuando nosotros demandamos cosas de ellos que ellos no ven en nosotros? Y esa ira no va a ser como la ira de Cristo, que es una ira santa. Muy probablemente va a ser una ira pecaminosa que los llevarĆ” a pecar contra Dios. Padres, de repente, ĀæcuĆ”ntas veces nos hemos, con mucha vergüenza lo digo, estos momentos que estamos ahĆ­ frustrados? Y entonces, nuestras hijas a lo mejor estĆ”n gritando, hablando muy fuerte y les gritamos, Ā”ya te dije que seas gentil y educada! Y es como, Āæme estĆ”s pidiendo eso, pero con ese tono? Y de repente, terminamos siendo totalmente incongruentes. Mis hermanos, ĀæquĆ© efecto puede tener eso, la hipocresĆ­a en nuestras vidas? Mis hermanos, nuestros hijos son personas creadas a la imagen de Dios. Nuestros hijos merecen nuestro amor, nuestro respeto, sin quitar la disciplina como lo veremos, pero sĆ­ una vida congruente, no perfecta, pero aĆŗn en momentos cuando aĆŗn venga el pecado, cuando vengan esas situaciones, poder tener la humildad de pedir perdón y modelar el Evangelio. Otro elemento que provoca ira o a desaliento, tambiĆ©n en el tema de la disciplina inconsistente, es cuando corregimos una cosa hoy, pero la pasamos por alto maƱana. Entonces, hay momentos en los que como papĆ”s, hoy disciplinamos algo y maƱana ya no. O disciplinas al hermanito, pero cuando lo hace el otro hermanito, ahĆ­ ya no, ya no es lo mismo, entonces se estĆ”n haciendo como cosas distintas. Hay momentos en los que pareciera, como papĆ”s, que disciplinamos segĆŗn nuestro temperamento, entonces si nos levantamos de buenas, no pasa nada, mira, no ha recogido pero no pasa nada, es todo gracias, pero al otro dĆ­a tuviste una mala noche, o estĆ”s enfermo, o hay problemas, y te levantas y ves el mismo tiradero que habĆ­a hace un dĆ­a, y ese dĆ­a, pues como te levantaste de malas, ĀæquĆ© te he dicho? Hay una inconsistencia, porque nuestros hijos pues estĆ”n en una, oye, esto es, o sea, eso no es, mi papĆ” estĆ” siendo inconsistente. Hay momentos en los que una mentirita es algo chistoso, ah, mira que chistoso, ya va aprendiendo, pero hay momentos en los cuales estamos de malas, pareciera, y es lo mĆ”s terrible, y hay una inconsistencia, y eso provoca ira o desalienta a nuestros hijos. Otra forma de provocar ira o desalientar a nuestros hijos, va ligado con el punto anterior, es prometer y no cumplir. Prometer y no cumplir. Alguien me decĆ­a, alguna vez, mi hijo, sĆ© fiel en lo poco. Un consejo como papĆ”, me decĆ­a, mira, yo sĆ© que tĆŗ vas a amar a tus hijas, te vas a querer dar por ellas, dar lo mejor, pero sĆ© fiel en lo poco. No te enlaces con tus palabras, no peques con cosas que no vas a cumplir, y esto puede ser de dos maneras, tanto la positiva como la negativa, cuando tĆŗ le adviertes algo a tu hijo que habrĆ” una consecuencia si Ć©l no hace cierta cosa, mira, si tĆŗ no cumples esto, viene esta consecuencia, o habrĆ” esta limitante, y tĆŗ no lo haces, de alguna manera estĆ”s prometiendo algo que no lo estĆ”s cumpliendo. Pero tambiĆ©n cuando tĆŗ prometes, mira, ahora sĆ­ voy a llegar temprano y vamos a ir a jugar, te voy a enseƱar a tocar el piano, vamos a pasar tiempo, te voy a llevar al cine, te voy a regalar, y creamos ese tipo de promesas, y no las cumplimos mis hermanos, eso es algo no solamente que irrita a nuestros hijos, sino que es algo pecaminoso delante de Dios, al final del dĆ­a estamos mintiendo, y la palabra nos llama que nuestro sĆ­ sea un sĆ­, y nuestro no sea un no. Hasta aquĆ­ cómo vamos, hermanos, han notado algunas situaciones que puede decir, wow, a lo mejor no habĆ­a considerado esto. Siguiente elemento que puede provocar ira o estar desalentando a nuestros hijos, bueno, el mostrar favoritismo en la casa, el mostrar favoritismo a nuestros hijos. Y hay una escena muy grĆ”fica en el Antiguo Testamento, Āærecuerdas a JosĆ©? Y cómo Jacob lo admiraba tanto, mostraba claramente su favoritismo hacia JosĆ©, y entonces los hermanos pues irritados terminan vendiĆ©ndolo, y esto no significa que los hermanos de JosĆ© no fueron culpables de su pecado, pero evidentemente la foto de un hombre que mostró favoritismo a un hijo, y entonces sus hermanos reaccionaron en ira. Ahora, hay muchas veces tambiĆ©n que como hijos, o como papĆ”s, perdón, no mostramos intencionalmente