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Predicación del domingo 7 de enero 2024 Horizonte Tequisquiapan Predicador: Hugo Ventura
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Predicación del domingo 7 de enero 2024 Horizonte Tequisquiapan Predicador: Hugo Ventura
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Predicación del domingo 7 de enero 2024 Horizonte Tequisquiapan Predicador: Hugo Ventura
The speaker is a church leader talking about the importance of having faith and being courageous in the Christian life. They mention a portion of the Bible in Ephesians and explain that being a Christian is not always easy, as there will be challenges and persecution. However, they emphasize the reward of being with God in eternity. They also mention the importance of fully committing to a life in Christ and not being afraid of the difficulties that may come with it. The speaker encourages listeners to persevere in their faith and not be discouraged by hardships. Somos una iglesia que confía, camina y comunica a Cristo. Acompáñanos domingo a domingo. Te esperamos. Y te decía cuando entrábamos, esta porción que realmente es una porción donde varios estudiosos lo han hecho en decenas de sermones estos últimos vertículos. Pero ahorita nosotros lo hemos hecho como de alguna manera más concreta, pero aún así ha implicado el que estemos dividiendo y el día de hoy vamos a estudiar únicamente dos vertículos. Así que aunque parece la recta final de Efesios, todavía nos vamos a tomar este domingo y dos más para terminar la carta a los Efesios. Pero bueno, dicho esto, vamos a ponernos de pie. Únicamente vamos a ver dos vertículos el día de hoy. Este es el versículo 16 y 17, pero voy a pedirte que me acompañes ahí, yo los voy a leer en esta ocasión únicamente para aprovechar también ahí a hacer un poquito de movimiento para no quedarnos ahí congelados en las sillas. Dice el versículo 16 y 17 de Efesios, sobre todo tomen el escudo de la fe con el que podrán apagar todos los dardos encendidos del maligno. Tomen también el casco de la salvación y la espada del espíritu que es la palabra de Dios. Vamos a orar. Señor, muchas gracias por el privilegio que nos das de comentar este año reuniendo nuevamente como tu iglesia y no queremos dar por sentado eso, sino queremos realmente agradecerte por tu fidelidad, por tu cuidado, por tu sustento, porque provees los medios para cada uno de los que estamos aquí. Y señor, ese es un tremendo regalo. No hay mejor lugar, señor, que estar en tu presencia, que habitar con nuestros hermanos, que adorarte. Y encima de todo eso, señor, que ya sería demasiado, nos das el privilegio de escuchar tu palabra. Así que padre, abre nuestros ojos, señor, que tu espíritu santo permita, señor, que toda esta verdad sea más que mera información y realmente afecte para bien nuestra relación contigo, señor. Gracias porque tú eres fiel. Gracias porque tu palabra es verdad, señor, y permanece para siempre. En el nombre de Jesús. Amén. ¿Podemos tomar nuestro asiento, hermanos? ¿Recuerdan hace ocho días terminamos el año precisamente estudiando Filipenses capítulo 3? Con este decía Pablo, una sola cosa hago, olvidando lo que queda atrás y extendiéndome hacia adelante, mirando hacia esta meta de obtener el supremo llamamiento en Cristo Jesús. Y me gusta esto porque lo hilaba directamente con la porción donde nos quedamos en Efesios. Y es que parte de este premio o gran parte de este premio del supremo llamamiento de Cristo es que estaremos al final del día con él. Y Apocalipsis 21, quiero recordarte un poquito esto, nos habla precisamente de lo que sucederá cuando estemos con él. Dice, versículo 3 de Apocalipsis 21, es una de las descripciones más hermosas y más concisas de lo que implicará estar en el reino de los cielos con nuestro señor. Dice, entonces oí una gran voz que decía desde el trono, el tabernáculo de Dios está entre los hombres y él habitará entre ellos y ellos serán su pueblo y Dios mismo estará entre ellos. Él enjugará toda lágrima de sus ojos y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado. Juan está diciendo que lo que nos espera ya en la eternidad será una comunión perfecta con Dios. Ya no habrá esos momentos de dolor, de tristeza. Yo no sé cómo terminó el año para ti, cómo comienza, pero estoy seguro que a lo largo de este tiempo ha habido aflicción en tu vida. Ya ha habido momentos de dolor, de tristeza y que dices, ¿cuándo va a terminar esto? Y debemos poner la mirada en lo eterno porque nos habla de que ya no habrá más dolor, no habrá más tristeza, pero por sobre todas las cosas Dios estará en medio nuestro y habitaremos con él. Y esa es la mayor gloria del reino, de estar en el cielo, que estaremos con nuestro señor Jesucristo. Ahora, ¿qué sucede en este tiempo, en lo que llegamos a esa nueva Jerusalén? Bueno, habrá muchas dificultades. Y mira lo que dice en este pasaje de Apocalipsis 21, en versículo 7, dice, el vencedor heredará todas estas cosas que te describí hace un momento, y yo seré su Dios y él será mi hijo. Entonces, evidentemente, hay una guerra que pelear. Estamos comenzando el año, mis hermanos, y la vida en Cristo, por supuesto que es bueno pensar y decir, espero que me vaya mejor, que sea un año de menor aflicción, aunque como decíamos hace ocho días, muchas veces Dios, en los lugares donde más se revele y más nos permite conocerle, es en medio del desierto, en medio de la aflicción, pero hay una guerra. Hay una guerra que pelear, y no será fácil. De hecho, mira lo que dice en este mismo pasaje de Apocalipsis 21, en versículo 8, después de hablar de este lugar glorioso, de esta relación total con nuestro Dios, mira lo que dice, hay un pero, dice, en versículo 8, pero los cobardes, incrédulos, abominables, asesinos, inmorales, hechiceros, idólatras, y todos los mentirosos no tendrán su herencia en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda. Habla de que muchos no llegarán a ese punto, muchos no llegarán a ese momento glorioso, muchos por abrazar su enemistad con Dios, sufrirán estas terribles consecuencias. Ahora, ¿te fijas quiénes son los que encabezan en este versículo? Dice, no habla de los fornicarios, ni de los ladrones, ni de los asesinos, sino que habla de los cobardes. Habla de los cobardes. Dice, hermanos, esto es importante, la razón por la que muchos serán condenados el día de juicio será por cobardía. Será por cobardía, será por personas que no quisieron abrazar totalmente la vida en Cristo, lo que implicaba en cuestión de dejar atrás, de buscar a Cristo y permanecer en Él, y entonces vivieron cómodamente en este mundo sin vivir contra la corriente de este mundo. Y dice la palabra de Dios que la vida en Cristo exige coraje, mis hermanos, exige determinación, porque muchas