ese favoritismo. Yo no estoy diciendo que a lo mejor lo hacemos intencionalmente, pero hay momentos en los cuales sin darnos cuenta, estamos haciendo sentir a nuestros hijos asĆ­. Por ejemplo, algo que sucede muy comĆŗn y que sin darnos cuenta tendemos a mostrar favoritismo a un hijo, sin darnos cuenta, es cuando hay un hijo problemĆ”tico en la casa, por ejemplo. Y entonces, toda la atención se centra en ese hijo. No es que este hijo necesite, tiene que tener cuidado, este no necesita tanto porque Ć©l estĆ” bien, Ć©l no da problema, Ć©l va a la escuela, Ć©l me respete, y si tendemos, sin una mala intención, porque reitero, no es que se estĆ© haciendo de una manera intencional, se termina mostrando un favoritismo. Y definitivamente, tambiĆ©n por el contrario, cuando tendemos a mirar al hijo, en este caso, Āæcómo decirlo? DirĆ­a al bueno, pero ya estarĆ­a mostrando favoritismo al otro, Āæverdad? Cuando intentas siempre tomar como referente a alguien, y nos la pasamos comparando a los hijos, es que Āæpor quĆ© no eres como? Y es que no ves que... Y eso irrita, eso provoca a nuestros hijos, y los desalienta, cada uno de nuestros hijos necesita atención particular, necesita el cuidado intencional e individual, evitar las comparaciones, evitar tambiĆ©n este tipo de favoritismo, muchas veces sin intención, pero eso genera... Y ahĆ­ me anhelo, mi hermano, yo tengo tambiĆ©n que checar esto, y dije, wow, si hubo cosas que el SeƱor no me ha dado cuenta, creo que con mis hijas de repente he tenido estas actitudes, que las amo a las dos, pero creo que esto podrĆ­a manejarlo de una manera que tuvieran y percibieran el mismo amor. Otra cosa que provoca a nuestros hijos a ira o a desaliento, es el exceso de indulgencia. ĀæQuĆ© quiero decir con esto? Este es un tema muy interesante. Hay tambiĆ©n momentos, o ciertos padres que tienden a decir esto. Ah, pues al final del dĆ­a, pues Dios es el que lo va a salvar, Āæno? Dios cuida de Ć©l. Y ven al hijo con malas actitudes, en rebeldĆ­a, o desde pequeƱitos, habitando y viviendo, haciendo cosas definitivamente que manifiestan su pecado. ĀæY quĆ© dicen los papĆ”s? No pasa nada. Ah, estĆ” chiquito. EstĆ” chiquito, pero estĆ” mintiendo, estĆ” faltando al respeto, estĆ” siendo grotero, estĆ” teniendo actitudes que no honran a Dios, y entonces dice, mira, no pasa nada. Hay una liviandad por la disciplina. Padres que todo lo permiten, que todo lo justifican, y que muy pocas veces estorban la conducta pecaminosa de sus hijos. No solamente ellos, sino aun cuando viene disciplina desde otras Ć”reas, y sucede. Creo que esto lo he percibido ahora que soy papĆ”. Y hay algo natural, o sea, nuestros hijos no queremos que nadie nos los toque. Ha habido momentos en los que mi hija ha tenido algunos detallitos en la escuela, Āæno? Y oye, Ruto se dio esto. Y lo primero que se levanta en nosotros cuando recibe en corrección de alguna autoridad de algĆŗn maestro es, no es posible, seguramente lo estĆ”s viendo mal. Y de repente tendemos a menospreciar no solamente lo que hacen en nuestras casas, sino a veces lo que las otras autoridades pudieran estar advirtiĆ©ndonos que debemos corregir y en lugar de honrar y trabajar en equipo, tendemos a tener este exceso de indulgencia con nuestros niƱos. ĀæSabes cuĆ”les son las consecuencias que eso produce? PonĆ­ en pantalla. Cuando tus hijos no son corregidos y disciplinados, primero la rebeldĆ­a natural se va a acrecentar evidentemente, pero chĆ©cate esto, inconscientemente tĆŗ le estĆ”s enviando a tu hijo la seƱal de que en realidad a ti no te importa, que no te importa lo que Ć©l haga o deje de hacer, y muy pronto tu hijo comenzarĆ” a sospechar legĆ­timamente que tĆŗ no lo amas. Ā”Guau! Muy pronto tu hijo comenzarĆ” a sospechar legĆ­timamente que tĆŗ no lo amas. Es indiferencia. De hecho, dice proverbios 13-24, El que evita la vara, odia a su hijo. Pero el que lo ama, lo disciplina con diligencia. Ā”Ay, no es que yo no lo disciplino! Ā”No! Eso de la varita ya, yo no. Yo no lo castigo. Yo limitarle cosas, no, pues Ć©l tiene que ir descubriendo su propio camino. Yo lo amo, lo voy a dejar que vaya guiĆ”ndose solo. Mis hermanos, el corazón va a guiar hacia un camino decaminoso, incorrecto. Cuando nosotros no disciplinamos a nuestros hijos, es