personas no se convierten totalmente, quedan ahí como que tibios, ni fríos, ni calientes, tienen miedo a dar este paso para realmente caminar con Cristo por cobardía. ¿Cobardía? Miedo a los hombres, miedo a perder familia, miedo a sufrir burlas, miedo a sufrir rechazos, miedo a pagar las consecuencias de ser reconocido como un hijo de Dios. Digo esto porque honestamente lo que estamos viendo en Efesios es una guerra espiritual, y viene junto con el paquete de ser hijos amados de Dios, de ser adoptados por gracia, y honestamente muchos se acercan al cristianismo o a la iglesia con una perspectiva muy equivocada de lo que implica ser cristiano. Lo ven con una visión muy romántica o muy utópica, o creen que ahora por venir a la iglesia o por venir a Cristo todos sus problemas se van a solucionar, que ya no habrá más aflicción, que ya no habrá más problemas, que su vida será fantástica, que será feliz y vivirán en un mundo color de rosa donde ya no habrá más dolor. Y eso no es verdad mis hermanos, eso no es verdad, no es lo que Cristo prometió, de hecho Cristo prometió que precisamente tendremos aflicción, aunque Cristo en su palabra nos da la seguridad de que la salvación es por gracia y únicamente por los méritos de Cristo, también habla de que tendremos que pagar un alto precio por seguirle a él, y eso implica que tendremos que tener coraje y valor. Mira lo que dice Hechos 14.22, dice, hablando Pablo, dice que fortalecía el ánimo de los discípulos, mira como los fortalecía, exhortándolos a que perseveraran en la fe y diciendo, es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. Él nos dice, es necesario que en esta vida estemos como en un spa todo el tiempo y vamos a estar como en un retiro espiritual caminando aquí en lo que nos vamos con el Señor, él dice, no, es necesario que atravesemos por muchas aflicciones. Pablo le dice a Timoteo, en segunda de Timoteo, capítulo 3, versículo 12, todos los que quieren vivir fiadosamente en Cristo Jesús serán perseguidos, todos los que quieren vivir conforme a la palabra de Dios, en su trabajo, en su familia, con sus amigos, sufrirán persecución. Ahora mis hermanos, yo no quiero desanimarte y no quiero darte tampoco una perspectiva equivocada de la vida en Cristo, definitivamente no hay nada mejor que estar en Cristo, la vida en Cristo es gloriosa. Yo doy gracias a Dios porque hace 10 años Él abrió mis ojos para verlo como mi Señor y Salvador y de hecho algo que yo platicaba constantemente con mi esposa, que es más joven que yo, se vea lejos, verdad, es que yo le decía, mira, si hay algo que a mí me duele, es como no me entregué con todo mi corazón más joven a Dios para servirle más años, para vivir conforme a su palabra. No hay algo más glorioso que tener un pasado perdonado, un presente consentido y no andar buscando aquí y allá en paliativos, filosofías, sino anclarte en esa roca, en ese creador y finalmente tener este futuro asegurado, esta experiencia eterna que por los méritos de Cristo moraremos con Él. Es lo más glorioso, pero eso no significa que no habrá aflicción, que no habrá guerra, que no habrá batalla de este lado del cielo. Cristo da por sentado que la aflicción vendrá y digo esto, mi hermano, porque si te has acercado a Cristo o a lo mejor dices, oye, ahora que he estado como más fiel, buscando su palabra, me he congregado, ya te estoy como sirviendo y de repente, oye, ha llegado enfermedad, ha venido escasez a mi vida. Veo que hay más problemas, veo que mis amigos me están abandonando y ¿sabes qué? Esto no es para mí. A mí no me dijeron que en esto consistía ser cristiano, mejor me voy. ¿Ya hay gente así? Como dice Cristo en Mateo 3, en la parábola del Sembrador, escuchan la palabra, pero al momento la reciben con gozo, pero cuando vienen los problemas o los afanes de esta vida, entonces se apartan, se apartan. Entonces, amigos, hermanos, es importante recordar esto, el reino de los cielos, una vida en Cristo no es para los cobardes. Mira lo que dice capítulo uno de Josué, ¿recuerdas este versículo famoso? Nos encanta tener en muchas casas cristianas y está padre que que meditemos en este versículo cuando le dice solamente esfuérzate y sé muy valiente y a veces lo leemos y pudiéramos pensar que la exhortación a Josué tenía que ver con la batalla terrible que él iba a tener contra los cananeos, pero no es así. El texto le dice esfuérzate y sé valiente para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó. No te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra. Dios le está diciendo sé valiente para vivir conforme a la palabra. La batalla más fuerte de Josué no era con los cananeos, era con su propio corazón que podría ser tentado a vivir fuera de la palabra de Dios. Ponía esto para resumir todo esto que estoy diciendo y quiero anclar esto el pasaje porque es algo que nos va Dios también a capacitar para vivir esta vida que exige esto de nosotros. Dios nos capacita, no nos deja a nuestras propias fuerzas. Ponía en pantalla vivir conforme a la palabra de Dios en un mundo antidios exige determinación y coraje. Yo recuerdo cuando estaba sin Cristo y a lo mejor te ubicas y dices no, yo no voy a dejar que nadie me diga qué hacer. Yo voy a ser un rebelde. Yo voy a hacer lo más difícil. Mi hermano, honestamente lo fácil es ir con la corriente de este mundo. Eso es lo fácil, hacer lo que todo el mundo hace. Para eso no necesita ser valiente. Eso es lo que todo el mundo hace. Pero el verdadero valor de vivir con coraje y valientemente tiene que ver en ir conforme, en ir opuesto a los valores de este mundo. En un mundo que vive para el dinero, para la fama, para los placeres, que vive dirigido por la inmoralidad sexual, hay que tener coraje para decir que no. Ahí en la universidad, ahí en el trabajo, ahí con tus amigos, eso implica coraje. El decir, yo voy a hacer lo que todo el mundo hace porque yo no voy a obedecer lo que la palabra de Dios dice. Eso no requiere nada de valor. No requiere nada de valor. Hay que tener coraje para mantenernos ahí como jóvenes honrando a nuestros padres en medio de compañeros que no lo hacen y que te están constantemente invitando a no hacerlo. Hay que tener coraje para mantenerte en medio de tanta inmoralidad sexual que se ve en las redes sociales, en el día a día de una manera tan cotidiana. Hay que tener valor para ser honestos en el trabajo. Hay que tener valor para pelear por nuestros matrimonios en lugar de como todo el mundo nos dice, ah mira, ya te aburriste, ya no te gusta. Pues dale, con otra persona. Hay que tener coraje para decirse es que no, lo que Dios unió no lo separa el hombre. Y voy a pelear por mi matrimonio, por mi familia. Eso requiere esfuerzo, requiere coraje. Mis hermanos, hay una lucha que vamos a vivir, hay una batalla espiritual y lo que Pablo nos ha venido hablando en Efesios capítulo 6. Ahora, lo hermoso y quiero decirte esto, es que Dios lo sabe y Dios nos dio las armas para pelear esto. Dios no nos soltó como, órale, pues ahí vas y acá nos vemos. Él dice, mira, yo sé lo que implica, pero yo estoy contigo todos los días y yo te doy armas para que pelees de esta manera que implica valor y coraje. Y es lo que estamos viendo en la armadura de Dios. El día de hoy vamos a ver tres elementos, ahí aparece el mapa. Versículo 1, este primer elemento nos habla del escudo de la fe. El elemento 2 habla del casco de la salvación. Y el elemento 3 habla de la espada del espíritu. De ahí, el título del sermón lo llamaba ¿Qué debo tomar para la batalla espiritual? Ahora, pareciera que es tomar algo de beber, pero si te fijas ahí en estos tres elementos, dice tomen, tomen, tomen. Habla de una responsabilidad, mis hermanos. Es como, mira, ahí están los elementos, es su responsabilidad tomarlos. Lo hemos dicho, como estos videojuegos que están tan de moda de ir agarrando estas armas, Call of Duty, Fortnite y cuestiones así, tú vas viendo ahí, mira, ahí están las armas, tú te acercas y tú las agarras. Dios nos está dando los elementos de la armadura y es nuestra responsabilidad tomarlas, no es la responsabilidad de nadie más, es nuestra responsabilidad. Mira lo que dice primero el escudo de la fe. Versículo 16. Sobre todo, tomen el escudo de la fe con el que podrán apagar todos los bardos entendidos del maligno. Ahí aparece la imagen, pues es un escudo. Al final, históricamente los soldados romanos utilizaban dos tipos de escudos. A los que les gusta ver a lo mejor películas ambientadas en esa época, se han dado cuenta que algunas veces peleaban como con unos escudos pequeños, pero también había un escudo más grande que era como de uno veinte por setenta y cinco, y es lo que Pablo está mencionando precisamente aquí, era un escudo grande. Este escudo protegía el cuerpo del soldado de una de las armas más peligrosas de aquellos días, que eran flechas empapadas con brea, que eran incendiadas y entonces se lanzaban hacia los soldados. De tal manera que si el soldado no traía ese escudo, pues literalmente su vida estaba fulminada. Eran armas letales esas flechas encendidas, era una pieza esencial en la armadura del soldado. Ahora, ¿qué tiene que ver eso con nosotros como creyentes? Bueno, como creyentes nosotros también constantemente el enemigo de nuestras almas, que vimos en versículo 11, nos está lanzando bardos de fuego y tenemos que ser conscientes de eso. De repente decimos, ¿de dónde vienen estos pensamientos? ¿De dónde vienen estas tentaciones? ¿De dónde vienen estas situaciones? ¿Hay alguien que está trabajando intencionalmente en tu alma para destruirte, para distraerte o para deprimirte? Lo veíamos hace algunas semanas. ¿Hay alguien que está trabajando día y noche para destruirte, para distraerte o para deprimirte? Es este enemigo. Ahora, ¿cuáles son esos bardos de fuego que el enemigo usa contra nosotros? Usa ahí en pantalla. Son pensamientos malignos que nos incitan al pecado, a la desconfianza y al desaliento, a la inmoralidad, al odio, a la amargura, a la envidia, a la ira, al orgullo, a los celos, a la codicia, al temor, a la duda. Sé honesto contigo mismo. A lo largo del día, ¿cuántos momentos tienes que viene desaliento? Ve las circunstancias y es como de, ¡híjole, esto sí es demasiado! ¿Cuántos momentos vienen que dices, ¿de verdad Dios está conmigo? ¿De verdad Dios me ama y permite esto? ¿De verdad Él es tan sabio y tan poderoso y entonces me permite atravesar por estas circunstancias? ¿Cuántos momentos vienen estas sensaciones de dudar de Dios? ¿Dónde está Dios? ¿Dónde está en este año que pasó? ¿Qué esperanza podría tener yo en este año? Y vienen dudas, viene desconfianza. Ahora, yo estoy seguro que todos como creyentes en algún momento hemos pasado este tipo de pensamientos, sobre todo cuando hay enfermedad, cuando hay escasez, cuando alguien peca contra nosotros, nos traiciona, nos lastima. En esos momentos terribles nos asaltan un montón de pensamientos que no surgen de la nada. Hay alguien que está intencionalmente arrojándolos para destruir, apagar nuestra relación con Dios, dudar de Él, para distraernos del gozo de Él o para deprimirnos poniendo la mirada en nosotros y en las circunstancias en medio de aquel que reina sobre todas las cosas. No sé si te ha pasado, yo pensaba en esto, digo, no tengo que pasar mucho tiempo explicando cómo funciona esto porque creo que todos hemos estado ahí y a lo mejor has estado en este momento que tú quieres leer la Biblia, algo bueno, y de repente empiezas a leerla y empiezas a pensar un montón de cosas que, híjole, dices, no, ya ni para qué leer. Así como está esta situación con mis hijos, así como está la situación económicamente, tiene desaliento, tiene desánimo. No, yo lo que debería de hacer más bien es mandarle un mensaje a esta persona porque me debe esto y esto, venganza, ganas de hacer justicia y asaltan pensamientos que aunque tú quieres hacer cosas buenas, al final del día hay alguien que te está incitando a hacer algo malo. Dice Romanos, recuerdas a Pablo cuando hablando de esta ley que hay en él y que se frustra y dice, miserable de mí, ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Porque yo queriendo hacer el bien, hallo la ley de que el mal está presente en mí y ahí estamos, estos malos pensamientos. Muchas veces cuando nos disponemos a hacer el bien, surgen situaciones que no son accidentales. Hay alguien que las maquina y que las lanza a nuestra mente y entonces estamos ahí queriendo hacer algo en pro de nuestra relación con Dios. Queremos congregarnos fielmente y de repente justo en esos momentos, es día de ir a la iglesia y curiosamente ese día, ay no, pero es que mejor tendría que terminar estos pendientes y empiezan a venir un montón de cosas que intentan distraernos de nuestra relación con Dios. Cada vez que intentamos cultivar nuestra relación íntima con Dios, vienen estos dardos malignos a nuestros pensamientos, nos distraen, muchas veces hasta con malos pensamientos, desánimo, desaliento. Hay momentos también donde la palabra de Dios te muestra algún pecado. Te muestra algo que miras, debes despojarte en esto, debes probablemente más bien ser intencional en ocuparte en esto y entonces te vienen pensamientos de justificarte. Ah, no creo que Dios haya dicho exactamente eso. Ay, así como que busque primero su reino y le baje a mi adicción por el trabajo. No, yo creo que eso es demasiado. Ay, que yo vaya y que perdone a esta persona que me... No, yo creo que no. Al final pues yo lo perdono en mi corazón y no tengo que ser intencional en ir a restaurar esa relación y vienen justificaciones y el diablo las usa para