muchas veces porque es mĆ”s cómodo para nosotros. Honestamente, muchas veces cuando no lo queremos disciplinar es porque es mĆ”s cómodo para nosotros y no los estamos amando de una manera bĆ­blica. Mira lo que dice en la Reina Valera, este mismo proverbio. El que detiene el castigo, a su hijo aborrece. MĆ”s el que lo ama, desde temprano lo corrige. Eso lo dice Dios. Dios, el creador de la familia, dice si tĆŗ estĆ”s deteniendo, fĆ­jate que aquĆ­ ya no habla de una vara, habla de un castigo. A medida que crecen, ya lo veremos tambiĆ©n dentro de ocho dĆ­as, otra vez te repito, mi hermano. Yo no te lo estoy diciendo como yo lo hago todo perfectamente, aprendan. Estamos aprendiendo, mi hermano. Estamos en esta lucha. AquĆ­ habla ya de un castigo. A medida que crecen, obviamente no puede ser vara siempre. Un niƱo ya entra a una edad en la que honestamente ya es hasta risorio que tĆŗ intentes, a menos que pierdas el control, y eso serĆ­a ya un delito, que utilizaras una violencia severa. Pero ya hay momentos en los que una disciplina bĆ­blica con la vara, ya eso no es suficiente. Entonces la disciplina empieza a transformarse en ser mĆ”s bien con limitaciones, con castigos, con privaciones de ciertas cosas, y entonces dice la palabra de Dios que aun el de tener esos castigos estamos aborreciendo a nuestros hijos. El que detiene el castigo a su hijo aborrece. Mis hermanos, un padre que no castiga o que no disciplina odia a su hijo. Eso es lo que dice la escritura. Un padre que no castiga, que no disciplina, odia a su hijo. Eso es lo que dice la escritura. Hebreos 12.6 dice que el SeƱor al que ama disciplina y azota a todo el que recibe por hijo. Es parte del amor de Dios. Es parte del amor de Dios y en ocho dĆ­as estaremos explicando detenidamente este tema de la disciplina. Quiero que quitemos de nuestra cabeza este tema tan equivocado. Hablamos de disciplina y se nos viene a la mente algo como violencia en el hogar, violencia desmedida, abuso, y eso no es lo que la palabra de Dios nos muestra. Yo lo estaremos explicando tambiĆ©n el próximo sermón, pero ponen pantalla esto. Un padre que no disciplina y corrige a su hijo no lo ama realmente y esa falta de amor va a provocarlo a ira o desaliento tarde o temprano. Ahora, ĀæquĆ© tiene implĆ­cito la disciplina, la corrección? Que hay que estar presentes, mis hermanos. Padre, se estĆ” hablando primeramente aquĆ­. Padre, se estĆ” hablando de la prioridad como papĆ”s de estar presentes con nuestros hijos. Lamentablemente una cosmovisión fallida o una paternidad tambiĆ©n fallida media nos ha creado esta idea de que el papĆ” cumple con solamente proveer lo material. Entonces, aunque no falte nada, y mira, no te faltó nada y tuviste mĆ”s de lo que yo tuve y te di carrera, ropa, alimento, gloria a Dios, no dejes de hacer eso. TambiĆ©n llama ser ese proveedor, pero primordialmente habla de un tema de corrección y de disciplina, y eso va a involucrar, mis hermanos, que como hombres, tambiĆ©n como papĆ”s, tengamos que ajustar y ser padres presentes. Ahora, nota que en versĆ­culo 4 lo que Pablo contrapone a no provocar en ira es disciplinarlos e instruirlos. No provoquen a ira, sino, o en vez de eso, instruirlos en la disciplina e instrucción del SeƱor. Esa es la contraparte. Ahora, yo creo que estamos, bueno, por lo menos pues sĆ­, por lo menos desde que yo soy joven, ya tiene te hablo de los 15 aƱos, hace unos 22 aƱos, hemos vivido en una Ć©poca, por lo menos a mĆ­ me ha tocado vivir en una Ć©poca donde es sumamente permisiva, o sea, yo platico con tĆ­os, con mis papĆ”s platicaban, y tenĆ­an muchas limitaciones, restricciones, permisos para salir, permisos para hacer ciertas cosas, y por lo menos desde que yo tengo 15 aƱos, los permisos, los lĆ­mites, pareciera que no hay dentro de la sociedad, los hijos pueden andar con quien quieran, a cualquier edad, pueden salir y llegar a cualquier hora, si no es tu caso, gloria a Dios, pero estoy hablando de manera general de que en esta generación estamos en un tema que es sumamente permisivo el comportamiento de los jóvenes, hay poca disciplina. Ahora, ĀæquĆ© ha producido la poca disciplina? Pues cada vez personas mĆ”s airadas, mĆ”s inconformes, mĆ”s frustrados, mĆ”s llenos de ira y descontentos, y de hecho mis hermanos, la