mantenernos ahí. No olvides, mi hermano, que Satanás en el desierto utilizó la Biblia también para atentar a Jesús y muchas veces nosotros también de alguna manera, aún en situaciones de pecado, Satanás manda malos pensamientos y es como, mira, puedes darte ese permisito. Al final del día, ¿no te acuerdas que David pecó también? Y David, pues es un hombre conforme al corazón de Dios. ¿Qué de malo tiene? Que tú te des un gustito y de repente saltan las tentaciones y entonces comienzan también estos malos pensamientos a torcer la Biblia y dices, ah, bueno, no pasa nada, te hago esto. Al final es por gracia. Malos pensamientos. ¿Y de dónde viene todo eso? Hay un enemigo, mis hermanos, que está encargado de lanzar todo eso. Satanás sabe cómo y cuándo actuar. Satanás sabe de dónde somos más débiles, cada uno de nosotros. En el capítulo seis, versículo once, revístanse con toda la armadura de Dios para que puedan estar firmes contra las insidias del diablo. Satanás tiene arzimañas, dice la reina Valera a Cichanza. Él actúa metódicamente. Él tiene un plan astuto para cada uno de nosotros. Ahora, hemos dicho esto y no estoy intentando justificar aún nuestras tentaciones, nuestro pecado y decir, ah, todo es culpa de Satanás. La Biblia nos habla de tres enemigos que tiene el creyente, que es el mundo, la carne y Satanás. Pero aquí, hablando de este pasaje, vemos que él tiene esta intención y no descanse en hacer eso. Ahora, mira esto que te voy a decir, y esto es algo que de verdad es mi anhelo, que Dios puede examinarnos. A mí de verdad me dio una buena repasada con esto que te voy a decir. A veces esos dardos de fuego, está ahí en pantalla, de Satanás, vienen a través de las personas. A veces esos dardos de fuego que desalientan, desaniman, que incitan al pecado, que incitan a quitar la mirada del reino de Dios, vienen a través de las personas. Por eso, cuando dijo en versículo 12 que nuestra lucha no es contra carne ni sangre, no, no es contra los hombres, pero Satanás utiliza a las personas. De hecho, hay esta escena muy clara que ilustra esto. En Mateo capítulo 16, recuerdas que Jesús está anunciando que es necesario que él sea entregado, que muera. Y entonces, Pedro lo aparta, le dice en versículo 22, que lo toma aparte y le dice, Señor, ten compasión de ti, que de ninguna manera eso te aconteste, que tú no atravieses ese terrible sufrimiento que nos estás diciendo. Y Cristo, en lugar de decirle, oye Pedro, qué locuente eres, gracias por ver por mí, gracias por ver que no es necesario que yo sufra, ¿verdad? Sería muy duro eso. No, Jesús le dice, versículo 21, pero volviéndose él, hablando de Jesús, dijo a Pedro, quítate de delante de mí, Satanás, que eres tierra de tropiezo, porque no estás pensando en las cosas de Dios, sino en las de los hombres. El Señor sabía muy bien a lo que venía. Y entonces identificó claramente que ese dardo o esas palabras no podían venir de Dios. Dios la había enviado a cumplir esta voluntad de dar su vida en sacrificio para rescatarnos, para gloria del Padre. Y aquí lo que Pedro le está diciendo es algo totalmente opuesto. Literalmente es todo lo que Satanás le ofrecía también en aquel momento del desierto. Y él está diciendo, no, no es necesario que padezcas. Mis hermanos, Satanás usó a Pedro para atentar a Cristo. Y si no nos cuidamos, también él nos puede usar a ti y a mí. Ahora, ¿cómo se ve esto? Y yo debo confesar esto, mi hermano, al estudiar esto dije, híjole, ¿cuántas veces he sido tan inocente o tan descuidado? Y muchas veces mis palabras o mis actos, aún no haciéndolo con esa intención, han terminado siendo más bien un instrumento de Satanás para desalentar, desanimar, obstruir el caminar de las personas a Cristo que ser un agente de gracia y de aliento. Por ejemplo, pensaba en esto, ¿cuántas veces sucede, aún dentro de las iglesias, creo que en casos muy comunes, lamentablemente, mamás que cada día, cada vez más, y doy gracias a Dios por eso, que tienen la posibilidad de dedicarle más tiempo a sus hijos y buscan cumplir ese llamado de Dios en sus casas, estar con sus hijos. Y de repente viene algún hermano o alguna persona, si tú quieres bien intencionado, y le dice, hermana, no es para tanto, está desperdiciando su vida, debería también de buscar algo en lo cual usted se pueda realizar. Y de repente, bien intencionado puede ser, pero está llevando la mirada fuera de lo que Dios ha llamado a esa mujer, o hay padres que están determinados y anhelando criar a sus hijos en la amonestación y disciplina del Señor, y se aparecen personas y dicen, oye, pero eso de disciplinar a sus hijos, eso ya habla con ellos, eso ya no se usa, lo de la vara, lo de la disciplina. Eso de hablarles tanto de Dios, de la palabra, más bien enséñalos y un montón de cosas, y a veces siendo bien intencionados terminamos siendo instrumentos de Satanás. Ahí vemos a jóvenes que están guardando o peleando por su pureza sexual, y como jóvenes dicen, mira, yo me voy a guardar, quiero invertirme en el reino de Dios, estoy esperando si Dios tiene alguien para mí en su tiempo. Y entonces vienen más jóvenes, más hermanos o gente allá afuera y, oye, no es para tanto, pues, ¿qué te cuesta ahí probar tantito? Pues tampoco es que te vayas a casar, pues tampoco tiene que ser algo en serio, no seas tan cuadrado, tan anticuado, ya no es tan radical eso el día de hoy. Hermanos queriendo ser fieles para congregarse y están animados, es que me gusta ir a la iglesia, me gusta ir a la oración, quiero servir, y aparece por ahí alguien bien intencionado y es, llévatela, relax, llévatela tranquilo, como que está siendo muy intenso, ya con que vayas el domingo y tú lees tu Biblia ahí en tu casa, no seas tan intenso. Bien intencionado si tú quieres, pero están muchas veces siendo más bien instrumentos de Satanás, desviando a las personas de poner su mirada en el reino. Y muchas veces también sucede esto cuando hay chismes, cuando hay murmuración, cuando hay desaliento, cuando se comienza a ver crítica unos a otros, y de repente aún detrás de una máscara muy espiritual, ah, no te has dado cuenta que el hermano. Y nos hacemos expertos en identificar el pecado de las demás personas y realmente eso termina siendo más bien dardos que desalientan, que desaniman, que llenan corazones de intriga, de amargura, y al final del día sembrando división y logrando lo que Satanás quiere que es destruir. Mi hermano, cuando Pedro estaba aquí hablando con Jesús, yo estoy seguro que Pedro no dijo, ay, me voy a dejar utilizar por Satanás para atentar a Cristo. Evidentemente él creía que estaba haciendo un bien, creía que estaba haciendo un bien, pero no era así. Él estaba siendo usado por Satanás. Debemos tener cuidado, mis hermanos, de no ser nosotros esos instrumentos por los cuales más bien estamos derribando, destruyendo, aún desviando a nuestras familias de buscar a Dios. Satanás es astuto, mis hermanos. Por eso es que nos llama a tomar el escudo de la fe, versículo 16. Sobre todo tomen el escudo de la fe con el que podrán apagar todos los dardos encendidos del maligno. Todos los dardos, dice ahí. Y habla de esta protección total. Mi hermano, ¿estás teniendo dudas del amor de Dios? ¿Estás teniendo estos pensamientos de que Él te ha abandonado? No te quedes ahí, no escuches esas mentiras. Ponte el escudo de la fe y recuerda que en su palabra dice que Él no nos abandonará, que Él está con nosotros todos los días hasta el fin. Dios no miente. Recuerda lo que veíamos en Romanos 8, 39. Nada nos puede separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús. Él ha dicho en Jeremías 31 que con amor eterno nos ha amado. Su amor no cambia. Entonces cuando vengan estos momentos de desánimo, de desaliento, no es como ¿de dónde surgieron? Bueno, surgieron de que hay alguien que está maquinando para que pienses así, pero Dios nos ha dado su palabra. Ponía en pantalla esto. Debemos pensar bíblicamente para poder contrarrestar los ataques del enemigo. Pensar con la palabra de Dios, poner delante de nosotros sus promesas. Es así como usamos el escudo de la fe. Mi hermano, si Dios ha prometido, Él lo cumplirá porque Él no puede mentir. Él no puede mentir y Satanás todo el tiempo nos está mintiendo, Él es mentiroso, Él es homicida. Y Dios nos ha dicho utiliza este escudo de la fe. Mira lo que dice un autor esto. La fe es el escudo del cristiano. El diablo no puede hacer nada contra ella. Sus peores ataques son frustrados cuando el creyente usa el escudo de la fe. La fe ofrece completa protección y hace el avance posible. Donde hay fe no hay nada que temer. Donde hay fe, fe es precisamente tomar la palabra de Dios, creer en lo que Dios ha dicho. Puse en pantalla esto, esta era una definición que usábamos mucho en Horizonte y me gusta como retomar esto porque van a venir estos flechazos, van a venir estos momentos e intentos de que haya desánimo, que haya desaliento, que haya una incitación al pecado. Y no es el tema de responder en cómo me siento. Ah bueno, suelta me siento así, tengo derecho. Mira lo que dice, fe es creer en la palabra de Dios, actuar acorde con eso, sin importar cómo me siento, porque Dios promete un buen resultado. Es creer lo que Dios ha dicho. No es porque nos parezca lógico, muchas veces no parece lógico y dice, cómo me estás diciendo que me están faltando al respeto un buen, que me están ofendiendo ahí en el trabajo, que me menospreza mi jefe. Yo tengo que ir a decirle, es más, yo lo voy a ajustar, yo sé pelear, yo fui educado en boxing, caral, le voy a... Oye, pero la palabra de Dios te habla de que, al contrario, que ames, que ores, que bendigas a tus enemigos, que no ocupes la venganza en tus propias fuerzas. Eso es algo ilógico, no es algo que naturalmente alguien sentiría. Pero la palabra de Dios nos llama a actuar así, no como nos pintamos, sino creyendo que Dios es fiel y que su palabra es verdadera. Fe, con ella hay otra definición que puede ayudar también, es tomar a Dios y su palabra, aceptar su enseñanza, obedecer sus mandamientos, tomar en serio, me gusta eso, tomar en serio sus advertencias y apropiarse de sus promesas, apropiarse de sus promesas. Por eso la palabra de Dios dice que los creyentes andamos precisamente por fe y no por vista. Mis hermanos, tenemos la certeza, porque la palabra de Dios dice, porque Dios mismo lo dijo y por eso es suficiente para creer que lo que nosotros tenemos en la palabra de Dios es más seguro que todo lo que nosotros podemos ver con nuestros ojos, que todo lo que las circunstancias puedan decirnos, que todo lo que las demás personas pudieran hablarnos, la palabra de Dios permanece para siempre. La palabra dice que todo prevalece, todo puede terminar, todo pasará, el cielo y la tierra pasarán, pero la palabra de Dios permanecerá. ¿Qué es lo que hace la fe en este caso hablando cuando vienen estas flechas, estos ataques? La fe pone a Dios delante de ti, te abre los ojos del alma para que puedas ver a Dios y su poder, su sabiduría de Dios y su amor. Pensaba en esto, y hay momentos que las circunstancias constantemente nos rebasan. ¿Cómo podré mantenerme firme en esto? ¿Cómo podré mantenerme firme en el llamado que Dios me ha dado en este ministerio que me está rebasando? Los enemigos parece que se levantan y parece que yo cada vez me hago más débil y que se sale de control. Bueno, hay un ejemplo que podemos ver, por ejemplo, con Moisés. ¿Recuerdas a Moisés? ¿Cómo va y enfrenta a Faraón? Y no es que Moisés precisamente era alguien admirable por sí mismo, sino que dice la palabra que él estaba viendo al invisible. Él veía no a los enemigos o a las circunstancias que tenía enfrente que eran humanamente hablando poderosos para abatirlo y para derrotarlo, sino que veía por detrás de eso al invisible, que es poderoso y que está por encima de todas las cosas. Ahorita pensaba, no sé si has visto este meme, híjole, no sé si lo conozcas, pero es un meme que está un monito con un garrote y así llega como que quiere golpear a otro, a uno chiquito, chiquitito así débil. Y el chiquito débil está muy feliz viendo al malo, pero no está feliz por el malo, sino porque atrás del malo está alguien más grande que el que está aquí enfrente y ya luego secuencialmente después llega el otro más grande allá y el otro más grande allá y así. Pero este malo que viene como a amedrentar al pequeñín, no puedo entender cómo es que él está tan firme, tan estable, tan decidido a enfrentarme, si yo evidentemente soy más poderoso. Porque está viendo al invisible, por decirlo así, lo que sucedía con Moisés. Dice, hermano, Moisés no era más fuerte que ni tú ni que yo, pero Moisés tenía fe en ese momento. No es que fue por sus propias fuerzas y que fue más valiente por sí mismo, pero se sostuvo ante la adversidad porque estaba viendo al invisible. Por eso decíamos al inicio que los cobardes no irán al reino de los cielos. Alguien decía, hablando de este tema, me clavé un poco porque honestamente te abro mi corazón y yo en varias áreas sí tiendo a batallar como con, ay no, a no animarme a dar ciertos pagos, de alguna manera hasta cobardía si tú quieres. Y es como, oye, es un pecado severo porque tú estás dejando de ver aquel que es poderoso y que está peleando por ti, aquel que va al frente por ti, pero también va detrás de ti, como esta nube y como esta columna. Y el hecho de vivir cobardemente es un pecado severo porque estamos dudando de aquel que es poderoso. Decía alguien, estudiando de esto, el infierno estará lleno de gente cobarde. Por eso Apocalipsis conecta la cobardía con los incrédulos. Contrario a eso, Proverbios 