falta de disciplina, te decĆ­a que muestra una parte de falta de amor, yo recordaba a mis hermanos, ahorita que te platico esto cuando era joven, yo recuerdo que habĆ­a compaƱeros que me decĆ­an, te lo digo esto, y estĆ”bamos haciendo cosas vergonzosas, no darĆ© detalles, pero ellos decĆ­an, mira, yo quisiera que mis papĆ”s me castigaran, hasta mi papĆ” ni me voltea a ver, yo puedo hacer eso, no le importa la hora a la que llegue, con quien ande, con quien salgo, a Ć©l no le importa, y todo esto que hago lo hago para que Ć©l tambiĆ©n voltea a verme. Joven, no es una excusa, pero lo cierto es que la falta de disciplina, la falta de corrección, genera ira, genera desaliento, tengamos cuidado, dice Proverios 29.15, la avar y la reprensión dan sabidurĆ­a, pero el niƱo consentido avergüenza a su madre, y Dios, mis hermanos, sabe mĆ”s que todos los psicólogos, sabe mĆ”s que cualquier corriente filosófica, Dios es el creador de todas las cosas, y en su palabra, dice que el avar y la reprensión dan sabidurĆ­a, cuando un hijo se revela contra sus padres, mis hermanos, debe haber disciplina. Ahora, estoy hablando de los padres porque es el primer cĆ­rculo, pero si dejamos que esa rebeldĆ­a crezca, eso terminarĆ” repercutiendo en falta de respeto y desobediencia a las demĆ”s autoridades. Por otro lado, y voy a poner adelante aquĆ­ porque, vamos a salir a disciplinar con todo. Otra cosa que provoca ira o desalienta, es precisamente el exceso de disciplina. El exceso de disciplina. Hay momentos o hay papĆ”s que continuamente castigan a sus hijos. Es una situación de amenaza, y aun cuando es una torpeza, ellos disciplinan con toda la fuerza que son capaces. Mis hermanos, asĆ­ como la falta de disciplina es daƱina, tambiĆ©n el exceso de ella es disciplina. Mis hermanos, como papĆ”s, de verdad, hay momentos, y no puede ser posible que cada vez que abrimos nuestra boca para dirigirnos a nuestros hijos, sean nada mĆ”s para corregirlos. Hay momentos en que solo, o hay papĆ”s que ya su patrón de relación con sus hijos es solamente estarlos amonestando, estarlos corrigiendo, estar seƱalando sus defectos. Mis hermanos, somos llamados a estar presentes, amarlos. El llamado de la palabra de Dios es tambiĆ©n a pasar tiempo con ellos. Y a lo mejor creciste asĆ­. Mi papĆ” sĆ­ me educó. Y me dijo que era para formarme, que no podĆ­a decirme algo bueno, porque tenĆ­a que forjar carĆ”cter, porque la vida es muy difĆ­cil, y yo no quiero que mis hijos se la crean. Y entonces, estamos solamente amonestando, corrigiendo, seƱalando, disciplinando. Mi hermano, interĆ©sate en las cosas de tus hijos. Si tienes hijos pequeƱos, escucha sus historias. Deja el celular a un lado. No se va a acabar el mundo por minutos que tĆŗ le dediques tiempo a tus hijos. Si tienes hijos pequeƱos, yo sĆ© esas historias que agarran su juguete y te empiezan a contar y imaginar personajes, historias que no tienen ningĆŗn sentido, no tienen ningĆŗn propósito, no van hacia ningĆŗn lugar, pero para ellas es importante. Tómate tu tiempo, siĆ©ntate, escĆŗchalos, Ć”malos, trĆ”talos con cariƱo, con ternura. Dice aquĆ­, Āæsabes quĆ© es lo que sucede cuando nosotros estamos ahĆ­, los escuchamos, somos tiernos, atentos, amorosos? PonĆ­a en pantalla esto, cuando un padre es tierno con sus hijos y les muestra su amor de diversas maneras, ellos van a recibir mĆ”s fĆ”cilmente la amonestación y corrección despuĆ©s, porque ellos no van a dudar del amor de su padre. Hay que ser constantes y presentes en amar y en afirmar. Algunos padres estĆ”n tan secuestrados por el trabajo, aĆŗn por el ministerio, y eso provoca a ira tambiĆ©n. Hay gente que dice, mira, mis papĆ”s, pues yo no tuve, sĆ­, nunca me faltó nada, fui a grandes escuelas, pero mi papĆ” nunca estuvo en esto, ni en esto, ni en esto. No, pues sĆ­, mi papĆ” era un gran hombre, se la pasaba en iglesia, sirviendo, visitando familias, estaba, pero pues no, nunca pasamos tiempo juntos como familia, nunca se interesó realmente lo que yo pensaba, simplemente pues yo le decĆ­a porque es lo que a mĆ­ me tocaba, pero nunca, nunca tuve su corazón, su oĆ­do dispuesto. Y Dios nos llama a amarlos, Dios nos llama a ser padres amorosos, me encanta porque la palabra de Dios pudo habernos dicho solamente una vez que Dios nos ama, y ya, serĆ­a suficiente. Pero Dios una y otra vez nos habla de que Ɖl nos ama, de que Ɖl tiene misericordia, de hecho comenzó hablando esta porción en Efesios 5.1 que somos hijos amados. Otra forma en la cual desalentamos o provocamos a nuestros hijos es mĆ”s o menos lo que decĆ­as, cuando criticamos continuamente por lo que hacen mal y nunca les damos palabras de aliento. No, es que no se la vaya a creer. No tiene que ser fuerte. Y recuerdo con mucha tristeza esto, tenĆ­a un amigo, como a los 12, 15 aƱos, era increĆ­ble jugando fĆŗtbol, increĆ­ble jugando, desde muy joven se fue a jugar a las fuerzas bĆ”sicas del Atlas, muy joven estuvo segunda división, primera división A, y su papĆ” siempre estaba detrĆ”s de Ć©l y su papĆ” era un hombre serio, que lo Ćŗnico que hacĆ­a cuando terminaba de jugar era seƱalarle lo que le habĆ­a faltado hacer en el campo. Y entonces mi amigo era era una figura para nosotros, era nuestro capitĆ”n, era darle la pelota a Ć©l y Ć©l va a hacer magia, pero su papĆ” era una persona que estaba inconforme siempre. Pasaron aproximadamente 6 aƱos, 8 aƱos, tenĆ­amos 20 aƱos, Ć©l estaba jugando y a punto de subir en ya los extintos jaguares de Chiapas por allĆ”. Estaba ahĆ­ ya a punto de botar a primera división, tuvo una lesión, la tĆ­pica lesión. Bueno y sĆ­ le pasó, se lesionó y ya no pudo seguir con su carrera de fĆŗtbol profesional, y en aquel momento yo le dije ĀæY quĆ© vas a hacer? Pues vuelve con tu familia. Y dijo mi papĆ”, para mi papĆ” como no lleguĆ© a primera división estoy muerto, yo ya no tengo familia. Y Ć©l a dĆ­a de hoy tiene esa relación con su papĆ”, es nula. Ɖl creció con tal carga, con tal presión, con tal expectativa que tenĆ­a el papĆ” de cumplir su sueƱo frustrado en Ć©l, que jamĆ”s recibió palabras de aliento. Ɖl se sentĆ­a como un fracasado, un fracasado visitaste varios lugares del mundo, pudo hacerse de algo de dinero, en el Ć”mbito deportivo, futbolĆ­stico, de alguna manera logró algo y Ć©l se sentĆ­a como un fracasado, porque habĆ­a crecido en un entorno donde solamente habĆ­a desaliento, solamente habĆ­a crĆ­tica, solamente habĆ­a seƱalamientos. Y mis hermanos, somos llamados a dar tambiĆ©n palabras de aliento. Algunos crecimos, o probablemente creciste, o probablemente caemos tambiĆ©n en este error de criticar y seƱalar y debemos diferenciar cuando no es un pecado, sino es una torpeza. Como decĆ­amos en el primer punto, a veces son cosas que nuestros hijos todavĆ­a no estĆ”n preparados y por alguna torpeza cometen un error. Un ejemplo muy prĆ”ctico con hijos pequeƱos, los hijos pequeƱos son muy dados a tirar el vaso del agua a la leche. Ahora, muchas veces o generalmente bueno, yo nunca he visto de hecho a mis hijas agarrar y decir mira, voy a tirar el vaso. Son pequeƱas, todavĆ­a no tienen totalmente desarrollada su psicomotricidad, de tal manera que algunos movimientos pues tienden a tirar. Algunos papĆ”s ven estos elementos como algo digno de criticar y de seƱalar, es que eres un tonto, Āæcómo es posible que tiraste eso? ĀæCómo es posible que te caĆ­ste? Termina yĆ©ndose cuando no fue un tema de pecado, fue un tema de torpeza muchas veces. Mis hermanos tristemente como papĆ”s muchas veces rara vez escuchan palabras de alabanza, palabras de afecto, de afirmación. Todos nos vamos en crĆ­tica, en queja, en acusaciones, pretendiendo que sean mejores y probablemente los estamos exasperando o desalentando. Ahora, Āæsabes? Quiero poner un parĆ©ntesis aquĆ­. Porque es evidente que nuestros hijos no son perfectos. No solamente carecen de algunas habilidades en una edad temprana, sino que tambiĆ©n evidentemente tendrĆ”n fallas a lo largo de su caminar. Pero eso no deberĆ­a cambiar el que ellos sepan que son nuestros hijos amados. Que nosotros los amamos sin importar su rendimiento, que nosotros los amamos igual, sin importar el momento que estĆ©n atravesando porque son nuestros hijos. ĀæSabes en quĆ© pensaba? Y me da mucha enseƱanza como padre, pensando en nuestro SeƱor JesĆŗs. Muchas veces me pongo a pensar que lo mejor que yo puedo hacer, o sea, en mis obras, en mis propias fuerzas, lo mejor que yo puedo hacer es un disparate para Ɖl. O sea, mis obras son limitadas. Es mĆ”s, lo decĆ­amos en la oración, algo les comentaba, aun cuando