30, mira lo que dice Proverbios 35, probada es toda palabra de Dios. Él es escudo para los que en Él se refugian. Dios es nuestro escudo cuando confiamos en Él. La fe hace eso, nos coloca al lado de Dios. La fe dice, mira, esto me suena probablemente ilógico, mis sentimientos no dictan que camine en esta situación o en esta dirección, pero yo confío que la palabra de Dios es verdad y quiero ser gobernado conforme a ella. Mi amado hermano, hasta el día de hoy, ¿qué tan consciente estabas tú de los bardos de fuego del maligno? ¿Con cuánta frecuencia usas este escudo de la fe cuando eres atacado? Esto va directamente aplicado con la palabra de Dios. ¿Estás tú creciendo en el conocimiento de la palabra de Dios para que puedas hacer un uso eficaz cuando vengan estas amenazas, estas acechanzas? ¿Cómo podríamos ponernos este escudo si no estamos pasando tiempo en la palabra? ¿Cómo podemos aferrarnos a promesas que no conocemos? ¿Cómo podemos traer a nuestras mentes en ese momento preciso esperanza cuando no hemos habitado en eso? Y por eso te decía, toma esto, tómalo tú, es una responsabilidad de cada uno de nosotros. La palabra es verdad, mis hermanos. Yo pensaba en esto y te quiero poner un ejemplo como práctico. Comienza el año, está duro ya de adulto. Les digo, oye, los papás está duro. Comidas, eventos, compromisos, inscripciones, regalos. Mi hija cumple años el primero de enero, échatela, todavía remata, reyes. Y empieza el año y es una cuesta. Es una cuesta. Ah, si la cuesta de enero, tanto decían, ¿verdad? Es duro. Y muchas veces creemos que todos nuestros problemas o el sentido de la vida se resolvería teniendo más dinero. Y vivimos preocupados, vivimos afanados. Sí, mi hermano, a mí también me llegan esos momentos, esos pensamientos de, híjole, ¿y ahora cómo le vamos a hacer? Y cuando Anita crezca y también tenga que ir a la escuela. Y vienen esas situaciones. Satanás nos llena de pensamientos de duda. Nos distrae del propósito de buscar primeramente el reino. Nos desalienta, nos desanima, nos deprime. Pero ¿qué dice el Señor? Mira, ese es un ejemplo, el escudo de la fe, Mateo 6.25. Por eso les digo, no se preocupen por su vida. ¿Qué comerán o qué beberán? Ni por su cuerpo, ¿qué vestirán? ¿No hay la vida más que el alimento y el cuerpo más que la ropa? No se afanen, dice. Está diciendo, ¿quién te dio la vida? Dios te dio la vida. ¿Y el que te dio la vida no ha llenado tu plato de comida cada día? El que te dio el cuerpo, el que te dio forma desde el vientre de tu madre, no tiene poder para darte la ropa que tú necesitas. Versículo 26. Miren las aves del cielo que no siembran ni ciegan, ni recogen en graneros, y sin embargo el Padre Celestial las alimenta. ¿No son ustedes de mucho más valor que ellas? ¿Y quién de ustedes, por ansioso que esté, puede añadir una hora al curso de su vida? ¿Y por la ropa? ¿Por qué se preocupan? Observen cómo crecen los lirios del campo, no trabajan ni hilan. Pero les digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos. Se vistió como uno de ellos. Y si Dios viste así a la hierba del campo, que hoy es y mañana es echada al horno, ¿no hará hoy mucho más por ustedes, hombres de poca fe? Sin el mismo Dios que creó las aves, que creó las flores, las alimenta, las viste. ¿Por qué se preocupan? ¿No hará mucho más por ustedes, hombres de poca fe? ¿Cuál es el problema? No son las circunstancias, es la poca fe. Perder de vista a este que es más grande que las circunstancias que parece que nos van a destruir. Y de hecho termina diciendo este pasaje, este versículo glorioso, no dice, no hagas nada. Dice versículo 33, yo creo que si eres creyente todos lo sabemos, mas buscar primeramente el reino de Dios y su justicia y todas estas cosas serán añadidas. Dios no dice, no hagas nada y espérate. Y no, sé intencional en buscar, vivir para mi reino, vivir para mi gloria. Esa es una buena manera, cuando vengan esos momentos de, híjole, de duda, híjole, ¿qué le vamos a armar para acabar la quincena? Tienes un Dios que te cuida, tienes un Dios que proveerá. Y más bien como hablábamos hace ocho días en Tesalonicenses respecto a la voluntad del Señor, es que estemos siempre gozosos, que estemos siempre agradecidos, porque un corazón agradecido que constantemente habla y pronuncia, la gracia y las bondades que ha recibido de Dios, es un corazón que constantemente se está lavando, se está lavando de la ingratitud y la amargura y la duda. Ahora, hay otro elemento que menciona aquí Pablo, que es el casco de la salvación. Digo el yelmo porque en la Reina Valera es el yelmo de la salvación, y a lo mejor tú lo conoces y dices, ah, el yelmo de la salvación, bueno, es un casco, en la Nueva Vila de las Américas lo traduce literal, versículo 17, tomen también el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios, aparece ahí la imagen, el yelmo evidentemente era la pieza de la armadura que cubría la cabeza del soldado. Me encantó este detalle, es uno de los detalles más importantes Me encantó este detalle, es uno de los elementos que realmente también me trajo demasiada esperanza y enfoque. Recuerda esto, Pablo está hablando a cristianos, él no está refiriendo al texto de que debían apropiarse de la salvación que ellos no tenían, ellos ya le están hablando a gente que ya habían abrazado esa salvación, está hablando más bien de un tema futuro. Mira cómo lo explica un poquito más en Primera de Tesalonicenses, capítulo 5, versículo 8, dice, pero puesto que nosotros somos del día, seamos sobrios, habiéndonos puesto la coraza de la fe y del amor, y por casco, la esperanza de la salvación. Entonces aquí el punto no es, recuerda que yo ya soy salvo, sino la esperanza hacia el futuro, aquello que nos espera. Aquí está hablando de tener la seguridad de lo que Dios hará por nosotros con toda certeza, lo que leíamos al final, bueno al inicio en Apocalipsis, capítulo 21, que tenemos una herencia segura, echar mano de eso, ponía esto en pantalla. Debemos protegernos en el hecho de que la salvación final está asegurada para los cristianos, porque es una salvación que está en las manos de Dios, no en las nuestras. Ahora si hay algo honestamente, si eres cristiano y si eres bien honesto, constantemente Satanás nos está desanimando, nos está acusando. Dice Romanos 8.1, que no hay ninguna condenación para los que están en Cristo, pero Satanás apenas tropiezas tantito, apenas aparece ahí un destello de pecado, el aprovecha eso y te quiere hundir. ¿Meta vas a ir a la iglesia? ¿En serio quieres orar? ¿En serio quieres buscar la palabra de Dios? Ah, ya deja de engañarte. ¿En serio crees que vas a morar ahí en lo que leyeron de Apocalipsis 21? Recuerda que no es por nuestros méritos, no es por nuestras fuerzas. Recuerda que fue asegurada en la cruz cuando Cristo dijo, consumado es, pagado por completo. Tenemos la certeza que estaremos con él, porque esta salvación no depende de nosotros, sino de Cristo. Mis hermanos, cuando vengan estos momentos de desaliento, de desánimo, como te decía hace rato, momentos cuando queremos buscar lo espiritual, aparece un montón y lo hemos dicho domingos en la mañana. Si quieres leer con tu familia la Biblia, hay oposición, hay tensión. Pero si quieres ir a un partido, pues rara vez. Si acaso, a lo mejor tu esposa ya no está tan contenta de que vayas tanto. Pero es como, vamos, una película. Ah, vamos, que padre. Y generalmente esas situaciones no traen mayor oposición. Pero cuando uno busca, realmente buscar la voluntad de Dios, vienen batallas y a veces reaccionamos mal. Y en medio de ese reaccionar mal, vienen pensamientos de desaliento y de querer abandonar esto. Ah, pues sí, mejor ya no voy a ir a la iglesia. Debemos proteger nuestras mentes con este pensamiento, mis hermanos. Cuando vengan esos momentos de acusación y de desánimo, recuerda esto. Esta lucha no será para siempre. Algún día dejaremos atrás este campo de batalla. Algún día dejaremos este cuerpo que aún sigue batallando con el pecado. Y algún día nunca tendremos más problema con eso. Ya no habrá más tentaciones, ya no habrá más vergüenza por haber pecado contra Dios. No habrá más dolor ni tristeza. Algo de lo que a mí me fascina el solo imaginarme, no logro alcanzar a comprenderlo por el pecado que aún muere en mí. Pero es que estaremos delante de nuestro Señor sin pecado. Podemos adorarle sin distracción. Es decir, estaremos día y noche adorándole, conociéndole. Y a diferencia aquí, hay momentos en los que a mí me encanta alabar a Dios y estoy adorando a Dios. Pero vienen pensamientos súper random y ahí estás queriendo cantar y alabar. Y empiezas a pensar cosas que te distraen. Ay, ¿dónde vamos a ir a comer? Ay, ¿por qué otra vez? ¿Y qué habrá pasado con este hermano? O, híjole, ya habré cerrado bien la puerta. Cuestión es así. Y de repente también puede venir tristeza, puede venir desánimo. O estamos cantando por cantar sin entender. Ya muchas veces lo que estamos cantando hay distracción. Pero, mis hermanos, llegará el día en que nuestros ojos verán a Cristo. Estaremos con Él y adoraremos. Y en cuerpos glorificados, mis hermanos, lo haremos perfectamente. Por eso Pablo dice, no te claves en esto de aquí. Ponte este casco. Recuerda lo que ya viene, la seguridad que hay en Cristo. Mira lo que le dice Pablo, en Primera de Timoteo, refiriéndose a Timoteo, después de que habla precisamente de cuidarnos del amor al dinero, de cuidarnos de la codicia, porque eso nos lleva a la perdición. Él le dice más bien que siga la piedad, que siga el amor, que siga la fe. Y le dice, Primera de Timoteo 6.12. Pelea la buena batalla de la fe, Timoteo. ¿Otra vez esta batalla? ¿Cómo? Echa mano de la vida eterna a la cual fuiste llamado. Echa mano de esa esperanza y esa certeza que ya tienes. Mis hermanos, si queremos pelear bien, debemos mantener fijos nuestros ojos en la gloria que nos espera. No dejar que el diablo nos desaliente haciéndonos pensar que cada día es inútil, que cada situación nos va a superar, nos va a destruir. Recuerda que tenemos la victoria asegurada. Mira lo que dice Romanos 8.18. Pues tengo por cierto, si estás atravesando alguna aflicción, pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que nosotros ha de manifestarse. No son comparables. La vida en Cristo, honestamente, quisiéramos a veces que fuera como todo de bajadita, o por lo menos todo planito, ¿no? Pero es sube y baja, sube y baja, y hay baches, y luego hay otros que tienes que como redireccionar, pero no se compara. Mira, me acordaba ahorita, hace como dos o tres semanas tuvimos la oportunidad de estar allá en Bernal, en un retiro con los pastores de Horizonte Querétaro, y uno de los momentos más hermosos fue que pude estar con mi esposa solos, prácticamente por primera vez, que pudimos encargar a nuestras hijas durante tres días, y nosotros estábamos fascinados porque pudimos ir a subir la peña de Bernal. A lo mejor tú dices, ay, eso qué, yo la puedo subir siempre. Bueno, para nosotros, en nuestra etapa de la vida, es algo que era prácticamente imposible, porque mis hijas dan tres pasitos y quieren que lo cargues, y sería imposible subir así la peña. Pero si tú has subido la peña, creo que has comprobado que es algo cansado, es algo pesado. Hay momentos que ves por ahí la banquita y ya te quieres sentar, y todavía no llegas y dices, ¿cuánto falta? No, pues ya está el barandalito, y vas avanzando y parece que el barandalito también se va alejando, y se va alejando, y se va alejando, y parece que es algo muy difícil, que no vas a acabar o que vas a acabar mejor retrocediendo. Bueno, así estábamos nosotros ese día, y ya, y ya, y ya, pero al llegar arriba, el regalo es hermoso, la mirada que te da estar ahí en la peña, y las fotos, y las nubes, y ver todo eso, de verdad la vista es algo, es algo que dices, hay un Dios poderoso que creó esto, los cielos cuentan la gloria de mi Señor, es algo hermoso. Bueno, así es la vida cristiana también, mi hermano. Muchas veces se va a poner pesado, se va a poner más difícil que estar subiendo la peña, pero el sitio donde nosotros vamos y que tenemos asegurado, porque es por los méritos de Cristo, es mucho más glorioso que estar por encima de cualquier peña en este planeta. Nosotros vamos a esta canaán celestial, estaremos con Dios y Dios estará en medio de nosotros, y le adoraremos sin tristeza, sin dolor, con un cuerpo glorificado en el cual no habrá pecado, no habrá distracción, y por lo tanto estaremos plenos totalmente y perfectamente en Él, y todo eso por los méritos de Jesús. Alguien decía, a manera de detalle, respecto al libro de Apocalipsis, y hace algunos años lo enseñaron allí en Horizonte, Querétaro, ahí puedes escucharlo también, vertículo a vertículo, pero el libro de Apocalipsis trae como muchas figuras, y a veces para algunas personas es complicado, y dicen prefiero no meterme ahí, porque aparecen ahí como monstruos y fieras, y que es algo complicado, pero al final de cuentas, mis hermanos, lo que Apocalipsis nos muestra, es que al final de todo eso los creyentes ganamos, al final de todo eso, los creyentes tenemos la victoria asegurada, y lo que Pablo está diciendo es, ponte ese casco siempre, recuerda eso, por más que estés en medio de esa subida, que las aflicciones de este mundo te intenten destruir o consumir, recuerda que nada se compara con la gloria venidera que nosotros ha de manifestarse. Finalmente, vamos a ver la última pieza de estos versículos, y es la espada del espíritu, versículo 17, es un detalle que dice, tomen también el casco de la salvación, o el yelmo, si eres más