queremos hacer algo bueno, muchas veces nuestras motivaciones no son tan correctas. ĀæSĆ­ me explico? Hay momentos que, mira, yo esto quiero hacerlo porque quiero agradar a Dios. Y ahĆ­ estĆ”s queriendo, y a lo mejor, no sĆ©, un ejemplo, te toca servir aquĆ­ en la iglesia y dices, lo voy a hacer para el SeƱor. Y en el momento estĆ”s ahĆ­, y algo sucede en tu corazón, no sĆ©, algĆŗn hermano no te saludó de la manera que querĆ­as, y entonces tĆŗ venĆ­as con una buena intención, pero ya tu motivación no fue tan correcta. O sea, Āæsabes quĆ© es lo que sucede con nuestro Padre, a pesar de nuestras obras que son imperfectas? Ɖl nos va a decir cuando estemos con Ɖl, bien buen siervo y fiel, sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondrĆ©, entra en el gozo de tu SeƱor. Y yo me pregunto, Āæbien buen siervo y fiel? O sea, Ɖl me estĆ” diciendo que yo lo he hecho bien, que lo he hecho correctamente todo, y no es asĆ­. Yo he venido por gracia a travĆ©s de JesĆŗs, y a travĆ©s de JesĆŗs Ɖl nos ve y nos dice, hijo, eres buen siervo y fiel. Mis hermanos, de esa manera debemos mirar a nuestros hijos con gracia, darles palabras de gracia. Mis hermanos, ĀæquĆ© tan comĆŗn es en tu lenguaje con tus hijos que les digas que los amas, que les des gracia? Veremos la siguiente semana, aĆŗn despuĆ©s de disciplinar, un momento para reafirmar tu amor, hijo, ok, esto es consecuencia de esto, pero yo te amo. No levantar estas barreras de hielo que pueden durar horas, dĆ­as, semanas, o hasta destruir relaciones que nunca hubo esta palabra de afirmación y de gracia. Y el hijo estĆ” desalentado, estĆ” irado, porque entiende que el concepto que su papĆ” tiene de Ć©l es de un fracasado, de alguien que lo decepcionó, y por lo tanto no quiere saber mĆ”s de Ć©l. Finalmente, la Ćŗltima parte o el Ćŗltimo elemento que puede estar creando desaliento, provocando ir a nuestros hijos es poner delante de ellos metas irrealizables. Bueno, es de lo que les hablaba ahorita un poquito, y a veces como papĆ”s, en este afĆ”n, y quiero decir esto tambiĆ©n, ahorita lo vamos a ver al final, como papĆ”s, por supuesto que estamos llamados a instruirlos, a buscar estirarlos en la gracia, en la sabidurĆ­a, en las Ć”reas tambiĆ©n de la vida, de la sociedad, de la educación, en la escuela, estamos llamados tambiĆ©n evidentemente a siempre estarlos impulsando, eso es claro, pero hay veces que como papĆ”s solamente los empujamos y los empujamos y les exigimos mĆ”s y mĆ”s y mĆ”s y mĆ”s y van a terminar rotos, van a terminar rotos mis hermanos, como te platicaba ahorita de mi amigo. Mira lo que puse aquĆ­ en pantalla. Nuestra meta es amar y criar a nuestros hijos para que sean sabios y piadosos para gloria de Dios, no para que lleguen a ser nuestros clones, sueƱos frustrados o departamento de publicidad. Debemos criarlos de tal manera que puedan ser instruidos en la palabra de Dios, conocerlos y entender que ellos son diferentes a nosotros. ĀæCuĆ”ntas veces hemos escuchado esta frase o hemos dicho es que yo a tu edad yo ya tĆŗ eres diferente mi hermano, mi hermana, tĆŗ eres diferente a tus hijos, a tus hijas. Debemos ser conscientes, debemos criarlos de tal manera que ciertamente puedan desarrollar sus dones y habilidades al mĆ”ximo, pero no para nuestra satisfacción, no para que nos den buena publicidad y que soy un gran padre, sino para gloria de Dios, para gloria de Dios. A modo de conclusión mis hermanos, y es mi anhelo de verdad, mirar a este buen padre y recordar Efesios 5.1 somos hijos amados y como hijos amados Dios quiere guiarnos en sabidurĆ­a y quiere guiarnos tambiĆ©n como papĆ”s. Entonces quiero terminar hablando primeramente a los padres, como poniendo aquĆ­ el balance. PonĆ­a esto padres, la contraparte del mandato negativo aquĆ­ de no provocar a ir a sus hijos no es dejar que sus hijos hagan lo que quieran. Ahorita termine hablando como mira, dar palabras de afecto, afirmar, amar. Pero aquĆ­ no dice que para que no provoquemos a ir o no los desanimemos entonces ni te metas en su vida. Entonces dĆ©jalo que se haga lo que ellos quieran, dale todos los permisos para que no se enoje tu hijo. Puede suceder de hecho mis hermanos, si somos honestos que muchas veces cuando nosotros hagamos lo correcto y disciplinemos a nuestros hijos