tradicional, y la espada del espíritu, que es la palabra de Dios. Hay un detalle aquí, Pablo hasta ahorita nos ha dicho cómo defendernos, defendernos, defendernos, defendernos, cómo incluso también huir rápidamente, cuando habló del calzado del Evangelio de la Paz. Esta arma, de la espada del espíritu, es particular porque es la única arma ofensiva. Ahora, Pablo está aquí dando como un giro, nos viene hablando de cómo defendernos, pero ahora nos habla que también debemos tener una actitud de ataque, y ponía en pantalla esto, los creyentes no debemos limitarnos únicamente a defendernos, puse ahí entre paréntesis ratonear, ahorita te explico, no debemos limitarnos únicamente a defendernos, no debemos limitarnos únicamente a defendernos, tenemos un reino que conquistar. Si eres de términos futbolísticos, perdóname si no, mi hermano, mi hermana, pero ratonear, es una palabra que, la verdad es algo que no es algo grato dentro del fútbol, ratonear es el equipo que se repliega atrás, y que le dicen, oye ese equipo casi pone dos porteros, y tiene ahí nueve defensas, no le interesa proponer el partido, ir a atacar, interesa nada más, que no le hagan gol, y eso, para el espectador es muy aburrido, porque uno quiere ver, goles, quiere ver acción, y generalmente ese tipo de equipos, que ratonean y que no quiero señalar a ninguno en específico, para no herir susceptibilidades, así como, no voy a decir exactamente quién, pero Pablo nos está diciendo, no somos llamados a vivir de esa manera, como encerrados, como a la defensiva, nada más estar cuidándonos, somos llamados también, a ir al ataque, tenemos una misión como creyentes, que es proclamar la palabra de Dios, para la salvación de los perdidos, y la edificación del creyente, mire esta foto que da Jesús, en Mateo 16, 18, dice yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, no prevalecerán contra ella, la imagen que Cristo está dando aquí, no es la de un grupito, como atrincherado, como no hay que salir para nada, ni al mundo, y todo me voy a estar cuidando del diablo, y para que no me conquiste, esa no es la figura que Cristo está dando, la figura que Cristo presenta, es de la iglesia, de los creyentes, como un ejército conquistando un reino, y el diablo es el que está atrincherado, por eso dice que las puertas del infierno, están abiertas, y el diablo está terminando esto, porque después de hablarnos de cómo defendernos primariamente, nos recuerda este llamado, esta identidad, y revestirnos de esto diariamente, puse en pantalla, después de que evidentemente tenemos que defendernos de estos ataques del enemigo, no olvidar que tenemos que atacar, porque tenemos un reino que conquistar, y para ello se nos ha provisto una arma poderosísima, es infalible, es inerrante, y es toda suficiente, y es la palabra de Dios, esa es la palabra del Espíritu, puse en pantalla esto, cuando usamos las escrituras adecuadamente, por medio de ellas, se manifiesta el poder del Espíritu Santo, para edificar a los creyentes, y para salvar a los perdidos, por eso es la importancia de la palabra de Dios, había gente que si me ha dicho, como oye es que hay como que duran mucho las predicaciones, la palabra, y la palabra, y Jesús, bueno, es que nosotros atendiendo a la palabra de Dios, debemos insistir en predicar la palabra de Dios, es lo que nosotros damos como prioridad, podría ser un culto más entretenido, más cool, a lo mejor aflorar a las emociones, lo hemos dicho utilizando otro tipo de estrategias, y a lo mejor la gente, ah hoy sentí como la presencia, porque algo sucedió en mi interior, la palabra de Dios, no ha sido expuesta con fidelidad, con claridad, mi hermano, honestamente, hemos venido a perder el tiempo, mira lo que dice Juan 17, 17, Jesús orando al Padre, santificalos en tu verdad, tu palabra es verdad, tu palabra es verdad Señor, o que queremos vivir a la verdad, están buscando la verdad, ah es que le busco por aquí, por allá y nada, nada se hace a mi alma, en el día de hoy, Dios dice no, Jesús se define a él como el camino, la verdad y la vida, y no es algo etéreo, como ah Jesús, una gente ahí, no, vea su palabra, ahí está escrita su verdad, él es la verdad, mira lo que dice Pablo a Timoteo, en segunda de Timoteo 3.16, toda escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, reprender, corregir, esto es muy clásico, que habla de esta inspiración o en el original es más bien exhalación, que Dios la exhaló, ahora sabes que es lo que le dice Pablo después de estos versículos a Timoteo, le dice predica la palabra, fíjate dos versículos después, en primera de Timoteo 4.2, le dice Timoteo predica la palabra, insiste a tiempo y fuera de tiempo, amonesta, reprende, exhorta con mucha paciencia e instrucción, porque la palabra de Dios es útil, mira como Pablo, le dice a los tesalonicenses, en primera de tesalonicenses 2.13, por esto también, nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibieron la palabra de Dios que oyeron de nosotros, la aceptaron no como palabra de hombre, no fue como la palabra de Pablo, no, sino como lo que realmente es la palabra de Dios, la cual también hace su obra en ustedes los que creen, Pablo dice la palabra de Dios actúa, es la palabra de Dios la que hace su obra en cada uno de nosotros como creyentes, no los sueños, no visiones, no nuestro propio corazón, sino la palabra que es la verdad, mis hermanos de ahí, la importancia de habitar en la palabra de Dios, de conocer la palabra de Dios, ahora eso habla de la edificación para los creyentes, pero también en el tema de los perdidos, mira este pasaje muy concreto, Romanos 10.17, los inconversos, escuchando la palabra de Dios, dice así que la fe viene del oír y el oír por la palabra de Dios, no habla de un tema de estrategias, de métodos, habla un tema de ser fiel a la palabra de Dios, dice en primera de Corintios 1.21 que precisamente agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación, así que mis hermanos, es importante la palabra de Dios y la palabra de Dios y la palabra de Dios y la palabra de Dios y la palabra de Dios y la palabra de Dios y la palabra de Dios y la palabra de Dios y la palabra de Dios y la palabra de Dios y la palabra de Dios y la palabra de Dios y la palabra de Dios y la palabra de Dios y la palabra de Dios y la palabra de Dios y la palabra de Dios y la palabra de Dios y la palabra de Dios y la palabra de Dios y la palabra de Dios y la palabra de Dios y la palabra de Dios y la palabra de Dios y la palabra de Dios y la palabra de Dios y la palabra de Dios y la palabra de Dios y la palabra de Dios y la palabra de Dios y la palabra de Dios y la palabra de Dios y la palabra de Dios y la palabra de Dios y la palabra de Dios y la palabra de Dios y la palabra de 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