ĀæquĆ© va a suceder? Va a haber enojo, va a haber ira, aun cuando nosotros lo hagamos de una manera correcta. Y yo te pregunto Āæa quiĆ©n de nosotros nos gusta que nos digan que no? En algo que queremos. Oye, Āæcómo ves? No. Oye, ĀæquĆ© te parece si vamos con nuestra familia? No. Wow, gracias, eres un gran hombre, un gran esposo. No nos gusta que nos digan que no. Y hay ese momento de Ā”ay! Pero la contraparte no es dejar de hacerlo, es hacerlo correctamente y lo veremos dentro de ocho dĆ­as, cómo ir desmenuzando esta parte. Para evitar provocar a nuestros hijos ira y desalentarlos, debemos criarlos y disciplinarlos adecuadamente. Ahora, siendo honestos, para mĆ­ fue una porción que me instruyó, me recordó, aprendĆ­ cosas nuevas y muchas de las cuales si somos honestos y nos miramos con el espejo de la palabra de Dios debemos pedir perdón a Dios. Debemos arrepentirnos y probablemente no solamente pedir perdón a Dios, sino tambiĆ©n a nuestros hijos, a nuestras familias y recordar que este llamado que Dios nos ha dado no es un llamado en nuestras propias fuerzas y nuestras capacidades. Hombres, padres, madres tambiĆ©n, la gracia de nuestro SeƱor estĆ” disponible para nosotros cada dĆ­a y eso que Dios nos ha llamado, tenemos la certeza y la confianza que lo podemos hacer o somos llamados a hacerlo en su poder, en su gracia, imitĆ”ndole a Ɖl como hijos amados, llenĆ”ndonos cada dĆ­a y recordar, SeƱor, cómo es posible. Yo leĆ­a esto, mi hermano, y de verdad digo, wow, he tenido momentos en los que he sido un terrible padre. Ahora, tambiĆ©n he tenido momentos en los que he sido un terrible hijo. ĀæSabes una cosa? El Ćŗnico padre perfecto y el Ćŗnico hijo perfecto sĆ­ recibió la ira que tĆŗ y yo merecĆ­amos. Ɖl tomó forma de hombre. Ɖl vivió la vida perfecta de obediencia, mis hermanos. La vida que ni tĆŗ ni yo podemos vivir perfectamente, ni como papĆ”, ni como hijo, Ɖl sĆ­ la vivió y Ɖl recibió el castigo en nuestro lugar. Ɖl que sĆ­ fue justo, recibió ese castigo por los injustos que somos nosotros para llevarnos a Dios. AsĆ­ que, padres, ahorita, en el tiempo de la oración, a lo mejor, tómate un tiempo y no solamente abrace su perdón, sino tambiĆ©n confĆ­a en su EspĆ­ritu Santo. Finalmente, para los jóvenes, sĆ© que todo lo que hemos dicho aquĆ­ puede ser como, ah, por eso yo puedo entonces comportarme asĆ­, y al final mi papĆ”, eso que dijo el pastor, lo ha hecho, lo ha hecho, lo ha hecho, lo ha hecho, es como un permiso y por eso yo reacciono asĆ­. No. Puse esto en pantalla. Estas cosas no han sido dichas para que ahora ustedes se sienten a juzgar a sus padres como jueces y mucho menos para que tengan una excusa para no obedecer. Ya vimos el llamado a obedecer, a honrar, y no hay momento en el que hay una excusa para no obedecer excepto cuando sea algo que sea contrario a la palabra de Dios. Hijos, yo no sĆ© cómo haya sido tu crianza, a lo mejor no tienes hijos, pero dĆ©jame decirte, yo no sĆ© cómo haya sido tu crianza, y a lo mejor tĆŗ, ahorita al escuchar estos elementos, tambiĆ©n pensaste en tu papĆ” o en tus papĆ”s, y es muy fĆ”cil decir, mira, yo la verdad, yo no creo en Cristo totalmente, yo no me puedo rendir porque mis papĆ”s decĆ­an ser cristianos, y se comportaron asĆ­, y ahorita que dices eso, no, pues menos, joven, tĆŗ que eres hijo, todo eso que hicieron tus papĆ”s, tampoco serĆ” un pretexto delante de Dios, cada uno darĆ” cuentas delante de Dios, y quizĆ” Dios hoy te ha traĆ­do para que rindas tu vida a Cristo, y asĆ­ como JesĆŗs le dijo a Pedro, cuando Pedro venĆ­a renegando al final del evangelio de Juan, y le decĆ­a, este seƱor, pues quĆ© onda con Juan, y quĆ© le dice JesĆŗs, bueno, si yo quiero que Ć©l quede, asĆ­ que, tĆŗ sĆ­gueme, y a lo mejor Dios te estĆ” diciendo el dĆ­a de hoy, bueno, mira, si tu papĆ” cometió ese tipo de errores, asĆ­ que, tĆŗ sĆ­gueme, mi relación es contigo, por los mĆ©ritos de JesĆŗs, y quiere salvarte a ti, Ć©l dio su vida por ti en la cruz, y quiere ser tu padre celestial, tu salvador, y tu rey. Ahora, pensaba en esto, y quiero terminar dando un poco de aliento tambiĆ©n a los papĆ”s, lo que Dios nos ha hablado, mis hermanos, sĆ© que muestra nuestras debilidades, nuestras carencias, pero escucha bien esto a Cristo, no le sorprenden, contrario a eso, Cristo quiere que la reconozcamos, y en su gracia, ayudarnos, como dice Hebreos 4, 15 y 16, porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino uno que ha sido tentado en todo como nosotros, pero sin pecado, por tanto, acerquĆ©monos con confianza al trono de la gracia, para que recibamos misericordia y hallemos gracia para la ayuda oportuna. Mis hermanos, padres, a Cristo no le sorprenden tus flaquezas, tus debilidades, y Ɖl te ha hablado, te ha redarguido, no es para avergonzarte y despreciarte, es para decirte, mira, yo te conozco, es mĆ”s, si alguien ha sido tentado para actuar pecaminosamente e iradamente contra sus hijos, es Ɖl, porque si alguien ha tenido hijos complicados, dignos de toda su ira y su desprecio, somos nosotros mis hermanos. Pero Ɖl nos dio gracia, nos dio amor, y hoy nos dice, mira, ante tus debilidades, no dejes que eso te avergüence y huyas, ven y acĆ©rcate al trono de la gracia, yo conozco esa debilidad y estoy dispuesto, en mi gracia, a darte ayuda oportuna. AsĆ­ que vamos a hacer eso, vamos a tomar un tiempo para orar, y al final vamos a orar a nuestro SeƱor. Padre, gracias por tu palabra, gracias porque Ā”Ah! Esto que hablaba ahorita, si ha habido hijos difĆ­ciles, como dice el apóstol Pablo, yo soy el primero SeƱor. Gracias porque no te has cansado de mĆ­, de nosotros SeƱor, y no solamente eso SeƱor, sino merecĆ­amos tu ira total, de tu justicia SeƱor. MerecĆ­amos seguir enemistados y alejados de ti, pero Padre, en tu amor decidiste absorber esa ira en la cruz que nosotros merecĆ­amos, para entonces, hoy Padre, ser instruidos con tu palabra, y recordando tu salvación, tambiĆ©n ver lo que tĆŗ nos has llamado a ser como papĆ”s, y SeƱores, si somos bien honestos, nos espejeamos con esto, y vemos nuestras debilidades, nuestras carencias SeƱor, y gracias porque no eres un Padre que te burlas de nosotros, gracias porque eres un Padre que tĆŗ si tenĆ­as las expectativas correctas de nosotros, y sabĆ­as que Ć­bamos a fallar SeƱor, gracias porque sabĆ­as SeƱor que te necesitĆ”bamos, y gracias porque diste en Cristo la solución a eso Padre, gracias porque hoy tambiĆ©n nos extiendes como le llamamos ahorita en Hebreo SeƱor. Esta invitación nuevamente, ante el conocimiento que tienes de nuestras debilidades y nuestra necesidad de ti, poder acercarnos confiadamente al trono de tu gracia SeƱor, y recibir de ti misericordia y ayuda oportuna. AsĆ­ que Padre, estamos delante de ti como papĆ”s, reconociendo nuestra debilidad, pidiendo perdón, y te ruego que nos guĆ­es tambiĆ©n en nuestras casas y nuestras familias, y buscando tu gloria SeƱor, ser humildes, poder modelar perdón, pero tambiĆ©n ser valientes SeƱor, y poder vivir amparados en tu gracia SeƱor, conforme a lo que hemos hablado SeƱor. Padre, guarda tambiĆ©n los corazones, y como hablamos ahorita al final, como hijo SeƱor, al final del dĆ­a, tĆŗ sĆ­ eres perfecto, tĆŗ fuiste el que derramaste tu sangre por ellos SeƱor, y a lo mejor hay jóvenes aquĆ­, o hijos como decĆ­a, que precisamente, los papĆ”s no dieron un testimonio, pero SeƱor, eso delante de ti no serĆ” una excusa, y hoy Padre, tĆŗ les has traĆ­do para extender tu perdón, y para extender esta salvación, y no salgan mĆ”s de aquĆ­ como ajenos, sino como hijos tuyos SeƱor, y que puedan ver SeƱor, que al final del dĆ­a, mĆ”s allĆ” de la vida de las demĆ”s personas, tĆŗ haces este llamado, a ti quĆ©, tĆŗ sĆ­gueme. Padre, gracias por tu palabra SeƱor, gracias porque nos redargulles, nos limpias, nos examinas, pero tambiĆ©n nos das juntamente la ayuda y la salida en Cristo Padre, ayĆŗdanos como familias, como papĆ”s, poder dar gloria a tu nombre, en la manera como vivimos, no solamente en la iglesia, sino en nuestras casas, y todo esto SeƱor, te lo pedimos porque anhelamos glorificar tu nombre SeƱor, asĆ­ que gracias, gracias porque sĆ© que tĆŗ nos has hablado Padre, gracias porque sabemos que contamos con tu EspĆ­ritu Santo, y gracias Padre porque contamos sobre todas las cosas, con la identidad de hijos amados SeƱor. Gracias Padre por este tiempo, en el nombre de JesĆŗs, AmĆ©n. Horizonte Tequisquiapan Somos una iglesia que confĆ­a camina y comunica a Cristo AcompƔƱanos Domingo a Domingo Te esperamos

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